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El hornero

Print version ISSN 0073-3407On-line version ISSN 1850-4884

Hornero vol.37 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 2022

 

Comunicaciones cortas especiales

COMO ZORRO EN GALLINERO: MATANZA EXCEDENTE DE CHOIQUES EN PUERTO DESEADO POR PERROSNO SUPERVISADOS

LIKE HAVING A FOX IN A CHICKEN COOP: SURPLUS KILLING OF RHEAS IN PUERTO DESEADO BY STRAY DOGS

Diego E. Procopio1 

María E. de San Pedro2 

Chantal L. Torlaschi3 

Sonia C. Zapata1 

1Centro de Investigaciones de Puerto Deseado, Instituto de Ciencias Ambientales, Sustentabilidad y Recursos Naturales, Unidad Académica Caleta Olivia, Universidad Nacional de la Patagonia Austral (ICASUR-UACO-UNPA), Av. Prefectura s/n, (9050) Puerto Deseado, Santa Cruz, Argentina

2 Instituto de Tecnologías Aplicadas, Unidad Académica Caleta Olivia, Universidad Nacional de la Patagonia Austral (ITA-UA-CO-UNPA). Ruta N° 3 Acceso Norte, (9011) Caleta Olivia, Santa Cruz, Argentina.

3Dirección de Áreas Protegidas. Consejo Agrario Provincial, Delegación Puerto Deseado, San Martín 1136, (9050) Puerto Deseado, Santa Cruz, Argentina. * dproco@hotmail.com

Resumen

Bajo ciertas circunstancias los carnívoros pueden matar muchas más presas de las que pueden consumir, este comportamiento se denomina "matanza excedente”. En verano de 2018 se encontraron grandes bandadas de Choiques (Rheapennatapennata) pastoreando en campos linderos a Puerto Deseado, en la Reserva Provincial Ría Deseado, e incluso ingresando a la localidad. Al mismo tiempo se registraron altas densidades de Perros (Canis lupus familiaris) no supervisados en la ciudad. Como resultado de este solapamiento ocurrió una matanza de 68 Choiques por esas jaurías. Este es el primer registro de matanza excedente de choiques por perros en Argentina. Considerar la influencia de perros no supervisados es fundamental para diseñar estrategias de conservación de las especies silvestres, en particular en la periferia de ambientes urbanos.

Palabras clave: aves corredoras; conflicto vida silvestre; matanza excedente; Patagonia

Abstract

Surplus killing, a common behavior exhibited by carnivores, consists, under certain circumstances, in killing many more prey than they consume. During the summer of 2018, large flocks of Lesser Rheas (Rhea pennata pennata) were found grazing in the fields surrounding the city of Puerto Deseado, in the Ria Deseado Provincial Reserve, and even get in town. At the same time, high densities of stray dogs (Canis lupus familiaris) were recorded in the city. The convergence of the two events resulted in a surplus killing of 68 Lesser Rheas by packs. This is the first record of surplus killing of lesser rheas by predation of stray dogs in Argentina. It is essential to consider the presence of stray dogs when designing conservation strategies for wildlife, particularly in the surrounding of urban areas.

Keywords: Patagonia; ratites; surplus killing; wildlife conflict

Un comportamiento frecuente exhibido por los carnívoros consiste en matar a muchas más presas de las que pueden consumir o almacenar en un mismo evento de caza. Esta "matanza excedente”, es también conocida como "Síndrome del Gallinero”, debido a que un zorro en un gallinero es un buen ejemplo (Lancum 1951, Kruuk 1972a). La matanza excedente suele estar muy relacionada con la abundancia de las presas y con su concentración, por lo tanto, es más frecuente sobre las especies domésticas como aves de corral o ganado poco protegido, y es menos probable que ocurra sobre especies silvestres (Lucherini et al. 2018). La matanza excedente ha sido documentada para varias especies de carnívoros y sus presas, tanto domésticas como silvestres a través del mundo, incluyendo felinos (Stuart 1986, McCarthy y Mallon 2016), hiéni-dos (Kruuk 1972b, Wiesel 2006), úrsidos (Reynolds et al. 2002), mustélidos (Oksanen et al. 1985) y cánidos (Andelt et al. 1980, Del Giudice 1998), incluyendo dentro de estos a los perros domésticos (Taborsky 1988, Short et al. 2002, Mech y Boitani 2003, Zapata-Ríos yBranch 2016).

Sin duda el Perro Doméstico (Canis lupus familiaris) es el carnívoro más común del mundo (Wandeler et al. 1993, Lartigau et al. 2019). Ha sido introducido prácticamente en todas las regiones como comensal de los humanos por los pueblos originarios (Doherty et al. 2016). En gran parte de su rango de distribución los perros son libres o no supervisados, independientemente de su estado de relación con el humano, y pueden interactuar negativamente con la fauna nativa en múltiples niveles, pudiendo impactar en la vida silvestre a través de la depredación directa (Ritchie et al. 2014, Wierzbowska et al. 2016), cambios de comportamiento (Blumstein y Daniel 2005, Banks y Bryant 2007, Silva-Rodríguez y Sieving 2012, Zapata-Ríos y Branch 2016), transmisión de enfermedades (Acosta-Jamett et al. 2011, Knobel et al. 2014) e hibridación (Leonard et al. 2014). Además, pueden ser competidores eficientes frente a otros carnívoros de su mismo gremio, como los Lobos de Etiopía (Canis simensis) (Atickem et al. 2010), Zorros Grises (Ly-calopexgriseus) (Silva-Rodríguez, et al. 2010) y Zorros de Bengala (Vulpes bengalensis) (Vanak y Gompper 2010).

Los perros son depredadores generalistas y oportunistas, con una dieta muy variable que incluye heces de humanos, basura, frutos, aves, reptiles, carroña y otros animales silvestres de tamaño mediano (Long 2003). Son también considerados depredadores efectivos dado que son capaces de matar a un número significativo de especies de diversos taxones y tamaños corporales (Vanak y Gompper 2010, Young et al. 2011). En consecuencia, el impacto de la depredación por perros sobre especies nativas de la fauna silvestre puede ser muy severo y ha sido reportado en diversas partes del mundo. Por ejemplo, en Islas Galápagos los perros son depredadores de Iguanas terrestres y marinas (Conolophus sub-cristatus y Amblyrhynchus cristatus) (Kruuk 1979, Kruuk y Snell 1981; Barnett 1986), en Chile y Argentina, los perros depredan al ciervo Pudú (Pudu puda) y al Huemul (Hippocamelus bisulcus) (Silva-Rodríguez y Sieving 2011, Seijas 2018, Pastore y Aprile 2019), y en India depredan Antílopes Negros (Antilope cervicapra) (Jhala y Giles 1991, Jhala 1993).

El impacto que los perros tienen sobre las aves silvestres es variable, siendo las más afectadas aquellas no voladoras que viven y nidifican en el suelo o las voladoras que al estar mudando no pueden volar y permanecen en el suelo ( Weston y Stankowich 2014). En las costas de muchas ciudades los perros no supervisados disturban y ahuyentan a las aves (Mitchell et al. 1998, Lord et al. 2001, Forrest y Clair 2006), pudiendo además llegar a ser importantes depredadores. Por ejemplo, en Nueva Zelanda, un solo perro mató en un solo evento aproximadamente a 500 Kiwis (Apteryx australis) (Taborsky 1988), y por otro lado en distintas partes del mundo, varias especies de pingüinos fueron atacadas debido a su incapacidad de volar (Barnett 1986, Hocken 2000, Hocken 2005, Anderson et al. 2006, van Dooren 2011, Holderness-Roddam y McQuillan 2014, Barrera 2018, Vanstreels et al. 2019).

El Choique (Rhea pennata pennata), es un ave corredora no voladora que nidifica en el suelo, cuya distribución abarca desde el norte de Neuquén y Río Negro hasta el sur de Santa Cruz, y fue introducida en Tierra del Fuego en 1936 (Garrido y Kovacs 1982, Folch 1992, De Lucca 1996). Es una de las especies autóctonas más emblemáticas de la fauna patagónica, que estuvo cate-gorizada a nivel global como "Casi Amenazada” por la IUCN en 2008. A pesar de considerarse ecológicamente extinta en algunas regiones de su área de distribución (Novaro et al. 2000), en el año 2014 una nueva revisión de la clasificación la ubicó en la categoría "Preocupación Menor” (BirdLife International 2022). Sin embargo, aunque se reconoce que existe una declinación pobla-cional, se desconoce en qué medida las poblaciones naturales fluctúan o se encuentran afectadas (Fernández et al. 2017).

En Argentina, se han identificado a la pérdida de hábitat, la recolección de huevos y la caza furtiva como las principales amenazas a las que aún se enfrentan las poblaciones de choiques (Bellis et al. 1999, Funes et al. 2000, Barri et al. 2008, Pedrana et al. 2011). En la provincia de Santa Cruz, Patagonia Argentina, una evaluación de la distribución de esta especie a escala provincial, mostró que la ocurrencia de choiques estuvo positivamente asociada con la productividad primaria media y la menor distancia a humedales, y negativamente relacionada con la distancia a la ciudad o campamento petrolero más cercano, resaltando la importancia del impacto de las perturbaciones antropogénicas sobre la especie (Pedrana et al. 2011). Otros factores que podrían impactar en las poblaciones de choiques en Santa Cruz, como la depredación, no han sido reportados hasta el momento. En esta provincia, los predadores naturales del Choique son el Puma (Puma concolor) y el Zorro colorado (Lycalopex culpaeus), pudiendo además alimentarse de sus huevos y pichones (Novaro et al. 2000, Zapata et al. 2005, Zanon Martínez et al. 2012). Por otro lado, la depredación de choiques por perros en Argentina es anecdótica, existiendo reportes aislados en diarios locales y reportes en la Estepa Patagónica (Zamora-Nasca et al. 2021).

En abril de 2018 se observó un aumento inusual de la población de choiques en los alrededores de la localidad Puerto Deseado (Santa Cruz), incluso algunos de estos ingresaron al ejido urbano. Al mismo tiempo, se observaron jaurías de perros persiguiéndolos y cazándolos, dejando una gran cantidad de cadáveres en los alrededores de la ciudad. En el presente trabajo se describe la matanza excedente observada, discutiendo las posibles causas, y se estiman las densidades de choi-ques y perros.

materiales y métodos

Área de EstudioEl presente estudio se llevó a cabo en la ciudad de Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, Argentina, y en sus alrededores, que incluyen una parte la Reserva Provincial Ría Deseado, campos linderos sin producción ovina y una zona de chacras, abarcando una superficie de 12.2 km2. Según los datos recolectados por nuestro grupo de investigación, Sistema de Información Geográfica, Ecología y Conservación (SIGECCO), en la ciudad existe una gran cantidad de perros que deambulan libremente en las calles. Si bien en los últimos años, las autoridades municipales han realizado intentos para evitar esta situación por medio de campañas de castración de perros domiciliarios para evitar su propagación, la población canina callejera ha ido en aumento, formando un importante componente de la ecología urbana.

Estimación de la densidad de los perros no supervisados en la ciudad de Puerto DeseadoA partir del año 2016 hasta la actualidad el SIGEC-CO comenzó a monitorear la población de perros no

supervisados de Puerto Deseado a través de censos realizados en las calles de la ciudad, que incluyeron la zona de chacras y el basural municipal de residuos sólidos urbanos. En estos censos, los registros de los perros observados se guardaron de forma ordenada y georreferenciada en una "planilla de terreno digital” en Cybertracker (URL: http://www.cybertracker.org/) cargada en un dispositivo Android, la cual permite incorporar luego toda la información necesaria en cada registro para su posterior incorporación a una base de datos (Calo y Tyson 2012). Estos datos se encuentran disponibles en la página Sig-web (URL: http://www. uaco.unpa.edu.ar:3838/perros.callejeros/) de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA). La planilla de terreno digital se creó utilizando una versión gratuita del software Cybertracker. Para realizar el censo de perros no supervisados en marzo de 2018, la ciudad de Puerto Deseado fue dividida en 12 zonas, teniendo en cuenta sus arterias principales para tener una buena organización del recorrido de todas las calles. También se recorrieron la zona de chacras y el basural municipal. En dicho censo se recorrió una distancia de 110 km, en vehículo a una velocidad de 5 km/h, durante 7 días.

Con los registros georeferenciados se estimó la densidad relativa en perros/km2 mediante una interpolación, utilizando la función Kernel normal (Silver-man 1986) a través del software Crime Stat IV (Levine 2015). Posteriormente las densidades se categorizaron en 5 clases para obtener una mejor visualización de la problemática (Fig. 1).

Estimación de la densidad de choiques muertos y recuento de bandadas vivasDel 19 al 28 de abril de 2018 se realizaron recorridos a pie, que sumaron un total de 73 km, por caminos y alrededor de los alambrados que circundan gran parte de la ciudad, el basural y autódromo de Puerto Deseado (Fig. 1). Durante los mismos se registraron los avistamientos de choiques vivos y su agrupamiento (en bandadas o solitarios), así como los choiques encontrados muertos. Para estos últimos se registró además el porcentaje consumido. La muerte de los choiques se atribuyó a ataques por perros por la observación de sus excrementos y rastros dejados en la cercanía de las carcasas, por las heridas externas presentes en los choiques concordantes con mordeduras y la observación de varios de sus huesos quebrados. Además, no hay registros de la presencia de sus depredadores naturales (pumas y zorros colorados) tan cercanos a la ciudad, que puedan haberlos depredado (observación personal). Para el recuento de los choiques, se utilizó la metodología descrita en el apartado anterior (planilla electrónica con GPS, Cy-bertracker). Posteriormente, con las posiciones geográficas de los registros de choiques muertos se estimaron las areas de mayor incidencia, a través de la densidad relativa al área de estudio (choiques/km2), mediante una interpolación utilizando la función Kernel normal (Silverman 1986) con el software Cri-me Stat IV (Levine 2015). Por otro lado, con la ayuda del sistema de información geográfica Quantum GIS (QGIS.org, 2022, URL: http://www.qgis.org), se midieron todas las distancias de choiques muertos a todos los alambrados (olímpicos y de 7 hilos) que pudieron haber interferido en su escape o facilitado su captura por parte de los perros.

Figura 1. Mapa del area de estudio en el que se observan superpuestas las distintas areas de uso por parte de perros no supervisados (densidades en escala de grises) con las distintas areas incidencias de matanzas de choiques (densidades en escala de colores), las posiciones de los choiques muertos (círculos abiertos) y las bandadas vivas (círculos rojos). Por otro lado, se observan los alambrados que rodean la ciudad, el basural y el autódromo.

resultados

Densidad de los perros no supervisados en la ciudad de Puerto DeseadoDurante el período de estudio se registraron 1600 perros no supervisados conformados por 341 jaurías (1026 perros) y 574 perros solitarios, en una superficie de 6.19 km2 de la ciudad y sus alrededores durante cada año censado. La población de perros no supervisados aumentó un 16.6% en relación al censo realizado en el año anterior. Se identificaron 5 clases de densidades de perros no supervisados, densidades bajas que van de 1 a 375 perros por km2, a densidades muy altas de 1303 a 1629 perros/km2 (Fig. 1).

Densidad de choiques muertos y recuento de bandadas vivasDurante los recorridos se registraron en total 301 choiques. De éstos, 233 conformaron 6 bandadas, tres de ellas en cercanías de la ciudad formadas por 4, 10 y 43 individuos y las otras tres más alejadas de la ciudad formadas por 21, 60 y 95 individuos respectivamente (Figs. 1 y 2). El resto de los registros correspondieron a 68 choiques depredados por perros (22.6% del total registrado). En varias ocasiones se observaron de manera directa a los perros persiguiendo y cazando choiques (n=14) (Fig. 3).

Las estimaciones de densidades de choiques muertos por perros, permitió identificar 5 clases de incidencia de matanzas, que van de 1 a 13 choiques/ km2 en las zonas de menores incidencias, a 52 a 64 choiques/km2 en las zonas de mayores incidencias (Fig. 1). La mayor densidad de choiques muertos por perros (64% del total) se registró en cercanías de los alambrados que rodean el basural municipal y el autódromo local, ambos distando a 1500 metros del ejido urbano (Fig. 1). Estas muertes ocurrieron en promedio a 226 ± 224 metros de distancia de la zona de influencia de perros no supervisados y en promedio a 46 ± 84 metros de los alambrados. El 36% restante de los choiques fueron cazados en promedio a 395 ± 309 metros de distancia de la zona más cercana a la ciudad con influencia de perros no supervisados, incluso algunos choiques han sido cazados cuando ingresaron al ejido urbano, siguiendo como límite la costanera de la ciudad. En promedio estos últimos ataques también ocurrieron a una distancia similar (46 ± 47 metros) a alambrados, caminos y costanera (Fig. 1).

Figura 2. Bandada de choiques ingresando al ejido urbano de la ciudad de Puerto Deseado.

59.4% de las muertes ocurrieron en el rango 1 a 20 metros, el 86.8% de las muertes ocurrieron a menos de 100 metros y el resto de las muertes a distancias mayores, hasta alcanzar 416 metros (Fig. 4).

Otra área a destacar en este estudio es la zona de chacras, ubicada a menos de 1000 metros de distancia de la ciudad, en ésta se registró el 13.23% de los choiques depredados por los perros (Fig. 1). Allí las densidades de perros son menores, sin embargo, éstos pueden incursionar fácilmente hacia distintas zonas, como por ejemplo el área protegida, pudiendo mantener incluso un flujo de ida y vuelta entre éstas áreas.

Descripción de los eventos de caza observados por perros no supervisados.Cabe destacar que los alambrados olimpicos (2m) del basural municipal y el autódromo, como así también los de 7 hilos (1m) que limitan los campos con la ciudad, tuvieron un rol fundamental en las persecuciones y matanzas de choiques, ya que éstos no eran capaces de escapar cuando llegaban a las zonas alambradas, facilitando a los perros su captura. De hecho, los recuentos acumulados de choiques muertos mostraron que el 36.8% se encontraron en un rango de distancia de 1 a 10 metros de los alambrados, el

Durante los recorridos de registro de choiques muertos se pudo observar jaurías formadas por dos, cuatro y cinco perros persiguiendo a los choiques solitarios o en bandadas. Cuando uno de los choiques era alcanzado por uno de los perros de la jauría, rápidamente los demás integrantes de la jauría se incorporaban al ataque mordiendo y sacudiendo la presa vigorosamente hasta ocasionar la muerte en la mayoría de los casos. Acto seguido los perros abandonaban el cuerpo de ese choique sin alimentarse de él y comenzaban con la persecución de otra ave, con la particularidad de que la siguiente persecución la iniciaba otro integrante de la jauría, como si estuviesen realizando postas en las carreras de relevo. Creemos que fue una manera de economizar energía y de lograr cansar a los choiques para que sean más fáciles de capturar, en especial cuando cazaban bandadas (Diego Procopio obs. pers.). Durante los recorridos, no se observaron perros en jaurías consumiendo choiques, pero sí se observó que todas las carcasas ha-

Figura 3. Ataques de perros no supervisados a choiques. (A) Perro persiguiendo una bandada de choiques. (B) Perro matando a un choique acorralado en un alambrado y (C) Choique adulto muerto por perro no supervisado al lado del alambrado.

lladas presentaron algún indicio de mordeduras y/o consumo ya que en promedio las carcasas estaban consumidas en un 43%. Esto supone que los perros pudieron haber consumido a los choiques en otros momentos, sin embargo, se pudo observar la intervención de otros carroñeros como aves y carnívoros: Zorro Gris, Carancho (Caracara plancus), Aguilucho Ñanco (Geranoaetuspolyosoma) aprovechándose de las carcasas, y a la Bandurria Austral (Theristicus melano-pis) consumiendo larvas de las carcasas.

Figura 4. Número de choiques muertos por perros (expresado en porcentaje acumulado) en relación a las distancias a los alambrados (rango de distancias en metros). Se observa que la mayor frecuencia de muertes ocurrió a distancias cortas a los alambrados, evidenciándose el efecto que tuvieron en la matanza excedente de choiques.

discusión

El comportamiento de los perros en libertad puede ser tanto diurno como nocturno, y los perros muestran una gran variación en el tamaño de su área de acción (1 a 2500 ha), lo que potencialmente puede tener grandes efectos de perturbación en la vida silvestre (Meek 1999). Por otro lado, en pueblos y ciudades pequeñas con áreas naturales o campos alrededor, la oportunidad para los perros de interactuar con la fauna silvestre, o interactuar con otros perros rurales que interactúan con la fauna silvestre, aumenta. En este escenario uno puede encontrar una gran variedad de perros solitarios cuyas áreas de acción pueden variar ampliamente (Vanak y Gompper 2010). En Argentina, la amenaza de los perros ha comenzado a percibirse en las últimas décadas, pero no como un importante problema para la mayoría de las personas y responsables políticos (Plaza et al. 2019). Además, la falta de claridad o información poco accesible y la carencia de conocimiento de la interacción entre perros y vida silvestre, hacen que este problema no sea bien reconocido (Zamora-Nasca y Lambertucci 2022). No obstante, un estudio reciente ha reportado un gran número de ataques de perros a la fauna silvestre en las distintas ecorregiones de Argentina (Zamora-Nasca et al. 2021).

La matanza excedente de choiques llevada a cabo por perros que documentamos en este trabajo constituye el primer registro para la provincia de Santa Cruz, y el primero para esta especie de ave en Argentina. Sin embargo, existen reportes en diarios locales o informes técnicos del Consejo Agrario Provincial (Torlaschi y Cedrola 2016), así como publicaciones científicas (Morgenthaler et al. 2022) que denuncian matanzas excedentes de pingüinos en áreas cercanas a la ciudad de Puerto Deseado. La matanza excedente ocurre en situaciones inusuales, en las cuales existe una disrupción en la secuencia “normal” de caza, cuando un depredador o un grupo de depredadores son confrontados con presas que se encuentran a altas densidades, localmente concentradas y en un estado de vulnerabilidad, lo que facilita su captura (Kruuk 1972a). La densidad de choiques reportada en este estudio fue extraordinariamente alta, llegando a superar ampliamente la reportada para las poblaciones de choiques en distintas regiones patagónicas (1 a 59 choiques/km2 este estudio vs 0.06 a 2.93 choiques/ km2, Garrido y Kovacs 1982, De Lucca 1996, Navarro et al. 1999, Funes et al. 2000). Los choiques tienen un comportamiento gregario, que es una estrategia utilizada por muchas especies de herbívoros para disminuir el riesgo de depredación (Barri et al. 2012). Esta disminución puede ser generada por un aumento de la eficiencia de detección de depredadores por vigilancia colectiva (efecto de detección), como por una menor probabilidad individual de ser depredado al incrementarse el tamaño del grupo (efecto de dilución), no siendo ambas estrategias mutuamente excluyentes (Bertram 1980, Burger y Gochfeld 1988). Es posible que la cercanía de las bandadas de choiques a la ciudad pueda haber aumentado la probabilidad de encuentro entre éstas y las jaurías, favoreciendo la persecución, provocando la disrupción de las bandadas y disminuyendo en consecuencia el efecto de dilución.

En la Estepa Patagónica los choiques ocupan hábitats abiertos, llanos y con buena visibilidad, que favorecen su estrategia antidepredadora (Codenotti y Álvarez 2000, Bellis et al. 2006, Pedrana et al. 2011). Allí pueden vigilar mientras se alimentan, y huir rápidamente ante el avistaje de sus depredadores ("mirar y huir”, Bruning 1974). Sin embargo, la complejidad estructural de los alrededores de la ciudad de Puerto Deseado, como la presencia de un basural y un autódromo rodeados de alambrados, pudo haber provocado una disminución en la visibilidad de los choiques y por lo tanto una mayor exposición a los perros (Bertram 1980, Burger y Gochfeld 1988), los cuales transitan sin restricciones por cualquier tipo de hábitat. Sumado a esto, la presencia de alambrados en los alrededores de la ciudad ha incrementado considerablemente el estado de vulnerabilidad de los choiques. De hecho, la mayoría de los cadáveres se encontraron en cercanías de alambrados. Estos actuaron como barreras físicas o trampas impidiendo el escape de las aves cuando eran perseguidas por los perros, cuya habilidad para detectar y acorralar a sus presas ha sido bien documentada, como por ejemplo, capturando Agutíes (Dasyprocta punctata), Pacas (Agouti paca) y Armadillos de 9 Bandas (Dasypus novemcinctus) (Koster 2008 a, b, Koster y Tankersley 2012).

La actividad diurna de los choiques (Jory 1975) habría jugado en contra de su supervivencia dado que los perros, a diferencia de sus depredadores naturales como el Puma y el Zorro Colorado, que suelen ser crepusculares y nocturnos (Crespo y De Carlo 1963,Novaro 1997, Franklin et al. 1999, Jiménez et al. 2001, Monteverde y Piudo 2011), son más activos durante el día en Puerto Deseado y sus alrededores (URL:http:// www.uaco.unpa.edu.ar:3838/perros.callejeros/). Por otro lado, tanto pumas como zorros depredan por acecho e individualmente, a diferencia de los perros que pueden formar jaurías, llegando incluso a matar presas de gran tamaño (Corbett 1995, Vanak y Gompper 2009, Vanak et al. 2014). De hecho, las densidades de perros no supervisados en Puerto Deseado y sus alrededores, más altas que las reportadas en otras ciudades como Río Cuarto y Buenos Aires (Molina et al. 2006, de la Reta et al. 2018), los han llevado a la formación de jaurías, aumentando la eficiencia en la persecución y caza de los choiques.

Todos los factores antes mencionados, como las altas densidades de perros no supervisados y la formación de jaurías con acceso libre al hábitat natural, el aumento de la población de choiques en la periferia de la ciudad y la presencia de alambrados que la circundan, habrían actuado en sinergia resultando en una matanza excedente que ha culminado en una total y rápida eliminación de los choiques de los alrededores de la ciudad. Si bien este habría sido un caso excepcional, es necesario poder contar con alertas tempranas para prevenir las matanzas excedentes por parte de perros no supervisados. Para ello, resulta imprescindible el desarrollo de programas de monitoreo que permitan conocer cómo aumentan o disminuyen las poblaciones de perros de acuerdo a los distintos manejos, y proponer medidas de control y tenencia responsable, con la ayuda de aplicaciones modernas que pueden dar un diagnóstico rápido de la situación.

Los programas de vacunación y esterilización actuales, dirigidos a reducir el tamaño de la población de perros y la prevalencia de patógenos, se enfocan en su mayoría en los dueños de perros, quienes deben llevar a sus mascotas a puntos fijos dentro de las localidades. Este manejo pasivo debe ser complementado con la promoción de un manejo activo en las calles, centrado en los factores que promueven el aumento de la población de perros, como el abandono, los nacimientos y en la falta de cuidados de los propietarios que dejan a sus perros vagar libremente. A estas prácticas se le deben sumar intervenciones que perduren en el tiempo, tales como captura, esterilización y colocación de chips, que permitan identificarlos y tener un seguimiento de estos perros, acompañadas de inspectores que trabajen sobre los tenedores irresponsables (Smith et al. 2022). En el caso de perros problemáticos que inciden sobre la fauna silvestre, se debería avanzar en leyes que los declaren perjudiciales y que permitan la remoción inmediata de estas áreas.

El seguimiento y control de los perros no supervisados deberían estar incluidos en programas acordes en cada ciudad, en los programas de conservación de las áreas protegidas y en la agenda de áreas productivas, para mitigar sus efectos nocivos en la salud, seguridad pública, y en los ecosistemas. Los perros no solo representan un riesgo para la vida silvestre, sino también para los seres humanos y sus actividades productivas. Por lo que es necesario comenzar a evaluar y comparar las poblaciones de perros no supervisados en otras localidades del país, utilizando, por ejemplo, la metodología desarrollada para este estudio. Esto permitirá poder visualizar la problemática y así ponerla en discusión de las distintas organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y entes de conservación de fauna silvestre, debido a que es creciente en todas las ciudades del país (Lartigau et al. 2019).

agradecimientos

Agradecemos al director de la Delegación Deseado (CAP), Sr. Carlos Bolke por autorizarnos y apoyar a trabajar en el área protegida. También agradecemos al personal no docente del Plan de Acción de Mantenimiento (PAM) del área Sistemas de la UNPA-UACO, Sr. Fabian Diaz y Sr. Gustavo Quinteros. Los revisores anónimos aportaron sugerencias que mejoraron sustancialmente este manuscrito. Los fondos fueron proporcionados por la Universidad Nacional de la Patago-nia Austral, en el marco del Proyecto de Investigación "Implementación de un SIG-Web de gestión orientado al control y monitoreo de la población de perros callejeros en Patagonia”, código 29/B264.

Recibido: 14 de julio de 2022

Aceptado: 8 de noviembre 2022

bibliografía citada

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