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Archivos argentinos de pediatría

versión impresa ISSN 0325-0075

Arch. argent. pediatr. vol.112 no.3 Buenos Aires jun. 2014

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2014.258 

ARTÍCULO ESPECIAL

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2014.258

Mucopolisacaridosis VI: aspectos clínicos, diagnósticos y del tratamiento con terapia de reemplazo enzimático

Mucopolysaccharidosis type VI: clinical aspects, diagnosis and treatment with enzyme replacement therapy

 

Dr. Juan Politei", Dra. Andrea Schenone", Dra. Mariana Blanco y Dra. Marina Szlagoa

a. Fundación para el Estudio de las Enfermedades Neurometabólicas (FESEN), Laboratorio de Neuroquímica Dr. N. A. Chamoles, Buenos Aires, Argentina.

Correspondencia: Dr. Juan Politei: jpolitei@hotmail.com

Conflicto de intereses: Ninguno que declarar.

Recibido: 29-9-2013
Aceptado: 7-10-2013


RESUMEN

La mucopolisacaridosis de tipo VI (MPS VI) es una enfermedad de almacenamiento lisosomal resultante del déficit o ausencia de la arilsulfatasa B, que conduce a una acumulación patológica de dermatán-sulfato. Presenta un amplio espectro de síntomas, que van desde formas lentas hasta rápidamente progresivas. Los síntomas característicos son el compromiso esquelético, facies tosca, cardiopatía y compresión medular cervical. El diagnóstico se realiza por la determinación de glucosaminoglucanos en la orina y de la actividad enzimática en una gota de sangre seca, leucocitos o cultivo de fibroblastos. Actualmente, la terapia de reemplazo enzimático (TRE) con galsulfasa ha mostrado mejorar el compromiso esquelético y estabilizar la función respiratoria y cardíaca. El compromiso medular no suele responder a la TRE cuando ya se encuentra presente, por lo que la descompresión quirúrgica debe indicarse en forma temprana. El pronóstico varía en función del fenotipo y de la edad de inicio del tratamiento.

Palabras clave: Mucopolisacaridosis VI; Galsulfasa; Maroteaux-Lamy; Terapia de reemplazo enzimático.

ABSTRACT

Mucopolysaccharidosis VI (MPS VI) is a lysosomal storage disease associated with a deficiency or absence of arylsulfatase B leading to the abnormal accumulation of dermatan sulfate. MPS VI shows a wide spectrum of symptoms from slowly to rapidly progressing forms. The characteristic spectrum includes skeletal displasia, coarse facies, cardiomyopathy, pulmonary complications and spinal compression. Diagnosis generally requires measurement ofurinary glycosaminoglycans and arylsulfatase B enzyme activity in dried blood spot, leukocytes or cultured fibroblasts. Enzyme replacement therapy (ERT) with galsulfase is now widely available providing improvement in skeletal performance and stabilization in pulmonary and cardiac functioning. Spinal involvement does not respond to ERT when is present, surgical decompression should be indicated early. Prognosis is variable depending on the age of onset and age at initiation of ERT.

Key words: mucopolysaccharidosis VI; galsulfase; Maroteaux- Lamy; enzyme replacement therapy.


 

INTRODUCCIÓN

La mucopolisacaridosis VI (MPS VI) o síndrome de Maroteaux-Lamy es un trastorno autosómico recesivo descrito en 1963 por Pierre Maroteaux y Maurice Lamy determinado por la presencia de mutaciones en el gen que codifica una enzima lisosomal, la arilsulfatasa B (ASB), localizado en el cromosoma 5 (5q13-5q14).1

La reducción o la ausencia de actividad de la ASB deriva en la degradación incompleta y acumulación intralisosomal de glucosaminoglu-canos (GAG), predominantemente dermatán-sulfato (DS) y, en mucho menor concentración, condroitín-sul-fato (CS) en el tejido conjuntivo.2

Los estudios epidemiológicos informan tasas de prevalencia diversas, desde 1 en 43 261 nacidos de inmigrantes turcos que viven en Alemania,3 a 1 en 1505 160 nacidos en Suecia.4 Según Baehnery cols., este hecho podría relacionarse con un alto grado de consanguinidad dentro de la comunidad de inmigrantes turcos.3 En la actualidad, no es posible realizar una estimación de la prevalencia de la enfermedad en la Argentina. La MPS VI oscila entre 2% y 4% de todas las mucopolisacaridosis en Escandinavia (Suecia, Noruega y Dinamarca),4 con valores máximos de 16% en Portugal5 y de 18,5% en Brasil.6

A pesar de que algunos informes han podido establecer correlaciones genotipo-fenotipo en pacientes homocigotos, no es posible predecir el fenotipo en la mayoría de los casos.

Después de la evaluación de un grupo de 121 pacientes con MPS VI no tratados de América, Europa y Australia, que representaban el 10% de la población descrita, se establecieron dos fenotipos: rápidamente y lentamente progresivos.7

Hoy se acepta que estos dos fenotipos representan al menos el 90% de los casos; aunque recientemente se informó sobre una variable de gravedad intermedia.2

Forma rápidamente progresiva

La forma rápidamente progresiva se caracteriza por presentar niveles urinarios de GAG mayores de 200 ]ug/mg de creatinina y no superar una estatura de 120 cm. Los signos y síntomas suelen comenzar antes de los 2 o 3 años de edad, con evidentes alteraciones esqueléticas, facies característica y limitaciones para la movilidad articular, sobre todo en las manos (descriptas como manos en flexión o en garra). A esto se asocia retraso puberal, hepatoesplenomegalia, hernias umbilicales o inguinales, y detención del crecimiento estatural, con percentilos menores de 50 desde los 2 años de vida.1

El compromiso otorrinolaringológico implica trastornos en la audición y otitis media a repetición como resultado de la obstrucción de la trompa de Eustaquio debido al depósito de GAG en las mucosas. La obstrucción de la vía aérea superior (rinofaringe) da lugar, además, a sinusitis repetidas por falta de drenaje de las secreciones, ronquidos y, finalmente, síndrome de apnea obstructiva.8

La apnea del sueño debe evaluarse mediante polisomnografía, ya que esta situación puede derivar en la necesidad de efectuar una traqueosto-mía y en el riesgo de muerte por hipoxia. Se ha recomendado la realización de procedimientos quirúrgicos, como la amigdalectomía y la adenoi-dectomía, para reducir al mínimo el riesgo.8 En estos casos, la intubación normal para la anestesia no es posible y debe ser efectuada por un anestesista capacitado en la utilización de broncoscopios flexibles, ya que la flexión del cuello puede causar daño medular cervical.

Las complicaciones pulmonares comparten características obstructivas y restrictivas.9 La enfermedad pulmonar obstructiva es el resultado de la limitación del flujo aéreo y la presencia de traqueobroncomalacia que puede conducir a la obstrucción aguda o colapso, mientras que la enfermedad pulmonar restrictiva está dada por una caja torácica pequeña y rígida combinada con cifosis, escoliosis y lordosis lumbar aumentada. Debido a la mayor predisposición de estos pacientes a contraer neumonía, las vacunas antigripal y antineumococo se encuentran definitivamente indicadas.9

Las complicaciones cardíacas son frecuentes en los pacientes con MPS VI y son una causa importante de morbimortalidad en ambos fenotipos (rápida o lentamente progresivos).10 La aparición de estenosis o insuficiencia valvular se describió desde los 5 meses de vida. En frecuencia, la válvula mitral es la más afectada, seguida de la válvula tricúspide y finalmente la aórtica. La evaluación cardíaca se recomienda cada 1 a 2 años y debe incluir electrocardiograma, ecocardiograma con Doppler tisular, presurometría y, en casos puntuales, monitoreo de la frecuencia cardíaca con Holter de 24 hs. Hasta en un 20% de los pacientes se ha comprobado hipertensión arterial en relación con la hipoxia crónica intermitente o estrechamiento de las arterias aorta o renales. La cirugía de reemplazo valvular se describió en varios pacientes antes de los 10 años de edad por estenosis o insuficiencia grave.11

El concepto de disostosis múltiple, descrito característicamente en la MPS VI, se relaciona con la presencia de macrocefalia, facies tosca con prominencia frontal exagerada, puente nasal deprimido, agrandamiento de la lengua, hipertrofia gingival y erupción dental tardía.2

La displasia de cadera, con luxación o sin ella, es un hallazgo frecuente al nacer; los huesos del carpo son irregulares e hipoplásicos, y los huesos del tarso presentan contornos irregulares. Los cuerpos vertebrales se describen como en "pico o cabeza de pescado", lo que favorece la cifosis dorsolumbar; las costillas se presentan ensanchadas en forma de paleta, y las clavículas suelen ser cortas, gruesas e irregulares. Por último, tanto el cúbito como el radio pueden presentar hipoplasia distal, así como la silla turca una forma de J en la radiografía de perfil.2

Las complicaciones oftalmológicas más frecuentes son el glaucoma y la opacidad corneal, que pueden ser tratados con medicamentos y cirugía de trasplante de córnea, respectivamente. El glaucoma deriva del estrechamiento del ángulo de la cámara anterior por quistes iridociliares (glaucoma de ángulo cerrado) o del depósito de GAG en las células trabeculares que bloquea la reabsorción (glaucoma de ángulo abierto). El compromiso del nervio óptico es secundario a la acumulación de GAG en la duramadre a nivel del foramen óptico y el subsecuente aumento de la presión intracraneal a ese nivel. Hasta el 50% de los pacientes con MPS VI tienen una papila óptica anormal, con leve a moderado borramiento de los bordes y 15% presentan atrofia del nervio óptico.12 Las complicaciones neurológicas se han dividido en centrales y periféricas. Estas últimas son el resultado de la compresión de los nervios mediano (túnel del carpo) y tibial posterior (túnel del tarso), que suele llevar a la indicación de cirugía de descompresión.13

Las complicaciones centrales son: la compresión bulbomedular a nivel cervical (menos frecuente a nivel dorsolumbar) y la hidrocefalia. Cabe destacar que la MPS VI no presenta compromiso intelectual ni cognitivo, como se describió en otras mucopolisacaridosis, como las enfermedades de Hurler (MPS I), de Hunter (MPS II) y de Sanfilippo (MPS III).14

La compresión cervical se observó desde los 3 años de edad en los pacientes con la variante rápidamente progresiva y es el resultado del depósito de GAG en los ligamentos transverso, cruzado y longitudinal anterior y posterior, tejidos blandos periodontoideos y duramadre. A estas anormalidades se suman la estenosis del foramen magno, con la consiguiente compresión de las arterias espinales y la mielomalacia final que deriva en una cuadriparesia progresiva (Figura 1). La media de edad de la cirugía descompresiva en los niños es de 12 años. El depósito de GAG en las vellosidades subaracnoideas puede limitar la reabsorción del líquido cefalorraquídeo y es causa de hidrocefalia comunicante que requiere una derivación ventriculoperitoneal temprana.15


Figura 1. A. Secuencia T1. B. Secuencia STIR. Compresión de la unión bulbocervical en el foramen magno con daño del cordón medular a ese nivel (flecha), compatible con mielomalacia. Los cuerpos vertebrales muestran una morfología atípica (signo de la "cabeza de pescado")

Forma lentamente progresiva

La forma lentamente progresiva se caracteriza por alcanzar una altura mayor de 140 cm y niveles de GAG urinarios por debajo de 100 ]ug/mg de creatinina. Estos pacientes pueden sufrir las mismas complicaciones esqueléticas que en el caso del fenotipo rápidamente progresivo, pero en forma más atenuada. Suele diagnosticarse después de los 5 años de edad y puede retrasarse hasta la segunda o tercera década de la vida.16 En una reciente revisión que incluyó a 9 pacientes con fenotipo lentamente progresivo (edad entre 19 y 29 años), se describió que la mayoría de los pacientes presentaron manifestaciones graves de la enfermedad en algún momento, como restricción de la movilidad articular, enfermedad valvular cardíaca, apnea del sueño, disminución de la función pulmonar, menor resistencia física y compresión cervical.16 La media de edad de la descompresión cervical en los adultos fue de 24 años (13 a 31 años).14

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza por medio del análisis de la actividad de la ASB en gota seca (técnica en papel de filtro), leucocitos aislados o cultivo de fibroblastos. Si bien los niveles de actividad enzimática pueden diferir entre los laboratorios, suelen ser menores del 10% del límite inferior normal.17 Siempre debe realizarse la determinación de la actividad de otras sulfatasas, para excluir el diagnóstico de deficiencia de múltiples sulfatasas.

Se debe confirmar la presencia de GAG elevados en la orina en primer término, para luego, por medio de cromatografía de capa fina, identificar el DS como el GAG acumulado.

La prueba molecular para identificar las mutaciones en el gen de la ASB no es obligatoria, aunque se sugiere su realización cuando los valores enzimáticos no son concluyentes.17

Tratamiento

El trasplante de médula ósea no ha demostrado evitar la aparición de las manifestaciones esqueléticas. Algunos informes describen una disminución de los niveles urinarios de GAG con el concomitante aumento de la actividad enzimá-tica de la ASB. Dada la alta morbimortalidad del procedimiento, no se sugiere realizar de rutina el trasplante de médula ósea.2

La terapia de reemplazo enzimático fue aprobada en 1991 para la enfermedad de Gaucher. Hoy lo está para la enfermedad de Fabry, glucogenosis de tipo II, MPS I, II y VI; las MPS III y VIa están cursando protocolos con resultados preliminares positivos.

La galsulfasa (Naglazyme®) fue aprobada por la Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. (Food and Drug Administration, FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para su comercialización en 2005 y para el tratamiento de la MPS VI en 2006. El perfil de seguridad es aceptable; el tratamiento se aplica en forma intravenosa cada 7 días y, en raros casos de reacciones asociadas a la infusión, estas revierten con la reducción de la velocidad de la infusión y el uso ocasional de antihistamínicos o corticosteroides.

El primer estudio clínico controlado, aleatorizado, doble ciego y multicéntrico incluyó a 39 pacientes. Los que recibieron galsulfasa después de 24 semanas presentaron una mejoría significativa en la prueba de la caminata de 6 minutos y la prueba de subir escalones de 3 minutos. Asociados a este beneficio, los valores de GAG urinarios disminuyeron en forma significativa y no hubo reacciones adversas serias.18

Posteriormente otro estudio evaluó el crecimiento en 56 pacientes con MPS VI (5 a 29 años de edad) antes y durante 240 semanas de infusiones semanales con galsulfasa. Los puntos de eficacia terminal fueron los cambios en la talla, el peso y el estadio de Tanner. Los resultados mostraron que la altura media aumentó 2,9 cm después de 48 semanas y 4,3 cm después de 96 semanas de TRE. El crecimiento no se correlacionó con la excreción basal de GAG. Los pacientes de menos de 16 años mostraron los mayores incrementos de crecimiento. Se halló un aumento significativo del crecimiento en comparación con los datos previos al tratamiento. Se evidenció un retraso de desarrollo puberal en 10 pacientes antes del comienzo del tratamiento; todos mostraron una progresión de al menos un estadio de Tanner durante 2 años de TRE y 6 de ellos (60%) completaron la pubertad.19 A la fecha se han publicado los resultados de seguimiento de la función pulmonar y cardíaca20,21 en 56 pacientes a largo plazo (hasta 240 semanas de TRE). Ambos estudios muestran resultados positivos, con estabilización de la función sistólica, sin progresión del compromiso valvular, y mejoría de la capacidad vital forzada y del volumen espiratorio forzado en muchos pacientes.

No hay evidencias de que la TRE mejore el daño medular espinal o detenga su progresión cuando la compresión cervical ya está presente. Por el contrario, las distintas revisiones bibliográficas han mostrado progresión de los síntomas neurológicos durante la TRE, aun habiendo mejoría cardíaca, motora y respiratoria. La cirugía descompresiva es la única intervención que puede aliviar los síntomas relacionados con el compromiso espinal.22 Se describieron los casos de 2 pacientes en quienes la TRE se inició en forma temprana (6 y 8 semanas de vida) y después de 3,5 años de tratamiento no se evidenció compresión medular en la resonancia magnética ni aparición de cardiopatía, complicaciones esqueléticas o respiratorias.23,24 Se concluyó que el inicio temprano de la TRE, cuando no hay evidencia de compromiso medular, podría evitar la compresión medular, lo cual no es posible cuando esta ya está instalada. Si bien el uso de TRE intratecal generó cierta expectativa, según la experiencia en un caso, no ha mostrado mejorar los síntomas neurológicos de la MPS VI.25

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