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Acta bioquímica clínica latinoamericana

Print version ISSN 0325-2957On-line version ISSN 1851-6114

Acta bioquím. clín. latinoam. vol.40 no.1 La Plata Jan./Mar. 2006

 

PARASITOLOGÍA

Toxocara canis en caninos.
Prevalencia en la ciudad de La Plata

Nilda Ester Radman1*, Susana Mónica Archelli1*, Lola Burgos1*, Reynaldo Domingo Fonrouge1**, †Mónica del Valle Guardis2*

1. Bacteriólogo Clínico e Industrial.
2. Médica veterinaria. * Cátedra de Parasitología Comparada. Laboratorio de Parasitosis Humanas y Zoonosis Parasitarias. Fac. de Ciencias Veterinarias. Universidad Nacional de La Plata.

** Cátedra de Higiene, Epidemiología y Salud Pública. Fac. de Ciencias Veterinarias. Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

Resumen

Toxocara canis es un parásito intestinal muy común en caninos que produce diversas lesiones y síntomas. En humanos Toxocara canis es el agente causal de síndromes de variada gravedad como larva migrans visceral, larva migrans ocular, toxocarosis neurológica y toxocarosis encubierta. El objetivo de este trabajo fue determinar la prevalencia de Toxocara canis en caninos con y sin dueños en la ciudad de La Plata. Fueron examinados 250 animales: 105 machos, 93 hembras de hasta un año de edad y 52 hembras adultas. La técnica diagnóstica empleada fue el método de Fülleborn. El 42% de las muestras fueron positivas para huevos de Toxocara canis. La positividad respecto a edad y sexo resultó, en los caninos de hasta un año de edad, 41 hembras y 47 machos, y 17 hembras adultas. La distribución de positividad respecto a tenencia fue de 64 animales sin dueño y 41 animales con dueño. La población canina sin dueño de la ciudad de La Plata estuvo más infectada que el grupo con dueño. Sin embargo, este grupo presentó también un alto porcentaje de positividad (32,8%).

Palabras clave: Toxocara canis * toxocarosis * caninos * estudio de prevalencia

Summary

Toxocara canis in dogs. Prevalence in the city of La Plata

Toxocara canis is an intestinal parasite, which is very common in dogs and which produces diverse lesions and symptoms. In humans, Toxocara canis is the causal agent of syndromes of varied seriousness such as: visceral larva migrans, ocular larva migrans, neurological toxocarosis and covert toxocarosis. The aim of this work was to determine the prevalence of Toxocara canis in dogs , with or without owners in the city of La Plata. Two-hundred and fifty dogs were examined: 105 males and 93 females up to 1 year old, and 52 adult females. The diagnostic technique performed on the faeces was the Fulleborn method. Forty-two percent 42% of the samples were positive for Toxocara canis eggs. Positivity as regards age and sex: up to 1-year-old group 41 females and 47 males, 17 adult females. Distribution of positivity as regards ownership: 64 ownerless animals and 41 animals with owners. The ownerless dog population of the city of La Plata showed to be more infected than the group with owners.Nevertheless,in the latter, there was also a high percentage of positivity (32,8%).

Key words: Toxocara canis * toxocarosis *canines * prevalence study

INTRODUCCIÓN

Toxocara canis es un parásito cosmopolita frecuentemente hallado en el intestino delgado de los caninos (1-6). En el hombre (hospedador paraténico) es la causa primaria del síndrome de larva migrans visceral (LMV). La vía de infección es oral, por ingesta de hospedadores de transporte (paraténesis) (1)(7)(8) o accidentalmente al ingerir huevos infectantes que eclosionan en la primera porción del intestino; las larvas penetran la mucosa, por circulación portal llegan al hígado y por el sistema venoso al pulmón. Posteriormente, por la gran circulación los estadios juveniles se distribuyen en todo el organismo, principalmente hígado, pulmón, corazón y cerebro. Las larvas en su migración dejan trazos de hemorragias, necrosis y células inflamatorias; algunas son destruidas por la respuesta inmune del huésped y otras forman granulomas eosinofílicos. Los síntomas dependen del tejido u órgano afectado, de la intensidad de la infección y del grado de la respuesta inmunológica inducida (7)(9-11).
Se reconocen diferentes síndromes asociados a la toxocarosis humana: a) LMV o toxocarosis sistémica, cuyas manifestaciones clínicas pueden ser hepatitis, infiltrado pulmonar difuso, asma, neumonía, desórdenes cutáneos, miocarditis, afecciones gastroentéricas y del sistema nervioso central, generalmente acompañadas por moderadas a severas eosinofilias. b) Larva migrans ocular (LMO) o toxocarosis ocular, siempre acompañada por importantes lesiones como leucocoria, uveítis, granuloma retinal o endoftalmitis crónica, disminución de la agudeza visual y estrabismo unilateral con normal o moderada eosinofilia. c) Toxocarosis encubierta con síntomas inespecíficos como hepatomegalia, dolor abdominal, náuseas, vómitos, letargia, disturbios del sueño y de la conducta, cefaleas, dolor de extremidades, fiebre moderada, adenitis, anorexia con eosinofilia normal o leve. Algunos autores han adoptado otras denominaciones como: toxocarosis asmatiforme, neurológica, neurofisiológica, cerebroespinal, subclínica. La toxocarosis incluye desde sintomatología leve hasta manifestaciones muy graves, a veces mortales (1)(7)(9-12).
En los caninos, hospedadores definitivos, esta helmintosis puede ser asintomática o presentar síntomas clínicos de diversa gravedad: diarrea, constipación, vómitos, distensión abdominal, emaciación, tos y descarga nasal; a las lesiones pulmonares debidas a la migración de las larvas frecuentemente se le sobreagregan infecciones bacterianas. Por la obstrucción o suboclusión intestinal, biliar, pancreática o por ruptura del intestino puede sobrevenir la muerte. No son raros los accesos rabiformes (2)(5).
Los caninos machos y hembras de cualquier sexo, desde los 20 días hasta el año de edad y las hembras mayores de 1 año en celo, preñez o lactancia, actúan como diseminadores de la parasitosis. Las hembras grávidas oviponen en la luz del intestino delgado contaminando el medio ambiente con sus heces que contienen huevos de Toxocara canis (2)(5)(10-12). Ocasionalmente se hallan en heces de machos adultos y hembras en anestro (estado sin celo); esto es debido a la ingestión de tejidos de hospedadores paraténicos infectados (lombriz de tierra, roedores, aves y mamíferos) (2)(5).
El suelo es el reservorio donde los huevos evolucionan a formas infectantes, segundo estadio juvenil (L2) según algunos autores o tercer estadio juvenil (L3) para otros (7)(8) pudiendo permanecer viables durante períodos de tiempo prolongados, de uno a tres años (10)(11)(13-16).
El objetivo de este trabajo fue determinar la prevalencia de Toxocara canis en caninos con y sin dueño en la ciudad de La Plata.

MATERIALES Y MÉTODOS

El tamaño de la muestra fue de 250 caninos. Este valor surge de considerar una prevalencia estimada del 30% (3)(4), con una confianza del 95% y un error relativo del 20% de la prevalencia estimada (Epi Info 6). Con estas consideraciones se calculó un n = 224 y se ajustó hasta 250 caninos previendo pérdidas de muestra en la recolección, traslado y procesamiento. Los caninos incluidos en la muestra fueron los que cumplían con la condición de machos y hembras hasta un año de edad o hembras mayores a un año (17), pertenecientes a la ciudad de La Plata. El total de la muestra (250 caninos) estuvo compuesto por 125 caninos con dueño y 125 sin dueño. Las heces de los animales con dueño fueron de evacuación espontánea. Las muestras de caninos sin dueño se obtuvieron colocando supositorios de glicerina. Todas fueron conservadas en formol al 5%.
Para su procesamiento se empleó el método de Fülleborn (18) observando un preparado de la flotación a los 20 minutos y un preparado del sedimento a las 24 horas.
Los resultados se expresaron del siguiente modo: 1 a 10 huevos por preparado (x), 10 a 20 huevos por preparado (xx), más de 20 huevos por preparado (xxx).

RESULTADOS

Sobre el total de caninos estudiados se observó una alta prevalencia, 42% (105/250), de animales eliminadores de huevos de Toxocara canis.
El resultado de los diagnósticos distribuidos por edad, sexo y tenencia se indica en la Tabla I.
La comparación de la prevalencia entre caninos, con y sin dueño, mostró una diferencia significativa a favor de los segundos (Tabla II).
También confirmó una diferencia significativa el nivel de eliminación de huevos de Toxocara canis entre caninos con y sin dueño, siendo mayor en los últimos, fue de moderada a escasa la dependencia de la eliminación de huevos según el perro tenga o no dueño (Tabla III) (19).

Tabla I. Toxocarosis. Resultados por edad, sexo y tenencia.

Tabla II. Toxocarosis. Prevalencia según tenencia.

Tabla III. Nivel de positividad de huevos de Toxocara canis según tenencia.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

En este estudio se observó un porcentaje de parasitación por Toxocara canis superior a los informados por otros autores en investigaciones realizadas años anteriores en la ciudad de La Plata como 28,90% según Martinez ah y cols. (3) y 14,20% según Venturini LM y col. (4). Probablemente, el incremento del número de caninos eliminadores en este trabajo se deba al hecho de haber seleccionado aquellos animales considerados epidemiológicamente más importantes machos y hembras de hasta 1 año de edad y hembras adultas) y al incorporar al muestreo animales sin dueño. O'Lorcain P (14) en Dublin, Irlanda, obtuvo un porcentaje mucho mayor, 82,52%, al determinar prevalencia mediante necropsias de caninos, lo que tal vez se deba al hallazgo de nematodes machos y hembras jóvenes, que hubiesen representado en estudios similares a éste, análisis coproparasitológicos negativos. Mientras que Agudelo C y cols. (1) en Bogotá, Colombia, obtuvieron resultados similares a los hallados en el presente estudio.
Se pudo apreciar que caninos menores de un año de edad presentan mayor prevalencia de Toxocara canis, no observándose diferencias significativas con respecto a sexos en este estrato etáreo, datos coincidentes con los comunicados por Martínez AH y cols(3) y Venturini LM y col.(4), lo cual es ratificado por Jacobs DE y col. (2) al señalar el hallazgo de huevos de Toxocara canis en heces de cachorros desde los 14 días de vida, con picos de eliminación a las dos y seis semanas de edad.
El mayor nivel de infección en el cachorro puede ser explicado por la transmisión prenatal: la infección transplacentaria ocurre alrededor del cuadragésimo segundo día de preñez, y el pasaje transmamario adquiere importancia en forma temprana después del parto como señalan Jacobs DE y col. (2) y Overgaauw AM(5).
La susceptibilidad de los perros a la infección primaria por T. canis disminuye con la edad. En los animales adultos la larva se disemina en el tejido somático deteniendo su desarrollo en vez de migrar al intestino como ocurre en los jóvenes. Se postula que la elevación de los niveles de hormonas sexuales podría participar en este fenómeno, por cuanto la resistencia ocurre en forma temprana, siendo mayor en las hembras, en las que disminuye durante la preñez y lactancia, por lo cual vuelven a ser eliminadoras de huevos. En los caninos de seis meses y adultos se encuentra una frecuencia menor por diagnóstico coproparasitológico, pero la parasitosis no está ausente, como lo observó O'Lorcain P (14) en sus hallazgos en necropsias. Esto se desencadena por un fenómeno inmunológico que hace al animal casi refractario al establecimiento de nuevas infecciones intestinales.
Otros animales, por ejemplo roedores (hospedadores paraténicos) (5)(7)(8), pueden ingerir huevos infectantes de T. canis, albergando los estados larvales somáticos; cuando un perro macho adulto ingiere a este tipo de hospedador desarrolla la parasitosis intestinal, eliminando huevos con las heces; esta situación no se determinó ya que esta categoría de animal quedó fuera del estudio.
Los humanos también pueden resultar infectados por T. canis y el resultado es el síndrome de larva migrans o Toxocarosis, muy frecuente en sus diversas presentaciones en varios países, según lo han informado distintos investigadores (1)(7-9).
En los animales positivos se observaron grados de positividad de una cruz a 3 cruces, que evidenciaron a los caninos sin dueño como más eliminadores de huevos de T. canis, lo que se podría interpretar como una parasitosis por mayor cantidad de ejemplares.
En general y considerando nivel de positividad, la población canina con dueño resultó menos parasitada en relación a la sin dueño, lo que puede deberse a mejores condiciones higiénicas, menor contacto con formas infectantes del parásito y hospedadores paraténicos, mayores posibilidades de haber recibido algún tratamiento antiparasitario en alguna etapa de su vida. Sin embargo, el 32,8% de la población canina con dueño estudiada resultó positiva.
Ambos grupos de animales contaminan con las heces la vía pública o los jardines domiciliarios (10)(11)(13).
Deberían implementarse medidas de desparasitación masiva de caninos sin dueño, diagnóstico y desparasitación en caninos con dueño, eliminación inmediata de las heces de caninos después de ser depuestas, ya que en ese momento los huevos aún no son infectantes, aplicación de sustancias ovicidas sobre superficies y/o elementos que puedan estar contaminados con materia fecal de caninos y campañas de educación dirigidas a la comunidad sobre los riesgos de adquirir la toxocarosis.

Correspondencia

Dra. Nilda E. Radman
Cátedra de Parasitología Comparada
Fac. Cs. Veterinarias. UNLP
Calle 60 y 118. 1900 LA PLATA, Buenos Aires, Argentina

Referencias bibliográficas

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Aceptado para su publicación el 10 de enero de 2006

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