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Medicina (Buenos Aires)

versión impresa ISSN 0025-7680versión On-line ISSN 1669-9106

Medicina (B. Aires) vol.81 no.5 Ciudad Autónoma de Buenos Aires oct. 2021

 

CARTA AL COMITÉ DE REDACCIÓN

Homenaje al Dr. Juan M. Dellacha

Marcelo E. Criscuolo1  * 

1 Director Científico Biosidus S.A.

El pasado 1ro de Julio nos abandonó el Dr. Juan M. De llacha, una de las personalidades más importantes de la ciencia reciente de Argentina. Llegó a ser investigador superior del CONICET y profesor titular en la UBA, con tribuyó fuertemente a moldear y modernizar la entonces SECYT y otras instituciones vinculadas a la ciencia de nuestro país. Pero dado que todo esto es bien conocido, me voy a concentrar en su legado para la biotecnología argentina. Y si hablamos de su legado, debemos reco nocer la magnitud del mismo.

El Dr. Juan Modesto Dellacha, junto al Dr. José A. Santomé, desde la cátedra de Química Biológica de la Facultad de Bioquímica, formó profesionales de alto nivel que modificaron el curso de acción de la ciencia local. Personalmente como alumno (y aun lo sigo sintiendo de la misma manera) el Dr. Dellacha inculcó conocimientos en una promoción destinada (hoy lo sabemos) a impulsar un cambio generacional.

Tal vez pocos se preguntan cómo es posible que a me diados de los ‘80 y principios de los ‘90, pudiera aparecer en la Argentina el germen de la biotecnología latinoameri cana. Es pertinente reconocer que la visión de futuro de algunos entrepeneurs de la Argentina de entonces aportó el apoyo económico a esa iniciativa que hoy nos coloca en un lugar de privilegio en la biotecnología mundial. Pero también es verdad que sin la presencia de profesionales bien formados en las ciencias de la bioquímica esto no habría sido posible.

Por lo tanto, quiero resaltar en estas líneas el enorme aporte del Dr. Dellacha a la formación de estos profesio nales, entre los que me considero con la suerte de estar incluido.

Tal vez su legado más auténtico y valorable fue el de enseñarnos a pensar y analizar y por ende, facilitar la capacidad de resolver problemas y dificultades. Sin lugar a dudas, el mejor regalo que cualquier estudiante podría recibir.

Personalmente como estudiante experimenté su ri gurosidad como docente, uno de los condicionantes de su personalidad. Más allá de parecer un obstáculo se convirtió en un gran estímulo para toda una generación.

Más tarde, ya como profesional de Biosidus, tuve el honor de contar con su aporte como asesor, cuando a mediados de los ‘90 tuvimos la “osadía” de embarcarnos en el desarrollo de una hormona de crecimiento recombi nante de origen nacional. El Dr. Dellacha organizó todo el sistema de desarrollo. Nadie se atrevía a llegar tarde a sus reuniones, ni hacerlo sin los “deberes“ completos. Y esto no era por temor a reprimendas sino por respeto científico.

Esa actitud severa y rigurosa ayudó enormemente a encauzar el proceso de desarrollo y agilizarlo. Así fue como Biosidus consiguió lanzar su hormona de creci miento al mercado argentino en el año 1997.

No puedo evitar referirme al acto de lanzamiento. En ese momento, el joven equipo de Biosidus defendía el producto fruto de su desarrollo ante un grupo de espe cialistas integrado por todos los líderes de opinión de la endocrinología pediátrica argentina. Bär, N., De la probeta a los genes. Hormona de crecimiento, una epopeya cien tífica argentina. Descripción científica: Juan M. Dellacha y José A. Santomé., MinCyT, 2014.

Más allá de nuestra defensa técnica sobre las bonda des del producto nacional, rigurosamente argumentada, llegamos a un punto límite. Estos líderes mencionaban que estaban “acostumbrados” a tratar a sus pacientes con productos extranjeros de reconocida calidad y de cierta manera desconfiaban del trabajo de los jóvenes científicos argentinos que habíamos hecho el desarrollo.

Fue entonces cuando el Dr. Dellacha, quien en una etapa anterior había provisto a esos médicos del principio activo extraído a partir de hipófisis cadavéricas (desarrollo de la ciencia argentina referido con algún detalle en el libro De la probeta a los genes. Hormona de Crecimiento, una epopeya científica argentina1), pronunció las palabras mágicas, dirigidas a ese grupo de líderes: “Si años atrás confiaron en el producto que nosotros preparamos, les pedimos que hoy confíen en lo que han desarrollado nuestros alumnos”.

A partir de ese momento nuestro producto se comenzó a prescribir en la Argentina venciendo la desconfianza y/o prejuicios, y avalado en su calidad por quienes habían sido nuestros profesores.

Ese más que emotivo momento sigue resonando en mi cabeza, y no encuentro las palabras para expresar mi enorme agradecimiento a nuestro PROFESOR DELLACHA.

Además de reconocer su capacidad docente, tengo que resaltar su honestidad intelectual y el coraje de sus afirmaciones. En pocas palabras, ese era Dellacha: rigu roso, metódico y, sobre todo, valiente.

Es, creo, un gran ejemplo de la Ciencia Argentina, que no solo abarca el ámbito académico sino el compromiso con la sociedad toda, demostrado tempranamente con la producción de hormona de crecimiento extractiva en la Facultad de Farmacia y Bioquímica que mejoró la vida de muchísimos niños con insuficiencia hipofisaria. Hizo que la Facultad estuviera cerca de la gente sin perder su elevada posición académica, cosa que amplifica su valoración y cer tifica que se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo, llenando la grieta entre la ciencia básica y la aplicada. Ese fue el leit motiv de buena parte de su carrera.

La provisión de principio activo extractivo había sido fundamental para convertir a la Argentina en referente en América Latina para el tratamiento de esta dolencia y generó las condiciones para que la endocrinología pe diátrica argentina, siguiendo la tradición de otros notables científicos, básicos y clínicos, se desarrollara y fuera la escuela que formó en Argentina muchísimos médicos de nuestro país y de otros de América Latina. También contribuyó a la complementación y colaboración regional, ya que siguiendo el ejemplo argentino, otros países nos entregaban hipófisis cadavéricas para que esos cientí ficos extrajeran la hormona útil para tratamiento de sus pacientes, con la condición de que el 50% de lo purificado quedara para los niños argentinos afectados.

En pocas palabras, el legado del Dr. Dellacha es el de un académico con amplísima generosidad y un ejemplo de ética y rigurosidad para quienes lo siguieron, enmarcados en la voluntad de generar una camada de alumnos con la formación adecuada para enfrentar nuevos desafíos con las herramientas correctas.

Esa generación formada por el Dr. Dellacha, a su vez, y siguiendo sus pasos, fue formadora de nuevas promociones de profesionales (tanto en el ámbito público como en el privado) y permitió alcanzar en nuestros días, la masa crítica necesaria en recursos humanos, para que la Argentina se convierta en un polo indiscutido del desarrollo de la biotecnología de América Latina. Es decir, sin desconocer a otros importantes protagonistas, indu dablemente la generosidad académica y docente del Dr. Dellacha está entre los pilares generadores de los nuevos biotecnólogos de la Argentina. Vaya pues mi homenaje y admiración para su memoria, con la esperanza de que no abandonemos el camino que contribuyó a trazar. Por ello, más que una despedida este será un agradecimiento de quienes seremos sus alumnos por siempre: ¡GRACIAS PROFESOR DELLACHA!

Bibliografía

1. Bär N. De la probeta a los genes. Hormona de crecimiento, una epopeya científica argentina. Descripción científica: Juan M. Dellacha y José A. Santomé. MinCyT, 2014. [ Links ]

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