SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.114 número3El pediatra y la salud de las próximas generaciones: responsabilidades conjuntas y un desafío comúnUso y abuso de drogas antiangiogénicas en el tratamiento de la retinopatía del prematuro en Argentina, en 2015 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Archivos argentinos de pediatría

versión impresa ISSN 0325-0075versión On-line ISSN 1668-3501

Arch. argent. pediatr. vol.114 no.3 Buenos Aires jun. 2016

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2016.196 

COMENTARIOS

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2016.196

El arte como instrumento para entender la naturaleza del sufrimiento

 

Continuando con la serie de artículos relacionados con el arte como instrumento educativo en medicina,1 nos ocuparemos, en esta oportunidad, de describir la naturaleza del sufrimiento humano, companero ineludible tanto del enfermo, su familia y sus agentes de salud en particular como de todo el género humano en general. En el presente artículo, exploraremos la naturaleza del sufrimiento a la luz del pensamiento del escritor Marcel Proust, quien se explayó sobre este tema con la autoridad que le confirió la conjugación en él tanto del genio literario como de la condición de enfermo crónico, ya que era un asmático grave.2,3

Basaremos, entonces, el presente análisis en dos de sus frases más conocidas respecto del sufrimiento, plasmadas por este autor en los tomos "Albertina ha desaparecido"4 y "Sodoma y Gomorra"5 de su colosal novela En búsqueda del tiempo perdido. Veamos la primera de estas frases: "No se cura un sufrimiento sino a condición de soportarlo plenamente".4

Aquí, Proust remite al concepto de que el dolor es inevitable, pues depende de circunstancias externas a nosotros (el dolor es inherente a la existencia misma), mientras que, por el contrario, el sufrimiento es opcional, dado que, en realidad, es un producto de nuestra mente, pues es ella quien posee la potencialidad de disiparlo a través de su reinterpretación, que es el "soportarlo plenamente" al que Proust se refiere. Desde ya que no tiene sentido buscar voluntariamente el dolor, pues eso sería masoquismo, pero, cuando este llega, debe ser aceptado, lo cual no es rendirse (resignación), sino transitarlo con la serenidad necesaria para conseguir su resolución (resignificación). Es decir que, si bien puede haber situaciones dolorosas que se nos impongan, somos siempre duenos de la actitud que adoptaremos frente a ellas (Frankl).6 Es el amor fati (amor al destino) nietzscheano o aceptación del dolor que nos ha tocado en suerte para reconvertirlo y evitar que se vuelva sufrimiento (inútil reverberación mental de dicho dolor) y lograr, a la vez, que se transforme en acción en pos de su superación.7

Veamos la segunda frase proustiana: "La enfermedad es el médico más escuchado: a la bondad, al saber, no se sabe más que prometer; al sufrimiento se le obedece".5

En esta segunda frase, Proust nos transmite la idea de que el dolor es un regalo amargo que nos brinda la vida, pues implica una oportunidad de crecimiento espiritual. El dolor, al mostrarnos nuestra vulnerabilidad, nos saca de la comodidad del espacio personal (ego), del cual difícilmente hubiésemos salido de modo espontáneo, y nos ensena a apreciar el valor de su ausencia (binomio dolor-placer), anula nuestra soberbia, propicia el acercamiento al prójimo (el dolor compartido se aliviana) y nos muestra un camino que, de seguirlo, nos conducirá al crecimiento y la trascendencia. El dolor (físico o espiritual) que no deviene sufrimiento sino entendimiento se convierte en fortaleza (Nietzsche).7

El dolor puede llegar a ser motor del desarrollo personal, pues genera la conmoción interior (fractura) indispensable para permitir el remodelado intelectual que nos conduzca al desarrollo espiritual. Porque el dolor incomoda es que brinda un estímulo para el cambio y la transformación superadora, pero es nuestra tarea emprenderla. La comprensión del verdadero sentido del dolor (un hecho real y momentáneo) y su diferencia con el sufrimiento (perpetuación de una construcción mental) es de sumo valor para que el agente de salud adquiera la capacidad para asimilar su sufrimiento personal y pueda ayudar a que sus enfermos asimilen el propio, en una suerte de "alquimia espiritual" que trasforma el plomo (dolor) en oro (crecimiento mental) (Jung).8

Concluimos, entonces, que la comprensión de la naturaleza y fin del sufrimiento resulta fundamental para los agentes de salud, tanto en su vida personal como laboral, y que el arte es un valioso recurso para lograr dicho entendimiento.

Dr. Carlos G. Musso y Dra. Paula A. Enz

Escuela de Medicina, Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina.

REFERENCIAS

1. Musso CG, Enz PA. El arte como instrumento educativo en medicina. Arch Argent Pediatr 2014;112(6):494-5.         [ Links ]

2. Beutler M. Los hombres de la historia. Proust. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina; 1986.         [ Links ]

3. Musso CG. Obras maestras del arte universal y la medicina: En busca del tiempo perdido de Marcel Proust (1871-1922). Evid Actual Pract Ambul 2012;15(2):58.         [ Links ]

4. Proust M. En busca del tiempo perdido: Albertina ha desaparecido. Buenos Aires: CS Ediciones; 2006.         [ Links ]

5. Proust M. En busca del tiempo perdido: Sodoma y Gomorra. Buenos Aires: CS Ediciones; 2006.         [ Links ]

6. Frankl VE. El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder; 1991.         [ Links ]

7. Valesi E. Friedrich Nietzsche. La máscara de Dionisos. Buenos Aires: Lea; 2012.         [ Links ]

8. Jung CG. El libro rojo. Buenos Aires: El hilo de Ariadna; 2012.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons