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Archivos argentinos de pediatría

versión impresa ISSN 0325-0075versión On-line ISSN 1668-3501

Arch. argent. pediatr. vol.114 no.5 Buenos Aires oct. 2016

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2016.412 

ARTÍCULOS ORIGINALES

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2016.412

Consumo de bebidas alcohólicas en la adolescencia temprana y su atención médica

 

Dra. Tania Borrás Santiestebana

a. Policlínico Mario Gutiérrez Ardaya, Municipio Holguín, provincia Holguín, Cuba.

Correspondencia: Dra. Tania Borrás Santiesteban, taniab@ cristal.hlg.sld.cu

Financiamiento: Ninguno.

Conflicto de intereses: Ninguno que declarar.

Recibido: 11-8-2015
Aceptado: 26-4-2016

 


RESUMEN

Introducción. El consumo de alcohol en los adolescentes es un comportamiento de riesgo prevenible.
Objetivo. Determinar el comportamiento del consumo de bebidas alcohólicas y de la atención en la adolescencia temprana y su relación con los determinantes de la salud (factores biológicos, ambientales, sociales y del sistema de salud).
Método. Se realizó un estudio cualicuantitativo transversal en las cuatro escuelas pertenecientes al Consejo Popular ocho del área de salud Mario Gutiérrez Ardaya en mayo de 2013. El universo estuvo constituido por adolescentes de 10 a 14 años. La muestra fue determinada a través de un muestreo aleatorio simple. Se utilizaron encuestas para los adolescentes, padres, educadores y personal jerárquico del área de salud para determinar el consumo de alcohol, la calidad de la atención médica y el nivel de conocimientos sobre la problemática. Se realizó un grupo nominal con profesionales de la salud.
Resultados. Se incluyeron 288 adolescentes. El 54,5% consumía; de ellos, el 30,2% tenían 10 y 11 años. Predominaron los clasificados como bajo riesgo (55,6%). El 100% del personal jerárquico del área de salud expresó la necesidad de una metodología para la atención. El 90,4% del personal de educación consideró la adolescencia como una etapa vulnerable. Los familiares refirieron que debían existir consultas propias para adolescentes (61,8%). Las opiniones más importantes del grupo nominal se basaron en las principales características que debía tener una consulta para adolescentes y en los problemas que limitaban una adecuada atención.
Conclusiones. El consumo de bebidas alcohólicas se consideró alto y predominó el inicio precoz. Se evidenció insuficiente atención a la adolescencia temprana con consumo de bebidas alcohólicas.

Palabras clave: Consumo de bebidas alcohólicas; Adolescencia; Determinantes de la salud; Atención médica.


 

INTRODUCCIÓN

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adolescencia es el período entre 10 y 19 años; con ella, se producen cambios físicos, psicológicos, biológicos y sociales.

Se clasifica en primera adolescencia, precoz o temprana de 10 a 14 años y la segunda o tardía, entre 15 y 19 años de edad.1

En la adolescencia temprana, se presentan repercusiones sobre la capacidad emocional, física y mental.2

El alcohol es la droga psicoactiva de uso más común entre los adolescentes. Se asocia con múltiples problemas sociales, de comportamiento y del desarrollo.3

Eleva grandemente el riesgo de progresión de desórdenes alcohólicos, favorece la concurrencia de otras conductas de riesgo y, por consiguiente, es una razón para implementar intervenciones que retrasen el consumo.4,5

En las Américas, las investigaciones sugieren que los niños comienzan a beber desde los diez años.6

En Cuba, existen patrones de consumo de alto riesgo y una actitud tolerante ante su uso indebido.7,8 En el país, se ha trabajado en la actualización y el perfeccionamiento del programa de alcoholismo y en el anteproyecto del plan de acciones, en los que se expresa la preocupación por el consumo excesivo e irresponsable en los adolescentes.9,10

Existen programas en diferentes países (incluido Cuba) para la atención a la adolescencia, pero no se especifican en ellos acciones dirigidas al grupo de 10 a 14 años.

En un estudio realizado en Estados Unidos, se plantea que las estrategias de intervención deben enfocarse en los determinantes de la salud (factores biológicos, sociales, ambientales y del sistema de salud).11

Nuestro objetivo fue determinar el comportamiento del consumo de bebidas alcohólicas y de la atención en la adolescencia temprana y su relación con los determinantes de la salud.

MÉTODO

Se realizó un estudio cualicuantitativo, descriptivo transversal mediante cuestionarios aplicados a los determinantes de la salud (personal jerárquico del área de salud, personal de educación, la familia y los adolescentes) y al grupo nominal (al pediatra del otro Grupo Básico de Trabajo -GBT- y a los médicos de familia, pertenecientes al área de salud y escuelas del Consejo Popular seleccionado).

La investigación se realizó en mayo de 2013, en las cuatro escuelas del Consejo Popular ocho, del municipio Holguín, provincia Holguín, Cuba, pertenecientes al área de salud Mario Gutiérrez Ardaya, el cual se seleccionó por los resultados del análisis de la situación de salud. En esta área, están incluidas siete bodegas y cuatro locales de gastronomía donde se expenden bebidas alcohólicas; identificados el 18,9% de adultos alcohólicos. Cuenta con un total de 892 adolescentes, 12 consultorios médicos de familia (CMF), cuatro centros escolares: tres escuelas primarias y una secundaria básica urbana. Predomina el nivel de escolarización preuniversitario.

Se diseñaron cuatro cuestionarios: uno para los adolescentes; otro para el personal jerárquico del policlínico (director/a, vicedirector/a de Asistencia Médica, Docencia, de Higiene y Epidemiología, y jefes de GBT; el tercero para el personal de educación (profesores, asistentes educativos y administrativos de las escuelas seleccionadas); y el cuarto para los padres o tutores (Anexos 1, 2, 3, 4 en formato electrónico). Estos fueron aplicados por la autora del estudio, con la autorización previa de la Dirección Municipal de Educación y Salud, los padres o tutores y los adolescentes.

Los cuestionarios se validaron a través de ensayos pilotos en las escuelas Francisco Laguado Jaime (una primaria) y Juan José Fornet Piña (una secundaria básica), pertenecientes a otro Consejo Popular, del mismo municipio, con características similares a las escuelas donde se realizó el estudio definitivo.

Se procesaron los datos y se aplicó el coeficiente de concordancia (kappa de Cohen) para establecer la validez de criterio y se obtuvo un resultado de 0,84, que expresa concordancia intensa.

Luego de los cambios propuestos, se confeccionaron los cuestionarios definitivos y se aplicaron a la muestra seleccionada, con las explicaciones previas necesarias.

El universo fueron 1647 adolescentes de 10 a 14 años. La muestra se determinó a través de un muestreo probabilístico aleatorio simple mediante la utilización de la tabla de números aleatorios. El mínimo necesario se calculó sobre la base del 5% de la matrícula de los grupos seleccionados. Se tuvieron en cuenta como criterios de inclusión los que residían en el área del Consejo Popular ocho y que estuvieran de acuerdo en participar en la investigación.

El riesgo se clasificó en no riesgo, bajo, mediano y alto, y la atención, en muy buena, buena, regular y mala (Anexos 5, 6, 7, 8 en formato electrónico).

El estudio se basó en los principios éticos de la Declaración de Helsinki y los consentimientos informados ya señalados.

A los 12 médicos de familia que laboran en el área del Consejo Popular seleccionado y al pediatra del otro GBT se les aplicó la técnica de grupo nominal con el objetivo de obtener consenso sobre elementos relacionados con la conducta de riesgo y la atención médica recibida por este grupo de edad. Se decidió la participación del otro pediatra por la importancia que se le concede a estos profesionales en la atención a la adolescencia temprana, aunque no brinda atención directa a los adolescentes que constituyeron la muestra.

RESULTADOS

Se incluyeron 288 adolescentes, 142 mujeres (49,3%) y 146 varones (50,7%). El 54,5% consumía bebidas alcohólicas; de ellos, el 30,2% tenían 10 y 11 años (Tabla 1). De los que ingerían, el 43,8% mantiene el hábito.

Tabla 1. Consumo de bebidas alcohólicas según escolaridad, percepción del riesgo e información recibida

De los que consumían, predominaron los que tenían percepción del riesgo y habían recibido información sobre la práctica del hábito; de los que no consumían, la mayoría no tenía percepción del riesgo y no había recibido información (Tabla 1).

En la investigación, predominaron los adolescentes que se clasificaron como bajo riesgo, luego los de mediano riesgo y un porcentaje mínimo correspondió a los de alto riesgo; no se encontraron clasificados como de no riesgo (Tabla 2).

Tabla 2. Clasificación del riesgo en el adolescente según enseñanza

El mayor número de adolescentes expresó que la última consulta fue en el consultorio y el policlínico. Un gran porcentaje manifestó que habían recibido información sobre su atención. Las vías que predominaron fueron la familia y la televisión; solo un 24,3% refirió que la aportó el personal de la salud (Tabla 3). Predominaron los adolescentes que expresaron que, en las consultas, no existía privacidad, confiabilidad y confidencialidad. Un gran porcentaje planteó que el médico no le explicaba la importancia de la prevención de esta conducta y consideraron que los profesionales idóneos para su atención eran los pediatras y luego los médicos de familia (Tabla 4).

Tabla 3. Vías de obtención de la información según los participantes

Tabla 4. Criterios de la especialidad que debe atender adolescentes según los participantes

Nota aclaratoria: * porcentaje calculado sobre la base del total marginal de fila.

En el grupo nominal de profesionales de la salud (12 médicos de familia y pediatra del otro GBT), estos señalaron que una consulta para adolescentes debía ser planificada, educativa, individualizada, completa y debían participar en conjunto el médico de familia y el pediatra. Plantearon que los problemas que limitaban una adecuada atención al adolescente eran la inasistencia a consulta por parte de ellos, la falta de privacidad, de material didáctico y de disponibilidad de tiempo de los médicos. Consideraron que los médicos estaban moderadamente capacitados para su atención.

En el cuestionario aplicado al personal jerárquico del área de salud, señalaron como funciones de los médicos de familia la atención a los adolescentes, las interconsultas con otras especialidades, la evaluación de los riesgos y de las familias. En relación con las funciones de los pediatras, plantearon el seguimiento por estos especialistas y la interconsulta con Psicología y Psiquiatría. La totalidad refirió que no existía documentación que permitiera determinar el consumo de bebidas alcohólicas y que los actuales servicios de salud no se adecuaban a las expectativas y necesidades de los adolescentes.

En cuanto a la implementación del Programa de Atención a los Adolescentes, expresaron la necesidad de los controles e interconsultas con pediatras y psicólogos, actividades educativas en las escuelas y la comunidad. La totalidad sugirió que debía planificarse una consulta propia para adolescentes.

Todos plantearon como requisitos de la consulta que se necesitaba de personal calificado, local con privacidad, agradable, ambiente adecuado y la presencia de materiales educativos. Señalaron como coordinaciones entre el área de salud y las escuelas la reunión mensual del Ministerio de Salud Pública y del Ministerio de Educación y el grupo de prevención social. La totalidad refirió la necesidad de que existiera una metodología para establecer la atención necesaria a la adolescencia temprana.

En el cuestionario aplicado a los padres o tutores, se obtuvo que el 65% refirió que, en la adolescencia, se presentaron características que implicaban peligro para su salud y, entre ellas, las más frecuentes eran falta de orientación, presencia de conductas inadecuadas e inexperiencia, pero que, en sus hijos, no estaban presentes. El 61,8% refirió que debían existir consultas propias para adolescentes y que el horario más adecuado debía ser de 5:00 a 9:00 p. m.

La vía de obtención de la información que predominó fue la televisión (Tabla 3). Expresaron que los especialistas más apropiados para su atención eran primeramente los psicólogos y luego los médicos de familia; no existieron grandes diferencias en cuanto a los pediatras y psiquiatras (Tabla 4).

En relación con el cuestionario aplicado al personal de educación, los datos más relevantes fueron que predominó el grupo de edad de 20 a 29 años (34,0%); el tiempo dedicado a la atención de los adolescentes fue, en su mayoría, de uno a nueve años (36,2%); el 90,4% consideró la adolescencia como una etapa vulnerable; expresaron que era la adolescencia temprana a la que había que brindarle mayor atención (59,6%); la mayoría planteó que no existía documentación que permitiera determinar el consumo de bebidas alcohólicas en los adolescentes (78,3%); entre las acciones que se orientaban en el colectivo docente para la prevención de esta conducta, señalaron las escuelas de padres, las charlas educativas, los consejos de grados, las preparaciones metodológicas, entre otras; predominaron los que expresaron que no existían las coordinaciones necesarias entre el área de salud y las escuelas (68,1%); la totalidad manifestó que era necesario que se estableciera una consulta para adolescentes.

Se analizaron, además, aspectos relacionados con la motivación: el 70% los atendía a gusto; con paciencia el 56%; se sentían comprometidos con su atención un 88%; y les brindaban afecto con frecuencia el 72%. Plantearon que la vía más frecuente de obtención de la información sobre la prevención del consumo de bebidas alcohólicas fue la televisión y ninguno refirió el personal de salud (Tabla 3).

En relación con la atención a este grupo de edad, según la opinión del personal jerárquico del área de salud, predominó el criterio de muy buena; el personal de educación y la familia la consideraron buena; y los adolescentes, regular, pero solo uno de diferencia en relación con los que la consideraron buena (Tabla 5).

Tabla 5. Clasificación de la atención según los participantes

Nota aclaratoria: * porcentaje calculado sobre la base del total marginal de fila.

DISCUSIÓN

El consumo de alcohol en la adolescencia comienza a edades cada vez más tempranas.12 Esto es preocupante, ya que el inicio precoz tiene consecuencias negativas y riesgo elevado de dependencia más tarde, por lo que es importante un retraso en la edad de comienzo, lo que se corresponde con lo expuesto en la literatura revisada.13-16 Los adolescentes que consumen no tienen una apreciación completa de su exposición a los daños; es característica la percepción de que no pasa nada y que puede controlarse la situación.

Resultados similares se encontraron en un estudio realizado en Chile; en cuanto a la información recibida, se obtuvo menor porcentaje en dicha investigación.17

La satisfacción con la atención recibida coincide con la literatura revisada, en la que los adolescentes revelan estar satisfechos en casi todos los aspectos.18

Aunque, en la investigación, predominaron los adolescentes de bajo riesgo, se considera que es importante un accionar oportuno que permita fortalecer los factores protectores y atenuar los de riesgo para evitar que estos adolescentes transiten a un riesgo más importante, que puede poner en peligro su estado de salud.

A pesar de los resultados obtenidos, se considera que se impone la necesidad de mejorar la atención a este grupo de edad porque, en la práctica médica, se demuestra que no reciben los cuidados que ellos necesitan.

Al analizar los resultados de los criterios expuestos por los profesionales de la salud, se piensa que los médicos que participaron en la investigación no consideran siquiera enfrentar de inicio la atención a la adolescencia temprana con consumo de bebidas alcohólicas, quizás porque no se creen capacitados. Ello hace que necesiten sentirse apoyados por el psicólogo y el psiquiatra, quienes, tradicionalmente, son los que han prestado mayor atención a estos pacientes.

En cuanto a los criterios planteados por el personal jerárquico del área de salud en relación con que se debe planificar una consulta propia para adolescentes, coinciden con otros autores que plantean que este grupo de edad merece una atención específica y se necesita de la ejecución de acciones para mejorar su salud; además, es importante la realización de nuevas investigaciones.19,20 El criterio de que exista una metodología para favorecer la atención coincide con otros estudios que plantean que se necesitan pesquisas más amplias con metodologías sistemáticas para obtener resultados representativos sobre el consumo de alcohol.21

Se considera que los actuales servicios de salud no se adecuan a las reales expectativas y necesidades de esta etapa, relacionado con la falta de capacitación de los profesionales, la falta de consulta específica para los adolescentes con las condiciones requeridas y la inexistencia de una metodología para favorecer la atención a la adolescencia temprana. Estos resultados coincidieron con otros autores que plantean que la falta de tiempo y de capacitación son barreras importantes para prestar atención.22-24

En relación con el personal de educación, se considera que debe incrementarse su preparación, pues predominó un claustro joven en su atención y no tienen la experiencia suficiente, por lo que es preciso brindarles la capacitación e información que demandan. No se debe olvidar que es en el entorno escolar donde los adolescentes están el mayor tiempo del día y el maestro juega un rol fundamental en su desarrollo.

Un fuerte compromiso entre los adolescentes y profesores condiciona un menor uso de sustancias. Las escuelas como entorno pueden ofrecer protección frente a conductas de riesgo para la salud en la adolescencia temprana y su familia.25-27

La vinculación de los educandos con su escuela se considera una vía importante para reducir los problemas de comportamiento de los adolescentes.28

En la información brindada por los padres o tutores, se evidenció su desconocimiento y la falta de percepción del riesgo. La percepción del riesgo es un juicio subjetivo que depende enormemente de la capacidad de razonamiento de la persona, del conocimiento, de la percepción cultural y la construcción social, de las características de la información que reciben, de la interpretación de los mensajes, e influyen, además, las peculiaridades propias de la adolescencia, entre ellas, la no evaluación acertada de los riesgos. También tienen gran influencia la familia, la escuela, el grupo de iguales, la comunidad y la cultura. La percepción no se asoció con el propio comportamiento.29-32 Según criterios de los adolescentes, se considera que debe incrementarse la atención en los CMF. Estos centros asistenciales constituyen la puerta de entrada al sistema nacional de salud.

En cuanto a la relación con el médico, se deben realizar acciones que permitan que la consulta al adolescente cumpla con los requisitos antes señalados. Ello coincide con otros autores que plantean que los adolescentes deben depositar confianza en su médico y les deben aportar las informaciones necesarias.33,34

El presente estudio posee como limitación la propia de validez interna que poseen las medidas de autoinforme. Su fortaleza reside en ser el primer aporte de datos locales, necesarios para conocer la envergadura del problema y para emprender acciones dirigidas a mejorar la difusión e implementación de intervenciones de prevención.

CONCLUSIONES

El consumo de bebidas alcohólicas se consideró alto y predominó el inicio precoz. Se evidenció insuficiente atención a la adolescencia temprana con consumo de bebidas alcohólicas.

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