SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.64 número5Tratamiento de pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) por médicos clínicos generalesMedicina, Investigación y Educación índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680versión On-line ISSN 1669-9106

Medicina (B. Aires) v.64 n.5 Buenos Aires sep./oct. 2004

 

Moléculas de adhesión: su papel en la fisiopatologIa cardiovascular

Ariel Jaitovich1,  2, Guillermo Jaim Etcheverry1

 1Departamento de Biología Celular e Histología, 2Departamento de Medicina Interna, Hospital de Clínicas José de San Martín, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires

Dirección postal: Dr. Ariel Jaitovich, Departamento de Biología Celular e Histología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Paraguay 2155,  1120 Buenos Aires, Argentina. E-mail: arieljaitovich@hotmail.com

Resumen
Las moléculas de adhesión son receptores de membrana que participan en  diversas funciones vinculadas al tráfico celular, a las interacciones célula-célula y célula-matriz extracelular. Tres grupos de estas moléculas, conocidas como"adhesinas", están relacionados con la enfermedad cardiovascular: integrinas, selectinas y superfamilia de inmunoglobulinas. Intervienen en los fenómenos de activación y disfunción endotelial y se vinculan a la patogenia de la enfermedad coronaria, la injuria por reperfusión, el rechazo del corazón transplantado, la miocarditis, la miocardiopatía hipertrófica, etc. Se asocian también con el mecanismo de acción de las estatinas. El dosaje de los niveles séricos de las moléculas de adhesión  tiene valor diagnóstico y predictivo de diversas enfermedades cardiovasculares. Esta revisión enfoca las variadas funciones de las adhesinas y se orienta sobre diversas posibilidades terapéuticas derivadas de su conocimiento.

Palabras clave:  Moléculas de adhesión; Disfunción endotelial; Activación endotelial; Enfermedad coronaria; Injuria por reperfusión; Miocardiopatía hipertrófica.

Abstract
Adhesion molecules. Their role in cardiovascular physiopathology. Adhesion molecules are membrane receptors that mediate several functions related to cell traffic, cell-cell interactions, and cell-matrix contact. There are three important groups associated to cardiovascular disease: integrins, selectins, and the immunoglobulin superfamily. They are involved in the endothelial disfunction and activation processes, and are related to the pathogenesis of coronary artery disease, reperfusion injury, allograft vasculopathy, myocarditis, hypertrophic myocardiopathy, etc. Also, they are related to the mechanism of action of statins. Serologic titer of these molecules has diagnostic and predictive value on diverse cardiovascular diseases. This review focuses on the functions of adhesins and discusses various therapeutic possibilities based on their recognition.

Key words: Adhesion molecules; Endothelial disfunction; Endothelial activation; Coronary artery disease; Reperfusion injury; Hypertrophic myocardiopathy.

     Las moléculas de adhesión son receptores de membrana que intervienen  en diversas funciones relacionadas con el tráfico celular; con interacciones entre células; y con la adhesión de células a la matriz extracelular. Participan en procesos tan variados como crecimiento, diferenciación, migración y apoptosis1.
     En el caso específico del aparato cardiovascular, las interacciones adhesivas se vinculan tanto con su desarrollo y funcionamiento normales como con sus alteraciones patológicas. Actúan regulando la formación del trombo; facilitando la infiltración leucocitaria; participando en la migración y proliferación de las células musculares lisas y estimulando el depósito de tejido cicatrizal2. En los últimos años, ha aumentado sustancialmente el interés por conocer las diversas propiedades de las moléculas que median estos procesos.
     Hasta el presente, se han descripto tres grupos de moléculas de adhesión vinculadas con la enfermedad cardiovascular: integrinas, selectinas y moléculas pertenecientes a la superfamilia de las inmunoglobulinas. El objetivo de este trabajo consiste en revisar las diferentes funciones que las moléculas de adhesión desempeñan en la patogenia de las enfermedades cardiovas-culares, lo que permitirá en algunos casos comprender diversos procesos de importante complejidad. También se explicarán posibles alternativas terapéuticas basadas en la manipulación farmacológica de las mencionadas moléculas.
     Inicialmente, se describirá la estructura de las moléculas de adhesión y sus roles generales en el tráfico celular. Luego se analizará su importancia en la fisio-patología de aquellas enfermedades cardiovasculares en que juegan un papel destacado. Finalmente, se describirá la utilidad diagnóstica y predictiva del dosaje de las concentraciones séricas de las adhesinas.

Estructura y función de las moléculas de adhesión

Integrinas. Se trata de receptores glucoproteicos compuestos por dos subunidades, denominadas cadenas a y b. Como su nombre lo sugiere, facilitan la integración celular al medio circundante mediante la adhesión de diferentes células entre sí, y entre células y la matriz extracelular, pudiendo generar diversas señales intracelulares. A diferencia de otros receptores, poseen muy baja afinidad por sus ligandos y se encuentran presentes en un número mayor. Estas características constituyen la base del efecto velcro, que permite a las células adherirse débil pero simultáneamente a un gran número de moléculas de la matriz extracelular, logrando de este modo "explorar" su medio ambiente sin perder totalmente su afinidad con el mismo. Las integrinas más destacadas son las pertenecientes a la subfamilia b1, que participa principalmente en la adhesividad de las células al fibrinógeno, colágeno y laminina; a la subfamilia b2, expresada exclusivamente por los leucocitos, que promueve la adhesión e infiltración de estas células al endotelio mediante la interacción con moléculas miembros de la familia de las inmunoglo-bulinas; y a la subfamilia b3, que está representada tanto por el receptor IIb/IIIa (aIIbb3) -relacionado con la agregación plaquetaria-, como por la molécula avb3 -vinculado con la angiogénesis y el crecimiento de la placa de ateroma-. Se sabe que el proceso de remodelación secundario al infarto agudo del miocardio se halla estrechamente vinculado a la expresión de integrinas diferentes de las existentes en el tejido no injuriado, y que dicha variación condiciona en forma crítica los procesos de cicatrización, vascularización y muerte celular, con profundas consecuencias funcionales para el órgano dañado2. Recientemente se ha descripto un gran número de subunidades a y b, previamente desconocidas, aunque sus funciones biológicas no han sido aún aclaradas3, 4.
     Selectinas. Descriptas durante la década de 19805, 7, se denominó a las selectinas de acuerdo con el tipo celular en el que fueron originalmente halladas: selectina L (linfocitos), selectina P (plaquetas) y selectina E (endotelio). Son moléculas que, en presencia de calcio, se ligan a hidratos de carbono y glucoproteínas, hecho que las diferencia de las demás adhesinas, capaces de unirse exclusivamente a ligandos proteicos. Su principal función es conectar y "sujetar" los leucocitos al endotelio, estableciendo un vínculo transitorio y relativamente débil, que permite a los mismos"rodar" sobre la pared vascular8, pudiendo posteriormente, o bien disociarse rápidamente del endotelio, o eventualmente adherirse al mismo en forma más estable a través de las integrinas. De producirse esto último, el leucocito puede extravasarse e infiltrar la pared vascular, dando lugar a una compleja secuencia de eventos inflamatorios que, tal como se verá más adelante, constituyen fenómenos dominantes de diversas enfermedades cardio-vasculares.
     Superfamilia de inmunoglobulinas. Estas moléculas deben su nombre al hecho de que poseen una o más regiones similares a las moléculas de anticuerpos (Ig símiles)9. Se clasifican en tres subgrupos: ICAM (intercellular adhesion molecule), VCAM (vascular cell adhesion molecule) y PECAM (platelet endothelial cell adhesion molecule). Las ICAM-1 y 2 se expresan en el endotelio, linfocitos y otros leucocitos, y se relacionan principalmente con el tráfico leucocitario a través de diferentes tejidos, mediante la interacción con las integrinas b2. La VCAM-1 se expresa en la superficie endotelial y participa en la extravasación leucocitaria, particularmente de linfocitos, basófilos, eosinófilos y monocitos. La PECAM-1 afecta la interacción de las integrinas leucocitarias y otros miembros de la super-familia de las inmunoglobulinas mediante el aumento de la actividad de las mencionadas integrinas. Otra   de sus funciones importantes es la de regular la migración de los leucocitos a través del endotelio, y la de promover la liberación de proteasas por parte de los neutrófilos, favoreciendo su tráfico por el espacio extracelular10.

Mecanismos físicos y químicos de la disfunción y activación del endotelio

La disfunción y activación del endotelio11 constituyen fenómenos precoces en la génesis de la enfermedad ateromatosa y se relacionan con la disminución del nivel de óxido nítrico liberado a la luz y la pared vascular; y con la expresión selectiva de diversas moléculas de adhesión, respectivamente. En su ya clásica"hipótesis de respuesta a la injuria", Ross y Glomset postulan que el acontecimiento inicial en la formación de la placa de ateroma es la denudación endotelial 12. Este evento, sostienen, permite la extravasación de componentes plas-máticos, plaquetas y monocitos que, tras adherirse al tejido conectivo subendotelial, liberan diversos mediadores y determinan la proliferación del músculo liso, la síntesis de componentes de la matriz extracelular, y la acumulación de proteoglicanos y fibras de colágeno. Finalmente, los monocitos transformados en macrófagos, acumulan lípidos en su interior constituyendo las"células espumosas", que facilitan la progresión de la placa.
     Sin embargo, estudios posteriores no lograron demostrar una relación necesaria entre denudación endotelial y formación de la placa de ateroma13. Esta observación alertó sobre el hecho de que el estado funcional del endotelio podría resultar tan importante como su integridad morfológica.
     Los conceptos de disfunción y de activación del endotelio fueron entonces propuestos para describir al conjunto de  transformaciones fenotípicas que alteran los mecanismos regulatorios que normalmente operan en el endotelio indemne14. Vasorreactividad alterada, aumento de la permeabilidad a las proteínas plasmáticas, y adhesividad selectiva de los leucocitos mononucleares son ejemplos de dichos mecanismos. La disfunción y activación determinan el aumento en la expresión superficial de moléculas de adhesión, que permite a los leucocitos invadir la lámina íntima vascular y desencadenar fenómenos inflamatorios locales, poniendo en marcha, prototípicamente, la formación de la placa de ateroma15.
     La función y actividad del endotelio se encuentran condicionadas tanto por estímulos humorales o químicos, como por estímulos biomecánicos o físicos. En relación a los primeros, resulta interesante destacar que, si bien diferentes tipos de injuria pueden operar como"gatillos", los cambios básicos que se producen a nivel celular y molecular son de un número relativamente limitado. Esta es la razón por la que factores de riesgo tan diversos como el tabaquismo o la diabetes, producen en el órgano endotelial consecuencias similares. Con respecto a los segundos, se sabe que ciertos estímulos físicos influyen sobre la biología del endotelio en forma independiente de la acción de mediadores químicos. Para entender este fenómeno, es necesario comprender que las fuerzas que actúan sobre la pared vascular pueden ser descompuestas en dos vectores: uno perpendicular a dicha pared, representado por la presión arterial; y otro paralelo a la misma, representado por la fricción de la columna hídrica de la sangre sobre el endotelio, más conocida como"shear stress". Diferentes patrones de"shear stress" son capaces de modular la expresión de los genes codificantes de las moléculas de adhesión leucocitaria, como por ejemplo ICAM-1 y VCAM-116.  La participación de estímulos biomecánicos en la modulación de la función y actividad endoteliales y otros procesos, constituye un paradigma relativamente nuevo de estimulación celular17, 20, que permite explicar las razones de la formación de placas de ateroma en sitios anatómicos precisos, como ser curvaturas y bifurcaciones vasculares, hecho que había sido ya reconocido por Rokitansky y Virchow18, 19 en el siglo XIX.

Papel de las moléculas de adhesión en la enfermedad cardiovascular

Aterogénesis, trombosis y reestenosis

La adhesión de linfocitos T y monocitos al endotelio vascular activado está mediada por la acción de las integrinas b121. Así mismo, el músculo liso activado expresa la VCAM-1, que podría jugar un papel importante en la retención de leucocitos en la placa de ateroma, manteniendo activo el fenómeno inflamatorio local22. Se ha demostrado también  la presencia de la integrina avb3en la lesión ateroesclerótica, hecho importante ya que dicha molécula se relaciona con el proceso de angio-génesis, que constituye un condicionante esencial en el crecimiento de la placa23. El bloqueo de la integrina avb3 podría significar por tal motivo un posible blanco terapéutico, ya que interferiría con el crecimiento de la placa de ateroma al impedir el desarrollo de su vascu-larización.
     La formación del trombo representa un aspecto importante en la patogenia de la vasculopatía periférica y de los síndromes coronarios agudos. La activación de la glucoproteína IIb/IIIa produce agregación plaquetaria, incluso en condiciones en las que se encuentra bloqueada la vía del ácido araquidónico. Por eso, agentes capaces de antagonizar con dicha glucoproteina han sido probados con éxito en diversos procesos dominados por la trombosis24.
     Durante la reestenosis consecutiva a la angioplastia coronaria se incrementa la expresión de integrinas leucocitarias25. En un modelo de angioplastia murina se ha demostrado un patrón de expresión temporal variable de la ICAM-1 en diferentes sectores de la pared vascular: ocurre, en el músculo liso, luego de 48 hs de realizada la dilatación con balón, mientras que en el endotelio se produce luego de varios días26. Dicha variabilidad posibilitaría el desarrollo de antagonistas de la adhesión celular aún más selectivos, dirigidos contra estas moléculas, y capaces de interferir específicamente en períodos críticos del desarrollo del fenómeno de reestenosis.
     Saikku y colaboradores propusieron a finales de la década de 1980 la posible asociación entre ateroes-clerosis e infección con Chlamydia pneumoniae27 (revisado en la referencia 28). Se ha demostrado que este germen es capaz de desencadenar activación del endotelio, con posterior adhesión y extravasación de leucocitos, efectos que fueron bloqueados mediante la utilización de anticuerpos monoclonales dirigidos contra integrinas b1 y b2. También se demostró en este modelo el aumento en la transcripción del ARN mensajero y la expresión superficial de selectina-E, VCAM-1, e ICAM-1, lo que sugiere la posibilidad de que el microorganismo pueda tener cierta gravitación en la patogenia de la enfermedad coronaria28, y que la administración de antibió-ticos tales como macrólidos puedan ser de utilidad para su tratamiento. Hasta el momento, los resultados de estudios clínicos controlados arrojaron resultados variables en la evolución a corto plazo de pacientes con enfermedad coronaria tratados con antibióticos29, 30. Un estudio de 4.000 pacientes con enfermedad coronaria crónica pretende evaluar la influencia del tratamiento con 600 mg de azitromicina sobre la evolución a largo plazo de la enfermedad y sus complicaciones. Los resultados del estudio estarán disponibles durante este año31, 32.

Injuria por reperfusión

La  injuria por reperfusión es un conjunto de eventos deletéreos que ocurren posteriormente a la reoxigenación del tejido isquémico. En 1960, Jennings y colaboradores sugirieron que la reperfusión podía empeorar la necrosis de los miocardiocitos previamente sometidos a isque-mia33. Posteriormente, Braunwald y Kloner definieron a la reperfusión miocárdica como"una espada de doble filo"34 señalando que, pese al claro beneficio de la repermeabilización coronaria, ésta era también capaz de generar, paradójicamente, injuria endotelial y daño miocárdico. Evidencias recientes sugieren que el fenómeno de disfunción endotelial precede al daño miocárdico35. Dicha disfunción está caracterizada por la caída crítica en la producción basal de óxido nítrico endotelial, que ocurre entre 2.5 y 5 minutos luego de la reperfusión36, lo que estimula la expresión de moléculas de adhesión con la posterior infiltración vascular37, 38. Finalmente, otras enzimas liberadas por los neutrófilos como ser elastasa, catepsina III y colagenasa, favorecen el"despegamiento" del endotelio y la exposición del músculo liso subyacente a sustancias vasoconstrictoras luminales liberadas por  plaquetas activadas39. Estos eventos facilitan la infiltración tisular de los leucocitos, quienes, tras haber ganado proximidad al miocardio, liberan diversas sustancias citotóxicas tales como radicales libres, citoquinas y enzimas, que dañan al aparato contráctil. Diversos modelos de interferencia con esta cascada de injuria han sido estudiados mediante drogas que actúan como antagonistas competitivos de las moléculas de adhesión y de sus receptores. Se ha comunicado que el tratamiento con el anticuerpo monoclonal DREG-200 dirigido contra la selectina-L, determina una disminución del 60% de la necrosis en el miocardio reperfundido con respecto a los controles no tratados40. Así mismo, el pretratamiento con PB1.3, un anticuerpo monoclonal dirigido contra la selectina-P, sería capaz de prevenir la disminución de óxido nítrico asociada a la reperfusión, abortando parcialmente los eventos dele-téreos asociados41. Pese a la amplia evidencia experimental, el significado clínico de los hallazgos mencionados es aún controvertido42.

Vasculopatía del corazón transplantado

La vasculopatía del corazón transplantado es una forma acelerada de enfermedad coronaria  que compromete exclusivamente los lechos vasculares del injerto43. Constituye la forma clínica del rechazo crónico del corazón transplantado. La ausencia de daño en los vasos nativos enfatiza la naturaleza inmunológica de esta entidad,  modulada por elementos no inmunológicos, como ser los factores de riesgo coronario.
     Los leucocitos del huésped que arriban al injerto tras la reperfusión producen daño endotelial de acuerdo al modelo descripto en la sección previa44. Posteriormente, aloantígenos presentados por células endoteliales mediante moléculas del sistema mayor de histocompa-tibilidad, activarían linfocitos T, con posterior liberación de IFg. Este mediador es capaz de estimular la expresión endotelial de ICAM-1, que favorece la adhesión de leucocitos y el proceso inflamatorio vascular característico de la enfermedad coronaria45. Se ha señalado a la infección por citomegalovirus (CMV) como causa potencialmente responsable de esta entidad. Proteínas virales expresadas por el endotelio operarían como moléculas de adhesión, y facilitarían la extravasación de leucocitos y el inicio de la injuria vascular46.
     Existen evidencias que anticipan posibles beneficios terapéuticos derivados del antagonismo de la adhesión celular. Primero, el tratamiento con estatinas mejora la viabilidad del injerto, independientemente de nivel de LDL sérica47. Como veremos más adelante, los efectos no hipolipemiantes de estas drogas se relacionan, al menos en parte, con la interferencia de la adhesión celular. Segundo, la utilización de angiopeptina, un octapéptido análogo de la somatostatina con capacidad de inhibir las ICAM-1, ha producido mejoría en la evolución del lecho endotelial del injerto48. Tercero, experimentos en primates mostraron resultados favorables luego de la utilización profiláctica de anticuerpos anti-ICAM-1 y anti-VCAM-1 durante el período pretransplante48.

Miocarditis

Los agentes causales más frecuentes de miocarditis viral son los coxsackievirus y adenovirus. Se ha identificado recientemente un receptor común en células de mamíferos, conocido como CAR (coxsackie-adenovirus receptor) que permite la internalización del genoma viral luego de establecido el contacto virus-célula, y constituye un paso crítico en la patogenia de la miocarditis49. El receptor CAR pertenece a la superfamilia de inmunoglo-bulinas y opera como una molécula de adhesión a través de mecanismos aún no completamente aclarados. Aparentemente, es capaz de actuar como un receptor de internalización multifactorial para todos los virus de la familia coxsackie B y otros enterovirus50. Dentro del arsenal terapéutico potencial para tratar la miocarditis se encuentran los antagonistas del receptor CAR, que podrían bloquear el ingreso del virus a la célula y de este modo abortarían la progresión del cuadro.

Miocardiopatía hipertensiva

Los mecanismos que gobiernan el proceso de claudicación miocárdica producido por la sobrecarga crónica de presión no han sido aún completamente aclarados (revisados extensamente en la referencia 51). Se presume que, al menos parcialmente, se encuentra involucrado el proceso de muerte celular mediado por la vía de la apoptosis51, 54. Este proceso ocurre de manera selectiva, programada, y dependiente de energía55. Diversas señales, como hipoxia tisular, injuria por especies reactivas derivadas del oxígeno, producción local de angiotensina II y disrregulación del calcio intracelular; son capaces de desencadenar este mecanismo de"suicidio celular" en el contexto de hipertrofia miocárdica por sobrecarga de presión56, 57. En un trabajo reciente se ha demostrado que la apoptosis miocardiocítica también puede ser generada por la disociación entre las integrinas de dichas células y la matriz extracelular, mediante un fenómeno conocido como anoikis (del griego: que no tiene casa)58. La desorganización de las fibras musculares que se produce en la fase de claudicación miocárdica como consecuencia del impacto de fuerzas de tensión aberrantes, sería consecuencia de la"desconexión" entre las integrinas, especialmente la del tipo a5b1 y la fibronectina de la matriz extracelular, lo que representaría una señal proapoptótica. No se conocen los condicionantes exactos de dicha desconexión, pero se presume que podrían vincularse a la acción de proteasas de la superficie celular, tales como metaloproteasas de la matriz o proteí-nas del grupo ADAMS (A Disintegrin and Metallopro-    tease)59, 60.

Integrinas y estatinas 

Uno de los aspectos más interesantes de la farmacología molecular, es el relacionado con el descubrimiento de nuevas funciones de drogas cuyos beneficios clínicos se presumían exclusivamente derivados de los mecanismos inicialmente conocidos. Por ejemplo, los inhibi-dores de la enzima convertidora de angiotensina (IECAs), desarrollados inicialmente como drogas antihiperten-sivas, revelaron posteriormente beneficios muy importantes en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca. Dichos beneficios se deben, al menos en parte, a sus cualidades antiapoptóticas61. El caso de las estatinas, capaces de inhibir la enzima HMG-CoA reductasa, representa también un paradigma de"drogas multifacéticas". El primer principio activo de este grupo fue descripto en 1976, convirtiéndose posteriormente en una herramienta central de la prevención de la enfermedad coronaria62. Se sabe ahora que las estatinas poseen roles biológicos diferentes del hipolipemiante, como por ejemplo alteración funcional de células endoteliales, inducción de apoptosis en el músculo liso, inhibición, la proliferación de células tumorales y reducción de la respuesta inflamatoria63. Recientemente se ha demostrado que son capaces de inhibir el proceso inflamatorio vascular interfiriendo con la interacción de la integrina aLb2 con la ICAM-164. Además, gracias al estudio detallado de la estructura cristalográfica del complejo formado entre la integrina aLb2 y la droga lovastatina, fue posible diseñar un compuesto llamado LFA-703, capaz de afectar la interacción de las mencionadas adhesinas, sin influenciar la actividad de la enzima HMG-CoA reductasa64, 65. Este descubrimiento tiene profundas implicancias terapéuticas, ya que una droga superselectiva bloquearía la adhesión celular de manera independiente de la acción sobre las concentraciones séricas de colesterol. El hecho es de capital importancia, ya que cabe mencionar que mientras las estatinas bloquean la enzima HMG-CoA reductasa a muy bajas concentraciones (en el rango nanomolar), la inhibición de la interacción de las moléculas de adhesión requiere concentraciones mayores (en el rango micromolar), lo cual puede no ser fácilmente alcanzable con las dosis estandarizadas para el uso clínico de estas drogas. Al respecto, se ha demostrado recientemente que ciertos beneficios de este grupo de drogas se logran en dosis superiores a las necesarias para controlar los valores de LDL66.
     Las estatinas son capaces de afectar al dosaje de marcadores séricos de inflamación, tales como la proteína C reactiva (PCR), en forma independiente de su acción sobre la concentración de LDL. Un ensayo clínico reciente demostró que el mayor beneficio otorgado por lovastatina en la prevención de eventos coronarios ocurre en  los pacientes que presentan alto valor sérico de LDL y los que, aún con niveles bajos de esta lipoproteína, presentan elevación de la PCR67-8. Sin embargo, no hay hasta la fecha datos concluyentes en relación a la utilidad práctica de la determinación del nivel de PCR como predictor de riesgo coronario, ni de su valor en relación al posible monitoreo del efecto de las estatinas.69, 70

Dosaje plasmático de moléculas de adhesión

En los últimos años, se ha demostrado la presencia de diversas moléculas de adhesión en estado soluble en el plasma y se ha podido correlacionar su concentración con diversas entidades clínicas71. Se ha comprobado que el título de selectina-P aumenta en la isquemia coronaria en forma proporcional a la severidad de la enfermedad72 y que el nivel sérico de selectina-E  está relacionado con un pronóstico desfavorable de la vasculopatía periférica y con la posibilidad de reestenosis luego de realizada una angioplastia73. Recientemente, se describió una elevación precoz (dentro de la primera hora posterior a la admisión hospitalaria) del título de selectina-L en pacientes con infarto agudo de miocardio74.
     En el caso de las moléculas pertenecientes a la superfamilia de las inmunoglobulinas, se demostró una correlación entre los niveles solubles de la ICAM-1 y la posibilidad de eventos coronarios en pacientes sin antecedentes conocidos de enfermedad ateromatosa75. El título de VCAM-1 aumenta también en los pacientes con infarto agudo de miocardio y con arteriopatía periférica. En este último caso, la magnitud de la elevación es  proporcional a la extensión de la enfermedad76.
     En conclusión: el descubrimiento de las moléculas de adhesión ha revolucionado la comprensión de los mecanismos de tráfico leucocitario a través de diferentes tejidos. En el caso específico del aparato cardiovascular, dichas moléculas han probado ser intermediarios mayores en procesos patológicos de gran importancia, hecho que aumentó el interés por comprender en profundidad las interacciones adhesivas. La enfermedad coronaria del corazón nativo y del injerto, la miocarditis o la injuria por reperfusión, por mencionar sólo algunos ejemplos, representan un vasto y promisorio campo donde las moléculas de adhesión juegan un papel dominante y en el que, durante los próximos años, su manipulación farma-cológica afectará sin duda las estrategias diagnósticas y terapéuticas.

Bibliografía

1. Alberts B, Johnson A, Lewis J, et al. Molecular Biology of the Cell. 4th ed.  New York: Garland Publishing Group, Inc. 2002.         [ Links ]
2. Sun M, Opavsky MA, Stewart DJ, et al. Temporal response and localization of integrins beta1 and beta3 in the heart after myocardial infarction: regulation by cytokines. Circulation. 2003; 107: 1046-52.         [ Links ]
3. Hillis GS, Flapan AD. Cell adhesion molecules in cardiovascular disease: a clinical perspective. Heart 1998; 79: 429-31.         [ Links ]
4. Hynes RO. Integrins: versatility, modulation, and signaling in cell adhesion. Cell 1992; 69: 11-25.         [ Links ]
5. Siegelman MH, van de Rijn M, Weissman IL. Mouse lymph node homing receptor cDNA clone encodes a glycoprotein revealing tandem interaction domains. Science 1989; 243: 1165-72.         [ Links ]
6. Lasky LA, Singer MS, Yednock TA, et al. Cloning of a lymphocyte homing receptor reveals a lectin domain. Cell 1989; 56: 1045-55.         [ Links ]
7. Johnston GI, Cook RG, McEver RP. Cloning of GMP-140, a granule membrane protein of platelets and endothelium: sequence similarity to proteins involved in cell  adhesion and inflammation. Cell 1989; 56: 1033-44.         [ Links ]
8. Bevilacqua MP, Nelson RM. Selectins. J Clin Invest 1993; 91: 379-87.         [ Links ]
9. Springer TA. Adhesion receptors of the immune system. Nature 1990; 346: 425-34.         [ Links ]
10. Adams DH, Shaw S. Leucocyte-endothelial interactions and regulation of leucocyte migration. Lancet 1994; 343: 831-6.         [ Links ]
11. Grimbrone MA, Jr. Endothelial dysfunction, hemodynamic forces, and atherosclerosis. Thromb Haemost 1999; 82: 722-6.         [ Links ]
12. Ross R, Glomset JA. The pathogenesis of atherosclerosis. N Eng J Med 1976; 295: 369-77, 420-5.         [ Links ]
13. Simionescu N, Simionescu M, eds. Endothelial cell dysfunctions. New York: Plenum Press; 1992.         [ Links ]
14. Grimbrone MA, Jr. Endothelial Dysfunction and the pathogenesis of atherosclerosis. In: Fidge NH, Nestel PJ, eds. Atherosclerosis VII, Proceedings of the 7th International Symposium on Atherosclerosis. Amsterdam: Excerpta Medica; 1986: 367-9.         [ Links ]
15. Springer TA, Cybulsky MI. Traffic signals on endothelium for leukocytes in health, inflammation, and atherosclerosis. In: Fuster V, Ross R, Topol EJ, eds. Atherosclerosis and coronary artery disease. Vol. 1. Philadelphia: Lippincott-Raven, 1996: 511-38.         [ Links ]
16. Nagel T, Resnick N, Atkinson WJ, Dewey CF Jr, Grimbrone MA Jr. Shear stress selectively up regulates intercellular adhesion molecule-1 expression in cultured human vascular endothelial cells. J Clin Invest 1994; 94: 885-91.         [ Links ]
17. Davies PF. Flow-mediated endothelial mechanotransduction. Physiol Rev 1995; 75: 519-60.         [ Links ]
18. Rokitansky C. The pathological anatomy of the organs of respiration and circulation. A Manual of Pathological Anatomy. London: Sydenham Soc. 1952.         [ Links ]
19. Virchow R. Cellular pathology as based upon physiological and pathological histology. London: Churchill, 1860.         [ Links ]
20. McMillan DE. Blood flow and the localization of  atherosclerotic plaques. Stroke 1985; 16: 582-7.         [ Links ]
21. Ross R. Cell biology of atherosclerosis.  Annu Rev Physiol 1995; 57: 791-804.         [ Links ]
22. Libby P, Li H. Vascular cell adhesion molecule-1 and smooth muscle cell activation during atherogenesis. J Clin Invest 1993; 92: 538-9.         [ Links ]
23. Hoshiga M, Alpers CE, Smith LL, et al. avb3 integrin expression in normal and atherosclerotic artery. Circ Res 1995; 77: 1129-35.         [ Links ]
24. Topol EJ, Byzova TV, Plow EF. Platelet GPIIb-IIIa blockers. Lancet. 1999; 16; 353: 227-31.         [ Links ]
25. Mickelson JK, Lakkis NM, Villarreal-Levy G, et al. Leukocyte activation with platelet adhesion after coronary angioplasty: a mechanism for recurrent disease? J Am Coll Cardiol 1996; 28: 345-53.         [ Links ]
26. Yasukawa H, Imaizumi T, Matsuoka H, et al. Inhibition of intimal hyperplasia after balloon injury by antibodies to intercellular adhesion molecule-1 and lymphocyte function-associated antigen-1. Circulation 1997; 95: 1515-22.         [ Links ]
27. Saikku P, Leinonen M, Mattila K, et al. Serological evidence of an association of a novel Chlamydia, TWAR, with chronic coronary heart disease and acute myocardial infarction. Lancet 1988; 8618: 983-6.         [ Links ]
28. Higgins JP. Chlamydia pneumoniae and coronary artery disease: the antibiotic trials. Mayo Clin Proc 2003; 78: 321-32.         [ Links ]
29. Krull M, Klucken AC, Wuppermann FN, et al. Signal transduction pathways activated in endothelial cells following infection with Chlamydia pneumoniae. J Immunol 1999; 162: 4834-41.         [ Links ]
30. Pislaru SV, Van de Werf F. Antibiotic therapy for coronary artery disease: can a WIZARD change it all? JAMA 2003; 290: 1515-16.         [ Links ]
31. Jackson L. Description and status of the azithromycin and coronary events study (ACES) J Infect Dis. 2000; 181: S579-S581.         [ Links ]
32. Anderson JL, Muhlestein JB. The ACADEMIC study in perspective (Azithromycin in coronary artery disease: elimination of myocardial infection with Chlamydia). J Infect Dis. 2000;181(Suppl) 3: S569-71.         [ Links ]
33. Jennings RB, Sommers HM, Smyth GA, Glack HA, Linn H.  Myocardial necrosis induced by temporary occlusion of a coronary artery in the dog. Arch Pathol 1960; 70: 68.         [ Links ]
34. Braunwald E, Kloner RA. Myocardial reperfusion: a double-edged sword? J Clin Invest 1985; 76: 1713-9.         [ Links ]
35. Lefer AM, Tsao PS, Lefer DJ, Ma X. Role of endothelial dysfunction in the pathogenesis of reperfusion injury after myocardial ischemia. FASEB J 1991; 5: 2029-34.         [ Links ]
36. Tsao PS, Aoki N, Lefer DJ, Johnson G III, Lefer AM. Time course of endothelial dysfunction and myocardial injury during myocardial ischemia and reperfusion in the cat. Circulation 1990; 82: 1402-12.         [ Links ]
37. Lefer AM. Role of Selectins in myocardial ischemia-reperfusion injury. Ann Thorac Surg 1995; 60: 773-7.         [ Links ]
38. Ma X, Tsao PS, Viehman GE, Lefer AM. Neutrophil-mediated vasoconstriction and endothelial dysfunction in low-flow perfusion-reperfused cat coronary artery. Circ Res 1991; 69: 95-106.         [ Links ]
39. Inauen W, Granger DN, Meininger CJ, Schelling ME, Granger HJ, Kvietys PR. Anoxia-reoxygenation-induced, neutrophil-mediated endothelial cell injury: role of elastase. Am J Physiol 1990; 28: H925-31.         [ Links ]
40. Ma X, Weyrich AS, Lefer DJ, et al. Monoclonal antibody to L-selectin attenuates neutrophil accumulation and protects ischemic reperfused cat myocardium. Circulation 1993; 88: 649-58.         [ Links ]
41. Weyrich AS, Ma X, Lefer DJ, Albertine KH, Lefer AM. In vivo neutralization of P-selectin protects feline heart and endothelium in myocardium ischemia and reperfusion injury. J Clin Invest 1993; 91: 2620-9.         [ Links ]
42. Arai M, Masui Y, Goldschmidt-Clermont P, et al. P-selectin inhibition prevents early neutrophil activation but provides only modest protection against myocardial injury in dogs with ischemia and forty-eight hours reperfusion. J Am Coll Cardiol 1999; 34: 280-8.         [ Links ]
43. Uretsky BF, Muraly S, Reddy PS, et al. Development of coronary artery disease in cardiac transplant patients receiving immunosuppressive therapy with cyclosporine and prednisone. Circulation 1987; 76: 827-34.         [ Links ]
44. Day JD, Rayburn BK, Gaudin PB, et al. Cardiac allograft vasculopathy: the central pathogenic role of ischemia-induced endothelial cell injury. J Heart Lung Transplant 1995; 14: S142-9.         [ Links ]
45. Aranda J Jr, Hill J. Cardiac transplant vasculopathy. Chest 2000; 118: 1792-1800.         [ Links ]
46. Grattan MT, Moreno-Cabral CE, Starnes VA, et al. Cytomegalovirus infection is associated with cardiac allograft rejection and atherosclerosis. JAMA 1989; 261: 3561-6.         [ Links ]
47. Weis M, von Scheidt W. Cardiac allograft vasculopathy: A Review. Circulation 1997; 96 :2069-77.         [ Links ]
48. Jang Y, Lincoff M, Plow E, Topol E. Cell adhesion molecules in coronary artery disease. J Am Coll Cardiol 1994; 24: 1591-601.         [ Links ]
49. Bergelson JM, Cunningham JA, Droguet G, et al. Isolation of a common receptor for Coxsackie B viruses and adenoviruses 2 and 5. Science 1997; 275: 1320-3.         [ Links ]
50. Liu PP, Manson JW. Advances in the understanding of myocarditis. Circulation 2001; 104: 1076-82.         [ Links ]
51. Hunter J, Chien K. Signaling pathways for cardiac hypertrophy and failure. N Eng J Med 1999;341:1276-83.         [ Links ]
52. Wang Y, Huang S, Sah VP, et al. Cardiac muscle cell hypertrophy and apoptosis induced by distinct members of the p38 mitogen-activated protein kinase family. J Biol Chem 1998; 273: 2161-8.         [ Links ]
53. Hirota H, Chen J, Betz UAK, et al. Loss of a gp130 cardiac muscle cell survival pathway is a critical event in the onset of heart failure during biomechanical stress. Cell 1999; 97: 189-98.         [ Links ]
54. Narula J, Haider N, Virmani R, et al. Apoptosis in myocytes in end-stage heart failure. N Eng J Med 1996; 335: 1182-9.         [ Links ]
55. Olivetti G, Abbi R, Quaini F, et al. Apoptosis in the failing human heart. N Eng J Med 1998; 336: 1131-41.         [ Links ]
56. Haunstetter A, Izumo S. Apoptosis: Basic mechanisms and implications for cardiovascular disease. Circ Res 1998; 82: 1111-29.         [ Links ]
57. MacLellan WR, Schneider MD. Death by design: programmed cell death in cardiovascular biology and disease. Circ Res 1997; 81: 137-44.         [ Links ]
58. Ding B, Price R, Goldsmith E, et al. Left ventricular hypertrophy in ascending aortic stenosis mice: Anoikis and progression to early failure. Circulation 2000; 101: 2854-62.         [ Links ]
59. Werb Z, Yan Y. A cellular striptease act. Science 1998; 282: 1281-4.         [ Links ]
60. Zhang XP, Kamata T, Yokoyama K, et al. Specific interaction of the recombinant Disintegrin-like domain of MDC-15 (metargidin, ADAM-15) with integrin a5b3. J Biol Chem 1998; 273: 7345-50.         [ Links ]
61. Kajstura J, Cigola E, Malhotra A, et al. Angiotensin II induces apoptosis of adult ventricular myocytes in vitro. J Mol Cell Cardiol 1997; 29: 859-70.         [ Links ]
62. Alberts AW. Discovery, biochemistry and biology of lovastatin. Am J Cardiol 1988; 62: 10J-15J.         [ Links ]
63. Bellosta S, Ferri N, Bernini F, Paoletti R, Corsini A. Non-lipid-related effects of statins. Ann Med 2000; 32: 164-76.         [ Links ]
64. Kallen J, Welzenbach K, Ramage P, et al. Structural basis for LFA-1 inhibition upon lovastatin binding  to the CD11a I-domain. J Mol Biol 1999; 292: 1-9.
65. Weitz-Schmidt G, Welzenbach K,  Brinkmann V, et al. Statins selectively  inhibit leukocyte function antigen-1 by binding to a novel regulatory integrin site. Nat Med 2001; 7: 687-92.
66. Topol E. J. Intensive statin therapy-A sea change in cardiovascular prevention. N Engl J Med 2004; 350: 1562-1564.
67. Ridker PM, Rifai N, Clearfield M, et al. Measurement of C-reactive protein for the targeting  of statin therapy in the primary prevention of acute coronary events. N Eng J Med 2001; 344: 1959-65.
68. Albert MA, Danielson E, Rifai N, Ridker PM. Effect of statin therapy on C-reactive protein levels: the Pravastatin Inflammation/CRP Evaluation (PRINCE): a randomized trial and cohort study. JAMA 2001; 286: 64-70.
69. Ridker PM, Rifai N, Rose L, Buring JE, Cook NR.  Comparison of C-reactive protein and low-density lipo-protein cholesterol levels in the prediction of first cardiovascular events. N Engl J Med 2002; 347: 1557-65.
70. Danesh J, Wheeler JG, Hirschfield GM, et al. C-Reactive protein and others circulating markers of inflamation in the prediction of coronary heart disease. N Engl J Med 2004; 350: 1387-97.
71. Blann AD, Lip GYH. Cell adhesion molecules in cardiovascular disease and its risk factors. What can soluble levels tell us? J Clin Endocrinol Metab 2000; 85: 1745-7.
72. Blann AD, Faragher EB, McCollum CN. Increased soluble P-selectin in ischaemic heart disease: a new marker for the progression of atherosclerosis. Blood Coag Fibrinolysis 1997; 8: 383-90.
73. Belch JJF, Shaw JW, Kirk G, et al. The white blood cell adhesion molecule E-selectin predicts restenosis in patients with intermittent claudication undergoing percutaneous transluminal angioplasty. Circulation 1997; 95: 2027-31.
74. Siminiak T, Smielecki J,  Dye JF, et al. Detection of soluble adhesion molecule VCAM and L-selectin during myocardial infarction. Eur Heart J 1996; 17 (Abstract Supplement): 353.
75. Ridker PM, Hennekens CH, Roitman-Johnson B, Stampfer MJ, Allen J. Plasma concentrations of soluble intercellular adhesion molecule-1 and risks of future myocardial infarction in apparently healthy men. Lancet 1998; 351: 88-92.
76. De Caterina R, Basta G, Lazerini G, et al. Soluble vascular cell adhesion molecule-1 as a biohumoral correlate of atherosclerosis. Arterioscl Thromb Vasc Biol 1997; 17: 2646-54.
        [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]         [ Links ]

Recibido: 21-08-2003
Aceptado: 19-04-2004

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons