El Alilicucú Orejudo o Ribereño (Megascops sanc-taecatarinae) tiene un estatus geográfico y taxonómico confuso y discutido. Después de su primera descripción como Scops sanctae-catarinae en base a un especi-men del sur de Brasil (Salvin 1897), fue considerado sinónimo (Hellmayr 1910, Cory 1918, Peters 1940) o subespecie (Hekstra 1982) del Alilicucú Grande (Megascops atricapilla). Diferencias vocales, morfométri-cas, ecológicas y genéticas resolvieron el estatus taxonómico (Konig 1991, Heidrich et al. 1995, Dantas et al. 2016) y hoy se considera una especie monotípica plena (Wink y Heidrich 2000, Konig y Weick 2010, Mi-kkola 2014, Holt et al. 2020). Presenta tres morfos en sus adultos (marrón, gris y rufo) y se la considera endémica del sur de la Selva Atlántica, distribuyéndose en el sudeste de Brasil (estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y sur de Paraná), el norte de Uruguay y el noreste de Argentina (Konig y Weick 2010).
En la Argentina cuenta con escasos registros documentados y fue omitida en varios trabajos sobre la avifauna del país (e.g., Narosky y Yzurieta 1987, Cane-vari et al. 1991, de la Peña y Rumboll 1998, Narosky y Yzurieta 2003, Rodríguez Mata et al. 2006). Konig & Weick (2010) mapean a la especie para toda la Meso-potamia Argentina (hasta la desembocadura del río de La Plata en el sur, y hasta el río Paraná en el oeste), y López-Lanús (2019) indica un registro en Entre Ríos, pero las únicas evidencias robustas de la especie en Argentina provienen de la provincia de Misiones. Registros documentados concretos se produjeron "a orillas de una picada ancha, en un monte ralo” (Giai 1951: 264), un bosque subtropical semiabierto (Parque Provincial [PP] Urugua-í) y bosques de crecimiento secundario dentro de tierras de cultivo (en un valle en el Cerro Tigre; Konig y Weick 2010). Bodrati et al. (2010) la mencionan en la periferia del PP Cruce Caballero en remanentes de selva en áreas de cultivos y pasturas cerca de arroyos. López-Lanús (2019) sugiere que habita selvas y ecotonos con presencia de pino paraná (Araucaria angustifolia). En el presente trabajo revisamos y discutimos la evidencia antigua y moderna sobre la presencia de Megascops sanctaeca-tarinae en Argentina, aportamos nuevos registros y esclarecemos identificación en el campo, vocalizaciones, hábitat, y en parte su distribución.
Métodos
Para obtener registros de M. sanctaecatarinae en la Argentina, buscamos a la especie, haciendo reproducciones de voces (playback) con grabaciones propias del dueto (ambos sexos) o voces de la hembra, en distintas localidades del sur, centro, y noreste de Misiones durante más de tres décadas viviendo en la zona de estudio (AB, NF, FDS, MJW, LSP, ERK, LOK, KLC) o visitando la provincia durante campañas de varias semanas al año (LGP, NF). Durante este tiempo observamos aves en los parques nacionales, provinciales, propiedades privadas, y caminos públicos, sumando más de 2000 noches de observación en selvas en diferente estado de conservación (e.g. Parque Nacional [PN] Iguazú, PP Caa Yarí, PP Cruce Caballero, PP Urugua-í, PP Esmeralda, PP de la Araucaria, Reserva de la Biósfera [RB] Yaboty, Reserva de Usos Múltiples [RUM] Guaraní, Forestal Belga), ambientes rurales y urbanos (San Pedro, Tobuna, Paraje Alegría, Paraje Cruce Caballero, Paraje Polvorín, Colonia Primavera, Colonia Aster, Colonia San Lorenzo, Posadas, Eldorado; e.g. Bodrati y Cockle 2018, Wioneczak et al. 2020). Además, buscamos datos en línea (ebird.org, ecoregistros.com y xeno-canto.org); consultamos con colegas sobre la fecha, ambiente y localidad de sus observaciones inéditas; revisamos la bibliografía, colecciones del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN), Museo de La Plata (MLP), Fundación Miguel Lillo (CO-FML) y la base de datos de VertNet.org. Capturamos un individuo de M. sanctaecatarinae con playback y red de neblina en la ruta 21 dentro de la Reserva de Biosfera Yaboty, en el centro-este de Misiones; tomamos medidas de su peso (con Pesola), ala (sin aplastar, con regla), cola (con regla), y tarso (siguiendo a Muriel et al. 2010, con calibre). Para comparar las medidas entre especies, capturamos cuatro individuos de Alilicucú Común (Megascops choliba) (usando redes de neblina y playback, o encandilando al individuo con un reflector y capturando con un copo de pesca) en la Reserva Natural Rincón de Santa María, departamento Ituzaingó, Corrientes (27°31’S, 56°36’O), y tomamos las mismas medidas.
Resultados y discusión
Registros publicadosExisten escasos registros históricos publicados de Megascops sanctaecatarinae en la Argentina. Giai (1951) colectó un macho el 6 de mayo de 1948 en la Picada Victoria, arroyo Aguaray Guazú, Puerto Delicia, Misiones, y en el mismo sitio observó otro ejemplar el 15 de julio (del mismo año), sin poder obtenerlo. Olrog (1985), incluyéndola como una subespecie de M. atricapilla, menciona que se sabe muy poco sobre esta lechuza, agregando que William Henry Partridge la encontró localmente común en el norte de Misiones hace unos 25 años [i.e. 1960] y que un ejemplar fue capturado con redes de niebla en el Parque Nacional Iguazú, Misiones (Tarak 1978 en Olrog 1985). Konig (1991) presenta la grabación de un macho obtenida el 9 de noviembre de 1989 en el Parque Provincial Islas Malvinas (actualmente incluido en el Parque Provincial Urugua-í), Misiones.Heidrich et al. (1995) estudiaron datos genéticos de un espécimen obtenido por Konig en Cerro Tigre (i.e., entre Bernardo de Irigoyen y Tobuna), Misiones. Wink et al. (2010) mencionan una muestra (n° 6129) proveniente de Argentina, probablemente la misma analizada por Heidrich et al. (1995). Konig & Weick (2010) reportan que en Cerro Tigre, Misiones, entre 1991 y 1995, se escuchó una pareja en exhibición nupcial a principios de noviembre y en la segunda quincena de agosto, pero no se la oyó en noviembre del año siguiente, ni en octubre o noviembre del año anterior, aunque se observó un ave en vuelo; lamentablemente no se especifica en qué año se realizaron las observaciones. Estos mismos autores aportan la medida del ala de una hembra colectada en ‘Sierra de Misiones’ y mencionan que un hueco a 5 m de altura en un laurel (Lauraceae) en Cerro Tigre fue utilizado como nido por varios años (Konig y Weick 2010), dato omitido por de la Peña (2013 y 2019). En base a la información documentada, Mazar Barnett y Pearman (2001) incluyen a esta lechuza por primera vez en una lista para la avifauna de Argentina. Años después Bodrati et al. (2010) vuelven a mencionar la especie como presente en las inmediaciones del Parque Provincial Cruce Caballero, en ambientes antropizados, donde la consideran residente, rara y probablemente nidificante. Bodrati (in litt. 2012 en de la Peña 2016) menciona dos pieles en el Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN), Buenos Aires, y de la Peña (2019) repite la misma referencia agregando una tercera piel colectada por Andrés Giai (Giai 1951). Recientemente Trejo & Bó (2017), Lopéz Lanús (2019) y Pearman y Areta (2021) también incluyen a la especie como integrante de la avifauna argentina, mientras Rodríguez Mata et al. (2006) aún la consideraban una subespecie de M. atricapilla.
El tratamiento de M. sanctaecatarinae en guías de campo refleja, y aumenta, la confusión que existe sobre su presencia e identificación en la Argentina. El ejemplar ilustrado en Narosky y Yzurieta (1987) como M. atricapilla, parece ser un ejemplar de M. sanctaecatarinae, quizás ilustrado por Dario Yzurieta a partir del espécimen de Giai. En la versión siguiente, Narosky y Yzurieta (2003) incluyen a M. sanctaecatarinae en un listado de "especies cuya presencia en la Argentina requiere confirmación”, omitiendo las antiguas evidencias de ejemplares de museos que aquí reportamos. En una edición posterior de esta guía (Narosky y Yzurieta 2010) aparecen dos fotografías pertenecientes a M. sanctaecatarinae. La primera acompaña la ilustración de M. atricapilla, y su autor nos comunicó que no fue obtenida en Argentina (R. Güller in litt. 2019). La segunda fotografía aparece al final de la obra, dentro de las especies "buscadas”, repitiendo la omisión de los registros documentados, y fue obtenida por G. Pugnali (in litt. 2019) en el Parque Provincial Caá Yarí, Misiones, en agosto de 2006.
Especímenes de MuseoEncontramos cinco especímenes de M. sanctae-catarinae de la Argentina. En el MACN se encuentran tres especímenes: el mencionado de Giai (1951) más otros dos especímenes colectados por William Hen-ry Partridge en Tobuna, Misiones (Tabla 1). El cuarto espécimen, colectado también por Partridge en To-buna, se encuentra en la CO-FML (ex MACN 39275), y fue determinado por Konig en 1991. El espécimen colectado por Konig en Cerro Tigre, Misiones, se encuentra depositado en el Staatliches Museum für Naturkunde Stuttgart (SMNS), Alemania, y una muestra de su tejido fue utilizado por Heidrich et al. (1995) y Dantas et al. (2016) y depositada en el Loui-siana State University Museum (LSUMNS), Estados Unidos de América (Tabla 1).
Nuevos registrosCompilamos 41 registros de M. sanctaecatarinae (Tabla 2), con un total de 18 localidades, todas dentro de la provincia de Misiones (Fig. 1). Se la encontró en cuatro puntos del PP Caá Yarí; en dos puntos del camino de acceso al PP Cruce Caballero, de la Reserva de Usos Múltiples (Área Experimental) Guaraní y de la propiedad de Forestal Belga; y un punto en las restantes localidades (Tabla 2).
La mayor parte de los registros provienen de la Reserva de Biosfera Yaboty, en el este de Misiones, donde registramos a M. sanctaecatarinae en cinco localidades. El primer registro en esta zona se realizó el 4 de octubre de 2005 en la Reserva de Usos Múltiples Guaraní en inmediaciones del arroyo Aguará, al anochecer, cuando se grabaron las respuestas de una pareja al playback (Fig. 2). Vale la pena detallar otras dos observaciones. El 27 de abril de 2018 se halló un adulto atropellado entre el puente y la aduana de Paso Rosales, a pocos metros de la frontera con Brasil. El ejemplar, de morfo rufo, se hallaba en buen estado; se identificó como M. sanctaecatarinae en base al tamaño y plumaje (patrón de marcas ventrales, ver Identificación), pero por razones legales no se pudo colectar. El 15 de junio de 2019, a las 18:58 hs, en la ruta provincial 21, dentro de la Reserva de Biosfera Yaboty se fotografió, grabó y filmó un individuo (http://www. youtube.com/watch?v=UFJy1rVUKFQ), que luego fue capturado y anillado (anillo metálico pata derecha, LUI1547). El ejemplar pesaba 239 g, era de morfo gris, poseía los iris de color tenue amarillento, pico gris celeste pálido con la cera más rosada y las patas de color gris rosado, con uñas claras con ápices oscuros. Siguiendo a Konig y Weick (2010) lo consideramos hembra por su masa corporal (machos: 155194 g, hembras: 174-211 g) y vocalizaciones (fuerte y ronca “bababa”, ver Identificación). Los restantes registros nuevos también se encontraron en la parte oriental de la provincia de Misiones, incluso en inmediaciones de la Reserva de Biosfera Yaboty, excepto un registro en el sur de la provincia en la ciudad de Posadas, correspondiente con el distrito fitogeográfi-co de campos y malezales (Tabla 2, Fig. 1).
IdentificaciónEncontramos que la mejor manera de diferenciar a M. sanctaecatarinae de sus congéneres es con sus vocalizaciones, particularmente la vocalización habitual de la hembra, un “bababa...” fuerte, ronca y conspicua (Fig. 2A,C,D). La vocalización del macho se compone de un trino gutural, rápido, de 11-14 notas por segundo, que crece constantemente y cae abruptamente hacia el final (Fig. 2B,C,D; Konig 1991, Krab-be 2017, Holt et al. 2020). La hembra también puede realizar una variación de la vocalización del macho, pero más corta, rápida y áspera. Son frecuentes los duetos en que el macho vocaliza con su trino gutural mientras la hembra emite la vocalización fuerte, áspera y ronca (Krabbe 2017, Fig. 2E). Es posible confundir el canto de un individuo macho solitario de M. sanctaecatarinae con los de M. atricapilla e incluso con vocalizaciones de la Lechucita Canela (Aegolius harri-sii) cuando se encuentran alejados. Las vocalizaciones de M. sanctaecatarinae que grabamos en Misiones coinciden con las conocidas para los dos sexos (Konig y Weick 2010, Krabbe 2017). Además, grabamos una variación del canto de la hembra similar a un ladrido “uuak..” que oímos en respuesta al playback (Fig. 2F).
Todos los colegas consultados y nuestras observaciones personales coinciden en que es posible, a veces, separar visualmente a individuos de M. sanctaecatarinae de M. choliba y M. atricapilla en el campo. Las mayores medidas de M. sanctaecatarinae con respecto a sus congéneres (Tabla 3) son apreciables tanto en mano como en observaciones a campo, donde da la apariencia de ser más robusta y de alas más anchas y redondeadas. M. atricapilla, por lo general, presenta la corona de un color oscuro casi sólido, independientemente del morfo de coloración del resto del cuerpo. En M. sanctaecatarinae la coloración negruzca en la frente y corona, según el individuo, presenta líneas difusas, interrumpidas o incompletas. El patrón de marcas ventrales es diagnóstico para separar a M. sanctaecatarinae de M. choliba: en M. sanctaecatarinae cada marca tiene forma de cruz oscura, cuyas líneas horizontales se curvan apuntando en su extremo hacia arriba, generando un patrón generalmente más escamado. Los mechones de plumas frontales (‘orevaba un plumaje intermedio con una base gris con parches rufos o marrones de variable extensión en cabeza, cuello, pecho y espalda, y con el disco facial rufo o marrón (Fig. 3). Estos individuos corresponderían con el morfo marrón descripto por Konig y Weick (2010), sin embargo, cabe resaltar que la coloración general del cuerpo no es marrón sino gris (Fig. 3C).
La interpretación de los morfos podría variar entre distintos observadores, según cómo aprecian la coloración y la variación individual de los plumajes.
En fotografías muchas veces no se distingue el característico patrón de marcas ventrales de M. sanc-taecatarinae, siendo difícil de distinguirla de sus congéneres, sobre todo en ejemplares de la fase gris y con ojos amarillos que pueden ser confundidos con M. choliba. La gran variabilidad de plumajes que existen en este género de lechuzas ocasiona que no sea absolutamente confiable identificar en el campo las especies solo a través del plumaje o coloración de los ojos; si no se captura el ejemplar, solo las vocalizaciones son definitivamente diagnósticas. Los observadores que quieren reportar nuevas localidades para las especies de Megascops deberían intentar obtener evidencia auditiva para que los registros sean totalmente confiables.
Dieta
En dos ocasiones, LGP, AB, y MJW observaron a individuos de M. sanctaecatarinae consumir escolopendras (Scolopendromorpha: Chilopoda, Fig. 4), que sería un ítem nuevo en la dieta conocida (Zilio et al. 2018). Los pocos datos reportados acerca de la alimentación de M. sanctaecatarinae incluyen en su dieta insectos, especialmente saltamontes, mantis, escarabajos, polillas y cigarras; también arañas y pequeños vertebrados (Konig y Weick 2010). Al observar un individuo en un lugar con gran cantidad de ratas (Rattus rattus), Giai (1951:264) remarcó que “era evidente que la lechucita estaba acechando una presa”. Messias (2015) menciona que, además de alimentar a sus pichones con variedad de artrópodos (arañas, langostas, cucarachas, grillos y polillas), interesantemente les lleva con frecuencia peces y ranas. Nosotros observamos individuos con el plumaje abdominal mojado, muy cerca del Arroyo Tambero (17 noviembre de 2020) y de un arroyo (sin nombre) en el sector del casco de la propiedad de Forestal Belga (13 agosto de 2021), sugiriendo que estaban depredando animales acuáticos. Recientemente Zilio et al. (2018) analizaron egagrópilas obtenidas en una zona rural de Venancio Aires, Rio Grande do Sul, Brasil, determinando que el 23% de las presas consumidas consistía de pequeños vertebrados, siendo el ítem más importante el ratón doméstico (Mus musculus) y en menor medida aves y ranas, lo que sugiere que esta especie consume más vertebrados que sus congéneres coexistentes (M. choliba y M. atricapilla), que son casi exclusivamente insectívoros (Konig y Weick 2010). El mayor tamaño de M. sanctaecatarinae con respecto a sus congéneres, sumado al hecho de que tiene patas relativamente más grandes y fuertes (Konig y Weick 2010, obs. pers.), es consistente con la idea de que se alimenta regularmente de presas de mayor tamaño, como pequeños mamíferos, anfibios y peces. En Norteamérica, el Tecolote Oriental (Megascops asio) y el Tecolote Occidental (Megascops kennicottii) también incluyen en su dieta peces y otros organismos acuáticos (Ritchison y Cavanagh 1992, Cannings et al. 2020).
Interacción con otras especies de StrígidosMegascops sanctaecatarinae coexiste en la selva misionera con al menos 12 especies de lechuzas. En varias ocasiones detectamos a lechuzas pequeñas - la Lechucita Canela (Aegolius harrisii) o el Alilicucú Común (M. choliba) - vocalizando en cercanía de individuos de M. sanctaecatarinae que también vocalizaban (incluso a escasos metros), sin notar un acercamiento o agresión entre ellas, por lo que hipotetizamos que comparten el hábitat pasivamente. Por otro lado, en 21 oportunidades observamos que a los pocos minutos de realizar playback de M. sanctaecatarinae, vocalizaron y se acercaron lechuzas grandes: esto ocurrió 19 veces con la Lechuza Listada (Strix hylophila; individuos y parejas), una vez con la Lechuza Estriada (Ciccaba virgata; una pareja) y una vez con el Lechuzón Mocho Chico (Pulsatrix koeniswaldiana; un individuo). Estas lechuzas grandes se acercaron rápidamente a la fuente de emisión y se quedaron vocalizando con insistencia en lugares cercanos. Además, en dos ocasiones observamos una actitud sumisa de M. sanctaeca-tarinae frente a S. hylophila: el 1 de abril de 2021 en el arroyo Tambero, FDS, Facundo Gandoy y Giselle Man-gini realizaron playback de M. sanctaecatarinae y se acercó con actitud agresiva una pareja de S. hylophila que empezó a vocalizar intensamente. Continuamos realizando playback de M. sanctaecatarinae, y a los pocos minutos localizamos un individuo en actitud silenciosa y posado en una rama horizontal con mayor cobertura vegetal que en anteriores visitas al mismo sitio. El 11 de septiembre de 2021 en la propiedad de Forestal Belga, AB, FDS, Agostina Juncosa-Polzella y Diego Monteleone mientras realizaban playback de A. harrisii y escuchaban un individuo de S. hylophi-la, localizaron un individuo de M. sanctaecatarinae, a 7 m de distancia, que se acercó en total silencio. Al realizar playback de M. sanctaecatarinae el individuo de esta especie se comportó alerta, pero en ningún momento vocalizó mientras que un minuto después volvió a cantar S. hylophila. Nuestras observaciones indicarían que puede haber interacciones complejas entre M. sanctaecatarinae y las lechuzas grandes de la selva misionera, interacciones que merecen estudios profundos.
HábitatLos ejemplares que observamos estuvieron siempre asociados a arroyos en selvas degradadas o antro-pizadas. En estudios de campo intensos, realizados de 2003 a 2021 en selva primaria del PP Cruce Caballero, nunca encontramos a la especie en ambientes en buen estado de conservación (e.g. Cockle et al. 2020). No obstante, la encontramos a 700 m del área protegida donde subsisten pequeños remanentes de selva degradada sobre arroyos (Tabla 2). Todos nuestros registros de M. sanctaecatarinae ocurrieron en, o muy cerca, de selvas ribereñas, incluyendo: 1) selva en galería en buen estado de conservación, rodeada de bosques degradados, cultivos o pastura, 2) claros y bordes de selva degradada por tala selectiva, y 3) capueras (sucesiones secundarias). Cuando los chequeamos, la mayoría de los arroyos donde encontramos a M. sanctaecatarinae tenían ranas y pequeños peces (mojarras, Characidae: Astyanax spp.) aún durante la sequía de 2020 cuando el caudal era inferior a lo normal (Tabla 2). La inclusión de peces y anfibios en su dieta (Messias 2015, Zilio et al. 2018) podría explicar el uso de ambientes ribereños.
Entre las especies botánicas más comunes observadas en los sitios donde encontramos a M. sanctaecatarinae se encuentran timbó de campo (Ateleia glazio-viana), azota-caballo (Luehea divaricata), fumo bravo (Solanum granulosum-leprosum), palo pólvora (Trema micrantha), tarumá (Vitex megapotamica), chilcas (Familias: Eupatoriae, Baccharidae), takuaras yatevó (Guadua trinii) y takuapí (Merostachys claussenii) y árboles jóvenes de especies propias de selva (e.g. Lauráceas). Estas especies no caracterizan por sí mismas un ambiente particular o micro-hábitat, y son comunes o abundantes en muchos sectores alterados y en regeneración, actuando como “cicatrizantes” de la selva Atlántica en Argentina.
Konig y Weick (2010) también señalan que M. sanctaecatarinae parece evitar la selva extensa, densa y alta, prefiriendo hábitats más abiertos, como bosques semiabiertos, isletas de monte rodeadas de pastizal, páramos de tierras altas con bosques de araucarias, bordes de bosque con tierras de cultivo e incluso asentamientos humanos con árboles dispersos. En Santa Catarina, Brasil, la especie es encontrada en sectores de capueras y ambientes en recuperación y también en bosque degradado o en avanzado estado de regeneración (Legal et al. 2009). A estas descripciones generales del ambiente, agregamos que en Misiones serían importantes los arroyos.
Varios registros (históricos y nuestros) ocurrieron en sitios por fuera de la distribución histórica espontánea del pino Paraná (Tabla 2, Cozzo 1960), por lo que la especie no estaría íntimamente ligada al pino Paraná como fue sugerido por López-Lanús (2019). Todas nuestras observaciones se produjeron entre 100 y 650 msnm (Tabla 2), coincidiendo con las elevaciones mínimas señaladas para Uruguay (López-La-nús 2019) y más bajo que el rango de 300 a 1000 m señalado por Konig y Weick (2010).
Abundancia y amenazasEn Argentina M. sanctaecatarinae es considerada relativamente rara (Chebez 2009), bastante rara (Ko-nig y Weick 2010) o muy restringida (Trejo y Bó 2017). En cuanto a su estado de conservación en Argentina, fue clasificada como amenazada en 2008 (AA/ AOP y SAyDS 2008) y vulnerable en 2017 (MAyDS y AA 2017). El hecho de que no se publicó información nueva sobre M. sanctaecatarinae en el período comprendido entre esas dos categorizaciones demuestra el escaso avance del conocimiento sobre esta lechuza en el país.
La mayoría de nuestras observaciones provienen de las sierras centrales de Misiones dentro de los distritos de selva mixta con laurel (Ocotea spp. y Nectan-dra spp.) y guatambú (Balfourodendron riedelianum) y de selva mixta con laurel, guatambú y pino paraná (Araucaria angustifolia, Cabrera 1976). Partridge (en Olrog 1985) la habría encontrado localmente común en el norte de Misiones alrededor de 1960, en el distrito fitogeográfico de la selva con laurel, guatambú y palo rosa (Aspidosperma polyneuron, Cabrera 1976), y sería importante realizar un mayor esfuerzo de búsqueda fuera de los departamentos de San Pedro y Guaraní para indicar patrones regionales de ocurrencia y abundancia. En Misiones se encuentra la mayor abundancia de M. atricapilla en la zona norte (cuencas del Iguazú y el Paraná; AB obs. pers.), por lo que alentamos a futuras búsquedas, por medio de las voces, que confirmen el uso de hábitat y exploren la coexistencia de estas dos especies.
Amenazas a la especie podrían incluir la deforestación de pendientes y bordes de arroyos: aunque protegidas por ley, estas fajas forestales continúan siendo reducidas, empobrecidas o eliminadas. La contaminación por pesticidas que escurren hacia los arroyos impactaría directamente sobre las presas de M. sanctaecatarinae. La caza directa también podría ocurrir por cuestiones de creencias o por divertimen-to, ya que varias especies de Strigidos y Caprimulgi-dos son abatidos por curiosidad y temor en el noreste de Argentina (Bodrati & Cockle 2012). Sin embargo, estos factores aún tendrían un impacto moderado sobre M. sanctaecatarinae en el presente.
Posibles registros fuera de MisionesM. atricapilla es señalada para la provincia de Corrientes (Canevari et al. 1991, Capllonch et al. 2005, Chebez 2009, Mauriño et al. 2017, Ortiz et al. 2018), pero consideramos que los registros podrían tratarse de individuos de M. sanctaecatarinae. De la misma manera, Accordi y Barcellos (2008) sugieren que varios registros de M. atricapilla en Santa Catarina, Brasil, podrían tratarse de M. sanctaecatarinae, considerando que la segunda especie es común o fácil de encontrar en zonas lindantes (norte) de Rio Grande do Sul.
El 17 de septiembre de 2003, en la estancia La Blanca, frente a la Isla San Mateo (28°29’S; 55°57’O), departamento Santo Tomé, Corrientes, se capturó con red de niebla a una lechuza determinada como M. atricapilla en base a sus vocalizaciones y mayores medidas con respecto a M. choliba (Capllonch et al.
2005; Ortiz et al. 2018). La lechuza capturada resultó ser “muy roja y de orejas prominentes’’ y sus vocalizaciones se describieron como parecidas a las de Me-gascops hoyi, de las selvas del noroeste de Argentina (Capllonch et al. 2005; P. Capllonch in litt. 2019). La fotografía del ejemplar no es diagnóstica para M. atri-capilla, pero las medidas (ala: 180 mm, cola: 80 mm) y el peso (138 g) quedan dentro del rango para esa especie, a excepción del tarso (48 mm) que resulta ser algo mayor. Las vocalizaciones oídas (i.e. similares a las de M. hoyi) podrían corresponder con las de un macho de M. sanctaecatarinae. El ambiente donde fue capturada (i.e. selva en galería), se ajusta mejor con el conocido para M. sanctaecatarinae que el de M. atricapilla (selva tropical primaria o secundaria, con alta cobertura de dosel y sotobosque a menudo muy denso, con bambúes trepadores (Chusquea), Phi-lodendron y epífitas cómo Tillandsia; Konig y Weick 2010). A nuestro juicio el ejemplar capturado podría tratarse de un macho, algo chico, del morfo rufo de M. sanctaecatarinae, o sin considerar la descripción del canto, podría corresponder a la subespecie M. choliba uruguaiensis, dentro de cuyo rango conocido también quedan contenidas las medidas del ejemplar capturado, una vez más exceptuando el tarso.
Chebez (2009) menciona la existencia de un posible registro reciente de nidificación de M. atricapilla en el Parque Nacional El Palmar, Entre Ríos, sin aportar ningún detalle ni evidencia concreta. También menciona que M. atricapilla está citada con dudas para el Parque Nacional Mburucuyá, Corrientes, aunque extensos relevamientos de campo en estas áreas protegidas no encontraron a la especie (Marateo et al. 2009, Chatellenaz et al. 2010, Cano et al. 2010). Estos registros carecen de evidencia y consideramos que debería descartarse, hasta conseguir evidencias concretas, la presencia de M. atricapilla para estos Parques Nacionales.
Mauriño et al. (2017) oyeron y fotografiaron un ejemplar de Megascops el 19 de diciembre de 2015 en un pinar del establecimiento Las Marías, departamento Santo Tomé, Corrientes (28°05’S; 56°03’O). También volvieron a oír alilicucúes los días 20 y 22 del mismo mes, en eucaliptales y capueras a 3 y 5 km de distancia del primer sitio. Estos autores identificaron al ejemplar como M. atricapilla. R. Mauriño (in litt. 2019) describió el canto como “un trino largo, rápido y constante, primero muy débil hasta que fue aumentando el volumen; varios trinos así con intervalos de 10 a 15 segundos cada uno”. Si bien esta descripción de la voz se ajusta a la de M. atricapilla, no resulta concluyente. La fotografía publicada tampoco resulta diagnóstica, así como el hecho de no hallarse en el hábitat conocido para M. atricapilla. A nuestro criterio, la descripción de la voz y lo que se observa en la fotografía (apariencia robusta y corona poco oscura) se ajustan bien a un macho de morfo gris de M. sanctaecatarinae.
El 21 de enero de 2017, LGP halló una timonera externa derecha que supuso perteneciente a M. sanctaecatarinae en un sitio cercano a la prefectura de Garabí, departamento Santo Tomé, Corrientes (28°13’S; 55°45’O). En octubre de ese año LGP la comparó directamente con el espécimen MACN 33504 y resultó ser igual. Si bien es posible que esa pluma haya sido de M. sanctaecatarinae, tenemos en cuenta la enorme variabilidad que existe en los plumajes de estas lechuzas y no consideramos definitiva esta evidencia.
Conclusiones
En Argentina, M. sanctaecatarinae es confirmada por especímenes de museo, fotografías y grabaciones de audio en el campo. La especie es, al parecer, residente y nidificante, aunque la evidencia de ni-dificación aún es endeble (Trejo 2007, Bodrati et al. 2010, Konig y Weick 2010). Aunque la mayoría de los registros proviene de algunos sectores de las sierras centrales de Misiones, futuros relevamientos en un área más extensa de los diferentes distritos fitogeo-gráficos de Misiones y Corrientes son necesarios para esclarecer su distribución, abundancia y amenazas. En principio, M. sanctaecatarinae prefiere sectores de bosque secundario, capueras o fajas remanentes, asociados a arroyos. El estatus de M. sanctaecatari-nae y M. atricapilla en las provincias de Corrientes y Entre Ríos requiere esclarecerse con grabaciones o especímenes para entender su distribución real en Argentina. Sugerimos adoptar el nombre de Alilicucú Ribereño que define directamente el hábitat utilizado por la especie en Argentina, siendo más apto que el de Alilicucú Orejudo. Proponemos revisar el nombre de Alilicucú Grande para Megascops atricapilla, porque en Argentina el alilicucú de mayor peso y tamaño corporal (‘el más grande’) sería Megascops sanctaecatarinae.
Agradecimientos
Agradecemos a German Pugnali el envío de información. Los registros en la propiedad de Forestal Belga fueron dentro del marco de un relevamiento organizado por Aves Argentinas dentro del proyecto GEF "Bosque Atlántico y Gran Chaco”. MJW, LSP y LOK agradecen a la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Ciencias Forestales, UNaM, por los permisos de investigación para el relevamiento de aves de la RUMG. Carlos Ferreyra, Diego Monteleone, Agostina Juncosa y Sergio Moya acompañaron en observaciones de campo. El trabajo de campo fue financiado por fondos propios de los autores, PICT 2016-0144 y Minnesota Zoo Foundation a KLC. El Ministerio de Ecología y RNR y el Instituto Misionero de Biodiversidad extendieron los permisos de investigación al Proyecto Selva de Pino Paraná en la provincia de Misiones.