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Medicina (Buenos Aires)

Print version ISSN 0025-7680

Medicina (B. Aires) vol.70 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires May/June 2010

 

ARTÍCULO ESPECIAL

Manejo de la hiperglucemia en el paciente hospitalizado

Francisco J. Pasquel, Guillermo E. Umpierrez

Department of Medicine, Emory University School of Medicine, Atlanta, Georgia, USA

Dirección postal: Dr. Guillermo Umpierrez, Emory University School of Medicine, 49 Jesse Hill Jr. Drive, Atlanta, Georgia, 30303, USA Fax: 404-778-1661 e-mail: geumpie@emory.edu

Resumen
La hiperglucemia es una manifestación frecuente en los pacientes hospitalizados dentro y fuera de la unidad de cuidados intensivos. La hiperglucemia se asocia, a su vez, con un aumento en la morbilidad, la mortalidad y la estancia hospitalaria. Los mecanismos causantes de estas complicaciones no están claros, pero se ha reconocido que múltiples procesos fisiológicos son afectados durante el aumento de la glucemia. Estudios prospectivos han demostrado un impacto positivo del control de los niveles de glucosa sobre varios parámetros clínicos y la mortalidad en diferentes grupos de pacientes críticos; sin embargo, las metas de control glucémico en los pacientes hospitalizados han sido cuestionadas. En consecuencia, muchos profesionales de la salud no tienen una aproximación bien formulada y objetiva para manejar la hiperglucemia en el hospital. En este artículo revisamos estudios observacionales y prospectivos relacionados a la hiperglucemia en pacientes hospitalizados, además de las opciones de manejo de la hiperglucemia y recomendaciones para la transición al control ambulatorio.

Palabras clave: Hiperglucemia; Hipoglucemia; Insulina; Cuidados intensivos; Diabetes

Abstract
Management of hyperglycemia in the hospitalized patient. Hyperglycemia is a frequent complication in patients admitted to the hospital, and it is associated with increased morbidity, mortality and length of stay. The mechanisms that cause these complications are not clear, but multiple physiological processes are affected with increased glucose levels. Prospective studies have showed a positive impact of glucose control on morbidity, and mortality in different groups of patients. However, questions have risen regarding glucose targets, and consequently many healthcare providers do not have a well-formulated and objective approach to handle hyperglycemia in critically, and non-critically ill patients. In this article we review observational and prospective studies regarding hyperglycemia in the hospital. We also describe options for glucose control, and recommendations for the transition of glucose management to the ambulatory setting.

Key words: Hyperglycemia; Hypoglycemia; Insulin; Critically ill inpatient; Diabetes

La diabetes es una de las enfermedades más frecuentes en los pacientes hospitalizados1. En los EE.UU., una tercera parte de los pacientes internados en el hospital tienen niveles elevados de glucosa sanguínea, y una tercera parte de ellos no tiene un diagnóstico previo de diabetes2. Estudios observacionales indican que la hiperglucemia en la unidad de cuidados intensivos, en pacientes con y sin diabetes está asociada a un mayor riesgo de complicaciones, a una estancia hospitalaria más larga y a mayores tasas de utilización de recursos y mortalidad2-3, 4-9. El aumento en la morbi-mortalidad se relaciona en parte con la alta incidencia de enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, hipertensión, e insuficiencia renal10-12, además de los efectos adversos relacionados con la hiperglucemia2, 13-14.
En el paciente enfermo, el estrés aumenta la producción de citoquinas y hormonas contra-reguladoras que resultan en una alteración del metabolismo de carbohidratos, incluyendo resistencia a la insulina, aumento de la producción hepática de glucosa e insuficiencia relativa en la producción de insulina9, 15. Los mecanismos por los cuales la hiperglucemia causa complicaciones no están claros. Parte de los efectos parecerían estar relacionados con alteraciones en el sistema inmune e inflamación. La hiperglucemia se ha asociado a un aumento de la respuesta pro-inflamatoria, a una función alterada del sistema inmune, disfunción endotelial, estado pro-trombótico, daño neuronal asociado a isquemia cerebral y a un aumento del estrés oxidativo7, 16.
La administración de insulina puede prevenir varios de los efectos adversos asociados a la hiperglucemia.
Algunas de las ventajas observadas probablemente se relacionan con los efectos anti-inflamatorios de la hormona. La insulina suprime factores pro-inflamatorios, como el factor nuclear kappa B (NFκB) y el gen de respuesta temprana de crecimiento (EGR-1 - Early Growth Response-1). Varios estudios han demostrado que la administración de insulina está asociada a una disminución de la concentración de compuestos modulados por estos factores incluyendo: inhibidor del activador del plasminógeno-1 (PAI-1), molécula de adhesión intracelular- 1 (ICAM-1), proteína quimiotáctica de monocitos-1 (MCP-1) y metaloproteinasas de matriz 1 y 2 (MMP-1 y MMP-9)9, 17-18. La insulina puede suprimir la generación de especies reactivas de oxígeno, inducir la vasodilatación, inhibir la lipólisis, reducir los ácidos grasos libres, inhibir la agregación plaquetaria y disminuir la respuesta inflamatoria16, 19-20. Por lo tanto, la administración de la insulina juega un papel primordial en la prevención de los riesgos asociados a la hiperglucemia.

Estudios en unidades de cuidados intensivos médicos y quirúrgicos

Numerosos estudios observacionales en pacientes críticos, con y sin diabetes, han demostrado consistentemente una relación casi lineal entre los niveles de glucosa y peor pronóstico4, 14, 21-24. El estudio multicéntrico DIGAMI (Diabetes Mellitus, Insulin Glucose Infusion in Acute Myocardial Infarction) demostró que una intervención agresiva para controlar los niveles de glucosa redujo la morbilidad y mortalidad independientemente del diagnóstico previo de diabetes25. En este estudio, un total de 620 pacientes con infarto agudo de miocardio y niveles de glucosa mayor a 198 mg/dl al ingreso, fueron distribuidos aleatoriamente a un manejo convencional de la diabetes o a la infusión de glucosa-insulina-potasio (GIK), con el objetivo de mantener niveles de glucosa menores a 210 mg/dl, seguidos de terapia intensiva de insulina subcutánea por 3 o más meses. En este estudio, los valores de glucosa durante las primeras 24 horas de ingreso hospitalario fueron en promedio de 211 mg/dl en el grupo control vs. 173 mg/dl en el grupo experimental; al momento del alta los valores de glucosa fueron de 173 mg/dl vs. 148 mg/dl, respectivamente. Sin embargo, la tasas de mortalidad en el hospital (11% en el grupo control vs. 9% en el grupo de infusión de glucosa- insulina) o a los 3 meses (1% vs. 12%) no fueron significativamente diferentes. Al año, los valores disminuyeron de 26% (grupo control) a 19% (GIK), una reducción del 28% en la mortalidad (P = 0.01). El Proyecto de Diabetes de Portland (The Portland Diabetic Project)21, un estudio prospectivo, no-aleatorizado, de 3554 pacientes diabéticos consecutivos que recibieron un bypass coronario, informó que la terapia intensiva de insulina intravenosa (IV) con niveles de glucosa de 177 ± 30 mg/dl comparados con insulina subcutánea y niveles de glucosa de 213 ± 4 mg/dl dio lugar a una tasa de mortalidad significativamente más baja (2.5% [65 de 2612] vs. 5.3% [59 de 942]). Simultáneamente, la tasa de infección de la herida esternal profunda, la estancia hospitalaria y los costos de la hospitalización fueron reducidos significativamente en los pacientes tratados con insulina intravenosa26, 27. En otro estudio, no-controlado, en una sola unidad de terapia intensiva médico-quirúrgica, Krinsley et al27 informaron que la aplicación de un protocolo de infusión de insulina diseñado para mantener niveles de glucosa menores a 140 mg/dl redujo la mortalidad hospitalaria de 20.9% antes de la implementación del protocolo a 14.8% con el protocolo, con una reducción correspondiente del 29.3%. Por otro lado, en el ya clásico estudio de Van den Berghe14, un estudio prospectivo aleatorizado en pacientes quirúrgicos de cuidados intensivos, la terapia intensiva de insulina (TII) con un objetivo de glucosa entre 80 y 110 mg/dl redujo la mortalidad hospitalaria en 34%, la sepsis en 46%, la insuficiencia renal aguda hemodiálisis-requirente en un 41% y la necesidad de transfusiones sanguíneas en un 50%. Además, en los pacientes que recibieron TII, tanto la neuropatía de enfermedad crítica, la estancia en la unidad de cuidados intensivos (UCI), como la duración de la ventilación mecánica fueron menores, comparados con la terapia convencional14 (Tabla 1).

TABLA 1.- Beneficios del control estricto de la glucosa: estudios observacionales y estudios clínicos controlados iniciales

UCI = Unidad de cuidados intensivos, UCC = Unidad de cuidados coronarios, DM = diabetes mellitus, Fib-A = fibrilación auricular.

En contraste con estos estudios iniciales positivos, los resultados de estudios clínicos controlados (ECC) recientes han planteado preguntas sobre la seguridad y la eficacia del control estricto de la glucosa (80 a 110 mg/dl) para mejorar el pronóstico clínico (disminución de complicaciones y mortalidad hospitalaria) sin un aumento del riesgo de hipoglucemia grave28-31 (Tabla 2). El estudio DIGAMI 232 que incluyó a 1253 pacientes con infarto agudo de miocardio, con historia de diabetes o valores de glucosa al ingreso mayores a 198 mg/dl, demostró que no hubo ninguna diferencia en el índice de mortalidad entre los pacientes distribuidos aleatoriamente a terapia intensiva con infusión de insulina-glucosa en comparación con el manejo local convencional. Además, no hubo diferencias significativas en la morbilidad expresada como casos de re-infarto, de insuficiencia cardíaca congestiva o de accidente cerebrovascular entre los grupos de tratamiento. El ensayo de Van den Berghe en la unidad de cuidados intensivos médicos no pudo reproducir los resultados observados en los pacientes quirúrgicos33. En este estudio, 1200 pacientes adultos que se consideraba que necesitaban por lo menos 3 días de cuidados intensivos, fueron asignados aleatoriamente para recibir TII (80 y 110 mg/dl) o tratamiento convencional de insulina (180 a 200 mg/dl) que empezó con niveles de glucosa mayores a 215 mg/dl. En el análisis de intención a tratar, a pesar de la reducción en la glucosa sanguínea, no hubo diferencias en la mortalidad hospitalaria (40% en el grupo de tratamiento convencional contra 37.3% en el grupo de TII, p = 0.33). Entre el subgrupo de 433 pacientes que permanecieron en la UCI por menos de tres días, la mortalidad fue mayor en los pacientes tratados con TII. Sin embargo, entre los pacientes que permanecieron en la UCI por tres o más días, el tratamiento intensivo de insulina redujo la mortalidad hospitalaria (de 52.5 a 43.0%, p = 0.009). Los eventos hipoglucémicos graves (glucosa < 40 mg/dl) fueron 6 veces más frecuentes en el grupo de TII (18.7 contra 3.1%). La hipoglucemia fue identificada como un factor de riesgo independiente para la mortalidad33.

TABLA 2.- Manejo intensivo de la glucosa en estudios clínicos controlados

UCIQ: Unidad de cuidados intensivos quirúrgicos, UCIM: Unidad de cuidados intensivos médicos, IAM = infarto agudo de miocardio, *NS = no significativo; NR = no reportado; RRR: reducción del riesgo relativo; RRA: reducción del riesgo absoluto.

El estudio Glucontrol30, un ECC prospectivo en una población mixta de pacientes críticamente enfermos, comparó los efectos de dos regímenes de terapia con insulina, dirigidos para alcanzar un nivel de glucosa entre 80 y 110 mg/dl (TII) y entre 140 y 180 mg/dl (terapia convencional). El estudio anticipó reclutar a 3500 pacientes; sin embargo, fue suspendido prematuramente (reclutaron a 1082 pacientes) por una alta tasa de violaciones del protocolo y por preocupaciones en la seguridad y bienestar de los pacientes. Durante el tratamiento, la glucosa promedio fue de 118 mg/dl (TII) contra 144 mg/dl (terapia convencional). No hubo diferencias en: la mortalidad en la UCI (16.97 contra 15.20%), mortalidad hospitalaria (24.6 contra 20.7%), mortalidad a los 28 días (19.8 contra 16.1%), o en la estancia en cuidados críticos (6 contra 6 días). La hipoglucemia grave fue mayor en el régimen de TII (8.6% contra 2.4%) y se asoció independientemente con la mortalidad en el análisis multivariado30. El estudio VISEP29, un ECC en 537 sujetos con sepsis, randomizados a manejo convencional (BG 180-220 mg/l) o terapia intensiva de insulina (BG 80-110 mg/dl) no encontró una disminución en la mortalidad a los 28 días (el 26% contra 24.7%) o 90 días (35.4% contra 39.7%), pero señaló índices más altos de hipoglucemia severa (nivel de glucosa < 40 mg/dl) con la TII (17% contra 4.1%; P < 0.001). La hipoglucemia grave fue también identificada como un factor de riesgo independiente para la mortalidad (RR 2.2 a los 28 días; IC del 95%, 1.6-3.0)29. En un estudio similar, De La Rosa señaló que el control intensivo de glucosa en una UCI médico-quirúrgica no diminuyó la morbilidad o mortalidad; sin embargo, aumentó el índice de hipoglucemia en cinco veces31. El estudio NICE-SUGAR (Normoglycemia in Intensive Care Evaluation Survival Using Glucose Algorithm Regulation), el ECC más grande hasta el momento (6104 pacientes), comparó el pronóstico clínico de un grupo de control intensivo de glucosa (81-108 mg/dl) contra un grupo de tratamiento convencional (BG 144-180 mg/dl)28. Los dos grupos de tratamiento mostraron una buena separación del nivel de glucosa con una diferencia absoluta promedio de 29 mg/dl (118 mg/dl contra 145 mg/dl). Los autores señalaron un aumento absoluto en la mortalidad a los 90 días, objetivo principal del estudio, en el grupo de tratamiento intensivo (27.5% contra 24.9%, odds ratio, 1.14; P = 0.02). El índice de hipoglucemia grave (glucosa < 40 mg/dl) fue significativamente más alto en el grupo de tratamiento intensivo comparado con el grupo de tratamiento convencional (6.8% contra 0.5%, P < 0.001) (Tabla 3).

TABLA 3.- Hipoglucemia en protocolos de infusión intravenosa de insulina

UCIQ: Unidad de cuidados intensivos quirúrgicos, UCI-M: Unidad de cuidados intensivos médicos

Estudios en pacientes internados fuera del ambiente de terapia intensiva

No existen ECC que examinen el efecto del control intensivo de glucosa sobre la mortalidad y otros parámetros clínicos en pacientes hospitalizados fuera del ambiente de terapia intensiva. Sin embargo, varios estudios observacionales señalan una fuerte asociación entre la hiperglucemia y peor pronóstico clínico, incluyendo: la estancia hospitalaria, la tasa de infecciones, la discapacidad prolongada después del alta y la mortalidad2, 7, 13. En un estudio retrospectivo de 1886 pacientes admitidos en un hospital urbano, la mortalidad en las salas de medicina interna fue significativamente más alta en los pacientes hiperglucémicos con o sin diagnóstico de diabetes al ingreso, en comparación con pacientes con niveles normales de glucosa (10% vs. 1.7%, vs. 0.8%, p < 0.01)2. La hiperglucemia al ingreso hospitalario también se ha relacionado con peor pronóstico en pacientes con neumonía adquirida en la comunidad34. En un estudio multicéntrico de cohorte prospectivo de 2 471 pacientes, aquellos con niveles de glucosa durante la admisión mayores a 198 mg/dl, tuvieron un mayor riesgo de mortalidad y de complicaciones en comparación con los que tenían niveles de glucosa < 198 mg/dl. El riesgo de complicaciones hospitalarias aumentó en 3% por cada aumento en 1 mmol/l (18 mg/dl) de glucosa durante la admisión. En un estudio retrospectivo de 348 pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica e infección de las vías respiratorias, el riesgo relativo de muerte fue de 2.10 en los sujetos con una glucosa sanguínea de 7-8.9 mmol/l (126-160mg/dl), y de 3.42 para aquellos con niveles de glucosa mayores a 9.0 mmol/l (162mg/dl) en comparación con los que tenían una glucosa en sangre de 6.0 mmol/l (108mg/dl)35. Por cada aumento en un mmol/l (18 mg/dl) de glucosa, se observó un aumento del 15% en el riesgo de un evento clínico adverso, definido como muerte o estancia hospitalaria mayor a nueve días.

Opciones de tratamiento para alcanzar niveles seguros de glucosa sanguínea de manera efectiva

La terapia con insulina es el método preferido para controlar la glucosa en la mayoría de los pacientes hospitalizados36. En la UCI, la infusión intravenosa es la ruta preferida para la administración de la insulina (Tabla 4)36. Fuera de las unidades de cuidados críticos, la administración subcutánea de insulina es utilizada con mucho más frecuencia (Tabla 5). Por otro lado, los agentes por vía oral tienen un papel limitado y se deben evitar en el paciente hospitalizado37.

TABLA 4.- Recomendaciones de la AACE/ADA para el manejo de la glucemia en la unidad de cuidados intensivos

AACE = American Association of Clinical Endocrinologists, ADA = American Diabetes Association (Adaptado de la Ref. 36)

TABLA 5.- Recomendaciones de la AACE/ADA para el manejo de la glicemia en pacientes No-Críticos

AACE= American Association of Clinical Endocrinologists, ADA = American Diabetes Association, (Adaptado de la Ref. 36).

En los servicios de cuidados intensivos, la infusión continua de insulina ha mostrado ser el método más eficaz para alcanzar los rangos deseados de glucosa sanguínea7, 36. Debido a la vida media muy corta de la insulina en la circulación, la administración intravenosa permite ajustes de dosificación rápidos para corregir los niveles de glucosa. Numerosos ejemplos de algoritmos de infusión continua de insulina38 se han descrito en la literatura14, 21, 39. Tradicionalmente, las formas para medir y ajustar (titrate drip) la insulina intravenosa y alcanzar el control glicémico deseado, mediante algoritmos pre-establecidos o a través de la aplicación de reglas matemáticas, se han utilizado en la práctica clínica. Recientemente están disponibles en el comercio40, 41 algoritmos computarizados que apuntan a dirigir al servicio de enfermería. Los diversos algoritmos de tratamiento de insulina en cuidados intensivos parecen ser igualmente eficaces para controlar los niveles de glucosa, sin mostrar diferencias en los eventos clínicos importantes, incluyendo la frecuencia de eventos hipoglucémicos graves, el tiempo de estadía en la UCI, la estancia hospitalaria o la mortalidad7, 36.
La insulina subcutánea programada es el método preferido para alcanzar y mantener el control de la glucosa en pacientes fuera de la UCI con diabetes o hiperglucemia inducida por estrés. Los componentes recomendados de los regímenes subcutáneos de insulina incluyen un componente basal, un componente nutricional y un componente de corrección7, 36. Los pacientes hospitalizados requieren a menudo altas dosis de insulina para alcanzar los niveles de glucosa deseados, debido a la incrementada resistencia a la insulina; así, además de requisitos básicos y nutricionales de insulina, éstos requieren a menudo insulina de corrección para el tratamiento de la hiperglucemia. El uso de dosis repetidas de insulina de corta-duración en bolos de corrección por escala (sliding scale) como forma única de terapia en pacientes hospitalizados con diabetes, se debe evitar debido a la persistencia de la hiperglucemia y control inadecuado en aquellos con diabetes tipo 2 y al riesgo aumentado de cetoacidosis en los que tienen diabetes tipo 17, 36. Un estudio prospectivo reciente, comparó la eficacia y la seguridad de un régimen basal/bolo de insulina glargina e insulina glulisina con la insulina regular en escala en pacientes con diabetes tipo 2 admitidos al servicio de medicina interna42. En este estudio, el uso del régimen basal/bolo dio lugar a una mejora significativamente mayor en el control de la glucosa sanguínea y a una baja y similar incidencia de hipoglucemia en comparación con el tratamiento de corrección por escala de insulina regular. Estos resultados indican que un régimen de insulina basal/bolo es más eficaz para el control de la glucosa en pacientes hospitalizados con diabetes tipo 2, y que el usoúnico de escala de insulina (sliding scale) no se debería utilizar en pacientes diabéticos hospitalizados. En otro estudio aleatorizado, multicéntrico, controlado43, encontramos que la combinación de insulina NPH con insulina regular dos veces al día dio lugar a un control glicémico similar al de un régimen basal/bolo con insulina detemir (una vez al día) e insulina aspart (antes de las comidas). Adicionalmente, no hubo diferencias en la estancia hospitalaria, el índice de acontecimientos hipoglucémicos, y la mortalidad entre los grupos.
La creación de un comité multidisciplinario dirigido por los expertos locales en el manejo de la diabetes puede establecer metas razonables y realizables de manejo
glucémico con el uso de protocolos establecidos44. Ordenes pre-impresas o sistemas de órdenes computarizadas, con el adecuado soporte técnico, son herramientas útiles para facilitar la terapia apropiada7, (ver ejemplo en Apéndice). Tales protocolos y conjuntos de sistemas de órdenes deben ser revisados periódicamente de acuerdo a la evidencia disponible.

Aspectos financieros del manejo de la diabetes en el hospital

La diabetes mellitus es uno de los problemas de salud pública más importantes en todo el mundo1, 45. El gasto total de la atención sanitaria en EE.UU. fue estimado en $ 2.4 billones de dólares en el 20071. Durante el mismo año, el total estimado del costo para el cuidado de la diabetes fue de $174 mil millones de dólares, incluyendo un costo total de $97 mil millones (el 50% de costo total) en el paciente hospitalizado46. Los análisis de fármacoeconomía han examinado la relación costo-efectividad del control de la glucemia en el hospital. En el Proyecto de Diabetes de Portland, un estudio pros-pectivo noaleatorizado de 17 años en 4 864 pacientes con diabetes que recibieron cirugía de corazón, la instauración de un protocolo para el tratamiento con insulina para alcanzar niveles de glucosa predeterminados, redujo la incidencia de la infección de la herida esternal profunda en un 66% y dio lugar a un ahorro neto de 4 638 dólares por paciente26. En otro estudio, Krinsley realizó un análisis similar del impacto del control glucémico intensivo sobre los eventos clínicos y el costo en 1600 pacientes tratados en una UCI médica47. El control glucémico intensivo se asoció a un ahorro en el costo total de 1 580 dólares por paciente. Van den Berghe comunicó un análisis posthoc de la utilización de recursos de los pacientes en ventilación mecánica admitidos a la UCI quirúrgica48. El ahorro en el costo asociado a la normalización estricta de los niveles de la glucosa en sangre fue de 2 683 euros (equivalente a 3 476 dólares) por paciente. Un análisis retrospectivo de pacientes que recibieron cirugía de bypass coronario señaló que cada aumento en 50 mg/dl en los niveles de glucosa sanguínea en el día de la cirugía y el posterior, se asoció a un creciente costo hospitalario de 1 769 dólares y a un aumento en la estancia hospitalaria de 0.76 días22. La puesta en práctica de un programa de diabetes para reducir la glucosa en 26 mg/dl (177 mg/dl a 151 mg/dl) mensualmente, dio lugar a una reducción significativa en la estancia hospitalaria de 0.26 días y a un ahorro estimado mayor a 2 millones de dólares anuales en el hospital49. Así, los programas de control glucémico intensivos han señalado unánimemente un ahorro en costos sustancial en sujetos de cuidados críticos. Los ahorros asociados al control de glucosa se deben sobre todo a la disminución de la estancia hospitalaria y a la menor incidencia de complicaciones. Sin embargo, estas ventajas no se pueden generalizar igualmente entre las diferentes enfermedades de los pacientes47-50.
Los ahorros netos más grandes ocurren entre pacientes quirúrgicos, cardíacos y con enfermedades digestivas. En tales pacientes, los programas clínicos enfocados en la gestión e implementación de programas para mejorar el manejo de la hiperglucemia en la terapia intensiva pueden ser una inversión valiosa con ventajas económicas significativas para los hospitales47-51. Estos datos sugieren que la implementación de un programa completo en la gestión de la atención sanitaria para la población con diabetes puede llevar a mejoras sustanciales en el costo y pronóstico clínico en el corto plazo.

Recomendaciones durante el alta para los pacientes con diabetes

Se debe instruir a todos los pacientes con diagnóstico nuevo de diabetes, y el régimen de tratamiento ambulatorio debe ser discutido antes del alta. El paciente o el cuidador deben recibir la instrucción en terapia dietética apropiada, así como en las técnicas de control de la glucosa en el hogar. Es importante tomar las medidas necesarias para asegurar un seguimiento apropiado con un profesional de la salud, que supervise el manejo ambulatorio de la diabetes. Además, los pacientes deben ser educados sobre los signos y síntomas de hipoglucemia e hiperglucemia, y en el manejo de la insulina durante los días de enfermedad, los niveles de glucosa y el uso de insulina de corrección52.
Las necesidades educativas antes del alta del hospital incluyen: el autocontrol de la glucosa; la explicación de las metas de los niveles de glucosa; la definición, el reconocimiento, el tratamiento y la prevención de la hipoglucemia e hiperglucemia; la identificación del profesional de la salud que proporcionará el cuidado de la diabetes después del alta; el manejo de la glucosa durante otras enfermedades, y el uso y disposición apropiados de agujas y jeringuillas.
Para todos los pacientes que tienen hiperglucemia en el hospital, se aconseja una visita ambulatoria de seguimiento con su médico principal, endocrinólogo, o educador de la diabetes durante el mes siguiente al alta7, 36. La comunicación clara con los profesionales de la salud a ser involucrados en el manejo ambulatorio del paciente con diabetes, directamente o a través de resúmenes de la estancia hospitalaria facilita transiciones seguras del cuidado del paciente a la comunidad.

APENDICE*

Conflictos de interés: El Dr. Guillermo Umpierrez tiene el apoyo de la Asociación Americana de Diabetes (American Diabetes Association, 7-03-CR-35) y del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos (National Institutes of Health, M01 RR-00039).

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Recibido: 22-9-2009
Aceptado: 15-1-2010

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