SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.45 issue3Emergence of colistin-resistant Klebsiella pneumoniae: microbiological and epidemiological characterization of the isolates producing and non-producing KPC-type carbapenemaseDetection of lactic acid isomers: metabolites of lactic acid bacteria isolated from Colombian sourdough author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

Share


Revista argentina de microbiología

Print version ISSN 0325-7541

Rev. argent. microbiol. vol.45 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Sept. 2013

 

ARTÍCULO ESPECIAL

Parasitosis intestinales en Argentina: principales agentes causales encontrados en la población y en el ambiente

Intestinal parasitoses in Argentina: Major causal agents found in the population and in the environment

 

María M. Juáreza,b y Verónica B. Rajala,c,*

aInstituto de Investigaciones para la Industria Química (INIQUI), CONICET, Universidad Nacional de Salta, Salta, Argentina
bCátedra de Microbiología y Parasitología, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional de Salta, Salta, Argentina
cCátedra de Fundamentos de Biotecnología, Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional de Salta, Salta, Argentina

Recibido el 6 de mayo de 2013; aceptado el 15 de agosto de 2013

* Autor para correspondencia.
Correo electrónico: vbrajal@gmail.com (V.B. Rajal).

 


Resumen

Las parasitosis intestinales se encuentran ampliamente distribuidas en el mundo, con mayor prevalencia en los países en desarrollo. Principalmente afectan a los niños, en los que además provocan disminución del desarrollo físico y mental, situación que puede potenciarse enormemente cuando se suma a un estado nutricional deficiente. La Organización Mundial de la Salud las considera una de las principales causas de morbilidad, estrechamente ligada a la pobreza y relacionada con inadecuada higiene personal, incorrecta manipulación de los alimentos crudos, falta de servicios sanitarios, falta de provisión de agua potable y contaminación fecal del ambiente. Algunas enfermedades parasitarias se vinculan con condiciones de transmisión que existen universalmente, por lo que son cosmopolitas, mientras que otras tienen distribución geográfica variable. En los últimos años, debido a la globalización, el movimiento de personas de zonas endémicas a regiones no endémicas ha permitido la diseminación de ciertas parasitosis. Y aunque también influyen en la frecuencia de algunas de estas enfermedades las costumbres de los pueblos, las condiciones ambientales son un factor determinante para la supervivencia de los parásitos. En nuestro país, debido a la diversidad de suelos y condiciones climáticas que existen, es posible hallar variedad de agentes causales de estas parasitosis. El objetivo de este trabajo fue realizar una revisión bibliográfica de los agentes parasitarios causantes de enfermedades entéricas encontrados en la República Argentina, tanto en materia fecal de personas como en el ambiente, ya que la contaminación parasitaria de este último constituye un indicador directo del riesgo de infección por parásitos intestinales.

Palabras clave: Parásitos intestinales; Argentina; Agentes causales.

Abstract

Intestinal parasitic diseases are widely spread in the world, with the highest prevalence in developing countries. Children are mainly affected, showing a decrease in physical and mental development, as well as the expected manifestations of the disease. This situation can be greatly enhanced in children with poor nutritional status. The World Health Organization considers intestinal parasitic diseases a major cause of morbidity, closely linked to poverty and poor personal hygiene, inappropriate handling of raw food, lack of sanitation, lack of potable water supply, and environmental fecal contamination. Some parasitic diseases are cosmopolitan while others have variable geographic distribution, due to different factors such as the presence of exclusive intermediate hosts. In the past few years, globalization allowed the spread of certain parasites from endemic to non-endemic regions. Even though people's customs influence on the frequency of certain parasites, environmental conditions are a determinant factor for parasite survival. In our country, due to the variety of soils and climatic conditions, several causative agents of these parasitoses can be found. The aim of this work was to review the literature on the intestinal parasitic agents found in Argentina in human fecal samples and its environment, as parasitic contamination constitutes a direct indicator of the infection risk by intestinal parasites.

Keywords: Intestinal parasites; Argentina; Main pathogens.


 

Introducción

Las parasitosis intestinales afectan principalmente a los niños. Hay numerosos datos de estudios que muestran una elevada prevalencia de este tipo de enfermedades, tanto en nuestro país 32,51,53,54  como en el resto del mundo 43,69 . No obstante, los registros subestiman la real magnitud de estos parásitos, que se mantienen en altas tasas, especialmente en países en vías de desarrollo, a causa de las deficientes condiciones de saneamiento ambiental y de la falta de control, prevención y educación sanitaria, entre otros factores. La contaminación fecal del suelo, el agua y los alimentos son fuentes de infección y reinfección, sumada a malos hábitos higiénicos, y si bien las formas latentes de los parásitos (quistes, ooquistes, huevos) no pueden multiplicarse en el ambiente, sí pueden hacerlo formas de vida libre, como algunas amebas 74  y Strongyloides stercoralis 79 .

La incidencia y la prevalencia de parasitosis intestinales se han tomado como indicadores del estado de salud de la población en distintos contextos. Tanto las tasas de infestación por parásitos intestinales como el espectro de especies predominantes varían considerablemente de una localidad a otra. En Argentina, estudios descriptivos han informado prevalencias de parasitosis por encima del 80 % en algunas localidades del norte y sur del país 83,86 , mientras que en la zona central se registran porcentajes cercanos a 45 % 7 .

En este trabajo se realizó una revisión de las especies de parásitos intestinales encontradas en el ambiente (suelo, agua, heces animales, etc. ) y en materia fecal de personas, a fin de listar los agentes hallados en nuestro país en los últimos doce años, para finalmente analizar la correlación entre dichos hallazgos, y evaluar así el rol que juega la contaminación ambiental en la transmisión de este tipo de patógenos humanos.

Parásitos entéricos en el ambiente

Los hallazgos en el ambiente en el territorio de la República Argentina informados en bibliografía se muestran en las tablas 1 y 2. Las condiciones ambientales (temperatura, humedad, vientos, suelo) son determinantes en la viabilidad y maduración de los huevos de helmintos patógenos 72,89 , mientras que los quistes y ooquistes de protozoarios son relativamente más resistentes a condiciones adversas 3,64 .

Tabla 1 Protozoos intestinales encontrados en muestras ambientales de la República Argentina

Tabla 2 Helmintos entéricos encontrados en muestras ambientales en Argentina

Protozoos y Blastocystis spp.

Los protozoos generalmente se encuentran asociados a enfermedades transmitidas por agua, por lo que pueden hallarse frecuentemente en estas muestras. Los agentes patógenos y parásitos transmitidos por el agua más comunes son los que tienen infectividad alta, los que pueden proliferar en ella o los que demuestran resistencia alta fuera del organismo 11,36 .

Se informaron amebas en general, sin especificar género, en aguas en las provincias de Salta 59  y Buenos Aires 26 , y en suelo de esta última 13 . Si bien no todas las amebas encontradas en el ambiente tienen potencial para causar enfermedad, algunas de ellas tienen la capacidad de alojar bacterias como Legionella, que puede causar legionelosis en poblaciones de inmunodeprimidos 39 .

Entamoeba coli se encuentra presente en la población de todo el mundo, aunque es más común entre las poblaciones nativas de los países de climas cálidos y húmedos. Desde siempre fue considerada comensal, pero existe información respecto de casos en los que causó enfermedad 31 . Fue encontrada de norte a sur de la Argentina en aguas 7,26,40,59  y suelo 82 .

Otras amebas informadas fueron Entamoeba histolytica y Entamoeba dispar. La primera es agente causal de amebiosis en humanos y permanece como una causa significativa de morbilidad y mortalidad en países en desarrollo 87 , en tanto la segunda, morfológicamente indistinguible de E. histolytica y considerada no patógena, es más común en humanos de muchas partes del mundo 70 . De igual manera, en muestras ambientales es importante considerar a la ameba de vida libre Entamoeba moshkovskii. Esta también es morfológicamente idéntica a E. histolytica y E. dispar, y es altamente prevalente en algunos países donde E. histolytica es endémica. Fue aislada de aguas residuales de muchas partes del mundo y, recientemente, ha sido informada en 21 % de los niños de Bangladesh como comensal no invasivo 4 .

En Argentina se informó este grupo de amebas de igual morfología tanto en aguas de consumo 40  como de río 59 . Se ha comunicado la presencia de Entamoeba spp. en heces de perro en la provincia del Neuquén 84 , y también en aguas de arroyo y canal en la provincia de Buenos Aires 14 . Endolimax nana, ameba cosmopolita de patogenicidad dudosa y de igual prevalencia que Entamoeba coli, se identificó en aguas en Salta 59  y Buenos Aires 14  y en suelo en Neuquén 82 . Iodamoeba bütschlii, ameba de distribución mundial pero mucho menos prevalente que las anteriores, se encontró en agua de consumo de la provincia de Buenos Aires 26  y en sue-lo de Neuquén 82 .

Dientamoeba fragilis, protozoo también de distribución mundial y habitante del tracto gastrointestinal humano, solo fue informado por nuestro grupo de trabajo en agua de río de la provincia de Salta 59 . Al momento de su descubrimiento este organismo fue considerado una ameba por su movilidad mediante pseudópodos, pero estudios ultraestructurales y moleculares lo han ubicado definitivamente dentro de los flagelados 34 . Actualmente existe evidencia que apoya su patogenicidad 5,31 . Otro dato interesante es que solamente se encuentra en forma de trofozoíto, por lo que se postula que podría ser transportado por los huevos de algunos nematodes parásitos comunes, como los de Enterobius vermicularis 28 . Para demostrar esta hipótesis, investigadores del país y del exterior han llevado a cabo trabajos interesantes usando métodos de biología molecular 49,66 .

Basualdo et al. 7  informaron el hallazgo de amebas comensales (diferentes de E. coli) en suelo y agua de consumo en la provincia de Buenos Aires. Si bien estos organismos se consideran no patógenos, su presencia en agua de consumo indica que otros organismos podrían haber sobrevivido a los tratamientos de potabilización, o que el agua pudo haber estado expuesta a la contaminación fecal en un paso posterior. Hay que considerar también que la línea demarcatoria entre comensalismo y parasitismo no es rígida, muchas veces los parásitos viven como comensales en un hospedador y solo en determinadas ocasiones producen daño 95 .

Entre los apicomplejos, el más frecuentemente reconocido fue Cryptosporidium spp. Se aisló en aguas de Salta 59 , Santa Fe 1,2,40  y Buenos Aires 6,14 , y en materia fecal de terneros de Córdoba 88  y Santa Fe 52 . Los brotes de criptosporidiosis están asociados al agua de consumo, tal como ocurrió en el conocido caso de Milwakee (Wisconsin, EE.UU. ), en 1994 41 , y en muchos otros similares 23 . El ooquiste maduro −la forma infectante del parásito− es resistente a condiciones adversas, como la cloración a los niveles usados en la potabilización del agua (0,2 a 0,5 mg/l de cloro residual), y la dosis infectiva es muy baja (de 1 a 10 ooquistes) 10 . Un rasgo distintivo de esta parasitosis es que la duración y gravedad de la infección dependen del estado inmunológico del paciente 37 . Desde el punto de vista epidemiológico, los terneros representan una importante fuente de contaminación del agua y del suelo 19 y son el principal reservorio de Cryptosporidium parvum, especie con mayor potencial zoonótico del género. La criptosporidiosis constituye un importante problema de salud pública mundial, aun en países desarrollados, hasta el punto de ser considerada en la actualidad como una enfermedad emergente 20 .

Otros esporozoarios informados fueron Isospora belli 22  y otras especies del género 84 , Sarcocystis spp. 84 , Cyclospora sp. 59  y coccidios sin especificar 7,13,14,82 . Todos estos fueron encontrados del norte al sur del país en muestras de agua, efluentes, suelo y heces de terneros y perros. Cyclospora cayetanensis es un coccidio reconocido como patógeno entérico causante de diarreas prolongadas en humanos 55 . I. belli y Sarcocystis hominis también son productores de coccidiosis intestinales 33 . En este punto cabe aclarar que la especie I. belli ha sido revisada recientemente por el Centro para el Control y la Prevención de enfermedades (CDC) y reclasificada como Cystoisospora belli sobre la base de sus características morfológicas y de su ciclo biológico. Dado que no en todos los casos la nomenclatura ha sido actualizada, ambas denominaciones se consideran sinónimos para la clínica 42 .

Giardia spp. fue el flagelado más encontrado, y coincidentemente con su distribución cosmopolita, se lo informó a lo largo del territorio argentino en muestras de agua 1,7,14,40,59 , efluentes domiciliarios 75 , suelo 7,13,82  y heces animales 50,84,88 . Giardia lamblia es causante de brotes transmitidos por el agua, al igual que Cryptosporidium spp. y Cyclospora spp. , debido a que sus quistes pueden permanecer y persistir largos períodos en ella. Además, tienen la ventaja de ser infecciosos inmediatamente después de su excreción por el hospedador previo, como ocurre con los de Cryptosporidium spp. , mientras que los ooquistes de Cyclospora spp. requieren maduración 65 .

Otros flagelados informados en suelo fueron Chilomastix mesnili 13  y Enteromonas hominis 82 , habitantes normales del ciego humano, y en agua de río, Trichomonas spp. 59 , estas últimas (en el caso de las intestinales) son consideradas los flagelados de distribución cosmopolita más comunes, después de G. lamblia.

El género parásito intracelular obligado Microsporidium y el ciliado Balantidium coli, ambos cosmopolitas, solo fueron informados en el ambiente de nuestro país en agua de río de Salta por nuestro grupo de trabajo 59. Microsporidium, género artificial que abarca especies de microsporidios insuficientemente descritos o clasificados y en el que se agrupan varias especies patógenas humanas, ha sido informado en aguas superficiales y subterráneas, y en aguas residuales tratadas, en un trabajo sobre patógenos emergentes transmitidos por el agua 78 , lo que indica su potencial para ser incluido dentro de este grupo. Se considera que afecta no solo al tracto digestivo, sino también a otros órganos, pero con mucha mayor frecuencia a personas HIV positivas 80,92 . Sin embargo, también ha sido implicado en casos de individuos sanos 29 . Asimismo, el agua es el principal vehículo en el caso de B. coli, protozoario de gran tamaño que infecta a humanos y causa diarrea y disentería 73 . La balantidiosis es una enfermedad zoonótica, su principal transmisor al hombre es el cerdo y los casos extraintestinales son raros, aunque se ha publicado este año un caso ocurrido en la India 21 .

Blastocystis spp. , organismo oportunista 31 , fue informado por nuestro grupo en agua de río de Salta 59  y por otros investigadores en agua de consumo 7 , en aguas de arroyo y de canal 14  y en suelo de Buenos Aires 13 . La ubicación sistemática de este género fue controversial 97 , hasta que recientemente fue reclasificado como el único parásito humano perteneciente al reino Chromista, donde se encuentran también las algas marrones y las diatomeas, circunstancia que lo aleja de los hongos y los protozoarios 37,68 . En general, en los países en desarrollo existe una mayor prevalencia del parásito que en los países desarrollados, relacionando esto con la falta de higiene, la exposición a los animales y el consumo de alimentos o agua contaminados 37 .

Helmintos

La variedad de helmintos encontrada en el ambiente fue amplia. Un grupo muy importante entre ellos son los geohelmintos, agentes transmitidos por el suelo debido a que sus formas de propagación necesitan pasar un período de tiempo en la tierra para madurar y volverse infectivas para sus hospedadores; por lo que su desarrollo y viabilidad dependen de las condiciones que este sustrato les brinde. Se han documentado geohelmintos como Ascaris lumbricoides 13,59 , Ascaris spp. 14,24 , Trichuris trichiura 59 , Trichuris sp. 13,14 ; ancilostomídeos 24 como Ancylostoma duodenale 75  y Necator americanus 59 , y S. stercoralis 59 . A pesar de que las bajas temperaturas no son favorables para el desarrollo de este tipo de helmintos 82 , algunos han sido encontrados en muestras ambientales de Neuquén y Río Negro 75,98 .

Trichuris vulpis es una especie productora de parasitosis intestinales en perros, fue hallada en heces de estos animales en Neuquén 84 , Buenos Aires y Misiones 24,26 . Hace mucho tiempo se han comunicado casos de humanos parasitados por esta especie 35 . Trichostrongylus spp. , helminto encontrado en aguas de río de Salta 59  y en aguas de arroyo y de canal de Buenos Aires 14 , parasita el intestino delgado de muchos mamíferos y aves, algunas especies también pueden infectar a humanos 93 .

Enterobius vermicularis, a la inversa de la gran mayoría de los parásitos, muestra los más altos porcentajes de prevalencia en zonas frías y templadas. Es probablemente el más común de los helmintos que infectan a los seres humanos, se han registrado tasas de prevalencia de hasta el 100 % en el noroeste de Europa y los EE.UU. En nuestro país ha sido encontrado en Salta 59 , Buenos Aires 13,14 , Neuquén y Río Negro 75 .

Se ha documentado el hallazgo de larvas de nematodes en suelo 13 , en agua de consumo 26  en aguas de arroyo y de canal 14  y en heces de perro 24  en Misiones y Buenos Aires.

Si bien no se han descrito casos de capilariosis humana en el país, se ha informado Capillaria spp. –género transmitido por el consumo de peces pequeños infectados– en heces de perro y en suelo de Neuquén 84  y de Buenos Aires 13 . Se han informado más de 250 especies de Capillaria, pero solo cuatro de ellas fueron encontradas en humanos: Capillaria hepatica, Capillaria aerophila, Capillaria plica y Capillaria philippinensis. Son raros los informes de infecciones humanas con las tres primeras especies, sin embargo, los casos en donde se encuentra involucrada C. philippinensis parecen aumentar y expandirse geográficamente, dicha especie ha sido causante de epidemias y muertes en las Filipinas y Tailandia 15 .

Se encontraron en el país huevos de Toxocara spp. en suelo, aguas y heces de perro 14,26 . Este género no fue incluido en los listados de esta revisión debido a que se encuentra fuera de nuestro objetivo el análisis de parasitosis extraintestinales, como lo es la toxocariosis humana, que consiste en una migración larval por las vísceras y en la que el intestino solo es un lugar de paso, sin patología en este órgano.

Fasciola hepatica, trematodo informado por nuestro grupo en agua de río de Salta 59 , fue incluido en la tabla 2. Si bien no se localiza en el intestino propiamente dicho, lo hace en el hígado, anexo del tracto gastrointestinal. Este hallazgo es relevante considerando que este parásito requiere condiciones ecológicas bastante precisas para cumplir su ciclo biológico, por lo que es un patógeno de baja prevalencia en humanos. Sin embargo, uno de los más altos niveles de prevalencia de fasciolosis hepática fue encontrado en Bolivia, país que tiene límites con la provincia de Salta 56 .

Recientemente fue publicado un estudio en cabras criollas de la región andina mendocina, donde se muestra una prevalencia del 85 % de este parásito en esos animales 16 .

Dentro del grupo de los cestodos, Dipylidium caninum, especie potencialmente zoonótica llamada vulgarmente 'tenia canina', fue hallada en Salta 59 , Neuquén 84 , Buenos Aires 13  y Chubut 98 . En el ciclo de vida de este parásito el hombre puede actuar como hospedador accidental por la ingestión de pulgas infectadas. Las mascotas, principalmente los perros, desempeñan un papel importante en su transmisión.

Diphyllobothrium latum, cestodo transmitido por peces infectados, que usa como hospedador definitivo al hombre y como hospedador accesorio al perro, fue hallado en heces de perro en Neuquén y Chubut 84 , provincias donde se practica la pesca de trucha.

Hymenolepis nana es el único cestodo que no requiere de un hospedador intermediario, aunque puede pasar por este (pulga), y es el hombre el que alberga los estadios de larva y adulto simultáneamente. Tal característica, sumada a la inmediata infectividad que presentan los huevos de H. nana, convierte a este parásito en potencial productor de enfermedad masiva 44 . Esta especie, parásita normal del hombre, fue encontrada en agua de río en Salta 59  y en suelo en Buenos Aires y Misiones 24 . En el sur del país se informó Hymenolepis diminuta proveniente de efluentes domiciliarios75 y en aguas de arroyo y canal de la provincia de Buenos Aires 14 . Se trata de un parásito normal de roedores murinos que tiene al hombre como un hospedador accesorio.

Los huevos de la familia Taenidae son morfológicamente indistinguibles 45 , las especies de mayor interés en nuestro medio son Taenia saginata, Taenia solium y Echinococcus granulosus. Se informó la presencia de Taenia spp. /Echinococcus sp. en suelo de la provincia de Buenos Aires 13,24,26 . En Neuquén se encontraron huevos de esta familia en heces de perro 84 . E. granulosus es un parásito ubicuo ampliamente difundido en el territorio argentino, en el que se documentan seis focos endémicos bien diferenciados 30 . Dentro de aquellos más estudiados se encuentra el del sur de la Argentina 96 . En piscinas públicas de la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, Costamagna et al. 14  informaron un ejemplar adulto de E. granulosus.

Parásitos entéricos en muestras fecales humanas

En las tablas 3, 4 y 5 se listan los parásitos intestinales encontrados en muestras fecales humanas en la República Argentina.

Tabla 3 Protozoos entéricos en muestras fecales humanas de la República Argentina

Tabla 4 Blastocystis spp. encontradas en muestras fecales humanas de la República Argentina

Tabla 5 Helmintos entéricos en muestras fecales humanas de la República Argentina

Protozoos y Blastocystis spp.

Entre las amebas, la especie más hallada fue la comensal Entamoeba coli 7,40,48,50,53,54,57,82 . En segundo y tercer lugar en frecuencia de hallazgo se encuentran Endolimax nana 32,40,48,53,54,57,82  e Iodamoeba bütschlii 48,54,82 . Todos estos aislamientos se asociaron a personas residentes en zonas tanto urbanas como rurales. E. nana, ameba de distribución mundial con predominancia en regiones tropicales, fue documentada como causante de infección junto con Blastocystis spp. Se postula como razón de ello la coinfección debido al idéntico modo de transmisión de ambos parásitos, ya que condiciones de vida poco higiénicas y el consumo de alimentos y agua contaminados pueden conducir a un poliparasitismo. Otro mecanismo que se ha sugerido tiene en cuenta la susceptibilidad provocada por la irritación y la inflamación de la mucosa producida por una infección inicial del lumen intestinal, lo que permitiría a otro organismo parásito infiltrarla 77 . Finalmente, la incidencia de poliparasitosis depende del estado inmune de cada individuo 38 .

Iodamoeba es un género de parásitos intestinales encontrado en humanos, primates y otros animales; su nombre deriva de la gran masa iodofílica de glucógeno presente en sus quistes. Las cepas patógenas humanas han sido asignadas a la especie I. bütschlii. La identidad de este género ha sido controversial, hasta que recientemente se ha encontrado un ancestro común específico y compartido con Endolimax 62,85 . El trofozoíto de Dientamoeba fragilis fue encontrado por el mismo grupo de trabajo en personas residentes en zona rural de la provincia de Salta 48 , y anteriormente en pacientes concurrentes a un hospital de la ciudad de Buenos Aires, con mayor frecuencia en los HIV positivos 46 .

Se informaron también amebas morfológicamente compatibles con Entamoeba histolytica/Entamoeba dispar, especies de morfología indiferenciable 8 . En Santa Fe, por métodos como coloración o ELISA se corroboró la presencia de E. histolytica, organismo productor de disentería amebiana. En la provincia de Buenos Aires se informaron amebas comensales y amebas en general 57 . La bibliografía informa dos brotes mundiales importantes: un brote escolar, que involucró a E. histolytica y a Shigella sonnei, informado en 2001 en Taiwán 17 , y otro brote comunicado en 1992, que afectó a personas que hicieron turismo por Tailandia 18  y que involucró a E. histolytica y a G. lamblia.

Se hallaron coccidios en muestras fecales de las provincias de Misiones, Santa Fe y Buenos Aires, en zonas urbanas y rurales 7,32,40,54,57 . Entre ellos, los más frecuentes fueron Cryptosporidium spp. , Cyclospora sp. e Isospora belli. Algunos coccidios son de difícil reconocimiento en exámenes en fresco; en el caso de Cryptosporidium sp. , debido a que su forma y tamaño es similar al de muchas levaduras y su contenido es un tanto confuso, y en el de I. belli, debido a que los ooquistes no maduran en materia fecal sin presencia de oxígeno.

Giardia lamblia, flagelado cosmopolita prevalente en climas cálidos y templados, fue informado por grupos de investigación en el norte 48 , en el sur 82  y en el este 54  del país, pero principalmente en el centro del territorio 7,8,26,32,40,50,51,53,57 . La giardiosis es la principal causa de diarrea no viral y afecta a millones de personas en todo el mundo 71 . Aunque hay tratamientos efectivos disponibles, en algunos casos el parásito es refractario y en otros los síntomas debilitantes pueden continuar incluso después de que el parásito ha sido eliminado, con el consiguiente impacto en la calidad de vida. Esta es otra carga para la población ya desfavorecida de los países en desarrollo 63 .

Otros flagelados informados fueron Trichomonas hominis (Pentatrichomonas hominis) 32 , Enteromonas hominis 26 y Chilomastix mesnili 32,40,48,54,57,82 , los tres son considerados no productores de patologías, aunque hay un informe de diarrea por T. hominis 27 .

Coincidentemente, los mismos trabajos que informaron G. lamblia y E. coli en muestras fecales también informaron Blastocystis spp. , 8,40,48,50,51,53,54,57,82 . Es común que la parasitosis se produzca de forma conjunta entre Blastocystis spp. y Giardia spp. ; las infecciones intestinales causadas por estos parásitos están asociadas a factores climáticos, condiciones sanitarias básicas y características socioculturales 51 .

En Argentina se han informado casos humanos de microsporidiosis en pacientes HIV positivos concurrentes a hospitales bonaerenses 90,91 . No fueron incluidos en la tabla 3 debido a que su reconocimiento se realizó casi todas las veces en muestras de biopsias intestinales y no en exámenes de materia fecal.

Helmintos

La gran mayoría de los nematodes encontrados en las muestras fecales fueron geohelmintos. Se informó Strongyloides stercoralis y Trichuris trichiura en Buenos Aires 53 , Santa Fe 32 , Misiones 24,54  y Salta 48 . Ascaris lumbricoides se halló en Buenos Aires 7,24,26,50,53,57 , Santa FE 32 y Misiones 24,54 . Se encontraron ancilostomídeos en Salta 48 , Buenos Aires 24  y Misiones 24,54 . Las parasitosis provocadas por geohelmintos son endémicas en los países en desarrollo y constituyen un indicador de las condiciones sanitarias y ecológicas del entorno de sus hospedadores54. De hecho, como se observa en la tabla 5, la gran mayoría de los aislamientos de este grupo de parásitos se efectuó en zonas suburbanas y rurales.

Enterobius vermicularis, parásito cosmopolita y prevalente en zonas frías y templadas, se encontró en muestras fecales o de mucus anal por el test de Graham (en casi todos los casos) en habitantes de Buenos Aires 26,50,53,57 , Misiones 54 , Neuquén 82  y Salta 48 . Este helminto generalmente se considera una molestia más que una causa de enfermedad grave, pero es significativa la morbilidad a él asociada, especialmente en los niños. Además, la eliminación del parásito de un grupo familiar o de una institución a menudo plantea problemas importantes debido a curado incompleto, o a reinfección 12 .

En las mismas provincias en donde se informó S. stercoralis y T. trichiura (Buenos Aires, Santa Fe, Misiones y Salta) se encontró el pseudogeohelminto Hymenolepis nana 7,26,32,48,53,54,57 , considerado el más prevalente entre los cestodos.

En Sudamérica se encontraron solo tres especies del género Diphyllobothrium: Diphyllobothrium latum, Diphyllobothrium pacificum y Diphyllobothrium dendriticum. D. latum es considerado el único agente etiológico de difilobotriosis en Argentina, y a pesar de que la enfermedad se encuentra restringida a la Patagonia andina, donde hay informes de pescadores o guías de pesca infectados con esta especie 76 , también se han informado casos aislados en la ciudad de Buenos Aires 47  y en la provincia de Mendoza9. No se ha informado ningún otro platelminto en personas.

Correlación de agentes encontrados en el ambiente y en humanos

En un informe de la Organización Mundial de la Salud, se estima que el 24 % de las enfermedades y el 23 % de las muertes globales pueden atribuirse a factores ambientales 61 .

La población más afectada son los niños entre 0 y 14 años, y para este grupo, el 1,5 % de las enfermedades se deben a infecciones intestinales por nematodes, principalmente debido a la mala calidad del agua, el escaso o insuficiente saneamiento y la falta de higiene60. Por otro lado, las diarreas causadas por protozoos intestinales también son motivo de una morbilidad y mortalidad significativas en todo el mundo, en variedad de poblaciones de pacientes 58 .

Gran cantidad de los trabajos que documentan el hallazgo de parásitos en la República Argentina provienen de estudios realizados en muestras ambientales o humanas, que no necesariamente remiten a las mismas coordenadas espaciales y temporales. En general, se encontraron amebas tanto en el ambiente como en personas, a excepción de Iodamoeba bütschlii, la que se informó solo en personas. En el caso particular de Dientamoeba fragilis, se encontró en la misma provincia (Salta) en muestras de agua de río 59  y en habitantes de una zona rural 48 , y coincidentemente con la teoría de que su trofozoíto es transportado por huevos de E. vermicularis, los dos grupos que comunicaron estos datos también informaron la presencia de estos huevos en sus muestras. Asimismo, los hallazgos en muestras de materia fecal de residentes en una zona rural de Salta comunicados por Menghi et al. 48  muestran que la franja etaria en la que se encontró mayor prevalencia de D. fragilis coincidió con la que tuvo mayor prevalencia de E. vermicularis.

También se encontraron coccidios en materia fecal humana y en el ambiente, aunque Sarcocystis spp. solo fue informado en el ambiente, y en muchas provincias argentinas se hallaron flagelados intestinales, tanto en el ambiente como en humanos.

Balantidium coli solo se encontró en agua de río de la provincia de Salta. Cabe señalar que en la mayoría de las zonas templadas del mundo, la balantidiosis humana solo se encuentra como hallazgo incidental. Los cerdos son los hospedadores más comunes de este parásito, cuyos quistes son relativamente resistentes a medios desfavorables, pero sucumben pronto a la desecación y a la acción directa de los rayos solares. Lo mismo ocurrió con los microsporidios y, en este caso, se cree que podría deberse a la dificultad de detección de este género, por su pequeñísimo tamaño 94 .

Se han informado con mayor frecuencia hallazgos de Blastocystis spp. en materia fecal que en el ambiente. Esto puede deberse a que este parásito cosmopolita es anaerobio estricto y muy sensible al oxígeno atmosférico, lo que hace que vayan desapareciendo con el transcurso de las horas de heces no recogidas con líquido preservador. También los destruye el frío 68,97 . Otra razón sería la dificultad para identificar al parásito en etapas distintas de la forma vacuolar 37 , la forma quística es muy pequeña (ronda los 5 µm) y puede confundirse fácilmente con detritus.

Se encontraron helmintos en el ambiente y en personas en varias provincias argentinas. En Chubut y Río Negro se encontró A. duodenale en efluentes domiciliarios utilizados como fertilizantes de cultivos; sin embargo, no se encontraron datos de este tipo de parasitosis intestinal en personas en estas provincias.

Gamboa et al. 24  afirman que la distribución geográfica de los ancilostomídeos y S. stercoralis depende, en gran medida de las condiciones climáticas, el tipo de suelo y el comportamiento de las poblaciones susceptibles, y que su frecuencia disminuye a medida que se avanza hacia el sur del país, en tanto que la frecuencia de A. lumbricoides, T. trichiura e H. nana depende de factores socioambientales, como el hacinamiento, la alimentación, las condiciones de la vivienda, la higiene y el método de disposición de excretas empleado.

Las diferencias observadas en cuanto a la distribución de las especies de geohelmintos pueden deberse a las condiciones de humedad y temperatura ambiental, así como al tipo de sustrato en el cual se desarrollan y transmiten los huevos y las larvas. Las larvas de ancilostomídeos y S. stercoralis, por ejemplo, tienen una vida corta en el suelo, ya que generalmente no sobreviven más de un mes 81 . Está demostrado que la humedad y la temperatura elevadas, unidas al hábito de defecar a cielo abierto y andar descalzo, favorecen la transmisión y dispersión de ancilostomídeos y S. stercoralis.

En el ambiente se encontraron una variedad de géneros de cestodos, sin embargo, los únicos informados en humanos fueron D. latum e H. nana; este último es el cestode más prevalente transmitido por fecalismo.

En esta investigación bibliográfica se encontraron solo informes ambientales de Fasciola hepatica, aunque en uno de los estudios solo se lo buscó en el ambiente para estudiar el foco de un caso de fasciolosis humana ocurrido en Neuquén en 2002. Este es un parásito considerado de baja prevalencia en el hombre, pero tiene altas tasas de infección en humanos en un país limítrofe (Bolivia) y en cabras en una zona andina en nuestro país, como se expuso con anterioridad.

Aunque en la mayoría de los casos no se ha establecido correlación directa entre la contaminación ambiental y las parasitosis en personas, el ambiente actúa como receptor de la contaminación humana y animal, y se constituye, a su vez, en un reservorio de parásitos potencialmente riesgosos para la salud pública. Esto hace que la mayoría de los parásitos intestinales se transmitan por contaminación del ambiente, y en este aspecto, el agua y los alimentos juegan un papel importante. Si las heces no se eliminan de manera apropiada, los quistes, ooquistes y huevos de los parásitos pueden quedar en el ambiente de las casas o contaminar fuentes de agua o cultivos regados con aguas residuales.

Otro punto que se debe considerar son las catástrofes naturales, como las inundaciones; en tal sentido cabe recordar el lamentable hecho recientemente ocurrido en nuestro país en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires. Las inundaciones contaminan el ambiente y los recursos hídricos debido a las corrientes de agua que transportan residuos, lo cual puede generar una grave diseminación de agentes microbiológicos patógenos.

Conclusiones

En Argentina los datos disponibles de los últimos años sobre parásitos intestinales encontrados en el ambiente y en personas son abundantes. Naturalmente, estos hallazgos se encuentran acotados por varios factores: la presencia o no en cada región de un grupo de investigación sobre el tema; la baja cantidad de parásitos en el ambiente, que se encuentra muchas veces por debajo del límite de sensibilidad de las técnicas, lo que requiere de etapas de concentración de las muestras para la correcta detección; y la dificultad del diagnóstico de algunas parasitosis, lo que lleva a la subestimación del número y el tipo de agentes encontrados, entre otros. La gran mayoría de las veces la detección se realiza mediante métodos parasitoscópicos, por lo que la correcta identificación del organismo depende en su totalidad del entrenamiento y la experiencia personal del analista.

En esta revisión se encontró coincidencia entre los géneros informados en muestras fecales con los encontrados en el ambiente, por lo que los parásitos que pueden causar patologías intestinales en humanos se aíslan frecuentemente de muestras ambientales. Sin embargo, no todas las especies potencialmente patógenas encontradas en el ambiente se informaron en humanos, una de las razones radica en el bajo porcentaje de infección a humanos en el caso de algunas de ellas. Los parásitos más informados en Argentina, tanto en la población como en el ambiente, fueron G. lamblia y A. lumbricoides, mientras que en personas también existen muchos informes que documentan la presencia de Blastocystis spp. , S. stercoralis y T. trichiura.

Dependiendo de la especie involucrada en la infección, los parásitos intestinales pueden causar síntomas abruptos y graves, y en algunos casos, tener desenlace fatal, tal como sucede en la estrongiloidiosis en personas con desnutrición o inmunocompromiso. También pueden pasar inadvertidos por largos períodos, hasta que el cuerpo, en algún momento, desarrolle los síntomas digestivos típicos, lo que redundará en la disminución de la tasa de crecimiento físico y mental en los niños, debido a su cronicidad. Por lo tanto, es de suma importancia conocer la ubicación en el ambiente de los elementos infectivos, ya que ello permite saber el lugar, el momento y la forma de aplicación de medidas de prevención para combatir estas enfermedades de distribución mundial, con prevalencia en países en desarrollo.

Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Agradecimientos
La presente revisión bibliográfica se enmarca en el Proyecto N. º 2070/4 financiado por el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Salta.

Bibliografía

1. Abramovich B, Gilli MI, Haye MA, Carrera E, Lura MC, Nepote A, Gomez PA, Vaira S, Contini L. Cryptosporidium and Giardia in surface water. Rev Argent Microbiol. 2001;33:167-76.         [ Links ]

2. Abramovich B, Lura De Calafell MC, Haye MA, Nepote A, Arganara MF. Detection of Cryptosporidium in subterranean drinking water. Rev Argent Microbiol. 1996;28:73 -7.         [ Links ]

3. Abramovich B, Lura MC, Carrera E, Gilli MI, Haye MA, Vaira S. The action of different coagulants to remove Cryptosporidium during the process of water treatment . Rev Argent Microbiol. 2004;36:92-6.         [ Links ]

4. Ali IK, Hossain MB, Roy S, Ayeh-Kumi PF, Petri WA, Jr. , Haque R, Clark CG. Entamoeba moshkovskii infections in children, Bangladesh. Emerg Infect Dis. 2003;9:58 0-4.         [ Links ]

5. Barratt JL, Harkness J, Marriott D, Ellis JT, Stark D. A review of Dientamoeba fragilis carriage in humans: several reasons why this organism should be consider ed in the diagnosis of gastrointestinal illness. Gut Microbes. 2011;2:36.         [ Links ]

6. Basualdo J, Pezzani B, De Luca M, Cordoba A, Apezteguia M. Screening of the municipal water system of La Plata, Argentina, for human intestinal parasites. Int J Hyg Environ Health. 2000;203:177-82.         [ Links ]

7. Basualdo JA, Cordoba MA, De Luca MM, Ciarmela ML, Pezzani BC, Grenovero MS, Minvielle MC. Intestinal parasitoses and environmental factors in a rural population of Argentina, 20022003. Rev Inst Med Trop Sao Paulo. 2007;49:251-5.         [ Links ]

8. Beltramino JC, Sosa H, Gamba N, Busquets N, Navarro L, Virgolini S, Ricardo O. Overdiagnosis of amebiasis in children with dysentery. Arch Argent Pediatr. 2009;107:510-4.         [ Links ]

9. Cargnelutti DE, Salomon MC. Human diphyllobothriosis. A case in non-endemic area of Argentina. Medicina (B Aires). 2012;72:40-2.         [ Links ]

10. Carpenter C, Fayer R, Trout J, Beach MJ. Chlorine disinfection of recreational water for Cryptosporidium parvum. Emerg Infect Dis. 1999;5:579-84.         [ Links ]

11. Castro-Hermida JA, Garcia-Presedo I, Almeida A, Gonzalez-Warleta M, Correia Da Costa JM, Mezo M. Presence of Cryptosporidium spp. and Giardia duodenalis through drinking water. Sci Total Environ. 2008;405:45-53.         [ Links ]

12. Cook GC. Enterobius vermicularis infection. Gut. 1994;35:1159-62.         [ Links ]

13. Córdoba A, Ciarmela ML, Pezzani B, Gamboa MI, De Luca MM, Minvielle M, Basualdo JA. Presencia de parásitos intestinales en paseos públicos urbanos en La Plata Argentina. Parasitol Latinoam. 2002;57:25-9.         [ Links ]

14. Costamagna SR, Visciarelli E, Lucchi L, Basualdo JA. Parásitos en aguas del arroyo Naposta, aguas de recreación y de consumo en la ciudad de Bahía Blanca (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Parasitol Latinoam. 2005;60:122-6.         [ Links ]

15. Cross J H. Intestinal capillariasis. Clin Microbiol Rev. 1992;5: 120-9.         [ Links ]

16. Cuervo P, Sidoti L, Fantozzi C, Neira G, Gerbeno L, Sierra RM. Fasciola hepatica infection and association with gastrointestinal parasites in Creole goats from western Argentina. Rev Bras Parasitol Vet. 2013:53-7.         [ Links ]

17. Chen KT, Chen CJ, Chiu JP. A school waterborne outbreak involving both Shigella sonnei and Entamoeba histolytica. J Environ Health. 2001;64:9-13.         [ Links ]

18. De Lall AF, Rinaldi E, Santoro D, Nicolin R, Tramarin A. Outbreak of Entamoeba histolytica and Giardia lamblia infections in travellers returning from the tropics. Infection. 1992;20:78-82.         [ Links ]

19. Del Coco VF, Cordoba MA, Basualdo JA. Cryptosporidium infection in calves from a rural area of Buenos Aires, Argentina. Vet Parasitol. 2008;158:31-5.         [ Links ]

20. Del Coco VF, Córdoba MA, Basualdo JA. Cryptosporidiosis: an emerging zoonosis. Rev Argent Microbiol. 2009;41:185-96.         [ Links ]

21. Dhawan S , Jain D, Mehta VS. Balantidium coli: an unrecognized cause of vertebral osteomyelitis and myelopathy. J Neurosurg Spine. 2013;18:310-3.         [ Links ]

22. Enriquez  VL, Soria AE, Salomón MC. Monitoreo de parásitos patógenos en efluentes agroindustriales. Rev FCA UNCuyo. 2003;35:25-32.         [ Links ]

23. Fayer R. Cryptosporidium: a water-borne zoonotic parasite. Vet Parasitol. 2004;126:37-56.         [ Links ]

24. Gamboa MI, Kozubsky LE, Costas ME, Garraza M, Cardozo MI, Susevich ML, Magistrello PN, Navone GT. Associations between geohelminths and socioenvironmental conditions among different human populations in Argentina. Rev Panam Salud Publica. 2009;26:1-8.         [ Links ]

25. Gamboa MI, Navone GT, Kozubsky L, Costas ME, Cardozo M, Magistrello P. Protozoos intestinales en un asentamiento precario: manifestaciones clínicas y ambiente. Acta Bioquím Clín Latinoam. 2009;43:213-8.         [ Links ]

26. Gamboa MI, Nav one GT, Orden AB, Torres MF, Castro LE, Oyhenart EE. Socio-environmental conditions, intestinal parasitic infections and nutritional status in children from a suburban neighborhood of La Plata, Argentina. Acta Trop. 2011;118:184-9.         [ Links ]

27. Garcia L. Diarrhea associated with Trichomonas hominis. Bol Med Hosp Infant Mex. 1990;47:608-10.         [ Links ]

28. Girginkardeşle r N, Kurt O, Kilimcioğlu AA, Ok UZ. Transmission of Dientamoeba fragilis: evaluation of the role of Enterobius vermicularis. Parasitol Int. 2008;57:72-5.

29. Goodgame RW. Understanding intestinal spore-forming protozoa: cryptosporidia, microsporidia, isospora, and cyclospora. Ann Intern Med. 1996;124:429-41.         [ Links ]

30. Guarnera E. Hidatidosis en Argentina: carga de enfermedad. Buenos Aires, Organización Panamericana de la Salud. INEI, ANLIS «Dr. Carlos G. Malbrán» - Ministerio de Salud, 2009.         [ Links ]

31. Hotez P. The other in testinal protozoa: Enteric infections caused by Blastocystis hominis, Entamoeba coli, and Dientamoeba fragilis. Semin Pediatr Infect Dis. 2000;11:17881.         [ Links ]

32. Indelman P, Echenique C, Bertorini G, Racca L, Gomez C, Luque A, Magaró H. Parasitosis intestinales en una población pediátrica de la ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina. Acta Bioquím Clín Latinoam. 2011;45:329-34.         [ Links ]

33. Jarpa A, Zuloaga M, Zura ML . Human intestinal coccidiosis in Chile: infections by Isospora belli and by Sarcocystis hominis (Isospora hominis). Bol Chil Parasitol. 1981;36:49-53.         [ Links ]

34. Johnson EH, Windsor JJ, Cla rk CG. Emerging from obscurity: biological, clinical, and diagnostic aspects of Dientamoeba fragilis. Clin Microbiol Rev. 2004;17:553-70.         [ Links ]

35. Kagei N, Hayashi S, Kato K. Human cases of infection with canine whipworms, Trichuris vulpis (Froelich, 1789), in Japan. Jpn J Med Sci Biol. 1986;39:177-84.         [ Links ]

36. Karanis P. Parasitic zoonotic disease agents in human and animal drinking water. Dtsch Tierarztl Wochenschr. 2000;107:311-5.         [ Links ]

37. Kozubsky LE, Archelli S. Algunas consideraciones acerca de Blastocystis sp. , un parásito controversial. Acta Bioquím Clín Latinoam. 2010;44:371-6.         [ Links ]

38. Kulik RA, Falavigna DL, Nishi  L, Araujo SM. Blastocystis sp. and other intestinal parasites in hemodialysis patients. Braz J Infect Dis. 2008;12:338-41.         [ Links ]

39. Lau HY, Ashbolt NJ. The role of biofilms and protozoa in Legionella pathogenesis: implications for drinking water. J Appl Microbiol. 2009;107:368-78.         [ Links ]

40. Lura MC, Beltramino D, Abramov ich B, Carrera E, Haye MA, Contini L. El agua subterránea como agente transmisor de protozoos intestinales. Arch Argent Pediatr. 2000;98:18-26.         [ Links ]

41. Mac Kenzie WR, Hoxie NJ, Procto r ME, Gradus MS, Blair KA, Peterson DE, Kazmierczak JJ, Addiss DG, Fox KR, Rose JB, Davis MD. A massive outbreak in Milwaukee of Cryptosporidium infection transmitted through the public water supply. N Engl J Med. 1994;331:161-7.         [ Links ]

42. Magill AJ, Ryan ET, Maguire JH,  Strickland GT, Solomon T, Hill DR. Hunter's tropical medicine and emerging infectious diseases. Londres, Nueva York, Oxford, St. Louis, Sídney, Toronto, Saunders, 2012.         [ Links ]

43. Marshall MM, Naumovitz D, Orteg a Y, Sterling CR. Waterborne protozoan pathogens. Clin Microbiol Rev. 1997;10:67-85.         [ Links ]

44. Martínez-Barbabosa I, Gutiérrez-Cárdenas EM, Gaona E, Shea M. The prevalence of Hymenolepis nana in schoolchildren in a bicultural community. Rev Biomed. 2010;21:21-7.         [ Links ]

45. Mayta H, Talley A, Gilman RH, Jime nez J, Verastegui M, Ruiz M, Garcia HH, Gonzalez AE. Differentiating Taenia solium and Taenia saginata infections by simple hematoxylin-eosin staining and PCR-restriction enzyme analysis. J Clin Microbiol. 2000;38:133-7.         [ Links ]

46. Mendez OC, Szmulewicz G, Menghi C, Torres S, Gonzalez G, Gatta C. Comparison of intestinal parasite infestation indexes among HIV positive and negative populations. Medicina (B Aires). 1994;54:307-10.         [ Links ]

47. Menghi CI, Gatta CL, Velasco A, Mé ndez OC. Difilobotriosis humana: primer caso por consumo de sushi en Buenos Aires, Argentina. Parasitol Latinoam. 2006;61:165-7.         [ Links ]

48. Menghi CI, Iuvaro FR, Dellacasa MA, Gatta CL. Investigación de parásitos intestinales en una comunidad aborigen de la provincia de Salta. Medicina (B Aires). 2007;67:705-8.         [ Links ]

49. Menghi CI, Makiya R, Gatta CL, Méndez OC. Dientamoeba fragilis: Técnicas moleculares para dilucidar su modo de transmisión. Parasitol Latinoam. 2005;60:25-31.         [ Links ]

50. Minvielle MC, Molina NB, Polverino D, Ba sualdo JA. First genotyping of Giardia lamblia from human and animal feces in Argentina, South America. Mem Inst Oswaldo Cruz. 2008;103:98-103.         [ Links ]

51. Minvielle MC, Pezzani BC, Cordoba MA, De  Luca MM, Apezteguia MC, Basualdo JA. Epidemiological survey of Giardia spp. and Blastocystis hominis in an Argentinian rural community. Korean J Parasitol. 2004;42:121-7.         [ Links ]

52. Modini L, Otero J, Carrera E, Zerbatto M , Eliggi S, B A. Cryptosporidium spp. en ganado bovino: su potencial como contaminante de los recursos hídricos. Rev FAVE Ciencias Veterinarias. 2010;9:33-8.         [ Links ]

53. Molina N, Pezzani B, Ciarmela M, Orden A,  Rosa D, Apezteguía M, Basualdo J, Minvielle M. Intestinal parasites and genotypes of Giardia intestinalis in school children from Berisso, Argentina. J Infect Dev Ctries. 2011;5:527-34.         [ Links ]

54. Navone GT, Gamboa MI, Oyhenart EE, Orden A B. Intestinal parasitosis in Mbya-Guarani populations from Misiones Province, Argentina: epidemiological and nutritional aspects. Cad Saude Publica. 2006;22:1089-100.         [ Links ]

55. Ortega YR, Sterling CR, Gilman RH, Cama VA , Diaz F. Cyclospora species: a new protozoan pathogen of humans. N Engl J Med. 1993;328:1308-12.         [ Links ]

56. Parkinson M, O'neill SM, Dalton JP. Endemic human fasciolosis in the Bolivian Altiplano. Epidemiol Infect. 2007;135:669-74.         [ Links ]

57. Pezzani BC, Minvielle MC, Ciarmela ML, Ape zteguia MC, Basualdo JA. Community participation in the control of intestinal parasitoses at a rural site in Argentina. Rev Panam Salud Publica. 2009;26:471-7.         [ Links ]

58. Pierce KK, Kirkpatrick BD. Update on human infections caused by intestinal protozoa. Curr Opin Gastroenterol. 2009;25:12-7.         [ Links ]

59. Poma HR, Gutierrez Cacciabue D, Garce B, Gonzo EE, Rajal VB. Towards a rational strategy for monitoring of microbiological quality of ambient waters. Sci Total Environ. 2012;433:98-109.         [ Links ]

60. Prüss-üstün A, Bos R, Gore FJB. Safer water, better health: Costs, benefits and sustainability of interventions to protect and promote health. Ginebra: World Health Organization; 2008.         [ Links ]

61. Prüss-üstün A, Corvalán C. Preventing disease through healthy environments. Towards an estimate of the environmental burden of disease. Ginebra, World Health Organization, 2006.         [ Links ]

62. Ptackova E, Kostygov AY, Chistyakova LV, Falteise k L, Frolov AO, Patterson DJ, Walker G, Cepicka I. Evolution of Archamoebae: Morphological and Molecular Evidence for Pelobionts Including Rhizomastix, Entamoeba, Iodamoeba, and Endolimax. Protist. 2013;164:380-410.         [ Links ]

63. Robertson LJ, Hanevik K, Escobedo AA, Mørch K, Langeland N. Giardiasis – why do the symptoms sometimes never stop? Trends Parasitol. 2010;26:75-82.         [ Links ]

64. Romero Cabello R. Generalidades sobre protozoarios En: Microbiologia y parasitologia humana: bases etiológicas de las enfermedades infecciosas y parasitarias. 3. ª ed. México DF, Editorial Médica Panamericana, 2007. p. 739-42.

65. Rose JB, Slifko TR. Giardia, Cryptosporidium, and Cycl ospora and their impact on foods: a review. J Food Prot. 1999;62:1059-70.         [ Links ]

66. Roser D, Nejsum P, Carlsgart AJ, Nielsen HV, Stensvold CR. DNA of Dientamoeba fragilis detected within surface-sterilized eggs of Enterobius vermicularis. Exp Parasitol. 2013;133:57-61.         [ Links ]

67. Rubel D, Prepelitchi L, Kleiman F, Carnevale S, Wisnivesky-Colli C. A focus study from a case of human fascioliasis in Neuquen. Medicina (B Aires). 2005;65:207-12.         [ Links ]

68. Salinas JL, Vildozola Gonzales H. Infection by Blastocystis: a review. Rev Gastroenterol Peru. 2007;27:264-74.         [ Links ]

69. Sánchez Vega JT, Tay Zabala J, Robert Guerrero L, Romero Cabello R, Ruíz Sánchez D, Rivas García C. Frecuencia de parasitosis intestinales en asentamientos humanos irregulares. Rev Fac Med UNAM. 2000;43:80-3.         [ Links ]

70. Santos HL, Bandea R, Martins LA, De Macedo HW, Peralta RH, Peralta JM, Ndubuisi MI, Da Silva AJ. Differential identification of Entamoeba spp. based on the analysis of 18S rRNA. Parasitol Res. 2010;106:883-8.         [ Links ]

71. Savioli L, Smith H, Thompson A. Giardia and Cryptosporidiu m join the 'Neglected Diseases Initiative'. Trends Parasitol. 2006;22:203-8.         [ Links ]

72. Schulz S, Kroeger A. Soil contamination with Ascaris lumbr icoides eggs as an indicator of environmental hygiene in urban areas of north-east Brazil. J Trop Med Hyg. 1992;95:95-103.         [ Links ]

73. Schuster FL, Ramirez-Avila L. Current world status of Bala ntidium coli. Clin Microbiol Rev. 2008;21:626-38.         [ Links ]

74. Schuster FL, Visvesvara GS. Free-living amoebae as opportu nistic and non-opportunistic pathogens of humans and animals. Int J Parasitol. 2004;34:1001-27.         [ Links ]

75. Semenas L, Brugni N, Viozzi G, Kreiter A. Monitoring of pa rasites in domestic sewage. Rev Saude Publica. 1999;33:379-84.         [ Links ]

76. Semenas L, Kreiter A, Urbanski J. New cases of human diphy llobothriasis in Patagonia, Argentina. Rev Saude Publica. 2001;35:214-6Links ] Helvetica, sans-serif">.

77. Shah M, Tan CB, Rajan D, Ahmed S, Subramani K, Rizvon K, Mustacchia P. Blastocystis hominis and Endolimax nana Co-Infection Resulting in Chronic Diarrhea in an Immunocompetent Male. Case Rep Gastroenterol. 2012;6:358-64.         [ Links ]

78. Sharma S, Sachdeva P, Virdi JS. Emerging water-borne patho gens. Appl Microbiol Biotechnol. 2003;61:424-8.         [ Links ]

79. Shiwaku K, Chigusa Y, Kadosaka T, Kaneko K. Factors influe ncing development of free-living generations of Strongyloides stercoralis. Parasitology. 1988;97:129-38.         [ Links ]

80. Sokolova OI, Demyanov AV, Bowers LC, Didier ES, Yakovlev AV, Skarlato SO, Sokolova YY. Emerging microsporidian infections in Russian HIV-infected patients. J Clin Microbiol. 2011;49: 2102-8.         [ Links ]

81. Sorensen E, Ismail M, Amarasinghe DK, Hettiarachchi I, Das senaieke TS. The effect of the availability of latrines on soil-transmitted nematode infections in the plantation sector in Sri Lanka. Am J Trop Med Hyg. 1994;51:36-9.         [ Links ]

82. Soriano SV, Barbieri LM, Pierangeli NB, Giayetto AL, Manac orda AM, Castronovo E, Pezzani BC, Minvielle M, Basualdo JA. Intestinal parasites and the environment: frequency of intestinal parasites in children of Neuquen, Patagonia, Argentina. Rev Latinoam Microbiol. 2001;43:96-101.         [ Links ]

83. Soriano SV, Manacorda A, Pierángeli N, Navarro M, Giayetto A, Barbieri L, Lazzarini L, Minvielle M, Grenovero M, Basualdo J. Parasitosis intestinales y su relación con factores socioeconómicos y condiciones de hábitat en niños de Neuquén, Patagonia, Argentina. Parasitol Latinoam. 2005;60:154-61.         [ Links ]

84. Soriano SV, Pierangeli NB, Roccia I, Bergagna HF, Lazzarini LE, Celescinco A, Saiz MS, Kossman A, Contreras PA, Arias C, Basualdo JA. A wide diversity of zoonotic intestinal parasites infects urban and rural dogs in Neuquen, Patagonia, Argentina. Vet Parasitol. 2010;167:81-5.         [ Links ]

85. Stensvold CR, Lebbad M, Clark CG. Last of the human protists: the phylogeny and genetic diversity of Iodamoeba. Mol Biol Evol. 2012;29:39-42.         [ Links ]

86. Taranto NJ, Cajal SP, De Marzi MC, Fernandez MM, Frank FM, Bru A M, Minvielle MC, Basualdo JA, Malchiodi EL. Clinical status and parasitic infection in a Wichi Aboriginal community in Salta, Argentina. Trans R Soc Trop Med Hyg. 2003;97:554-8Links ] Helvetica, sans-serif">.

87. Tengku SA, Norhayati M. Public health and clinical importance of  amoebiasis in Malaysia: a review. Trop Biomed. 2011;28:194-222.         [ Links ]

88. Tiranti K, Larriestra A, Vissio C, Picco N, Alustiza F, Degioann i A, Vivas A. Prevalence of Cryptosporidium spp. and Giardia spp. , spatial clustering and patterns of shedding in dairy calves from Cordoba, Argentina. Rev Bras Parasitol Vet. 2011;20: 140-7.         [ Links ]

89. Uga S, Ono K, Kataoka N, Safriah A, Tantular IS, Dachlan YP, Ran uh IG. Contamination of soil with parasite eggs in Surabaya, Indonesia. Southeast Asian J Trop Med Public Health. 1995;26:730-4.         [ Links ]

90. Velasquez JN, Carnevale S, Oelemann WM, Etchart C, Peralta JM. Diagnosis of Enterocytozoon bieneusi by the polymerase chain reaction in archival fixed duodenal tissue. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2005;23:218-20.         [ Links ]

91. Velasquez JN, Marta E, Di Risio CA, Etchart C, Gancedo E, Chertc off AV, Malandrini JB, Astudillo OG, Carnevale S. Molecular identification of protozoa causing AIDS-associated cholangiopathy in Buenos Aires, Argentina. Acta Gastroenterol Latinoam. 2012;42:301-8.         [ Links ]

92. Viriyavejakul P, Nintasen R, Punsawad C, Chaisri U, Punpoowong B , Riganti M. High prevalence of Microsporidium infection in HIV-infected patients. Southeast Asian J Trop Med Public Health. 2009;40:223-8.         [ Links ]

93. Watthanakulpanich D, Pongvongsa T, Sanguankiat S, Nuamtanong S, Maipanich W, Yoonuan T, Phuphisut O, Boupha B, Moji K, Sato M, Waikagul J. Prevalence and clinical aspects of human Trichostrongylus colubriformis infection in Lao PDR. Acta Trop. 2013;126:37-42.         [ Links ]

94. Weber R, Deplazes P. New parasitic diseases in man: infections c aused by Microsporida and Cyclospora species. Schweiz Med Wochenschr. 1995;125:909-23.         [ Links ]

95. Winner HI. The transition from commensalism to parasitism. Br J Dermatol. 1969;81:Suppl 1:62-8.         [ Links ]

96. Zanini F, Suarez C, Perez H, Elissondo MC. Epidemiological surve illance of cystic echinococcosis in rural population of Tierra del Fuego, Argentina, 1997-2006. Parasitol Int. 2009;58: 69-71.         [ Links ]

97. Zierdt CH. Blastocystis hominis: past and future. Clin Microbiol Rev. 1991;4:61-79.         [ Links ]

98. Zunino MG, De Francesco MV, Kuruc JA, Schweigmann N, Wisnivesky- Colli MC, Jensen O. Contamination by helminths in public places of the province of Chubut, Argentina. Bol Chil Parasitol. 2000;55:78-83.         [ Links ]

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License