SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.109 número5Chupete, lactancia y síndrome de muerte súbita del lactante índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Archivos argentinos de pediatría

versión impresa ISSN 0325-0075

Arch. argent. pediatr. vol.109 no.5 Buenos Aires sept./oct. 2011

 

CARTAS AL EDITOR

Los niños y los cuentos de hadas

 

Sr. Editor:
Los avances tecnológicos actuales contribuyen a que la atención de pacientes sea cada vez más despersonalizada, y la palabra pierda importancia en el vínculo médico-paciente. Se nos escapan recursos que nos ofrecen otras disciplinas y artes, como la literatura, que se podrían convertir en aliados de nuestra práctica, al alcance de todos, y que pueden jerarquizar desde el punto de vista humano, la relación con nuestros pacientes.
Los cuentos de hadas son verdaderas obras de arte. Forman parte de la literatura clásica, milenaria, han atravesado generaciones y culturas, llegando hasta nuestros días plenamente vigentes. Su origen data de aquellos relatos que en las plazas de los antiguos pueblos ofrecían los narradores a quienes no sabían leer ni escribir, historias contadas oralmente y adaptadas según la subjetividad del orador. Porque de eso se trata, los cuentos de hadas involucran al sujeto, y en cuanto al sujeto infantil, contribuyen al proceso de construcción del yo del niño. Según B. Bettelheim*, se tornan "necesarios" en el transcurso de conflictos, y en el proceso de construcción de la subjetividad del ser humano en esa etapa de la vida.
Los cuentos de hadas son recursos con los que contamos, de fácil acceso en todo medio social. ¿Qué adulto no se estremece recordando su infancia cuando se le menciona a Caperucita Roja o Cenicienta? ¿Quién no ha escuchado de labios de su abuela uno de estos relatos? Pueden convertirse en aliados del pediatra como elementos de uso terapéutico, educativo y contribuir al fortalecimiento de vínculos familiares.
Pero no cualquier relato es un cuento de hadas. Los cuentos de hadas van dirigidos al psiquismo en formación del niño. Plantean problemas existenciales.
Muestran la naturaleza infantil no del todo inocente. Tienen simbolismo, magia y fantasía, lo cual los hace ideales para desplegar el frondoso imaginario del niño. Un cuento de hadas debe ser fundamentalmente optimista y tener final feliz. Eso le demuestra al niño que su historia, luego de atravesado el conflicto, se encamina a una etapa de crecimiento y avance hacia nuevos logros y desafíos.
Los tan conocidos "Había una vez...", "En un lugar remoto...", producen un efecto pacificador, de ensoñación. ¿Acaso no le contamos al niño relatos para hacerlo dormir? Además, con esas frases queda dicho que nunca es el "aquí y ahora", lo cual es favorable para que el niño pueda identificarse con el personaje con una distancia imaginaria y necesaria con el mismo.
El comienzo puede ser una situación de la vida cotidiana (una madre que envía a su hija a llevarle alimentos a su abuela que está enferma; un rey y una reina -hombre y mujer- que desean tener un hijo). Los personajes pueden ser seres humanos, animales u objetos, el niño tiene la plasticidad necesaria para identificarse con cualquiera de ellos. Luego el despliegue argumental. La entrada al bosque marcando que algo está por suceder, el comienzo de algún conflicto. Algunos personajes ingresan confiados y alegres al bosque (Caperucita Roja), desafiando los peligros, al modo como lo haría un/a niño/a a las puertas de la pubertad. Otros, son empujados a esa situación de peligro que enfrentan con angustia, sintiéndose abandonados por sus padres (Hansel y Gretel), lo cual nos hace pensar en los niños en edad preescolar, y las situaciones tan frecuentes de observar en las entradas a los Jardines de Infantes, en esas primeras experiencias de separación madre-hijo, e ingreso a un nuevo ámbito social.
Desde una Caperucita Roja rebelde y desobediente, una Blancanieves que se ve forzada a aprender las tareas de la casa a cambio de alimento y abrigo que le ofrecen los enanos, y una Cenicienta maltratada por sus hermanastras, dejando en evidencia la repetida situación de rivalidad fraterna.
Nada se le da al niño ya resuelto en estos cuentos, ni se le ofrecen verdades morales al modo de las fábulas. Las acciones aparecen sugeridas y las decisiones corren por cuenta de los personajes. Hansel y Gretel aprenden de sus errores, y marcan el camino de vuelta al hogar con piedras, luego de que los pájaros se hubieran comido las migas con las que habían trazado originalmente el camino. Caperucita Roja castiga al lobo ella misma, llenando su barriga de piedras. También es importante el lugar que ocupan los héroes de estos cuentos, en los cuales el niño puede proyectarse y velar así algún déficit físico real o imaginario. Y ya en el final, la aparición del "príncipe azul", quien deshace el hechizo con un beso de amor, así en el cuento como en la vida la exitosa salida exogámica como resultado del transcurso de esas difíciles etapas de la pubertad y adolescencia.
Mucho es lo que se puede decir de estas obras, lo importante es tenerlas en cuenta, sugerirlas a los padres, y luego recoger sus efectos.
Aprovechemos este recurso, sirvámonos de la herencia cultural de la humanidad, e introduzcamos a los niños en la educación, en la cultura, en la literatura, en resumen, en la vida, de la mano de los cuentos de hadas. Será beneficioso para ellos, sus padres y para nosotros los pediatras.

Claudia Cristina Muente

Médica Pediatra
Centro de Salud y Atención Primaria "La Cunita" Municipalidad de Ezeiza
claudiamuente@yahoo.com.ar

Notas

* Bruno Bettelheim (1903-1990) filósofo y psiquiatra vienés, autor del libro "El psicoanálisis de los cuentos de hadas"         [ Links ].

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons