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Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680

Medicina (B. Aires) vol.71 no.6 Ciudad Autónoma de Buenos Aires nov./dic. 2011

 

EDITORIAL

Las cenizas volcánicas

 

La actividad de unos 500 volcanes dispersos por todo el mundo amenaza a más de 500 millones de personas con 40-50 erupciones anuales. Desde hace varios meses la Argentina, y en particular las regiones del sur del país, están sufriendo las consecuencias de la actividad del complejo volcánico chileno Puyehue-Cordón Caulle con enormes pérdidas económicas y de animales y el potencial daño a la salud humana. Se han informado problemas respiratorios como irritación en la nariz y tráquea, en la piel y ojos entre los signos y síntomas más comunes.
La composición del material emitido por los volcanes es variable y por ello la comparación de sus efectos de estos sobre la salud humana es difícil. Un reciente trabajo sobre la actividad volcánica en Islandia concluye que los efectos respiratorios agudos están bien documentados, entre ellos asma y bronquitis así como la exacerbación de síntomas cardiovasculares o pulmonares preexistentes, mientras que no están demostrados los efectos a largo plazo de las cenizas volcánicas. No hay casos comprobados de silicosis debido al incumplimiento de tres factores necesarios en las cenizas para generar la fibrosis nodular del pulmón: la concentración elevada de partículas de sílice, el tamaño de las mismas y la exposición prolongada1. Por otro lado, un artículo publicado el año pasado analiza los efectos de la erupción del Monte Etna en Sicilia, Italia, en 20022. Durante tres meses la población aledaña al Etna sufrió las consecuencias de la actividad volcánica. La mortalidad por todas las causas o por afecciones cardiovasculares no cambió, disminuyeron las internaciones por afecciones respiratorias y por traumatismos debido a las medidas precautorias de permanecer en los hogares y evitar la conducción de automóviles, y aumentaron los casos de isquemia cardÍaca y accidentes cerebrovasculares, en particular en personas mayores de 65 años; el estrés debido al accidente geológico fue sugerido como factor importante en estas entidades.
La erupción de los volcanes constituye una de las fuentes emisoras de partículas hacia la atmósfera junto con los incendios de bosques, sales del mar y partículas depositadas en la tierra dispersadas por el viento. En la erupción, los volcanes arrojan al exterior magma -una mezcla de roca derretida- y agentes volátiles y sólidos. La mayor parte de los gases es vapor de agua y a esto se suman dióxido de carbono, anhidrido sulfuroso y monóxido de carbono, entre otros. En general, las
cenizas están compuestas de partículas fragmentadas de roca volcánica con un diámetro de 2.5-10 μm2. En el año 2002 un grupo de investigadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica3 estudió las partículas emitidas por la erupción del volcán Copahue en la provincia de Neuquén, con esporádicas erupciones comprobadas desde el siglo XVIII. Las muestras depositadas fueron clasificadas de acuerdo al tamaño de las partículas con un rango entre 36 y 300 μm. Treinta y cuatro elementos fueron clasificados y en especial As, Cd, Cu y Sb presentes en las partículas más pequeñas.
Las autoridades civiles y los científicos no se han puesto de acuerdo en las medidas que se deben tomar ante futuras erupciones volcánicas. Quizás la conclusión más inquietante acerca de la actividad de los volcanes y cómo prepararse ante la emergencia sea la de un investigador italiano especializado en el Vesubio, volcán a cuya sombra se encuentran tres millones de napolitanos. En una nota titulada “Europe´s ticking time bomb” publicada en Nature de este año4, Augusto Neri afirmó: “We simply do not know how the volcano works”.

Basilio A. Kotsias

Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, Universidad de Buenos Aires
e-mail: kotsias@yahoo.com

1. Gudmundsson G. Respiratory health effects of volcanic ash with special reference to Iceland. A review. Clin Respir J 2011; 5: 2-9.         [ Links ]

2. Fano V, Cernigliaro A, Scondotto S, Perucci CA, Forastiere F. The fear of volcano: short-term health effects after Mount Etna's eruption in 2002. Eur Respir J 2010; 36: 1216-8.         [ Links ]

3. Gómez D, Smichowski P, Polla G, Ledesma A, Resnizky S, Rosa S. Fractionation of elements by particle size of ashes ejected from Copahue Volcano, Argentina. J Environ Monit 2002; 4: 972-7.         [ Links ]

4. Barnes K. Volcanology: Europe's ticking time bomb. Nature 2011; 473: 140-1.         [ Links ]

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