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Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680versión On-line ISSN 1669-9106

Medicina (B. Aires) vol.79 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires abr./mar. 2019

 

 CAVEAT LECTOR

Caveat lector

Notas para advertir, entretener y relacionar lo nuevo con lo viejo. Son bienvenidos los comentarios a revmedbuenosaires@gmail.com, o a Basilio A. Kotsias, kotsias@retina.ar

1939. La creación de la revista medicina

El año 1939 se inició en Argentina con el trágico suicidio del senador Lisandro de la Torre durante la presidencia del Dr. Roberto Ortiz. Finalizaba la guerra civil española y soplaban fuertes vientos de guerra en Europa. Fue el año de la VIII olimpíada de ajedrez masculina, la fundación de la Universidad de Cuyo, el Archivo Gráfico de la Nación, la Cámara Argentina del libro y proseguía la edad de oro del cine nacional. En 1932 se formaba la Asociación Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social y estaba ya presente el estigma de la fragmentación de las respuestas sanitarias1. En ese marco social y político, un grupo de jóvenes médicos liderados por Alfredo Lanari crearon la revista MEDICINA con el objetivo de publicar lo mejor de la investigación médica local; el presente Caveat resume el estado de la medicina hacia fines del decenio de los años 30.
Para entonces solo existían un puñado de drogas efectivas, aunque comenzaron a emplearse las primeras vacunas contra la fiebre amarilla y el tifus y se desarrollaron dos equipos tecnológicos importantes: el corazón pulmón experimental y el marcapaso cardíaco. En 1935 John H. Gibbon (EE.UU., 1903-73) en la Universidad de Harvard construyó el primer corazón pulmón artificial2-4, proyecto que tomó casi 20 años con desilusiones y pérdidas de vidas, siendo Gibbon un ejemplo para J. Comroe en su Retrospectroscope de los que tienen “el coraje para fallar”5. El cardiólogo norteamericano Albert Hyman (1893-1972) con la ayuda de su hermano Charles diseñó uno de los primeros marcapasos cardíacos, un dispositivo electromecánico de grandes dimensiones con pulsos de corriente generados por un motor eléctrico. Utilizado en forma experimental en animales no consiguió despertar el entusiasmo de la industria por el temor de insertar una aguja en la aurícula derecha del enfermo. Hay que admitir que requería de valor por parte del operador y del enfermo3.
El inicio en 1939 del primer banco de sangre en el Cook County Hospital de Chicago, el método de Quick para la coagulación y la prueba de la tuberculina intradérmica fueron otros avances del decenio. Hubo mejoras significativas en la gastroscopía que cambiarían el destino de la especialidad, así como la ligadura del conducto arterioso persistente por el cirujano RE Gross en Boston lo fue para la cirugía cardíaca3, 6. Egaz Moniz, un neurocirujano portugués, introdujo dos técnicas que tendrían disimiles proyecciones en el futuro, la angiografía que con modificaciones se convertiría en una técnica corriente y la lobotomía como tratamiento de las psicosis, ya abandonada, pero por la cual obtuvo el Premio Nobel en 19497. La hipertensión arterial comenzó a ser una enfermedad más que un signo, y su fisiopatología a ser entendida con estudios de investigadores argentinos que metieron la cuchara bien hondo en esta entidad y en publicaciones nacionales –otros tiempo y otras personas– e internacionales de primer orden que fueron reconocidas en el mundo. Utilizando el modelo de hipertensión inducida por constricción parcial de la arteria renal por H. Goldblatt (EE.UU., 1891-1977), dos grupos, uno en Argentina y otro en los EE.UU. demostraron en 1936 el efecto presor de una sustancia, la renina, y con esto el comienzo de una etapa en el mecanismo de la hipertensión. Bernardo Houssay, Luis F. Leloir, Juan C. Fasciolo, Juan M. Muñoz y Eduardo Braun Menéndez fueron las principales figuras de nuestro país8.
El año 1939 tuvo un inicio turbulento por el suicidio del “fiscal de la Patria”, graves denuncias de corrupción y por el estado socioeconómico en las provincias, problemas con resonancia actual, pero que no impidieron a esos entusiastas médicos sentar las bases de la revista MEDICINA. Hacia fines del año se anunció el premio Nobel de Medicina y Fisiología para G. Domagk por el descubrimiento del prontosil, el primer antibacteriano efectivo, y los porteños sintieron muy cerca la batalla naval del Río de La Plata entre británicos y alemanes luego de la eclosión del “huevo de la serpiente” –el plan de dominación nazi– que inició la segunda guerra mundial. La guerra tendría un catastrófico resultado en vidas y dignidad humanas, pero sirvió para el avance de varias ramas de la ciencia y que utilizamos en nuestros días, una mueca cruel de la historia.

Bibliografía

1. http://www.revistapersona.com.ar/Persona33/33Gutierrez.htm.         [ Links ]

2. https:/medical-advances.weebly.com/.         [ Links ]

3. https://www.infoplease.com/science-health/health/medical-advances-timeline.         [ Links ]

4. Lyons AS, Petrucelli J. Medicine, an illustrated history. NY: Abradale Press, 1987.         [ Links ]

5. Comroe J. Retrospectroscope. Von Gehr Press, Ca., 1977.         [ Links ]

6. Kaemmerer H, Meisner H, Hess J, Perloff JK. Surgical treatment of patent ductus arteriosus: a new historical perspective. Am J Cardiol 2004; 94:1153-4.         [ Links ]

7. Artico M, Spoletini M, Fumagalli L, et al. Egas Moniz: 90 Years (1927-2017) from cerebral angiography. Front Neuroanat 2017; 11:81. doi: 10.3389/fnana.2017.00081. eCollection 2017.         [ Links ]

8. Basso N, Terragno NA. History about the discovery of the renin-angiotensin system. Hypertension 2001; 38: 1246-9.         [ Links ]

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