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Acta bioquímica clínica latinoamericana

versión impresa ISSN 0325-2957versión On-line ISSN 1851-6114

Acta bioquím. clín. latinoam. vol.51 no.3 La Plata set. 2017

 

HEMATOLOGÍA

Anemia en el adulto mayor

Anemia in the elderly

Anemia no adulto idoso

 

Arturo Mario Musso1a,b

1 Doctor en Medicina, Universidad de Buenos Aires.
a Ex Director del Curso para Especialistas de la Sociedad Argentina de Hematología, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
b Ex Presidente de la Sociedad Argentina de Hematología, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

CORRESPONDENCIA: Dr. ARTURO MARIO MUSSO Av. Santa Fe 3942 - Piso 4 B 1425 CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES


Resumen

En personas de edad avanzada (>65 años) la anemia es un factor de riesgo independiente en relación con morbimortalidad. Actualmente se considera que 12 g/dL de hemoglobina es el límite inferior normal en varones y mujeres que viven a nivel del mar. La prevalencia de anemia en estas personas varía entre 11 y 60%, y aumenta con la edad. Aproximadamente un tercio de la población presenta anemia de causa nutricional (hierro, folato, vitamina B12), otro tercio tiene anemia de la inflamación o por enfermedad renal crónica, y el tercio restante presenta “anemia inexplicada”. La patofisiología de la “anemia inexplicada” es objeto de investigación y se comentan algunos mecanismos propuestos. En la edad avanzada la anemia se asocia frecuentemente con diversas comorbilidades, que deben ser tomadas en cuenta para el diagnóstico y el tratamiento.

Palabras clave: Anemia; Pacientes mayores; Diagnóstico y tratamiento.

Abstract

Anemia in elderly people is an independent risk factor for increased morbidity and mortality. Nowadays, 12 g/dL of haemoglobin is considered the lowest normal limit for men and women 65 years of age or older, who live at sea level. Prevalence of anemia in older people varies from 11% to 60%, and it increases with age. Approximately one third of the population have anemia due to nutritional deficiency (iron, folate, vitamin B12), in another third, anemia is present due to inflammation or chronic kidney disease, and the last third have “unexplained anemia”. The pathophysiology of “unexplained anemia” is under investigation and some possible mechanisms are reviewed. Anemia in elderly people is usually associated to several comorbidities that must be taken into account for diagnosis and treatment.

Keywords: Anemia; Elderly patients; Diagnosis and treatment.

Resumo

Em pessoas de idade avançada (>65 años) a anemia é um fator de risco independente em relação à morbimortalidade. Atualmente se considera que 12 g/dL de hemoglobina é o limite inferior normal em homens e mulheres que vivem no nível do mar. A prevalência de anemia nestas pessoas varia entre 11 e 60%, e aumenta com a idade. Aproximadamente um terço da população apresenta anemia de causa nutricional (ferro, folato, vitamina B12), outro terço tem anemia da inflamação ou por doença renal crônica, e o terço restante apresenta “anemia inexplicada”. A patofisiologia da “anemia inexplicada” é objeto de pesquisa e se comentam alguns mecanismos propostos. Na idade avançada a anemia é associada frequentemente com diversas comorbidades, que devem ser levadas em consideração para o diagnóstico e o tratamento.

Palavras-chave: Anemia; Pacientes idosos; Diagnóstico e tratamento.


 

SIGLAS POR ORDEN ALFABÉTICO

ADE: rango de distribución eritrocitaria
AM: adulto mayor
AMM: ácido metilmalónico
BMP6: bone morphogenic protein 6
CHr: contenido de Hb en los reticulocitos
CTTH: capacidad total de transporte de hierro
ECA: enzima convertidora de angiotensina
EPO: eritropoyetina
FISH: fluorescence in situ hybridization
GDF11/15: Factor de Crecimiento y Diferenciación 11/15
Hb: hemoglobina
HCM: hemoglobina corpuscular media
IL 6: interleuquina 6
IRC: insuficiencia renal crónica
LDH: deshidrogenasa láctica
LLC: leucemia linfocítica crónica
MO: médula ósea
OMS: Organización Mundial de la Salud
PABMO: punción aspiración y biopsia de médula ósea
PCR: proteína C reactiva
RSTf: receptor soluble de transferrina
SMD: síndromes mielodisplásicos
VCC: videocolonoscopía
VCM: volumen corpuscular medio
VEDA: videoendoscopía digestiva alta
VSG: eritrosedimentación

Introducción

La anemia es frecuente en personas mayores de 65 años, y su prevalencia aumenta con la edad (1). Un estudio realizado en EE.UU. mostró que, en personas de la comunidad la prevalencia de anemia para ambos sexos era 8% entre 65-74 años, 13% entre 75-84 años, y 23% en sujetos de 85 y más años. Para toda la población de edad avanzada era 10,6%, y algo mayor en los varones (11,0%) que en las mujeres (10,2%). La anemia era tres veces más frecuente en las personas de raza negra. En pacientes mayores de 65 años internados en asilos y hospitales la prevalencia de anemia era 24,0-59,6% (1) (2).
Se sabe que en los adultos mayores la anemia compromete las aptitudes psicofísicas y aumenta la morbimortalidad. En estas personas la presencia de anemia se relaciona con disminución de las funciones motrices y sensoriales, caídas, fragilidad, demencia, hospitalización y mortalidad (1).
Para hacer el diagnóstico de anemia se aplicaba el criterio de la OMS, que establecía como límite inferior normal de Hb para adultos varones 13 g/dL y para mujeres 12 g/dL (3). Este criterio se modificó, y actualmente se considera como límite inferior normal de Hb en personas de ambos sexos con edad igual o mayor a 65 años que habitan a nivel del mar, 12 g/dL (4).

Etiopatogenia

En la edad avanzada la causa de anemia suele ser multifactorial y la asociación con diversas comorbilidades es frecuente (Tabla I). La bibliografía cita las siguientes causas de anemia como más frecuentes: inflamación (15-35%), ferropenia (15-23%), deficiencia de vitamina B12 y/o folato (<15%), insuficiencia renal crónica (8%), síndromes mielodisplásicos (<6%), endocrinopatías (<5%), y combinaciones de las mismas (5). En algunos pacientes la causa de la anemia no puede ser establecida y se la denomina anemia inexplicada.

Tabla I. Causas de anemia en adultos mayores

Anemia inexplicada

En un tercio de casos (17-45%), aproximadamente, no es posible establecer la causa de la anemia y la misma no responde al tratamiento con los hematínicos conocidos. La anemia inexplicada (“unexplained anemia”) es moderada, normocítica e hipoproliferativa, y se observa principalmente en los pacientes de mayor edad (2) (5) (6). La anemia severa suele obedecer a las causas ya mencionadas, que pueden ser puestas de manifiesto con los estudios habituales.
La “anemia inexplicada” se produciría por acortamiento de la sobrevida eritrocitaria e inadecuada res
puesta eritropoyética, por cambios relacionados con el envejecimiento. Algunas investigaciones han demostrado una disminución en la respuesta a la EPO y una menor producción de EPO ante la progresión de la anemia en estos pacientes (1) (5) (6).
Otros autores han señalado la aparición de alteraciones genéticas y epigenéticas con el avance de la edad (1) (7). La inflamación y la hipometilación son alteraciones frecuentes en los tejidos a medida que envejecen. Los estudios realizados para investigar marcadores de inflamación en pacientes añosos con este tipo de anemia no son concluyentes, y tampoco se pudo demostrar un aumento significativo de la hepcidina en estos casos (8) (9).
Se sostiene la hipótesis de un estado proinflamatorio subclínico, asociado a una menor respuesta a la EPO. Con resultados no concluyentes hasta el momento, se investiga el papel del GDF-11 en relación con hemopoyesis y envejecimiento. Recientemente se ha publicado que la concentración sérica de este factor aumenta con la edad y que su administración disminuye la capacidad de regeneración celular (1).
Otro aspecto importante es la adquisición de mutaciones somáticas con el transcurso de los años. Un estudio mostró que, en mayores de 70 años los genes mutados con mayor frecuencia fueron DNMT3A, TET2 y ASXL1. En aquellos con mutaciones somáticas adquiridas la “anemia inexplicada” era más frecuente que en los que no presentaban mutaciones. Además, los que presentaban mutaciones tenían con mayor frecuencia ADE>14,5 y mayor riesgo de mortalidad (7).
El diagnóstico de “anemia inexplicada” debe hacerse por exclusión de las causas de anemia conocidas. Para ello es necesario contar con la historia clínica completa, que registre los antecedentes personales y familiares, los síntomas y los datos del examen físico, los exámenes complementarios realizados (análisis, endoscopías, biopsias, estudios por imágenes, etc.), así como hábitos y costumbres, alimentación, medicaciones, patología general e intervenciones quirúrgicas, radioterapia, etc.
La anemia puede estar asociada con sedentarismo, aislamiento, disminución de estímulos e intereses, inadecuada alimentación, comorbilidades (diabetes, nefropatía, cardiopatía, artropatía, neuropatía, etc.), traumatismos, tóxicos, alcohol, drogas, tabaquismo, etc.
El examen físico puede aportar información útil para el diagnóstico de la causa de anemia. Tienen importancia las alteraciones de piel, mucosas, faneras, ganglios linfáticos, vísceras abdominales, aparato respiratorio y sistema cardiovascular, aparato urinario, glándulas endocrinas, sistema nervioso, y todo lo referente al cuadro clínico del paciente.
El estudio hematológico comienza con: hemograma completo, reticulocitos, plaquetas, observación del frotis de sangre periférica y VSG.
El estudio de la médula ósea (PABMO), con inmunofenotipo, estudio citogenético y FISH, se reserva para aquellos casos que lo requieran, según la patología en estudio.

Anemia ferropénica

Se encuentra en el 20% de las personas de edad avanzada, aproximadamente. Clásicamente es microcítica hipocrómica, pero la morfología puede estar enmascarada por la coexistencia de inflamación, alcoholismo, deficiencia de vitamina B12 y/o folato. Suele deberse a afecciones gastrointestinales con pérdida de sangre y/o malabsorción (inflamación, Helicobacter pylori, neoplasias, intervenciones quirúrgicas, etc.), cuya investigación puede requerir diversos estudios (sangre oculta en heces, VEDA, VCC, capsuloendoscopía, biopsias, etc.).
En la anemia ferropénica están disminuidos: VCM, HCM, ferremia y saturación de la transferrina, ferritina sérica, hepcidina sérica, CHr, hierro en macrófagos y en eritroblastos de la médula ósea (Perls).
Los parámetros que aumentan son: ADE, transferrina y CTTH, RSTf, protoporfirina eritrocitaria, EPO sérica.
En los pacientes añosos, la concentración de ferritina sérica <45 ng/mL orienta hacia anemia ferropénica (5) (10). En la población joven con anemia ferropénica la ferritina suele ser <12 ng/mL (13). El índice RSTf/log Ferritina >2 es indicativo de ferropenia (11) (12).

Anemia de la inflamación

Se observa en procesos inflamatorios agudos y crónicos. Se presenta en la edad avanzada en el 20% de los casos, aproximadamente (2). Suele ser normocítica, pero puede tener características parecidas a la anemia ferropénica y confundirse con ella. Por otra parte, en algunos casos ambas patologías pueden presentarse asociadas.
En la anemia de la inflamación están disminuidos: ferremia y CTTH, saturación de la transferrina (puede estar normal), hierro en eritroblastos en MO (Perls negativo en eritroblastos).
En cambio, están aumentados: ferritina sérica, PCR y otros reactantes de fase aguda, IL-6 en suero, hepcidina sérica, hierro en macrófagos en MO (Perls positivo en macrófagos).
El RSTf es normal en la anemia de la inflamación. El cociente RSTf/log Ferritina >2 es indicativo de ferropenia asociada al proceso inflamatorio.
La medición de eritrocitos hipocrómicos, CHr, IL-6, hepcidina y vitamina D3 en esta patología puede ser útil para el diagnóstico y el tratamiento (12-16).

Anemia de la insuficiencia renal crónica

Es relativamente frecuente en la edad avanzada. Se ha encontrado en el 8,2% de casos como única causa, y en el 4,3% asociada con anemia de la inflamación (2).
La producción inapropiada de EPO es la causa principal de la anemia en la IRC. La deficiencia de EPO se hace manifiesta cuando el clearance de creatinina disminuye a valores entre 40 y 60 mL/min (5).
En algunas circunstancias se asocian deficiencias nutricionales (hierro, folato, vitamina B12), que es posible investigar y tratar fácilmente. La ferritina sérica <45 ng/mL es indicativa de deficiencia de hierro en estos pacientes.
Una situación particular es la deficiencia funcional de hierro, que puede observarse en pacientes con IRC tratados con EPO (17). En estos casos la ferritina sérica puede llegar hasta 120 ng/mL. El porcentaje de eritrocitos hipocrómicos (%HRC >6%) y el CHr (<29 pg) permiten indicar el tratamiento con hierro intravenoso (18).
Se ha comunicado la posible participación del GDF- 15 en la génesis de la anemia de la IRC en la edad avanzada. En IRC en estadío temprano la concentración sérica de GDF-15 se encontró más elevada en los pacientes ≥65 años que en los menores de dicha edad, aunque no se descarta que este hallazgo se deba solamente al envejecimiento (19). Anteriormente se había comunicado que este factor está aumentado en pacientes añosos con “anemia inexplicada” (8).
El GDF-15 suprime la expresión de hepcidina en pacientes con talasemia (20) y en la anemia diseritropoyética congénita tipo I (21). En este aspecto sería similar al eritroferrone, factor producido por los eritroblastos que inhibe la síntesis de hepcidina en los hepatocitos para aumentar así el hierro disponible para la síntesis de Hb (22).

Anemia megaloblástica

Suele ser causada por deficiencia de vitamina B12 y/o folato. Se ha encontrado en alrededor del 15% de los adultos mayores (2).
Las gastropatías médicas y quirúrgicas, la anemia perniciosa, las afecciones del íleon terminal y el veganismo son causa de deficiencia de vitamina B12.
La deficiencia de folato es consecuencia de malabsorción intestinal (celiaquía), afecciones del yeyuno, antagonistas del folato (antifólicos) y, principalmente en los pacientes añosos, insuficiente aporte de vegetales de hoja crudos. Los programas de suplementación alimentaria con ácido fólico tienden a corregir este último mecanismo.
La anemia es macrocítica saturada, si no hay deficiencia de hierro asociada. La presencia de neutrófilos hiperlobulados en sangre periférica y LDH muy aumentada son características de esta afección. También puede haber leucopenia, trombocitopenia y aumento de la bilirrubina indirecta.
La presencia de síntomas neurológicos compatibles con degeneración combinada de los cordones pósterolaterales de la médula espinal, es indicadora de deficiencia de vitamina B12.
La concentración sérica de vitamina B12 <200 pg/mL es signo de deficiencia. Concentraciones entre 200 y 350 pg/mL pueden no ser suficientes para el diagnóstico y, en esos casos, es aconsejable investigar la concentración de AMM que está elevada en la deficiencia de esta vitamina. El AMM también aumenta en la insuficiencia renal (5).
El consumo sostenido de antagonistas de los receptores H2 y/o de inhibidores de la bomba de protones se asocia con concentraciones bajas de vitamina B12 en suero. Si el consumo se prolonga durante dos años o más, se desarrolla deficiencia clínica de esta vitamina (23).
La concentración de folato en suero <2,6 ng/mL, y/o en eritrocitos <102,6 ng/mL, ha sido utilizada para definir la deficiencia de este factor en pacientes añosos (2). La concentración de folato en suero está influenciada por la dieta, y la concentración de poliglutamatos en los eritrocitos disminuye en la deficiencia de vitamina B12.
La concentración sérica de homocisteína aumenta tanto en la deficiencia de folato como en la de vitamina B12, razón por la cual debe ser considerada como un dato de orientación.
Recientemente se desarrolló un procedimiento combinado para lograr mayor precisión en el diagnóstico de la deficiencia, a partir de la determinación de vitamina B12 en suero, holotranscobalamina sérica, AMM y homocisteína (24).
El diagnóstico de la causa de deficiencia es importante, porque de ello dependen el pronóstico y el tratamiento del paciente.

Anemia asociada a endocrinopatías

Se ha observado en menos del 5% de los adultos mayores (5).
La disfunción tiroidea suele ser causa de anemia. En el hipotiroidismo se observa anemia macrocítica, por defecto de maduración eritroide debido a la deficiencia de T3. Tanto en hiper como en hipotiroidismo puede asociarse deficiencia de factores de maduración (vitamina B12 y/o folato). La concentración sérica de T3, T4, T4 libre y TSH permite orientar el diagnóstico.
El hipogonadismo ha sido relacionado con la anemia en la edad avanzada (9)(25). En los varones se investiga la testosterona plasmática y la testosterona biodisponible. En las mujeres se mide testosterona, prolactina y estradiol. En algunos pacientes con “anemia inexplicada” se encontró descenso de la testosterona en comparación con los controles (6). Tanto la testosterona como los estrógenos disminuyen la hepcidina circulante, y favorecen así la absorción y la utilización del hierro (26)(27).

Anemias en afecciones neoplásicas

En la edad avanzada pueden presentarse afecciones neoplásicas de carácter sistémico.
Los síndromes mielodisplásicos son causa de anemia en ≤5% de casos, según las series publicadas (5). Puede observarse mono, bi o tricitopenia periférica, cuyo diagnóstico requiere hacer PABMO, estudio de inmunofenotipo, citogenético y FISH. La anemia suele ser macrocítica, sin neutrófilos hiperlobulados en sangre periférica ni aumento importante de LDH o de bilirrubina indirecta.
Las leucemias agudas y crónicas (particularmente LLC), y los linfomas pueden presentarse con anemia como manifestación inicial. Los síndromes linfoproliferativos pueden acompañarse de anemia hemolítica autoinmune, por anticuerpos calientes o por crioanticuerpos. En la edad avanzada su frecuencia es baja, en comparación con las causas de anemia mencionadas anteriormente.
En algunos casos la anemia puede deberse a mielofibrosis primaria o secundaria. El cuadro clínico de esta afección en su estadío temprano es poco manifiesto y el diagnóstico debe hacerse con el estudio de la médula ósea (PABMO).
El mieloma puede ser oligosintomático, y presentarse con anemia macrocítica y compromiso renal. Habitualmente la VSG está muy acelerada, salvo en la forma micromolecular y en el mieloma no secretor. El estudio por imágenes del esqueleto, la investigación de proteínas monoclonales (proteinograma e inmunofijación) y cadenas livianas libres en suero y en orina, la calcemia y la PABMO, permiten hacer el diagnóstico.

Anemias de otros orígenes

Ocasionalmente se diagnostica en pacientes mayores anemia de causa genética que no fue pesquisada con anterioridad, como talasemia heterocigota u otras hemoglobinopatías.
Otro aspecto a tener en cuenta es la acción de medicamentos que pueden contribuir al desarrollo de anemia. En este sentido cabe recordar los inhibidores de la ECA como el lisinopril, los bloqueantes del receptor de ECA como el losartan, quimioterápicos antibacterianos como trimetoprima sulfametoxazol, antagonistas H2 e inhibidores de la bomba de protones, anticonvulsivantes, antifólicos y otros agentes antineoplásicos, etc.

Tratamiento

El tratamiento adecuado de la anemia en la edad avanzada mejora la calidad de vida, y puede prolongar la sobrevida de los pacientes con comorbilidades (1) (2) (5).
Si se identifica la causa de la anemia el tratamiento se realiza de acuerdo con la etiología del proceso. El tratamiento sintomático se reserva para los casos en que no es posible identificar la causa de la anemia.
En pacientes con anemia nutricional lo indicado es administrar el factor en deficiencia (hierro, vitaminas) y tratar la causa de la misma (hábitos alimentarios, procesos responsables de malabsorción y/o pérdida).
La deficiencia de hierro se trata preferentemente con sulfato o gluconato ferroso por vía oral, por su buena biodisponibilidad. En pacientes con intolerancia o contraindicaciones para el hierro oral se puede recurrir al tratamiento con las nuevas formulaciones de hierro intravenoso (hierro carboximaltosa; hierro isomaltósido; hierro sacarosa).
La deficiencia de vitamina B12 puede corregirse con altas dosis de ciano o hidroxicobalamina por vía oral, o con dosis menores por vía intramuscular cada 15-30 días. La gastritis crónica atrófica no es infrecuente en la edad avanzada, y en ese caso es aconsejable administrar la medicación por vía intramuscular.
La deficiencia de folato se trata con ácido fólico (ácido pteroilglutámico) por vía oral o intramuscular, según la integridad del aparato digestivo del paciente. Cuando la deficiencia se debe a insuficiente aporte alimentario, la vía oral es la indicada. Cuando la deficiencia es causada por antifólicos, se administra ácido folínico (leucovorina cálcica) por vía intramuscular. Especialmente en pacientes añosos es aconsejable asociar vitamina B12 al tratamiento con folatos, ya que una deficiencia subclínica de la primera podría verse agravada en sus manifestaciones neurológicas por la administración de folato únicamente.
El tratamiento de la anemia de la inflamación consiste en corregir el proceso nosológico causante (ej. infecciones, afecciones autoinmunes, etc.). Si existiese deficiencia de hierro asociada es posible administrar hierro, de preferencia por vía oral. La administración de eritropoyetina puede ser útil para lograr el aumento de la Hb sin superar 12 g/dL, para reducir el riesgo de eventos trombóticos.
En otras oportunidades puede ser necesario recurrir a la transfusión de sangre entera o de glóbulos rojos desplasmatizados, con control cuidadoso del estado hemodinámico del paciente.
Se hallan en desarrollo e investigación nuevos fármacos dirigidos a interferir la acción de la hepcidina, hemojuvelina, BMP6, e IL-6, en procura de mejorar la utilización del hierro y corregir la anemia de la inflamación (13) (16). También se procura contar con un procedimiento confiable y reproducible para medir hepcidina en suero y en orina, aplicable al diagnóstico y al tratamiento (28).
La anemia de la insuficiencia renal y la anemia del cáncer tienen aspectos en común con la anemia de la inflamación, pero presentan características propias que deben ser tenidas en cuenta. El tratamiento de la enfermedad de base, la eritropoyetina y el hierro son los pilares de la terapéutica, con el apoyo ocasional de transfusiones si fuese necesario.

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Recibido: 23 de julio de 2016
Aceptado: 4 de julio de 2017

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