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Archivos argentinos de pediatría

Print version ISSN 0325-0075

Arch. argent. pediatr. vol.112 no.2 Buenos Aires Apr. 2014

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2014.141 

ARTÍCULO ORIGINAL

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2014.141

Evaluación posalta del crecimiento en prematuros. Implicaciones de adoptar las curvas OMS

 

Dr. Carlos A. Fustiñanaa, Dra. Diana Rodrígueza y Dr. Gonzalo Mariania

a. Servicio de Neonatología, Hospital Italiano de Buenos Aires.

Correspondencia: Dr. Carlos A. Fustiñana carlos.fustinana@hospitalitaliano.org.ar

Conflicto de intereses: Ninguno que declarar.

Recibido: 13-6-2013
Aceptado: 4-9-2013

 


RESUMEN

Introducción. Los estándares para evaluar el crecimiento en los prematuros se han utilizado como referencia desde el año 1986. La introducción de las curvas OMS en la Argentina podría incrementar la detección de los niños con crecimiento subóptimo.
Objetivo. Comparar la proporción de retraso del crecimiento en peso, longitud corporal y perímetro cefálico en prematuros con peso al nacer menor de 1500 g (RNMBPN) evaluados por las curvas OMS y las curvas SAP.
Pacientes y métodos. Estudio de cohorte en RNMBPN. Se incluyeron las mediciones de peso, longitud corporal y perímetro cefálico, realizadas a las 40, 53, 66, 79 y 92 semanas posmenstruales (± 1 semana). Se registró como variable independiente el sexo para ambas curvas (OMS y SAP). Se analizaron las medias del puntaje Z para ambas curvas mediante la prueba de Student y la diferencia de proporciones mediante la prueba de la χ2 (OR; IC 95%).
Resultados. Ingresaron 204 niños. Las variables antropométricas al nacer divididas por sexo no mostraron diferencias. El peso y la longitud mostraron una apreciación mayor del crecimiento por las curvas SAP vs. OMS, más en los varones que en las mujeres, y se atenuaron al año de edad. La estatura evaluada por OMS presentó retraso en ambos sexos. La circunferencia craneal no arrojó diferencias. Se encontró una mayor proporción de pacientes con peso por debajo de 2 desviaciones estándar a los 3 meses de edad según OMS (p < 0,01; OR 0,36; IC 95% 0,15 a 0,78), no así para la longitud y el perímetro cefálico.
Conclusiones. Este estudio permite sugerir que el cambio de estándar no implicaría una modificación significativa a nuestras prácticas de seguimiento durante el primer año de edad.

Palabras clave: Prematuridad; Crecimiento posnatal; Estándar OMS; Estándar SAP.


 

INTRODUCCIÓN

Los estándares para evaluar el crecimiento hasta la semana 92 de edad posmenstrual se publicaron en el año 1986;1 desde entonces, dichas curvas se han utilizado como referencia para evaluar el crecimiento posnatal de recién nacidos de pretérmino y, en especial, de aquellos con peso al nacer menor de 1500 g.2 La practicidad de las curvas permitió el amplio uso por los grupos de seguimiento de prematuros de muchas instituciones nacionales, fueron recomendadas por el CEFEN de la Sociedad Argentina de Pediatría3 y mostraron, en estudios posteriores, que tanto la restricción del crecimiento intrauterino como la morbilidad neonatal ejercían efectos perjudiciales sobre el crecimiento posnatal4 durante el primer año de vida.

Desde su publicación hasta la fecha se han producido numerosos cambios en las estrategias del cuidado neonatal, como el uso de surfactante pulmonar exógeno, estrategias ventilatorias (ventilación no invasiva y de alta frecuencia), implementación de paquetes de medidas (bundles) para mejorar la nutrición y disminuir la infección intrahospitalaria, los cuales produjeron mejoras de la eficacia, que repercutieron sobre la morbimortalidad y modificaron los límites de la viabilidad.5 Estas estrategias también han mejorado el resultado del crecimiento de estos pacientes, aunque aún sin alcanzar las metas esperadas.

En abril de 2006, la OMS dio a conocer nuevos patrones del crecimiento infantil para evaluar el crecimiento de esta población hasta los 5 años de edad.6 Esto permitió el reemplazo del patrón del National Centerfor Health Statistics (NCHS), que no era aceptado en muchos países, entre ellos, la Argentina.

El criterio utilizado para la construcción del nuevo estándar permitió mostrar que un niño sano, independientemente de su lugar de origen, si se cuida su ambiente (libre de humo), se realizan controles pediátricos periódicos, se cumple con la vacunación y se siguen similares prácticas nutricionales (alimentación específica por los primeros seis meses de vida), expresará similares patrones de crecimiento. La aparición de este estándar propuesto por la OMS es prescriptivo (así deberían crecer los niños), en vez de los descriptivos que habitualmente usamos para controlar el crecimiento de los pacientes.

Las curvas propuestas por OMS fueron validadas en nuestro país en una población de 0 a 5 años en la ciudad de Rosario.7 Esto llevó a su implementación en la Argentina. Dicha circunstancia nos ha llevado a preguntarnos si su aplicación sobre una población de riesgo, como la de los prematuros de muy bajo peso al nacer, implicaría incrementar la detección de niños con crecimiento subóptimo durante el primer año de edad corregida.

El objetivo de este estudio fue comparar si la proporción de retardo del crecimiento posnatal en peso, longitud corporal y perímetro cefálico, en prematuros con peso al nacer menor de 1500 g, es distinta entre las curvas propuestas por la OMS, en lugar de las utilizadas hasta la fecha (curvas SAP) en el seguimiento durante el primer año de vida.

PACIENTES Y MÉTODOS

Se trató de un estudio de cohorte retrospectivo, con datos tomados de una base de datos activa de seguimiento de prematuros con peso al nacer menor de 1500 g, completada en forma prospectiva. Se incluyeron las mediciones de peso, longitud corporal y perímetro cefálico, realizadas a las 40, 53, 66, 79 y 92 semanas posmenstruales (±1 semana). Las mediciones de peso se realizaron con balanza de palanca y se contabilizó hasta los 10 g completos. Para las mediciones de longitud y perímetro cefálico se registró hasta el último milímetro completo y las realizó uno de los autores (DR) de acuerdo con las recomendaciones del Comité de Crecimiento y Desarrollo de la SAP. Se registró como variable independiente el sexo, dado que ambas curvas (OMS y SAP) dividen a la población en niñas y niños.

Se incluyeron todos los pacientes que presentaban al menos tres mediciones en las fechas indicadas. También se incluyeron los niños con restricción del crecimiento intrauterino o morbilidad grave por considerar que no modificarían el resultado de la evaluación. Se excluyeron los pacientes con malformaciones mayores. Se consignó el peso al nacer, la edad gestacional, la edad corregida al alta, el peso, la longitud corporal y el perímetro cefálico al alta.

Se calcularon las desviaciones medias mediante el cálculo del puntaje de desvío de Z a las 40, 53, 66, 79 y 92 semanas posmenstruales (± 1 semana) para cada una de las curvas estudiadas (SAP y OMS). Las desviaciones se evaluaron mediante la prueba de Student. Las diferencias de proporciones de niños/as por debajo de 2 DE según cada curva (SAP y OMS) se compararon mediante la prueba de la χ2 y se calcularon los odds ratios y los intervalos de confianza del 95%. Se calculó un tamaño muestral de 135 pacientes para hallar al menos 10% de los pacientes por debajo de 2 DE del peso de diferencia entre OMS o SAP y un OR < 0,2 para una potencia de 80 y un intervalo de confianza del 95%.

RESULTADOS

Durante el período 2007-2010 ingresaron en el programa de seguimiento 271 niños con peso al nacer inferior a 1500 g. No cumplieron con tres mediciones en las fechas requeridas 58 pacientes, 9 presentaron malformaciones congénitas mayores (5 cardiopatías aisladas y 4 síndromes cromosómicos o genéticos). Cumplieron con los criterios de inclusión 204 niños, que fueron los analizados en el estudio. En la Tabla 1 se muestran las características del grupo divididas por sexo. No se apreciaron diferencias en el peso al nacer ni en la edad gestacional. Las características antropométricas y la edad corregida en el momento del alta también fueron similares.

Tabla 1. Media y desviación estándar al nacer y al alta del grupo de estudio y proporción de bajo peso al nacer, según el sexo

En la Tabla 2, se muestran las medias y las desviaciones estándar de las tres variables antropométricas divididas por sexo y expresando su desviación frente a las medias de las tablas OMS y SAP. Tanto el peso como la longitud mostraron diferencias entre la apreciación mayor del crecimiento por las curvas SAP respecto de las curvas OMS. Estas fueron máximas a las 53 y a las 66 semanas para el peso, más marcadas en los varones (Figura 1) que en las mujeres y se atenuaron al llegar al año de edad posmenstrual. La estatura evaluada por OMS también presentó un retraso en ambos sexos, aunque más acentuado en las niñas, que se extendió desde la semana 53 hasta la 79 inclusive (Figura 2). El seguimiento de la circunferencia craneal no arrojó diferencias evaluado por las dos curvas.

Tabla 2. Media y desviación estándar de las tres variables antropométricas divididas por sexo con los puntajes Z comparadas con las medias de las tablas OMS y SAP


Figura 1. Curvas longitudinales donde se muestran los puntajes de desviación estándar del peso durante el primer año de vida. Se grafican los resultados divididos en mujeres y varones comparados con las curvas SAP y OMS


Figura 2. Curvas longitudinales donde se muestran los puntajes de desviación estándar de longitud corporal durante el primer año de vida. Se grafican los resultados divididos en mujeres y varones comparados con las curvas SAP y OMS

Al analizar las proporciones de pacientes con peso por debajo de 2 DE (Tabla 3) según ambas referencias, a los 3 meses de edad corregida (53 semanas), las curvas SAP mostraron una menor proporción de pacientes por debajo de 2 DE (p < 0,01; OR 0,36; IC 95% 0,15 a 0,78). Al analizar la longitud corporal y el perímetro cefálico las diferencias no alcanzaron significación estadística.

Tabla 3. Proporciones (n, %) de pacientes con peso y longitud corporal por debajo de 2 desviaciones estándar evaluados por el estándar SAP y OMS

DISCUSIÓN

El crecimiento posnatal de los RNMBPN es modificado por la presencia de restricción del crecimiento intrauterino, así como por la morbilidad posnatal. La lesión prenatal implica agresión en períodos críticos del desarrollo, con implicaciones profundas en la programación epigenética e impacto, incluso en la vida adulta.

Edad posmenstrual

Puede implicar desde enfermedad cardiovascular, obesidad y diabetes tipo 1. Estos efectos fueron señalados inicialmente por Barker y corroborados por múltiples estudios observacionales y experimentales.8-10 La morbilidad posnatal relacionada con la prematuridad fue identificada también como asociación fuerte con retardo del crecimiento posnatal, aunque relacionada con enfermedades como la displasia broncopulmonar, la sepsis y la enterocolitis necrosante. La condición de la prematuridad también se ha asociado con una deuda nutricional durante el período neonatal inmediato, con repercusiones en la tasa de recanalización del crecimiento.11

Las curvas construidas por la OMS han tenido amplia difusión en nuestro medio y fueron adoptadas por la SAP. Este cambio dio lugar a varias publicaciones que analizaron las diferencias con las curvas nacionales,12-14 donde se observaba, en especial en los primeros meses de vida, un crecimiento mayor en peso en la muestra internacional en comparación con el estándar vigente. Pese a ello, se entendió que el carácter prescriptivo del estudio, caracterizado por niños sanos, con seguimiento pediátrico y vacunaciones completas, alimentados con pecho exclusivo, constituía una referencia de expresión del fenotipo en crecimiento en condiciones de salud adecuadas.15,16

En este contexto, creímos conveniente evaluar cuál era el efecto de adoptar estas curvas para la evaluación de una población de riesgo, como los RNMBPN, dado que una mayor proporción de niños con crecimiento posnatal subóptimo identificados por un cambio de curvas podría implicar intervenciones consideradas innecesarias con las curvas vigentes e incrementar el riesgo de sobrepeso más allá del año de vida.

Nuestro análisis muestra que solo al tercer mes de edad corregida la proporción de niños con peso subóptimo es mayor al ser analizadas por las curvas OMS, hallazgo similar al de los estudios previos a la adopción de las curvas. Este efecto podría atribuirse no solo a la prematuridad, sino además a la baja tasa de alimentación con pecho exclusivo en esta población y a la no existencia de fórmulas de continuación para esta población en nuestro medio. No observamos diferencias en la longitud corporal ni en la circunferencia craneal; consideramos que esto se debe, en gran medida, a la menor discrepancia entre las curvas, que en el caso del perímetro cefálico son casi idénticas.

La intervención nutricional durante el primer año de vida ha mostrado ser eficaz para mejorar no solo el crecimiento en peso17 y la longitud corporal más allá de la intervención, como lo muestran los estudios de Lucas,18 quien continuó siguiendo esa cohorte de prematuros alimentados hasta el noveno mes con fórmulas fortificadas, y comprobó la modificación del volumen del núcleo caudado y el desempeño en el grupo tratado con fórmulas con mayor densidad calórica19 al llegar a la adolescencia.

Los estudios recientes sugieren que continuar con fórmulas para prematuros (con mayor densidad calórico-proteica) podría ser beneficioso para estos niños. Sin embargo, el hecho debe ser analizado con cautela, dado que intervenciones nutricionales en este período podrían tener implicaciones en la prevalencia de la obesidad después del primer año.20,21 Asimismo, debemos reconocer que el estándar SAP que usamos desde la década de los setenta no contemplaba la obesidad como un problema prevalente en nuestra población.22

La OMS está abocada a la construcción de un patrón de crecimiento en prematuros con lineamientos prescriptivos, sobre la base de la disparidad de las evaluaciones de crecimiento en este grupo de niños de riesgo;23,24 sin embargo, hasta el presente los datos no se han publicado. Si bien hay informes que muestran algunos resultados sobre un emprendimiento de esta naturaleza,25,26 para nosotros persisten ciertas dudas sobre la factibilidad de obtener una población de prematuros "sanos" que puedan ser referencia, especialmente entre aquellos con edades menores de 28 semanas.

Nuestro estudio nos permite sugerir que el cambio de estándar para valorar el crecimiento durante el primer año de vida no implicaría una modificación significativa a nuestras prácticas de seguimiento desde las 40 semanas hasta el primer año de edad corregida.

Este estudio presenta como fortaleza una muestra con pacientes seguidos prospectivamente en un programa de seguimiento, con un observador entrenado en mediciones antropométricas, lo que disminuyó la variabilidad de las mediciones. Asimismo, el cumplimiento de las citaciones permitió no recurrir a la interpolación para evaluar el crecimiento en los puntos designados. Una debilidad es que representa una sola institución y sería conveniente un estudio multicéntrico para extender nuestras conclusiones.

Consideramos que el uso de estas curvas podría ser mejorado como herramienta de seguimiento, incorporando una escala de 40 a 92 semanas, asociada a los meses para la evaluación de la edad corregida, para el segmento de prematuros inscriptos en los planes de seguimiento.

Agradecimientos

A la Dra. Verónica Cravedi, que participó de las discusiones iniciales de este estudio y a quien recordamos con gran cariño.

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