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Cuadernos de historia de España

versión impresa ISSN 0325-1195versión On-line ISSN 1850-2717

Cuad. hist. Esp. v.82  Buenos Aires ene./dic. 2008

 

Oficios, labores y fiscalidad de los mudéjares peninsulares: notas distintivas en Castilla y Aragón (ss. XIII-XVI)

María Florencia Mendizábal

Universidad de Buenos Aires

RESUMEN
El objetivo del artículo es analizar, desde la perspectiva de la historia social, el devenir socioprofesional y fiscal de los mudéjares en los reinos peninsulares en la baja Edad Media y los inicios de la Modernidad. Para tal fin escogimos, en una primera instancia, aproximarnos a los trabajos y oficios de los moros en los espacios urbanos y rurales de las áreas castellano-aragonesa y valenciana. Un segundo apartado está dedicado al conocimiento de la fiscalidad de la que eran objeto los mudéjares en el contexto de la sociedad feudal, priorizando los cambios acaecidos tras la conquista de Granada para el ámbito castellano, y los variados impuestos en Aragón y Valencia.

PALABRAS CLAVE: Mudéjares; Alarifes; Herreros; Fiscalidad; Impuestos; Castilla Aragón; Valencia; Baja edad media española

ABSTRACT
The objective of the article is to analyze, from the point of view of social history, socio-professional and fiscal matters concerning mudéjares in the peninsular kingdoms during the late Middle Ages and beginnings of Modernity. For such aim we chose, in one first instance, to examine the Moors' works and occupations in urban and rural spaces of the Castilian-Aragonese and Valencian areas. A second section is devoted to study fiscal matters regarding mudéjares in the context of feudal society, focusing on changes occurred after the conquest of Granada for the Castilian sphere, and the varied taxes in Aragón and Valencia.

KEY WORDS: Mudéjares; Master builders; Blacksmiths; Fiscalities; Taxes; Castile Aragón; Valencia; Spanish late Middle Ages

1. Introducción

A lo largo de la Edad Media española los historiadores se han topado con la presencia continuada de los moros, es decir, musulmanes que quedaron sometidos al poder cristiano desde la toma de alguna de las ciudades cristianas, como Toledo y Zaragoza, a los que generalmente se les designa con el calificativo de mudéjares. Esta acepción ha sido empleada para designar a los musulmanes que vivieron sometidos al dominio de los cristianos en la baja Edad Media, y a la vez para describir el fenómeno de tipo cultural que se desarrollaría en la península ibérica entre los siglos XII y XVI, a menudo definido con el término derivado: mudejarismo. De este modo, advertimos que la palabra mudéjar contiene una doble acepción. La primera remite al moro que quedó sometido a los cristianos y la segunda da cuenta de un fenómeno cultural de influencia arabo-islámica desarrollado en diversas zonas de los reinos cristianos (perceptible sobre todo en la arquitectura), resultado del injerto de elementos arabo-musulmanes en una sociedad cristiano-feudal1. Frente a esta definición conceptual es menester aclarar que la entidad étnico-religiosa conformada por los mudéjares empezó a ser frecuente a partir de los siglos XI y XII; eventualmente, esta denominación comenzaría a utilizarse sólo a partir del siglo XV.
Uno de los objetivos del presente trabajo es dar cuenta de las relaciones laborales, profesionales y de fiscalidad de los moros hispánicos en la baja Edad Media y comienzos de la modernidad. Es por esto que antes de adentrarnos en lo específico de dichas relaciones es necesario establecer un recorrido bibliográfico acerca de la producción sobre este grupo social. De este modo, se expone a continuación una breve reseña de las principales líneas historiográficas agrupadas de forma cronológica, en las cuales se observan la copiosa y plural metodología de investigación, los múltiples abordajes temáticos y la interdisciplinariedad científica que presentan los estudios sobre los mudéjares. Esta aclaración es necesaria debido a la inmensa y a veces inabarcable bibliografía al respecto.
El abordaje teórico de la temática mudéjar se inicia durante el transcurso del siglo XIX con las obras de Francisco Fernández y González, Amador de los Ríos y F. Macho Ortega para el orbe aragonés. Hacia mediados del siglo XX se publica el libro de Isidoro de las Cagigas, en dos volúmenes2. De este modo, la actividad historiográfica mudéjar halla a mediados de la década del '70 un punto de quiebre e inflexión que se asocia a los cambios políticos que se vislumbran con la democratización ibérica. Es por esto que surge un nuevo interés por lo local, por la búsqueda y rescate del patrimonio cultural e histórico de cada región, por sus señas de identidad. Nuevas fuentes y archivos se abren al investigador, como los archivos locales o los de protocolos notariales3. Así el campo académico y científico no es ajeno a estos nuevos rumbos, y para el colectivo de los mudéjares comienzan lentamente a desarrollarse tópicos socio-económicos y demográficos que se apartan del tradicional abordaje mudéjar en el que primaba lo artístico y arquitectónico musulmán.
En lo que respecta al universo mudéjar castellano, Miguel Ángel Ladero Quesada4 ha sido uno de los pilares fundamentales del cambio historiográfico, ya que cuenta con una prolífica producción de libros y artículos, y esboza para el universo mudéjar aires de renovación. El aporte de Ladero Quesada está acompañado a partir del año 1975 por la celebración del primer Simposio Internacional de Mudejarismo con sede en la ciudad de Teruel. Se da inicio así a la extensa convocatoria de reuniones científicas que profundizan el conocimiento de este grupo social, como así también de los moriscos, y que generan nuevas vías de abordajes teórico y multidisciplinario, interacción académica local como internacional y divulgación de fuentes y estudios regionales5. Aesto debe sumarse la interesante propuesta de Mercedes García Arenal6, quien realiza un relevamiento documental sobre los mudéjares conquenses. Para el caso de los mudéjares del sur de la península, la década del '70 ha visto renovar sus estudios gracias a la producción de Antonio Collantes de Terán7. Asimismo, destaca la pionera contribución sobre los musulmanes nacidos tras la conquista de Granada de José Enrique López de Coca8, quien junto con Ladero Quesada actualizaría el conocimiento de estos mudéjares en la región citada.
En lo referido al reino de Murcia, los pioneros estudios corresponden a Juan de Torres Fontes9. La prolífica tarea del autor ha sido continuada en las dos últimas décadas por los aportes de Ángel Luis Molina Molina10 y María del Carmen Veas Arteseros11, entre otros. Promediando los años '80 e iniciando la última década del siglo XX, las nuevas interpretaciones y trabajos han sido aportados por Manuel González Giménez para los mudéjares andaluces12, Enrique Cantera Montenegro en el área riojana13, Serafín de Tapia Sánchez para el caso de los abulenses14, Mar Gómez Renau para Valladolid15, Ana Echavarría Arsuaga16 e Isabel Montes Romero Camacho17 en trabajos generales sobre los mudéjares castellanos y las importantes contribuciones de Ángel Galán Sánchez18 para el área granadina, por sólo citar algunos autores y trabajos.
En relación al orbe mudéjar aragonés los profesores José María Lacarra y María Luisa Ledesma Rubio19 han sido quienes luego de la década del '50 modernizaron y profundizaron el conocimiento sobre esta minoría. Lacarra explora el mundo socioeconómico de los mudéjares desde su distribución poblacional a su dedicación profesional, sin olvidar su organización política y régimen fiscal. Por su parte, Ledesma Rubio inicia una serie de trabajos y estudios que le posibilitan ser reconocida como la mejor conocedora del mudejarismo aragonés; además, ha sentado las bases sobre el estudio de este grupo social en ámbitos académicos aragoneses y ha participado activamente en los Simposios Internacionales celebrados en Teruel20. A partir de la década del '80 el interés por este grupo social aumenta y quien contribuye con nuevas propuestas es María Teresa Ferrer i Mallol21, quien se une al grupo de investigadores aragoneses al trabajar los fondos documentales de la Corona de Aragón. Junto a la autora destacan las contribuciones de Laliena Corbera y Sesma Muñoz. Por su parte, Esteban Sarasa Sánchez22 contribuye con estudios e investigaciones muy completas acerca de las organizaciones institucionales, fiscales y organizativas de las aljamas mudéjares. En relación con los años '90 la producción historiográfica se acrecienta no sólo con trabajos generales sobre todo el reino23, sino que también surgen estudios monográficos muy localizados y que son difundidos por el Centro de Estudios Mudéjares. Ejemplo de ello son los trabajos realizados por Germán Navarro Espinach y Concepción Villanueva Morte24, quienes toman la prosopografía como herramienta aliada, y sacan a la luz a las comunidades mudéjares de Albarracín, Teruel y las del Valle del Ebro. Junto con los citados, Abad Asensio y Muñoz Garrido actualizan las investigaciones sobre la comunidad mudéjar de Teruel25.
En relación con los mudéjares del reino de Valencia, los pioneros trabajos de la década del '40 y '50 del siglo XX26 se verían completados a partir de la renovación historiográfica experimentada a partir de la década del '70 con los estudios de R. I. Burns y Pierre Guichard27. Hacia los '80 la producción sobre el mudejarismo en esas latitudes continúa en expansión y prueba de ello son los significativos aportes de María del Carmen Barceló Torres28, Dolors Bramon29 y María Teresa Ferrer i Mallol30. Cada autora destaca por presentar diversos aspectos de la comunidad mudéjar valenciana en cuanto a su organización socioeconómica y religiosa, como así también diversas características lingüísticas. Hacia los años '90, quienes se han destacado en la historiografía del reino han sido Manuel Ruzafa García, José Hinojosa Montalvo, Carmen Díaz de Rábago y Enric Guinot Rodríguez. El primero ha proporcionado importantes noticias acerca de la fiscalidad de diversas morerías valencianas, en las relaciones familiares y mercantiles, y también ha profundizado en el estudio de las relaciones fronterizas con Granada31. Por su parte, Hinojosa Montalvo ha estudiado en profundidad la morería de Elche, junto con otras alicantinas, y en numerosos artículos ha analizado las relaciones entre los mudéjares y los cristianos. Es menester destacar el esfuerzo realizado por el citado autor al efectuar una espléndida obra de síntesis dedicada a los mudéjares en general, a lo que se adosa un reciente y extenso artículo referido al balance historiográfico mudéjar peninsular32. Por su parte, Díaz de Rábago33 ha presentado en diversos artículos y libros el devenir de los moros de Castellón de la Plana. En tanto que Guinot34 contribuye con datos sobre la población y fiscalidad de los mudéjares en la sociedad feudal cristiana. A la casi inagotable enumeración de estudios sobre los mudéjares valencianos es menester incorporar a Mark Meyerson35, Febrer Romaguera36 y Aparici Martí37, entre otros.
Además de la bibliografía citada, existen publicaciones periódicas que se dedican específicamente a los mudéjares. De este modo destacamos aportes desde las revistas Al- Qantara y Sharq al-Andalus, las cuales recogen en sus páginas los trabajos de los más diversos especialistas e investigadores sobre el mundo mudéjar y morisco, acercando al lector novedades bibliográficas y reseñas de textos. La relevancia de estas publicaciones, junto con algunas otras de carácter monográfico, radica en la permanente difusión y actualización de los conocimientos sobre el orbe musulmán peninsular. Asimismo, existe una variedad significativa de publicaciones académicas hispánicas, y en menor número americanas abocadas al estudio del mundo medieval, las cuales brindan múltiples artículos referidos al tópico de los mudéjares.
El variopinto pero breve estado de la cuestión, actualización bibliográfica y documental nos sitúa ante la enorme profusión y difusión académica y de investigación relacionada con los mudéjares. Desde estas latitudes resulta en consecuencia casi imposible llevar la cuenta de las novedades editoriales; es por ello que sólo se pretende esbozar las principales líneas interpretativas y exponer a los investigadores más destacados. No obstante las dificultades para abordar lo mudéjar en el ámbito institucional y académico argentino, éstas se suplen con la labor cotidiana que se realiza en el Instituto de Historia de España "Claudio Sánchez-Albornoz" en el cual trabaja como adscripta la autora de este artículo.
El estudio de los mudéjares que se despliega a continuación tiene como objetivo esbozar el mundo laboral de los moros castellanos y aragoneses. Una primera instancia la constituye el estudio de los trabajos urbanos y rurales que desarrollaron los moros y que nos posibilitan ahondar en las relaciones con los poderes locales, fueran estos laicos o eclesiásticos. Por otro lado, la especialización en determinados oficios, como la construcción y metalurgia, generaron hacia el interior de las aljamas mudéjares distintos grados de jerarquización interna. Estas notas distintivas transcienden las fronteras regionales ya que se hallan indistintamente en los casos que se presentan a continuación. En segunda instancia se presentará la variada y compleja red fiscal que recaía sobre las comunidades mudéjares de los reinos castellano y aragonés. De este modo, la organización espacial tras la conquista cristiana y las formas de repoblación serán claves a la hora de contabilizar y categorizar las cargas impositivas y los distintos gravámenes que pesaban sobre nuestro objeto de estudio. En consecuencia, los moros serán quienes contribuyan, en el marco de la sociedad feudal y junto a los cristianos y los judíos, con una elevada proporción de los ingresos reales y señoriales.

2. Especialización laboral y profesional en Castilla (ss. XIII-XV)

En relación con los trabajos que ejercieron los miembros de las comunidades mudéjares castellanas destacan los relacionados con lo textil, albañilería-construcción, arriería, herrería y diversos menesteres rurales y urbanos. En lo que respecta al trabajo artesanal, el sector de la construcción estuvo dominado por los mudéjares. Quienes realizaban este oficio recibían el nombre de alarifes y gozaban de un gran prestigio y un elevado nivel social. En la ciudad de Burgos estos maestros de la construcción se desempeñaban en forma particular y bajo las órdenes de los oficiales concejiles. La alta cualificación que poseían los posicionaba dentro de los oficios urbanos en un sector altamente requerido por el resto de los moradores citadinos. En Ávila, la albañilería-carpintería, junto a la fabricación de ladrillos, los posicionó como un grupo destacado dentro del mundo urbano. Aquí estas labores eran requeridas por el sector eclesiástico y concejil, y sus trabajos pueden detectarse más allá de los propios límites urbanos. Hinojosa Montalvo destaca que los alarifes abulenses aparecen para 1497 en las obras de la muralla de Medina del Campo38. En el Madrid bajomedieval tomaban a su cargo labores particulares como así también para el Concejo. Los que trabajaban en este oficio eran por lo general parientes y aprendían los secretos del arte de la construcción en el seno de sus propias familias, creando una red que transmitía dicho saber a las sucesivas generaciones manteniéndolo vivo a través del tiempo.
En tanto grupo minoritario inmerso en la sociedad cristiana mayoritaria, este tipo de actividades no estuvo ajeno a ciertos conflictos y tensiones en el ámbito urbano. De este modo, la designación de moro alarife del concejo madrileño presentó enconadas disputas con sus pares cristianos, y hacia fines del XV la política concejil introdujo constructores cristianos e intentó equiparar el número de maestros constructores de modo tal de quitarle preeminencia laboral a los mudéjares. Asimismo, se destaca que quienes desempeñaban esta tarea fueron un grupo reducido del total de los moros madrileños. El empleo del alarife generaría, en consecuencia, inconvenientes y dificultades dentro de la propia comunidad. Puede establecerse que los problemas radicaban en los beneficios económicos, fisca- les y de estatus social que hacían del cargo un espacio de poder, sitio propicio para las controversias. A estas ventajas hay que agregar el carácter vitalicio del cargo: aunque se dejase de ejercer el oficio la dignidad del mismo no se perdía39. Similar actividad laboral desempeñaban los mudéjares de Guadalajara, los cuales también eran requeridos a solicitud del concejo. De este modo participaron, hacia 1492, en las obras de reparo y traída del agua de la fuente de la villa, tareas en las que el maestro Alí tomó a su cargo la construcción, que fue costeada por la autoridad concejil. También se los detecta trabajando en la obra de diversas estancias del palacio de los duques del Infantado: Mahomad Sillero colocó el artesonado de la sala llamada de la linterna; maestre Hamad Ataxabí realizó la decoración de la habitación llamada cámara de Santiago; maestre Abrás Lancero y Mahomad Durango hicieron diversas puertas de hierro en forma de reja, y maestre Yuçuf de Palomares fabricó 800 azulejos para zócalos y puertas40. En Valladolid destacan Çercano, maestre Yuça y Mahoma Almodovar, moros alarifes que intervienen hacia finales del XV en la tarea de llevar agua de la huerta de las Marinas, propiedad del Convento de San Benito, hacia la villa. Esta obra fue costeada por el concejo41. Aesta enumeración de constructores se suman los de Segovia, quienes junto con los judíos participaron activamente en las obras de la catedral. Aquí destaca como primer Maestro o Veedor de Obras el mudéjar Roxo, alarife y carpintero, activo en la catedral de 1458 a 145942. Este personaje se desempeñaba junto con su hijo y otro pariente, hecho que permite destacar la importancia del grupo familiar o parental a la hora de monopolizar y transmitir el arte-oficio.
Otra actividad que aglutinaba a los mudéjares es la textil. El caso de Ávila nos ilustra sobre esta labor, ya que en los siglos bajomedievales la ciudad contaba con una de las comunidades mudéjares más densamente pobladas de la Corona de Castilla y la más significativa de Castilla la Vieja y León. De este modo, advertimos que el desarrollo textil y los moros abulenses se imbricaban en el siguiente proceso: por un lado, la producción de paños involucraba a los mudéjares no sólo en calidad de tejedores, sino de mercaderesfabricantes; y por el otro, dentro del trabajo a domicilio, llegando a emplear a tejedores cristianos. Estos paños se comercializaban en Burgos, Segovia y Medina del Campo43. La prosperidad del pequeño grupo mudéjar que controlaba esta actividad se contrapone con la imagen de los mercaderes, artesanos y arrieros, labor esta última que les posibilitó movilidad espacial y geográfica, así como también ser los abastecedores de la ciudad44. En relación con el desarrollo textil del siglo XV, los abulenses comparten con los mudéjares de Toledo o Segovia la especialización en la pañería.
Además de las labores hasta aquí expuestas, la herrería aglutinaba a los mudéjares. Se hallaban moros dedicados a este menester en Aranda de Duero45, Cuenca, Madrid, Sevilla y Murcia, por citar sólo algunas ciudades. En Aranda su presencia era altamente estimada y su especialización y cualificación respondía a los patrones de organización laboral familiar. Mahomat de Molina junto a su parentela y Abdalá el Romo junto a los suyos fueron herreros moros. Localizados en la pequeña aljama de Cuenca monopolizaron los trabajos de la metalurgia y entablaron actividades comerciales con el Cabildo y con cristianos46. Para el caso de Segovia también detectamos a estos personajes, pero aquí tenían una particularidad: quienes se dedicaban a este menester estaban agrupados en una cofradía de herreros y albéitares junto con cristianos47. En Madrid también había herreros que trabajaban para el concejo y particulares, y en Murcia48 y Sevilla49 los moros se reservaban para sí el desempeño de esta labor. Otras actividades realizadas por los mudéjares en sus comunidades eran las de carpinteros50, olleros, caldereros, cuchilleros, tenderos, cordoneros, cerrajeros, torneros y agricultores.
Estos son algunos ejemplos que, lejos de agotarse, nos ayudan a contemplar la importancia de la actividad de la herrería y la construcción en las aljamas mudéjares y su relación con el entorno cristiano. Establecemos así dos puntos de contacto entre estas labores que unen los ámbitos concejil y eclesiástico al mundo de los alarifes moros, y, por otra parte, vinculan los quehaceres urbanos con el orbe rural a partir de la herrería. En el primer caso, los requerimientos solicitados por los espacios urbanos de poder a cargo de la mayoría cristiana conferían al pequeño grupo especializado ventajas y oportunidades que el resto de sus pares no obtenía. Asimismo, los contactos con el colectivo cristiano eran frecuentes, diarios y cercanos, pero de ningún modo exentos de tensión. En segunda ins- tancia, la herrería vinculaba a los grupos que compartían el espacio urbano y rural. Es por esto que cualquier inconveniente que se suscitara entre los moros y los cristianos en relación con el sitio para las fraguas, provocaría fuertes réplicas por parte de las autoridades cristianas. Este hecho quedó expuesto con las leyes del apartamiento físico, es decir, con la construcción de las morerías.
Con el advenimiento de los Reyes Católicos la cuestión de las minorías ibéricas vuelve a plantearse como un tema capital en la política regia, en consonancia con la liquidación final del reino de Granada. De este modo la problemática de los moros y judíos se retomó en las Cortes de Madrigal de 1476 y alcanzó su punto culminante con las Cortes de Toledo de 1480. Allí se estipula que en un plazo máximo de dos años todos los judíos y moros castellanos deberían recluirse en barrios especiales: morerías y juderías. En consecuencia, el apartamiento físico de ambos grupos sociales generó variadas respuestas por parte de los mudéjares e inconvenientes en las respectivas ciudades donde se asentaban. A modo de ejemplo exponemos a continuación tres casos en los cuales las medidas del apartamiento provocaron tensiones dentro del ámbito urbano e involucraron a los moros especialistas de la metalurgia. En Aranda de Duero el apartamiento se hizo a instancias del Consejo Real, el cual fijó la morería fuera del recinto urbano amurallado, en una calle del arrabal del Duero51. Con esta disposición comenzaron los problemas, ya que algunos vecinos mudéjares se dirigieron a la justicia real quejándose de que algunos moros con oficio de herreros y caldereros eran propietarios de fraguas y asientos fuera del recinto de la morería, donde incluso a veces vivían y dormían. Advertían que este hecho redundaba en gran perjuicio de los otros moros que ejercían los mismos oficios y residían dentro de la morería, ya que los vecinos de la villa y los que llegaban desde fuera de ella en busca de oficiales herreros y caldereros se dirigían siempre a los que residían fuera de la morería. La solicitud era la siguiente: que se obligara a los de fuera a dejar las fraguas y asientos y demás cosas necesarias para tal oficio fuera de la morería, o se permitiera a los de dentro poseerlas también fuera52. El resultado del pleito se reflejó en el cumplimiento de las leyes de 1480, que autorizaron a los herreros y caldereros de fuera continuar con su trabajo, con la excepción de que no pernoctaran ni vivieran allí.
La segunda instancia de estudio es el caso de los moros madrileños, los cuales, hacia 1482, peticionaron a las autoridades cristianas aduciendo que antes tenían sus fraguas en la villa y sus arrabales, y que por lo dispuesto se niegan a trabajar por falta de sitio para ello. A esto se sumaron los reclamos de los labradores de la villa, imposibilitados de reparar sus herramientas para el trabajo diario. La respuesta parte del alcalde Diego Díaz, quien ordenó a los maestros Hamed de Cubas y Hamas de Griñón y al resto de los mudéjares que, a lo largo del día siguiente al del mandato, instalasen las fraguas en sus casas, situadas en los barrios apartados, "[...] so pena de diez mil maravedíes par la puente toledana e de pagar los daños que a las partes que con ellos solian adobar sus rrejas e açadas e otras cosas viniera [...]"53. Sobresalen entre quienes presentaron la petición los moros notables o bien los que monopolizaban algún oficio importante en la ciudad. En el presente caso, el reclamo provenía de los moros herreros, grupo que, como se ha mencionado, era característico en la mayoría de las urbes castellanas. Por otra parte, estos artesanos de la metalurgia son los encargados de entablar contactos con las autoridades cristianas; esto indica una jerarquización hacia el interior de las propias aljamas, ya que sólo se percibe la palabra o reclamo de un puñado de éstos y escasa o nula voz de los otros mudéjares que también habitaban en las ciudades castellanas.
Una situación diferente hallamos en Cuenca, donde el reclamo no parte de los mudéjares sino de las autoridades ciudadanas. Aquí el cumplimiento de lo dispuesto en 1480 provocó que el concejo intercediera por los moros pidiendo que se exceptuara de dicha ley a la aljama de la ciudad. Indicaban que los moros eran muy necesarios donde vivían y trabajaban, y estaban diseminados entre el resto de la población. Junto con estas actividades los mudéjares castellanos también se dedicaban al trabajo en el ámbito rural. Numéricamente eran menos que sus pares aragoneses o valencianos. Sin embargo, la distribución poblacional tras la conquista cristiana generó una desigual ocupación del suelo y con el transcurso de los siglos, el acceso a la propiedad de la tierra fue cercenándose para los mudéjares. Por otra parte, las variadas restricciones que provenían del poder civil y eclesiástico y el aumento de los precios, hizo casi imposible en muchas zonas castellanas que los mudéjares se convirtieran en propietarios. Asimismo, la imagen de la comarca abulense es bastante similar a la que se observa en Toledo, Valladolid y Segovia, por sólo mencionar algunos casos54. El proceso de reconquista del territorio castellano y el constante avance-retroceso de las fronteras y los persistentes movimientos de población, fueron factores determinantes en el momento de las capitulaciones de las ciudades y de los repartos de las mismas y sus términos. En consecuencia, las huertas y los campos de labor pasaron a estar concentrados en manos de cristianos, en tanto que los mudéjares eran la mano de obra en calidad de aparceros o asalariados. A esto podemos contraponer lo acontecido en el territorio murciano tras la conquista de Granada55.

3. Labores y oficios en Aragón y Valencia (siglos XIII- XVI)

En los dominios de la Corona de Aragón la población musulmana era más numerosa56 que en Castilla, razón por la cual las modalidades de conquista y la posterior incorporación de los moros a la vida cristiana presentaría características diferentes a las expuestas en líneas precedentes. La aparición de mudéjares en estos territorios comienza con la toma de Zaragoza57 y la posterior incorporación de ciudades como Tarazona, Tudela, Huesca, Calatayud y Daroca, las cuales incluían sus términos rurales y, en consecuencia, también a los moros que habitaban los recintos urbanos y agrarios. De este modo, la población de las zonas rurales, en su mayoría musulmana, sólo tenía el usufructo de la tierra y eran aparceros, denominados exáricos58, ya que los antiguos propietarios habían emigrado a causa de la guerra. Con el inicio de la repoblación y los repartimientos, los nuevos propietarios cristianos pagaban diezmo eclesiástico por la parte de la cosecha que les correspondía, pero no así por la del exárico musulmán ya asentado en la tierra; sólo en caso de nuevos contratos se pagaría diezmo de la totalidad.
Por otra parte, el surgimiento del fenómeno mudéjar en Valencia comienza en el siglo XIII, cuando las conquistas de Jaime I dieron por resultado la incorporación de territorios que conformarían el reino de Valencia. De este modo los mudéjares valencianos presentaron una localización geográfica claramente rural, ya que muchos de ellos habían sido obligados a desalojar los principales núcleos urbanos59. Según estimaciones del profesor Ladero Quesada, el número de mudéjares que permanecieron se cifra en unos 100.000, siendo el doble la población anterior a la conquista. El principal éxodo hacia el norte de África habría tenido lugar luego de la revuelta de 124860. Asimismo, los sitios que aglutinaban la densa población mudéjar se localizaron en zonas montañosas y estaban diseminados dentro de los dominios reales o señoriales, fueran estos laicos o eclesiásticos, las alquerías o las morerías urbanas. Esta reorganización espacial afectó a la propiedad mudéjar agraria. A modo de ejemplo vemos que en Cocentaina, luego de la expulsión de 1248, sólo se dejaron cuarenta hectáreas en pequeños lotes para los mudéjares que fueran a constituir la morería de la villa. De este modo, los mudéjares quedaron divididos entre los que dependían de una jurisdicción real o señorial y los sometidos a un vinculo de dependencia61. El breve recorrido por las situaciones de conquista, repoblación y repartos de tierras es necesario para comprender correctamente las variadas actividades socioprofesionales a las que adscribían los moros. Así, las características geográficas de estos territorios y el número de mudéjares insertos en ellas darán por resultado una variada gama de oficios y labores -urbanas y rurales- que complementan lo expuesto para el caso castellano. En lo que respecta a las actividades de estos mudéjares, destacan los quehaceres de los sectores agrarios, pequeños minoristas, corredores y cambistas, correos, como así también los clásicos oficios de moros: constructores, herreros y carpinteros. Al igual que lo mencionado para Castilla, el componente familiar y la organización parental de los oficios y labores se registra también para el caso aragonés. Los Xama62, familia zaragozana, son un ejemplo de lo expuesto. Este grupo se dedicaba a la actividad textil, específicamente la seda. El trabajo realizado por los Xama combinaba la labor en el taller y el trabajo a domicilio, para el cual contrataban a cristianos. El desarrollo urbano y mercantil de la baja Edad Media posibilitó que esta familia se posicionara como la más importante de la ciudad de Zaragoza; a través de su riqueza pudieron diversificar sus actividades y ascender socialmente. De este modo, las notas que se apuntan para los Xama contrastan con la imagen clásica de los mudéjares rurales empobrecidos, lo cual indica la diferenciación interna hacia el propio núcleo de las comunidades musulmanas.
Una de las actividades comerciales que predominaba en el área de Aragón y sur de Cataluña estaba constituida por el transporte terrestre llevado a cabo por arrieros y por el fluvial que recorre el río Ebro. Estos itinerarios comerciales y mercantiles estaban en manos de mudéjares y en Teruel predominaban los mulateros, quienes transportaban sacas de trigo y fardos de lana hacia tierras castellonenses y puertos valencianos63. Asimismo, Albarracín y Gea conforman otros sitios de señorío y articulaban el eje comercial Daroca-Teruel-Valencia; prueba de ello son las labores agrarias relacionadas con el ganado ovino. De este modo, la calidad de los vellones atraía a comerciantes cristianos para comprarlos y transportarlos hacia los telares del levante. Dentro de estos territorios, el área geográfica de Castelló participó de forma muy activa en la relación, económica y humana, con las vecinas tierras de Teruel64. Puede verse aquí la convergencia de las comunidades de las tres religiones, ya que los judíos actuaban como factores y acaparaban el comercio lanero65. Asimismo, el eje de los desplazamientos del ganado y la movilidad de los mudéjares hacia el sur del territorio en épocas invernales halla su contraparte, ya que los pastos de las tierras turolenses se convirtieron hacia el 1300 en alimento exclusivo durante los meses de verano para un elevado número de ovejas y cabras llegadas de las comarcas vecinas del reino valenciano66. La participación de los moros en estos quehaceres se completaba en el sur de Aragón con la producción de miel, la fabricación de cerámicas y ladrillos, la carpintería y la metalurgia67. Otros sitios donde predominaron las labores agrarias y ganaderas mudéjares han sido Escatrón, Alborge y Codo, pequeñas aljamas situadas en las márgenes del río Ebro y que estaban bajo el dominio señorial del monasterio cisterciense de Rueda68. Un complemento fundamental de las típicas actividades agrarias de los mudéjares del sur de Aragón, la ganadería y la agricultura, ha sido la construcción de acequias y sistemas de regadío, como se constata en la aljama zaragozana de Letux69.
En lo que respecta a la construcción, ilustramos esta comunicación con los mudéjares alarifes de Teruel, quienes se desempañaron en diversas obras civiles y eclesiásticas. Ejemplo de ello es la participación en la Parroquia de Santa María, el convento de los Franciscanos y la iglesia de San Marcos; a esto debemos sumar su intervención en los aljibes de la Plaza Mayor o del Mercado, en las casas del concejo, en la muralla, en el Estudio de Artes de la ciudad y en la construcción de unas tapias entre dicho estudio y la mezquita70. Además de estos trabajos, José Manuel Abad Asensio los detecta en variadas labores de reparación o construcción en la Comunidad de Aldeas de Teruel71. De este modo, el patrón de contratación concejil y eclesiástico también se repite en las comarcas de Aragón hacia los siglos XIV y XV. Un rasgo novedoso a destacar es la participación de mujeres en estas actividades, como en los casos de Faxona, Famet y Brahen72. La información acerca del trabajo femenino en labores de construcción se completa con lo proporcionado por Concepción Villanueva Morte, quien aporta que en las cuentas de la Aljafería de Zaragoza de 1301 se detecta un número elevado de mujeres trabajando en las obras: entre una y siete diarias73. Por otra parte, sobresale en Teruel la presencia de maestros constructores venidos desde Valencia, hecho que resalta la constante movilidad del colectivo mudéjar.
En lo que respecta a las actividades laborales en Valencia destacan, como se ha resaltado en líneas precedentes, la agricultura en las alquerías. En estos sitios priman la alfarería, la cerámica, la artesanía del metal, los textiles, por sólo mencionar algunos de ellos. Por otra parte, los quehaceres agrarios los hallamos en las alquerías de Ares, Beniloba74 y en Artana, todas de señorío. En Artana, la tarea rural y la proximidad con las poblaciones de la Plana posibilitaron a los moros la compra-venta de productos variados, integrándolos en la red de conexiones comerciales de la zona que unía el ámbito urbano de Castelló, Onda o Segorbe con el de las zonas montañosas de la Serra d`Espadà75. En estas latitudes, una actividad que sobresale es la cabañero-ganadera que realizan los mudéjares. Es por esto que en el ducado de Segorbe cobró importancia la trashumancia por los pastos que poseía y porque era ruta de paso para atravesar el reino76. Asimismo, la especialización ganadera logró conjugar el ámbito urbano y rural, en este caso repartido al interior de las numerosas alquerías. El desarrollo y especialización ganaderos tuvieron una fuerte presencia en las comunidades islámicas antes y después de la conquista cristiana; ejemplo de ello es el caso de Castelló. Esta actividad estuvo asociada al consumo y venta en las carnicerías o taules de carn, ya que cada grupo confesional poseía estos sitios para abastecer a sus comunidades de acuerdo a sus preceptos religiosos y atendiendo a las prohibiciones alimenticias en tanto que cristianos no comprasen carnes de moros77. Además de las actividades agrarias, los moros de Valencia desarrollaban oficios de la construcción similares a los castellanos y aragoneses. En Elche, los mudéjares del arrabal contribuían con su trabajo en la reparación de las murallas o diversas obras de carácter comunitario78. Asimismo, se especializaban en la pañería y en los tintes para la coloración; esto está presente en la villa cristiana de Cocentaina, donde se constituyó la morería más importante del mediodía valenciano tras la de Xátiva79. En esta comarca los mudéjares se dedicaban a la elaboración de seda de excelente calidad. Aquí se desarrollaron las plantaciones de moreras, cultivadas en secano o en regadío, por lo general asociadas a otros cultivos arbóreos. El cultivo alimentaba la industria de la sedería local, con un alto grado de especialización, ya que incluso se detectan terciopeleros, lo que da testimonio del auge económico de la comarca, tanto agrario como industrial, en los finales del período medieval y comienzos del moderno80. En las comarcas rurales o alquerías, el desempeño laboral de los moros era estrictamente agrario, a lo que deben sumarse los variados menesteres respecto de un bien utilísimo para los cultivos: el agua. En las comunidades mudéjares como las de la Vall de Veo o las de Almonacid, Eslida y Uixó, el riego era controlado por la aljama con plena autonomía, sin intervención del señor, salvo para mediar en los pleitos que pudieran surgir81. Idéntica labor puede constatarse para la morería de Altura, en el Alto Palancia, donde los trabajos de amojonamiento y distribución de aguas involucraron a los moros de la zona y los de Segorbe82. Por su parte, en Elche el alamín era la persona encargada de repartir el agua, ya que su uso, disfrute y beneficio no estuvo exento de pleitos83. Por otra parte, el esplendor comercial y mercantil valenciano del siglo XV imbrica en estas relaciones a los moros con los cristianos. Así vemos la venta hecha por las aljamas de mudéjares de Novelda, Xinosa y Monovar, que eran del señorío de Pero Maça de Liçana, a Moreto de Domino, mercader florentino en Valencia, de toda la vid, el anís, el comino, el azafrán y la pasa que se recogiera en esos lugares en los años 1426 y 142784. Al igual que lo mencionado para el caso aragonés en relación con las redes comerciales dominadas por selectas familias mudéjares, en Valencia sobresalen, a partir del siglo XIV, los clanes de los Bellvís, Xupió y Ripoll, emparentados entre sí por lazos matrimoniales y mercantiles, que obtuvieron el control de las aljamas, los principales cargos jurídicos y religiosos y fueron a la vez los representantes de su comunidad frente a los cristianos85.

4. Aproximación a la fiscalidad de los mudéjares hispánicos

Los moros de los reinos hispánicos del periodo que aquí se estudia fueron sujetos sobre los cuales se gravaron una variada gama de impuestos, tanto reales y concejiles como de señoríos laicos y eclesiásticos. Así pues, las minorías religiosas contribuían a la hacienda y soportaban el peso fiscal en sus comunidades. Para el caso castellano los mudéjares debían pagar el denominado "servicio y medio servicio" y "cabeza de pecho"86. El primero de ellos se cobraba anualmente y en los últimos años del siglo XV se había establecido en unos 150.00 mrs87. El impuesto pasaría a incrementarse a lo largo del siglo XV, provocando un ahogo económico en las comunidades mudéjares y judías del reino. A esto debe sumarse que los moros castellanos debían contribuir con la guerra de Granada que los monarcas estaban llevando a cabo; por lo tanto, cada mudéjar que tuviera hacienda propia pagaba un castellano de oro (485 maravedíes). Ladero Quesada sostiene que al terminar la conquista en 1492 el servicio no cesó; a esto debe agregarse que los judíos fueron expulsados y en consecuencia dejaron de pagarlo, pero los padrones de pechos mudéjares continuaron hasta 150288. Quienes los abonaban eran los cabezas de familia varones, mayores de veinte años. Como los gastos de la campaña granadina eran cuantiosos, el rey Fernando se dirigió por carta de fecha de 8 de octubre de 1491 a los concejos y también a las aljamas moras para que abonasen el equivalente a lo que se les repartió de sueldo durante ochenta días a 10.000 peones. El caso de Ávila nos ejemplifica la situación descrita, ya que una vez terminada la guerra, los monarcas volvieron a pedir, concretamente el 8 de febrero de 1497, a las aljamas abulenses y a los lugares de ese obispado, que se hiciese un padrón de los mudéjares ante el alcalde de la aljama y el alfaquí para que cada moro tributase con dos castellanos de oro89. Los años finales del siglo XV generaron una creciente escalada impositiva sobre los moros castellanos y, como respuesta a las excesivas sumas demandadas, la aljama de Arévalo y sus mudéjares se negaron a pagar lo que les tocó en los repartimientos y derramas de los servicios, pechos y tributos correspondientes90. Panorama similar hallamos en tierras de Burgos o Segovia, donde los moros sufrieron una presión impositiva mayor que los cristianos91.
Distinta situación es la que atravesaron los moros de los territorios de señoríos de órdenes secular y eclesiástico del reino de Murcia. La comunidad del valle del Ricote estaba incluida dentro de un señorío de orden militar dedicado íntegramente a las labores agrarias en manos mudéjares y, por consiguiente, estaba gravada con impuestos diferenciales de corte personal, patrimonial y laboral. Como indica Ángel Molina Molina, a los excesivos impuestos hay que sumar los tributos que exigía la monarquía (alcabalas, hermandad, servicio y medio servicio, pechas, etc.)92. Con respecto a los señoríos eclesiásticos, los mudéjares también estaban sujetos a los gravámenes descritos líneas arriba, pero hacia fines del siglo XV serían incluidos en los repartos de la hacienda real junto a los habitantes de la Arrixaca de la capital: cabezaje, alfatra, diferentes diezmos, tributos en especie tanto por explotación ganadera como agrícola, etcétera93, mientras que en el señorío secular de Abanillas las contribuciones de los mudéjares se limitaban al cobro de un censo por las casas que poseyeran y la reserva señorial del horno94. Otra contribución era el almojarifazgo, que gravaba todo el comercio marítimo agrupando, además, diversas disposiciones, como el diezmo de ciertos productos: el esparto, la cal, el vidrio, la teja y el ladrillo95.
En tierras de Andalucía, la situación tributaria de los mudéjares se modifica lentamente tras la revuelta del siglo XIII; pese a esto se perciben diferencias entre los moros de señoríos y los realengos. Los datos que coadyuvan a verificar la presión tributaria se esbozan a continuación, ya que las contribuciones en líneas generales eran las siguientes: almojarifazgo, rentas por las tiendas, venta de aceite, baños y hornos. Si estaban asentados en señoríos se sumaban las sofras y, con el advenimiento de los reyes católicos, las pechas o cabezas de pechas96. Para concluir este breve bosquejo fiscal y su incidencia en el orbe mudéjar castellano, es necesario esbozar el cuadro de situación de los moros granadinos. La incorporación y conquista del reino musulmán de Granada incrementó el número de mudéjares granadinos y su situación, junto a la de los repobladores cristianos, quedó fijada en las capitulaciones97. La presión impositiva también era gravosa para estos nuevos mudéjares, ya que la mayoría de ellos se hallaba en las alquerías. Por otra parte, debieron hacer frente a las contribuciones llamadas fardas, que consistían en la manutención de una red de vigilancia costera de alto costo para prevenir las incursiones marítimas norteafricanas98. Otros impuestos gravaban la trashumancia ganadera o la posesión del ganado, los impuestos territoriales y personales (almaguana, alacer y alfitra), así como las transmisiones de los bienes por herencia99. Asimismo, las contribuciones no cesaron y, a fines de 1495, la Corona pidió servicio económico a sus vasallos mudéjares del reino de Granada, hecho que suscitó un airado rechazo ya que suponía una violación de lo capitulado con los reyes al rendirse la ciudad unos años antes100. A estas cargas impositivas se agregó otra en 1499101. Además de los impuestos, contribuciones extraordinarias y variados tributos, la presión económica se hizo sentir en la suba de los precios de los alquileres de viviendas o tiendas mudéjares, así como también judías. Esta peculiar situación se observa luego de los apartamientos en barrios especiales -morerías y juderías- ya que los cristianos propietarios de algunos sitios exigieron tarifas abusivas por las viviendas o por su alquiler, porque frecuentemente el barrio asignado resultaba insuficiente para acoger a los recién llegados. Esta información la constata Serafín de Tapia Sánchez para las morerías de Plasencia y Medina del Campo y las juderías de Salamanca y Ávila102. Un tópico que recorre el devenir de los moros en tierras hispánicas ha sido la movilidad espacial y, por consiguiente, la emigración. Si bien los movimientos internos estaban penados se necesitaban permisos para los traslados al sur peninsular, la amenaza de emigración y la ausencia de mano de obra y rentas en las tierras de señoríos o realenga fue la respuesta ante el agravamiento de los impuestos. Este tipo de mecanismos se detecta en Toledo, Cuenca y Murcia103, por sólo mencionar algunos sitios.
En relación con los moros de los otros reinos hispánicos -Aragón y Valencia-, la tributación se diferencia más que en Castilla ya que en estas latitudes la población era más numerosa y las jurisdicciones señoriales, en sus vertientes laicas o eclesiásticas, así como las posesiones de realengo, suponen diferenciación a la hora de la imposición de las cargas tributarias. Antes del siglo XV, en las comarcas de Aragón los moros de realengo debían cumplir con numerosos impuestos al monarca, muchos de ellos similares a los que abonaban los cristianos; ejemplo de ello son el peaje, herbático, décima, cena, zafra, montálico, rodaje, pedaje, monedaje, etcétera104. La red impositiva se complementa con la peyta ordinaria, que sólo recaía en las aljamas más poderosas y que habían logrado conseguir plena autonomía tributaria. De este modo, la peyta105 se convierte en una pesada carga para los moros, quienes emplearon distintos mecanismos para eludir su pago106. Otros impuestos eran la cena107, que en Castilla se correspondía con el yantar o conducho; la lezda o sisa108 y el fogaje, que consistía en una cantidad pequeña (dos sueldos), pagada por cada hogar o casa. Junto a estos se encontraban el coronatge, el maridatge y el impuesto del morabetí o monedaje. Los dos primeros eran contribuciones exigidas con motivo de la coronación de un nuevo soberano o en las bodas de miembros de la familia real, mientras que el último se exigía en Aragón cada siete años o cada seis en Valencia, para que el rey mantuviese la ley de la moneda109. Esta resumida aproximación a la fiscalidad de los moros de realengo nos permite conocer cuán precaria era su situación socioeconómica y a la vez nos introduce en un complejo universo de asignaciones económicas y pedidos regios. De este modo, la movilidad espacial y la salida al agobio fiscal se hallan en los territorios de señorío. En consecuencia, se produjo el abandono de algunas tierras realengas. En tierras de señorío prevalecieron los impuestos directos regulados según las cartas pueblas. Es por esto que la tributación se ajustó a la tierra y sus actividades: ganadería, agricultura y sus derivados. Por lo tanto, al igual que la contribución regia, se mantiene la peyta ordinaria pero se paga al señor110, a lo que se agrega sobre las cosechas, las sisas, la acadaqua que recaía sobre los ganados menudos y los herbajes. Junto con los citados se detectan los impuestos de forno, molino, peaje, çofra, morabetín y finalmente las prestaciones personales. La magnitud y copiosidad de los gravámenes fiscales no deben ser motivo de asombro, ya que los mismos se insertan dentro del marco de la sociedad feudal.
Una zona de gran actividad mercantil y comercial fue el sur de Aragón, que era fronterizo con el reino de Valencia. Los productos que con más frecuencia se comerciaban desde Valencia hasta las tierras del sur de Aragón eran los relativos a la industria de la lana: tornos para hilar, cardas y peines111. Además, debemos destacar los pastos valencianos, que servían para el ganado turolense. Y es precisamente Teruel112 quien se erige como un centro de paso y fiscalidad, ya que aquí radicaba uno de los centros recaudadores de las tasas de dicho comercio, en el cual también participaban los mudéjares. De este modo, la movilidad espacial de variados productos queda contenida en el impuesto de las "generalidades"113, llamado también de aduanas, o sobre la importación y exportación de las mercancías que salieran o entraran al reino. Éstas se instalan de forma dispersa por la geografía aragonesa, especialmente en las zonas fronterizas y en los nudos de comunicación interior. Junto con estos se hallan los peajes, que son impuestos de paso, lo cual se relaciona con lo mencionado en el apartado de los oficios y labores desarrollados por los mudéjares del sur aragonés; estos, además de contribuir a las arcas reales y señoriales con sus impuestos, debían pagar los correspondientes por las transacciones comerciales y la movilidad. Como hemos destacado a lo largo de estas páginas, los variados impuestos y gravámenes provocaron que los moros de estas tierras estuvieran sometidos a una gran presión económica por parte de las diferentes instancias de poder y, en consecuencia, atravesaran una precaria situación socioeconómica. Junto a lo enunciado debemos agregar que algunas aljamas contrajeron cuantiosas deudas y su situación empeoró a causa de no poder solventar los pagos. Esta situación la encontramos en la aljama de Zaragoza hacia fines del siglo XIV, que verá agravada su situación con el correr de los años. María Teresa Ferrer i Mallol apunta que las subvenciones concedidas a los monarcas para afrontar guerras y otras necesidades de la Corona habían provocado un fuerte endeudamiento en los municipios y en las minorías religiosas de moros y judíos114. Para regular las deudas y préstamos, la corona y la aljama acordaron complejos mecanismos para estipular los pagos y cumplimentar las obligaciones contraídas. Frente a las necesidades monetarias, los moros de Zaragoza estipularon la venta de censales en varias ocasiones a lo largo del siglo XIV (1383 y 1386), así como también la creación de impuestos para paliar las necesidades económicas, previa autorización regia115. Las negociaciones regias para la protección de los moros continuaron, pero esto no evitó la ruina económica de la aljama ni la emigración paulatina de sus pobladores. El esbozo aquí presentado no es exclusivo de la aljama mora zaragozana, ya que idéntica situación se halla en tierras del sur aragonés en el tránsito del siglo XV al XVI116.
Con relación al reino de Valencia y su abundante población mudéjar, la cuestión fiscal también ha representado una carga para los moros de realengo y señoríos. El profesor José Hinojosa Montalvo sostiene que en las aljamas que perduraron tras la conquista la fiscalidad presentaba una clara continuidad con la época musulmana, mientras que en aquéllas que fueron repobladas por señores con mudéjares procedentes de otros lugares, la coerción jurídica y personal del mudéjar se vio incrementada. Frente a esto, en las morerías urbanas desaparecen las exacciones agrarias, como fue el caso de la capital117. En los territorios de señoríos laicos o eclesiásticos los moros representaban un elevadísimo conglomerado que componía la mano de obra agraria, razón por la cual los gravámenes a la producción eran numerosos. Entre ellos destacan los que se percibían por la cebada, el centeno y el trigo, a los que se agregaban los del agua, vendimia, aceites y olivas, entre otros118. Junto con los citados se hallan las prestaciones personales y las sofras. Al igual que lo expuesto para el caso aragonés, la ganadería también estaba sujeta a variados impuestos, como ser el uso y disfrute de los pastos o herbaje. Al entramado fiscal se adicionaban los percibidos por el ganado menor, las aves de corral y las colmenas. Ala extensa lista de gravámenes sobre la tierra y las actividades pecuarias es menester adosar los que se desprenden de actividades comerciales y mercantiles en las cuales se desempeñaban los mudéjares. Un ejemplo son las carnicerías, que eran monopolio señorial sobre el que pesaban dos impuestos: el derecho de carnicería que recaía sobre las tiendas (dret e carnisseria), el carnaje, que era el derecho de matanza (carnatge) y el cabezaje (cabeçatge), o carga por cabeza de animal119. Algunos sitios donde había carnicerías diferenciales por confesión religiosa eran Segorbe, Onda, Castelló, Almedíxer, Argelita, Navajas y las alquerías del Vall d`Almonacid120. Otro sitio con carnicería era Orihuela, que abastecía con pescado fresco a la morería, y se gravaba con ocho dineros por arroba121. De este modo, en las arcas señoriales se garantizaba la recepción de impuestos, ya que el distinto régimen alimenticio entre cristianos y musulmanes era uno de los principales elementos de diferenciación y a la vez aseguraba que sólo se abastecieran exclusivamente en los establecimientos de cada comunidad. Por otra parte, junto con los peajes y la lezda (lleu- da) ya descritos, se destacan los relacionados con la sal y el pescado122, el quirat, impuesto que pagaban los musulmanes para la entrada y salida de mercancías semejante al almojarifazgo de los cristianos, el derecho de cabezas, el besante, almagram y la alfatra123. Con lo expuesto hasta aquí es de notar la importancia en el reino de Valencia y sus comarcas de la presión señorial, laica o eclesiástica en relación con los variados impuestos sobre los mudéjares, sin olvidar que otro complejo sistema fiscal recaía sobre los judíos. El paulatino endeudamiento de algunas aljamas en los siglos bajomedievales se agravó a raíz de dos sucesos específicos: la crisis del siglo XIV y la guerra de los dos Pedros, que tuvo en este territorio un protagonismo particular. De este modo, los sucesos citados trajeron severas consecuencias para los moros, ya que la destrucción dejada por los combates bélicos generó el éxodo de muchos pobladores. En 1359 los mudéjares de Seta fueron obligados a obrar las almazaras del valle que habían sido incendiadas por los castellanos. Ese año se perdió también la cosecha de trigo de Crevillente y la aljama tuvo que pedir permiso a la reina para importarlo de otros lugares. En cuanto a los moros, tesoro del rey, luego de estos episodios en las comarcas afectadas, el monarca condonó la deuda de las arruinadas aljamas de Elda durante un período prolongado124. De este modo, las comunidades moras valencianas, al igual que las aragonesas y las castellanas, debieron sufrir con el correr de los siglos un empobrecimiento gradual. De modo similar al ejemplo de la aljama de Zaragoza y su abultada deuda, las morerías y alquerías levantinas fueron objeto de pedidos señoriales al monarca para evitar la despoblación, el descenso de mano de obra, la emigración a tierras del Islam, y en consecuencia, asegurar la continua afluencia de ingresos. Sin embargo, las ayudas solicitadas a los distintos monarcas no pudieron evitar que hacia el siglo XV la situación general de los mudéjares empeorara, a excepción de la gradual prosperidad que aconteció en el área valenciana y su proyección mercantil mediterránea en el tránsito hacia la modernidad.

A modo de conclusión

La propuesta de este trabajo ha sido dar cuenta de la situación socioprofesional e impositiva de los mudéjares hispánicos en el tránsito de la baja Edad Media hacia la temprana modernidad. Si bien los estudios regionales y los ejemplos que ofrece la bibliografía especializada son más abundantes que los aquí expuestos, el análisis que se desprende de estas páginas nos permite comprender las variadas situaciones laborales de este grupo en relación con los otros sujetos con quienes compartieron espacio: cristianos y judíos. En el área castellana se ha constatado el desarrollo y la práctica de oficios relacionados con la construcción, la madera, la metalurgia y lo textil. Este breve estudio se sustenta sobre la percepción de lo mudéjar como un elemento ajeno al tejido social imperante; sin embargo, la praxis de los trabajos descritos en las pequeñas aljamas castellanas nos ilustra sobre la coexistencia del elemento cristiano, judío y musulmán en la baja Edad Media. Asimismo, la particular situación diferencial en lo referido a lo fiscal y las múltiples cargas impositivas que se sumaban a las ya abonadas por su condición religiosa, nos permiten vislumbrar que los mudéjares castellanos fueron objeto de una continua presión que se acentúa hacia fines del siglo XV con motivo de la guerra de Granada.
Una temática a tener en cuenta a la hora de abordar los oficios o menesteres laborales es la cuestión de las redes familiares en el mundo musulmán, sea éste castellano o aragonés. La importancia de estos vínculos parentales y su función económica y social transciende la pervivencia del estatuto mudéjar ya que con las posteriores conversiones y el surgimiento de los moriscos algunas de estas redes continúan vigentes. De este modo, el grupo familiar será el depositario de las tradiciones y costumbres, y los personajes más encumbrados de las aljamas serán quienes monopolicen cargos públicos y religiosos, transmitiéndolos en herencia a sus descendientes y jerarquizando el interior de las aljamas. Esto ha sido una constante que se registra en los diferentes reinos hispánicos, con particularidades en su interior. Por ejemplo, en las zonas castellanas del macizo central estas familias fueron reducidas y escasas, pero hacia tierras del sur aumentó el número de grupos parentales poderosos política y económicamente. Este último caso se asemeja a lo acontecido en Aragón y Valencia.
En cuanto a lo expuesto para el caso aragonés y valenciano, los trabajos y labores son similares a los descritos para el orbe castellano. Sin embargo, la cuantiosa población mudéjar se insertaba más en un mundo rural de corte señorial, sin olvidar las grandes morerías urbanas. Pese a esto, sus rasgos particulares, conjuntamente con la pluralidad impositiva y su situación de minoría religiosa, han hecho de este colectivo social un afluente continuo de impuestos. Para los casos aquí estudiados, que están lejos de agotarse, es interesante mencionar que los tres expuestos están cruzados por la idea del utilitarismo económico por parte de la población cristiana; con ello nos referimos a que los moros fueron un colectivo cuya actividad era indispensable para proveer de ingresos a las arcas reales y señoriales, ya sea que hayan sido éstas laicas o eclesiásticas.

Notas

1 En los reinos hispano medievales el moro sometido a quien se le ha permitido quedarse, tras la conquista, en su lugar de residencia, bajo determinadas condiciones, casi siempre por pactos, ya que al contar con estos no sufrían los rigores de asedios o combates. Conservando propiedades y libertades como antes, pasando a depender del soberano cristiano y pagando los tributos correspondientes. Véase MAÍLLO SALGADO, F., Vocabulario de Historia árabe e islámica, Madrid, Akal, 1996, p. 160.         [ Links ] También puede consultarse, del mismo autor, "Acerca del uso, significado y referente del término "mudéjar"", CARRETE PARRONDO, C. (ed.), Actas IV Congreso Internacional Encuentro de las tres Culturas, Toledo, 1988, p. 103.         [ Links ]

2 Los mudéjares. Minorías étnico-religiosas de la Edad Media española, Madrid, 1948.

3 HINOJOSA MONTALVO, J., Los Mudéjares. La voz del Islam en la España cristiana, Vol. I, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2002, p. 17.         [ Links ]

4 El profesor Ladero Quesada es quien más ha aportado para el conocimiento de los mudéjares de Castilla, tanto por la renovación historiográfica como por la investigación y publicación de fuentes. Algunos de sus trabajos se enumeran a continuación: Los mudéjares de Castilla en tiempos de Isabel I, Valladolid, Instituto "Isabel la Católica" de Historia Eclesiástica, 1969;         [ Links ] "Datos demográficos sobre los musulmanes de Granada y Castilla en el siglo XV", AEM, 1972-1973;         [ Links ] "Los mudéjares de Castilla en la Baja Edad Media", I Simposio Internacional de Mudejarismo, Madrid-Teruel, 1981;         [ Links ] Los mudéjares de Castilla y otros estudios de Historia Medieval andaluza, Universidad de Granada, 1989;         [ Links ] Granada, historia de un país islámico (1232-1571), Madrid, Ed. Gredos, 1989;         [ Links ] "Mudéjares y repobladores en el reino de Granada (1485-1501)", Cuadernos de Historia Moderna, Nº 13, Universidad Complutense de Madrid, 1992;         [ Links ] "Grupos marginales", La historia medieval en España. Un balance historiográfico (1968-1998). XXV Semana de Estudios Medievales, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1999, pp. 505-603,         [ Links ] "Los bautismos de los musulmanes granadinos en 1500", Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo. De mudéjares a moriscos: una conversión forzada, Vol. I, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2002.         [ Links ]

5 La eclosión de estudios regionales y locales obedece a la coyuntura de la organización del Estado de las Autonomías que, desde 1978, no sólo ha permitido invertir recursos públicos en la investigación de los nuevos espacios políticos, sino que además ha estimulado un mercado propio editorial, sin olvidar que en el sistema educativo se hacía obligatoria la enseñanza de las ciencias sociales desde la perspectiva de los diferentes entornos autonómicos. A esto debe sumarse el renovado protagonismo de los ayuntamientos democráticos desde 1979, con sus respectivas concejalías de cultura, que han fomentado la historia local con fines divulgativos, de extensión cultural y también con propósitos de ajustar ciertas señas de identidad municipal. Tomado de: PÉREZ GARZÓN, J. S., "Sobre el esplendor y la pluralidad de la historiografía española: reflexiones para el optimismo y contra la fragmentación", GRANJA, J.L. DE LA, Homenaje a Tuñón de Lara, Madrid, Ed. Siglo XXI, 1999, pp. 335-354.         [ Links ]

6 Véase "La aljama de moros de Cuenca en el siglo XV", Historia. Instituciones. Documentos, 4, Universidad de Sevilla, 1977;         [ Links ] "Dos documentos sobre los moros de Uclés", Al-Andalus, Vol. XLII, Fasc. 1, 1977.         [ Links ] Otra obra interesante donde la autora resume los aportes de los mudéjares al reino castellano es "El hundimiento del conllevarse. La Castilla de las Tres Culturas I. Minorías religiosas", GARCÍA SIMÓN, A. (ed.), Historia de una Cultura II, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1995.         [ Links ]

7 Véase el breve pero exhaustivo trabajo, "La aljama mudéjar de Sevilla", Al-Ándalus, Vol. XLIII, Fasc. 1, 1978.         [ Links ]

8 Véanse "Los mudéjares valencianos y el reino nazarí de Granada. Propuestas para una investigación", En la España Medieval II, Universidad Complutense de Madrid, 1982;         [ Links ] "Sobre la emigración mudéjar al Reino de Granada", Revista d`Historia Medieval, Nº 12, Universidad de Valencia, 2001-2002;         [ Links ] "La migración mudéjar al reino de Granada en Tiempo de los Reyes Católicos", En la España Medieval, 26, 2003.         [ Links ]

9 Se destacan los siguientes trabajos: "Moros, judíos y conversos en la regencia de Don Fernando de Antequera", CHE XXXI-XXXII, 1960;         [ Links ] "El alcalde entre moros y cristianos del Reino de Murcia", Hispania, Tomo XX, nº LXXVIII, 1960;         [ Links ] "El concejo de Murcia en la Edad Media", Concejos y ciudades en la Edad Media Hispánica, II Congreso de Estudios Medievales, Ávila, Fundación Sánchez-Albornoz, 1989.         [ Links ]

10 Remitimos a la "Situación de los mudéjares en el reino de Murcia (XIII-XV)", en La sociedad murciana en el tránsito de la Edad Media a la Moderna, Universidad de Murcia, 1996.         [ Links ]

11 Cfr. "Mudéjares de Murcia a fines del siglo XV", Actas III Jornadas Hispano Portuguesas de Historia Medieval, Tomo II, Junta de Andalucía, Universidad de Sevilla, 1991.         [ Links ]

12 Véase "El fracaso de la convivencia de moros y judíos en Andalucía (ss. XIII-XV)", en LORENZO SANZ, E. (coord.), Proyección Histórica de España en sus tres Culturas: Castilla y León, América y el Mediterráneo I, Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 1993.         [ Links ] Interesante reseña bibliográfica y una propuesta teórica para los mudéjares andaluces, pueden hallarse en GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M.- MONTES ROMERO CAMACHO, I., "Los mudéjares andaluces (siglos XIII-XV). Aproximación al estado de la cuestión y propuesta de un modelo teórico", Revista d' Història Medieval, Nº 12, Universidad de Valencia, 2001-2002.         [ Links ]

13 Véase "La comunidad mudéjar de Haro (La Rioja)", en La España Medieval, 8, 1986;         [ Links ] "El apartamiento de judíos y mudéjares en la diócesis de Osma y Sigüenza a fines de la Edad Media", AEM 17, 1987;         [ Links ] "Las comunidades mudéjares den la diócesis de Osma y Sigüenza a fines de la Edad Media ", Espacio, tiempo y forma, II-1, 1988.         [ Links ]

14 Véanse La comunidad Morisca de Ávila, Universidad de Salamanca, 1991;         [ Links ] "Los mudéjares de la Extremadura castellano-leonesa: notas sobre una minoría dócil (1085-1502)", Stvdia Historica, Historia Medieval, Vol. VII, Universidad de Salamanca, 1989;         [ Links ] "Las redes comerciales de los moriscos de Castilla La Vieja: un vehículo para sus "complicidades"", Stvdia Historica, Historia Moderna, Vol. XI, Universidad de Salamanca, 1993.         [ Links ]

15 Destacan de la autora los siguientes trabajos: "La aljama de Valladolid: nuevas aportaciones", Anaquel de Estudios Árabes, Vol. 15, Universidad Complutense de Madrid, 2004;         [ Links ] "Alarifes musulmanes en Valladolid", Al-Ándalus-Magreb. Estudios Árabes e Islámicos, nº 4, Universidad de Cádiz, 1996;         [ Links ] Comunidades marginadas en Valladolid: Mudéjares y Moriscos (siglos XV-XVI), Diputación Provincial de Valladolid, 1993;         [ Links ] "Contribución al estudio de los moriscos de Valladolid", Al-Qantara, Vol. XII, Fasc.1, CSIC, Madrid, 1991;         [ Links ] "La comunidad mudéjar y morisca de Valladolid (siglos XV-XVI)", Actas del III Congreso Internacional Encuentro de las Tres Culturas, Toledo, 1985.         [ Links ]

16 Algunos de sus artículos son: "Esclavos musulmanes en los hospitales de cautivos de la orden militar de Santiago (siglos XII y XIII)", Al-Qantara, XVIII, Fasc. 2, Julio-diciembre 2007, CSIC, Madrid, 2007;         [ Links ] "La "mayoría" mudéjar en León y Castilla: legislación real y distribución de la población (siglos XI-XIII)", En la España Medieval, 29, 2006,         [ Links ] "Pautas de adaptación de los mudéjares a la sociedad castellana bajomedieval", en IX Actas Simposio Internacional de Mudejarismo. Mudéjares y moriscos. Cambios sociales y culturales, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2004.         [ Links ] "Conversión y ascenso social en la Castilla del siglo XV: los casos de Farax de Belvís y García Ramírez de Jaén", en Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo. De mudéjares a moriscos: una conversión forzada, Vol. I, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2002.         [ Links ] "Las aljamas mudéjares castellanas en el siglo XV: redes de poder y conflictos internos", Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval, UNED, T. 14, Madrid, 2001;         [ Links ] "La guardia morisca: un cuerpo desconocido del ejército español", Revista de Historia Militar, Nº 90, Madrid, 2001;         [ Links ] "Política y religión frente al Islam: la evolución de la legislación real castellana sobre musulmanes en el siglo XV", Qurtuba 4, Universidad de Córdoba, 1999.         [ Links ]

17 Esta autora ha realizado una serie de artículos entre los que se destacan: "Judíos y mudéjares", Medievalismo, Año 14, nº 13-14, Madrid, 2004;         [ Links ] GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M.- MONTES ROMERO CAMACHO, I. "Los mudéjares andaluces (siglos XIII-XV). Aproximación al estado de la cuestión y propuesta de un modelo teórico", Revista d' Història Medieval, Nº 12, Universidad de Valencia, 2001-2002.         [ Links ] "Las comunidades mudéjares en la Corona de Castilla durante el siglo XV", en Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo. De mudéjares a moriscos: una conversión forzada. Actas I, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2002.         [ Links ]

18 Véase "Las conversiones al Cristianismo de los musulmanes de la Corona de Castilla: una visión teológico-política", Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo. De mudéjares a moriscos: una conversión forzada, Vol. II, Centro de Estudios Mudéjares, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 2002;         [ Links ] Los mudéjares del Reino de Granada, Universidad de Granada, 1991.

19 José María Lacarra y de Miguel (1907-1987), profesor y catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza, fue una pieza decisiva en la modernización de la disciplina histórica en España y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad citada. Asimismo, fue creador y fundador del CEMA -Centro de Estudios Medievales de Aragón-, creado para canalizar inquietudes de un grupo de investigadores que surgieron en los años cuarenta y cincuenta en torno a él. María Luisa Ledesma Rubio (1927- 1996), historiadora y medievalista, se especializó en Ordenes Militares, repoblación y comunidades mudéjares. Junto con Lacarra formó y orientó a varias generaciones de investigadores. Se desempeñó en el CEMA y participó activamente en la organización de los Simposios de Mudejarismo, como así también del Centro de Estudios Mudéjares. Entre sus obras dedicadas a los musulmanes destacan: Vidas Mudéjares (1994) y sus estudios póstumos sobre los mudéjares de Aragón (1996).

20 HINOJOSA MONTALVO, J., op.cit., pp. 20-21.

21 Véase Els sarraïns de la Corona catalano-aragonesa. Segregació i discriminació, Barcelona, CSIC, 1987.         [ Links ] Esta obra cuenta, además, con un apéndice documental.

22 Remitimos a "La sociedad aragonesa en la Baja Edad Media. Conflictividad latente", Destierros Aragoneses, Vol. I, Zaragoza, Institución Fernando El Católico, 1988;         [ Links ] "Los mudéjares. Pervivencia del mundo islámico en Aragón. Veinticinco años de estudios", Revista d'Història Medieval, nº 12, Universidad de Valencia, 2001-2002.         [ Links ]

23 Cfr. los artículos de BASAÑEZ VILLALUENGA, B., "Las morerías aragonesas durante el reinado de Jaime II, Teruel, Centro de Estudios Turolenses, 1999;         [ Links ] "Las transmisiones patrimoniales entre los mudéjares aragoneses en época de Jaime II", AEM 29, 1999.         [ Links ] El trabajo de la investigadora en el Archivo de la Corona de Aragón se plasma en un libro documental, Las morerías aragonesas durante el reinado de Jaime II. Catalogo de la documentación de la Cancillería Real, Vol. I (1291-1310), Centro de Estudios Mudéjares, 1999.         [ Links ] Véase CONTE CAZCARRO, A., La aljama de moros de Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 1992.         [ Links ]

24 Las obras de conjunto de estos autores son las siguientes: "Por un estudio prosopográfico y genealógico de los mudéjares de Aragón en la Edad Media: las tierras turolenses y dos ejemplos concretos del valle del Ebro (Alborge y Codo), IX Actas Simposio Internacional de Mudejarismo. Mudéjares y moriscos. Cambios sociales y culturales, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2004.         [ Links ] Los mudéjares de Teruel y Albarracín. Familia, Trabajo y riqueza en la Edad Media, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2003.         [ Links ] "Los mudéjares de Teruel, Albarracín y Gea", Revista d`Història Medieval, nº 12, Universidad de Valencia, 2001-2002.         [ Links ] Interesante trabajo individual es el que realiza NAVARRO ESPINACH, G., "Los mudéjares de Teruel en el siglo XV", VIII Actas Simposio Internacional de Mudejarismo. De mudéjares a moriscos: una conversión forzada, Vol. 1.         [ Links ] El autor contribuye a la temática con una obra reciente, "Los mudéjares de Teruel y Albarracín", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo, 30 años de mudejarismo: memoria y futuro (1975-2005), Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2007.         [ Links ] Se destaca de VILLANUEVA MORTE, G. "Aproximación a la sociedad mudéjar del sur de Aragón y norte del reino de Valencia en el trasiego mercantil de la Baja Edad Media", Actas I Simposio de Jóvenes Medievalistas, JIMÉNEZ ALCÁZAR, J.F.- ORTUÑO MEDINA, J.- EIROA RODRÍGUEZ, J.A.- (Eds.), Universidad de Murcia, Lorca, 2003;         [ Links ] "Las mujeres mudéjares en Aragón. Balance y perspectivas de estudio", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo.

25 Véase ABAD ASENSIO. M., "Las comunidades mudéjares en el Reino de Aragón durante los siglos XI-XIII. Cambios de perspectiva y mentalidad en el paso de musulmanes a mudéjares", IX Actas Simposio Internacional de Mudejarismo.         [ Links ] "Los mudéjares y la construcción en Teruel en la segunda mitad del siglo XIV: obras en las Casas de la Comunidad y en los aljibes somero y fondonero", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo,. MUÑOZ GARRIDO, V., "La comunidad mudéjar de Teruel de 1350 a 1495 desde la documentación eclesiástica y el Morabedí (1384-1387)", VIII Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, Vol. 1;         [ Links ] "Moriscos en la ciudad de Teruel desde la documentación eclesiástica", IX Actas Simposio Internacional de Mudejarismo.

26 Los trabajos sobre mudéjares corresponden a L. PILES, M. GUAL y F. ROCA, véase HINOJOSA MONTALVO, J., "Balance y perspectiva de los estudios sobre mudéjares en España: 1975-2005", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo, p. 32.         [ Links ] Del mismo autor puede consultarse Los mudéjares. La voz del Islam..., p. 24.

27 R. I. BURNS, jesuita de origen norteamericano, realiza un extenso trabajo en el Archivo de la Corona de Aragón dedicándose en especial al siglo XIII. PIERRE GUICHARD, hispanista francés de orientación marxista, introdujo nuevos planteos y metodologías, basados en la utilización de fuentes documentales y arqueológicas (se ha tomado esta afirmación de HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares. La voz del Islam..., pp. 25-26).

28 Pueden consultarse "La morería valenciana en el reinado de Juan II", Saitabi, nº 30, Universidad de Valencia, 1980,         [ Links ] "Fondos documentales árabes de la minoría musulmana en tierras valencianas", Sharq Al-Andalus. Estudios mudéjares y moriscos, nº 2, 1987.         [ Links ]

29 Véase Contra moros i jeues, Ed. Península, Barcelona, 1986.         [ Links ] Existe disponible una versión en español. En la obra la autora investiga a las tres comunidades que configuraron el antiguo reino de Valencia, centrando su atención en la marginación que sufrieron las dos minorías bajo el dominio cristiano.

30 Esta historiadora, además de aportar nuevos conocimientos para el caso de los mudéjares aragoneses, también ha destacado por sus contribuciones al mudejarismo valenciano. Cfr. La frontera amb l'Islam en el segle XIV, Cristians i sarraïns al Pais Valencia, Barcelona, CSIC, 1988.         [ Links ]

31 Véase "Los mudéjares valencianos en el desarrollo mercantil valenciano del cuatrocientos", Revista d' Història Medieval, Universidad de Valencia, nº 2, 1991;         [ Links ] "El matrimonio en la familia mudéjar valenciana", Sharq al-Ándalus. Estudios mudéjares y moriscos, Nº 9, Centro de Estudios Mudéjares-Universidad de Alicante, 1992;         [ Links ] "Elites valencianas y minorías sociales: la elite mudéjar y sus actividades (1370-1500)", Revista d'Història Medieval, nº 11, 2000;         [ Links ] "Los mudéjares valencianos en los umbrales de la modernidad y de la conversión (1470-1530)", en Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo, Vol. I;         [ Links ] "En torno al término "mudéjar". Concepto y realidad de una exclusión social y cultural en la Baja Edad Media", en Actas IX Simposio Internacional de Mudejarismo...

32 Véase La morería de Elche en la Edad Media, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1994;         [ Links ] "Ares y Beniloba (Alicante): dos comunidades mudéjares valencianas a fines de la edad media", en; Sharq alÁndalus. Estudios mudéjares y moriscos, nº 16, Centro de Estudios Mudéjares-Universidad de Alicante, 1999-2002;         [ Links ] "Desplazamientos de mudéjares valencianos entre la gobernación de Orihuela y Granada durante el siglo XV: la ruta legal", Aragón en la Edad Media, nº 14-15 (1), Universidad de Zaragoza, 1999;         [ Links ] Los Mudéjares. La voz del Islam en la España Cristiana, Vol.-II, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2002;         [ Links ] "Cristianos contra musulmanes: la situación de los mudéjares", en IGLESIA DUARTE DE LA J .I (coord..), Conflictos sociales, políticos e intelectuales en la España de los siglos XIV y XV, Actas XVI Semana de Estudios Medievales, Nájera 2003, Logroño 2004.         [ Links ] Este libro resume las variadas manifestaciones violentas y segregacionistas de las que fueron objeto los mudéjares hispánicos por parte de la mayoría cristiana. Pone especial énfasis en los variados sucesos acaecidos en el Reino de Valencia. Se destaca el artículo "Balance y perspectivas de los estudios mudéjares en España: 1975-2005", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo..., pp. 23-110.

33 Véase "La propiedad de tierras en la morería de Castelló de la Plana: 1462-1527", Sharq-al Ándalus. Estudios mudéjares y moriscos, nº 9, Centro de Estudios Mudéjares-Universidad de Alicante, 1992;         [ Links ] La morería de Castellón de la Plana (1462-1527), Castellón de la Plana, 1994.         [ Links ]

34 Remitimos a "Los mudéjares de la Valencia medieval: renta y señorío", Áreas, nº 14, Murcia, 1992;         [ Links ] "Conflictes agraris en les senyories de musulmans valencians: les cartes de poblament de Bernixes (Vilamalur) i Sot de Ferrer (Segles XIV i XV)", Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, Tomo LXXII, Abril-Junio 1996, Cuad. II, Castellón, 1996.         [ Links ]

35 Véase"The war against Islam and the muslims at home: the mudejar predicament in the Kingdom of Valencia during the reign of Fernando "el Católico", en Sharq al-Andalus . Estudios Árabes 3, 1986;         [ Links ] "Un reino de contradicciones: Valencia 1391-1526", Revista d'Història Medieval, 12, 2001-2002.         [ Links ]

36 "Los tribunales de los alcadíes moros en las aljamas mudéjares valencianas", Anuario de Estudios Medievales, Nº 22, CSIC, Barcelona, 1992.         [ Links ]

37 Véase "Tolerar y convivir: carnicerías musulmanas en tierras de Castelló", Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo, Vol. 1; "Aproximación socio-económica a los mudéjares y moriscos Artana", IX Actas Simposio Internacional de Mudejarismo; "Juglares mudéjares en Vila-real durante el siglo XV", X Actas Simposio Internacional de Mudejarismo.

38 HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares..., p. 215.

39 MIGUEL RODRÍGUEZ, J. C. DE, "Los alarifes de la villa de Madrid en la Baja Edad Media", IV Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, p. 29.         [ Links ] Para más información sobre los mudéjares en el Madrid Medieval, véase MIGUEL RODRÍGUEZ, J. C. DE, La comunidad mudéjar de Madrid. Un modelo de análisis de aljamas mudéjares castellanas, Ed. De Laya, Madrid, 1989.         [ Links ]

40 VIÑUALES FERREIRO, G., "Aproximación al estudio de la comunidad mudéjar de Guadalajara en la Edad Media", X Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, p. 509.         [ Links ]

41 GÓMEZ RENAU, M., "Alarifes musulmanes en Valladolid", Al-Andalus-Magreb, Estudios Árabes e Islámicos, nº 4, Cádiz, 1996, pp. 227-230.         [ Links ]

42 Este alarife percibe 300 mrs. al año de la mayordomía de la Fábrica, más otros 300 que le otorgaba la de Pitanzas, veinticinco mrs. de jornal, más dos de almuerzo. Esta será la retribución habitual de todos los que luego ejercieron este cargo, ocupado, a partir de Roxo, por cristianos exclusivamente. Esto último es similar a lo expuesto en el caso madrileño. Véase LÓPEZ DIEZ, M., "Judíos y mudéjares en la Catedral de Segovia (1458-1502)", Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval, T. 18, Madrid, 2005, pp. 179-181.         [ Links ]

43 TAPIA SÁNCHEZ, S. DE, La comunidad morisca de Ávila, Universidad de Salamanca, 1991, p. 70.         [ Links ] Véase MENDIZÁBAL, M. F., "La comunidad mudéjar de Ávila. Notas para su estudio", Fundación, VII, 2004-2005, Buenos Aires, 2005, pp. 82-84.         [ Links ]

44 TAPIA SÁNCHEZ, S. DE, "Los mudéjares de la Extremadura Castellano-Leonesa: notas sobre una minoría débil (1085-1502)", Stvdia Historica, Historia Medieval, Vol. VII, Salamanca, 1989, p. 114.         [ Links ] Del mismo autor, "Las redes comerciales de los moriscos de Castilla la Vieja: un vehículo para sus complicidades", Stvdia Historica, Historia Moderna, Vol. XI, Salamanca, p. 231.         [ Links ]

45 CANTERA MONTENEGRO, E., "El apartamiento de judíos y mudéjares en las diócesis de Osma y Sigüenza a fines del siglo XV", AEM, 17, 1987, p. 506.         [ Links ]

46 GARCÍA ARENAL, M., "La aljama de moros de Cuenca en el siglo XV", Historia. Instituciones. Documentos, 4, Sevilla, 1977, pp. 36-37.         [ Links ] Este artículo posee una interesante documentación eclesiástica y civil, en la cual puede observarse la relación de los moros conquenses con estos poderes.

47 GÓMEZ GARCÍA, L., "Los mudéjares menestrales segovianos", Sharq al-Andalus. Estudios mudéjares y moriscos, nº 14-15, 1997-1998, pp. 35-45.         [ Links ] La cofradía de San Eloy y San Antón se desarrolla hacia fines del siglo XV.

48 MARTÍNEZ CARRILLO, M., "Oligarquización profesional y decadencia mudéjar. Los herreros murcianos (ss. XIV y XV)", Sharq al-Ándalus. Estudios mudéjares y moriscos, nº 13, 1996, pp. 66-69.         [ Links ] El artículo detalla la nómina de familias mudéjares que se dedicaban a esta actividad, así como también los utensilios y enseres fabricados por los mismos.

49 WAGNER, K., "Un padrón desconocido de los mudéjares de Sevilla y la expulsión de 1502", AlÁndalus, Vol. XXXVI, Fasc. 2, 1971, pp. 375-376.         [ Links ]

50 En el año 1395 el monarca solicita a Burgos que le envíe diez carpinteros, especificando que sean criados del maestre Mohamad. Tres años más tarde pedirá a la ciudad el envío de dos carpinteros y un ingeniero. Este es Brahen, hermano de Mohamad. Véase BONACHÍA HERNANDO, J., El concejo de Burgos en la Edad Media 1345-1426, Valladolid, 1978, p. 63.         [ Links ]

51 CANTERA MONTENEGRO, E., op. cit. p. 506.

52 Ibídem, p. 506. Véase sobre el mismo tema "Judíos y moros en Aranda del Duero", Sefarad, Año L, fasc. 1, 1990, pp. 65-66.

53 MILLARES CARLO, A.- ARTILES RODRÍGUEZ, J., Libros de Acuerdos del Concejo Madrileño 1464- 1600, Tomo I 1464-1485, Madrid, 1970, p. 176.         [ Links ] Puede consultarse MENDIZÁBAL, M. F., "Los mudéjares de Madrid: estudio de una pequeña comunidad castellana", Fundación, VIII, 2006-2007, Buenos Aires, 2007, pp.129-138.         [ Links ]

54 HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares..., pp. 190-191.

55 Ibidem, pp. 191-193.

56 Véase el artículo de FERRER I MALLOL, M. T., "Las comunidades mudéjares de la Corona de Aragón en el siglo XV: la población", VIII Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, Vol. 1, pp. 27-153.         [ Links ] El exhaustivo trabajo de la autora recoge bibliografía y documentación sobre los musulmanes de estas tierras desde el siglo XII.

57 LADERO QUESADA, M. A., La formación medieval de España. Territorios. Regiones. Reinos, Madrid, Ed. Alianza, p. 279.         [ Links ]

58 Véase MAÍLLO SALGADO, F., Vocabulario de Historia árabe e islámica, Madrid, Akal, 1996, pp. 76- 77.         [ Links ] Sobre la temática de los exáricos pueden consultarse HINOJOSA MONTALVO, J. Los mudéjares..., p. 181 y HERNÁNDEZ CHARRO, M. DEL C., "Algunas aportaciones sobre la situación social de los exáricos en la zona sur de Navarra", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 487-500.         [ Links ]

59 HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares..., pp. 41-42.

60 LADERO QUESADA, M. A., La formación medieval..., p. 343.

61 HINOJOSA MONTALVO, J., "La organización social del espacio alicantino y las transformaciones agrarias en los siglos bajomedievales", Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, T. LXXV, Cuad. IIIIV, Julio-Diciembre 1999, pp. 524-525.         [ Links ]

62 ABELLA SAMITIER, J., "Una familia de mudéjares aragoneses en el tránsito de la Edad Media a la Moderna: los Xama de Zaragoza", En la España Medieval, Vol. 28, 2005, pp. 197-212.         [ Links ]

63 NAVARRO ESPINACH, G., "Los mudéjares de Teruel en el siglo XV", VIII Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 158-161.         [ Links ] Para un conocimiento más profundo de la morería de Teruel, véase NAVARRO ESPINACH, G.- VILLANUEVA MORTE, C., Los mudéjares de Teruel y Albarracín. Familia, riqueza y trabajo en la Edad Media, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2003.         [ Links ] También puede consultarse MUÑOZ GARRIDO, V., "La comunidad mudéjar de Teruel de 1350 a 1495 desde la documentación eclesiástica", VIII Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 181-193.         [ Links ]

64 APARICI MARTÍ, J., "Villa-Real y los ganados de Teruel en el siglo XV", Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, T. LXXV, Cuad. III-IV, Julio-Diciembre 1999, p. 307.         [ Links ]

65 BERGÉS SÁNCHEZ, J. M., "Las comunidades mudéjares de Gea y Albarracín según la documentación notarial del siglo XV. Notas para su estudio", VIII Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 350-357.         [ Links ]

66 SESMA, J.A- NAVARRO ESPINACH, G., "Herbajes de ganados valencianos en tierras de Teruel (siglo XV)", Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, T. LXXV, Cuad. III-IV, Julio-Diciembre 1999, pp. 783-784.         [ Links ]

67 NAVARRO ESPINACH, G.- VILLANUEVA MORTE, C. Los mudéjares de Teruel, pp. 200-222.

68 LÓPEZ PÉREZ, M. D., "Las repercusiones económicas de la guerra de los dos Pedros en las aljamas musulmanas aragonesas: el caso de Escatrón y Alborge", VIII Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 211-228.         [ Links ] Para Codo véase, NAVARRO ESPINACH, G.- VILLANUEVA MORTE, C., "Por un estudio prosopográfico y genealógico de los mudéjares de Aragón en la Edad Media: las tierras turolenses y dos ejemplos concretos del Valle del Ebro (Alborge y Codo)", IX Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, p. 66.         [ Links ]

69 VIRUETE ERDOZÁIN, R., "Los mudéjares y la aljama mudéjar de Letux: estado de la cuestión y futuras líneas de investigación", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 472-473.         [ Links ]

70 ABAD ASENSIO, J. M., "Los mudéjares y la construcción en Teruel en la segunda mitad del siglo XIV: obras en las casas de la comunidad y en los aljibes Somero y Fondonero", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo, p. 434.         [ Links ] Véase MUÑOZ GARRIDO, V., "El espacio del agua en el Teruel medieval", Aragón en la Edad Media, Universidad de Zaragoza, nº 19, 2006, pp. 397-406.         [ Links ]

71 ABAD ASENSIO, J. M., op.cit., p. 435.

72 Ibidem, pp. 442-443.

73 VILLANUEVA MORTE, C., "Las mujeres mudéjares en Aragón. Balance y perspectivas de estudio", Actas X Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 526-527.         [ Links ]

74 HINOJOSA MONTALVO, J., "Ares y Beniloba (Alicante)...", pp. 45-71.

75 APARICI MARTÍ, J., "Aproximación socio-económica a los mudéjares y moriscos de Artana", IX Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 135-156.         [ Links ]

76 CASTÁN ESTEBAN, J. L., "El derecho de pastos de mudéjares y cristianos en los señoríos valencianos: el ducado de Segorbe", VIII Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 245-246.         [ Links ]

77 El distinto régimen alimenticio vigente entre cristianos y musulmanes era uno de los principales elementos de diferenciación. Los musulmanes tenían mayores tabúes sobre su alimentación cárnica que los cristianos, al tener los primeros prohibido el consumo de cerdo, sangre, o cualquier animal no sacrificado a través de su rito, mediante el cual, en la matanza, los musulmanes desangraban al animal, cosa que no hacían los cristianos. A esto podemos unir otro elemento de divergencia como eran las distintas celebraciones religiosas anuales, Cuaresma y Ramadán, y sus respectivas implicaciones en el sector cárnico. Por ello, para los musulmanes, disponer de carnicerías propias era un elemento configurador de su propia identidad dentro del marco envolvente cristiano, pero al mismo tiempo se convertía en foco de tensiones respecto de sus convecinos cristianos. Véase APARICI MARTÍ, J., "Tolerar y convivir: carnicerías musulmanas en tierras de Castelló", Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo, pp. 319-320        [ Links ]

78 HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares..., p. 217.

79 HINOJOSA MONTALVO, J., "Actividad artesanal y mercantil de los mudéjares de Cocentaína", Sharq al-Ándalus. Estudios mudéjares y moriscos, nº 14-15, Zaragoza, Centro de Estudios Turolenses, Instituto de Estudios Turolenses, 1997-1998, pp. 9-10.         [ Links ]

80 HINOJOSA MONTALVO, J., "La organización...", p. 518.

81 HINOJOSA MONTALVO, J., "El aprovechamiento hidráulico en el Reino de Valencia durante la Edad Media", CHE LXXX, 2006, pp. 44-45.         [ Links ]

82 DÍAZ MANTECA, E., "La morería o "raval" de Altura (Alto Palancia) en la Edad Media", Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, Tomo LXXII, Cuad. II, Abril-Junio 1997, Castellón, p. 162.         [ Links ]

83 HINOJOSA MONTALVO, J., "El aprovechamiento...", pp. 48-50. Véanse en relación con la temática del agua ROCA TRAVER, F., "Un siglo de vida mudéjar en la Valencia medieval (1238-1338)", Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, CSIC, Vol. V, Zaragoza, 1952, p. 165,         [ Links ] e HINOJOSAMONTALVO, J., "La organización...", pp. 519-522.

84 HINOJOSA MONTALVO, J., "La organización...", p. 530.

85 Los Bellvís eran oriundos de Soria y se establecen en el reino de Aragón a principios del siglo XIV. Esta familia mantiene una estructura amplia, se instalan en Castilla, Aragón y Valencia, acumulan concesiones regias y acaparan los cargos en la aljama. Los Xupió despliegan su actividad comercial y mercantil hacia el siglo XIV y también controlan la aljama y morería de la capital valenciana. Los Ripoll dominan las actividades comerciales y son, junto con los Bellvís, los que reconstruyen la morería hacia 1460. Estas tres familias se reparten el control de la morería, aljama, negocios locales y con proyección mediterránea. Véase RUZAFA GARCÍA, M., "Elites valencianas y minorías sociales: la élite mudéjar y sus actividades (1370-1500)", Revista d'Història Medieval, nº 11, 2000, pp. 163-187.         [ Links ] NAVARRO ESPINACH, G.-VILLANUEVA MORTE, C., "Los mudéjares de Teruel, Albarracín y Gea", Revista d'Història Medieval, nº 11, 2001-2002, pp. 105-106.         [ Links ]

86 LADERO QUESADA, M. A., Los mudéjares de Castilla en tiempos de Isabel I, Valladolid, Instituto "Isabel la Católica" de Historia Eclesiástica, 1969, p. 24.         [ Links ] Puede consultarse ABBOUD-HAGGAR, S., "Precedentes andalusíes en la fiscalidad de las comunidades mudéjares", En la España Medieval, 31, 2008, 475-512.         [ Links ]

87 ROMERO CAMACHO, I., "Judíos y mudéjares", Medievalismo, Año 14, nº 13-14, Madrid, 2004, p. 259.         [ Links ]

88 LADERO QUESADA, M. A., Los mudéjares..., pp. 24-25. En relación con los mudéjares de las Ordenes Militares no se incluyeron en los repartos de este impuesto hasta el año 1477, en virtud de la exención concedida en el siglo XIII por la corona a la orden de Santiago. Cfr. HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares..., pp. 234-235. Véase sobre las ordenes militares, ROMERO CAMACHO, I., "Las comunidades mudéjares de la Corona de Castilla durante el siglo XV", Actas VIII Internacional de Mudejarismo, p. 380.         [ Links ]

89 ROYO BERMEJO, A., "Los mudéjares de Ávila y sus conflictos", Historia 16, Año XXIX, nº 355, Noviembre 2005, pp. 28-29.         [ Links ] Véase TAPIA DE SÁNCHEZ, S., La comunidad morisca de Ávila, Salamanca, 1991, p. 93.         [ Links ]

90 ROYO BERMEJO, A, "Los mudéjares...", pp. 29-30.

91 LADERO QUESADA, M. A., Los mudéjares de Castilla y otros estudios de Historia Medieval Andaluza, Universidad de Granada, 1989, p. 58.         [ Links ] Véase para el caso de Segovia, TAPIA DE SÁNCHEZ, S., La comunidad..., p. 94.

92 MOLINA MOLINA, A., "Situación de los mudéjares en el reino de Murcia (siglos XIII-XV)", en La sociedad murciana en el tránsito de la Edad Media a la Modernidad, Universidad de Murcia, 1996, p. 81;         [ Links ] VEAS ARTESEROS, M. DEL C., "Mudéjares de Murcia a fines del siglo XV", en GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M. (ed.), Actas III Jornadas Hispano-Portuguesas de Historia Medieval, T. II, Junta de Andalucía-Universidad de Sevilla, 1991, pp. 1678-1679.         [ Links ]

93 MOLINA MOLINA, A., "Situación...", p. 81; LADERO QUESADA, M. A., Los mudéjares de Castilla..., pp. 61-62.

94 Ibídem, p. 81; HINOJOSA MONTALVO, J., La voz..., p. 238.

95 HINOJOSA MONTALVO, J., La voz..., pp. 236-237.

96 Ibídem, pp. 239-240.

97 LADERO QUESADA, M. A., Granada. Historia de un país Islámico (1232-1571), Madrid, Ed. Gredos, 1989, pp. 262-274.         [ Links ]

98 LADERO QUESADA, M. A., "Mudéjares y repobladores en el Reino de Granada (1485-1501)", Cuadernos de Historia Moderna, nº 13, Universidad Complutense de Madrid, 1992, pp. 54-55.         [ Links ] Véase para la cuestión de la vigilancia costera, CASTILLO FERNÁNDEZ, J., "Administración y recaudación para la defensa del Reino de Granada: la farda de la mar y el servicio ordinario (1501-1516)", Áreas, nº 14, Universidad de Murcia, 1992, pp. 67-90.         [ Links ]

99 HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares..., p. 279; TRILLO SAN JOSÉ, C., "Fiscalidad mudéjar en el reino de Granada: las rentas del Quempe", AEM, 22, pp. 865-872.

100 LÓPEZ DE COCA, E., "Mudéjares granadinos y fiscalidad: los servicios extraordinarios de 1495 y 1499", En la España Medieval, Vol. 30, Universidad Complutense de Madrid, 2007, p. 318.         [ Links ]

101 Ibídem, pp. 331-332.

102 TAPIA SÁNCHEZ, S. DE, La comunidad..., pp. 94-95.

103 Véase LADERO QUESADA, M. A., Los mudéjares de..., pp. 58-59; MOLINA MOLINA, A., "Situación de los mudéjares...", p. 77.

104 MACHO ORTEGA, F., Condición social de los mudéjares aragoneses, Memorias de la Facultad de Filosofía y Letras, T. I, Universidad de Zaragoza, 1922-1923, p. 181.         [ Links ]

105 La peyta ordinaria variaba mucho según el estado económico de las aljamas, pero siempre era tasada en el máximo esfuerzo que aquéllas podían dar, tanto, que los alamines y adelantados necesitaban apelar a todos los recursos de los moros para reunir tan elevada cantidad, y demostraron abundancia de ingenio al dictar los arbitrios necesarios cargándolos sobre el trabajo manual, las profesiones y las rentas. Tomado de MACHO ORTEGA, F., op.cit., p. 182.

106 Ibídem, pp. 182-183; HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares..., pp. 245-247.

107 La cena poseía un doble aspecto: cena de presencia y de ausencia. La primera consistía en una cantidad de víveres (o en su defecto una indemnización equivalente), que se daba al Rey y su comitiva cuando visitaban una población, y durante su permanencia en ella. La segunda era un tributo fijo como la peyta, pues había que pagarla aunque el monarca no viniera a la villa. En Aragón no sólo el rey tenía derecho de exigir a los pueblos la cena, sino que también el primogénito o príncipe heredero gozaba de semejante prerrogativa; esta cena de presencia recibía el nombre especial de cena de primogénito, Tomado de MACHO ORTEGA, F, op.cit., pp. 183-184.

108 Ibídem, p. 185. Véase para la lezda, VILLANUEVA MORTE, C.-BERGÉS SÁNCHEZ, J. M., "El medio peaje de Albarracín: evolución del impuesto, privilegios eximentes y pleitos", Aragón en la Edad Media, nº 19, Universidad de Zaragoza, 2006, p. 567.         [ Links ]

109 FERRER I MALLOL, M. T., "Las comunidades mudéjares de la corona de Aragón en el siglo XV: la población", Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo, p. 31.         [ Links ]

110 Esta contribución era fija y anual, se abonaba en especie porque la escasez de numerario en las aldeas no daba facilidades a los vasallos para el pago en metálico. Cuando la pecha se pagaba en esta forma se llamaba ceyffa (Cfr. MACHO ORTEGA, F., op.cit., p. 201.

111 Otros productos eran los procedentes del mar, salados y materias primas para los artesanos. Y en situación inversa, los productos de exportación aragonesa con destino Valencia fueron: cereales panificables, la carne, el ganado y las maderas a través del río Turia (Cfr. VILLANUEVA MORTE, C., "Aproximación a la sociedad mudéjar del sur de Aragón...", p. 239).

112 VILLANUEVA MORTE, C.-BERGÉS SÁNCHEZ, J. M., op.cit., pp. 568-569.

113 Hacia el siglo XIV se introduce un nuevo concepto fiscal, llamado "Generalidades", en directa alusión al "General" de quien dependía, consistente en la aplicación de una tasa sobre la producción textil interior y sobre el comercio de exportación, exigible en todo el territorio de la Corona, por encima de divisiones señoriales y de jurisdicciones y a toda persona que sacara mercancía por las fronteras, cualquiera fuera su estatus social, pues incluso el rey y su familia estaban obligados al pago (Cfr. SESMA MUÑOZ, J. A., "Fiscalidad y poder. La fiscalidad centralizada como instrumento de poder en la Corona de Aragón (siglo XIV)", Revista de la Facultad de Geografía e Historia, nº 4, 1989, p. 456.         [ Links ] Véase del mismo autor, "Las generalidades del Reino de Aragón. Su organización a mediados del siglo XV", Anuario de Historia del derecho español, 46, 1976, pp. 393-468.         [ Links ]

114 FERRER I MALLOL, M. T., "El endeudamiento de la aljama islámica de Zaragoza a fines del siglo XIV", Aragón en la Edad Media, nº 19, Universidad de Zaragoza, 2006, p. 174.         [ Links ]

115 Ibídem, pp. 176-177.

116 NAVARRO ESPINACH, G.-VILLANUEVA MORTE, C., Los mudéjares de Teruel y Albarracín. Familia, trabajo y riqueza en la Edad Media, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, 2003, pp. 250-260.         [ Links ]

117 HINOJOSA MONTALVO, J. , Los mudéjares..., p. 248.

118 Ibídem, pp. 250-251. En referencia a la temática del agua, véanse del mismo autor, "La intervención comunal en torno el agua: fuentes, pozos y abrevadores en el reino de Valencia en la Baja Edad Media", En la España Medieval, 23, 2000, pp. 367-385;         [ Links ] y "El aprovechamiento hidráulico en el Reino de Valencia durante la Edad Media", pp. 43-45 y 48-52.         [ Links ]

119 Ibídem, p. 260.

120 APARICI MARTÍ, J., "Tolerar y convivir: carnicerías musulmanas en tierras de Castelló", Actas VIII Simposio Internacional de Mudejarismo, p. 319.         [ Links ]

121 HINOJOSA MONTALVO, J.-BARRIO BARRIO, J. A., "Las sisas en la Gobernación de Orihuela durante la Baja Edad Media", AEM, 22, p. 573.         [ Links ]

122 HINOJOSA MONTALVO, J., Los mudéjares..., p. 262. Véanse del mismo autor sobre la pesca y la sal, "Las salinas del mediodía alicantino a fines de la Edad Media", Investigaciones geográficas, nº 11, Universidad de Alicante, 1993, pp. 279-292 y "Comercio,         [ Links ] pesca y sal en el Cap de Cerver (Orihuela) en la Baja Edad Media", Investigaciones geográficas, nº 14, Universidad de Alicante, 1995, pp. 191-201.         [ Links ]

123 Ibídem, pp. 255-256 y 264-267. El besante era un impuesto pagado cada año por las familias mudéjares asentadas en el reino de Valencia; para su percepción se elaboraban listas de los moros obligados a pagar ante las autoridades de cada aljama. Consistía en una moneda de plata cuya equivalencia, en el siglo XV, era de tres sueldos y cuatro dineros; estaban exentos del impuesto los pobres y las autoridades de la aljama: cadí, subcadí y zalmedina. El cabeçatge afectaba a los varones de dieciséis años o quince, según los lugares, y el impuesto de alfatrá afectaba a toda la población mudéjar, porque se pagaba un almud de cebada por cabeza, incluidos los niños. Tomado de FERRER I MALLOL, M. T., "Las comunidades mudéjares...", p. 32. También puede consultarse el artículo de GUINOT, E., "Los mudéjares de la Valencia medieval: renta y señorío", Áreas, nº 14, Universidad de Murcia, 1992, pp. 29-47.         [ Links ] En relación con el almagram puede consultarse, TORRÓ, J., "La dinámica de la producción y las cargas agrarias en las aljamas musulmanas del reino de Valencia", XI Congreso de Historia Agraria, SEHA, Aguilar del Campoo, 2005. Tomado de http://www.seha.info/2_2005_sesiones.asp. Fecha de consulta: 5/04/2008.         [ Links ]

124 HINOJOSA MONTALVO, J., "La organización social...", pp. 510-511.

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