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Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680

Medicina (B. Aires) vol.72 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2012

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Enfermedad pulmonar obstructiva: diferencias entre hombres y mujeres

 

María Soledad Rodríguez-Pecci, Javier de la Fuente-Aguado, Javier Montero-Tinnirello, Ana B. Sanjurjo-Rivo, Paula Sánchez-Conde, Francisco J. Fernández-Fernández

Servicio de Medicina Interna, Hospital Povisa, Vigo, España

Dirección Postal: Dra. María Soledad Rodriguez-Pecci, Salamanca 5, CP 26211, Vigo, Pontevedra, España
Fax:(34-98) 6421439 e-mail:ssrodriguez78@live.com.ar

 


Resumen
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) ha aumentado su prevalencia en el sexo femenino. Los casos de mujeres se describen como más sintomáticas. A pesar de que la EPOC se ha vinculado a elevado riesgo cardiovascular, hay pocos estudios sobre diferencias por sexo. El objetivo de nuestro estudio fue determinar la influencia del sexo sobre calidad de vida y síntomas, tratamiento, factores de riesgo y enfermedad cardiovascular (ECV) en una población de pacientes con EPOC. En este estudio prospectivo observacional de corte transversal, se incluyeron pacientes con EPOC ingresados consecutivamente entre el 1 de septiembre de 2008 al 1 de marzo de 2010. Se registraron edad, sexo, habito tabáquico, factores de riesgo y enfermedad cardiovascular, tratamiento y gravedad de la EPOC. Se midió índice tobillo-brazo (ITB) y se realizó Euroqol-5D. Se incluyeron 246 pacientes (195 hombres). Los hombres fueron más ex fumadores (68.7% vs. 15.7%, p < 0.001), tuvieron un VEF1 menor (48.7% ± 15.7 vs. 58.2% ± 10.9 de teórico, p < 0.001) y mayor frecuencia de cardiopatía isquémica (16.4% vs. 5.9%, p = 0.04). Las mujeres presentaron más prevalencia de EPOC sin exposición al tabaco (64.7% vs. 7.2%, p < 0.001), más síntomas de ansiedad y depresión (p = 0.004) e ITB alterado en menor frecuencia (20% vs. 41.6%, p = 0.01). Concluimos que hubo diferencias en la EPOC en relación al sexo, con compromiso pulmonar y cardiovascular más grave en hombres y más síntomas de ansiedad y depresión en mujeres.

Palabras clave: EPOC; Sexo; Diferencias; Cardiovascular

Abstract
Chronic obstructive pulmonary disease: differences between men and women. Chronic obstructive pulmonary disease (COPD) has increased its prevalence in females. Women have been described as more symptomatic. There are few studies considering gender differences in COPD. The aim of our study was to determine the influence of gender on quality of life, symptoms, treatment, risk factors and cardiovascular disease in a population of patients with COPD. In this prospective observational cross-sectional study, the included COPD patients were consecutively admitted between September 1, 2008 to March 1, 2010. We registered age, sex, smoking history, risk factors and cardiovascular disease, treatment and severity of COPD. We measured ankle-brachial index (ABI) and performed EuroQol-5D. Two hundred forty six patients were included (195 men). There were more former smokers among men (68.7% vs. 15.7%, p < 0.001), men had a lower FEV1 (48.7% ± 15.7 vs. 58.2% ± 10.9 of theoretical, p < 0.001) and higher frequency of ischemic heart disease (16.4% vs. 5.9%, p = 0.04). Women showed a higher prevalence of COPD without exposure to smoke cigarette (64.7% vs. 7.2%, p < 0.001), more symptoms of anxiety and depression (p = 0.004) and less frequently altered ABI (20% vs. 41. 6%, p = 0.01).There were differences in COPD with respect to sex with more severe pulmonary and cardiovascular disease in men and more symptoms of anxiety and depression in women.

Key words: COPD; Sex; Differences; Cardiovascular


 

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) representa actualmente una de las principales causas de morbimortalidad en la población mundial: en 2001 ocupaba la quinta causa de muerte en el mundo y se espera que ascienda al tercer lugar en 2020. Tanto en toda Europa como en España la prevalencia se sitúa entre el 5 y 9%1-5.
Clásicamente se ha relacionado a esta enfermedad con el sexo masculino, pero en las últimas dos décadas la incidencia y prevalencia ha aumentado especialmente en las mujeres6-9. Diferentes estudios han sugerido que el sexo femenino es más susceptible al efecto nocivo del tabaco y factores tóxicos ambientales con un debut más temprano y una enfermedad más grave10.
Asimismo, las mujeres con EPOC se describen como más sintomáticas con menor capacidad funcional y peores resultados en las escalas de calidad de vida, mayor utilización de los servicios de salud y una respuesta diferente al tratamiento11-13.

Los pacientes con EPOC duplican o triplican el riesgo de morbimortalidad cardiovascular, ya que tienen una mayor prevalencia de factores de riesgo y eventos cardiovasculares que, en diversos estudios, se ha asociado con la gravedad de la afectación pulmonar14-20. Sin embargo, en la literatura hay pocos estudios que se focalicen sobre la enfermedad cardiovascular (ECV) considerando las diferencias por sexo21-23.
El objetivo de nuestro estudio fue determinar la influencia del sexo sobre las características generales, calidad de vida, síntomas asociados, tratamiento, factores de riesgo y ECV en una población de pacientes hospitalizados con EPOC.

Material y métodos

Este estudio prospectivo transversal fue llevado a cabo en el Servicio de Medicina Interna del Hospital Povisa, un hospital privado de tercer nivel. Se incluyeron pacientes con diagnóstico de EPOC en base a criterios de la guía GOLD en forma consecutiva según el orden de ingreso a nuestro servicio, considerando cualquier motivo de consulta durante el período comprendido entre el 1 de septiembre de 2008 hasta el 1 de marzo de 2010. Se obtuvo consentimiento informado de todos los participantes y el estudio fue aprobado por el Comité de Ética de nuestro hospital.
Se registraron las siguientes variables: edad, sexo, tiempo desde el diagnóstico, hábito tabáquico, factores de riesgo cardiovascular asociados como hipertensión arterial (HTA), diabetes (DM), dislipemia, obesidad; presencia de ECV confirmada considerando cardiopatía isquémica, claudicación intermitente, ictus, aneurisma de aorta; tratamiento farmacológico y gravedad de la EPOC de acuerdo a la guía GOLD. Adicionalmente, se efectuó la comparación de la definición de EPOC utilizando como criterio el límite inferior de la normalidad (LIN) y se comparó las características de los pacientes incluidos y excluidos en base a esta definición.
En situación de estabilidad clínica se obtuvo muestra de sangre para determinación de glucemia, perfil lipídico, hemoglobina glucosilada, proteína C reactiva, fibrinógeno y muestra de orina aislada para determinar microalbuminuria.
Se efectuaron las siguientes mediciones: índice tobillo-brazo (ITB), peso (kg), talla (m), índice de masa corporal (IMC) (kg/talla2) y en pacientes sin ECV conocida cálculo del riesgo CV con la tabla SCORE.
Se valoró la calidad de vida y síntomas asociados a través de Euroqol-5D en su versión descriptiva.
El diagnóstico de EPOC y su gravedad fueron establecidos en base a valores de espirometría pos broncodilatador definidos en la Guía GOLD. Se consideró exacerbación de EPOC cuando se constataba un aumento de la tos, disnea o secreciones respiratorias sin hallarse infiltrado en la radiografía de tórax y que requería un cambio en el tratamiento del paciente24. El criterio de LIN para definir EPOC se realizó en base LIN de VEF1/CVF obtenido en base a la fórmula de la CECA25. El hábito de fumar fue cuantificado por el número de paquetes/año calculado según lo siguiente: número de cigarrillos diarios/20 x años de tabaquismo26. La HTA fue definida por: a) valores de presión arterial mayores a 140/90 mm Hg tomados en 3 o más oportunidades distanciadas en el tiempo con el paciente en reposo o b) por el antecedente de tratamiento con fármacos antihipertensivos27. La DM fue definida por: a) glucemias en ayunas mayores a 126 mg% en 2 o más oportunidades, b) por la presencia de hbA1c = 6,5% o c) por el antecedente de tratamiento con antidiabéticos orales o insulina28. La presencia de dislipemia fue definida por: a) cifras séricas de colesterol total mayores a 240 mg/dl, LDL mayor a 160 mg/dl y/o triglicéridos mayores a 150 mg/dl o b) el antecedente de recibir medicación hipolipemiante29. La obesidad fue definida por un IMC mayor a 3030. Se denominó enfermedad cardiovascular confirmada a la presencia de las siguientes patologías: cardiopatía isquémica (CI) definida por criterios clínicos y enzimáticos y/o por el relato clínico de angor con o sin exámenes complementarios (electrocardiograma, enzimas cardíacas); aneurisma de aorta, definido a partir de estudios por imagen (TAC toraco-abdominal o ecocardiograma, ecografía abdominal); arteriopatía periférica, considerada ante la existencia de un ITB patológico (0.91-1.3) con o sin claudicación intermitente valorada por el Cuestionario de Edimburgo31 o ante la presencia de estudios de imágenes compatibles (ecodoppler, arteriografía); accidente cerebrovascular o accidente isquémico transitorio (ACV o AIT), definidos por clínica correspondiente más imágenes de sistema nervioso central en el caso de ACV, o por el antecedente relatado más hallazgos secuelares compatibles en el examen físico. En los pacientes sin enfermedad CV previa se estimó el riesgo vascular a 10 años en base al valor obtenido en la escala SCORE utilizando los valores correspondientes a zonas de bajo riesgo32.
El ITB fue realizado con esfingomanómetro aneroide y doppler de 8 MhzHuntleigh Modelo MD2/SD2 (Healthcare). Para su cálculo, se realizó la razón entre dos valores: el denominador correspondía a la máxima presión sistólica en miembros superiores y el numerador correspondía a la máxima presión sistólica pedia y/o tibial posterior tomada en ambos miembros inferiores. Se calculó el ITB para ambos miembros y se eligió el más bajo como representativo. Se establecieron 5 categorías: enfermedad arterial periférica severa (ITB < 0.4), enfermedad arterial periférica moderada (ITB 0.4-0.69), enfermedad arterial periférica leve (ITB 0.7-0.9), normal (ITB 0.91-1.3) y arterias no compresibles (ITB > 1.3)33-35.
La calidad de vida y síntomas asociados se valoró mediante el cuestionario Euroqol 5D en su versión descriptiva, cuestionario europeo validado al idioma español. Consta de dos partes, una primera que describe el estado de salud en 5 dimensiones (movilidad, cuidado personal, actividades cotidianas, dolor o malestar y ansiedad y depresión). El entrevistado debe elegir para cada una de ellas entre tres niveles de gravedad que describan su estado de salud "en el día de hoy": "sin problemas": 1, "algunos/moderados problemas": 2, "muchos problemas": 3, La segunda etapa comprende una escala visual analógica (EVA), vertical de 20 cm de longitud, graduada de 0 a 100 y con los rótulos "peor estado de salud imaginable" y "mejor estado de salud imaginable" en las puntuaciones 0 y 100, respectivamente. Se debe marcar una línea desde el 0 hasta el nivel que mejor indique su estado de salud "en el día de hoy"36-38.
Se realizó un análisis descriptivo de todas las variables incluidas en el estudio. Las variables cualitativas se expresaron como frecuencias absolutas y porcentajes, mientras que las cuantitativas se expresaron como medias, desviaciones estándar o como mediana, dependiendo de si tenían o no distribución normal. La normalidad de las variables numéricas se estudió con la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Las medias de 2 grupos se compararon con la prueba de la t de Student. Para la comparación de proporciones se emplearon la prueba de Chi-cuadrado de tendencia lineal y la prueba exacta de Fisher cuando estuviese indicado, estimando .R con IC de 95%. La asociación entre variables cuantitativas se estudió con el coeficiente de correlación de Pearson o el coeficiente de Spearman, dependiendo del carácter continuo o discreto de los datos. Se realizó regresión logística binaria multivariante para controlar variables de confusión
o interacción. El ajuste del modelo construido se evaluó a través del test de HosmerLemeshow. En todos los casos se consideraron significativas las diferencias cuyo valor de p asociado a la prueba de contraste fue a 0.05.

Resultados

En nuestra muestra, los hombres y mujeres con EPOC tuvieron una edad media similar, sin detectarse diferencias significativas en los motivos de ingreso, tiempo de evolución de la enfermedad, porcentaje de pacientes con diagnóstico reciente, porcentaje de fumadores activos o en la cifra de paquetes/año. Los hombres fueron con mayor frecuencia ex fumadores (p < 0.001) y tuvieron una enfermedad pulmonar más grave, expresada por un promedio de VEF1 menor (p < 0.001). Las mujeres presentaron una mayor prevalencia de enfermedad pulmonar sin exposición previa conocida o actual al tabaco (p < 0.001). Los datos generales de la población en estudio se expresan en la Tabla 1 y los motivos de ingreso discriminados según sexo en la Tabla 2.

TABLA 1.-; Datos de la población en estudio

Los valores son medias ± desvío estándar en los casos correspondientes, EPOC GOLD: diagnóstico de EPOC de acuerdo a guía GOLD, LIN: Límite inferior de la normalidad (ver texto)

TABLA 2.-; Motivos de ingreso

Con respecto a los factores de riesgo y enfermedad CV, los hombres tuvieron una mayor prevalencia de eventos cardiovasculares previos (p = 0.003), de hipertrofia del ventrículo izquierdo (26.4% vs. 5.9%, p = 0.007; OR = 5.2, IC 95% 1.4-18.6) y valor medio de SCORE (p < 0.001). En las mujeres hubo una mayor prevalencia de dislipemia (p = 0.03) así como una media de HDL más elevadas que los hombres (p = 0.01). No hubo diferencias para el resto de los factores de riesgo CV analizados.
En el estudio de la enfermedad arterial periférica, se determinó el ITB en 228 pacientes, de los que 84 presentaron un valor anormal (36.8%). Las mujeres tuvieron una menor prevalencia de ITB alterado (p = 0.01) y en todos los casos la enfermedad era asintomática (100% vs. 66%, p = 0.02). Las diferencias halladas con respecto a los factores de riesgo y ECV y en los resultados de laboratorio, se detallan en las Tablas 3 y 4 respectivamente.

TABLA 3.-; Factores de riesgo y enfermedad cardiovascular

Los valores son medias ± desvío estándar. ITB: Indice tobillo-brazo. CI: cardiopatía isquémica. EAP: enfermedad arterial periférica. AA: aneurisma de aorta.

TABLA 4.-; Diferencias en valores de laboratorio

Los valores son medias ± desvío estándar. PCR: proteína C reactiva

Al comparar el tratamiento recibido, en las mujeres se detectó una mayor utilización de agonistas ß2 inhalados y estatinas (98% vs. 82.6% y 27.5% vs. 15.9%, p = 0.003 y 0.05 respectivamente) y los hombres una mayor prescripción de ácido acetil salicílico (21% vs. 7.8%, p = 0.03).
La valoración de la calidad de vida y síntomas de ansiedad y depresión se efectuó a 154 pacientes (32 mujeres) y la única diferencia hallada fue que las mujeres refirieron tener algunos síntomas de ansiedad y depresión (puntuación 2) en un mayor porcentaje que los hombres (53.1 vs. 25%, pp= 0.002; OR = 0.3, IC 95% 0.1-0.6) mientras que éstos estuvieron asintomáticos en su mayor parte (75 vs. 46%, p = 0.002; OR = 0.3, IC 95% 0.1-0.6). No se hallaron diferencias en el resto de las áreas valoradas (cuidado, movilidad, dolor, actividades diarias).

Al realizar el análisis de regresión logíitica multivariante considerando edad (mayor y menor de 70 años), gravedad de la EPOC (leve/moderado y grave/muy grave) y antecedentes de tabaquismo como covariables, se mantuvo la asociación entre sexo y eventos CV (p = 0.003), presencia de HVI (p = 0.007), dislipemia (p = 0.004), ansiedad y depresión (p = 0.006) perdiendo significancia estadística la asociación entre sexo masculino y mayor prevalencia de ITB alterado (p = 0.1).
La edad mayor a 70 años se asoció a la presencia de enfermedad CV (p = 0.001) y la gravedad de la EPOC clase I/II se asoció a una mayor prevalencia de eventos CV (p = 0.009) mientras que la clase III/IV presentó una mayor prevalencia de ITB alterado (p = 0.03) (Tabla 5).

TABLA 5.-; Análisis multivariado

Dado que la edad media de la población de nuestro estudio es avanzada, se consideró el diagnóstico de la EPOC utilizando el LIN de VEF/CVF para descartar la posibilidad de sobrediagnóstico. Al utilizar este criterio quedaron excluidos 53 pacientes (21.5%) de los cuales 3 eran mujeres. Los pacientes EPOC por criterio LIN fumaban activamente en un 26.4% vs 11.3% de los excluidos (p = 0.02, OR = 2.8, IC 1.1-6.9). Los pacientes excluidos por criterio LIN tenían mayor prevalencia de tabaquismo previo (73.6% v. 53.4%, p = 0.008, OR 0.4, IC 0.2-0.8), HTA (77.4% vs. 51.8%, p = 0.001, OR 0.3, IC 0.1-0.8),de eventos CV (47.2% vs. 20.7%, p < 0.001, OR 0.2, IC 0.1-0.5), de claudicación intermitente (24.5% vs. 9.8%, p = 0.005, OR 0.3, IC 0.1-0.7), mayor edad media (76 ± 9.3 vs. 69 ± 11.1, p < 0.001) pero con una enfermedad más leve dada por un mayor VEF1 y VEF/CVF (60 ± 14 vs. 48 ± 14.4 y 0.68 ± 0.02 vs. 0.55 ± 0.08, p < 0.001). Al comparar los motivos de ingreso entre ambos grupos, los EPOC por criterio LIN tuvieron una mayor prevalencia de exacerbación de EPOC con respecto a los excluidos por LIN (80.8% vs. 56.6%, p = 0.005) mientras que estos últimos tuvieron un mayor porcentaje de ingresos por insuficiencia cardiaca (15.1% vs. 3.6%, p =0.005). No hubo diferencias en el resto de las variables estudiadas.
Al comparar las diferentes variables de acuerdo al sexo considerando sólo el grupo de EPOC definido por criterio
LIN, no hubo diferencias con respecto al análisis realizado en la población original definida por criterio GOLD (Tablas 1 y 3) así como tampoco hubo diferencias en los motivos de ingreso (p = 0.6).

Discusión

El principal hallazgo de nuestro estudio fue que las mujeres con EPOC tuvieron menos exposición al tabaco, una enfermedad pulmonar más leve pero con mayor utilización de agonistas ß2, mayores síntomas de ansiedad y depresión y una alta prevalencia de enfermedad arterial periférica asintomática, en comparación con los hombres.
Las características demográficas de la muestra son similares a la mayoría de los datos comunicados en otros estudios13, 21-23, 39-43.
La definición de obstrucción al flujo aéreo a partir de un cociente fijo puede clasificar de forma inadecuada la presencia de obstrucción en edades extremas y el
sobrediagnóstico es especialmente relevante en mayores de 70 años debido a los cambios fisiológicos que ocurren con el paso de los años44. Esto ocurre especialmente si se considera población general, muchas veces asintomática, tal como lo expuso Hardiey y col.45. El uso del LIN para diagnosticar obstrucción puede evitar las limitaciones comentadas ya que considera los valores en base a edad y sexo46. En nuestra serie, al utilizar el criterio LIN para definir obstrucción, quedó excluida una población con una edad más avanzada y un deterioro en la función pulmonar menor pero con mayor número de comorbilidades. A pesar de ello, el uso de esta clasificación no afectó los resultados analizados con respecto al sexo al compararlos con los obtenidos de la muestra original. Una explicación razonable es que en esta serie la mayoría de los pacientes padecían un deterioro importante de la función pulmonar y síntomas secundarios a la misma, por lo que la posibilidad de sobrediagnóstico disminuye en estas condiciones.
Las mujeres tuvieron una mejor función pulmonar con una menor exposición al tabaco y hubo un elevado porcentajs con diagnóstico de EPOC sin haber fumado previamente. Numerosos autores han descrito una mayor gravedad de la EPOC en los hombres en relación a una mayor exposición al tabaco en coincidencia con nuestros hallazgos. Por el contrario, en otros estudios han hallado una mayor susceptibilidad del sexo femenino al efecto nocivo de esta sustancia que sería explicada por factores genéticos u hormonales asociados al género con una enfermedad más avanzada o de similar gravedad en correlación con una menor exposición al tabaco en las mujeres10, 39-41, 47-49.
Nuestros datos revelan una elevada prevalencia del sexo femenino en el grupo de EPOC sin exposición constatada al tabaco, en coincidencia con los resultados de dos estudios realizados en España por Carrasco-Garrido y col. y Orozco-Levi y col. que analizaron las diferencias en la EPOC según el sexo y a los EPOC no fumadores respectivamente y con el estudio de Birringy y col. llevado a cabo en una población inglesa10, 50, 51. Según diferentes revisiones, las mujeres estarían especialmente expuestas a tóxicos ambientales en relación con actividades domésticas (vapores que surgen de la cocción de alimentos) o laborales (industrias textiles o del calzado)12, 52, -53. En este sentido, nuestra serie está constituida en su mayor parte por población rural que hasta hace 3-4 décadas utilizaba cocina de leña para preparar los alimentos.
Respecto a las manifestaciones clínicas, en nuestra seri, las mujeres comunicaron mayor cantidad de síntomas de ansiedad y depresión que los hombres. Este hecho es una constante en prácticamente todos los estudios realizados al respecto, en donde se define a las mujeres con EPOC como más sintomáticas, con mayor prevalencia de ansiedad y depresión y menor capacidad funcional para un mismo nivel de gravedad de la enfermedad10, 13, 39, 42. Asimismo, otros autores han descrito que son las que más consultan a los servicios de salu11, 54. En la misma línea, referente al tratamiento, hubo una mayor utilización de agonistas ß2 en el sexo femenino a pesar de tener una enfermedad más leve que los hombres. Estos hallazgos pueden estar en relación con datos publicados que sugieren una mayor hiperreactividad bronquial en el sexo femenino con mejor respuesta a los broncodilatadores y una mayor predominancia de bronquitis crónica con respecto a los hombres en los que predominaría el enfisema40, 43.
La ECV ocupa un lugar muy importante en la mortalidad de los pacientes co EPOC. Diferentes estudios sugieren que esta población duplica o triplica el riesgo de mortalidad de causa CV y que ésta representa la mayor parte de las muertes16, 19, 55. Una situación que participa en la morbimortalidad CV es que los factores clásicos de riesgo están presentes en la EPOC en gran frecuencia18, 56, 57. La prevalencia de los factores de riesgo CV en nuestra muestra fue superior a la mayoría de los estudios publicados23, 56, 58 aunque considerando diferencias según sexo sólo hubo disparidad en la prevalencia de dislipemia, más frecuente en mujeres. En nuestro conocimiento, sólo el estudio de Barr y col. comparó las diferencias en el perfil lipídico en la EPOC considerando el sexo y describió una mayor prevalencia de dislipemia en mujeres con EPOC, pero la diferencia no fue estadísticamente significativa22.
Es sabido que en las mujeres en etapa postmenopáusica, el descenso en el nivel de estrógenos favorece una situación de mayor riesgo CV por múltiples mecanismos entre los que figura una alteración en el perfil lipídico con disminuciones en los valores de HDL y mayores niveles de colesterol total y LDL59. Si bien no está registrado en nuestra muestra, teniendo en cuenta la edad media de las mujeres es muy probable que la gran mayoría de las mismas fuesen menopáusicas con una posible explicación a nuestros hallazgos; sin embargo, serían útiles estudios adicionales sobre el tema que aclarasen otros factores contribuyentes.
Nuestros datos revelan mayor prevalencia de ECV en el sexo masculino. Esto coincide con los datos publicados en la mayor parte de los estudios que evalúan comorbilidad CV en la EPOC10, 22, 23, 39. La EAP forma parte del espectro de las enfermedades CV y comparte con ellas los mismos factores de riesgo. De forma sorprendente, la literatura referente a EAP en la EPOC es escasa y solo existe un estudio en el que se realizó ITB a pacientes EPOC hallando una asociación entre severidad de la enfermedad pulmonar e ITB alterado pero no realizaron discriminación en cuanto al sexo60. En nuestra muestra, los hombres fueron los únicos que tuvieron síntomas de claudicación intermitente con mayor porcentaje de ITB alterado y predominio de enfermedad moderada/severa con respecto a las mujeres que presentaron enfermedad asintomática en la totalidad de los casos. La asociación
entre sexo masculino y arteriopatía periférica puede estar explicada por el mayor hábito de fumar que a su vez se asocia a una enfermedad pulmonar más grave en los mismos. Con respecto al predominio de enfermedad asintomática que describimos en las mujeres, no existen datos similares publicados pero revisiones recientes sugieren un incremento progresivo en el riesgo y enfermedades CV en el sexo femenino, que llegará a equipararse a los hombres debido a la mayor edad alcanzada por las mujeres y a que, conjuntamente a su mayor participación social y laboral, ha aumentado el tabaquismo en las mismas. En el mismo sentido, la presencia de EAP asintomática se ha considerado no sólo como índice de progresión del daño aterosclerótico en otros sectores del organismo sino también como predictora de mayor mortalidad CV con respecto a la enfermedad que se presenta con claudicación intermitente35, 61-64.
Las diferencias halladas entre hombres y mujeres con EPOC en nuestro estudi, coinciden con las descritas según el género en poblaciones de pacientes no EPOC. Así, diferentes autores han publicado mayor prevalencia de ECV y factores de riesgo CV incluido el tabaquismo en hombres65-67. Las mujeres han sido caracterizadas como más sintomáticas y con mayor discapacidad residual en diversas enfermedades crónicas así como más susceptibles de padecer trastornos psiquiátricos con respecto a los hombres67, 68. Por todo ello es probable que a pesar del diagnóstico de EPOC, sean las características -;genéticas, ambientales y de conducta-; que diferencian a un sexo del otro, las que determinen fundamentalmente los hallazgos en esta población de pacientes EPOC.
Nuestro estudio tiene limitaciones. Por tratarse de pacientes internados, la muestra está constituida fundamentalmente por EPOC moderados y severos por lo que no puede asimilarse a toda la población de pacientes con EPOC y ello también relativiza los hallazgos de diferencias encontradas en la prevalencia de enfermedades asociadas. En segundo lugar, incluimos sólo pacientes ingresados en Medicina Interna pudiendo existir diferencias en relación al motivo de ingreso y a los antecedentes cardiovasculares si se consideraran a los pacientes EPOC ingresados en otros servicios. Finalmente, evaluamos más hombres que mujeres, pero ello coincide con la mayor prevalencia de la EPOC en hombres descrita en estudios realizados en España4.
En conclusión, nuestros resultados demuestran que existen diferencias en la EPOC con respecto al sexo, vinculadas a la mayor exposición al tabaco en hombres y que se traduce en un mayor deterioro funcional pulmonar y en una incrementada prevalencia de enfermedades cardiovasculares. A pesar de ello, las mujeres manifiestan una mayor frecuencia de síntomas pulmonares y consumo de medicación broncodilatadora. Es esperable que el incremento en el consumo de tabaco en el sexo femenino que ha ocurrido desgraciadamente en las últimas décadas se traduzca en el futuro en la igualdad de gravedad de manifestaciones clínicas.

Agradecimientos: una mención especial a la Dra. Dolores Corbacho Abelaira del Servicio de Neumología del Hospital Povisa por su invalorable aporte en el análisis de los datos en lo que respecta al cálculo del LIN y obtención de datos a tal fin.

Conflictos de Interés: Ninguno que declarar.

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Recibido: 5-8-2011
Aceptado: 3-4-2012

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