SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.75 número2Síndrome de Hughes-StovinForma tumoral de la neurocisticercosis índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680

Medicina (B. Aires) vol.75 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires abr. 2015

 

ARTÍCULO OCASIONAL

Carta de Einstein a Marie Curie en 1911 y carta apócrifa a Bernardo Houssay en 1947

 

Ganar el Premio Nobel es el súmmum de la aspiración de todo investigador. Tanto Einstein, Marie Curie como Houssay ganaron el Premio Nobel. La carta que escribió Einstein a Marie Curie es auténtica y reproducida desde dos fuentes1, 2. La segunda carta es hipotética o apócrifa o simplemente la carta que tal vez hubiera escrito Einstein.
Ambas tienen en común el otorgamiento del Premio Nobel en circunstancias sui generis.
En noviembre de 1911, Marie Curie (1867-1934) recibió un telegrama anunciándole que había ganado el Premio Nobel de Química por su descubrimiento del radio y del polonio. Era la única ganadora y primera mujer en ganar un segundo Premio Nobel ya que en 1903 había compartido el Premio Nobel de Física con Pierre Curie y Henri Becquerel. En esa ocasión recibió una afectuosa carta1, 2 de Albert Einstein (1879-1955) con quien había discutido largamente un mes antes en la primera Conferencia de Solvay para físicos, en Bruselas.

Carta de Einstein a Marie Curie en 1911

Muy apreciada Madame Curie,
No se ría de mí por escribirle sin tener nada sensato que decir. Pero estoy tan enfadado por el modo vil en que actualmente la opinión pública se atreve a meterse con usted, que necesito absolutamente airear este sentimiento. Siento la necesidad de decirle lo mucho que admiro su intelecto, su energía y su honradez. Me considero afortunado por haberla conocida en Bruselas hace unos meses en la Conferencia Solvay. Siempre agradeceré que tengamos entre nosotros gente como usted y Paul Langevin, genuinos seres humanos, de cuya compañía uno puede congratularse. Si la chusma sigue ocupándose de usted, deje sencillamente de leer esas tonterías. Que se queden para las víboras para las que han sido fabricadas.
firmada Albert Einstein

..

Einstein se refería al romance entre Marie Curie y Paul Langevin, el sucesor de su marido, Pierre Curie, quien había muerto cinco años antes. Era el escándalo del momento porque la mujer de Langevin había encontrado unas cartas comprometedoras y las había entregado a la prensa.
A Einstein, todo este furor le parecía ridículo.
Tal era el escándalo, que Marie Curie recibió un escrito de la Academia sueca en el que se le sugería que no fuera a recoger el Premio Nobel. Era una nota cruel, un texto brutal que mencionaba las cartas de amor publicadas en la prensa amarilla.
La respuesta de Marie Curie fue grandiosa:

Señores,
Lo que me proponen sería un grave error de mi parte. En realidad el Premio ha sido concedido por el descubrimiento del radio y el polonio. Creo que no hay relación alguna entre mi trabajo científico y los hechos de la vida privada.
firmada Marie Curie

Luego se dirigió a Estocolmo y recibió el Premio.
..

En 1947, Bernardo Houssay (1887-1971) ganó el Premio Nobel también en circunstancias sui generis.
Esta especial coincidencia permite imaginar la siguiente carta.
..

Supuesta carta de Einstein a Houssay en 1947

Estimado Dr. Bernardo Houssay,
Hoy, 17 de octubre, acabo de enterarme que la Academia de Suecia le otorgó el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 1947, compartido con los esposos Cori, por la relevancia de sus contribuciones científicas en el papel de la hipófisis en la regulación del metabolismo de los hidratos de carbono.
Lo felicito de todo corazón. Es una distinción extraordinaria por ser Usted el primer Premio Nobel en Medicina en la Argentina y en Sudamérica. Es hoy para Usted un día glorioso de cielo azul en medio de esta era tormentosa que se inició hace justo cuatro años. Confraternizo con Usted por aquella injusta expulsión como Profesor Titular y Director del Instituto de Fisiología de la Universidad de Buenos Aires por haber firmado –junto con 140 ciudadanos ilustres- un manifiesto pro-aliados. Perdió su cátedra y la dirección del Instituto de Fisiología. Esto es horrible y es lo peor que le puede pasar a un investigador full-time de 56 años en el cenit de su carrera y con el mayor rendimiento científico de su Instituto. Supe que Usted dio su última clase de fisiología en presencia de dos mil personas, en el aula y patio del Instituto y a pesar de los aplausos se negó a decir nada que no fuera fisiología. Hubo una triste despedida en su despacho donde insistió que:
Nuestra intención es seguir trabajando en fisiología, ya sea en algún institución existente, o recogiendo fondos para organizar un pequeño centro de investigación. Nuestro ánimo sigue perfectamente intacto y espero que esta dificultad sólo nos sirva como estímulo para trabajar como lo hemos hecho siempre para el bien de nuestro país y para el progreso de la ciencia.
Admiro su coraje y su reacción positiva frente a estos males que no son solamente de su país y que surgen inesperadamente para destruir carreras. Los investigadores de alma solo pedimos que nos dejen trabajar en paz y tranquilidad en nuestra torre de marfil. Le propongo que los dos juntos trabajemos para que se cumpla este deseo. Estoy convencido de que con su coraje y valentía Usted podrá en un futuro no tan lejano reconstruir su Instituto con creces y con discípulos que sepan perpetuar su obra.
Tengamos fe en el futuro.
firmada Albert Einstein
..

Volviendo al Premio Nobel 1947, grande fue la sorpresa de todos los investigadores argentinos al observar el silencio oficial en estas circunstancias, la escasa publicidad por los medios habituales: ni siquiera se pudo pasar el noticiero de cine mostrando los actos de entrega del premio en Estocolmo. Por fin, el 14 de mayo de 1948, Houssay fue homenajeado por la Asociación Médica Argentina, con desbordante asistencia, por la Embajada del Canadá y otras instituciones3 .

Vale la pena recordar lo que consiguió hacer Houssay entre 1943 y 1947.
Houssay se refugió en su casa llevando papel y libros y se mantuvo sereno aunque triste anunciando a sus numerosos visitantes que no pensaba alejarse del país, que se pondría a trabajar pronto y que había pedido a todos sus colaboradores que continuasen en sus puestos, como los marineros y los oficiales de un barco cuando desaparece el capitán4-6 .
Tan pronto se supo que Houssay había sido separado, recibió invitaciones para ocupar cargos de profesor en universidades extranjeras, entre otras, de California, Brasil, Uruguay y Chile.
En todos los casos, respondió: Deseo trabajar en el país, pues he dedicado mi vida a servirlo y a luchar por el adelanto científico. Sólo en el caso de no tener donde trabajar, lo que espero no suceda, o que se me molestara personalmente, lo que me parece absurdo, me vería obligado a aceptar las propuestas ventajosas recibidas del extranjero.
Desde su domicilio en la calle Viamonte, emprendió inmediatamente dos proyectos trascendentes: la redacción de un libro de Fisiología7 y la organización de un Instituto de investigaciones que habría de llamarse Instituto de Biología y Medicina Experimental3. La redacción del libro estaba decidida el 8 de noviembre y la fundación del Instituto en diciembre, lo que demuestra la energía y la celeridad de Houssay para enfrentar la nueva situación.
El libro, Fisiología humana 7, escrito con la colaboración de sus discípulos más destacados fue fiel reflejo de las investigaciones fisiológicas de la escuela de Houssay. Tuvo gran éxito en el extranjero, pues fue traducido a varios idiomas.
El Instituto de Biología y Medicina Experimental3 nació con el apoyo de la Fundación Sauberan y al principio albergó a Houssay y sus colegas cesantes o renunciantes. Con el correr de los años se convertiría en una magnifica institución3.
Fue durante esos días de conflicto de octubre de 1943 que Bernado Houssay redactó ese "credo" ampliamente divulgado, en el que expresaba sus convicciones con firmeza:

Amor a mi patria
Amor a la libertad
Dignidad personal
Cumplimiento del deber
Devoción a la ciencia
Devoción al trabajo
Respeto a la justicia y a mis semejantes
Afecto a los míos, parientes, discípulos y amigos
Para completar estas cartas tan peculiares, viene al caso incluir la conferencia de Houssay en 1947 –hoy de tanta actualidad.

Discurso del Dr. Houssay al recibir el Premio Nobel

Este acto tiene por objeto celebrar el otorgamiento del Premio Nobel de Medicina y Fisiología de 1947 a un argentino que ha dedicado su existencia a cultivar la investigación científica original, a introducir métodos modernos de enseñanza en nuestras universidades, a estimular la investigación y formar investigadores y a preparar médicos capaces de pensar y obrar con espíritu científico. La fuerza que lo impulsó y sostuvo fue el amor a su país, a la ciencia y a sus semejantes y la confianza en la juventud. Tuvo la suerte de tener buena salud, resistencia muy grande a la fatiga y a las dificultades de toda clase, buena memoria, pasión incontenible por la investigación, tenacidad y laboriosidad y clara conciencia de su ignorancia.
La recompensa acordada es en realidad un premio al país y a la Universidad en que se formó y que le dieron medios de trabajo. Es una distinción que pertenece a toda una escuela de investigadores, aunque el premio ha sido otorgado a uno solo por ser la cabeza visible de un vasto equipo de trabajadores.
Es indudable que este premio es una prueba de que nuestro ambiente científico progresa y que en algunos puntos está alcanzando cierta madurez. Sin caer en jactancias infundadas, pues es mucho lo que nos falta aún adelantar, con todo es reconfortante comprobar que los argentinos pueden tener algunos éxitos si trabajan metódica e intensamente, y pueden llegar a realizar estudios serios que merezcan el respeto y estimulo de los más grandes centros científicos mundiales y aun alcanzar reconocimiento de tan excepcional jerarquía como el que hoy se celebra.
La distinción que se me ha otorgado alcanza muy especialmente a la Asociación Médica Argentina y a su Sociedad Argentina de Biología, porque ha sido el centro de intercambio de conocimientos donde se ha presentado, discutido y publicado toda la labor premiada. Por eso, ya que les corresponde el mérito de haberla estimulado y difundido, les pertenece también legítimamente la satisfacción y la honra de este premio.
Todos los progresos portentosos durante los últimos decenios se deben a la incorporación de los métodos y descubrimientos científicos fundamentales que se encuentran incesantemente en los laboratorios de investigación.
En estos laboratorios se realizan descubrimientos científicos o sea verdades objetivas demostradas, que no dependen de opiniones políticas o sectarias. Todo el enorme y rápido adelanto de la Medicina actual deriva de la investigación científica correcta que se realiza en los laboratorios y en las clínicas organizadas para hacer investigación.
La Medicina es una profesión social de la más noble jerarquía, pues busca asegurar la salud física y mental y prevenir y curar las enfermedades. Estos adelantos dependen de la obra realizada por hombres capaces, intelectual y moralmente formados en contacto con buenos maestros mediante una labor lenta, ordenada y metódica. Los investigadores no pueden improvisarse y nada hay más dañino y costoso que la pseudo investigación realizada por los que no están preparados debidamente.
Los investigadores constituyen hoy una parte muy principal del capital de una nación. Por eso, en los países verdaderamente civilizados son respetados, gozan de seguridad y tranquilidad, se les acuerdan medios de trabajo (laboratorios, bibliotecas, colaboradores, sociedades, órganos de publicación) y hallan un ambiente estimulante y moralmente sano.
He tenido la suerte de tener discípulos excepcionales por su capacidad científica y por su altura moral. Dictaron cátedras y dirigieron institutos prestigiosos, investigaron y formaron investigadores, realizaron una obra científica de jerarquía internacional que dio fama y prestigio a nuestro país. Fueron abnegados y patriotas, se mantuvieron siempre rectos y fueron leales a su conciencia aun en las horas difíciles, a pesar que esto les trajo injustamente toda clase de sinsabores. Estoy orgulloso de haber tenido y de tener tales discípulos cuya personalidad intelectual, moral y humana honra a nuestro país.
Las conquistas de hoy y las posibilidades del futuro son consecuencia de las esperanzas y aspiraciones de ayer. Las realizaciones actuales parecieron hace algunos años quimeras imposibles de idealistas o soñadores. Pero siempre son los idealistas y no los prácticos los que acaban por tener razón en la lucha por el progreso, a pesar de que tengan que tropezar con dificultades infinitas y contra resistencias misoneístas que en ciertos momentos parecen invencibles.
Es muy grande el cambio que ha experimentado nuestro país y que he presenciado en casi cuarenta y ocho años de vida dedicada al estudio y a la investigación. Poco a poco se ha desarrollado el espíritu científico en un número cada vez más creciente de compatriotas. Aumenta continuamente el número de los que se instruyen seriamente y tienen ansias de realizar obras de elevación espiritual o de perfeccionamiento técnico. Centenares de jóvenes quieren instruirse y buscan lugares de trabajo científico serio, por desgracia tan escasos, y maestros capaces y respetables.
Confío en nuestro porvenir, aunque se contemplan hoy más sombríos nubarrones que rayos de sol. Confío en la juventud de mi patria, en su ansia de perfeccionamiento y en su voluntad de luchar por adelantar y enaltecerse. No sé si lo que ansío y espero se conseguirá en dos, diez, cien o quinientos años, pero estoy seguro de que llegará sin ninguna duda. Por todas esas razones soy profundamente optimista.
Muchas gracias por este homenaje tan generoso y espontáneo y que aprecio como honra altísima por venirme de quien viene.
Era indudablemente un sueño pero, como insistía siempre el mismo Houssay, los sueños pueden realizarse; en este caso, se concretó en la creación del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) en 1958, el que Houssay presidió durante el resto de su vida.

Christiane Dosne Pasqualini

e-mail: chdosne@hotmail.com

Bibliografia

1. Isaacson W. Einstein, su vida y su universo. Traducción de Francisco J. Romero. Buenos Aires: DEBATE, Random House Mondadori, 2014, p 203.         [ Links ]

2. Montero R. La ridícula idea de no verte más. Buenos Aires: Seix Barral, 2013, p166 Com. Biblio. Medicina (B Aires) 2013; 73: 293.         [ Links ]

3. Charreau EH. Relato histórico del Instituto de Biología y Medicina Experimental. Acta Bioquim Clin Latinoam 2011; 45: 599-713.         [ Links ]

4. Pasqualini CD. 1944 – Houssay y el nacimiento del IBYME, Instituto de Biología y Medicina Experimental. Medicina (B Aires) 2014; 74: 216-9.

5. Pasqualini CD. Enjoying Research from Canada to Argentina. Autobiography of a biomedical investigator, Amazon-Kindle, 2014 http://www.amazon.com/dp/B00IHJ2X2E.         [ Links ]

6. Pasqualini CD. Quise lo que hice. Autobiografía de una investigadora científica. Buenos Aires: LEVIATAN, 2007, 414 pp. Presentación: Bol Acad Nac Med 2007; 85(2): 273-96.         [ Links ]

7. Houssay BA y col. Fisiología humana. Buenos Aires: El Ateneo, 1945,         [ Links ] 1318 pp

8. Barrios Medina A, Paladini AC. Escritos y Discursos del Dr. Bernardo A. Houssay, Buenos Aires: EUDEBA, 1969, p 587.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons