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Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680versión On-line ISSN 1669-9106

Medicina (B. Aires) v.66 n.6 Buenos Aires nov./dic. 2006

 

Sigmund Freud y la psiquiatría moderna

En estos últimos años han aparecido numerosos trabajos que relacionan los postulados freudianos con los hallazgos de las neurociencias. En tales trabajos se encuentran coincidencias y contradicciones con la monumental obra de Freud.
Como este año se recuerdan los 150 años de su nacimiento, es oportuno hacer un balance acerca de la importancia de su pensamiento en el desarrollo de las ideas y las prácticas de la psiquiatría del siglo XX y del siglo XXI.
Es evidente la influencia del pensamiento freudiano en áreas extra-médicas como la literatura y las artes plásticas, a las que proveyó de una hermenéutica original y enriquecedora; también cabe referirse a su gravitación en la educación infantil y adolescente, a las que brindó herramientas para entender la complejidad de los conflictivos procesos emocionales de la psicología evolutiva, como así también el reconocimiento social de la importancia de la vida sexual en la infancia, la madurez y la vejez. Y hay que señalar, por otra parte, que el desarrollo tan notable de los derechos civiles como de los roles sociales de la mujer y de los homosexuales tampoco están exentos de su influencia. En todos esos campos y en otros sus postulados se aceptaron a veces en forma explícita y algunas otras no tanto, pero nunca fueron tan cuestionados como en las ciencias médicas.
Sus originales y revolucionarias ideas, sumadas a su condición de judío, lo convirtieron en un outsider de la medicina vienesa a pesar de haber logrado la categoría de Privat Dozent.
Hay que tener en cuenta que el punto de partida de sus estudios psicológicos fue un intento de relacionar la mente con los mecanismos neuronales, pero no pudo avanzar y sus investigaciones entraron en una vía muerta. Esto sucedió en 1895, cuando pocos conocían los trabajos de Camillo Golgi (1843-1926), Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) y Charles Scott Sherrington (1857-1952).
Luego de este fracasado proyecto para una psicología científica, fracaso decidido por él mismo, Freud nunca publicó sus investigaciones al respecto, porque la neurología de aquel entonces no podía explicar los fenómenos psicológicos, y cambió la dirección de sus investigaciones. Este proyecto abandonado que intentaba relacionar los fenómenos psicológicos con el funcionamiento neuronal debe de haber sido siempre – para decirlo de manera psicoanalítica: "el ideal de su yo"- pero no lo pudo lograr, no le alcanzó el tiempo para poder acceder a lo que conocemos nosotros en la actualidad.
A pesar de que al leer sus trabajos se hace evidente que en el desarrollo teórico es metodológicamente dualista, no hay que olvidar que se declaró ontológicamente monista y organicista.
Abandonado el proyecto biologista se dedicó a desarrollar una psicología fundamentalmente médica, por primera vez independiente del campo de la filosofía y planteada como ciencia natural, basada en la observación, descripción e interpretación de las conductas de sus pacientes.
Freud utilizó el método científico que había aprendido en el laboratorio de Ernst Wilhelm von Brücke (1819-1892) y lo aplicó en la investigación clínica que desarrolló en su larga experiencia médica.
Sin embargo, este cambio en la dirección de sus investigaciones no borró la impronta biologista de este primer trabajo. James Strachey (1887-1967) –traductor y compilador de Freud– dice que ese proyecto es un fantasma invisible que ronda en todos sus escritos teóricos, incluso en los últimos1.
En varias oportunidades manifestó que existían enfermedades, como la manía, en las que era innegable que el propio organismo producía sustancias que provocaban un cuadro semejante a una intoxicación. Y también dijo, precursor, que, en algún momento se iba a poder demostrar que hasta las reacciones emocionales más sutiles se correspondían con alteraciones cerebrales y que se iban a descubrir medicamentos que controlarían los impulsos del Ello.
En el año 1976 Karl Pribram y Merton Gill –un neurofisiólogo y un psicoanalista– trataron de relacionar el proyecto con los conocimientos neurofisiológicos de ese momento. Pero fue otro intento fallido2.
Hoy se están empezando a demostrar algunas de estas relaciones que Freud había previsto. Es oportuno señalar que Joseph Le Doux, de la New York University, trabajando con sus ratas condicionadas, ha dado una explicación neurofisiológica para aquella descripción freudiana del fenómeno de la amnesia infantil3. Tal amnesia no sería un efecto de la represión, como postuló Freud, sino de otro fenómeno: la inmadurez del hipocampo antes de los cuatro años de edad. Entonces se presenta esta curiosa situación: podemos recordar cómo se abotona la camisa pero no cómo y de quién lo aprendimos, porque no hay dónde almacenar este recuerdo. Su colega de la New York University, Elizabeth Phelps, complementa sus hallazgos con neuroimágenes4.
En un editorial reciente de esta revista, Kotsias refiere que Freud parece haber acertado con la represión de los recuerdos, un mecanismo crucial en la teoría analítica, sin sustrato biológico hasta que en 2004 Anderson y colaboradores publicaron un artículo en Science demostrando sus mecanismos neurofisiológicos fundamentados con imágenes de resonancia magnética cerebral5.
Donald W. Pfaff, de la Rockefeller University, cree que los mecanismos instintivos que gobiernan la motivación humana son aún más primitivos de lo que pensaba Freud, y describe uno de ellos (al que denomina seeking o reward), que está regulado por la dopamina y es el encargado de la búsqueda de placer6. Esto recuerda a esa energía que Freud llamaba libido.
Eric R. Kandel, que recibió el premio Nobel de Medicina en el año 2000, con Arvid Carlsson, Paul Greengard, "por sus descubrimientos concernientes a la transducción de señales en el sistema nervioso", sostiene que el psicoanálisis todavía es la concepción más coherente e intelectualmente satisfactoria que se conoce del funcionamiento mental7.
Neurocientíficos como E. R. Kandel, J. E. Le Doux, V. S.Ramachandran, G. Rizzolatti y muchos otros están dando un nuevo marco de trabajo a la psiquiatría: básicamente comienzan a demostrar que los fenómenos mentales son cambios cerebrales, y en sus publicaciones la teoría freudiana parecería quedar, como la teoría darwinista con relación a la genética molecular, como un esquema referencial sobre el cual se pueden ir integrando los nuevos descubrimientos.
Si bien no fue Freud sino Hermann von Helmholtz (1821-1894) el primero en hablar de actividad mental inconsciente, fue Freud quien desarrolla, por primera vez, una teoría sobre el funcionamiento del inconsciente. Y lo más importante, porque es fundamental para el progreso de la psiquiatría moderna: también es Freud quien demuestra que observando atentamente las palabras y el comportamiento de un paciente, el médico puede acceder a comprender el funcionamiento del inconsciente. Este es el aporte fundamental de Freud: la creación de un sistema de comprensión y tratamiento para las enfermedades mentales.
Investigar y llevar a la conciencia las emociones inconscientes es el basamento del método psicoanalítico pero también de toda psicoterapia comprensiva.
Este descubrimiento hizo posible que él y sus seguidores desarrollaran diferentes técnicas para conseguir cambios mentales que implican cambios en la modalidad senso-perceptiva, afectiva, cognitiva y conductual del paciente. Y todo esto se consigue a través de la experiencia psicoterapéutica, a través de la palabra y la actitud del terapeuta que favorece el fenómeno transferencial.
En el presente las técnicas de imágenes abren nuevos horizontes en la búsqueda científica para poder conectar el proceso terapéutico con la anatomía cerebral y el funcionamiento del sistema nervioso. De este modo se puede llegar a comprender de qué manera los estados patológicos alteran los procesos inconscientes y por lo tanto el cerebro, y de qué manera la psicoterapia o un fármaco o la combinación de ambos los puede reordenar.
Hoy podemos afirmar que no se trata de que haya lesiones cerebrales que requieren tratamiento farmacológico y procesos mentales alterados que requieren técnicas verbales, sino que las alteraciones mentales son alteraciones cerebrales y pueden ser tratadas con técnicas farmacológicas o técnicas verbales o técnicas combinadas. Cualquiera de ellas indistintamente producen cambios cerebrales, y por eso se reducen los síntomas. Es por este camino que se puede llegar a resolver la obsoleta dualidad cartesiana de mente y cuerpo.
Naturalmente Freud no pudo conocer los descubrimientos actuales que posibilitan una psicología científica tal como él la imaginó, como una ciencia natural; pero sin ninguna duda, Sigmund Freud quedará en la historia de la medicina como el Cristóbal Colón que abrió el camino al nuevo mundo del inconsciente.

Carlos Barés

E-mail: barescarlos@hotmail.com

1. Freud S. Complete Works. Standard Edition. London: Hogarth Press, 1955. Volume 1, p 290.
2. Pribram K, Gill M. Freud's Project Reassessed. London: Hutchinson, 1976.
3. Le Doux JE. The emotional brain. New York: Simon & Schuster, 1996.
4. Dobbs D. Mastery of emotions. Sci Am Mind 2006; 17: 44-9.
5. Kotsias BA. Freud acertó con la represión. Medicina (Buenos Aires) 2006; 66: 372-4.
6. Solms M. Freud returns. Sci Am Mind. 2006; 17: 28-34.
7. Kandel ER. Essay: The new science of mind. Sci Am Mind. 2006; 17: 62-9.
 

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