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Acta bioquímica clínica latinoamericana

versión impresa ISSN 0325-2957

Acta bioquím. clín. latinoam. vol.47 no.3 La Plata set. 2013

 

TEMA DE INTERÉS

Uso de marcadores tumorales en cáncer de testículo, próstata, colorrectal, mama y ovario
Capítulo 4

 

EDITADO POR Catharine M. Sturgeon
Eleftherios P. Diamandis

 

Catharine M. Sturgeon
Department of Clinical Biochemistry, Royal Infirmary of Edinburgh, Edinburgh, Reino Unido.
Michael J. Duffy
Department of Pathology and Laboratory Medicine, St Vincent's University Hospital and UCD School of Medicine and Medical Science, Conway Institute of Biomolecular and Biomedical Research, University College Dublin, Dublin, Irlanda.
Ulf-Hakan Stenman
Department of Clinical Chemistry, Helsinki University Central Hospital, Helsinki, Finlandia.
Hans Lilja
Departments of Clinical Laboratories, Urology and Medicine, Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, New York, NY 10021.
Nils Brunner
Section of Biomedicine, Department of Veterinary Pathobiology, Faculty of Life Sciences, University of Copenhagen, Dinamarca.
Daniel W. Chan
Departments of Pathology and Oncology, Johns Hopkins Medical Institutions, Baltimore, MD.
Richard Babaian
Department of Urology, The University of Texas M. D. Anderson Cancer Center, Houston, TX.
Robert C. Bast, Jr
Department of Experimental Therapeutics, University of Texas M. D. Anderson Cancer Center, Houston, TX.
Barry Dowell
Abbott Laboratories, Abbott Park, IL.
Francisco J. Esteva
Departments of Breast Medical Oncology, Molecular and Cellular Oncology, University of Texas M. D. Anderson Cancer Center, Houston, TX.
Department of Surgery, Helsinki University Central Hospital, Helsinki, Finlandia.
Nadia Harbeck
Frauenklinik der Technischen Universität München, Klinikum rechts der Isar, Munich, Alemania.
Daniel F. Hayes
Breast Oncology Program, University of Michigan Comprehensive Cancer Center, Ann Arbor, MI.
Mads Holten-Andersen
Section of Biomedicine, Department of Veterinary Pathobiology, Faculty of Life Sciences, University of Copenhagen, Dinamarca.
George G. Klee
Department of Laboratory Medicine and Pathology, Mayo Clinic College of Medicine, Rochester, MN.
Rolf Lamerz
Department of Medicine, Klinikum of the University Munich, Grosshadern, Alemania.
Leendert H. Looijenga
Laboratory of Experimental Patho-Oncology, Erasmus MC-University Medical Center Rotterdam, and Daniel den Hoed Cancer Center, Rotterdam, Holanda.
Rafael Molina
Laboratory of Biochemistry, Hospital Clinico Provincial, Barcelona, España.
Hans Jorgen Nielsen
Department of Surgical Gastroenterology, Hvidovre Hospital, Copenhagen, Dinamarca.
Harry Rittenhouse
Gen-Probe Inc, San Diego, CA.
Axel Semjonow
Prostate Center, Department of Urology, University Clinic Muenster, Muenster, Alemania.
Ie-Ming Shih
Departments of Pathology and Oncology, Johns Hopkins Medical Institutions, Baltimore, MD.
Paul Sibley
Siemens Medical Solutions Diagnostics, Glyn Rhonwy, Llanberis, Gwynedd, Reino Unido.
György So'létormos
Department of Clinical Biochemistry, Hiller0d Hospital, Hiller0d, Dinamarca.
Carsten Stephan
Department of Urology, Charité Hospital, Universitätsmedizin Berlin, Berlin, Alemania.
Lori Sokoll
Departments of Pathology and Oncology, Johns Hopkins Medical Institutions, Baltimore, MD.
Barry R. Hoffman
Department of Pathology and Laboratory Medicine, Mount Sinai Hospital, and Department of Laboratory Medicine and Pathobiology, University of Toronto, Ontario, Canadá.
Eleftherios P. Diamandis

Department of Pathology and Laboratory Medicine, Mount Sinai Hospital, and Department of Laboratory. Medicine and Pathobiology, University of Toronto, Ontario, Canadá.

Copyright © 2011 by the American Association for Clinical Chemistry, Inc and the American Diabetes Association. Todos los derechos reservados. The National Academy of Clinical Biochemistry Board of Directors aprobó este documento (PID 6278) en enero de 2011.

La NACB es la Academia de la Asociación Norteamericana de Bioquímica Clínica.

Este documento ha sido traducido con permiso de la National Academy of Clinical Biochemistry (NACB).

La NACB no se hace responsable de la exactitud de la traducción. Los puntos de vista presentados son los de los autores y no necesariamente los de la NACB.

TABLA DE CONTENIDOS

1. Introducción

2. Marcadores Tumorales en Cáncer de Testículo

3. Marcadores Tumorales en Cáncer de Próstata

4. Marcadores Tumorales en Cáncer Colorrectal

5. Marcadores Tumorales en Cáncer de Mama

6. Marcadores Tumorales en Cáncer de Ovario Referencias

Agradecimientos Apéndice

Capítulo 4

Marcadores tumorales en cáncer colorrectal

Nils Brünner, Michael J. Duffy, Caj Haglund, Mads Holten-Andersen y Hans Jorgen Nielsen

Antecedentes

El cáncer colorrectal (CRC) es el tercer cáncer más común en el mundo con 1 millón de nuevos casos y medio millón de muertes por año (230). En los Estados Unidos, también es la tercera enfermedad maligna más común con una cifra estimada de 154.000 casos nuevos diagnosticados en 2007 (118). La mayoría de los CRC se detectan en el recto (38%), seguidos por el intestino sigmoideo (29%), el intestino ciego (15%), el colon transverso y las flexuras (10%). Sólo aproximadamente 5% se encuentran en el colon ascendente y 3% en el colon descendente (231).

Entre los síntomas del cáncer de colon se pueden encontrar dolor abdominal intermitente, náuseas, vómitos o sangrado. Se puede hallar una masa palpable en los pacientes con cáncer de colon del lado derecho. Es más probable que el cáncer rectal y rectosigmoideo, y no el cáncer de colon, sean sintomáticos antes del diagnóstico ya que estos pacientes frecuentemente tienen sangrado rectal. Es importante resaltar que los cánceres tempranos de colon esporádicamente son sintomáticos y que los síntomas antes mencionados no son específicos.

El estadio del paciente al momento del diagnóstico inicial es el indicador pronóstico más ampliamente utilizado para los pacientes con CRC. A pesar de que el sistema de estadificación de Dukes se ha modificado varias veces, el grado de invasión por cáncer a través de la pared del intestino y el grado de invasión de los ganglios linfáticos regionales todavía son pilares en los sistemas de estadificación. En la práctica, el sistema de estadificación más ampliamente usado es el sistema TNM de la International Union Against Cancer (UICC) (232) y el American Joint Committee on Cancer (233). En el sistema TNM, T hace referencia al grado local del tumor primario no-tratado en el momento del diagnóstico inicial: N hace referencia al estado de los nodos linfáticos regionales, y M se refiere a la presencia de metástasis distante en la presentación inicial (234).

A pesar de que la cirugía es el tratamiento de primera línea para la mayoría de los pacientes con CRC, algunos pacientes con cáncer rectal pueden recibir radiación y/o quimioterapia antes de la cirugía. En 1990, una Conferencia de Consenso del National Institute of Health (NIH) recomendó que los pacientes con cáncer de colon en estadio III debían ser tratados con quimioterapia adyuvante (235). Un análisis posterior de pacientes con CRC estadio III confirmó que la quimioterapia adyuvante aumentaba tanto la probabilidad de quedar libre de recu-rrencia de tumores luego de 5 años como la probabilidad de tener una sobrevida de 5 años (236).

Sin embargo, no está claro el valor de la quimioterapia adyuvante luego de la resección del cáncer de colon estadio II (B de Duke). En 2004, un panel de expertos de la American Society of Clinical Oncology (ASCO) recomendó que la quimioterapia adyuvante, en general, no debe ser administrada a pacientes con cáncer de colon estadio II (237). Sin embargo, el panel también estableció que "hay poblaciones de pacientes con enfermedad en Estadio II que podrían ser considerados para tratamiento adyuvante, entre ellos los pacientes a los que se les ha tomado una muestra de ganglios de manera inadecuada, con lesiones T4, perforación o histología mal diferenciada" (237).

La Conferencia de Consenso de la NIH de 1990 recomendó quimioterapia adyuvante y altas dosis de radioterapia de haz externo para pacientes con cáncer rectal en estadios II y III (235). A pesar de que la terapia de radiación no parece afectar la sobrevida general, disminuye la recurrencia local, la cual es una causa de morbilidad considerable en pacientes con cáncer rectal.

A pesar de la cirugía potencialmente curativa, el 40% a 50% de los pacientes con CRC desarrollan enfermedad recurrente o metastásica (238). En un intento por detectar estas recidivas cuando son resecables, la mayoría de los pacientes con enfermedad tanto en estadio II como en estadio III en la actualidad tienen seguimiento o vigilancia. Entre las estrategias de vigilancia se pueden encontrar uno o más de los siguientes: examen clínico, radiología (es decir rayos X, ultrasonido, tomografía computada [TC] y diagnóstico por imágenes de resonancia magnética), endoscopía, pruebas de laboratorio clínico y el uso de marcadores tumorales.

El CRC fue uno de los primeros cánceres en los que se usó el marcador tumoral (por ejemplo, el antígeno carcionoembrionario [CEA]) se usó para ayudar en el manejo. El objetivo de este Capítulo es presentar las guías de la NACB acerca del uso del CEA, así como de otros marcadores, para la detección y el tratamiento de pacientes con CRC. Al hacerlo, también se sintetizan las guías de otros paneles de expertos en relación al uso de marcadores tumorales en CRC.

Para preparar estas guías, se revisó la literatura relevante al uso de los marcadores tumorales en CRC. Se le prestó particular atención a las revisiones, tales como revisiones sistemáticas, pruebas prospectivas aleatorias que incluían el uso de marcadores, y las guías publicadas por los paneles de expertos. Cada vez que fue posible, las recomendaciones del panel de la NACB se basaron en evidencia disponible (es decir, estuvieron basadas en la evidencia).

Marcadores para cáncer colorrectal disponibles actualmente

La Tabla 9 enumera los marcadores tumorales más ampliamente investigados para cáncer colorrectal. También se enumera la fase de desarrollo de cada marcador y el LOE para su uso clínico.

Tabla 9. Marcadores actualmente disponibles para cáncer colorrectal

continuación

Marcadores tumorales en cáncer colorrectal: recomendaciones de la NACB

La Tabla 10 presenta un resumen de las recomendaciones de las guías representativas publicadas acerca del uso de marcadores tumorales en el cáncer colorrectal. Esta tabla también sintetiza las guías de la NACB para el uso de marcadores de este tipo de cáncer. Posteriormente, se presenta una discusión más detallada de los marcadores más ampliamente investigados que se enumeran en la Tabla 10.

Tabla 10. Recomendaciones de diferentes grupos de expertos para el uso de marcadores en cáncer colorrectal

CEA

CEA en el screening. La falta de sensibilidad y especificidad combinadas con la baja prevalencia de CRC en las poblaciones asintomáticas descartan el uso de CEA en el screening para CRC (239-241). De acuerdo con las recomendaciones de ASCO (242-244) y EGTM (245) (246), el panel de la NACB establece que el CEA no puede usarse en el screening de sujetos sanos para CRC precoz.

RECOMENDACIÓN 1 DEL PANEL DE LA NACB SOBRE CÁNCER COLORRECTAL:

CEA en suero en el Screening de Sujetos Sanos

No se puede usar CEA para el screening de sujetos sanos para CRC precoz [LOE, IV/V; SOR, A].

CEA para determinar el pronóstico. Tal como se mencionó antes, el estadio de la enfermedad en el diagnóstico inicial se usa universalmente para determinar el pronóstico en los pacientes con CRC. No obstante, varios estudios han demostrado que las concentraciones prequirúrgicas de CEA también pueden ofrecer información pronóstica, la que, en algunas ocasiones, fue considerada independiente del estadio (239-241) (247). Esto fue confirmado por dos revisiones sistemáticas (248) (249). El panel de la NACB, por consiguiente, establece que las concentraciones pre-qui-rúrgicas de CEA podrían usarse en combinación con otros factores en la planificación del tratamiento quirúrgico. Las concentraciones de CEA pre-quirúrgicas, sin embargo, no deben ser usadas en la actualidad en la selección de pacientes para terapia adyuvante. Estas guías concuerdan ampliamente con las que fueron publicadas anteriormente por la ASCO y EGTM (242) (244-246).

Es interesante notar que un panel de expertos del College of American Pathologists (CAP) recientemente colocó al CEA pre-quirúrgico en suero junto con el estadio TNM, la metástasis de ganglios linfáticos regionales, la invasión de sangre o vasos linfáticos y el tumor residual luego de una cirugía con intención curativa como marcador pronóstico categoría I para CRC (250). De acuerdo al panel de la CAP, los factores pronósticos categoría I son aquellos que "se ha probado definitivamente que tienen importancia pronóstica sobre la base de la evidencia que surge de pruebas robustas publicadas estadísticamente y que se usan generalmente en el manejo de los pacientes".

CEA en vigilancia pos-quirúrgica. Vigilar el CRC luego de la resección curativa tiene como objetivo ofrecer tranquilidad, enfrentar posibles complicaciones surgidas de la terapia, e identificar recurrencias o metástasis. Seis meta-análisis independientes han comparado los resultados en pacientes con seguimientos intensivos con los de seguimientos mínimos o ningún seguimiento (251-256). Todos los estudios concluyeron que el uso de un régimen de seguimiento intensivo daba lugar a un resultado modesto pero estadísticamente significativo al compararlo con regímenes con seguimiento mínimo. En uno de estos meta-análisis se ha demostrado que sólo los estudios que incluían CEA tenían un impacto significativo sobre la sobrevida (254).

Las guías ASCO más recientes establecen que el CEA debe ser medido cada 3 meses en pacientes con CRC estadio II ó III, durante al menos 3 años luego del diagnóstico, si el paciente es candidato a cirugía o terapia sistémica de enfermedad metastásica (244) (257). El panel de la NACB apoya esta recomendación.

A pesar de que las mediciones seriadas de CEA se usan ampliamente en la vigilancia, no existe acuerdo acerca de la magnitud del cambio en la concentración que constituye un aumento significativo en el CEA durante el control seriado. De acuerdo con el panel de EGTM se produce un aumento significativo en el CEA si la suba es al menos 30% superior a la del valor anterior. Sin embargo, este aumento debe ser confirmado por medio de una segunda muestra que se tome dentro del mes siguiente. Si la última muestra también se encuentra elevada, el paciente debe ser sometido a otros exámenes (246). Sin embargo, no se ha validado clínicamente este aumento del 30%. Además, no debe ser considerado exclusivo. Por ejemplo, pequeños aumentos en el CEA-por ejemplo, de 15% a 20%, sostenidos durante al menos tres ensayos sucesivos-también podrían generar la necesidad de intervenciones (246). También debe recordarse que las bajas concentraciones de CEA no necesariamente excluyen la progresión, y en los pacientes con síntomas clínicos de recurrencia de la enfermedad se solicitan pruebas adicionales como TC, rayos X, y colonoscopía, independientes de la concentración de CEA (246).

RECOMENDACIÓN 2 DEL PANEL DE LA NACB SOBRE CÁNCER COLORRECTAL: CEA EN SUERO EN EL PRONÓSTICO Y PREDICCIÓN

Las concentraciones pre-quirúrgicas de CEA podrían usarse en combinación con otros factores al planear el tratamiento quirúrgico. Los pacientes con concentraciones elevadas de CEA (por ejemplo >5 pg/L) deberían ser evaluados por la presencia de metástasis distantes [LOE, III; SOR, C]. Las concentraciones pre-quirúrgicas de CEA no deberían usarse en la actualidad para seleccionar pacientes para quimioterapia adyuvante [LOE, III; SOR, C].

recomendacion 3 del panel de la nacb sobre cáncer colorrectal: cea en suero en vigilancia pos-quirúrgica

El CEA debe medirse cada 3 meses en pacientes con CRC estadio II ó III durante al menos 3 años después del diagnóstico, si el paciente es candidato a cirugía o terapia sistémica de enfermedad metastásica [LOE, I; SOR, A].

El CEA en la terapia de control en la enfermedad avanzada. El pronóstico para los pacientes con CRC avanzado ha mejorado en los últimos años debido a la introducción de agentes nuevos citotóxicos como el irinotecán y la oxaliplatina y a los anticuerpos monoclonales, como bevacuzimab (Avastin; Genentech, South San Francisco, CA) y cetuximab (erlotinib), que han sido revisados recientemente (258) (259). En realidad, la sobrevida media para los pacientes con CRC metastásico casi se ha duplicado en los últimos 10 años como resultado de estos nuevos tratamientos (258-260). Sin embargo, debido a que estos tratamientos son potencialmente tóxicos y caros también, es importante establecer tan pronto como sea posible su eficacia en la detección de la progresión del tumor.

De acuerdo a las guías ASCO de 2006, CEA es el marcador de elección para controlar el CRC metastá-sico durante una terapia sistémica (244). El CEA debe medirse al comienzo del tratamiento para enfermedad metastásica y cada 1 a 3 meses durante el tratamiento activo. Las concentraciones que van persistentemente en aumento sugieren enfermedad progresiva, inclusive en ausencia de radiografías que lo corroboren (242) (243). En 2003, el panel de EGTM recomendó que las concentraciones de CEA seriadas se midieran cada 2 a 3 meses mientras que los pacientes estén recibiendo terapia sistémica (246). Tanto las guías ASCO como las EGTM establecieron que las concentraciones de CEA crecientes durante la etapa temprana del tratamiento sistémico (16) (18) debían interpretarse con precaución. Esto se debe a que ciertos tratamientos (por ejemplo, 5-fluorouracil y levamisol; oxaliplati-no) pueden dar por resultado aumentos temporarios en los niveles de CEA en ausencia de progresión de la enfermedad (246).

Para controlar a los pacientes con CRC avanzado que están siendo sometidos a terapia sistémica, el panel de la NACB recomienda que regularmente se lleven a cabo determinaciones de CEA. De acuerdo con el panel de ASCO (242) (243), un aumento en el CEA confirmado (por ejemplo >30%) puede ser considerado evidencia de enfermedad progresiva. Desde ya, debería establecerse que los aumentos no sean elevaciones falso-positivas debidas a la liberación del marcador mediada por la quimioterapia o al desarrollo de una enfermedad benigna que produce CEA.

Otros marcadores en suero

CA 19-9

El ensayo CA 19-9 detecta una mucina que contiene al epitope pentasacárido Lewis sialiado, fucopentosa II (para una revisión, ver (261)). CA 19-9 es un marcador menos sensible que el CEA para CRC (262) (263). Hallazgos preliminares sugieren que como el CEA, las concentraciones pre-quirúrgicas de CA 19-9 también son pronósticas en pacientes con CRC (264-268). Sobre la base de la información disponible, no se puede recomendar la medición de rutina de CA 19-9 para pacientes con CRC.

CA 242

El ensayo CA 242 también detecta una molécula similar a la mucina. A pesar de que es menos sensible que CEA para CRC, el ensayo de CA 242 puede complementar al CEA en la vigilancia de los pacientes con CRC (263) (269). Además, una serie de informes preliminares sugieren que concentraciones pre-quirúrgicas de C A 242 son pronósticas en CRC (270) (271). En la actualidad no deberian usarse las determinaciones de rutina de CA 242 en pacientes con CRC.

recomendaclón 4 del panel de la nacb sobre cáncer colorrectal: cea en suero para el control de pacientes con enfermedad avanzada

En pacientes con CRC avanzado a los que se les realiza terapia sistémica se deben llevar a cabo determinaciones regulares de CEA. Un aumento de CEA confirmado (por ejemplo>30%) sugiere enfermedad progresiva dado que se puede excluir la posibilidad de elevaciones falso-positivas [LOE, III; SOR, B].

INHIBIDOR TISULAR DE METALOPROTEINASAS TIPO 1

El inhibidor tisular de metaloproteinasas tipo 1 (TIMP-1) es una glicoproteína 25 kDa con actividades múltiples entre las que se incluye la inhibición de las metaloproteinasas de la matriz, promoción de proliferación celular e inhibición de la apoptosis. Usando un ensayo de investigación inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA), que detecta TIMP-1 total (es decir, la forma no compleja así como TIMP-1 complejado a me-taloproteinasas de la matriz), se halló que las concentraciones en plasma del inhibidor eran significativamente mayores en pacientes con CRC que en los controles sanos, sujetos con enfermedad intestinal inflamatoria, sujetos con adenomas o pacientes con cáncer de mama (272) (273). Para pacientes con cáncer de colon A y B de Dukes, TIMP-1 pareció ser más sensible que CEA para la detección del cáncer (esto es, 58% vs 40% con 95% de especificidad y 56% vs 30% con 98% de especificidad). Para los pacientes con cáncer rectal temprano, TIMP-1 y CEA tuvieron una sensibilidad similar (272). Otros estudios han demostrado que la concentración pre-quirúrgica de TIMP-1 en plasma es un factor pronóstico independiente en los pacientes con CRC (esto es, independiente del estadio de Dukes y ubicación del tumor (274) (275)). Fue de particular importancia hallar que los pacientes en estadio II con concentraciones de TIMP-1 bajas en plasma (dicotomizadas en el percentil 70%) exhibían un patrón de sobrevida similar a una población con antecedentes de igual edad y sexo.

A pesar de que estos hallazgos preliminares con TIMP-1 son promisorios, en la actualidad no debe recomendarse el marcador para la detección temprana de CRC o para evaluar el pronóstico en los pacientes con este tipo de cáncer.

RECOMENDACION 5 DEL PANEL DE LA NACB SOBRE CÁNCER Colorrectal: CA19.9, CA 242, Y TIMP-1

EN CRC

No se recomienda la medición de rutina de CA19.9, CA 242, o TIMP-1 [LOE, III/IV; SOR, B/C].

Marcadores tisulares

Se han evaluado varios marcadores tisulares por un valor pronóstico y predictivo potencial en pacientes con CRC. Entre estos marcadores se incluye la timidilato sintasa (TS) (276-280), la inestabilidad en el microsaté-lite (MSI) (281-285), el gen DCC (286-288), el activador plasminógeno uroquinasa (uPA)/inhibidor del activador del plasminógeno -1 (PAI-1) (289-291), ras mutante (292), y el p53 mutante/sobreexpresado (293). Sobre la base de la evidencia disponible, ninguno de estos marcadores se puede recomendar en la actualidad para la determinación de rutina del pronóstico o para predicción de la terapia. Sin embargo, la evidencia que surge sugiere que la presencia de k-ras tipo silvestre está asociada con el beneficio de los anticuerpos del receptor del factor de crecimiento anti-epidérmico (EGFR), cetuximab, y panitumumab (294-297).

Marcadores fecales

El marcador fecal más ampliamente usado implica la realización de pruebas para sangre oculta (es decir, la prueba de sangre oculta fecal [FOBT]). Dos de los FOBT más descriptos son la prueba de guayacol en heces y la prueba inmunoquímica fecal (FIT) (298-301). La prueba de guayacol mide la actividad pseudo-peroxi-dasa del grupo hemo en la hemoglobina mientras que la prueba inmunoquímica detecta la globina humana. Ya que la actividad peroxidasa también está presente en ciertas frutas y verduras, la ingesta de estos alimentos puede dar lugar a resultados falso-positivos en la prueba de guayacol. Algunos medicamentos, como las drogas anti-inflamatorias no esteroides también pueden interferir con esta prueba. A pesar de estas limitaciones, un número de grandes pruebas aleatorias han demostrado que el screening con la prueba de guayacol reduce la mortalidad por CRC (302-306).

No se ha investigado todavía en estudios basados en una gran población qué eficacia tiene la FIT en reducir la incidencia o la mortalidad por CRC. Sin embargo, sobre la base de la evidencia disponible, debería ser al menos tan o más precisa que las pruebas de guayacol en el screening para CRC (298) (301) (307). Las ventajas que tiene la prueba inmunoquímica por sobre la prueba de guayacol son las siguientes (para una revisión ver (298) (299) (307)). Las FIT tienen mayor sensibilidad y especificidad; no se ven afectadas por la dieta o los medicamentos; algunas FIT pueden ser automatizadas; la evidencia sugiere que el uso de las FIT aumenta la participación del paciente en el screening para CRC; las FIT pueden ser cuantificadas, lo que posibilita el ajuste de la sensibilidad, la especificidad y las tasas de positividad; debido a que las FIT usualmente no detectan la sangre digerida del tracto gastrointestinal superior, pueden detectar mejor el sangrado del tracto gastrointestinal inferior.

De acuerdo con otros paneles de expertos (308-310), la NACB recomienda que todos los sujetos de 50 años de edad o mayores deben ser sometidos a screening para CRC. Sin embargo, existen múltiples procedimientos para CRC (306-308), y hasta la fecha, no hay ningún procedimiento que haya demostrado ser significativamente superior a los otros. La opción elegida puede, por lo tanto, depender de la disponibilidad, de preferencias personales, y del riesgo de desarrollar CRC (311).

RECOMENDACIóN 6 DEL PANEL DE LA NACB SOBRE CÁNCER COLORRECTAL: MARCADORES TISULARES CRC

No se recomienda el uso de TS, MSI, DCC, uPA, PAI-1, o p53 para determinar el pronóstico o predecir la respuesta a la terapia [LOE, III; SOR, B]. La determinación del estado de mutante de k-ras puede usarse en el futuro para predecir el beneficio de anticuerpos específicos anti-EGFR.

Conforme al NCCN, se debe realizar FOBT en tres especímenes sucesivos de material fecal que se obtienen mientras que el paciente está adhiriendo a una dieta prescripta (308). Esta organización recomienda específicamente el Haemoccult SENSA (Beckman Coulter GmbH, Krefeld, Alemania) como método de prueba. Tanto la NCCN como la American Cancer Society recomiendan que no se use el FOBT de un espécimen obtenido por examen rectal digital (308) (311).

A pesar de que se ha demostrado que el screening da por resultado una menor mortalidad por CRC (302305) (312), éste puede estar asociado con ciertos efectos nocivos. Entre ellos, la consecuencia psicosocial de los resultados falso-positivos, potenciales complicaciones de colonoscopía de un resultado falso-negativo, o la posibilidad de sobre-diagnóstico (312). Un sobre-diagnóstico podría dar lugar a investigaciones o tratamiento innecesarios.

Debido a la falta de sensibilidad y especificidad de FOBT para adenomas y CRC precoz, un número importante de investigaciones de años recientes ha puesto el foco en otros marcadores fecales, especialmente en los genes que sufren mutaciones durante la carcinogénesis de CRC. Entre los marcadores de ADN que más se han investigado se encuentran el ras mutante, el mutante p53, el mutante APC, genes metilados específicos, MSI, y ADN largo (231) (313-316). Casi todos los estudios publicados hasta la fecha acerca de los marcadores de ADN fecal incluían a un número pequeño de pacientes. Luego de una revisión de la literatura, Allison y Lawson (298) hallaron que las sensibilidades de los distintos paneles de ADN para CRC invasivos variaban de 52% a 98% (media de 64%) mientras que la especificidad variaba de 93% a 97% (media de 95%).

Aunque la mayoría de los estudios que evaluaban a los marcadores de ADN para la detección de CRC incluían sólo una pequeña cantidad de pacientes se investigó recientemente un panel específico como prueba de screening para CRC en una gran población asintomática (317). De los 31 CRC invasivos detectados, el panel de ADN diagnosticó 16, mientras que el FOBT detectó solamente 4 (51,6% vs 12,9%, p = 0,003). De los 71 cánceres y adenomas invasivos con displacia de alto grado, el panel de ADN diagnosticó 29, mientras que FOBT detectó sólo 10 (p < 0,001). A pesar de que el panel de ADN mostró una sensibilidad mayor que FOBT, claramente ninguna de las dos pruebas detectó la mayoría de los adenomas o carcinomas avanzados (317). No obstante, a pesar de que la prueba basada en el ADN fue superior a la de FOBT, se podría esperar que fuera al menos tan buena como la última para la reducción de la mortalidad por CRC. Sin embargo, se debería resaltar que, en comparación con los FOBT, la medición de los marcadores de ADN fecal es más cara y más demandante técnicamente. Además, no está clara qué combinación de marcadores de ADN ofrece el balance óptimo de sensibilidad y especificidad (231).

Uno de los principales argumentos en contra del uso del panel de ADN en la actualidad, especialmente cuando se lo aplica a grandes poblaciones, es el costo relativo vis-à-vis el FOBT (318) (319). En 2004, Song et al (318), usando un abordaje de modelación, compararon la costo-efectividad del ADN fecal con el de los métodos de screening de CRC estándar. Las siguientes fueron las conclusiones principales: comparando con la no realización de screening, todas las estrategias de screening aumentaban la expectativa de vida en lo que se considera un costo razonable; comparando con la no realización de screening, el uso de la prueba de ADN fecal ganó 4.560 años vida por 100.000 personas a un costo en aumento de U$S47.700/años-vida ganados; el uso de colonosco-pía y sigmoidoscopía FOBT/flexible fueron estrategias más efectivas, obteniendo un aumento gradual de 6.190 y 6.270 años vida cada 100.000 personas comparado con la falta de screening, a costos crecientes por año vida ganado de U$S17.010 y U$S17.000; y todos los abordajes convencionales ganaron más años vida a menores costos que la prueba de ADN fecal. A pesar de los costos relativamente altos, la naturaleza técnicamente demandante de los ensayos, y el hecho de que estas pruebas no han sido validadas en una prueba prospectiva aleatoria, guías conjuntas recientes de la American Cancer Society, la U.S. Multi-Society Task Force, y el American College of Radiology establecen que ahora hay datos suficientes para incluir el ADN fecal "como opción aceptable para el screening de CRC" (320)(321).

RECOMENDACIóN 7 DEL PANEL DE LA NACB SOBRE CÁNCER COLORRECTAL: USO DE MARCADORES fecales EN EL SCREENING PARA CRC

La NACB recomienda que a todos los sujetos de 50 años de edad o mayores se les realice screening para CRC. Ya que no se sabe cuál es la prueba de screening más efectiva, la que se vaya a elegir probablemente dependa del riesgo de CRC, la disponibilidad local, y las preferencias personales. A pesar de que el FOBT es el método de estudios fecales mejor validado para el screening de CRC [LOE, I; SOR, A], la realización del ADN fecal también puede ser una opción. Entre las consecuencias adversas potenciales del screening se encuentran las complicaciones debidas a la colonoscopía y el tratamiento, la posibilidad del sobre-diagnóstico que da lugar a exámenes innecesarios, y los resultados falso negativos y falso positivos.

Pruebas genéticas

Para la realización de pruebas genéticas para susceptibilidad de CRC (es decir, cáncer colorrectal familiar adenomatoso coli poliposis y cáncer colorrectal hereditario no poliposis), el panel de la NACB apoya las guías previamente publicadas (308) (322-326).

La prueba de MSI y/o IHC para enzimas de reparación de desapareamiento específico pueden usarse como un pre-screening para CRC hereditario no-poliposis. Si se halla que un individuo posee MSI alto, se deberían realizar pruebas genéticas para mutaciones en genes MLH1, MSH2, MSH6, ó PMS2 [LOE, III/IV; SOR, B].

Puntos clave: marcadores tumorales en cáncer colorrectal

A pesar de que se han evaluado muchos marcadores diferentes para CRC, solamente puede recomendarse un pequeño número para el uso clínico. Entre ellos se incluye el CEA en la vigilancia post-quirúrgica de pacientes que pueden ser candidatos apropiados para resección quirúrgica o quimioterapia sistémica, el FOBT en el screening para CRC precoz en sujetos de 50 años de edad o mayores, el MSI como marcador sustituto para identificar a los sujetos a los que se les realizan pruebas genéticas para MLH1/MSH2/MSH6/PMS2 para identificar cáncer colorrectal no-poliposo hereditario (HNPCC) y gen coli poliposis adenomatoso (APC) para identificar poliposis familiar adenomatosa. Uno de los marcadores en plasma nuevos más promisorios es el TIMP-1. Tal como se mencionó anteriormente, los hallazgos preliminares sugieren que este marcador puede ser más sensible que el CEA para la detección de CRC precoz así como es un factor pronóstico independiente para CRC. Ahora deben confirmarse estos hallazgos en amplios estudios prospectivos. Una de las pruebas de screening de CRC fecal más promisorias es el panel fecal de ADN (317). Debería simplificarse esta prueba, ponerla a disposición a costos reducidos y someterla a mayores investigaciones.

Referencias bibliográficas

230. Parkin DM, Bray F, Ferlay J, Pisani P. Global cancer statistics, 2002. CA Cancer J Clin 2005; 55: 74-108.         [ Links ]

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