SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.65 issue1Importance of three vectors of Trypanosoma cruzi in MexicoLas mitocondrias y el verde Jano author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Medicina (Buenos Aires)

Print version ISSN 0025-7680On-line version ISSN 1669-9106

Medicina (B. Aires) vol.65 no.1 Buenos Aires Jan./Mar. 2005

 

Recordando a Alfredo Lanari (1910-1985) por sus Editoriales

(Remembering Alfredo Lanari (1910-1985) through his editorials)

Conocí a Alfredo Lanari en 1942 en el Instituto de Fisiología de la Universidad de Buenos Aires donde yo acababa de llegar con una beca canadiense para trabajar con Bernardo Houssay. " You´re the girl in the window" exclamó al verme. En efecto, en la pensión de estudiantes en la calle José Evaristo Uriburu donde vivía, mi ventana daba sobre la del escritorio en la calle Pasteur donde Lanari corregía las pruebas de Medicina (Buenos Aires). De hecho me regaló una suscripción a la revista antes de que pudiera entender el castellano y me ayudó a escribir mi primer editorial en ese idioma. Luego los caminos de la vida nos separaron, hasta que en 1967 ingresé al Comité de Redacción de Medicina (Buenos Aires). Desde aquel entonces, todos los miércoles al mediodía, compartía con Lanari, y sigo compartiendo con los demás miembros de ese Comité, los placeres y algunos sinsabores relacionados con la publicación de número tras número de la que fue"su revista". Por más que se resistía a ser considerado el director de la revista, indudablemente lo era. Hasta el final de sus días, publicó trabajos originales y editoriales sobre investigación clínica y principalmente sobre el desarrollo de la biomedicina en nuestro país. Al principio no firmaba sus editoriales y comentarios bibliográficos, prefería el anonimato, el que por otra parte era relativo dada la profusión de sus escritos. Mas aún, cuando otros escribían, se lo solía atribuir a Lanari. Esto último y el cambio de modalidad al pasar de los años hicieron que, a partir de 1970, se firmaran todos los editoriales con excepción de los comentarios bibliográficos que hoy se inicialan.
De los editoriales que escribió Lanari en Medicina (Buenos Aires) tienen un interés muy especial aquellos que pueden ser considerados como marcadores de los altibajos de la investigación biomédica en el país. En consecuencia, en ocasión de los 20 años de su desaparición, se reproducen aquí algunos fragmentos, con cierto sentido histórico, para que las nuevas generaciones de médicos e investigadores no pierdan de vista los esfuerzos que Lanari hizo para promover la docencia y la investigación biomédica.
El problema de los investigadores se trató por primera vez en los editoriales de Medicina (Buenos Aires) en 1961, bajo el título El éxodo de investigadores y otros problemas conexos1. Allí, Lanari (sin firmar, como era entonces la costumbre de la revista) decía: Las universidades argentinas y los distintos institutos de investigación científica se reequipan en la actualidad con un ritmo relativamente acelerado...y existen indicios que los sueldos podrán acrecentarse proporcionalmente al mayor costo de vida. Aquí cabe reflexionar sobre la deuda que se ha adquirido con un país que le ha dado una educación libre de gastos, aun la universitaria y aun la médica, la más cara de todas las profesiones. En síntesis, se concibe emigrar cuando no hay libertad, cuando se puede frustrar un talento, o cuando no se obtiene una retribución que permita vivir decentemente. Hacerlo solamente por una mayor retribución, es tener mercenario el espíritu.
En 1964, al cumplirse 25 años de Medicina (Buenos Aires), Lanari2 escribía que, desde el punto de vista de los investigadores biomédicos, la situación de la investigación en la Argentina es superior a la que podía imaginar el más optimista de los investigadores diez años atrás -vale decir, que estábamos emprendiendo un camino ascendente. En ese mismo año, Lanari3 retoma el tema del éxodo de médicos argentinos y concluye: Alguien podría comentar que si existe una sobreproducción de médicos no debe ser motivo de preocupación que se exporte un 6% de los graduados. Sin embargo, aquí cabe pensar en la calidad más que en la cantidad ya que es posible que la"cuota" de exportación cubra al grupo mejor calificado. Es a todas luces evidente que un país en las condiciones culturales y económicas de la Argentina no puede permitirse el lujo de exportar gratuitamente un producto tan caro ni de perder un material humano tan valioso.
En 1975, Lanari4 en Docencia e investigación: una falsa antinomia insistía que en la universidad debían coexistir ambas pero añadía: Por primera vez, el editorialista, que si de algo pecó fue por optimista, no se anima a aconsejar a los jóvenes que se dediquen por entero a la docencia y a la investigación y que quemen sus naves... Baste observar la deserción de los médicos de la Carrera del Investigador del CONICET y la dificultad de conseguir hombres que quieran intervenir en los concursos full-time de jefes o ayudantes de trabajos prácticos en la Facultad de Medicina -las mujeres todavía se presentan- para advertir la gravedad del momento que atraviesa la investigación en el país. No hay duda que se trataba de un importante"bajón".
A pesar de esto, el editorial MEDICINA a los XXXV años5 recalcaba que en los últimos 10 años había aumentado el número de páginas y de artículos originales que ahora podían ser en inglés, que la revista figuraba en Current Contents/Life Sciences , y que se esperaba que esta aventura iniciada en 1939 continúe siendo uno de los hechos positivos de una realidad, por lo menos, incierta.
En 1976, Lanari6 en La creación de nuevas Facultades de Medicina insistía en la plétora de médicos, con cifras de 1 médico cada 577 habitantes y 2000 graduados para 1975 y desalentaba la creación de nuevas Facultades de Medicina, y en 1978 se explayaba en Medidas para fomentar la investigación clínica en hospitales no universitarios7. Escribía: La investigación clínica requiere que el investigador tenga el poder de observación del médico avezado, fruto individual y de su experiencia, y los conocimientos teóricos y metodológicos del investigador"básico". Por consiguiente, la investigación clínica sólo puede desarrollarse en donde exista una buena medicina asistencial y un desarrollo de las ciencias básicas de la medicina que hagan factible un entrenamiento en el método científico, en el conocimiento de técnicas, en la precisión de los datos y en la exclusión de principios teleológicos a los que son tan proclives los médicos sin formación científica.... Parecería demasiado simple este esquema que está despojado de reglamentaciones detalladas y sucesivas supervisiones. Sin embargo, es factible de realizar siempre que se cuente con algunos jóvenes que les interese la investigación... y concluía: Debe recordarse al promover la investigación clínica que ella, fuera de los contingentes aportes intrínsecamente valiosos de la misma, es un método para obtener una mejor asistencia médica, despertando el espiritu crítico del médico asistencial, obligandolo a pensar y reflexionar, a desconfiar de las afirmaciones rotundas y del principio de autoridad.
Y en 1978, Lanari8 en Si yo fuera decano... recurría al humor y a cierta ironía para desarrollar aspectos relacionados con la docencia y la investigación en una facultad de medicina. Escribía "1º Promovería la elección de un decano que me reemplazase y que fuera más joven, pues para desempeñarse en un puesto de esta índole hay que tener ilusiones, entusiasmo y cierta dosis de ingenuidad. ... 2º Procuraría que no hubiera un cupo fijo de ingreso sino que se llegara a un número adecuado por aumento de los requerimientos. Completamente de acuerdo que hay que enseñar sólo a aquellos que quieren aprender y que tienen la capacidad para ello. Sin embargo, en la Argentina existen pocas tradiciones y hay que respetar a esas pocas. Una de ellas es la de poder seguir estudios superiores si se tienen las condiciones éticas, intelectuales y físicas. Aumentemos las dificultades para que no entren los que no las tienen, pero no impidamos estudiar una carrera universitaria a quienes las poseen. ... 3º Los estudios universitarios son caros, dispensables y los sufragan todos los contribuyentes del país. Por consiguiente creo que las personas pudientes deberían pagar los estudios de sus hijos. A su vez, estos ingresos deberían destinarse a solventar los estudios de quienes no tengan una situación económica que les permita estudiar sin trabajar y a proveer libros de texto a la biblioteca de la Facultad... ".
También en 1978, Lanari9 escribió un editorial que despertó intensa polémica, titulado Visión retrospectiva mirando hacia delante donde decía: ... los investigadores que comenzaron su actividad en la primera mitad del siglo sabían que la etapa que cumplían era previa pero indispensable para el desarrollo de la Argentina. En esa época nadie dudaba que seríamos un gran país y muy pocos preveían emigrar. Era un orgullo sentirse argentino... Pero no ha habido hasta ahora muestras de imaginación de cómo encarar los problemas tanto de la docencia universitaria como el de la investigación dentro y fuera de la Universidad... Felizmente se pudo aumentar los sueldos de profesores e investigadores que habían llegado a límites cómicos... En un país en que tanto se ha destruido y que necesita la labor de todos, se requiere un extra esfuerzo. Hay que estar permanentemente en el lugar de trabajo, ser guía y ejemplo de becarios e investigadores jóvenes. Prodigarse para recuperar el tiempo perdido ... Estas reflexiones de un investigador que está terminando su trayectoria no tienen otro propósito que despertar la responsabilidad y el entusiasmo de la gente joven que enseña e investiga. Si me contemplo yo mismo cuando tenía 30 años, me doy cuenta que me equivoqué respecto a lo que pensaba que sería el país casi 40 años después. Pequé de optimista pero, sin embargo, no de iluso pues las condiciones están dispuestas para un desarrollo mucho más rápido y efectivo que el que existía en la década del 30. No en vano se han creado organismos que adquirieron experiencia en estos"años arduos", como dice Borges, y también los anteriores que nunca fueron plácidos. Las Universidades, la SECYT, el CONICET, etc. existen y necesitan el apoyo de todos, el entusiasmo y el talento de los jóvenes y la comprensión de los gobernantes, que saben de la importancia de la educación y la investigación, para alcanzar la situación que nos corresponde en el concierto de las naciones. No estaremos en primera fila pero sí en digna compañía de los países que contribuyen, sin ser superpotencias, al desarrollo de la humanidad.
En 1982, en un editorial titulado Una medicación"divina " Lanari10 decía:. .. Haremos una apología del opio, por comodidad llamémoslo morfina por ser éste su alcaloide más usado, por representar el 10% del opio y porque tiene más acción analgésica comparativamente a las otras acciones no deseadas de los alcaloides fenantrénicos del opio. El porqué de esta apología es para contrarrestar el temor que la adicción, sea psicológica o física, que producen los opiáceos, determina que muchos médicos no prescriban la morfina con la frecuencia o con las dosis que debieran hacerlo en los enfermos que sufren dolores moderados o intensos, sean éstos de las envolturas del cuerpo o por la evolución natural de la enfermedad hacia la curación... El autor de este editorial se sentirá muy gratificado si consigue que algunos médicos pusilánimes utilizaran con mayor frecuencia los opiáceos sin temor a incurrir en eventuales adicciones. Estas no deben suceder si el empleo de los opiáceos se hace de acuerdo a las reglas del arte médico, lo que significa actuar científicamente pero con conocimiento de la persona humana que es el enfermo. Tanto dolor inútil y tanto sufrimiento innecesario se pueden evitar utilizando la más maravillosa de las drogas. El no hacerlo es anteponer el temor del médico de que ocurra una improbable adicción, a la mejor atención del enfermo que significa calmar el dolor y disminuir el sufrimiento.
Hay que señalar que en 1985, el N° 2 del Volumen 45 de Medicina fue dedicado a la memoria de Alfredo Lanari, fallecido hacía poco. En las palabras de Roncoroni11: Lanari nunca apreció el camino en zig-zag de los oportunistas; sus ideas firmes, claras e independientes de toda orden superior no dificultaron en el Instituto un auténtico pluralismo sin declamaciones. Nunca aceptó subordinarse y por eso nunca fue demasiado apreciado en los estratos del poder. Al Instituto se ingresaba por capacidad técnica y compromiso con el trabajo; durante toda su administración albergó, sin reservas, a quienes no pensaban como él, fue por eso acerbamente criticado y hasta excluido.
Le seguía un editorial de Cottini titulado Experiencia Pedagógica Curricular (1970-1977). Una valiosa y fugaz realización universitaria 12 que merece recordarse por su valoración de"la escuelita" como modelo progresista de enseñanza ideado por Lanari , que consistía en que un pequeño número de alumnos cursara toda la carrera desde las materias básicas en el Instituto que dirigía. La experiencia fue exitosa a pesar de lo cual fue suprimida en marzo de 1978 por el Decano de la Facultad de Medicina.
En el 2000, al finalizar la celebración del 60° aniversario, Barousse13 en El futuro de Medicina (Buenos Aires) concluía: La revista no sólo actualiza sino da a conocer donde se gesta el conocimiento y en ese sentido acerca al lector al autor. Medicina (Buenos Aires) es un mapa dinámico de los centros nacionales desde donde se irradia el progreso médico (en tanto y en cuanto el gerenciamiento de la salud permita su subsistencia).
Al poco tiempo después de la muerte de Lanari, en 1985, el Instituto tomó su nombre, Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari. Diez años más tarde, tres de sus discípulos, Rodolfo Martín, Juan Antonio Barcat y Felisa C. Molinas, compilaron lo que Lanari había escrito en un libro titulado, Vocación y convicción: Reflexiones sobre la investigación, el futuro de la Medicina y otros escritos14. En el 2001, la Biblioteca Médica Aventis seleccionó noventa editoriales de Medicina (Buenos Aires) para difundirlos en una obra titulada Medicina y Cultura. Los Editoriales de Medicina15. Se hacía honor de esta manera a la obra ininterrumpida iniciada por Lanari y sus colaboradores a fines de 1939.
De estos fragmentos de editoriales surge que los problemas en el fondo siguen siendo los mismos: la plétora de médicos y la fuga de cerebros, complicadas aun más por la actual crisis económica. En cuanto a los problemas de los investigadores, no hay duda que se ha obtenido profesionalidad y estabilidad a través del CONICET, se ha conseguido un módico aumento de sueldos, y también lo que tanto se pidió, que es idoneidad en los puestos directivos. Incluso se ha dado la continuidad en la gestión con la confirmación del Presidente del CONICET por el actual gobierno.
En el fondo, lo más llamativo de esta recolección de fragmentos es que pese a los altibajos del país que hemos sufrido como ciudadanos se siguió trabajando y produciendo durante -y a pesar de- las distintas situaciones difíciles del país. No hay duda que nuestro país pasa por épocas de"vacas gordas" seguidas de las de"vacas flacas" y en la actualidad hay indicios de que vamos remontando la cuesta de nuevo.
Para terminar, me parece apropiado transcribir las palabras finales de Lanari16 en su discurso de incorporación a la Academia Nacional de Medicina. En la vida hay que haber estado enamorado de alguien para poder saber lo que puede ser un momento de felicidad; pero es tan importante y mucho más duradero estar enamorado de algo, de un ideal o de un propósito a cumplir, que lo acompañe mientras viva y le dé contenido a la vida. A veces uno no sabe por qué se ha elegido ese algo, pero a uno no le cuesta mantenerse fiel. Del brazo de la asistencia médica y de la investigación clínica entro en la Academia de Medicina.                

Christiane Dosne Pasqualini
Academia Nacional de Medicina, Buenos Aires
chdosne@hotmail.com

 

1. Lanari A. El éxodo de investigadores y otros problemas conexos. Medicina (Buenos Aires) 1961; 21: 109-11.
2. Lanari A."Medicina" en su XXV aniversario. Medicina (Buenos Aires) 1964; 24: 5.
3. Lanari A. Sobre el éxodo de médicos argentinos. Medicina (Buenos Aires) 1964; 24: 308-10.
4. Lanari A. Docencia e investigación: una falsa antinomia. Medicina (Buenos Aires) 1975; 35: 338-40.
5. Medicina a los XXXV años. Medicina (Buenos Aires) 1977; 37: 431-3.
6. Lanari A. La creación de nuevas Facultades de Medicina. Medicina (Buenos Aires) 1976; 36: 501-3.
7. Lanari A. Medidas para fomentar la investigación clínica en hospitales no universitarios. Medicina (Buenos Aires) 1978; 38: 738-40.
8. Lanari A. Si yo fuera decano... Medicina (Buenos Aires) 1978; 38: 593-5.
9. Lanari A. Visión retrospectiva mirando hacia adelante. Medicina (Buenos Aires) 1978; 38: 204-6.
10. Lanari A. Una medicación"divina". Medicina (Buenos Aires) 1978; 38: 738-40 Medicina (Buenos Aires) 1982; 42: 451-2.
11. Roncoroni AJ. Discurso en el Acto del Sepelio. Medicina (Buenos Aires) 1985; 45: 103-4.
12. Cottini EP. Experiencia Pedagógica Curricular (1970-1977). Medicina (Buenos Aires) 1985; 45: 200-2.
13. Barousse AP. El futuro de Medicina (Buenos Aires). Medicina (Buenos Aires) 2000; 60: 107-8.
14. Martín RS, Barcat JA, Molinas FC (compiladores). Alfredo Lanari. Vocación y convicción. Reflexiones sobre la investigación, el futuro de la Medicina y otros escritos. Buenos Aires: Fundación Alfredo Lanari , 1995.
15. Aventis. Medicina y Cultura. Los Editoriales de Medicina (Buenos Aires). Buenos Aires: Biblioteca Médica Aventis, 2001.
16. Lanari A, Discurso de incorporación a la Academia Nacional de Medicina del Dr. Alfredo Lanari. Bol Acad Nac Med 1973; 51: 31-46.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License