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Archivos argentinos de pediatría

Print version ISSN 0325-0075On-line version ISSN 1668-3501

Arch. argent. pediatr. vol.108 no.2 Buenos Aires Mar./Apr. 2010

 

COMENTARIOS

Plagio en las publicaciones científcas

Plagiarism in scientifc publications

La conducta ética es esencial en todos los aspectos de la profesión médica: asistencia, docencia e investigación. En la investigación particularmente, el último medio siglo ha visto incrementar tanto las normas que la regulan y guían por un camino ético,1,2 como la atención que la comunidad científica ha puesto en ello.
En ese escenario, el concepto suele restringirse a la protección de los sujetos de estudio, pero incluso sin ponerlos en riesgo existe otra alternativa de conducta reprobable en la investigación: la relacionada con la publicación de sus resultados.
Entre todos los componentes del compromiso ético que guía la conducta académica es posible que la veracidad sea el más importante. En el punto que nos ocupa, en definitiva, cada informe de una investigación original es una “declaración jurada" del investigador. Confiamos en que el investigador haya incorporado “n" pacientes, haya obtenido su consentimiento informado, los haya asignado aleatoriamente a cada rama de tratamiento, haya medido lo que buscaba y, finalmente, exprese los verdaderos resultados obtenidos.
No es preciso llegar a fraguar completamente una investigación, como en el famoso caso Fides,3 de igual manera se incurre en este tipo de fraude al cometer plagio.4
Sin embargo, aunque la Real Academia Española define plagio como la “acción y efecto de copiar una obra", no siempre es fácil determinarlo en la bibliografía científica.
¿Cuál es el límite entre “tomar algunas ideas" y el plagio? Es indudable que cuando el texto corresponde exactamente a otro artículo o se utilizan las mismas imágenes, estamos frente a un plagio.
Pero existen casos no tan claros. Debemos reconocer que en cada disciplina existen maneras más correctas de decir las cosas. A modo de ejemplo, quienes lean artículos sobre infecciones respiratorias en pediatría verán que, la enorme mayoría, comienza con una frase similar a “Las infecciones respiratorias agudas son importante causa de morbimortalidad infantil en el mundo...". Es indudable que, aun tratando de ser originales, pocas frases sitúan de manera tan contundente en la magnitud del problema.
Lo mismo ocurre con las secciones de “Métodos" y “Resultados". ¿De cuántas maneras se puede decir que se utilizó la prueba t para muestras apareadas? ¿Cuán originales podemos ser al describir la frecuencia de nuestros hallazgos? ¿Se puede ser muy creativo para expresar los valores de significación de una asociación? Y aun en la sección “Discusión", ¿cuán originales podemos ser en la redacción de la comparación de nuestros resultados con trabajos anteriores?
A pesar de las dificultades mencionadas para reconocer en algunas oportunidades la existencia de plagio, cuando éste es establecido la comunidad científica lo considera un hecho absolutamente censurable.
Es casi seguro que el fenómeno del plagio exista desde tiempos inmemoriales, pero es muy posible que la revolución que sufrió el campo académico con el almacenamiento digital de información y el acceso a Internet lo haya facilitado enormemente.
Por fortuna, así como la informática ha facilitado la difusión de esta felonía con la facilidad del “cortar y pegar", también ha acercado algunas herramientas que permiten pesquisar más fácilmente el plagio. Un informe publicado en la prestigiosa revista Science describe la aplicación de una de estas herramientas informáticas en artículos indexados por Medline, que permitió identificar 212 casos de potencial plagio.5 A pesar de los prometedores resultados, enfrentar este problema no debe basarse exclusivamente en éste u otro software similar.
Toda la comunidad científica debe participar en forma activa e informar tan pronto como detecte un caso sospechoso, para que se efectúe la investigación correspondiente. El papel de las publicaciones científicas es fundamental, al aplicar estándares internacionales de autoría,6 recurrir a revisores altamente capacitados para reconocer duplicación y eventual plagio y contar con procedimientos operativos estandarizados para actuar frente a estos casos.7
Finalmente, es difícil determinar qué motivaciones llevan a alguien a cometer plagio. Como toda conducta humana que atenta contra las normas, debe obedecer a múltiples factores unidos a una personalidad vulnerable a ellos. Es muy posible que las presiones de ámbitos académicos donde impera el “publicar o morir" tengan algo que ver en ello; sin embargo, en aquellas sociedades donde el reconocimiento obtenido por la producción científica es muy pobre, es posible que la vanidad sea un factor determinante.
Más allá de toda consideración académica o moral, no debe olvidarse que, en definitiva, quien pierde con el plagio es el paciente. Aunque se copien buenos artículos, pueden contener errores y, al plagiarlos (en lugar de validarlos adecuadamente), lo único que se consigue es aumentar la confianza en datos erróneos.

María Fabiana Ossorio
Comité Editorial, Archivos Argentinos de Pediatría

Fernando Ferrero
Editor Asistente, Archivos Argentinos de Pediatría

Bibliografía

1. World Medical Association. World Medical Association Declaration of Helsinki: Ethical principles for medical research involving human subjects. Seoul, 2008. Disponible en: http://www.wma.net/e/policy/pdf/17c.pdf. Consulta: 22 de setiembre de 2009.         [ Links ]

2. Council for International Organizations of Medical Sciences (CIOMS): International Ethical Guidelines for Biomedical Research Involving Human Subjects. Geneva, 2002. Disponible en: http://www.cioms.ch/frame_guidelines_nov_2002.htm. Consulta: 22 de setiembre de 2009.         [ Links ]

3. Eichenwald K, Kolata G. A Doctor's Drug Trials Turn Into Fraud. The New York Times; May 17, 1999. Disponible en: http://www.nytimes.com/1999/05/17/business/a-doctor-s-drug-trials-turn-into-fraud.html?pagewanted=1. Consulta: 22 de enero de 2010.         [ Links ]

4. Franzen M, Rödder S, Weingart P. Fraud: causes and culprits as perceived by science and the media. Institutional changes, rather than individual motivations, encourage misconduct. EMBO Rep. 2007;8(1):3-7.         [ Links ]

5. Long TC, Errami M, George AC, et al. Scientific integrity. Responding to possible plagiarism. Science 2009;323(5919):1293-4.         [ Links ]

6. International Committee of Medical Journal Editors. Authorship and contributorship. Disponible en: http://www.icmje.org/ethical_1author.html. Consulta: 22 de setiembre de 2009.         [ Links ]

7. Office of Research Integrity (ORI), Managing Allegations of Scientific Misconduct: A Guidance Document for Editors (ORI, U.S. Department of Health and Human Services, Rockville, MD, 2000); http://ori.dhhs.gov/documents/masm_2000.pdf.         [ Links ]

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