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Acta bioquímica clínica latinoamericana

versión impresa ISSN 0325-2957versión On-line ISSN 1851-6114

Acta bioquím. clín. latinoam. v.40 n.3 La Plata jul./sep. 2006

 

OPINIONES ACADÉMICAS

Ignorancia y pobreza
Retroalimentación peligrosa

Profesor Doctor Miguel Falasco*

* El Dr. Miguel Falasco, vicepresidente de la Asociación Médica Argentina, es un reconocido Profesor de Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires y es un gestor importante de la sección Bioquímica Clínica de la Asociación Médica Argentina, que está constituida por profesores especializados de la Universidad de Buenos Aires (Facultad de Ciencias Exactas y Facultad de Farmacia y Bioquímica) y de la Universidad Nacional de La Plata, quienes desarrollan cursos de actualización.

El lenguaje es una poderosa, y misteriosamente, mágica herramienta adquirida por el hombre en su desarrollo antropológico y cultural utilizada en la comunicación social entre personas que facilita la oportuna y necesaria interrelación del humano con sus congéneres y extraordinariamente consigo mismo, vía del lenguaje interior o pensamiento abstracto.
El pensamiento, estructura básica y fundamento de apoyo principal del lenguaje, ambos inseparablemente ligados, se vale para el logro de la correcta y adecuada comunicación, y por ende de su propio enriquecimiento intelectual constante, de instrumentos convencionales socioculturales como la palabra, la escritura o los gestos.
Es decir, entonces, que reconocidos universalmente nos intercomunicamos sin cesar por medio de mensajes permanentes a través del lenguaje.
La palabra, signo lingüístico, tanto sea de expresión oral o escrita, es el vehículo simbólico que representa objetos, sentimientos e ideas y las ideas, figura mental del conocimiento puro y racional, no son más que la base del pensamiento humano atesorado. Por tanto la riqueza del pensamiento se sustenta entonces en la cuantía y fundamentalmente en la naturaleza y calidad del cúmulo de ideas que lo conforman.
Pero el ser humano nace sin ninguno de estos singulares atributos propios de la comunicación. Cualquiera fuese la condición social o económica del entorno del recién nacido, para todos ellos sin distinción, la miserable y paupérrima realidad es la misma. Pobreza absoluta. Nadie al nacimiento ni remotamente posee siquiera alguno de estos recursos exclusivos de la raza humana. Entonces los tendrá que adquirir inexcusablemente. Deberá aprenderlos o correrá en el porvenir peligrosos riesgos de desamparo social. Como señalaba Descartes, el loro repetirá palabras. Sólo el hombre podrá comprender su significado. Es su defensa social.
El llanto, las actitudes corporales o los gritos proferidos son la expresión argumental de la confusa comunicación del pequeño con su ambiente vivencial.
Desde la propia cuna y de ahí en más, la influencia educacional verbal y gestual constante que lo rodea se irá a reflejar en parte en la conformación cultural futura de su pensamiento.
Por imitación y asimismo por ensayo y error irá modelando su propio vocabulario.
Si el medio ambiente que lo circunda, ya desde el inicio mismo de la vida, es de calidad y excelencia, la constitución posterior de su capital intelectual genético heredado se verá francamente favorecida.
Paralelamente, con el decurso del tiempo otros perfiles o modelos de aprendizaje indefectiblemente se irán incorporando. Sin embargo, no todos los medios de comunicación tienen el mismo valor, seriedad, compromiso y responsabilidad en la formación educacional ulterior individual y colectiva.
Idealmente todos ellos debieran ser de fácil acceso, pero vista la cruda realidad social sabemos que no son iguales en todos los países del mundo y algunos medios si bien de fácil acceso general suelen ser peligrosamente negativos.
Es llamativa la pobreza de vocablos que emplea nuestra juventud en su léxico cotidiano, no más de 600 palabras según refiere el Presidente de la Academia Argentina de Letras Pedro Luis Barcia, cuando lo ideal debería estar entre 15.000 a 20.000. Esta estrechez corre paralela a la capacidad de adquirir nuevos conocimientos, condicionando de esta manera un verdadero círculo vicioso donde cada vez se hace más difícil poder salir de él.
Debe señalarse la importancia que significa la motivación personal en la búsqueda del propio enriquecimiento intelectual tan necesario hoy día como forma de liberación en una sociedad tan competitiva como es la del siglo XXI. Ya lo señalaba Voltaire cuando profería un esclarecedor mensaje civilizador " Cultiva tu jardín ".
De cualquier manera, las responsabilidades más trascendentes pasan por otro lado. La falta individual de objetivos claros en la necesidad de incorporar nuevos aportes instructivos no desliga de ninguna manera de las responsabilidades mayores que le pertenecen a los estados nacionales y a los medios de comunicación masivos.
La falta de interés por la lectura generó un espacio ocupado por medios audiovisuales que provocó así facilidad de información rápida pero, por lo mismo, a su vez desplazó a un segundo plano la posibilidad de analizar, sintetizar y razonar que da la lectura efectuada con sentido sabiamente analítico. Es conocida la referencia que dice que el mejor libro es aquel que al leer sus páginas con atención nos hace levantar la cabeza más veces para reflexionar.
Independientemente como burda escuela de aprendizaje debe señalarse la baja calidad, las palabras empleadas obscenas y groseras y la vulgaridad de muchos programas audiovisuales para nada aleccionadores.
En cuanto a lo que está en manos estatales responsables de la educación social, los proyectos deben establecerse con objetivos precisos y de largo alcance temporal. Adecuadas infraestructuras, técnicas instrumentales actualizadas, docentes de muy buena preparación y bien remunerados y estímulo y protección económica de aquellos estudiantes que lo necesiten.
Un país como Finlandia que gasta sin distracciones conocidas en educación el 6,4% de su PBI tiene una respuesta cultural colectiva que se hace notar ostensiblemente en el desarrollo económico de su población. Todos los jóvenes terminan la enseñanza secundaria y más de la mitad cursan estudios universitarios. Para no pecar de injustos digamos que no es el único país que podría servir de ejemplo.
Ignorancia y pobreza, pobreza e ignorancia se retroalimentan entre sí.
Difícil es superar la pobreza con un bagaje cultural moderadamente escaso.

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