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Medicina (Buenos Aires)

Print version ISSN 0025-7680On-line version ISSN 1669-9106

Medicina (B. Aires) vol.80 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Feb. 2020

 

 CAVEAT LECTOR

Caveat lector

 

Notas para advertir, entretener y relacionar lo nuevo con lo viejo. Son bienvenidos los comentarios a revmedbuenosaires@gmail.com, o a Basilio A. Kotsias, kotsias@retina.ar

¿Quién fue primero?

Es muy frecuente encontrar en los manuscritos o trabajos publicados la expresión “este es el primer estudio sobre…” y similares, valoración superlativa que no debiera ser explicitada por los autores porque la experiencia advierte que la aparición de un solo caso anterior demuele esa aseveración. La prioridad no solo tiene que ver con la satisfacción intelectual del logro obtenido sino con sus consecuencias sociales y económicas, y por eso su presencia acompaña la historia de la ciencia como si tuviésemos incorporados un chip que nos conduce a llegar primeros. En principio la idea es generosa, brindar el descubrimiento al resto de la comunidad, sin contrapartida, para que lo examine, mejore y utilice. Viene como anillo al dedo la lectura del clásico libro de Merton1, con el devenir histórico de esta calificación y el auto elogio, nos da pie a la nota que resume una selección de prioridades en base a sus publicaciones en revistas científicas, no carentes de complejidades prácticas. Excluimos de la nota el tema de la prioridad en las patentes que, por tener reglas diferentes al de las publicaciones, merece un trato especial.
1. Primeros no reconocidos, el tipo más común, persistente y sufrido por todos los que han hecho investigación. Las razones pueden ser una decisión adrede de contemporáneos, la publicación en una revista poco conocida o en un idioma no corriente que evoca el dicho precautorio “si se leyese en otras lenguas que el inglés se descubrirían menos cosas”. Las últimas dos excusas son más difíciles de justificar en estos tiempos por las bases electrónicas. Un editorial en esta revista se detiene en el caso de F. Pacini, el descubridor del Vibrio cólera que la historia oficial atribuye a Robert Koch, ya cargado con muchos descubrimientos de patógenos2.
2. Justos primeros. Es el caso de la primera transfusión de sangre citratada por Luis Agote. Traemos este ejemplo porque un contemporáneo y competidor del médico y político argentino publicó un artículo donde fija esa posición compartiendo la prioridad y dejando de lado otros participantes3. Al final se hizo justicia, a cada uno lo suyo, como dice la Biblia. Por razones obvias no nos detenemos en esta categoría porque la lista implica repasar gran parte de la historia de la medicina.
3. Primeros a pesar de todo. Científicos que fueron reconocidos a pesar de los intentos de colegas por anularlos. Para apreciar mejor la angustia que esto acarrea pedimos prestado a la astronomía el ejemplo del sacerdote y astrónomo belga Georges Lemaitre cuando en 1927 Einstein en el pináculo de su fama calificó como “abominable” a su aplicación de la la física sugiriendo un universo en expansión, contraria a la que el premio Nobel aceptaba4. Lemaitre estaba en lo justo y Einstein equivocado. En el campo de la biomedicina sirve el ejemplo de Oswald Avery quien lideró el grupo que descubrió en 1944 que los genes estaban constituidos por ADN y no por proteína- la idea más aceptada-, un adelanto extraordinario en la biología y que sobrellevó las durísimas críticas de un influyente y conocido colega5.
4. Primeros saqueados y relegados, casos muy comunes con dos conocidos, el de Rosalind Franklin y Salvador Moncada. La joven Franklin obtuvo las imágenes por difracción de rayos X del ADN durante su estancia en el King’s College, en Londres, imágenes que indicaban una estructura helicoidal del ADN y que fueron claves para el modelo propuesto por Watson y Crick en 1953. Como sabemos Franklin falleció muy joven y por lo tanto ni siquiera fue nominada al premio Nobel, aligerando la decisión de la Academia ya que serían cuatro los ganadores. La historia redimió, tarde, a la malograda Franklin. Por su parte el dominicano Moncada se quejó en forma pública de su exclusión del Premio Nobel de 1998, alegando haber sido el descubridor del óxido nítrico en el sistema cardiovascular, hecho esencial para el tema premiado con el Nobel. Numerosos científicos, entre ellos Cesar Milstein, expresaron en forma pública su queja por la decisión de la Academia del Nobel6.
6. Primus inter pares. Dos ejemplos, por orden cronológico. La disputa entre 1820-40 en Gran Bretaña con tintes graves, difamatorios, entre Charles Bell, conocido por la descripción de la parálisis facial, contra su discípulo, Herbert Mayo, por la prioridad en el descubrimiento de las fibras sensitivas de los pares craneales V y VII7. La ironía vino con el tiempo, ya en sus tumbas comparten la primicia. El segundo caso tomó estado público en 1979 por la disputa entre Solomon Snyder y Candace Pert, mentor y discípula, por el descubrimiento de los receptores opioides en 1973. Pert se quejó de su exclusión en 1978 del reconocido premio Albert Lasker otorgado a Snyder y otros colaboradores, por la disputa que mantenía con su director acerca del iniciador de la línea de investigación. No es raro, ya que este premio es antecesor del Nobel, aunque Snyder no lo obtuvo y Pert falleció hace unos años8. En esta categoría hay otros ejemplos, solo para citar uno, la disputa por el descubrimiento del virus de la inmunodeficiencia humana entre Luc Montagnier y Robert Gallo con premios para los dos: el francés obtuvo el Nobel de 2008 por el hallazgo mientras que Gallo se alzó con el premio Lasker por su contribución al tema, el segundo en su medallero.
7. Primeros y rechazos editoriales. La definición de prioridades en base a sus publicaciones puede encontrar dificultades mayores. El artículo de Lander citado más abajo9 pone en perspectiva los denodados esfuerzos realizados por los científicos que descubrieron el sistema CRISPR como un mecanismo de defensa inmunológica y su utilización como herramienta tecnológica10, debido a los múltiples rechazos editoriales de sus manuscritos, en muchos casos por una decisión directa de los editores sin pasar por la revisión externa, y que la comunidad otorgue la prioridad al primer artículo publicado por orden cronológico, aun cuando se aclare la fecha de aceptación del mismo. La moraleja optimista es que los rechazos deben servir de aliento hacia todos aquellos que pasan, y sufren, por la misma situación si todavía están intactos o sanos. Dada la trascendencia de este tema, el Premio Nobel rondaría estos descubrimientos aunque los responsables de otorgarlo se enfrentarán al dilema de la imposición del número máximo de laureados.
Los premios Nobel otorgados por la Academia Sueca siguen con las condiciones originales impuestas por quien los originó con su idea y dinero, un galardón para un máximo de tres personas vivas, criterio que va en contra de la multi-autoría de los principales descubrimientos. El premio Nobel es similar a obtener una de las caras de la perinola, la que determina Toma todo y queda para la benevolencia de los ganadores o a los críticos repartir los logros con quienes no han recibido la llamada telefónica, y deja casi siempre un resabio amargo en ellos. Eliminar ese reparo evitaría un número considerable de controversias respecto a quienes fueron los ganadores y disminuiría la competencia feroz entre los investigadores o grupos11. Este deseo no es nada fácil concretarlo porque el Abogado del Diablo diría que gran parte de los adelantos que la sociedad disfruta son consecuencia de feroces disputas, aunque la corrección social las oculte debajo de la alfombra. Volviendo al inicio de la nota, es mejor dejar a terceros que otorguen el título de primicia a un hallazgo publicado y no un autoelogio del autor que llena el requisito del sarcástico blowing his own trumpet de los sajones. Los datos y conclusiones de un trabajo son los que de por sí determinan la prioridad de un estudio o descubrimiento. El tiempo dirá si esto es cierto.

Bibliografía

1. Merton RK. On the shoulders of giants. The University of Chicago Press. Chicago 1993.         [ Links ]

2. Barcat JA. Filippo Pacini y el cólera, 1854. Medicina (B Aires) 2014; 74:77-9.         [ Links ]

3. Lewisohn R. Citrate method of blood transfusion. JAMA 1940; 114: 1576.         [ Links ]

4. Georges Lemaître. En: htps://es.wikipedia.org/wiki/Georges_Lema%C3%AEtre#Encuentro_con_Albert_Einstein; consultado diciembre 2019.         [ Links ]

5. Cobb M. Oswald Avery, DNA, and the transformation of biology. Curr Biol 2014; 24: R55-60.         [ Links ]

6. Howlett R. Nobel award stirs up debate on nitric oxide breakthrough. Nature 1998; 395: 625-6.         [ Links ]

7. Bradley J. Matters of priority: Herbert Mayo, Charles Bell and discoveries in the nervous system. Med Hist 2014; 58: 564-84.         [ Links ]

8. JLM. Lasker award stirs controversy. Science 1979; 203: 341.         [ Links ]

9. Lander ES. The heroes of CRISPR. Cell 2016; 164: 18-28.         [ Links ]

10. Becú-Villalobos D. El Sistema Crispr/Cas9 ¿Cambiará el genoma de la humanidad? Medicina (B Aires) 2017; 77:521-3.         [ Links ]

11. Casadevall A, Fang FC. Is the Nobel Prize good for science? FASEB J 2013; 27: 4682-90.         [ Links ]

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