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Archivos argentinos de pediatría

versión impresa ISSN 0325-0075

Arch. argent. pediatr. vol.110 no.1 Buenos Aires ene./feb. 2012

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2012.66 

PEDIATRÍA PRÁCTICA

Viaje en avión, riesgos y previsiones a considerar en los niños

Air travel, risks and cautions to consider in children

 

Dra. Verónica Aguerrea

a. Servicio de Neumonología. Hospital de Pediatría "Prof. Dr. Juan P. Garrahan".

 

Correspondencia: Dra. Verónica Aguerre: vaguerre@garrahan.gov.ar

Conflicto de intereses: Ninguno que declarar.

Recibido: 24-11-2011
Aceptado: 27-12-2011

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2012.66

 

Dada la alta frecuencia del uso de transporte aéreo para recorrer grandes y medianas distancias, es importante considerar las eventuales repercusiones del viaje en avión sobre la salud del niño con y sin enfermedad respiratoria. En los últimos años se han publicado diferentes guías con recomendaciones para el manejo de pacientes que planean viajar en avión. Si bien no hay estadísticas disponibles sobre eventos adversos pediátricos relacionados con el viaje en avión, es importante que el pediatra tenga en consideración los aspectos relacionados con la salud en los vuelos, que pueda identificar aquellos niños con mayor riesgo de complicaciones y tenga presente la mayor susceptibilidad fisiológica de los niños más pequeños al desarrollo de hipoxia.

Características del medio ambiente en el avión

Si bien los aviones comerciales vuelan a una altura real entre 9000 y 12 000 metros, sus cabinas están presurizadas durante el vuelo a una presión equivalente a una altitud de 1525 a 2440 metros. A dicha altura, la presión inspirada de oxígeno disminuye considerablemente hasta alrededor de 108 mmHg (a nivel del mar es de 150 mm Hg). Esto equivale a respirar una concentración de oxígeno de 17,2-15,1%, en lugar del 21% que se respira a nivel del mar.1 En un pasajero sano, la presión arterial de oxígeno (PaO2) a 2400 m está influenciada por la edad y la ventilación minuto, pero va a disminuir a un rango de 53-64 mm Hg, equivalente a una saturación de oxígeno entre 85 y 91%.1
Por otro lado, con la introducción de vuelos ultra largos, los pasajeros pueden verse expuestos progresivamente a menores concentraciones de oxígeno durante períodos prolongados que pueden incluso superar las 20 hs de vuelo. Las consecuencias fisiológicas de la exposición a hipoxia moderada durante períodos prolongados, prolongada inmovilidad y disminución de la presión barométrica aún no se conocen. Un estudio en niños sugirió que los vuelos más prolongados pueden asociarse con un aumento del riesgo de desaturación de oxígeno, reflejando probablemente una caída progresiva de la presión de oxígeno de la cabina.2
Si bien la gran mayoría de lactantes y niños sanos no presentarían niveles significativos de hipoxemia durante los vuelos, aquellos con enfermedad respiratoria pueden encontrarse en riesgo de desarrollar eventos hipóxicos. Lamentablemente las pruebas de función pulmonar más habituales y disponibles, como la oximetría de pulso en aire ambiente y la espirometría, no resultaron ser buenos predictores de desarrollo de hipoxemia en vuelo.3,4

Métodos para determinar riesgo de hipoxemia en altura

El método de laboratorio más difundido para simular el ambiente de vuelo y evaluar sus respecusiones es la Prueba de simulación de hipoxia en altura (HAST). Durante la misma el paciente respira durante 20 minutos una mezcla de gases con 15,1% O2 a través de una máscara o una pieza bucal. En el caso de lactantes y niños pequeños la prueba puede realizarse en la falda de uno de los padres, dentro de una cabina pletismográfica con el aire diluido a una concentración de O2 del 15% mediante la incorporación de nitrógeno. Si la saturometría desciende por debajo de 85%, se puede titular el requerimiento de oxígeno suplementario mediante la provisión del mismo por cánula nasal, determinando el flujo que lleva la oximetría del paciente a su nivel basal. En caso de no disponer de una cabina pletismográfica, puede realizarse mediante la inhalación de una mezcla gaseosa con oxígeno al 14% a través de una máscara ajustada sobre nariz y boca, con válvula de non-rebreathing.5,6
Es importante destacar que el HAST nos es una prueba de "aptitud para volar", sino una manera de determinar el requerimiento de oxígeno suplementario.

Recomendaciones en pediatría

Hay escasa evidencia publicada para poder definir con exactitud las indicaciones para la realización del HAST en la evaluación pre vuelo en población pediátrica. Las guías publicadas6 sugieren ciertas recomendaciones y condiciones a tener en cuenta:
•    En los RN de término, esperar una semana luego de alcanzar el término antes de viajar, para asegurarse de que el niño es sano.
•    Los lactantes prematuros con o sin historia de enfermedad respiratoria que no alcanzaron el término deberían contar con disponibilidad de O2 en el vuelo, y recibirlo a 1-2 litros por minuto en caso de ponerse sintomáticos o de disminución de la oximetría de pulso en vuelo a <85%.
•    Los pacientes oxígeno dependientes a nivel del mar deberían duplicar el flujo de O2 durante el vuelo.
•    Los pacientes con enfermedades restrictivas graves, de cualquier causa, se encuentran en riesgo de desarrollar hipoxemia en vuelo.7
•    Los niños que han presentado un neumotórax deben esperar una semana luego de la resolución del mismo, o 14 días en caso de haber sido traumático.
•    El HAST tiene indicación en:
-     Lactantes con historia de displasia bronco-pulmonar no oxígeno dependientes.
• Niños que han suspendido el aporte de 02 suplementario en los 6 meses previos al vuelo.
-     Niños con fibrosis quística u otras enfermedades pulmonares obstructivas crónicas con VEF1 <50%.8
-     Niños con enfermedad restrictiva severa (enfermedades intersticiales, escoliosis graves, distrofias torácicas, enfermedades neuromusculares).
Aquellos niños menores de 1 año con una saturación <85% o mayores de un año con una saturación de 90% durante el HAST deberían contar con O2 suplementario disponible en vuelo.

Aspectos prácticos del aporte de oxígeno en vuelo

Una vez determinada la necesidad de indicar al paciente oxigenoterapia en vuelo hay que tener en cuenta una serie de trámites que deben realizarse en la aerolínea elegida:
•    Los detalles de las necesidades especiales del paciente y los riesgos que implica el vuelo deben volcarse en un formulario doble (MEDIF) a ser completado por el médico y el pasajero a cargo del paciente (Figura 1).



Figura 1. Formulario estándar de información médica para el viaje aéreo

•    Las distintas líneas aéreas mantienen diferentes disposiciones en relación con el aporte de oxígeno suplementario en vuelo. Algunas aerolíneas permiten la utilización de determinados concentradores de oxígeno portátiles en cabina, otras proveen el oxígeno en vuelo con o sin costo adicional y no permiten ningún tipo de equipamiento con baterías o conexión eléctrica. Esta información puede obtenerse en la página web de las distintas aerolíneas, con diferentes niveles de especificaciones y detalles. En general las mochilas de oxígeno líquido pueden acompañar al pasajero hasta la puerta del avión, debiendo luego vaciarse para ser transportadas en la bodega. En todos los casos es fundamental la solicitud del servicio y programación de todo el viaje con varios días de anticipación.
•    El O2 gaseoso administrado por la aerolínea tiene un flujo fijo de 2 o 4 L/min.
•    Algunas líneas internacionales utilizan sistemas de oxígeno activados por el flujo inspiratorio del paciente, que pueden no resultar adecuados para niños pequeños.
•    Por otro lado hay que tener en cuenta que en ningún caso se contempla la provisión de oxígeno en el aeropuerto y en las escalas, debiendo entonces prever los requerimientos relacionados con escalas y tiempos de espera prolongados, tan frecuentes en nuestro país.
•    Es primordial que el paciente optimice su tratamiento de base (como por ejemplo corticoides inhalados, broncodilatadores, etc.).

BIBLIOGRAFÍA

1. Boossley C, Balfour-Lynn IM. Taking young children on aeroplanes: what are the risks? Arch Dis Child 2008; 93: 528-33.         [ Links ]

2. Lee AP, Yamamoto LG, Relles NL. Commercial airline travel decreases oxygen saturation in children. Paed Emerg Care 2002; 18:78-80.         [ Links ]

3. Buchdahl R, Bush A, Ward S, Cramer D. Pre fight hypoxic challenge in infants and young children with respiratory disease. Thorax 2004; 59: 1000.         [ Links ]

4. Udomittipong K, Stick SM, Verheggen M, Oostryck J, Sly PD, Hall GL. Pre fight testing of preterm infants with neonatal lung disease: a retrospective review. Thorax 2006; 61: 343-47.         [ Links ]

5. Dine CJ, Kreider ME. Hypoxia altitude simulation test. Chest 2008; 133:1002-5.         [ Links ]

6. Managing passengers with respiratory disease planning air travel: British Thoracic Society recommendations. British Thoracic Society Standards of Care Committee. Thorax 2011; 66:i1-i30.         [ Links ]

7. Mestry N, Thirumaran M, Tuggey JM, Macdonald W, Elliott MW. Hypoxic challenge fight assessments in patients with severe chest wall deformity or neuromuscular disease at risk for nocturnal hypoventilation. Thorax 2009; 64: 532-53.         [ Links ]

8. Buchdahl RM, Babiker A, Bush A, Cramer D. Predicting hypoxaemia during fights in children with cystic fibrosis. Thorax 2001; 56: 877-79.         [ Links ]

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