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Archivos argentinos de pediatría

Print version ISSN 0325-0075On-line version ISSN 1668-3501

Arch. argent. pediatr. vol.116 no.6 Buenos Aires Dec. 2018

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2018.378 

EDITORIAL

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2018.378

Iatrogenia, una visión ampliada

 

Es conocido que el término iatrogenia deriva etimológicamente de la palabra iatrogénesis que tiene por significado "provocado o generado por el médico o sanador" (deriva del griego, iatros significa 'médico' y génesis: 'crear'). Incluye a todos los profesionales vinculado a las ciencias de la salud, médicos, enfermeras/os, psicólogos, farmacéuticos, kinesiólogos, dentistas, etc.

Es sabido que habitualmente, se considera que la iatrogenia ocurre cuando la acción de un médico produce daños en situaciones de mucho riesgo para el paciente, pero no siempre es así. Me ocuparé de este aspecto para reflexionar acerca de lo que puede suceder en los diferentes y múltiples aspectos que forman parte del cuidado de la salud.

El acto médico trata de las acciones que realizamos los médicos al ejercitar nuestra profesión, eso incluye todo lo que hacemos en la atención de los pacientes. En ocasiones, la acción es muy compleja pero no sólo se debe al conocimiento científico, sino a como nos comportamos en el cuidado de las situaciones donde estamos tratando a pacientes y a los padres. Estas, pueden ser desde la consulta médica, cuando indicamos terapéuticas, realizamos algún procedimiento, nos equivocamos en el diagnóstico, y varias más.

Por lo tanto, es necesario que reflexionemos si realmente, cuando se menciona la palabra iatrogenia es porque en forma indefectible hemos producido daños en acciones de mucho riesgo. Los que cometemos son daños prevenibles, que pueden suceder en múltiples de nuestras acciones, pero no solo ocurren en las que conllevan un riesgo evidente.

Actualmente, hay al menos dos aspectos que contribuyen al evidente y progresivo deterioro de la medicina. El primero, es el mercantilismo que está presente desde hace varios años y nos avasalla cada vez más. Para un grupo es la primera prioridad, que lleva a que muchos de los que participan en los cuidados de la salud, se fijen prioritariamente en el lucro. Una frase de Mario Bunge, filósofo argentino radicado en Canadá, nos señala porque esta acción es incompatible con la medicina, "La salud es algo demasiado importante como para dejarla en manos de empresas o individuos cuyo fin principal es el lucro, porque el lucro no tiene límites"

Si tenemos en cuenta que la palabra iatrogénesis significa que es una acción "provocado o generado por el médico", que se observa en muchas situaciones que forman parte de los cotidianos cuidados de la salud que no tienen riesgos especiales. Entre las conductas más lamentables en la atención clínica actual, surgen nítidamente la consulta ambulatoria y la información que dan los médicos a los pacientes, padres y familiares cercanos.

Los adversos y negativos cambios en esas conductas eran inimaginables muchos años atrás cuando desde los finales del siglo 19 y principios del 20, comenzaba en la medicina, lo que se denominó "la edad de oro". En gran medida, eso se pudo lograr cuando los médicos entendieron que lo primordial era que debían dejar las indicaciones de tratamientos que no tenían ningún valor, ya que no curaban, y por lo contrario, producían resultados graves e incluso la muerte. Fue así, que en la atención de los pacientes comenzaron progresivamente a escucharlos sin prisa, a realizar una revisión física detallada y cultivar la empatía que desarrollaron, y así podían ayudarlos a que recuperaran su salud. De esa manera, lograron que la gente empezara a confiar en los médicos y también fueron alcanzando cada vez más un mayor respeto.

Actualmente, la consulta médica solo dura unos escasos minutos, se escucha muy poco a los pacientes y es habitual que en vez de escucharlos y establecer un diálogo con ellos; le indican rápidamente estudios de laboratorio y de imágenes, que en la gran mayoría de las veces no son necesarios. Estos excesivos métodos de diagnóstico se pueden deber también a los escasos conocimientos, a no tolerar la incertidumbre y al lucro, pero mayormente se deben al menor tiempo de la consulta médica, a no escuchar al paciente, y asimismo, a creer erróneamente que con la tecnología lograremos tener una medicina mejor y "más moderna".

Sin duda, esta deplorable actitud es uno de los ejemplos más frecuentes de iatrogenia ya que producen un daño que puede ser perjudicial.

Otra acción iatrogénica, es aquella que produce notorias fallas en la comunicación con pacientes hospitalizados, que sin duda, son los que están en una crítica situación donde necesitan más que nunca la confianza en los médicos. El adecuado juicio clínico, basado en el conocimiento, la intuición y otros atributos, se basan como nos decía nuestro gran maestro el Dr. Gianantonio, "... acompañar, ayudar, consolar, curar... tal vez". Estos atributos se sostienen mediante la escucha y el habla con el paciente, que forman parte de otra tecnología, la que es entendida como el lenguaje propio del arte de la medicina. Es probable, que en buena medida, esto ocurra porque la comunicación suele estar ausente durante nuestra formación, ya sea universitaria como en los años de la formación médica. Esto es lamentable, ya que es mucho más importante que múltiples cosas que nos enseñaron y que no fueron de ninguna utilidad.

Otro aspecto que forma parte de la iatrogenia, son los cuidados críticos en niños que tienen enfermedades graves. Esto crea un enorme desafío a los pediatras para poder lograr lo que es indispensable en nuestra conducta, acompañar y ayudar a los niños y a sus padres. No es raro encontrar pediatras que tiene muy buena voluntad de comunicarse en forma apropiada con los padres, pero cuando deben enfrentar a el hijo se va a morir, les resulta muy difícil y no pueden tolerar la irremediable evolución fatal de ese niño que es su paciente. De continuar así, en ocasiones ocurre que progresivamente comienzan a no estar presentes en los encuentros con los padres y el niño, y así se van alejando paulatinamente hasta que dejan de verlos, justo cuando más lo necesitaban. Es lamentable señalar que este daño va a estar presente tanto en los padres como en los pediatras.

Finalmente, abordaré la iatrogenia que pueden ocasionar los errores de los profesionales de la salud, que son sumamente frecuentes. No obstante, varios de ellos no llegan a los pacientes y son los denominados "cuasi errores", y por lo tanto no producen daños, pero los que sí ocasionan daños prevenibles son la gran mayoría y afectan a pacientes, padres y las familias.

Los tipos de errores en pacientes hospitalizados son múltiples y prevalecen los de medicación, que en niños internados son tres veces más frecuentes que en adultos, principalmente en las unidades de cuidados intensivos neonatales. Otros que se observan, son los errores en procedimientos, que incluyen los que ocurren en cirugía que son frecuentes, errores de diagnóstico, elección incorrecta del tratamiento, uso equivocado de sondas en diferentes vías (intravenosa, intratecal, digestiva, subcutánea), indicar tratamientos o estudios en paciente equivocados, y otros.

Un importante aspecto asociado con los errores, son las múltiples fallas en los sistemas hospitalarios, que suelen ser la principal causa de que el error lo realicen las personas (el "factor humano"). Asimismo, los errores que cometen los profesionales pueden ser por negligencia, inexperiencia, imprudencia o abandono del paciente.

Sin ninguna duda, los errores en la atención de los pacientes son los que más generan daños que ocasionan eventos adversos graves. Suelen denominarse "eventos centinela" y son los que producen la muerte o un daño irreversible. La enorme magnitud de estos errores lleva a altas tasas de mortalidad, como sucede en EE.UU., donde es la tercera causa, lo cual significa alrededor de 400 000 muertes anuales debido a los errores.

Estas reflexiones acerca de la presencia de nuestras acciones iatrogénicas en la medicina actual, nos están señalando que son muy variables y que no solo están presentes en las situaciones de riesgo para el paciente.

José M. Ceriani Cernadas

Editor

REFERENCIAS

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