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vol.31 número2Diez mil aves: Birkhead T, Wimpenny J y Montgomerie B (2014) Ten thousand birds. Ornithology since Darwin. Princeton University Press, Princeton. 524 pp. ISBN: 978-0- 691-15197-7. Precio: US$ 45 (tapa dura)Ecología y conservación de los patos marinos de América del Norte: Savard Jpl, Derksen Dv, Esler D Y Eadie Jm (eds) (2015) Ecology and conservation of North American Sea Ducks. Studies in Avian Biology N° 46. CRC Press, Boca Raton. 588 pp. ISBN: 978-1-4822-4898-2. Precio: US$ 135 (tapa dura) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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El hornero

versión impresa ISSN 0073-3407versión On-line ISSN 1850-4884

Hornero vol.31 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2016

 

REVISIÓN DE LIBROS

Una costa cada vez más estrecha: un ave pequeña, un cangrejo ancestral y un recorrido épico
Cramer D (2015) The narrow edge: a tiny bird, an ancient crab, and an epic journey. Yale University Press, New Haven. 304 pp. ISBN: 978-030-01-8519-5. Precio: US$ 28 (tapa dura).


Escrito en inglés, desde su título la autora Deborah Cramer, naturalista de Massachusetts (EEUU), relaciona el ciclo anual de una “pequeña ave” migratoria de larga distancia, el Playero Rojizo (Calidris canutus rufa), con un antiguo fósil viviente, el cangrejo herradura (Limulus polyphemus), a través de un “viaje épico”. The narrow edge anticipa su mensaje conservacionista jugando con el significado de esas palabras en su idioma: el estrecho borde que separa la vida de la extinción en la metáfora de la orilla estrecha necesaria para su supervivencia.

El encuentro de unos pocos cangrejos herradura que llegaban a desovar en las playas de Gloucester, su lugar de residencia, y su posterior descubrimiento de Delaware Bay, EEUU, sitio que cada mayo congrega decenas de miles de aves playeras migratorias que llegan para alimentarse de los pequeños huevos de los cangrejos herradura, la motivó a emprender un viaje. Siguió la ruta de los playeros hacia el norte entre Tierra del Fuego y el Ártico canadiense y luego hacia el sur hasta las Guayanas, intentando comprender la conexión entre un organismo que sobrevivió a las cinco grandes extinciones en masa de la historia de la Tierra con un ave de evolución reciente, ambas amenazadas por el impacto humano responsable de la potencial sexta gran extinción masiva de especies.

La autora investigó publicaciones, entrevistó y compartió actividades con investigadores, conservacionistas y actores clave en cada sitio visitado. Voló en helicóptero durante los censos aéreos de Guy Morrison en Tierra del Fuego chilena; vivió el avistaje por medio de telescopio de aves marcadas con banderillas con inscripciones alfanuméricas en San Antonio Oeste, Río Negro; pesó y liberó playeros en las campañas de anillado en Delaware Bay, y hasta acampó bajo las inclemencias del Ártico y sus osos polares signados por el hambre producto del calentamiento global.

La larga lista de notas y bibliografía publicada en 70 de las 304 páginas del libro da cuenta de su dedicado trabajo. Mi profesor Allan Baker siempre decía que para entender a las aves migratorias hay que viajar con ellas, y en su itinerario Deborah Cramer gestó un relato de historia natural de primera mano. Conoció por experiencia propia los ambientes y los desafíos que enfrenta el Playero Rojizo en cada lugar y cómo se entrelazan con la historia, la idiosincrasia y la cultura local.

No se trata de un libro de ciencia. Aunque los 12 capítulos escritos casi como una novela atrapan al lector con aspectos científicos como la ecología de las aves playeras, los cambios geológicos que modelaron su hábitat, la evolución de las subespecies y la migración, también interconecta la dimensión humana como parte de los ecosistemas. De hecho, a veces más que a las aves; después de todo, la historia de los playeros se escribe desde el cristal de la historia de las personas.

La supervivencia de estas aves migratorias de larga distancia está ligada a la salud de los escasos humedales que utilizan a lo largo de su ciclo anual y a su presupuesto de energía. Deben disponer de invertebrados en cantidad suficiente para acumular reservas de masa corporal, grasa y proteínas que oficiarán de combustible para llegar a su próxima escala. Capaces de doblar su peso para volar sin parar hasta 5000 millas (unos 8000 km), su flexibilidad fenotípica les permite agrandar los órganos de su sistema digestivo para asimilar nutrientes de presas de baja calidad como los bivalvos, que ingieren completos. Los huevos del cangrejo herradura de Delaware Bay, en cambio, en menos de dos semanas les permiten acumular reservas sincronizadas para llegar a tiempo al verano ártico, momento de la reproducción.

El punto de partida de la narración es, curiosamente, Tierra del Fuego: “el sitio más ale jado del planeta”. Es donde poco más de 35 años atrás Brian Harrington y Guy Morrison descubrieron más de 5000 playeros rojizos en Río Grande y en 1985, con la ayuda de censos aéreos, ubicaron una concentración de 41700 individuos en la desolada Bahía Lomas, en la porción chilena de Tierra del Fuego, cuando “ni aún los propios chilenos tenían conocimiento de su existencia”.

Al tiempo que los investigadores tomaban conciencia de esta vulnerabilidad de las bandadas por congregarse en pocos sitios, también descubrían su epopeya de declinación. El libro se publicó en 2015, poco después de que la subespecie Calidris canutus rufa fuera declarada “en peligro” en los Estados Unidos bajo la US Federal Endangered Species Act. Su estatus en Argentina también es “en peligro”, según la Resolución 348/2010 de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.

“¿Cuál es el comienzo del fin?”, dice Cramer, pensando en Martha, la última Paloma Migratoria (Ectopistes migratorius) que murió en 1914, cuando apenas 50 años antes bandadas de millones surcaban los cielos de América del Norte para desaparecer debido a la caza de un recurso percibido como infinito. Relata con lujo de detalles que la misma percepción recibió el cangrejo herradura a mediados del siglo XIX cuando millones de individuos se congregaban en Delaware Bay para desovar. Entonces “comenzó la colosal e indiscriminada remoción de cangrejo herradura de Delaware Bay para producir un fertilizante a mitad de precio que el guano proveniente de Perú y, para 1884, de continuarse esta práctica se habrían exterminado completamente. (...) estas lecciones se han olvidado y durante los 90 no se restringió el número que los pescadores podían tomar, en este caso para ser usados como carnadas, la historia volvía a repetirse”.

Irónicamente, el misterio de la supervivencia del cangrejo herradura por 475 millones de años quizás radique en una cualidad médica de su sangre azul al cual se dedica un capítulo entero. La sangre es capaz de detectar endotoxinas y se aglutina en presencia de bacterias Gram negativas. Hoy en día las compañías biomédicas desangran decenas de miles de cangrejos herradura para producir un extracto que permite evaluar que vacunas y materiales de uso médico estén libres de bacterias. Aunque luego son liberados, un gran porcentaje muere durante el proceso, incluyendo hembras que ya no proveerán los huevos necesarios para la supervivencia de las aves migratorias. Mientras se espera la producción de un sustituto sintético, hoy existen normativas que amparan a las poblaciones de cangrejo herradura, permitiendo cuotas a los pescadores. Pero luego de más de una década de regulaciones de sus poblaciones Cramer se pregunta por qué aún no se recuperan.

La comprensión científica de la migración conlleva análisis a diferentes escalas temporales y geográficas y, en este sentido, el Playero Rojizo funciona como sensor de las condiciones en que vivimos. Cramer los representa como una especie de “canario de las minas” de escala global. “¿Realmente importa si desaparece un ave más?”, se pregunta, y citando numerosos ejemplos concluye que no se trata solo de una especie sino de la consecuente desaparición en cascada de todas las especies implicadas en las tramas tróficas y de sus efectos negativos para la humanidad.

A diferencia de otras publicaciones, en esta los observadores son asimismo observados y el resultado exhibe la interconexión desnuda de los seres vivos entre sí y con el ambiente circundante o el situado a miles de kilómetros de distancia. Luego de su lectura ya no es posible asumirse separado del planeta. Su mensaje se puede resumir en sus propias palabras: “el Playero Rojizo nos habla desde reinos distantes, uniéndonos a lo largo de la línea que se extiende de extremo a extremo de los continentes. En la resiliencia de las aves playeras encuentro la esperanza y fe de que podemos enfrentar nuestros mayores desafíos y que un planeta saludable sosteniendo una multitud de especies es aún posible”.

Patricia M. González

Programa Humedales Fundación Inalafquen & International Conservation Fund of Canada Pedro Morón 385, 8520 San Antonio Oeste, Río Negro, Argentina
ccanutus@gmail.com

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