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Archivos argentinos de pediatría

Print version ISSN 0325-0075On-line version ISSN 1668-3501

Arch. argent. pediatr. vol.117 no.3 Buenos Aires June 2019

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2019.140 

COMENTARIO

http://dx.doi.org/10.5546/aap.2019.140

El pediatra en la radio o en la televisión

 

Algunos grupos educativos usan una terminología según la cual la enseñanza a pediatras u otros profesionales de la salud toma el nombre de capacitación, ya sea en tareas formativas o de actualización. En cambio, cuando enseñamos a la comunidad, esa tarea se denomina educación para la salud o educación comunitaria. Se trata de una convención que usaremos para este artículo.

La educación comunitaria es una actividad muy especializada; en el mundo, hay cursos, carreras, simposios dedicados a este tema, y los pediatras carecemos de dicha formación.

Sin embargo, es un hecho relativamente común que seamos invitados a los medios de difusión masiva (radio, televisión) para participar de programas periodísticos con el objeto de tratar algún tema de salud infantil. Estos programas pueden tener una cobertura local o nacional, pero la participación debe ser tomada siempre con una gran responsabilidad, no solo por los mensajes útiles que se pueden dar a la comunidad y por el tamaño de la audiencia, sino también porque contrarrestan la gran cantidad de mensajes perjudiciales que se emiten en forma permanente (propaganda de alcohol, de comida chatarra, estimulación de la violencia, etc.).

No obstante, en general, dedicamos escaso tiempo para preparar este tipo de entrevistas. Cuando tenemos que dar una clase a un grupo de colegas (30 o 40 personas), la preparamos con cuidado, con celo, con prolijidad y con mucho tiempo de anticipación. En cambio, paradójicamente, cuando hablamos en los medios, que cubren un público mucho mayor (cientos o miles de personas), dedicamos apenas unos pocos minutos antes de la función.

Me permito aquí brindar una serie de recomendaciones para los casos en que podamos acceder a los medios en tareas de educación comunitaria.

1) Trate de recoger información sobre las características del programa y del periodista que lo invita: la cobertura que tiene, su estilo, su seriedad y su responsabilidad para con los temas de salud infantil. Puede observar, en la web o en otras fuentes, programas ya emitidos.

2) Procure fijar bien el tema que se va a abordar con el periodista que lo invita. En este caso, recuerde que, a pesar del acuerdo logrado sobre el tema, en medio del programa, el periodista es capaz de preguntarle sobre asuntos diferentes.

3) Intente caracterizar el tipo de audiencia que el programa tiene: población general, adolescentes, etc. Eso lo va a ayudar a saber a quién le está hablando. El horario en que se transmite el programa le puede dar una pista.

4) No hable de enfermedades. La información sobre síntomas, estudios posibles, tratamientos o complicaciones a la población no le sirve de nada. Por el contrario, puede producir una gran ansiedad. Imagínese, por ejemplo, el daño que puede causar el decir en un programa cosas como "El dolor de cabeza es el primer síntoma de un tumor cerebral" o "La meningitis en un niño puede comenzar con un simple catarro de vías aéreas superiores" y (peor aún) "Puede provocar parálisis, o ceguera, o sordera permanente", tal como he oído personalmente en una oportunidad. Esta recomendación no incluye las medidas de prevención que trataremos más abajo.

5) El objetivo central de la educación comunitaria es ayudar a la población a defender su propia salud, aumentar su libertad para promoverla y prevenir sus problemas. Sobre estas bases, a mi modo de ver, los tres temas u objetivos posibles son los siguientes:

Promoción de la salud. Enseñar qué medidas una madre, un padre, el adolescente o la comunidad pueden poner en práctica para mejorar su salud o la del prójimo. Por ejemplo, "Contar cuentos estimula el amor al libro y, por ende, a la lectura, y mejora el lenguaje", "El juego en el niño estimula su desarrollo psicomotor y emocional", "La concurrencia al jardín promueve el desarrollo", etc.

Prevención de problemas de salud. Por ejemplo, "La ingesta de ácido fólico por parte de los adolescentes antes del embarazo previene los defectos del cierre del tubo neural en la descendencia"; informe a padres y adolescentes que "los matrimonios consanguíneos tienen riesgo de descendencia con enfermedades de herencia recesiva", "el lavado de manos después de ir al baño previene la contaminación fecal de alimentos y, por lo tanto, las enfermedades transmitidas por estos", "la no ingesta de alcohol en el embarazo previene el síndrome de alcohol fetal y, en el adolescente, los accidentes de tránsito".

Utilización de los servicios de salud. Podemos instruir a la población sobre la periodicidad de las consultas en el niño sano y con enfermedad crónica, los lugares donde recurrir en caso de emergencias, etc. Tenemos que enseñar cómo usar lo servicios disponibles de la mejor manera posible.

6) Elabore una lista de esos mensajes que quiere brindar a la comunidad, bajo estas guías:

• Tienen que ser preparados de acuerdo con lo que considera que la audiencia debe saber y no con lo que usted quiere enseñar. Hay que pensar cuál es la información que necesita el público para aumentar su capacidad de defensa de su propia salud y no decir todo lo que sabe sobre el tema.

• Es bueno que los mensajes sean claros, breves y emitidos en un lenguaje accesible, sin jerga médica, sin palabras técnicas.

7) Los mensajes tienen más efecto si son taxativos, aunque sean pasibles de excepciones científicas que los contradigan. Por ejemplo, es cierto que la ingesta de ciertas cantidades de vino tinto se asocia a una disminución del colesterol en sangre, pero, en un programa de educación comunitaria, si un periodista pregunta si el alcohol es bueno para la salud, sabiendo que el alcoholismo crónico es la adicción más generalizada en el país, cuyas consecuencias para la salud son deletéreas, el pediatra o el médico debe responder este último concepto: "El alcohol es malo para la salud". Cuando se habla a miles de personas, hay que decir las cosas en forma taxativa, como, por ejemplo: "Todos los niños deben ser alimentados a pecho los primeros seis meses". Ese es mi modo de ver.

8) Aprenda a manejar las preguntas del periodista. No todos los periodistas aceptan que usted les dé una guía de preguntas, y no todos los que la aceptan siguen dichas preguntas durante el programa. Pocos estudian el tema sobre el cual va a hablar; algunos van sin preparación y pueden hacerle preguntas que desvíen el curso del tema o, peor, pueden hacer preguntas que contengan mensajes perjudiciales. Por ejemplo: "Dígame, doctor, ¿por qué cuando se le da antibióticos a un niño con gripe puede aparecer diarrea?". El metamensaje de esta pregunta es que los niños con gripe toman antibióticos. El pediatra debe estar atento a no convalidarlo con una respuesta descuidada, sino que debe contradecirlo inmediatamente.

9) Trate de mantenerse dentro de los mensajes que quiere dar, si es necesario, independientemente de las preguntas que el periodista le haga. Por ejemplo, usted quiere emitir un mensaje sobre prevención de obesidad, pero el periodista le pregunta: "¿Por qué los chicos no quieren tomar la sopa?" (absolutamente intrascendente). Usted, entonces, puede contestar algo así: "Muy interesante su pregunta; a este respecto, le diré que es muy bueno que la madre introduzca verduras y frutas en la alimentación, así como que estimule el ejercicio en el niño".

10) Use un tono intimista. Si usted está hablando para cientos o miles de personas, la tecnología lo ayuda, expande y hace viajar su palabra. Hable como si estuviera participando de una conversación con un amigo, en un tono afable. Si está en televisión, sonría y, si está hablando por radio, también esa sonrisa se va a notar en su voz. Nunca alce la voz ni gesticule, pero trate de no ser monótono.

11) Escuchar a la comunidad es parte de la estrategia para hacer educación comunitaria, y debe siempre utilizarse en reuniones de madres, barriales, etc. Pero este tema no lo hemos tratado porque los medios (radio, televisión, etc.) no son organismos de comunicación masiva (como habitualmente se los llama), no permiten una comunicación bidireccional, porque no tienen micrófono, o sea, deberían llamarse medios de difusión masiva y no de comunicación.

Creo que estas recomendaciones pueden ayudar a los pediatras a cumplir la tarea tan relevante de la educación comunitaria.

Agradecimiento

A la Dra. Lucrecia Arpi su estímulo para escribir este artículo.

Horacio Lejarraga

Profesor honorario, Universidad de Buenos Aires

Lectura recomendada

Di Bartolo I. Oratoria contemporánea. Aprenda a hablar en público. Buenos Aires: El Ateneo; 2012.

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