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Acta bioquímica clínica latinoamericana

Print version ISSN 0325-2957On-line version ISSN 1851-6114

Acta bioquím. clín. latinoam. vol.50 no.4 La Plata Dec. 2016

 

BIOQUÍMICA CLÍNICA

Factores de riesgo cardiovascular lipídicos y no lipídicos en una población adulta

Lipid and non-lipid cardiovascular risk factors in an adult population

Fatores de risco cardiovascular lipídicos e não-lipídicos em uma população adulta

 

Lourdes García Alonzo1a, Diamela Carías Picón2b, Edgar Acosta García3c

1 Magíster en Nutrición.
2 Doctor en Nutrición.
3 Doctor en Nutrición.
a Laboratorio de Nutrición. Universidad Simón Bolívar. Sartenejas, Caracas, Venezuela.
b Profesor Titular. Dpto. de Tecnología de Procesos Biológicos y Bioquímicos. Universidad Simón Bolívar. Sartenejas, Caracas, Venezuela.
c Profesor Asociado e Investigador Titular del Instituto de Investigaciones en Nutrición (INVESNUT-UC). Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Carabobo. Venezuela. Urb. El Remanso, lote 23D casa 44. San Diego, Estado Carabobo. Teléfono: 0241-8915640; 0241- 8672852, 0241-8915640, 0412-0445423. Email: edgaracosta1357@hotmail.com

CORRESPONDENCIA Dr. EDGAR ACOSTA GARCÍA Urb. El Remanso, lote 23D casa 44. San Diego, Estado Carabobo. Teléfono: 0241-8915640; 0241- 8672852, 0241-8915640, 0412-0445423. E-mail: edgaracosta1357@hotmail.com


Resumen

Las enfermedades cardiovasculares (EC) constituyen la principal causa de muerte de la población adulta, por lo que es importante conocer y controlar los factores de riesgo. El propósito del estudio fue evaluar el nivel de riesgo cardiovascular asociado a lípidos séricos y otros factores de riesgo no lipídicos, en una población adulta. Se realizó un estudio descriptivo y transversal en 95 adultos de 23-51 años (44 mujeres, 51 hombres). Se determinaron la glucosa, el perfil lipídico, el ácido úrico y la proteína C reactiva en suero. Se midió la presión arterial, el peso, la talla y se calculó el índice de masa corporal. Se obtuvieron datos sobre antecedentes familiares de EC, diabetes o hipertensión, hábitos de tabaco y alcohol y actividad física. Los resultados mostraron que los adultos del sexo masculino y aquellos con más de 30 años de edad presentaron mayor frecuencia de factores de riesgo lipídicos, así como una mayor prevalencia de alteraciones para los índices de riesgo cardiometabólico, respecto al sexo femenino y a los menores de 30 años. Igualmente, los hombres mostraron mayor prevalencia de algunos factores de riesgo no lipídicos (ácido úrico elevado, sobrepeso, presión arterial elevada). Aunque se encontró una baja prevalencia en cuanto a la acumulación de factores de riesgo lipídicos, una proporción importante de la muestra presentó 3 o más factores de riesgo no lipídicos. Adicionalmente, más del 70% de los adultos evaluados, presentó 3 o más factores de riesgo lipídicos o no lipídicos. Estos hallazgos sugieren la necesidad de implementar modelos de promoción de salud y prevención de la enfermedad que integren el conocimiento, la detección y el manejo de los factores de riesgo con base en la modificación de estilos de vida.

Palabras clave: Factores de riesgo cardiovascular; Glicemia; Lípidos; Ácido úrico; Proteína C reactiva; Sobrepeso; Adultos.

Summary

Cardiovascular disease (CVD) is the leading cause of death in the adult population, so it is important to know and control the risk factors. The purpose of the study was to assess the level of cardiovascular risk associated with serum lipids and other non-lipid risk factors in an adult population. A descriptive study was made on 95 adults of 23-51 years of age (44 women, 51 men). Glucose, lipid profile, uric acid and C-reactive protein in serum were determined. Blood pressure, weight and height were measured and body mass index was calculated. Data on family history of CVD, diabetes or hypertension, smoking and alcohol habits and physical activity were obtained. The results showed that male adults and those over 30 years of age had a higher frequency of lipid risk factors, as well as a higher prevalence of alterations to cardio metabolic risk indices, compared to women and adults less than 30 years old. Men also showed greater prevalence of some non-lipid risk factors (high uric acid, obesity and high blood pressure). Although a low prevalence was found in terms of the accumulation of lipid risk factors, a significant proportion of the sample presented 3 or more non-lipid risk factors. Additionally, over 70% of adults evaluated showed 3 or more lipid or non-lipid risk factors These findings suggest the need to implement models of health promotion and disease prevention, integrating knowledge, detection and management of risk factors based on lifestyle changes.

Keywords: Cardiovascular risk factors; Blood glucose; Lipids; Uric acid; C-reactive protein; Overweight; Adults.

Resumo

As doenças cardiovasculares (DCV) são a principal causa de morte da população adulta, por isso é importante conhecer e controlar os fatores de risco. O objetivo do estudo foi avaliar o nível de risco cardiovascular associado a lipídios séricos e outros fatores de risco não-lipídicos em uma população adulta. Realizou-se um estudo descritivo e transversal em 95 adultos de 23-51 anos (44 mulheres, 51 homens). Foram determinados glicose, perfil lipídico, ácido úrico e proteína C-reativa em soro. Foi medida a pressão arterial, peso, altura e se calculou o índice de massa corporal. Obtiveram-se dados sobre história familiar de doenças cardiovasculares, diabetes ou hipertensão, hábitos de álcool e tabagismo e atividade física. Os resultados mostraram que os homens adultos e as pessoas com mais de 30 anos de idade apresentaram maior frequência de fatores de risco lipídicos, bem como uma maior prevalência de alterações para os índices de risco cardiometabólico, em comparação com as mulheres e os menores de 30 anos. Os homens também apresentaram maior prevalência de alguns fatores de risco não lipídicos (ácido úrico elevado, obesidade, pressão arterial elevada). Embora tenha sido encontrada baixa prevalência em termos de acumulação de fatores de risco de lipídios, uma proporção significativa da amostra apresentou três ou mais fatores de risco não-lipídicos. Além disso, mais de 70% dos adultos avaliados mostrou 3 ou mais fatores de risco lipídico ou não-lipídico. Estes achados sugerem a necessidade da implementação de modelos de promoção da saúde e prevenção de doenças, integrando o conhecimento, detecção e gestão dos fatores de risco com base na mudança de estilos de vida.

Palavras-chave: Fatores de risco cardiovascular; Glicemia; Lipídios; Ácido úrico; Proteína C reativa; Obesidade; Adultos.


 

Introducción

En la actualidad, Latinoamérica atraviesa por una transición epidemiológica y nutricional caracterizada por la adquisición de un estilo de vida urbano-industrial que se ha asociado con un aumento de la incidencia y la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares (ECV) y diabetes mellitus (DM), lo cual causa las tres cuartas partes de la morbimortalidad en el mundo contemporáneo (1). Los cambios en los hábitos nutricionales y en la actividad física son las características más notables relacionadas con esta transición epidemiológica y nutricional. La urbanización ha determinado un cambio en la dieta, que ha pasado de una alimentación rica en fibra vegetal en el medio rural a una dieta rica en harinas procesadas y bebidas azucaradas. Otras de las condiciones que se han modificado están relacionadas con el aumento en las innovaciones tecnológicas que afectan negativamente el gasto energético en el trabajo, el transporte y durante el tiempo de esparcimiento; así como la expansión de los medios masivos de comunicación, e inequidades relacionadas con la infraestructura y servicios ofrecidos a la comunidad (2).
La ECV se define como una afección compleja, con varios fenotipos intermedios, a la que predisponen tanto los factores de riesgo genéticos como ambientales. A medida que aumenta el número de marcadores genéticos identificados, resulta cada vez más clara la complejidad del componente genético, con contribuciones relativamente pequeñas de una gran cantidad de genes (3).
Las ECV constituyen la principal causa de muerte a nivel mundial. De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren más personas por ECV que por cualquier otra causa. Adicionalmente, más de tres cuartas partes de las defunciones por ECV se producen en los países de ingresos bajos y medios (4). Las ECV constituyen una de las causas más importantes de discapacidad y muerte prematura en todo el mundo. El problema subyacente es la aterosclerosis, que progresa a lo largo de los años,
de modo que cuando aparecen los síntomas, generalmente a mediana edad, suele estar en una fase avanzada. Los episodios coronarios (infarto de miocardio) y cerebrovasculares (ataque apopléjico) agudos se producen de forma repentina y conducen a menudo a la muerte antes de que pueda dispensarse la atención médica requerida (5).
El riesgo cardiovascular se define como todo riesgo que puede sufrir un individuo a padecer de enfermedades vasculares por un período de tiempo generalmente de 5 a 10 años, a nivel cerebral o del corazón, pero no limitándose a los ataques cardiacos y las embolias (5). Por su parte, un factor de riesgo cardiovascular (FRC) es una característica biológica o una conducta que aumenta la probabilidad de padecer o morir de ECV en los individuos que la presentan (6).
Los resultados obtenidos en diversos trabajos de investigación realizados en América latina, que incluyen a Venezuela, muestran que el consumo de tabaco, consumo de alcohol, la inactividad física, el sobrepeso, el colesterol alto, la hipertensión arterial y la diabetes, son factores de riego cardiovascular de elevada prevalencia en la población adulta (1)(7)(8).
En este sentido, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de las ECV pueden prevenirse actuando sobre factores de riesgo comportamentales, como el tabaquismo, dietas poco saludables y la obesidad, la inactividad física o el consumo nocivo de alcohol, utilizando estrategias que abarquen a toda la población, pero especialmente a los adultos jóvenes, dado que un porcentaje importante de las muertes por ECV en el mundo, ocurren antes de los 70 años de edad (4).
Todo lo anteriormente expuesto pone de manifiesto la importancia de determinar la prevalencia de FRC en poblaciones adultas, de manera de realizar recomendaciones que permitan la adopción de estilos de vida saludables, que incluyan una dieta equilibrada, y la práctica regular de actividad física, lo que podría favorecer el control del peso corporal, así como de las dislipidemias y la hipertensión arterial. Debido a esto, el objetivo de la presente investigación fue determinar la frecuencia de factores de riesgo cardiovasculares lipídicos y no lipídicos en adultos estudiantes de postgrado de dos universidades de Caracas, Venezuela.

Materiales y Métodos

El estudio realizado fue de tipo transversal, descriptivo y correlacional. La muestra estuvo conformada por 95 adultos aparentemente sanos (44 mujeres, 51 hombres), con edades comprendidas entre 23 y 51 años, cursantes del postgrado en gerencia en las Universidades Simón Bolívar y Católica Andrés Bello, que asistieron a la convocatoria del Servicio Médico de las respectivas universidades a fines de 2009. Los criterios de exclusión fueron los siguientes: mujeres embarazadas, mujeres posmenopáusicas (con un año o más de amenorrea), presencia de patologías crónicas (diabetes, insuficiencia cardiaca, insuficiencia hepática, insuficiencia renal, procesos malignos, alcoholismo), uso de fármacos que interfiriesen en el metabolismo de lípidos e hidratos de carbono o que modificasen la presión arterial.
La investigación se realizó siguiendo los principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos según la Declaración de Helsinki (9). Los participantes fueron informados sobre los objetivos del estudio, así como de los posibles beneficios de éste y firmaron una carta de consentimiento.

ANTECEDENTES FAMILIARES Y HÁBITOS PSICOBIOLÓGICOS
Para la obtención de los datos sobre antecedentes familiares (diabetes, hipertensión e infarto), y los relacionados con el consumo de tabaco y alcohol, se utilizó una encuesta diseñada para tal fin. En cuanto al hábito tabáquico, solo se interrogó al participante si fumaba o no en la actualidad, sin considerar el número de cigarrillos por día. En lo relativo al consumo de alcohol, se realizó un cuestionario corto de cantidad y frecuencia (las dos primeras preguntas de la Prueba de Identificación de Trastornos del Uso del Alcohol de la Organización Mundial de la Salud, AUDIT) (10). Con esto, se determinó el consumo de alcohol en unidades de bebida estándar (UBEs) (11). Se consideró como consumo de riesgo cardiovascular para mujeres: >17 UBEs por semana y para hombres >28 UBEs por semana (10).

ACTIVIDAD FÍSICA
Para conocer el nivel de actividad física de los participantes se utilizó el cuestionario IPAQ (International Physical Activity Questionnaire)(12) y luego se clasificaron a los sujetos en 4 niveles de actividad física: sedentarios, insuficientemente activos, activos y muy activos.

VARIABLES ANTROPOMÉTRICAS
Las mediciones antropométricas fueron tomadas por un profesional de la salud entrenado y estandarizado siguiendo las técnicas descritas por el Programa Biológico Internacional (13).
El peso (kg) fue registrado colocando a las personas en ropa interior, sin medias ni zapatos, en una balanza doble romana (previa calibración) marca Detecto® con una precisión de 0,1 kg.
La talla (m) fue medida por la técnica de la plomada (con cinta métrica y escuadra de madera), con el sujeto descalzo y sin medias (14).
Con el peso y la talla se construyó el indicador de masa corporal (IMC), el cual considera la relación del
peso en kilogramos sobre el cuadrado de la altura en metros (kg/m2). Se clasificó a los participantes en el estudio, según los valores de referencia propuestos por la Organización Mundial de la Salud (15):

De acuerdo con la clasificación anterior, se tomó como FRC un IMC≥25 kg/m2, correspondiente a sobrepeso u obesidad.

VARIABLES CLÍNICAS
La presión arterial fue medida con esfigmomanómetro de mercurio. Posterior a un reposo de cinco minutos, a los participantes en posición sentada se les midió la presión arterial, en el brazo derecho. A cada sujeto se le tomaron dos medidas, separadas por 60 segundos, para ser promediadas. Se consideró hipertensión a valores mayores o iguales a 130/85 mmHg (16).

VARIABLES BIOQUÍMICAS
Los sujetos que formaron parte del estudio, acudieron al servicio médico de las universidades Simón Bolívar y Católica Andrés Bello a primeras horas de la mañana, en condiciones de ayuno de 12 horas. A cada participante se le extrajeron 10 mL de sangre de la vena antecubital, colocándose en dos tubos; uno de estos contenía anticoagulante y el otro no. Los mismos fueron centrifugados (centrífuga modelo Sorvall a RC5B de DuPont Company, EE.UU.) a 7600 x g durante 10 minutos, a fin de obtener plasma y suero, respectivamente. Las muestras se guardaron en alícuotas y se congelaron a –20 ºC hasta el momento de su análisis. Las determinaciones enzimáticas-colorimétricas se realizaron con un espectrofotómetro modelo SmartSpec™ 3000 (BIO-RAD, EE.UU.).
Para la determinación de glucosa, triglicéridos, colesterol total, el colesterol en las HDL y ácido úrico se emplearon los equipos enzimáticos para diagnóstico de la casa comercial Chemroy Laboratory (EE.UU.). Una vez conocida la concentración de triglicéridos, colesterol total y colesterol HDL, se estimó la concentración de colesterol presente en las lipoproteínas de baja densidad o LDL a partir de la fórmula propuesta por Friedewald et al (17): Colesterol LDL (mg/dL) = Col Total–(Colesterol HDL+Triglicéridos/5). Solo a un sujeto del sexo masculino (menor de 30 años) no se le pudo calcular el valor del colesterol LDL, debido a que su valor de triglicéridos superaba 400 mg/dL. Dicho valor no fue incluido para el cálculo de la media de los valores de triglicéridos, tanto de la muestra total como la del sexo masculino y de aquellos menores de 30 años.
El Colesterol no HDL se calculó como la diferencia entre el valor del colesterol total y el de las HDL; de esta manera incluyó el colesterol de las LDL y el de las fracciones de lipoproteínas de densidad intermedia (IDL), y las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL): Colesterol no HDL = Colesterol Total – Colesterol HDL.
Se determinaron los índices de riesgo cardiometabólico CT/HDL, LDL/HDL y TG/HDL.
Los valores de referencia empleados para las concentraciones séricas de glucosa, perfil lipídico e índices de riesgo cardiometabólico fueron:

La proteína C reactiva (PCR) se cuantificó mediante un ensayo turbidimétrico de Turbox Orion Diagnóstica. Este análisis fue realizado en el Laboratorio Clínico del Centro Médico Docente La Trinidad (Caracas). Los resultados fueron reportados como ≤1,0 mg/dL y >1,0 mg/dL.
Se consideraron valores elevados aquellos por encima de 1,0 mg/L (23).

ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Los resultados de las variables continuas se expresaron en términos de media y desviación estándar, mientras que las discretas, con frecuencias absolutas y relativas. La distribución estadística de las variables se analizó mediante el test de Kolmogorov-Smirnov. Para la comparación de medias y proporciones se empleó la prueba t de Student y el estadístico Z, respectivamente. Se realizó una clasificación de acuerdo con la edad, en dos grupos: <30 años y ≥30 años, considerando la edad promedio de la muestra evaluada y cuidando que los grupos resultantes fueran comparables en cuanto al número de individuos. El nivel de significancia empleado fue de 0,05 (α=0,05) y el paquete estadístico utilizado fue el SPSS versión 17,0.

Resultados

El total de sujetos estudiados fue de 95, de los cuales 51 eran hombres (54%) y 44 mujeres (46%). En términos de Media (Desviación Estándar), la edad de los participantes fue de 31,63 (7,23) años: 32,57 (8,41) para las mujeres y 30,82 (5,99) para los hombres. La Tabla I muestra el promedio y la desviación estándar de las variables antropométricas y clínicas de los sujetos según el género y la edad.
Los hombres presentaron valores medios de peso, talla e IMC significativamente mayores en comparación con las mujeres (p<0,01) (Tabla I).

Tabla I. Descriptivos de las variables antropométricas y clínicas del total de sujetos en estudio según el género y la edad.

En relación con los datos aportados por la PA sistólica y diastólica, los promedios para el total de la muestra indican que las cifras se encuentran dentro de valores normales (120,2/76,1 mmHg); de igual manera, cuando se considera el promedio de la PA de los hombres (126,7/77,8 mmHg) y de las mujeres (112,6/74,0 mmHg). Al comparar los géneros, se pudo observar una diferencia significativa (p<0,05) en la presión arterial sistólica y diastólica entre los sexos, mostrando valores mayores para los hombres. Por grupos de edad, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas para ninguna de las variables entre los dos grupos de edad (Tabla I).
Por otra parte, en el total de la muestra estudiada se encontró que 50 (52,6%) sujetos fueron normopeso, mientras que 32 (33,7%) y 13 (13,7%) resultaron con sobrepeso y obesidad, respectivamente. En relación con las mujeres, el 72,8% eran normopeso, 13,6% presentaron sobrepeso y 13,6% mostraron obesidad. Respecto al sexo masculino, se encontró que el 35,3% presentó valores normales del IMC, mientras que el 51% y el 13,7% se clasificaron con sobrepeso y obesidad, respectivamente.
En cuanto al hábito tabáquico, se encontró que 20 sujetos (21%) refirieron tener el hábito de fumar. Por sexo, se encontró una mayor prevalencia del hábito de fumar entre las mujeres (27%), en relación con los hombres (16%). En cuanto a la edad, la frecuencia de sujetos fumadores fue igual para ambos grupos conformados (20%).
En relación con el consumo de alcohol, se encontró que un porcentaje elevado de los participantes en el estudio (85%), ingería algún tipo de bebida alcohólica, pero solo en ocasiones especiales o los fines de semana; por lo que la cantidad y la frecuencia registradas para el consumo de alcohol, indicaron que ninguno de los adultos evaluados presentó un consumo de estas bebidas que representara un riesgo para la salud. Además, el porcentaje de sujetos con el hábito alcohólico fue similar entre hombres (84%) y mujeres (86%). En cuanto a los grupos de edad, la prevalencia de consumo de alcohol, también fue semejante entre los individuos menores de 30 años y los que tenían una edad igual o mayor a los 30 años (84% y 87%, respectivamente).
En relación con los antecedentes familiares (diabetes, hipertensión o infarto al miocardio), 59 individuos (62%) al menos tenían un antecedente familiar asociado a riesgo de enfermedad cardiovascular. De igual forma, se encontró que según el grupo de edad, entre los individuos <30 años, casi la mitad de los mismos (48%), presentaron al menos un antecedente familiar; mientras que para ≥30 años, la mayoría (78%) reportaron antecedentes familiares. También se pudo observar que un porcentaje mayor de las mujeres (70%) tenía antecedentes familiares, respecto a los hombres (55%).
Al analizar la muestra estudiada con respecto a la variable actividad física, se encontró que un porcentaje importante de la muestra (44%) se clasificó como insuficientemente activos (sedentarios), siendo la prevalencia mayor entre las mujeres (55%) en relación con los hombres (35%). Por otra parte, el 42% de los individuos evaluados resultaron ser activos, encontrándose un mayor porcentaje entre los hombres (47%) respecto a las mujeres (36%). Solo el 14% de la muestra se definió como muy activos, de nuevo siendo mayor la prevalencia entre los hombres (18%), en comparación a las mujeres (9%). Cuando se comparó la actividad física entre los dos grupos de edad se encontró que, en general, no hubo mayor diferencia entre los porcentajes de individuos con diferentes niveles de actividad física, entre el grupo de los <30 años en relación con los ≥30 años.
En la Tabla II se presentan los estadísticos descriptivos de las variables bioquímicas e índices de riesgo cardiometabólico para el total de la muestra, según género y edad, respectivamente.

Tabla II. Estadísticos descriptivos de las variables bioquímicas e índices de riesgo cardiometabólico para el total de la muestra, según género y la edad.

Se puede observar que el colesterol total, c-LDL, c-HDL y glicemia, mostraron resultados dentro de la normalidad según los valores de referencia, tanto para el total de la muestra, como para cada sexo (masculino y femenino). Sin embargo, las cifras de colesterol total, c-LDL y glicemia fueron mayores en los hombres con relación a las mujeres con diferencias significativas en el caso de la glicemia. Para los triglicéridos, el valor promedio para la muestra total fue adecuado, no obstante, hubo diferencias significativas entre los sexos, presentando los hombres un valor superior al que mostraron las mujeres; además, dicho valor estuvo ligeramente por encima del valor considerado como normal. En cuanto a los valores de c-HDL, como era de esperarse, resultaron significativamente mayores para las mujeres en comparación a los hombres.
El ácido úrico arrojó promedios elevados que reflejan riesgo cardiovascular (≥4 mg/dL), tanto para el total de la muestra como para uno y otro sexo, siendo los valores significativamente mayores para los hombres (Tabla II).
En relación con las variables bioquímicas según grupo de edad, hubo diferencia significativa en las cifras de c-LDL, entre las personas <30 años y las ≥30 años. Adicionalmente, el valor promedio para este último grupo se encuentra ligeramente por encima del valor de referencia (<100 mg/dL). En relación con el colesterol total, también existe diferencia significativa entre los dos grupos de edades, con cifras mayores para el grupo ≥30 años, pero por debajo del valor considerado como riesgo (200 mg/dL). El ácido úrico se encontró elevado en los dos grupos de edad, sin diferencias estadísticamente significativas entre estos (Tabla II).
En cuanto a los índices de riesgo cardiometabólico (Col T/c-HDL, Col no-HDL, c-LDL/c-HDL y TG/c-HDL), los valores promedio obtenidos se encuentran dentro de la normalidad, tanto para la muestra total como para uno y otro sexo, a excepción del índice TG/c-HDL, donde se evidencia que el sexo masculino presenta un promedio ligeramente superior al valor de referencia; esto quizá relacionado con los mayores niveles de triglicéridos que en promedio presentaron los hombres, en comparación con las mujeres. Cabe destacar que para estos índices de riesgo cardiovascular, se encontraron valores significativamente mayores para los hombres, en relación con las mujeres, a excepción del colesterol no-HDL. Estos resultados demuestran que los hombres presentaron mayor riesgo cardiovascular respecto al sexo femenino (Tabla II).
Por edad, se puede observar que todas las relaciones lipídicas estudiadas (Col T/c-HDL, Col no-HDL, c-LDL/c-HDL, TG/c-HDL), muestran cifras dentro de la normalidad para ambos grupos. No obstante, es importante resaltar el valor estadísticamente mayor (p<0,05), encontrado para índice c-LDL/c-HDL para los adultos ≥30 años en relación con los menores de 30 años (Tabla II).
En la Tabla III se muestra la frecuencia de factores de riesgo lipídicos, de la muestra total y clasificada por género y edad.

Tabla III. Frecuencia de los factores de riesgo lipídicos e índices de riesgo cardiometabólico para la muestra total y clasificada por género y edad.

Cabe destacar que en el total de la población adulta evaluada, se encontró que 59 individuos (62%) presentaron al menos uno de los factores de riesgo lipídicos, es decir: colesterol total (CT), colesterol LDL (c-LDL) y triglicéridos (TG) elevados, o colesterol HDL (c-HDL) bajo. El factor de riesgo lipídico más frecuente fue el c-LDL elevado, tanto en el grupo total estudiado (35,8%), como en los hombres (39,2%) y en las mujeres (31,8%) (Tabla III).
A pesar de que se observó una tendencia a que los adultos del sexo masculino presentaran mayor frecuencia de factores de riesgo lipídicos que las evidenciadas en el sexo femenino, solo se encontraron diferencias estadísticamente significativas para las concentraciones séricas elevadas de triglicéridos.
Por grupos de edad, los adultos con 30 años o más presentaron de forma significativa mayor frecuencia en las concentraciones séricas de c-LDL elevado (46,7%), en comparación con los sujetos menores de 30 años (24,5%). Por otro lado, a pesar de que los individuos con 30 años o más mostraron una tendencia a presentar mayor prevalencia en las concentraciones sanguíneas de colesterol total elevado y c-HDL bajo, estas diferencias no fueron significativas (Tabla III).
Referente a la prevalencia de valores por encima de la referencia para los índices de riesgo cardiometabólico, se puede observar que la mayor frecuencia se obtuvo tanto para el Col no-HDL como para la relación TG/c-HDL en la muestra total, respecto a los otros índices. De igual forma, se observó que para todas estas relaciones lipídicas, la prevalencia de valores que indican riesgo cardiovascular fue mayor para los hombres en comparación con las mujeres (con diferencias estadísticamente significativas para el Col no-HDL y TG/c-HDL). Por otra parte, para el sexo masculino el índice aterogénico con mayor frecuencia fue la relación TG/c-HDL, mientras que para las mujeres fue el Col no-HDL (Tabla III).
Por grupos de edad no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos para las relaciones: CT/c-HDL, c-LDL/c-HDL y TG/c-HDL, a diferencia de la frecuencia reportada por el Col no HDL, donde se observa mayor porcentaje de sujetos con valores por encima de 130 mg/dL en el grupo ≥30 años (37,8% vs 22%) (Tabla III).
En la Tabla IV se puede observar la frecuencia de factores de riesgo no lipídicos de la muestra total y clasificada por género y edad.

Tabla IV. Frecuencia de los factores de riesgo cardiovascular no lipídicos para la muestra total y clasificada por género y edad.

En relación con la muestra total, las variables que presentaron mayor prevalencia de alteraciones fueron ácido úrico elevado (78,9%), antecedente familiar de enfermedad cardiovascular (diabetes, hipertensión o infarto al miocardio) (62,1%) y sobrepeso (47,4%). Para los hombres se presentaron con mayor prevalencia los factores ácido úrico elevado (96%) y sobrepeso (64%); mientras que para el sexo femenino, los factores con mayor prevalencia fueron los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular asociados (70,5%) y el ácido úrico elevado (59,1%). Se encontró una mayor prevalencia de valores de ácido úrico elevado, de sobrepeso y de presión arterial sistólica elevada en los hombres, en relación con las mujeres (p<0,01) (Tabla IV).
En cuanto a la edad, se encontraron frecuencias más altas para el ácido úrico elevado, seguido del sobrepeso y antecedentes familiares para enfermedad cardiovascular, en el grupo de individuos <30 años. Comparativamente, en los sujetos ≥30 años los factores de riesgo no lipídicos de frecuencia más elevada fueron los antecedentes familiares asociados a enfermedad cardiovascular, el ácido úrico elevado y la actividad física insuficiente o sedentarismo. Sin embargo, los factores de riesgo
donde se observó diferencias significativas entre los dos grupos de edad, fueron la presión arterial diastólica elevada (p<0,05) y antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular (p<0,01), con una prevalencia mayor para los sujetos de mayor edad (Tabla IV).
En la muestra estudiada, 36 (37,9%) de los sujetos no presentaron ningún factor de riesgo cardiovascular lipídico, mientras que 28 (29,5%), 22 (23,2%), 8 (8,4%) y 1 (1,1%) presentaron de forma respectiva 1, 2, 3 y 4 factores de riesgo lipídicos. La prevalencia del número de factores de riesgo cardiovascular lipídicos por género y edad se muestra en la Tabla V. Como se puede observar, en la muestra estudiada se encontró una baja prevalencia en cuanto a la acumulación de factores de riesgo lipídicos, ya que la mayor parte de los adultos de la muestra presentó entre 0 y 2 factores de riesgo, sin diferencias significativas por sexo.
Según los grupos de edad, se puede observar que el mayor porcentaje de individuos con 0 factores de riesgo lipídicos se encontró para los sujetos menores de 30 años en relación con los ≥30 años. Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas para la frecuencia de sujetos con 0, 1, 2, 3 ó 4 factores de riesgo lipídicos entre aquellos con edades menores a 30 años y el grupo con edades ≥30 años (Tabla V).

Tabla V. Prevalencia del número de factores de riesgo cardiovascular lipídicos (FRCL) según género y edad.

Por otra parte, en la totalidad de la muestra evaluada solo un sujeto no presentó (1,1%) algún factor de riesgo cardiovascular no lipídico, mientras que 15 (15,8%), 20 (21,1%), 24 (25,3%), 17 (17,9%), 12 (12,6%), 4 (4,2%), 1 (1,1%) y 1 (1,1%) presentaron de forma respectiva 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8 factores de riesgo cardiovascular no lipídicos, mostrando que una proporción importante de la muestra (62%) presentó 3 o más factores de riesgo no lipídicos. La prevalencia del número de factores de riesgo cardiovascular no lipídicos por género y grupo de edad se muestra en la Tabla VI.

Tabla VI. Prevalencia del número de factores de riesgo cardiovascular no lipídicos (FRCNL) según género y edad.

No se encontraron diferencias significativas para la prevalencia de sujetos con 0, 1, 2, 3, 4, 6, 7 y 8 factores de riesgo no lipídicos por género. Sin embargo, vale destacar, que se encontró un mayor porcentaje de hombres que presentaron 5 factores de riesgo no lipídicos en comparación con las mujeres (19,6% vs 4,5%). Si se suman todos los individuos que presentaron 3 ó más factores de riesgo, se encuentra que el 71% de los hombres y el 50% de las mujeres mostraron 3 ó más factores de riesgo no lipídicos. Adicionalmente, se puede observar que no se encontraron diferencias significativas en cuanto al porcentaje de sujetos que acumularon entre 0 y 8 factores de riesgo cardiovascular no lipídicos en los dos grupos de edades (<30 y ≥30 años) (Tabla VI).
En la muestra evaluada, solo un sujeto (1,1%) no presentó algún factor de riesgo cardiovascular lipídico o no lipídico, mientras que 8 (8,4%), 18 (18,9%), 11 (11,6%), 17 (17,9%), 16 (16,8%), 10 (10,5%), 6 (6,3%),
5 (5,3%) y 3 (3,2%) de los sujetos estudiados, presentaron de forma respectiva 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9 factores de riesgo cardiovascular lipídicos y/o no lipídicos. De esta manera, 71,6% de los adultos evaluados, presentó 3 o más factores de riesgo lipídico o no lipídico.
En la Tabla VII se presenta la prevalencia del número de factores de riesgo cardiovascular totales (lipídico o no lipídico) por sexo y edad. Se puede observar una mayor prevalencia en los hombres (25,5%), para la presencia de 5 factores de riesgo cardiovascular, con diferencia significativa respecto de las mujeres (6,8%). Para el resto de las prevalencias, las diferencias asociadas al sexo no alcanzaron significancia estadística. En lo que respecta a la edad, no se encontraron diferencias significativas para el porcentaje de sujetos que acumularon entre 0 y 9 factores de riesgo lipídicos o no lipídicos, entre los menores de 30 años y aquellos con una edad igual o mayor a 30 años.

Tabla VII. Prevalencia del número de factores de riesgo cardiovascular lipídicos y no lipídicos (FRC) según género y edad.

Discusión y Conclusiones

De acuerdo con los resultados mostrados en relación con las variables bioquímicas, los hombres presentaron mayores valores de glicemia, ácido úrico y lípidos plasmáticos a excepción del c-HDL, en relación con las mujeres, lo cual ha sido encontrado en otros estudios (24) (25). De igual manera, se observó una tendencia al aumento en algunas de estas variables con la edad, lo que también ha sido reportado anteriormente (25)(26).
En el estudio de Bustos et al (27) en adultos, también se encontraron valores medios para la presión arterial sistólica, diastólica, glicemia, colesterol-total, TG, c-HDL, y c-LDL dentro de los rangos considerados normales según estándares de uso internacional, siendo la presión arterial sistólica significativamente superior en varones (p<0,05).
En relación con la prevalencia de hipertrigliceridemia y de valores bajos de HDL obtenida en la presente investigación, vale la pena destacar que varios de los estudios revisados reportan porcentajes similares de frecuencia para estas alteraciones en el perfil lipídico (entre el 20 y el 30%) (28-31). En Estados Unidos, donde las alteraciones lipídicas son bastante frecuentes, en lo que respecta a los niveles de HDL bajos, la prevalencia reportada es de 36,3% a 38%, similar para hombres y mujeres (30)(32-35).
En diferentes regiones de Venezuela y desde principios del presente siglo, se han realizado diversas investigaciones en adultos. En estas se ha logrado determinar que la frecuencia de dislipidemia en base a los niveles séricos de triglicéridos elevados, se encuentra entre 45 y 70% (36-42). En Latinoamérica se conocen algunas cifras reportadas de hipertrigliceridemia. Así, en Argentina, México, Chile y Brasil, se han reportado frecuencias de esta dislipidemia en adultos de 36,4%, 31,0%, 40,0% y 36%, respectivamente (43-46).
En lo que se refiere a la prevalencia de valores bajos de HDL, las cifras reportadas en Latinoamérica discrepan de las encontradas en la presente investigación (31,6%). De esta forma, en Brasil, Argentina, Colombia, Chile y México se han reportado en adultos frecuencias de HDL bajos de 64,0%, 36,9%, 31,4%, 21,5% y 68,0%, respectivamente (43-47).
Los valores de colesterol no-HDL pueden ser empleados para evaluar el riesgo cardiovascular de manera más precisa que la estimación de colesterol de las LDL. La importancia del colesterol no-HDL radica en que allí se incluyen los remanentes de VLDL que son las partículas más importantes en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. Los resultados del presente trabajo mostraron una prevalencia de cerca del 30% de valores elevados para la muestra total, siendo mayor
en hombres, por lo que estos presentan mayor riesgo cardiovascular que las mujeres. Esto coincide con lo reportado en estudios de seguimiento de pacientes con hipertrigliceridemia, en los que se ha logrado establecer una relación directa entre los valores de colesterol no-HDL y el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular. En el caso de pacientes masculinos con niveles elevados de colesterol no-HDL, estos presentan el doble del riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular que pacientes femeninos (21).
En diversos estudios epidemiológicos, se ha demostrado que las relaciones Col T/HDL, LDL/HDL y TG/ HDL son predictores más específicos de ateroesclerosis y ECV que los marcadores lipídicos sencillos (48)(49). Con respecto a las relaciones colesterol total/c-HDL y c-LDL/c-HDL, se ha reportado que éstas permiten predecir con mayor precisión la tendencia a desarrollar enfermedad arteriosclerótica a través del tiempo (50). Al respecto, en el presente estudio se observó una tendencia a que en el sexo masculino se presentara mayor frecuencia de alteraciones de esos dos índices, por lo que los hombres muestran una mayor tendencia a desarrollar enfermedad arterioesclerótica que las mujeres. Por otro lado, el incremento de la relación TG/HDL es predictor de la presencia de partículas pequeñas y densas de LDL (51)(52), de lesiones ateroscleróticas en las arterias coronarias, y de la incidencia de infarto del miocardio (53)(54). Debido a que en el presente trabajo hubo mayor frecuencia de alteraciones de este índice en el sexo masculino, estos muestran mayor probabilidad de padecer de infarto al miocardio que el sexo femenino.
En cuanto a los factores de riesgo cardiovasculares no lipídicos evaluados en la presente investigación, llama la atención la cifra de sobrepeso que compromete a casi el 50% de esta población de adultos, lo cual se ajusta a lo reportado en otras regiones del país, ya que según diferentes estudios realizados en Venezuela, se evidencia una alta prevalencia de sobrepeso u obesidad. Así, en diferentes regiones del país, y en adultos, se observan cifras de sobrepeso que oscilan entre 39% y 80%, mientras que la obesidad supera el 40%. En todo caso, el sexo masculino se encontró más afectado que el femenino (39)(41).
De acuerdo con el reporte más reciente de la Organización Mundial de la Salud (55), para el año 2008 había en todo el mundo aproximadamente 1500 millones de personas con sobrepeso; de este grupo, más de 200 millones de hombres y cerca de 300 millones de mujeres eran obesos. En el mismo año, Venezuela presentaba una prevalencia de 67% de sobrepeso y 30% de obesidad. Las cifras altas de exceso de peso e insuficiente actividad física corroboran los resultados de otros estudios nacionales e internacionales realizados con anterioridad en este mismo grupo de edad, reflejando que la situación no se ha modificado en los últimos años (27).
Vale la pena destacar que la hipertensión es un factor de riesgo cardiovascular muy importante y se ha considerado que la constituye un síndrome de anormalidades metabólicas y estructurales (genéticas y adquiridas) (56). Además, el mayor número de casos de hipertensión sistólica y diastólica encontrado en hombres en comparación con las mujeres, representa un hallazgo universal, y confirma el predominio de HTA entre la población masculina que, además, se mantiene hasta fases avanzadas de la vida (57). Al respecto, las cifras de prevalencias de HTA encontradas en este estudio difieren de las halladas en otros países de Latinoamérica y en Venezuela (39-41)(43)(47)(58-60). Por otra parte, la mayor elevación de la presión sistólica encontrada en el grupo de los hombres, coincide con la experiencia clínica que demuestra que los varones presentan complicaciones cardiovasculares en edades más precoces y que las mujeres las presentan unos diez años más tardes (o tras la menopausia) (61)(62).
En el presente estudio la prevalencia de hiperglicemia de la población en general fue del 4,2%, lo cual se asemeja a lo reportado en otros estudios realizados en el país (40)(63) y en otros países de la región (27) (43)(64). Sin embargo, en Latinoamérica otros trabajos han reportado cifras superiores a las encontradas en la actual investigación (44)(47)(59)(65-67).
La PCR ultrasensible (PCRus) se ha establecido como marcador potencial de riesgo cardiovascular y se considera un predictor independiente de enfermedad coronaria para la población general de ambos sexos, y también para los pacientes que han presentado ya manifestaciones clínicas de ECV (6). Al respecto, en este estudio se encontró una mayor prevalencia de alteraciones en las concentraciones séricas de PCRus en el sexo masculino (19,6%) que en el femenino (6,8%), por lo que los hombres presentan mayor probabilidad de padecer enfermedad coronaria que las mujeres.
Algunos estudios de gran alcance sugieren que los individuos con alto riesgo cardiovascular en la mediana edad pueden ser identificados por una mayor presencia de factores de riesgo en edades tempranas (68).
En los dos grupos de edad se observó una gran prevalencia en relación con los antecedentes familiares asociados a enfermedad cardiovascular como factor de riesgo. Numerosas investigaciones han demostrado la existencia de un componente genético en los casos de hipertensión, hipercolesterolemia familiar y diabetes tipo 2, factores todos relacionados con el desarrollo de enfermedad cardiovascular (69).
Ya que los antecedentes familiares son un elemento de riesgo no modificable, las personas con predisposición familiar a padecer enfermedades cardiovasculares deben concentrar sus esfuerzos en el control de los factores sobre los que sí es posible actuar (69)(70).
Los casos de enfermedad cardiovascular se dan con mayor frecuencia en familiares de fallecidos por Muerte
Súbita Cardíaca (MSC) si se comparan con la población general, y justifican un mayor esfuerzo en la valoración clínica de los familiares, sobre todo en aquellos más jóvenes, donde se demuestra que el riesgo es todavía mayor (70).
Más del 40% de los individuos estudiados y más del 50% de las mujeres evaluadas, presentaron como factor de riesgo el sedentarismo. Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas entre los individuos < 30 años y aquellos con una edad ≥30 años. Estos datos son similares a los reportados en adultos colombianos (71).
Se ha observado que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo). Además, se estima que la inactividad física es la causa principal de aproximadamente 21-25% de los cánceres de mama y de colon, el 27% de los casos de diabetes y aproximadamente el 30% de la carga de cardiopatía isquémica (55). Por otra parte, un nivel adecuado de actividad física regular en los adultos, reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas; mejora la salud ósea y funcional y a su vez es un determinante clave del gasto energético, y es por tanto fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso (55).
El efecto más beneficioso del ejercicio sería en el ámbito del metabolismo oxidativo, influyendo en los valores de lípidos en sangre. Aunque las reducciones en el colesterol total y en el colesterol LDL con el entrenamiento parecen relativamente pequeñas (generalmente menos del 10%), hay incrementos relativamente importantes en el colesterol HDL y considerables reducciones de los triglicéridos, lo cual se ha encontrado en estudios transversales en deportistas y no deportistas (6). Adicionalmente, existen datos sólidos que muestran la eficacia del ejercicio en la reducción de la tensión arterial en personas con hipertensión leve o moderada. El entrenamiento de resistencia puede reducir la presión arterial tanto sistólica como diastólica aproximadamente 10 mmHg en individuos con hipertensión esencial moderada. En relación con los demás factores de riesgo cardiovascular tradicionales, el ejercicio desempeña un papel en la reducción y en el control del peso y en el control de la diabetes. Se ha descrito que el ejercicio también es efectivo en la reducción y en el control del estrés para reducir la ansiedad (6)(72).
El efecto beneficioso del ejercicio físico también parece relacionado con sus efectos sobre el proceso inflamatorio. La actividad física regular (entrenamiento) se ha asociado con una respuesta antiinflamatoria crónica que se refleja en menores valores de reactantes de fase aguda, como la PCRus (73)(74).
Con respecto al hábito de fumar Martínez et al (62), reportaron una prevalencia de 29,1% en el total de adultos evaluados, con una frecuencia menor en mujeres (24,4%) que en varones (37,8%) (p=0,01), resultados estos que contrastan con los encontrados en este estudio, en el cual la frecuencia del tabaquismo fue mayor entre las mujeres respecto a los hombres.
En tabaquistas con edad superior a 60 años, el riesgo de sufrir un evento cardiovascular es el doble en comparación con los no tabaquistas. Aún más grave, para individuos con edad inferior a sesenta años, este riesgo es 5 veces mayor (75). La persona que fuma, en comparación con el no fumador, presenta con más frecuencia resistencia a la insulina, hiperinsulinemia, alteraciones lipídicas y disfunción endotelial, pudiendo ser este uno de los mecanismos más importantes que explique la relación entre tabaco y enfermedad cardiovascular (76).
En relación con el número de factores de riesgo acumulados por los sujetos evaluados en el presente estudio, una alta proporción presentó entre 0 y 2 factores de riesgo lipídicos. Sin embargo, un elevado porcentaje mostró 3 o más factores de riesgo cardiovascular lipídicos o no lipídicos (71,6%), sin diferencias significativas asociadas al género. En contraste con estos resultados, Bustos et al (27), en adultos chilenos, encontraron que la mayor parte de la muestra estudiada presentó entre uno y dos factores de riesgo cardiovascular (lipídico y no lípídico), mientras que una menor proporción presentaba tres o cuatro de estos (observándose un mayor porcentaje en mujeres). Adicionalmente, en una muestra de adolescentes venezolanos, Acosta et al (77), en un estudio en adolescentes venezolanos, encontraron que la mayoría de los sujetos evaluados (85,7%) presentaron al menos un factor de riesgo cardiovascular, y solo el 14,3% de la muestra estudiada no presentó ningún factor de riesgo. Adicionalmente, no se observaron adolescentes que agruparan 6 ó 7 de los factores de riesgo. Se evidenció que en el grupo de adolescentes con exceso de peso, hubo mayor prevalencia de sujetos con 2, 3, 4 y 5 factores de riesgo. Por otro lado, entre los adolescentes normopeso se presentó mayor prevalencia de sujetos que no presentaban o tenían solo un factor de riesgo.
Los resultados del presente estudio indican que los adultos del sexo masculino y aquellos con más de 30 años de edad, presentaron mayor frecuencia de factores de riesgo lipídicos, así como una mayor prevalencia de alteraciones para los índices de riesgo cardiometabólico, respecto al sexo femenino y a los menores de 30 años. Igualmente, los hombres mostraron mayor prevalencia de algunos factores de riesgo no lipídicos (ácido úrico elevado, sobrepeso, presión arterial elevada). Aunque se encontró una baja prevalencia en cuanto a la acumulación de factores de riesgo lipídicos, una proporción importante de la muestra presentó 3 o más factores de riesgo no lipídicos. Adicionalmente, más del 70% de los adultos evaluados presentó 3 o más factores de riesgo lipídico o no lipídicos.
De acuerdo con lo anterior, es necesario orientar a la población adulta a adoptar estilos de vida saludables, especialmente aumentando la actividad física, reduciendo el contenido energético de alimentos y bebidas, disminuyendo el consumo de grasas saturadas y trans y aumentando la ingesta de ω-3, y favoreciendo el consumo de dietas con hidratos de carbono complejos con alto contenido de fibra (frutos secos, cereales integrales, leguminosas, vegetales de hojas verdes; etc.), en lugar de hidratos de carbono simples.

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Recibido: 27 de octubre de 2015
Aceptado: 23 de febrero de 2016

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