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El hornero

Print version ISSN 0073-3407On-line version ISSN 1850-4884

Hornero vol.34 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Aug. 2019

 

ARTÍCULO

Potencial aviturístico en el Parque regional natural Boca de Guacamaya, Sucre, Colombia: una mirada desde la perspectiva de los servicios ecosistémicos

 

Camilo J. Gómez-Cardona1, Andrea Contreras1, Keila Guillen-Oñate1, Carolina Maldonado1, Jiner A. Bolaños2

1 Línea de Valoración Económica, Programa de Valoración y Aprovechamiento de los Recursos Marinos y Costeros, Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras “José Benito Vives de Andréis” – INVEMAR, Santa Marta, Colombia

2 Laboratorio de Servicios de Información, Coordinación de Investigación e Información para la Gestión Marina y Costera, Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras “José Benito Vives de Andréis” – INVEMAR, Santa Marta, Colombia

*Autor para correspondencia; email: camilojgomez@hotmail.com


Resumen

Se determinó el potencial aviturístico en el Parque Boca de Guacamaya a partir del enfoque de los servicios ecosistémicos (SE). Para la valoración del potencial aviturístico se empleó una matriz de SE mediante la cual se definieron una serie de factores y criterios relacionados con la oferta y la demanda del aviturismo en el área de estudio. La oferta se valoró en términos de las especies y condiciones presentes en los diferentes tipos de cobertura del suelo. La demanda se valoró teniendo en cuenta la percepción de los actores locales acerca de la importancia de los tipos de cobertura para la provisión de SE. Para la cuantificación de estos criterios se rea­lizaron registros de aves en campo y se emplearon herramientas de la investigación participativa. Los valores obtenidos para los criterios fueron normalizados a una escala relativa (no relevante a muy alto) e interconecta­dos a los tipos de cobertura para producir los mapas de oferta y demanda del SE de aviturismo. Como resultado se identificaron 129 especies distribuidas en 18 órdenes y 38 familias. Se registró la presencia de una especie endémica (Ortalis garrula), una especie casi endémica (Chauna chavaria) y categorizada como casi amenazada (NT) a nivel global y vulnerable (VU) a nivel nacional, y de 33 especies migratorias, confirmando el potencial del parque para el desarrollo del aviturismo. El manglar y los pantanos resultaron ser las coberturas que presentan las mejores condiciones y albergan el mayor número de especies de interés para el aviturismo.

Palabras clave: Aviturismo; Colombia; Servicios ecosistémicos; Sistema socioecológico; Unidades socioecológicas del paisaje; Valoración participativa.

Abstract

Birdwatching potential in the regional natural Park Boca de Guacamaya, Sucre, Colombia: a look from the perspective of ecosystem services.

The birdwatching potential in the Boca de Guacamaya Park was determined from the ecosystem services (ES) approach. For the assessment of the birdwatching potential, a matrix of ecosystem services was used to define a series of factors and criteria re­lated to the supply and demand of birdwatching in the study area. The supply was valued in terms of the species and conditions present in the different types of land cover. The demand was assessed taking into account the perception of local stakeholders about the importance of the types of land cover for the provision of ES. For the quantification of these criteria, bird samples were made in the field and some tools of participatory research were used. The values obtained for the criteria were normalized to a relative scale (from not relevant to very high) and interconnected to the coverage types to provide the supply and demand maps of birdwatching ES. As a result, 129 species distributed in 18 orders and 38 families were identified; the presence of an endemic species was registered (Ortalis garrulla), as well as the presence of a near endemic species (Chauna chavaria) categorized as near threatened (NT) at a global level and vulnerable (VU) at the national level, and of 33 migra­tory species, which confirms the potential of the Park for the development of birdwatching. The mangroves and swamps turned out to be the coverages that present the best conditions and host the greatest number of species of interest for bird watching.

Key words: Birdwatching; Colombia; Ecosystem services; Socioecological system; Landscape socioecological units; Participa­tory valuation.

Recibido 31 Octubre 2018
Aceptado de Mayo 2019


Colombia es el país con la mayor diversidad de aves en el mundo (Remsen et al. 2017). En la última lista de chequeo de la avifauna de Colombia, se repor­taron 1.909 especies de aves pertenecientes a 31 ór­denes y 90 familias (Avendaño et al. 2017). Además, posee 83 especies de aves endémicas (Avendaño et al. 2017) y 140 especies se encuentran bajo alguna ca­tegoría de amenaza (Renjifo et al. 2016). Estas carac­terísticas están siendo aprovechadas por el país, de tal forma que el aviturismo es una de las actividades con mayores perspectivas de crecimiento dentro del turismo de naturaleza en Colombia (Maldonado et al. 2016). El aviturismo, definido como el acto de obser­var e identificar aves en sus hábitats naturales (Minis­terio de Comercio, Industria y Turismo 2017), tiene el potencial de generar fondos para áreas protegidas, involucrar al público sobre el valor de los ecosistemas naturales y proporcionar medios de vida alternativos para competir con las industrias extractivas insos­tenibles (Sekercioglu 2002, Glowinski 2008, Ocam­po-Peñuela y Winton 2017). Según un estudio reali­zado por la organización Conservation Strategy Fund (CSF) (Maldonado et al. 2016), anualmente el turismo de aves podría generar USD 9 000 000 y atraer a más de 15 000 observadores, mientras que los ingresos percibidos por el país beneficiarían directamente a comunidades locales, generando 7,500 nuevos pues­tos de trabajo que impactarían en una mejor calidad de vida de las comunidades (Zimmermann 2016). El aviturismo en Colombia ha crecido de manera constante durante la última década, especialmente en áreas con altas concentraciones de endemismos, como la Sierra Nevada de Santa Marta (Ocampo-Pe­ñuela y Winton 2017). No obstante, esta actividad se encuentra en un estado inicial de desarrollo y conso­lidación, sin metodologías que permitan identificar el potencial del país y de sus diversas regiones para desarrollar dichas actividades (Castro 2012). Por este motivo, se requiere adelantar estudios que integren datos sobre los esfuerzos de conservación, la distri­bución de taxones clave y la actividad turística, per­mitiendo identificar sitios con un alto potencial para desarrollar esta actividad (Puhakka et al. 2011).

Por otra parte, las aves proporcionan servicios ecosistémicos (SE), tales como la dispersión de se­millas, la provisión de recursos, la regulación de poblaciones de especies perjudiciales, el soporte de procesos ecosistémicos (como la polinización) y dan bases para actividades culturales (Wenny et al. 2011, Zaccagnini et al. 2011). De acuerdo con la lista CICES (Common International Classifications of Ecosystem Services), el aviturismo es reconocido como uno de los servicios ecosistémicos culturales (SEC), defini­dos como los beneficios intangibles que las personas obtienen de los ecosistemas mediante el enriqueci­miento espiritual, el desarrollo cognitivo, la reflexión, la recreación y las experiencias estéticas (Millenium Ecosystem Assessment 2003). Los SEC dependen tanto del contexto ecológico como social (Burkhard y Maes 2017, Kordowska 2017) y, por lo tanto, histórica­mente han sido notablemente difíciles de cuantificar y representar espacialmente sin procesos robustos y participativos de mapeo (Brown y Fagerholm 2015, Donahue et al. 2018). Como resultado, el mapeo de la oferta y la demanda de SEC están entrelazados, dado que lo que se considera como capacidad potencial de un área para proveer SEC depende del contexto espe­cífico en el que estos ocurren y de las percepciones de las personas que los valoran (Andersson et al. 2015, Burkhard y Maes 2017, Donahue et al. 2018). El avi­turismo constituye un ejemplo de un SEC en el que el servicio es provisto solo cuando el observador está presente en el ecosistema (Kordowska 2017).

Bajo este contexto, en este estudio se realizó una valoración del potencial aviturístico desde la pers­pectiva de los SE, considerando tanto su oferta, en términos de las especies y condiciones presentes en los diferentes tipos de cobertura del suelo, como su demanda, reflejada en la percepción de los acto­res locales acerca de la importancia de los tipos de cobertura para la provisión de SE de recreación y turismo. Con esta investigación se genera informa­ción que sirve como insumo a los actores locales y tomadores de decisiones para avanzar hacia una planificación y gestión sostenible de la actividad tu­rística con énfasis en la observación de aves en el Parque Boca de Guacamaya.

MÉTODOS

Área de estudio

El Parque Boca de Guacamaya se encuentra ubica­do en la zona noreste del Golfo de Morrosquillo, en el departamento de Sucre, en el Caribe colombiano (Fig. 1). Constituye una zona limítrofe entre los municipios de Tolú y San Onofre y posee una extensión aproxi­mada de 3,578 ha (Caraballo-Pérez 2011). La zona de estudio presenta ecosistemas marinos y costeros estratégicos como los bosques de manglar, las playas, los pastos marinos y los estuarios y lagunas costeras, los cuales brindan una variedad de SE, destacándose el aprovisionamiento de recursos pesqueros, made­ra y leña, y el almacenamiento de carbono (Ecoversa 2014). El régimen climático del Golfo de Morrosquillo es marcadamente unimodal, con un período de aguas bajas (época seca) que inicia a comienzos de diciem­bre y se prolonga hasta marzo o abril (Barreto et al. 1999). La temporada de lluvias (época húmeda) se ex­tiende desde agosto hasta noviembre y se caracteriza por lluvias abundantes. El periodo de mayo a julio se conoce como la época de transición o inicio esporádi­co de lluvias (Invemar 2002). Las actividades econó­micas predominantes en el Golfo de Morrosquillo son la ganadería, la agricultura, la acuicultura, la pesca y el turismo (Barreto et al. 1999). La actividad agrícola está destinada principalmente a cultivos de subsis­tencia como yuca (Manihot esculenta), ñame (Dioscorea sp.), plátano (Musa sapientum), maíz (Zea mays) y algu­nos frutales. El Parque alberga asentamientos huma­nos que utilizan los recursos forestales e hidrobioló­gicos y de los cuales obtienen parte de sus ingresos económicos (Caraballo-Pérez 2011).


Figura 1.
Mapa del Parque Regional Natural Boca de Guacamaya. Los cuadros pequeños de la izquierda muestran su ubicación en Colombia (arriba) y en el Golfo de Morrosquillo (abajo)

Métodos de investigación

Esta investigación se desarrolló a través del mar­co de análisis de los sistemas socioecológicos (SSE) (Berkes y Folke 1998, Martín-López et al. 2012) y fue llevada a cabo por un equipo de profesionales de la línea de valoración económica del Instituto de In­vestigaciones Marinas y Costeras (INVEMAR) de Co­lombia. El proceso metodológico constó de tres fases principales que fueron: la caracterización del SSE, la valoración y el mapeo del potencial aviturístico y, fi­nalmente, la interpretación y aplicación de los mapas resultantes para la generación de consideraciones estratégicas para la planificación y el manejo soste­nible del aviturismo en el área de estudio. En la pri­mera fase se llevó a cabo un diagnóstico participativo territorial en el cual, a través de la cartografía social (Geilfus 2002), los participantes, conformados por funcionarios de instituciones locales que apoyan el fortalecimiento del ecoturismo en el parque, y por re­presentantes de cuatro asociaciones comunitarias de pescadores e informadores turísticos, identificaron, delimitaron y caracterizaron las principales Unidades Socioecológicas del Paisaje (USEP). Estas unidades fueron definidas como “unidades espaciales recono­cidas y diferenciadas por las comunidades locales en su interrelación con el entorno, y que se caracterizan por ser homogéneas en su interior y heterogéneas entre ellas en términos de su aspecto externo y de su oferta de bienes, servicios, satisfacción o utilidad a las comunidades” (Moreno-Sánchez y Maldonado 2011). El desarrollo de este ejercicio se apoyó en un mapa ampliado del parque y en ilustraciones de las diferentes coberturas identificadas. Como resultado del diagnóstico y de la interpretación de imágenes sa­telitales, se logró establecer la configuración espacial de las principales USEP presentes en el parque (Fig. 1) y obtener información sobre los principales usos, actores sociales y el estado actual de los recursos y la oferta de bienes y servicios, al interior de cada una de las USEP identificadas.

La valoración y el mapeo del potencial del avitu­rismo se llevó a cabo utilizando el método sugerido por Burkhard y Maes (2017) conocido como el enfo­que de la matriz de servicios ecosistémicos (ES ma­trix approach) el cual permite vincular los SE a uni­dades espaciales biofísicas adecuadas y clasificar su oferta y demanda usando una escala relativa que va de uno a cinco (no relevante a muy alta), por lo que es considerado como una manera rápida y relativa­mente fácil de asignar valores y mapear el suministro y la demanda de SE. Se definieron una serie de crite­rios que fueron asignados a tres grupos de factores principales relacionados con: (1) las características de las especies presentes en cada USEP, (2) las condi­ciones de las USEP, y (3) la percepción de la población local con respecto a la importancia de las USEP para la provisión de SE. Los dos primeros factores hacen referencia a la oferta del SE de aviturismo, mientras que el último hace referencia a la demanda. La Tabla 1 resume los factores, criterios y valores empleados en esta valoración.

Tabla 1. Factores y criterios para la estimación del potencial aviturístico en el Parque Regional Natural Boca de Guacamaya, Sucre, Colombia.

Métodos de campo

Para la cuantificación de los criterios relaciona­dos con el potencial ornitológico y las condiciones de las USEP, se realizaron registros de aves en campo y observaciones acerca de los usos y el grado de inter­vención del paisaje en cada una de las USEP identifi­cadas con la comunidad. Se realizó un muestreo es­tratificado en el que se ubicó un total de 19 estaciones distribuidas a través de las USEP, separadas 200 m como mínimo, con el fin de garantizar su indepen­dencia (Navarrete-Ramírez 2014). En cada estación se estableció un transecto de 250 m de largo con un ancho indefinido en donde se anotaron todas las es­pecies de aves observadas. El número de transectos establecidos en cada USEP fue proporcional al área de las coberturas. Para la identificación de las especies se utilizó la Guía de Aves de Colombia (Hilty y Brown 1986). Por motivos de logística no se emplearon otros métodos como los registros auditivos y las redes de niebla. El trabajo en campo se efectuó durante las semanas del 11 al 17 de septiembre (temporada llu­viosa) y del 1 al 7 de diciembre (temporada seca) de 2017, y tuvo un rango de actividad de 6:00 hs. a 11:00 hs. En cada transecto se realizaron observaciones por dos días (una repetición por cada estación).

Análisis de datos

Se determinó la riqueza de especies y las especies de aves asociadas a las diferentes USEP y se confor­mó una lista de las especies registradas en el parque, la cual se representó en una matriz con información taxonómica e información acerca de su distribución geográfica y estado de conservación. La taxonomía empleada en esta lista de las especies estuvo basada en la lista de chequeo de las aves de Colombia (Aven­daño et al. 2017) la cual, a su vez, sigue a Remsen et al. (2017). Con el fin de verificar la representatividad del esfuerzo de muestreo se comparó la riqueza de es­pecies observada y estimada para todo el estudio me­diante curvas de acumulación de especies utilizando los estimadores de riqueza Chao 2 y Jack 2; las curvas fueron hechas usando el software EstimateS v.9.1.0 (Colwell 2013). Para el análisis de los datos se agru­paron los registros de las estaciones de muestreo y de las épocas lluviosa y seca para obtener un valor único de la riqueza por USEP.

Valoración del potencial aviturístico

Una vez determinada la riqueza de especies del parque e identificadas las especies asociadas a las diferentes USEP, procedimos con la valoración de los criterios relacionados con el valor ornitológico (Tabla 1). Estos criterios fueron valorados para la totalidad del parque al igual que para cada una de las USEP. Para la valoración del potencial ornitológico del par­que se compararon los datos obtenidos en campo, con la riqueza y número de especies endémicas, amena­zadas y migratorias estimadas para el AICA “Zona del­táica – estuarina del Río Sinú” ubicada en el extremo sur del golfo de Morrosquillo, en donde desde 1998 se vienen realizando inventarios y monitoreo de las poblaciones de aves y se han registrado 296 especies, de las cuales, tres se encuentran en alguna categoría de amenaza a nivel nacional y seis tienen distribución restringida (Estela y López -Victoria 2005). Esta zona AICA fue tomada como referencia por ser la más cer­cana y presentar un arreglo de ecosistemas y usos del suelo similares a nuestra zona de estudio. Por su par­te, para la valoración del potencial ornitológico de las USEP, se compararon los datos obtenidos para cada criterio en cada USEP con los datos arrojados para los mismos criterios en la totalidad del Parque. Los ran­gos adoptados para la valoración de estos criterios fueron: alto (> 50% de las especies), medio (entre 50% y 25% de las especies) y bajo (< 25% de las especies), a los cuales se les asignó un peso relativo de cinco, tres y uno, respectivamente (Tabla 1). A través de la matriz de SE, se sumaron los valores obtenidos en los distintos criterios para cada USEP, se convirtieron los resultados a porcentajes y se realizó un ejercicio de generación de rangos en el que se dividieron los valores en subrangos de igual tamaño, permitiendo normalizar estos valores a una escala relativa que va de uno a cinco (no relevante a muy alto) (Burkhard y Maes 2017). De esta forma, obtuvimos un índice del potencial aviturístico para cada USEP, con base en las especies de aves allí identificadas. En el segundo factor, se tuvieron en cuenta los siguientes criterios relacionados con las condiciones de las USEP: (1) la calidad visual, para la cual se utilizó el método pro­puesto por la Bureau of Land Management (1980), y (2) la condición ecológica, la cual se calificó a partir del grado de transformación del paisaje siguiendo la categorización propuesta por SANBI y UNEP-WCMC (2016) (Tabla 1). Para la valoración de estos criterios se empleó la información obtenida en el diagnóstico participativo territorial y se aplicaron entrevistas in­formales con actores claves. Para el último factor se indagó con habitantes locales sobre la importancia que ellos atribuyen a cada USEP para los criterios de: (1) el bienestar de la comunidad (acceso a agua y ali­mento, refugio, cultura, entre otros) y (2) la provisión de SE de recreación y turismo. Para tal fin, se llevó a cabo un taller con la comunidad en el que se aplicó un ejercicio de asignación de puntajes (Sheil et al. 2002, Moreno-Sánchez y Maldonado 2011), el cual consistió en que los participantes debían distribuir 100 fichas (semillas, piedritas) entre un grupo de tarjetas ilus­tradas que representaban las USEP y en proporción a la importancia otorgada a cada una de ellas con respecto a los criterios evaluados. Como resultado se obtuvieron dos matrices, con los puntajes obtenidos para el potencial ornitológico y las condiciones de las USEP (oferta de SE), y los resultados de la importan­cia que la comunidad le otorga a las USEP para la pro­visión de SE (demanda de SE). Estos resultados fue­ron triangulados en una matriz para el mapeo SE la cual permitió vincular estos valores normalizados en la escala de uno a cinco con las USEP, para posteriormente ser transferidos a un sistema de información geográfica para producir los respectivos mapas de oferta y demanda del SE de aviturismo en el parque.

RESULTADOS

Composición de la avifauna

Con base en la información recopilada durante los muestreos correspondientes a las temporadas lluvio­sa y seca, se presenta una lista de 129 especies distri­buidas en 18 órdenes y 38 familias (Anexo 1) entre las que predominaron las familias Ardeidae con 15 espe­cies, Tyrannidae con 13 especies y Scolopacidae con 7 especies (Fig. 2). Los estimadores de Chao 2 y Jack 2 alcanzaron valores de 135 (95.53%) y 142 (90.39%) especies respectivamente, lo que indica que la mues­tra es representativa para el área de estudio (Fig. 3).


Figura 2.
Familias representativas para el Parque Natural Boca de Gua­camaya y registradas en las estaciones de muestreo establecidas en el área de estudio.


Figura 3.
Curva de acumulación de especies de aves para el Parque Boca de Guacamaya registradas en las 19 estaciones de muestreo esta­blecidas en el área de estudio. Cada estación comprendió un transecto de 250 m de longitud y ancho indefinido donde se registraron todas las especies de aves observadas.

De las 296 especies de aves registradas por Estela y López -Victoria (2005) para el AICA “Zona deltáica – estuarina del Río Sinú”, identificamos en campo 129 especies. De estas 129 especies, dos son endémi­cas o casi endémicas de Colombia, una se encuentra bajo alguna categoría de amenaza y 33 son especies migratorias o presentan poblaciones tanto residen­tes como migratorias. Entre las especies endémicas identificadas se encuentran la Guacharaca Caribeña (Ortalis garrula), especie endémica de Colombia loca­lizada en el norte del país por debajo de 800 msnm en la región Caribe desde el alto río Sinú hasta toda la parte occidental de la Sierra Nevada de Santa Mar­ta (Hilty y Brown 1986). Por su parte, la Chavarría (Chauna chavaria) es una especie casi endémica de Co­lombia restringida a las zonas bajas de la planicie del caribe colombiano y al sur del golfo de Maracaibo en Venezuela (Renjifo et al. 2002). En cuanto a las espe­cies bajo alguna categoría de amenaza, en Colombia la Chavarría ha sido categorizada como vulnerable (VU) (Renjifo et al. 2002). Además, acorde con lo re­portado por Estela y López Victoria (2005), el notorio número de especies migratorias entre las que se des­tacan las aves playeras del orden de los Charadriifor­mes, constituye una prueba de la importancia de los humedales costeros del caribe colombiano como sitio de llegada de estas aves al país.

Especies de aves asociadas a las USEP

Las USEP que presentaron una mayor riqueza de aves fueron: los pantanos con 77 especies, que representan un 59.69% de las especies registra­das para la zona de estudio, los bosques de man­glar con 76 especies (58.91%), y los pastos con 59 especies (45.74%). Las playas y los cultivos fueron las USEP que presentaron una menor riqueza pre­sentando 40 especies (31%) y 29 especies (22.48%) de las registradas respectivamente.

En las USEP de pantano y bosques de manglar se observó un predominio de aves acuáticas, definidas como aquellas especies que utilizan ecosistemas do­minados por cuerpos de agua durante buena parte de su ciclo biológico (Estela et al. 2010a). En las playas se registró la presencia del grupo de aves playeras migratorias del norte (familias Charadriidae y Sco­lopacidae) y el de las aves marinas y costeras (fami­lias Pelecanidae, Phalacrocoracidae, Fregatidae y Laridae). En las USEP de pastos y cultivos se encon­traron especies de familias que no son consideradas acuáticas estrictas como rapaces (Accipitridae), hor­migueros (Furnariidae), atrapamoscas (Tyrannidae) y turpiales (Icteridae). La Tabla 2 muestra un listado de las principales especies de valor aviturístico (en­démicas, amenazadas, migratorias, singulares) re­gistradas en cada USEP, con sus respectivos grupos funcionales, siguiendo la clasificación propuesta por (Ruiz-Guerra 2012).

Tabla 2. Grupos funcionales y listado de especies de interés avisturístico registradas en las Unidades Socioecológicas del Paisaje (USEP) en el Parque Regional Natural Boca de Guacamaya, Sucre, Colombia

Valoración del potencial aviturístico

El Parque Bocas de Guacamaya contó con un po­tencial alto con respecto a la presencia de especies migratorias y un potencial medio en cuanto a los cri­terios de riqueza de especies, la presencia de especies endémicas o casi endémicas de Colombia y la presen­cia de especies amenazadas. La suma de los valores obtenidos para los 4 criterios dio como resultado que el parque cuenta un potencial aviturístico alto (4) se­gún la escala relativa de uno a cinco (Tabla 3).

Tabla 3. Comparación entre las especies registradas en el PRN Bocas de Guacamaya para los criterios relacionados con el potencial ornitológico, con las especies estimadas para estos mismos criterios en el AICA “Zona deltáica – estuarina del Río Sinú”. Los rangos adoptados para su valoración fueron: alto (> 50% de las especies), medio (entre 50% y 25% de las especies) y bajo (< 25% de las especies), a los cuales se les asignó un peso relativo de cinco, tres y uno, respectivamente. Por último, se sumaron los puntajes obtenidos en los criterios, se calculo su porcentaje y se normalizó a la escala relativa de uno a cinco (Muy bajo - Muy alto 5) (Burkhard y Maes 2017).

La ponderación de los resultados de la matriz diagnóstico para estimar el potencial aviturístico de las diferentes USEP según la presencia de especies de interés para el aviturismo (Tabla 4) permitió observar que las USEP de pantano, manglar y pastos presentan un potencial aviturístico alto, las playas un potencial aviturístico medio y los cultivos un potencial avitu­rístico bajo. Los pantanos presentaron un potencial aviturístico alto para los criterios de riqueza y de nú­mero de especies amenazadas. Los bosques de man­glar presentaron un potencial alto para la riqueza de especies y para la presencia de especies migratorias. En los pastos se obtuvieron valores altos para los cri­terios de especies endémicas y amenazadas. La USEP de playas fue donde se obtuvo el mayor porcentaje para el potencial de especies migratorias. Por último, en los cultivos se obtuvo un valor medio para las es­pecies endémicas y se obtuvieron valores bajos para la riqueza de especies y para las especies amenaza­das y migratorias.

Tabla 4. Riqueza de especies de aves en el PRN Bocas de Guacamaya de acuerdo a su estatus de residencia y conservación y matriz para la valoración del potencial aviturístico de las Unidades Socio-Ecológicas de Paisaje (USEP) según la presencia de especies de interés aviturístico. Para cada criterio se compararon los datos obtenidos en las USEP con los datos arrojados en la totalidad del Parque. En el cuerpo de la tabla se indican, para cada USEP, número de especies y rangos de valoración (en paréntesis) a los cuales se les asignó un peso relativo de cinco, tres y uno, siguiendo el criterio: alto > 50% de las especies, medio: entre 50% y 25% de las especies, y bajo < 25% de las especies, a los cuales se les asignó un peso relativo de cinco, tres y uno, respectivamente. Los valores obtenidos para los criterios en cada USEP se sumaron, convirtiendo los resultados a porcentajes y generando rangos, que permitieron luego normalizar estos valores a una escala relativa de uno a cinco (Muy bajo - Muy alto) como se indica en cada celda de la tabla (Burkhard y Maes 2017).

La valoración del potencial aviturístico según las condiciones de las USEP (Tabla 5) mostró que la USEP de manglar presenta un potencial aviturístico muy alto, tanto por la calidad del paisaje como por la condición ecológica; el pantano presenta un po­tencial alto por la calidad del paisaje y medio por la condición ecológica; las playas presentan un poten­cial medio para ambos criterios; los cultivos, un po­tencial medio por la calidad del paisaje y bajo por la condición ecológica; y por último, los pastos presen­tan un potencial bajo para ambos criterios. La cons­trucción de vías e infraestructura y los cambios en el uso del suelo con fines turísticos y agropecuarios, fueron considerados como los principales impulsores de cambio sobre el bosque de manglar. Para el caso de las playas, los principales impulsores de cambio identificados fueron el incremento de construcciones e infraestructura turística, la extracción de materiales para construcción y la erosión costera. Por su parte, la desviación de caños y arroyos para la adecuación de tierras con fines agropecuarios y la introducción de búfalos fueron los principales impulsores de cambio identificados sobre las zonas pantanosas.

Tabla 5. Matriz para la valoración del potencial aviturístico de las Unidades Socio-Ecológicas de Paisaje (USEP) según la presencia de especies de interés para el aviturismo. Los valores de los criterios en el cuerpo de la tabla corresponden a los promedios de los puntajes otorgados por los exper­tos y los actores comunitarios para los factores (a) condiciones de las USEP, y (b) percepción de la comunidad, respectivamente (para ver rangos ver Tabla 1). Estos valores fueron transformados a porcentajes y normalizados a la escala relativa de 1 a 5 (Muy bajo - Muy alto) (Burkhard y Maes 2017). Por último, se sumaron y normalizaron por separado (a la escala relativa de 1 a 5) los puntajes de los criterios obteniendo un valor del potencial de cada USEP de acuerdo a los factores (a) y (b).

Con respecto a la percepción local acerca de la importancia de las USEP para el bienestar y para la provisión de SE de aviturismo (Tabla 5), las USEP más importantes para ambos criterios fueron las playas y el manglar. Según la percepción de la comunidad, el manglar tuvo una mayor importancia para su bien­estar, dados los múltiples beneficios que se derivan de él, tales como su capacidad para albergar fauna y su papel en la mitigación de eventos extremos y con­trol de la erosión costera. Para las playas se reconoció un mayor aporte a la recreación y al turismo, siendo esta la USEP que reúne la mayor cantidad de servi­cios turísticos (hospedaje, restaurantes). Los cultivos presentaron relevancia tanto para el bienestar de la comunidad como para la oferta de turismo en la zona, debido a su aporte a la seguridad alimentaria de las comunidades locales y a la oferta gastronómica que hace parte de los atractivos turísticos en el parque. Aunque la población local consideró que las USEP de pantanos y pastos no generan aportes significativos al turismo, los pantanos ayudan al control de inunda­ ciones, mientras que los pastos son reconocidos por su papel en la economía de la región, dado que algu­nos miembros de la comunidad realizan actividades esporádicas en las fincas ganaderas. Sin embargo, la distribución de gran parte de los beneficios del uso de esta USEP se reduce a una porción específica de la po­blación y excluye a actores locales, dada la limitación de acceso a predios privados.

Mapeo de la oferta y la demanda del aviturismo. Los valores obtenidos en los factores empleados para la valoración del potencial aviturístico fueron interconectados con las USEP (Tabla 6) para pos­teriormente ser transferidos a un sistema de infor­mación geográfica con el propósito de generar los mapas de la oferta y la demanda del SE de avituris­mo en el Parque. Los mapas realizados (Fig. 4) per­mitieron localizar espacialmente las USEP que: (a) albergaron el mayor número de especies de interés para el aviturismo, (b) presentaron las mejores con­diciones para el desarrollo de actividades aviturísti­cas, y (c) revistieron una mayor importancia desde la perspectiva de la comunidad para su bienestar y para la recreación y el turismo.

Tabla 6. Matriz para el mapeo de la oferta y la demanda de Servicios Ecosistémicos (SE) del avisturismo para cada una de las Unidades So­cio-Ecológicas de Paisaje USEP. Los valores corresponden a los puntajes finales (normalizados a la escala relativa de 1 a 5) obtenidos en cada Unidades Socio-Ecológicas de Paisaje (USEP) para los tres factores em­pleados en la valoración del potencial aviturístico.

DISCUSIÓN

Mediante este estudio se desarrolló un método que permitió identificar, priorizar y ubicar espacial­mente las áreas (USEP) de mayor importancia para la observación de aves con base en su potencial or­nitológico, su condición ecológica y el valor relativo de importancia otorgado por los pobladores locales a cada tipo de cobertura para la provisión de SE, todo ello con el propósito de contribuir a la planificación de la actividad ecoturística.

El enfoque de la matriz de SE empleado en esta valoración constituye una manera práctica para va­lorar y mapear el suministro y la demanda de SE, al permitir vincular los SE a las USEP y clasificar su oferta y demanda usando una escala relativa (no re­levante-muy alto). Asimismo, la matriz de SE propor­ciona una metodología de mapeo de SE muy flexible que se puede aplicar en todas las escalas espaciales y temporales, para todos los SE, y para diferentes pro­pósitos de mapeo (Burkhard y Maes 2017) por lo que puede ser adaptada a los intereses y las condiciones particulares de las regiones donde sea implementa­do. Cabe destacar la importancia del enfoque parti­cipativo adoptado en esta valoración por medio de técnicas del diagnóstico rural participativo como la asignación de puntajes, al ser un método que permi­te recolectar información acerca del conocimiento, las preferencias y el valor que las comunidades le otorgan a las diferentes coberturas y usos del suelo y su biodiversidad (Maldonado y Maldonado y Mo­reno-Sanchez 2012). Más aun teniendo en cuenta la necesidad de incorporar la perspectiva de las comu­nidades locales (quienes son los usuarios directos de los recursos) y promover su participación activa en la planificación y el manejo del aviturismo con el fin de garantizar su sostenibilidad (Ministerio de Comercio, Industria y Turismo 2017). Otra ventaja para desta­car del enfoque de los SE es su carácter integral, pues a diferencia del enfoque de la valoración económica tradicional, permite reconocer la multidimensiona­lidad del valor de la biodiversidad y los ecosistemas, incorporando tanto su valor biofísico o ecológico como sus valores socioculturales y monetarios (Mar­tín-López et al. 2012, Maldonado y Maldonado y Mo­reno-Sanchez 2012).

Nuestros resultados corroboran la presencia de una cantidad importante de las especies de aves re­portadas para la región, al igual que la presencia de especies endémicas, amenazadas, y de un notorio nú­mero de especies migratorias. Sin embargo, a pesar de que no se cuenta con datos de otros estudios orni­tológicos desarrollados en el parque, algunas de las especies registradas en estudios realizados en otras áreas de la región (Estela y López-Victoria 2005, Este­la et al. 2010b) así como en la base de datos en línea de observaciones de aves eBird, podrían ser detecta­das dentro del parque debido a la cercanía y similitud de ecosistemas y usos del suelo. Más aún, teniendo en cuenta que las especies registradas en este estu­dio se limitaron a registros visuales. Por lo tanto, es necesario profundizar los estudios por medio de un mayor número de registros y la utilización de dife­rentes métodos de detección que permitan identifi­car nuevas especies dentro del parque y confirmar las ya registradas.

El porcentaje significativo de aves playeras regis­tradas en el parque evidencian el potencial con el que cuentan los humedales costeros de la región para su avistamiento y conservación. De las 51 especies de aves playeras registradas para Colombia (Johnston‐ González y Eusse‐González 2009) y de las 23 especies registradas en la costa caribe colombiana (Ruiz-Gue­rra et al. 2008), 12 especies fueron observadas en este estudio. En este punto también se debe tener en cuenta que algunas de las especies migratorias no han sido registradas, puesto que no coincidieron sus épocas de permanencia en la región con la época de los muestreos. Asimismo, se requiere realizar estu­dios acerca de los tamaños poblacionales de las es­pecies migratorias que permitan aplicar los criterios establecidos (Johnston‐González y Eusse‐González, 2009) para poder considerar el parque como posible sitio de importancia para la conservación de las aves playeras en la región caribe, tal como lo sugiere la in­formación disponible para la zona del Bajo Sinú y el Golfo de Morrosquillo (Ruiz-Guerra et al. 2008).

Estas cifras reflejan la importancia del parque para la conservación de la avifauna y su alto potencial para el desarrollo del aviturismo, el cual, manejado a partir de unos criterios de sostenibilidad, representa una alternativa de desarrollo para la población local ante las actividades extractivas tradicionales como la explotación selectiva de mangle. No obstante, es importante realizar una planificación de la actividad aviturística que contemple tanto las potencialidades identificadas en este estudio, como las restricciones de uso establecidas en el plan de manejo del parque, para que dicha actividad no vaya en contraposición con los objetivos de conservación y recuperación de los ecosistemas para los que fue declarado.

Es necesario realizar más investigaciones sobre los impactos económicos y ambientales de esta ac­tividad, reducir las perturbaciones relacionadas con la observación de aves y aumentar la contribución económica del aviturismo a las comunidades locales (Sekercioglu 2002, Glowinski 2008). Se requiere de metodologías que permitan valorar y clasificar las especies de fauna para llevar a cabo proyectos ecoturísticos bajo criterios objetivos y estandarizados, pues hasta el momento el uso de fauna silvestre con fines ecoturísticos se ha hecho de forma intuitiva y sin contar con herramientas de gestión que asegu­ren su uso sustentable (Muñoz-Pedreros y Quintana 2010). Asimismo, la creación de códigos de conduc­ta para turistas y operadores turísticos debe ser una parte esencial de cualquier operación turística (Pu­hakka et al. 2011). Otros factores que se deben tener en cuenta para la planificación del aviturismo están relacionados con la capacidad de carga, las infraes­tructuras (e.g., diseño de senderos, apertura y man­tenimiento de caños para garantizar el flujo hídrico a través del manglar) y los requisitos legales estable­cidos para la prestación de servicios ecoturísticos (Cubillos et al. 2013).

La oferta del SE de aviturismo, nos permitió iden­tificar que las USEP que presentan las mejores con­diciones y albergan el mayor número de especies de interés para el aviturismo son los bosques de man­glar, los pantanos y las playas. En los pastos y cultivos, a pesar de constituir ecosistemas transformados, se registró un porcentaje importante de especies al igual que la presencia de especies endémicas y amenaza­das, indicando el importante papel que tiene la tierra de uso agrícola en la conservación de la biodiversidad.

El ejercicio de valoración participativa muestra que, en promedio, los pobladores locales consideran que las USEP más importantes para su bienestar y la provisión de SE de recreación y turismo, en orden descendente son los bosques de manglar, las playas, los cultivos, los pantanos y los pastos. No obstante, estos valores (Fig. 4c) reflejan las percepciones de la comunidad local y por lo tanto no son transferibles a otros lugares. Entre la comunidad existe una voluntad generalizada de transformar el turismo tradicional de sol y playa, que se ha implementado históricamente en la región, por un turismo de naturaleza con enfo­que comunitario. Asimismo, varios de ellos, organi­zados en asociaciones ambientales de pescadores y prestadoras de servicios turísticos, se están capaci­tando y formalizando como guías aviturísticos, pero requieren aún consolidar el uso de buenas prácticas para el desarrollo de esta actividad. Esta a su vez, constituye una oportunidad para fortalecer la capaci­dad de las organizaciones comunitarias y operadores turísticos locales para la prestación de servicios de aviturismo de alta calidad, generando ingresos signi­ficativos para las comunidades locales.


Figura 4.
Valores obtenidos para la oferta (a y b) y la demanda (c) de Servicios Ecosistémicos (SE) en las Unidades Socio-Ecológicas del Paisaje (USEP) identificadas en el Parque Regional Natural Boca de Guacamaya, Sucre, Colombia.

Adicionalmente, como parte de este proyecto, se están adelantando estudios que permitan identificar las preferencias de los avituristas por las especies identificadas en el parque, así como estimar el valor económico de las actividades de aviturismo, lo cual, de acuerdo con autores como Wenny et al. (2011) y Pacheco (2013), permitirá promover y justificar los esfuerzos de conservación de las aves mediante po­líticas y prácticas de manejo, demostrando las cone­xiones entre el bienestar humano y la conservación de la biodiversidad.

AGRADECIMIENTOS

Los autores queremos agradecer a los pobladores del Parque Regional Natural Boca de Guacamaya y su área de influencia por su hospitalidad y colaboración en este estudio. Asimismo, queremos agradecer a Ra­fael Álvarez Rodríguez de la Corporación Autónoma Regional de Sucre – CARSUCRE, por su apoyo durante los registros de aves en campo; a Carlos Ruiz Guerra, Emilio Constantino y Robin Schiele por sus comenta­rios, que ayudaron a mejorar una versión previa de este documento. Finalmente, agradecemos al editor y a los revisores anónimos por sus valiosos aportes durante la revisión y edición del manuscrito.

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