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Archivos argentinos de pediatría

Print version ISSN 0325-0075On-line version ISSN 1668-3501

Arch. argent. pediatr. vol.107 no.3 Buenos Aires June 2009

 

COMENTARIOS

Auspiciosos cambios se vislumbran en la relación de los médicos y las sociedades científicas con la industria

Auspicious changes are seen in physicians, professional medical societies, and industry relationships

Uno de los puntos más conflictivos de la profesión médica en las últimas décadas ha sido la creciente influencia de la industria sobre el accionar del médico, en especial las compañías farmacéuticas1 y en menor grado, al menos en pediatría, las que fabrican equipos e insumos. Antes de realizar algunas reflexiones y analizar ciertos aspectos de tan espinoso tema, deseo resaltar que la industria farmacéutica y las empresas productoras de equipos y materiales, cumplen un muy importante papel en el desarrollo de la medicina, ya sea en el tratamiento de múltiples enfermedades como en la creación de métodos diagnósticos e instrumentos más precisos.
Sin embargo, el problema radica en que si bien en muchos casos la relación de los médicos y sociedades científicas con la industria se ha llevado a cabo respetando adecuadamente los principios éticos tanto por parte de las empresas como de los profesionales, otras veces, lamentablemente muy frecuentes, se observan actos reprobables e inaceptables. Es imprescindible aclarar que las irregularidades y prácticas reñidas con la ética que se pueden observar reflejan claramente la responsabilidad de los dos "actores", la industria y los médicos, y no sólo de uno de ellos. Más aún, diría que obviamente las prácticas no adecuadas que en ocasiones aplica la industria, no son aceptables y no deben perdurar, pero no podemos negar que están motivadas por su propósito primario, que es el de obtener un lucro con sus actividades comerciales. Los médicos, por el contrario, debemos estar en las antípodas de esa motivación; nuestros ideales y principios se dirigen primariamente al cuidado y a la protección de los pacientes, por encima de cualquier otro factor. Los conflictos de intereses aparecen cuando los médicos son tentados con propuestas inadecuadas y las aceptan. De este modo adoptan actitudes que rozan o atraviesan los límites del marco ético y se convierten en cómplices, a veces inadvertidamente, de acciones inadecuadas.
Estas actitudes pueden comprometer las decisiones que toman los médicos con sus pacientes y resienten notablemente la confianza de la gente hacia la profesión médica al ver la pérdida de la dignidad de algunos de sus miembros y al presentir que sus intereses pueden no estar apropiadamente protegidos por ciertos profesionales.2 ¿Qué significa una profesión? Gianantonio, citando a Pless, nos decía: "una profesión es una ocupación que ha asumido una posición dominante en una división del trabajo, de tal modo que obtiene el control sobre la determinación de la sustancia de su propio trabajo. Es autónoma y autodirigida, en virtud de la extraordinaria confiabilidad de sus miembros, la ética de los mismos y su sabia capacidad". Lamentablemente, la profesión médica no ha podido mantener esta definición en condiciones de ser aplicada a todos sus integrantes.
En definitiva, y como ocurre en toda relación humana en la que participan al menos dos partes, cada una de ellas tiene su responsabilidad. Esto quedó ejemplificado en un número reciente de la revista British Medical Journal, donde se dedica un importante espacio a este tema. La Dra. Godlee editora jefa del BMJ, en un excelente editorial,3 señala entre otros conceptos, la importancia de entender este aspecto y de ahí que la revista pusiera en su título una frase usual entre nosotros: "se necesitan dos para bailar el tango" (it takes two to tango).
Más allá de estas consideraciones, es una realidad que las formas que emplean las compañías para "tentar" a los profesionales son muy variadas, algunas más solapadas que otras, pero todas persiguen el mismo fin de tratar de vender la mayor cantidad posible de medicamentos o equipos e insumos. Como ya señalamos, este es un objetivo totalmente comprensible y coherente con su esencia de empresas comerciales cuyo fin principal es el lucro. Sin embargo, el mayor problema es que para obtener ese fin a veces atraviesan la línea entre el beneficio de los pacientes y el lucro, algo que es inaceptable. Las formas que se emplean van desde "pequeños" regalos, por ejemplo lapiceras, a "grandes" regalos como ser televisores, computadoras portátiles (notebook), relojes, etc. Asimismo, pagan viajes a congresos con ubicación en lujosos hoteles, becas para la inscripción en cursos y congresos (tan frecuente en nuestro medio que ya es como una "norma"), pagos a profesionales para dar conferencias que difunden sus productos, entre varias otras. Habitualmente, las compañías hacen estas prácticas en forma directa con el profesional y por lo tanto esta modalidad conlleva el riesgo implícito que el médico se vea obligado a "devolver" esos favores. Esa devolución significa recetar sus productos. Es necesario comprender que más allá de que en muchas ocasiones esas medicaciones puedan ser las mejores del mercado y estar respaldadas por correctas investigaciones experimentales previas a su comercialización, el médico debería indicarlas por las evidencias publicadas que confirman que es eficiente y segura, pero no porque si lo hace obtendrá un beneficio de parte de la compañía. Múltiples publicaciones han documentado fehacientemente la influencia negativa sobre los médicos que tienen esos regalos, incluyendo viajes e inscripciones a congresos, aun cuando muchas veces los profesionales no se percaten del potencial conflicto.
En EE.UU., se calcula que durante los primeros años de este siglo, un importante porcentaje de lo que la industria farmacéutica invertía anualmente en comercialización (marketing), que en 2004 alcanzó la impresionante cifra de 21.000 millones de dólares, estuvo principalmente dirigido en forma directa a los médicos, luego a muestras de medicamentos y en menor proporción a sociedades científicas para la organización de eventos.
Es lógico suponer que si la industria en EE.UU. gasta esos altísimos montos de dinero, el beneficio debe ser importante, lo cual significa que para ganar más deben recurrir a las prácticas de los regalos y a financiar la educación médica de los profesionales.
Sin embargo, esta realidad está comenzando a cambiar auspiciosamente. Entre los cambios podemos mencionar algunos de los aspectos más relevantes. Habrá restricciones legales al accionar de las Compañías que probablemente entren en vigencia en algunos países a partir de 2010. También se están gestando nuevas "reglas" o acuerdos entre las sociedades científicas y los Centros Médicos Académicos con la industria, que sin duda permitirán alcanzar una relación más transparente entre ambas partes. Asimismo, deseo destacar el notable espacio que dedican a este tema las revistas médicas más importantes del mundo, bregando por la implementación de los cambios, con el convencimiento que tendrán una enorme trascendencia en la profesión médica.
Es de destacar que los editoriales, comentarios y artículos que se publican reflejan la postura de las instituciones que rigen el cuidado de la salud en diferentes países (EE.UU., Reino Unido, Canadá, entre otros), de diversos profesionales con gran prestigio y experiencia y de autoridades de las sociedades científicas. Hace sólo unas semanas, en la revista New England Journal of Medicine se publica un comentario titulado "El control de los conflictos de intereses-Propuestas del Instituto de Medicina de EE.UU." (IOM en sus siglas en inglés)4 En la nota, entre otros conceptos sumamente interesantes y de imprescindible lectura, se señalan las propuestas que el IOM emitió en un reciente documento. En sus recomendaciones más salientes dice que los Centros Médicos Académicos y las sociedades científicas deben crear políticas específicas para que las instituciones y los profesionales comuniquen claramente el vínculo financiero con la industria. También señalan que esas instituciones y sus miembros no deben aceptar regalos o hacer presentaciones de productos dirigidas por la industria y que la educación médica continua no puede realizarse con el apoyo directo de las compañías. Aboga para que las muestras de medicamentos sean destinadas a los pacientes que tienen dificultades para acceder a ellos y no sean distribuidas en los congresos médicos. El documento concluye destacando la necesidad que tienen los pacientes de confiar en que las decisiones de los médicos no están inapropiadamente influenciadas por la industria.
Un tema de especial interés es el relacionado con el papel que le cabe a las sociedades científicas en acordar con la industria los límites de su participación como "financiadores" de diversas actividades, en especial las de la educación médica continua. Un artículo publicado recientemente5 aborda específicamente este tema y describe varias propuestas destinadas a producir importantes cambios en todos los aspectos que generan conflictos de intereses, tanto en las mismas sociedades, como en sus miembros.
Finalmente deseo resaltar que muy probablemente estos cambios traerán controversias, polémicas y resistencias a implementarlos, pero es necesario entender que fundamentalmente se realizan para proteger la integridad de la profesión médica y preservar la confianza que los pacientes depositan en nosotros. No podemos dejar de bregar por estos dos aspectos, que hacen a la esencia de la medicina, si realmente lo que deseamos es revindicar nuestra profesión en una época donde es menoscabada por diversos factores externos que resienten notablemente la dignidad de sus miembros.
Lograrlo, deparará esfuerzos y sacrificios, pero los podemos hacer.

Dr. José M. Ceriani Cernadas
Editor

publicaciones@sap.org.ar

BIBLIOGRAFÍA

1. Blumenthal D. Doctors and Drug Companies. N Engl J Med 2004;351;1885-1890.        [ Links ]

2. Brennan TA, Rothman DT,Blank L, et al. Industry practices that create conflicts of interest. A policy proposal for Academic Medical Centers. JAMA 2006;295:429-33.        [ Links ]

3. Godlee F. Doctors, patients, and the drug industry. BMJ 2009;338:b463.        [ Links ]

4. Steinbrook R. Controlling Conflict of Interest - Proposals from the Institute of Medicine. N Engl J Med 2009 May 1 [Epub ahead of print].        [ Links ]

5. Rothman DJ, McDonald WJ, Berkowitz CD, et al. Professional medical associations and their relationships with industry: a proposal for controlling conflict of interest.; JAMA 2009; 301(13):1367-1372.        [ Links ]

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