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Archivos argentinos de pediatría

versión impresa ISSN 0325-0075versión On-line ISSN 1668-3501

Arch. argent. pediatr. vol.116 no.3 Buenos Aires jun. 2018

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2018.186 

ARTÍCULOS ORIGINALES

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2018.186

Edulcorantes no nutritivos: consumo de los niños y adolescentes, y alimentos que los aportan

 

Estud. María B. Garavagliaa, Lic. Vanesa Rodríguez Garcíaa, Lic. Mg. María E. Zapataa, Bioq. Alicia Rovirosaa, Lic. Verónica Gonzálezb, Lic. Florencia Flax Marcóc y Dr. Esteban Carmuegaa

a. Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
b. Dirección General de Desarrollo Saludable, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
c. Dirección General de Planificación Operativa, Ministerio de Salud.

Correspondencia: Lic. Mg. María Elisa Zapata: mezapata@cesni.org.ar

Financiamiento: Ninguno

Conflicto de intereses: Ninguno que declarar.

Recibido: 22-5-2017
Aceptado: 26-10-2017

 


RESUMEN

La disponibilidad de alimentos y bebidas con edulcorantes no nutritivos (ENN) aumentó en años recientes.
Objetivos: Estimar el consumo de ENN en niños y adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, la prevalencia de ingesta superior a la admisible y los principales alimentos y bebidas aportadores.
Material y Métodos: Estudio descriptivo de información recolectada en la Primera Encuesta Alimentaria y Nutricional de la ciudad de Buenos Aires realizada en 2011 que incluyó 2664 niños y adolescentes de 2 a 18 años. El consumo se evaluó mediante recordatorio de 24 horas. El contenido de ENN en alimentos y bebidas se obtuvo del rotulado nutricional. Se calculó la ingesta total de cada ENN y la adecuación a la ingesta diaria admisible (IDA) establecida por FAO/OMS.
Resultados: El 44% de los preescolares, 53% de escolares y 51% de los adolescentes consumieron alimentos con ENN. Ningún niño presentó un consumo superior a la IDA de aspartamo, acesulfame-K y sucralosa. El 0,3% de los preescolares superó la IDA de sacarina, el 1% de preescolares, 0,9% de escolares y el 0,1% de los adolescentes superaron la IDA de ciclamato, debido al consumo de jugos concentrados para diluir. Las bebidas aportaron el 67% del ciclamato, el 91% del acesulfame-K y el 96% del aspartamo. Los edulcorantes de mesa aportaron el 30% del ciclamato y el 32% de la sacarina.
Conclusión: El consumo de alimentos con ENN es usual en la población infanto juvenil, principalmente a partir de bebidas. Menos del 1% de los niños supera la IDA de ciclamato y sacarina.

Palabras clave: Edulcorantes no nutritivos; Alimentos; Bebidas; Niño; Adolescente.


 

INTRODUCCIÓN

El gusto por lo dulce es una característica humana innata y se extiende en todas las edades, razas y culturas. A lo largo de la evolución, el dulzor ha tenido un papel relevante en la nutrición humana y ha ayudado a orientar la conducta alimentaria hacia los alimentos que aportan energía y nutrientes esenciales.1 La conformación de las preferencias gustativas comienza en el útero y continúa durante el resto de la vida. La leche materna es la primera exposición al sabor dulce,2 y la predilección por este es máxima en la infancia y, progresivamente, disminuye durante la adolescencia y la vida adulta.3,4 Los edulcorantes no nutritivos (ENN) son la opción para proveer dulzor a los alimentos y bebidas con un muy bajo o nulo aporte energético;5 sin embargo, su uso extendido conduce a nuevas preocupaciones, entre las que se pueden mencionar el efecto perturbador del sabor, el apetito, los patrones de consumo1 y los niveles de seguridad, especialmente, durante la infancia.

El número de productos alimenticios que contienen estos endulzantes viene en aumento desde hace más de dos décadas6 y, en los últimos años, su presencia ha crecido notablemente por diversos motivos, entre los que se destacan el sabor, el costo y la necesidad de reducir el aporte de azúcares y energía de la dieta frente al aumento de la prevalencia de obesidad.7 En la actualidad, los ENN no solo son utilizados en productos dietéticos, sino que están presentes en la formulación de una gran variedad de alimentos y bebidas de consumo habitual. El aumento en la disponibilidad trae como consecuencia un mayor consumo de ENN en la población general,8 y los niños no son ajenos a esta realidad.

Dado que los ENN se consideran aditivos alimentarios, para poder emplearlos en la industria alimenticia, el Comité Mixto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)/Organización Mundial de la Salud (OMS) de Expertos en Aditivos Alimentarios en el ámbito internacional (Joint Expert Committee on Food Additives, JECFA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (European Food Safety Authority, EFSA) realizan rigurosos análisis para evaluar su seguridad e informan periódicamente la ingesta diaria admisible (IDA).910 Tanto en la Argentina como en otros países del Mercosur, se adoptan los valores establecidos por dichos comités.11 La IDA de un ENN es la centésima parte de una cantidad que, suministrada diariamente, no es capaz de provocar daño para la salud.3 A nivel internacional, se considera una pauta reguladora que no indica el nivel de toxicidad, ya que, en realidad, posee un factor de seguridad cien veces mayor y se expresa en mg/kg de peso corporal del individuo. Si bien el margen de seguridad para superar el valor de IDA es elevado, la estimación del consumo se realiza teniendo en cuenta los mg de ENN según los kg de peso del individuo, por lo que el riesgo de superar la IDA en los niños es mayor por su menor peso corporal.8

No se han encontrado publicaciones que describan las fuentes aportadoras en la dieta general y en una muestra representativa de la población infantojuvenil de la Argentina ni de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Es por ello que el objetivo del presente trabajo es estimar el consumo de ENN en niños y adolescentes de la CABA, la prevalencia de la ingesta superior a la admisible y los principales alimentos y bebidas aportadores.

MATERIALES Y MÉTODOS

Estudio descriptivo y de corte transversal. Se analizó la información recolectada por la Primera Encuesta Alimentaria y Nutricional de la CABA (EAN-CABA) realizada entre los meses de mayo y noviembre de 2011. La encuesta tomó una muestra probabilística por conglomerados de 2664 niños y adolescentes de 2 a 18 años divididos en tres grupos etarios (766 preescolares de 2 a 4 años, 1067 escolares de 5 a 12 años y 920 adolescentes de 13 a 18 años).

La información de consumo de alimentos y bebidas fue recabada a través del método de recordatorio de 24 horas por licenciados en Nutrición entrenados en la técnica. Las entrevistas fueron realizadas en el domicilio de los encuestados, durante días de semana, fines de semana y feriados. En los menores de 13 años, la información fue brindada por las madres o los responsables del cuidado del niño/a; en los mayores, el propio niño respondía el recordatorio, en algunas oportunidades, con ayuda de un adulto. Cuando el niño había realizado comidas fuera del hogar el día previo a la encuesta, se intentó obtener la receta empleada y, cuando no fue posible, se utilizaron recetas estandarizadas. Para los niños que asistían a escuelas de gestión estatal, se utilizaron las preparaciones del menú de comedores escolares y, en las de gestión privada, se contactó al prestador del servicio alimentario para que detallara el menú servido.

En cada recordatorio, se consignó el momento de realización de la comida, la cantidad y el tipo de alimento o bebida consumido con la especificación de la marca comercial, la variedad y el sabor, en el caso de los productos industrializados. Los alimentos y bebidas fueron codificados al momento de la carga de datos con el fin de vincularlos a través del código asignado a la tabla de composición química de alimentos.

El consumo de ENN fue estimado a partir de la información recolectada por el recordatorio de 24 horas. Se consideraron cinco ENN por su mayor distribución en los productos alimenticios admitidos en el mercado argentino: acesulfame K, aspartamo, ciclamato, sacarina y sucralosa. No fue considerado el edulcorante estevia por su baja presencia en los alimentos y bebidas al momento de la recolección de datos, a causa de su reciente incorporación como ingrediente en productos alimenticios.

Para obtener el contenido de ENN en los alimentos y bebidas, se realizó una revisión de la información declarada en el rotulado nutricional. Se recolectaron los datos de alimentos y bebidas disponibles en supermercados, hipermercados, mercados de barrios y almacenes de la CABA. Todos aquellos productos que declaraban el contenido de ENN fueron ingresados con los códigos correspondientes a la base de datos de composición química de alimentos y bebidas, discriminados por marcas comerciales. Dado que, en el recordatorio de 24 horas, no se disponía de la información sobre la marca de los edulcorantes de mesa consumidos, se decidió considerar todos como ciclamato y sacarina por ser la combinación más frecuente de ENN de mesa disponibles en el mercado al momento de la encuesta. En el caso de los edulcorantes de mesa en polvo, se consideró 0,8 g por sobre y, en los líquidos, 0,4 ml por cada 8 gotas utilizadas. Para las bebidas en polvo y concentradas para diluir, se asumió la reconstitución según las instrucciones del envase, salvo que el encuestado declarara otro nivel de dilución.

A partir de la cantidad de alimentos y bebidas registradas en el recordatorio de 24 horas y del contenido de cada tipo de ENN cada 100 g de alimento o 100 ml de bebida, se estimó la ingesta total de cada ENN, expresada en miligramos por día. Luego, se dividió por el peso corporal en kilogramos y se obtuvo la cantidad consumida por kilogramos de peso por día (mg/kg/día). El peso de los niños y adolescentes se obtuvo mediante antropometría. Para la medición del peso, se utilizó una balanza portátil, modelo monitor de OMROM HB-500INT, con una precisión de 0,1 kg y un peso máximo de 150 kg. En todos los casos, la medición se realizó con la mínima cantidad de ropa posible y se descontó luego el peso de las prendas que no habían sido quitadas.

Para evaluar la adecuación a la IDA, el consumo total de cada ENN (mg/kg/día) fue comparado con el valor de recomendación establecido por el JECFA9 y adoptado por el Código Alimentario Argentino12 como referencia para regular el uso de aditivos alimentarios. Para acesulfame K era de 15 mg/kg/día; para aspartamo, de 40 mg/kg/día; para ciclamato, de 11 mg/kg/día; para sacarina, de 2,5 mg/kg/día y, para sucralosa, de 15 mg/kg/día.

Se calcularon los estadísticos descriptivos de la ingesta de ENN en consumidores, el porcentaje de consumidores de cada ENN y el porcentaje de individuos con consumo superior a la IDA. Se estimó el aporte de cada tipo de ENN por grupo, subgrupo y categoría de alimentos y bebidas.

El análisis estadístico se realizó considerando la ponderación muestral; se calcularon las medidas de posición, dispersión y porcentajes.

Consideraciones éticas

Todos los aspectos involucrados en el desarrollo de este proyecto se realizaron adhiriendo a las normativas vigentes nacionales e internacionales. Los adultos responsables de los niños y adolescentes participantes firmaron un consentimiento informado.

RESULTADOS

De los 2664 niños y adolescentes encuestados, el 51% consumió alimentos o bebidas que contenían algún ENN. La Tabla 1 muestra la proporción de niños y adolescentes que consumieron alimentos o bebidas con cada tipo de ENN. Los ENN más consumidos fueron aspartamo y acesulfame K. Dado que más de un tipo de ENN puede estar presente en un alimento o bebida al mismo tiempo, el 34% de los preescolares consumió entre 1 y 2 tipos de ENN diferentes y el 10%, más de 2 tipos. En los escolares, estos valores se incrementaron a 40% y 13%, y, en los adolescentes, a 36% y 15%, respectivamente. El ciclamato, a pesar de ser el ENN menos incluido en la alimentación, superó la IDA en el 1,1% de los preescolares, en el 0,9% de los escolares y en el 0,1% de los adolescentes, principalmente, por el contenido en los jugos concentrados para diluir y porque los niños que superaron la IDA habían consumido durante el día más de un litro de jugo concentrado diluido. La IDA de sacarina fue superada por el 0,3% de los preescolares. El resto de los ENN fueron consumidos por debajo de la IDA por la totalidad de la población evaluada.

Tabla 1. Proporción de niños y adolescentes que consume cada edulcorante no nutritivo según el grupo etario (%)

El promedio y la mediana de la ingesta de acesulfame K, aspartamo y sucralosa estaban alejados de la IDA, mientras que, para el ciclamato y la sacarina, la distancia era menor, especialmente, en los niños menores (Tabla 2).

Tabla 2. Distribución del consumo de edulcorantes no nutritivos según el grupo etario (mg/kg/día)

Las bebidas fueron la principal fuente de ENN en la alimentación de los niños y adolescentes: aportaron el 95% del aspartamo, el 90% del acesulfame K, el 69% del ciclamato, el 66% de la sacarina y el 72% de la sucralosa. El aspartamo provino de jugos en polvo, jugos en polvo dietéticos y gaseosas dietéticas. El acesulfame K, de jugos en polvo, gaseosas dietéticas, jugos en polvo dietéticos y aguas saborizadas. El ciclamato, de jugos concentrados. La sacarina, de jugos concentrados, jugos en polvo y gaseosas, y la sucralosa, de jugos envasados y aguas saborizadas (Tabla 3).

Tabla 3. Aporte de edulcorantes no nutritivos por categoría de alimento y bebida, total y por grupo etario (%)

Los edulcorantes de mesa, consumidos por el 3,2% de la población evaluada, fueron la segunda fuente de la dieta; aportaron una tercera parte de la sacarina y el ciclamato. Las gelatinas, yogures, postres de leche, caramelos y dulces contribuyeron con una pequeña parte del consumo total (Tabla 3).

La proporción de ENN aportada a partir de jugos en polvo, jugos concentrados, jugos envasados, golosinas, dulces, gelatina y polvo para postre disminuyó a medida que aumentaba la edad, mientras que la contribución de las aguas saborizadas, las gaseosas dietéticas y los edulcorantes de mesa creció conforme a la edad (Tabla 3).

DISCUSIÓN

Nuestro trabajo muestra que el consumo de ENN es extendido en niños y adolescentes de la CABA, fundamentalmente, a partir de bebidas que no destacan en el rótulo la característica de bajas calorías, si bien cumplen con los requisitos del Código Alimentario Argentino de consignar, en el rótulo principal (en la denominación del producto), la leyenda "alimento o bebida dietética o para regímenes especiales" por contener ENN.11 Entre ellas, se destacan los jugos en polvo, los jugos concentrados, los jugos envasados, las aguas saborizadas y las gaseosas. El consumo de jugos y gaseosas se duplicó en los últimos 20 años en la Argentina13 y tres cuartas partes del consumo de líquidos en los niños y adolescentes proviene de bebidas e infusiones con y sin azúcar,14 lo cual explica que estas sean la principal fuente de ENN de la dieta en la población infantojuvenil. Además, y dado que el consumo de ENN se evalúa como miligramos por kilogramo de peso corporal, los niños más pequeños presentan un consumo superior en relación con los mayores, a causa del similar volumen de consumo de las bebidas que los vehiculizan.

En los últimos diez años, diferentes autores evaluaron la ingesta de ENN en la población general,15-19 en Dinamarca, Suecia e Italia, entre otros países. Algunos mostraron que, en la población infantil, se superó la IDA de sacarina y ciclamato,15,16 en relación con el consumo de bebidas y edulcorantes de mesa, mientras que, en otros, no se encontraron evidencias de riesgo.17-19 En Argentina y Latinoamérica, hay estudios que estimaron el consumo proveniente de determinadas fuentes alimentarias o en grupos etarios específicos.7,8,20-22 Los resultados fueron variados, tanto con valores superiores a la IDA de ciclamato8,21 como con valores que no superaron la IDA de ciclamato, sacarina ni sucralosa.22 Los estudios en Argentina8 y Chile7,20-22 mostraron datos similares a los hallados en este trabajo: más de la mitad de los niños y los jóvenes consumen habitualmente algún tipo de edulcorante con o sin diagnóstico de una patología que lo requiera; las bebidas son la principal fuente de consumo y el consumo de ciclamato supera la IDA en alrededor del 1% de la población evaluada. Sin embargo, este es el primer trabajo que analiza datos de consumo en una muestra representativa de la población de niños y adolescentes de la CABA.

Entre las limitaciones, es necesario considerar que se utilizó un recordatorio de 24 horas como fuente de obtención de la información de consumo, que es un buen método para estimar la ingesta media, pero puede subestimar el porcentaje de consumidores. Y, al contar solo con un recordatorio, no pudo realizarse el ajuste a la ingesta usual de ENN, con lo cual la prevalencia de consumo excesivo podría estar sobreestimada, por lo que es necesario realizar estudios que contemplen la ingesta de más de un día. A pesar de la baja proporción de niños que consumió edulcorantes de mesa (3,3%), la limitación al respecto es la falta de registro del tipo o la marca del edulcorante de mesa utilizado, por lo que debió asumirse para el cálculo el consumo de una mezcla de ciclamato y sacarina por ser la combinación encontrada con mayor frecuencia en el mercado argentino.

Determinar el consumo de ENN y los alimentos de donde provienen es de suma importancia en vistas de las campañas educativas, las políticas públicas y los procesos regulatorios porque es habitual que se considere que solo los productos dietéticos, light o reducidos en calorías contienen ENN. También es importante que la sociedad identifique las fuentes alimentarias de ENN, incluso, en aquellos alimentos en los que su aporte es inadvertido, especialmente, en edades tempranas. Además, la exposición al sabor dulce en la infancia, su impacto en la formación de preferencias alimentarias y las consecuencias fisiológicas son áreas importantes para la investigación1 por el rol que tiene el consumo de alimentos en el aumento de la prevalencia de exceso de peso desde edades tempranas.

CONCLUSIÓN

El consumo de alimentos con ENN es usual en los niños y adolescentes de la CABA. Las bebidas son la principal fuente. La IDA fue superada en el caso del ciclamato y la sacarina y se asoció con el consumo elevado de jugos. Ningún niño o adolescente superó la IDA de los otros ENN evaluados.

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