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Folia Histórica del Nordeste

versión impresa ISSN 0325-8238versión On-line ISSN 2525-1627

Folia  no.29 Resistencia ago. 2017

 

ARTÍCULOS

El cooperativismo agrícola del Chaco. Una propuesta para su estudio

The Agricultural Cooperative Movement of Chaco. A Study Proposal

Leandro Eduardo Moglia*

* Doctor en Ciencias Sociales y Humanas por la Universidad Nacional de Quilmes. Profesor Titular en la cátedra Historia Económica de la Facultad Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Nordeste. leandroe_moglia@yahoo.com.ar

Resumen

Los estudios que abordaron la temática del cooperativismo agrícola de primer grado del Chaco, lo hicieron desde diversas perspectivas (histórica-institucional, económica, geográfica, sociológica, etc.), con diferentes objetivos y fuentes; sin embargo todos los trabajos tuvieron en común que sus análisis lo hicieron teniendo en cuenta la evolución política-institucional del Estado-Nación. Metodológicamente, dicha estrategia sirvió para realizar un recorte de las cooperativas de primer grado, pero que no evidenció las dinámicas internas de las instituciones, ni su evolución institucional ligadas a otros factores que modificaron su devenir.

Es objetivo de este escrito, generar una propuesta de estudio que parta desde las propias instituciones cooperativas, a partir del análisis institucional y que sirva de modelo para futuras aproximaciones a la temática.

Palabras clave: Historia Económica Regional; Cooperativismo; Periodización.

Abstract

The studies that focused on the topic of first-degree agricultural cooperative movement in the Province of Chaco, did it from different perspectives (historical-institutional, economic, geographic, sociological, etc.), with different objectives and sources. Nevertheless, what all these works had in common was that their analysis took into consideration the political and institutional evolution of the Nation-State. Methodologically, this strategy succeeded in considering the first-degree cooperative societies. However, such strategy did not show the internal dynamics of the institutions, nor their evolution in relation to other factors that shaped their evolution.

The objective of this paper is to generate a study proposal that begins with the cooperative institutions themselves, based on institutional analysis, which might work as a model for future approaches to this theme.

Keywords: Regional Economic History; Cooperative Movement; Periodization.

Recibido: 06/02/2017
Aceptado: 16/07/2017

Introducción

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al año 2012, como Año Internacional de las Cooperativas; ésta declaración potenció los debates acerca de los avances alcanzados en los estudios sobre la Economía Social y Solidaria (ESS) y en particular sobre el cooperativismo; este nuevo impulso está dado por el avance de un capitalismo cada vez más despiadado que agranda las brechas entre ricos y pobres.

Ante estos procesos y la constante disputa por la renta de la tierra vinculada al agribusiness y los commodities, es que analizar y estudiar al movimiento cooperativo agrícola del Chaco, se erige como una problemática de actualidad, especialmente porque se trata de una provincia donde la principal actividad económica proviene de las relaciones que se generan desde el Estado (en función del volumen de asalariados que de él dependen de modo directo e indirecto) y no desde los sectores productivos agropecuarios, que es desde donde las instituciones de la ESS – de gran arraigo y persistencia- pueden ofrecer soluciones a una población rural en constante riesgo.

En sus inicios, la economía de la región chaqueña y en particular de la Provincia del Chaco, se desarrolló en torno a las actividades extractivas, como la forestal y agropecuaria, como la algodonera. Estas actividades económicas imprimieron a la región chaqueña rasgos especiales que perfilaron el proceso de ocupación de los espacios en función de la expansión de la frontera productiva, a los actores sociales que allí se instalaron y a las políticas públicas que se aplicaron para vincular la producción, los actores sociales y las instituciones públicas y privadas.

En paralelo al ciclo forestal (1890-1945) caracterizado por una economía de enclave y fuertemente extractiva, de modo espontáneo más que organizado, se fueron ocupando aquellos espacios libres de propiedad privada individual, pero que pertenecían al gran latifundio estatal. En estos espacios se comenzó a experimentar con una agricultura de manutención (maní, maíz, legumbres, hortalizas, etc.), hasta que a mediados de la década de 1910, empezó a tener importancia el cultivo del algodón. Este producto agrícola atrajo a un gran número de población interesada en su explotación, dando inicio a una nueva fase económica para el Territorio Nacional del Chaco donde el algodón se transformó en el principal producto agrícola hasta su estancamiento y crisis en la década del ´60. Con posterioridad y hasta la fecha su rol y/o importancia productiva ha ido variando ya que su desarrollo estuvo vinculado a coyunturas macroeconómicas muy puntuales.

La configuración y organización del agro local se gestó principalmente por la acción del Estado y luego por las demandas del mercado. La estructura agraria que se organizó, las características del producto agrícola, la organización del sistema de comercialización, entre otras, fueron factores coadyuvantes para que los productores (colonos y/o ocupantes) organicen entidades cooperativas agrícolas de primer grado con el objetivo de industrializar la materia prima y comercializar la fibra a un mejor precio. Estas instituciones además de defender de modo integral a los productores y prestar servicios esenciales en su área de influencia, se constituyeron en la principal herramienta contra el intermediario, el industrial y en muchas ocasiones el Estado. Desde sus orígenes, el cooperativismo del Chaco se vinculó al modelo agroindustrial algodonero, ya sea por las características del cultivo, su sistema de producción e industrialización, sistema de comercialización, etc.; por esta razón la evolución de uno (algodón) y otro (cooperativismo) estuvo vinculada de modo directo.

La importancia (económica, socio-cultural y política) que adquirió el cooperativismo agrícola en la región fue abordada desde diferentes ópticas, pero de manera tangencial. Es decir que la gran mayoría de las producciones vincularon a estas instituciones dentro de un trabajo macro y no se detuvieron en un análisis de su funcionamiento, gobernanza, etc.; no obstante hubo producciones que profundizaron sobre el sector, pero desde una visión histórico-institucional, es decir realizando una historia de las cooperativas desvinculada a los cambios económicos y políticos nacionales y locales. Es decir, una historia oficial de las cooperativas, desde las cooperativas, pero aisladas de su contexto.

En este sentido, se presenta de interés generar un escrito que busque aportar y/o establecer una propuesta de organización de estudio del cooperativismo local desvinculado de la clásica periodización de la historia económica y política institucional argentina. Ello permitirá poner en real contexto las continuidades y rupturas de la historia local y sus instituciones. Para lograr nuestro objetivo hemos analizado el devenir de las instituciones en función de sus propias necesidades, dinámicas y coyunturas. Para ellos tuvimos acceso a sus memorias y balances, actas de asambleas, realizamos entrevistas y relacionamos esta información con el contexto local-regional primero y macro después. De esta manera, se pudo establecer que las cooperativas agrícolas del chaco fueron pasando por cinco etapas o fases bien definidas que son: Inicios del cooperativismo chaqueño (desde fines del siglo XIX hasta 1926); ciclo de crecimiento y consolidación del asociacionismo (1926-1958); fase de crisis y aislamiento (1958-1970), fase de reacomodo y endeudamiento (1970-1998) y finalmente de subsistencia (1998-actualidad). La mayoría de estas etapas se vinculan con el cultivo algodonero y su evolución, aunque también hubo acciones del Estado Nacional que modificaron la fisonomía y modos de funcionamiento institucional (el año 1926 es un ejemplo de ello). A partir de estas características comunes a todas las instituciones de la región es que se plantea avanzar en nuestro estudio.

Para llevar adelante nuestro escrito hemos decidido organizarlo en tres partes; la primera aborda una conceptualización del cooperativismo y los modos en que éste se ha estudiado y su relación con el sector agropecuario argentino. Un estado de la cuestión se presenta en la segunda parte del escrito y explica las formas en que el cooperativismo agrícola local fue abordado por la historiografía. Finalmente, esquema metodológico para el estudio de las Cooperativas Agrícolas del Chaco constituye el final del trabajo, en donde se propone una nueva forma de analizar al movimiento y su evolución.

El cooperativismo. Conceptualizaciones y perspectivas de estudio

Las cooperativas, cualquiera sean ellas, forman parte del asociativismo, entendiendo por éste al proceso en el que las personas y/o grupos deciden reunirse en forma regular, pero no necesariamente continua, para atender demandas comunes.

(…) es un tipo de organización fundada en la pluralidad, que busca el consenso sobre las divergencias, de modo que los resultados de las decisiones estén pautados según principios éticos. Por ello el asociativismo se presenta como un conjunto de prácticas sociales que se asientan en la reciprocidad, confianza, pluralidad, respeto y utilidad instrumental (…). (Peixoto de Albuquerque, 2004)

Específicamente, la cooperación significa operar conjuntamente, señalando un sentido de acción y de movimiento colectivo, siempre en oposición a la perspectiva individualista. “Participar de esta acción colectiva, conlleva haber tomado la decisión de modo voluntaria, racional y orientada hacia objetivos fijos, claramente definidos y que puedan ser evaluados en términos de logros” (Schmidt y Perius, 2004).

Si nos centramos en la perspectiva de la ciencia económica, ésta suele afirmar que las cooperativas agrícolas, son ante todo sociedades de carácter económico y por ello su caracterización tiende a ser más compleja, por cuanto su funcionamiento se rige por los mismos valores y principios sociales a los que se ajustan los demás tipos de cooperativas (trabajo, consumo, crédito, proveeduría, servicios, etc.) pero su constitución y funcionamiento son diferentes. La teoría económica afirma que “la cooperación de este género (agrícola-agropecuaria) aparece solamente cuando la misma permite o posibilita una mayor satisfacción de las necesidades económicas” (de Jesús y Tiriba, 2004) la cual se da a través de la comercialización en conjunto de la producción, en bruto o transformada.

Para el caso en estudio, ésta solo podría ser una afirmación momentánea ya que con el correr del tiempo las cooperativas diversificaron su accionar y ofrecieron no sólo servicios de comercialización e industrialización de la materia prima, sino también servicios sociales, culturales, deportivos, etc., que se plasmaban en un verdadero espacio de inclusión social de la localidad o colonia y que se extendía a su área de influencia. Sin embargo, ese proceso inclusivo no se daba como resultado del crecimiento económico de la entidad, sino que implicaba el desarrollo de las capacidades humanas, el aprendizaje de los modos de hacer, los conocimientos necesarios para organizar y gestionar las actividades y/o recursos disponibles que los sujetos iban a utilizar (Razetto, 2006), aunque tampoco estuvo desligada de su crecimiento.

La renovación de las ciencias sociales y la expansión de los estudios sobre Economía Social, generaron que se desarrollen numerosas investigaciones respecto del pasado y el presente del agro argentino, permitiendo el surgimiento de nuevos paradigmas y herramientas metodológicas para abordar las diversas realidades agrarias de Argentina. Como resultado de estos avances, se pudo establecer que la temática del cooperativismo se inscribe dentro de dos amplias y consolidadas tradiciones historiográficas. La primera, construye su objeto de estudio en las articulaciones entre la sociedad civil, el asociacionismo y el Estado, es decir la historia social; la segunda es aquella que se orienta hacia la investigación de la historia de empresas. La primera línea, generó avances en el análisis histórico de las organizaciones agrarias, su discurso, sus prácticas y su vinculación con las políticas implementadas por los Estados nacionales y provinciales, desde un enfoque que priorizó las diversidades regionales y las características de las instituciones cooperativas1.

La historia de empresas, si bien es una corriente afianzada en estudios sectoriales como el de la industria, empresas y conglomerado, bancos, empresarios y redes, minería, unidades agropecuarias (estancias), ferrocarriles, movimiento de capitales e inversiones, etc.; en lo que respecta a los estudios sobre cooperativas se autocalifica como área de frontera entre economía, sociedad y cultura. Los escasos estudios realizados desde esta corriente referidos al cooperativismo trabajan con problemáticas referidas a las estrategias adoptadas, a la ideología empresaria y su vinculación con el mercado (Olivera, 2008). “Es decir, las empresas no convencionales, como las cooperativas, han sido poco estudiadas desde la tradición empresarial, aunque aportan un porcentaje no desdeñable de bienes y servicios” (Barbero y Jacob, 2008).

Para analizar la temática del cooperativismo agrario es necesario desentrañar la lógica institucional con un abordaje que permita engarzar los niveles macro y micro históricos y que tenga en cuenta los procesos agrarios generales de larga duración. Esta perspectiva requiere el análisis de los actores sociales en diferentes contextos (sociales, económicos, políticos y culturales), donde las explicaciones articulen estructuras y actores, el estudio del caso y el contexto histórico.

“La reconstrucción microhistórica se sitúa en la cooperativa de primer grado, sus discursos y las prácticas desplegadas en las operatorias económicas, al interior de la organización (entre los diferentes conjuntos actorales) y los vínculos institucionales que establece con otros actores (entidades de segundo grado, agencia de comercialización, de financiamiento, gremiales, estatales, de servicios, etc.). Para su estudio revisten particular relevancia las actas de las Asambleas, del Consejo de Administración y sus memorias y balances. El nivel de análisis macro concierne a la constitución del sector cooperativo como actor colectivo, a su accionar como grupo de interés, a determinadas trayectorias institucionales en relación con otros sectores de las políticas públicas”. (Olivera, 2008)

En la actualidad existe un gran número de intelectuales-académicos y grupos de estudios ligados a universidades o instituciones privadas que promueven desde diversos marcos teóricos los estudios sobre la ES en su conjunto2 y en específico aquellos vinculados con el cooperativismo.

Lattuada y Renold explican que el cooperativismo agrario ha sido objeto de análisis desde distintas perspectivas:

“a) Económica, en su calidad de empresas comerciales o de servicios, diferenciadas de las empresas de capital, b) jurídica, dada su condición jurídica especial y su regulación; c) sociológica, como forma de acción colectiva en la cultura, tanto en el plano económico (Cooperativa de primer grado y segundo grado) como reivindicativo o gremial (federaciones y confederaciones)” (Lattuada y Renold, 2004)

Y específicamente los estudios sobre el cooperativismo agrario en la Argentina…

“Han estado tradicionalmente asociados a relatos sobre el surgimiento de las primeras cooperativas, a descripciones sobre su estado y evolución y ensayos de carácter doctrinario. Los unos, basados en descripciones lineales de informaciones y datos estadísticos de fuentes poco confiables, y los otros, elaborados con una fuerte impronta ideológica sobre sus objetivos, ideales y beneficios.

En esta etapa reciente se ha generado un renovado interés por esta problemática a partir de análisis más rigurosos desde las ciencias sociales y humanas, a través de sólidos aportes de la historia, la sociología y economía” (Lattuada y Renold, 2004).

A pesar de la mencionada renovación, desde la ciencia histórica no se propone un ordenamiento de la temática o periodizar el objeto de estudio en cuestión, partiendo de sus particularidades. Por lo general, los análisis se desarrollan en función de la vinculación con el sector estatal y las variaciones de la macroeconómica. A partir de éste abordaje de estudio no descripto, sino adoptado a priori es que hayamos aquellos estudios que ubican a las cooperativas durante el período liberal-agroexportador (1860-1930). Con posterioridad, se avanza en los lazos que se establecieron entre el sector cooperativo y el Estado Interventor-planificador (1930-1955), para luego analizar al asociacionismo durante una nueva etapa liberal-autoritaria (1955-1976), que da paso a otra neoliberal (1976-2003) y finalmente la actual que hemos denominado hibrida (2003-2015)3. Durante esta última fase y hasta la fecha aumentaron s los trabajos referidos principalmente a las cooperativas de trabajo, fábricas recuperadas, mercados de trueque, etc. y no en el sector cooperativo agropecuario4 específicamente.

La producción académica vinculada al agro argentino se ocupó de analizar las problemáticas productivas vinculadas a rendimientos, tecnificación, acceso a los créditos, mercados, etc.; también se estudiaron las políticas públicas hacia el sector agrario y el enfrentamiento entre el sector productivo vs. Estado por la renta agraria (2007-2008); otros trabajos que vieron la luz fueron aquellos que examinaron el avance de la soja sobre nuevas regiones productivas (marginales hasta entonces) y la aplicación y ampliación de paquetes tecnológicos y sus consecuencias. Es decir los trabajos se orientaron a analizar la vinculación entre el proceso de agriculturización del agro argentino en base al avance del agribusiness.

Sin embargo, un análisis diferente y muy original, referido a la temática, fue aquella que aportaron Mario Lattuada y Mauricio Renold en su libro El Cooperativismo agrario ante la globalización. Un análisis sociológico de los cambios en su composición, morfología y discurso institucional (2004) al identificar modelos morfológicos de organización institucional, es decir, generaron una organización del cooperativismo de acuerdo con la evolución de su organización interna. De esta manera describen tres estadios: organización institucional consecuente (OIC), organización institucional paradojal (OIP) y la organización institucional en mutación (OIM)5. A su vez, ubican estas transformaciones dentro de lo que Num ha descripto como Régimen Social de Acumulación (RSA) (Num, 1987), es decir procesos históricos que vinculaban estrechamente lo político, con una fuerte impronta economicista para analizar la generación de la riqueza capitalista en la Argentina. De esta manera organizaba el RSA en tres etapas: la Agroexportadora (1880-1930); la de Sustitución de Importaciones (1930-1976) y de Apertura y Desregulación (1976-en adelante).

Otra manera que se ha utilizado para analizar al cooperativismo agrícola argentino fue aquella que se vinculó con devenir institucional del Estado Argentino. Es decir, sin detenerse en un análisis sobre cómo los cambios de régimen afectaban a las instituciones, se las forzaba a ingresar en etapas político-institucionales: Conversador (1880-1916); de las Presidencias Radicales (1916-1930), del Neoconservadurismo (1930-1943); Peronista (1943-1955), etc. Entendemos que con esta propuesta se fuerza un análisis que no necesariamente significa una coyuntura para el movimiento cooperativista argentino. Suele suceder que las asociaciones viven dinámica diferentes a los procesos políticos.

En suma, la principal característica que presentan estas propuestas de análisis del cooperativismo agrario argentino, es que se exhiben muy útiles para quienes deseen avanzar en una historia del cooperativismo agrícola pampeano, puesto que las económicas regionales (chaqueña, cuyana, noroeste, patagónica, del alto valle del río negro, etc.) con sus producciones tradicionales vivieron etapas o fases de desarrollo (económicas, de políticas públicas, etc.) diferente a la región pampeana que es donde se centran los análisis.

El cooperativismo agrícola del Chaco: un estado de la cuestión

La temática del cooperativismo agrícola argentino fue abordada desde diversas ópticas y disciplinas. Si bien no es objetivo del presente trabajo hacer un análisis historiográfico sobre esta cuestión, se prestará particular atención a la producción que se vinculó con la experiencia cooperativa chaqueña. Entre quienes focalizaron sus estudios en el cooperativismo agrario pampeano de modo integral, pero que mencionaron a su par chaqueño como elemento de referencia encontramos los trabajos de Celia López (2008), Mario Lattuada (1992-2004-2006-2011), Graciela Mateo (2001-2004-2006), Gabriela Olivera (2006-2008), Beatriz Solveira (2006), entre otros. En un segundo grupo están aquellos escritos con una visión cuantitativa, de tipo estadístico como los de Dante Cracogna (1968), Mario Yuri Izquierdo (1972) y otros6 que ubicaban al cooperativismo chaqueño dentro de un marco nacional.

Al mismo tiempo, existen obras generales sobre el agro nacional como las de Alejandro Rofman (1998-2001-2005), Osvaldo Barsky y Jorge Gelman (2001), Carlos Markler (2007), entre otros, que incluyeron a las entidades locales como elementos de análisis y de referencia en un contexto amplio. En un último nivel están aquellas investigaciones que trataron de modo exhaustivo a la región chaqueña, refiriéndose en diversas oportunidades a las cooperativas agrícolas, pero que no hicieron de ellas su objeto de estudio. Destacamos dentro de esta línea dos autores que desde una vasta producción, analizan los procesos de ocupación de la región, su inserción dentro del esquema económico organizado por el Estado-Nación, los conflictos (políticos, sociales y económicos) que se presentaron, la situación de la sociedad agraria, urbana y de la clase dirigente; las relaciones de diversas instituciones con el Estado, entre otros temas. Nos referimos a las obras de Noemí Girbal-Blacha (2004-2006-2011) y Nicolás Iñigo Carreras (1975-1991-1988-2010).

Numerosos trabajos de investigadores locales se refieren al cooperativismo de manera tangencial, siendo escasas las obras referidas estrictamente a esta cuestión. Las historias generales del Chaco pertenecientes a Enrique Bruniard (1976), López Piacentini (1978), Marcos Altamirano (1987) y Ernesto Maeder(1998) mencionaban al movimiento cooperativo como factor de cohesión del campesinado chaqueño y por su relevancia en la organización de los colonos y de la producción algodonera. En la misma línea, pero con una atención mayor a las cooperativas se inscriben las obras dedicadas al estudio de la economía chaqueña, a la colonización, a la producción agropecuaria, y de modo particular las referidas a la evolución del cultivo algodonero. Entre éstos merecen ser mencionados los trabajos de Antonio Besil (1969-1979), Guido Miranda (1980), Héctor Borrini (1983), Raúl Manoiloff (2001), Juan Carlos Larramendy (2005), Alicia Carlino (2008) y Cristina Valenzuela (1999-2009).

Cuestiones teóricas y de organización de las entidades cooperativas fueron abordadas por Julio Kesselman (1979) y José García Pulido (1996). Una historia integral del movimiento cooperativo chaqueño puede leerse en Historia del cooperativismo chaqueño de Guido Miranda (1984), obra en la que el autor desarrolla de modo particular el devenir de las instituciones más emblemáticas del Chaco, así como el origen de UCAL y Cosecha (Cooperativa de Seguros). Entre las historias de cooperativas destacamos las obras de Jenefes y Laclau (1992), Omar Zenoff (2009) y Mario Juárez (2009).

La inserción de estas asociaciones en el marco de la historia social y de los conflictos agrarios fue abordada desde diferentes perspectivas por Nadal (1987) y por Rozé (2007). Con un enfoque socio-histórico, los trabajos de Hugo Beck (2003a-2003b), explicaron la incidencia de las cooperativas en el proceso de integración de las diversas colectividades que confluyeron al poblamiento del suelo chaqueño.

Los estudios elaborados por organismos públicos resultaron muy escasos y remiten a contenidos cuantitativos y no revisten ningún tipo de análisis (número de socios, capital integrado, capital subscripto, monto de deudas, volumen de producción recibida, transformada y comercializada, etc.)7.

Propuesta de estudio para el Cooperativismo Agrícolas del Chaco

Creemos que para realizar una historia integral, que mantenga una visión de conjunto del cooperativismo agrícola-agropecuario de primer grado del Chaco, debemos generar una metodología de análisis que busque unificar las particularidades que cada una de ellas tenga. Por esta razón, partimos del análisis del devenir institucional de todas las entidades mediante la microhistoria de las instituciones, es decir, la información que ellas generaban (memorias y balances, actividades sociales-culturales-deportivas, boletines informativos, actas de asambleas, etc.). Por esta razón, iniciar este estudio a través de la voz oficial de las instituciones nos ayuda a realizar una historia de las cooperativas desde el interior de las propias cooperativas, la cual es flexible de adaptarse a las continuidades o coyunturas económicas y políticas nacionales y regionales, y que pueda ser comprendida o contemplada desde una visión holística mediante la interrelación de otras ciencias. A su vez, podemos sumar su relación con el Estado, el mercado y la sociedad o grupos sociales de la región.

Como se explicó en la introducción, una de las características de ocupación del espacio chaqueño fue la ausencia y/o demora del Estado en la regularización de la tierra trabajada y que diversas coyunturas y el mercado orientaron al sector a producir casi en exclusividad algodón. La razón que explica el por qué en el Chaco la mayoría de los colonos destinaron sus chacras a la producción del algodón, es que de él se obtenían beneficios económicos de hasta tres veces más por unidad de superficie que con los cereales u otras oleaginosas, la promoción estatal para producirlo y un proceso continuo de ocupación espacial que ponía nuevas tierras a producir, fueron en su conjunto o interrelación las respuestas.

Los productores algodoneros, se caracterizaban por ser pequeños o medianos, con superficies que no superaban las 50hs. y se hallaban en condición de precariedad en cuanto al uso-explotación de la tierra; a su vez, utilizaban mano de obra familiar, hasta el momento de la cosecha que era cuando contrataban mano de obra temporal (cosechero, jornalero, etc.). Éstas situaciones, entre otras (organización del mercado algodonero, climáticas, etc.), de vulnerabilidad generaban la formación de cooperativas en el Chaco vinculadas fuertemente a la transformación y comercialización del algodón.

Si analizamos la evolución de ambos sectores, producción de algodonera y movimiento cooperativo, veremos que ambos mantienen cierta lógica de relación. Es decir que donde la producción, por diversos motivos se halla en crisis, es cuando se forman las cooperativas de primer grado. Como se observa en el Gráfico n°1, existen estrechas vinculaciones entre ambos sectores.

Gráfico n°1: Evolución histórica del ciclo algodonero y el cooperativismo agrícola de primer grado en el Chaco

Fuente: Elaboración propia en base a: El Chaco en cifras (1964-1995), Gaceta Algodonera (1924-1958) y Capitanich (2011).

Si observamos la evolución del sector algodonero y sus ciclos de desarrollo8 confirmamos las congruencias entre los ciclos algodoneros y el devenir organizacional del cooperativismo local. Por este motivo, y ante la vacancia temática, nuestra propuesta además de ser un aporte al conocimiento regional y al movimiento cooperativo nacional, incorpora una posibilidad de análisis institucional de las cooperativas.

De esta manera, vemos que bien pueden divorciarse el cooperativismo chaqueño de las coyunturas político-institucionales nacionales y regionales. Es decir, planteamos organizar su estudio en función de su principal producto de transformación y comercialización. La idea de diseñar una propuesta particular y/o adaptada a las cooperativas chaqueñas, permite visualizar de una forma más accesible diversos aspectos de la realidad institucional por los que transitaron. Sobre la base de estas premisas, se organizó la siguiente propuesta de estudio. Inicios del cooperativismo chaqueño (desde fines del siglo XIX hasta 1926); ciclo de crecimiento y consolidación del asociacionismo (1926-1958); fase de crisis y aislamiento (1958-1970), fase de reacomodo y endeudamiento (1970-1998) y finalmente de subsistencia (1998-actualidad). Si nos fijamos en el cuadro n°19, veremos que ésta organización bien puede ser aplicada a los momentos de creación de las cooperativas de primer grado.

Cuadro N°1. Cuadro con la evolución de las cooperativas durante los ciclos algodoneros

Períodos

Denominación de cooperativas

Localidad

Fines del siglo XIX hasta 1926

Sociedad de Cooperativa Familiar de Margarita Belén

Margarita Belén

Cooperativa “Unión Agrícola” de Colonia Popular

Colonia Popular

Cooperativa Agrícola Industrial “Colonias Unidas” de Puerto Tirol

Puerto Tirol

Cooperativa Algodonera de Presidencia Roque Sáez Peña

Presidencia Roque Sáez Peña

Cooperativa Agrícola de Charata

Charata

“Asociación Cooperativa de Agricultores Algodoneros

Quitilipi

Cooperativa Agrícola de Villa Ángela

Villa Ángela.

Cooperativa Agrícola Las Breñas

Las Breñas

Cooperativa Agrícola de Machagai

Machagai

Cooperativa Agrícola de General Vedia

General Vedia

Desde 1926-1957

Cooperativa Agrícola Pampa del Infierno Ltda.

Pampa del Infierno

Cooperativa Agrícola de José Mármol Ltda.

Colonia José Mármol

Cooperativa Agropecuaria y Forestal de Corzuela Ltda.

Corzuela

Cooperativa Agropecuaria y Forestal del Tres Isletas

Tres Isletas

Cooperativa Agrícola “Colonos Unidos” de Campo Largo

Campo Largo

Cooperativa Agropecuaria Castelli Ltda.

Juan José Castelli

Cooperativa Agrícola “Carlos Pellegrini” de Makallé

Makallé

Cooperativa Agrícola “La Defensa” de Villa Berthet

Villa Berthet

Cooperativa Agrícola La Unión” Ltda. de Presidencia Roque Sáenz Peña,(Sucursales: La Tigra, La Clotilde, La Matanza)

Presidencia Roque Sáenz Peña

Cooperativa Agrícola “Unión y Progreso” de Presidencia de la Plaza

Presidencia de la Plaza

Cooperativa Agrícola “La Ideal” de Pampa del Infierno

Pampa del Infierno

Cooperativa Agrícola “Colonia Elisa” Ltda.

Colonia Elisa

Cooperativa Agrícola “El Toba”

General San Martín

Cooperativa Agrícola “Las Garcitas” Ltda.

Las Garcitas

Cooperativa Agrícola Algodonera de “San Bernardo” Ltda.

San Bernardo

Cooperativa Agrícola Regional de Villa Ángela

Villa Ángela

Cooperativas Agrícolas Chaqueñas Ltda. (UCAL)

Presidencia Roque Sáenz Peña

Cooperativa Agrícola Industrial “Ministro Le Bretón” de Río Arazá

Fontana

Desde 1957-1995

Cooperativa Agrícola Ltda. Colonia Elisa

Colonia Elisa

Cooperativa Agrícola de Coronel Du Graty Ltda.

Coronel Du Graty

Cooperativa Agrícola El Bermejo Ltda.

San Martin

Cooperativa Agrícola “La Ideal” Ltda.

Pampa del Infierno

Cooperativa Agropecuaria Pampa del Indio Ltda.

Pampa del Indio

Cooperativa Agropecuaria y Provisión de Servicios de Electrificación Rural “La Federación” Ltda.

General Pinedo

Cooperativa Agropecuaria Santa Silvina Ltda.

Santa Silvina

Cooperativa Mixta Agricultores Unidos Ltda.

Villa Ángela

Cooperativa Agropecuaria y Forestal General Güemes Ltda. de Juan José Castelli

Castelli

Desde 1998 – hoy

Cooperativa agropecuaria, Hortícola y Forestal “Sargento Cabral” Ltda.

Resistencia

Cooperativa Agropecuaria y Forestal “Integral” Ltda

Tres Isletas

Cooperativa “El Peregrino” Apícola, Agropecuaria y Vivienda Ltda.

Presidencia de la Plaza

Cooperativa Agropecuaria y de Consumo Rio de Oro Ltda.

General José de san Martin

Cooperativa Agropecuaria y Forestal Federal Ltda.

Presidencia Roque Sáenz Peña

Cooperativa Agropecuaria Regional Unión Ltda. (CARUL)

presidencia Roque Sáenz Peña

Cooperativa Agropecuaria “Colonia Brandsen” Ltda.

Presidencia de la Plaza

Cooperativa Agropecuaria “Agroecologica del Litoral” Ltda.

General José de San Martin

Cooperativa Agropecuaria, Forestal, Frutihorticola, Granjera, Apícola y Vivienda “Campo Bedogni” Ltda.

Juan José Castelli

Cooperativa Agropecuaria y Forestal Apif. Ltda.

Tres Isletas

Cooperativa Agropecuaria y Forestal “Los Quebrachos” Ltda.

Tres Isletas

Cooperativa “Avia Terai” Ltda. Agrícola, Agropecuaria, Hortícola, Forestal y Ladrillera

Avía Terai

Cooperativa “Palmares de Basail” Apícola, Agropecuaria, Granjera y Hortícola Ltda.

Basail

Cooperativa Agropecuaria - Hortícola - Forestal “Productores de la Leonesa” Ltda.

La Leonesa

Cooperativa Agropecuaria “La Nueva” Ltda.

Presidencia Roque Sáenz Peña

Cooperativa de Productores Agropecuarios y Apícola “El Abrazo Cordial” Ltda.

Fontana

Cooperativa Agropecuaria “De Promoción de la Biodiversidad, Participación y Solidaridad” Ltda.

Resistencia

Fuente: Elaboración propia.

El primer período comprende desde fines del siglo XIX hasta 1926. Esta etapa se inicia con la creación de las primeras proto-cooperativas10 que realizaban actividades inherentes a las cooperativas (acopio, venta en conjunto y compra de insumos, con posterioridad incorporaron la transformación-industrialización), pero carecieron de la capacidad administrativa, económica y técnica de una cooperativa moderna. A su vez, el cultivo algodonero comenzó a cobrar importancia entre los productores del Chaco, lo que se tradujo en el inicio del ciclo algodonero y su cadena de industrialización. Establecemos como cierre al año 1926 por ser una fecha multicausal donde la intervención del Estado a través de la legislación y el impulso al cultivo del algodón reposicionó a la cooperativas existentes y fomentó la creación de otras.

Ubicamos el segundo período a partir de 1926 y hasta 1958; durante este tiempo, se sancionaba las Leyes Nº11.380 y Nº11.38811, mediante las que organizaba de forma “moderna” al movimiento cooperativista y se otorgaba entidad propia. Este hecho significaba que las cooperativas dejaban de ampararse en el Código de Comercio y pasaban a tener una legislación propia de este tipo de iniciativa. Por esta reglamentación se creó el Registro, Inspección y Fomento de las Cooperativas, dependiente de la Dirección de Economía Rural y Estadísticas del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Sanguineti 1945). Dicha institución llevaba un registro de las entidades cooperativas del país, revisaba y verificaba los balances de las mismas, fomentaba la cooperación, etc. A partir de ese momento las entidades cooperativas transformaron sus estatutos y adaptaron su organización a lo establecido. Esta adaptación originó numerosos inconvenientes por las diversas interpretaciones que los prácticos del cooperativismo local hallaron sobre algunos artículos. Conjuntamente con esta política de normalización de las entidades cooperativas, el Ministro de Agricultura de la Nación Tomás Le Bretón, llevó adelante ese mismo año (1926), una ardua tarea por fomentar el cultivo algodonero en el Chaco y junto con ello fundar cooperativas de primer grado, cuestión que derivó en la creación de siente entidades (Moglia, 2006). A partir de ese momento, la región chaqueña cobró relevancia para las grandes empresas comercializadoras-exportadoras de algodón en bruto y de fibra, ya que a partir del año 1926 se instalaron en el Chaco y organizaron la cadena de comercialización de modo extendido, es decir extra-regional, a través de la creación de la Cámara Argentina Algodonera de Buenos Aires (Moglia, 2010). En este contexto quedó claro el proceso de expansión algodonera y desarrollo de su cadena agroindustrial (aceite, semillas y otros sub productos), que convirtieron al Chaco en el principal productor de algodón del país y proveedor de fibra para la industria textil nacional.

Fue precisamente durante este período que se formó el mayor número de cooperativas de primer grado (dieciocho) y dos de segundo12 que se sumaron a las que ya venían funcionando (siete). En cifras globales veinticuatro cooperativas operaban en el Chaco para 1958.

En esta fase, se gestó un movimiento cooperativo comprometido con su comunidad de próxima (localidad de asentamiento) que mediante la expansión económica de sus operaciones y fue generando la organización de instituciones socio-culturales (bibliotecas, cines-teatros, clubes deportivos, organización de eventos sociales, etc.), la participación en los primeros consorcios rurales13; a su vez, se constituyeron y otorgaron los primeros seguros de vida, de trabajo, productivos (granizo, lluvias, plagas, incendios, etc.); se instituyeron las cajas de ahorro y préstamos, se fomentó la radicación de profesionales (médicos, boticarios, abogados, dentistas, ingenieros agrónomos, veterinarios, etc.) para prestados sus servicios a sus socios y habitantes en general de las localidades; debemos aclarar que muchas de estas acciones se realizaban en conjunto con otras instituciones locales como las Comisiones de Fomento (antecedentes de las municipalidades). A su vez, en reiteradas oportunidades y antes diversas problemáticas, el asociacionismo local adquirió roles o características de tipo gremiales-reivindicativos que sectoriales-productivos. Otro ejemplo de consolidación fue la activa presencia que a nivel nacional se alcanzó, mediante la participación en diferentes organismos oficiales nacionales, regionales y propios del movimiento cooperativo agrícola argentino.

Si bien durante este período, a nivel jurídico-institucional ocurrieron acontecimientos de trascendencia para el país y para el Chaco, por ejemplo los Golpes de Estado de 1930 y 1943, o el proceso de provincialización del Territorio Nacional del Chaco entre 1951-1953; dichas coyunturas pasaron inadvertidas en las memorias de las cooperativas. Esta falta de posición o ausencia de opinión, nos indica dos cuestiones; la primera, es el cumplimiento de la neutralidad política, religiosa y étnica presente en los principios cooperativo, y la segunda, es que las cooperativas estaban concentradas en su expansión-consolidación y dichos cambios, a grandes rasgos no afectaban su normal desempeño, si hablamos de lo estrictamente político-institucional. Son en estas cuestiones, donde vemos la necesidad de buscar una organización interna del movimiento cooperativo y desprendernos de la clásica periodización de la historia argentina.

Durante este lapso todas cooperativas experimentaron un gran desarrollo y/o expansión de modo integral, no sólo creció el volumen de producción a transformar y comercializar, sino también sus estructuras administrativas y sus servicios. Es decir, fue el período de apogeo del cooperativismo en el Chaco. La etapa, se cierra con los primeros indicios de estancamiento de la producción algodonera y las propuestas de solución que desde el gobierno provincial se intentaron aplicar para paliar la crisis productiva y económica.

La tercera etapa (1957-1970), se inicia con los primeros indicios del estancamiento algodonero14 (1957-58) y su posterior crisis entre 1965-1970. Durante dicho lapso se puso de manifiesto que las estructuras internas de las cooperativas eran endebles, poco proclives a la modernización-adaptabilidad y altamente vinculadas al crédito oficial; esto generó falencias y desorganización al entrar en retroceso el principal producto a transformar y comercializar. A pesar de que la diversificación productiva y la no dependencia de un solo producto fueron temas recurrentes de la agenda pública agraria provincial, y de algunas cooperativas, la documentación analizada demostró que estas iniciativas, sólo quedaron en palabras y que nunca las entidades se mostraron proclives a encarar una transformación de las estructuras productivas de sus asociados. Las causas de esta actitud podemos resumirlas en que las cooperativas algodoneras del Chaco, nucleaban principalmente a pequeños productores incapaces de encarar por su escala productiva las transformaciones solicitadas, a lo que se sumaba su precariedad en la tenencia de la tierra, que incidía en la falta de capitalización de sus chacras. En este contexto, los pequeños productores se aferraron al algodón y por eso las cooperativas se mantuvieron ajenas a los cambios. A esto se sumó que para ellas, la crisis era un problema vinculado a los precios, a la demanda de la industria y a prohibición de exportación de fibra. Sin embargo, uno de los problemas más graves eran los escasos rendimientos y la baja calidad de la fibra, la que además se encontraba sobrevaluada, respecto del mercado externo. La suma de estos factores, entre otros, llevó a que la crisis algodonera se prolongue por más tiempo.

A pesar de que durante este período se asiste a la continuidad en la creación de entidades cooperativas de primer grado, se observa a nivel general una disminución o achicamiento de las estructuras administrativas (en número de empleados), la reducción de los servicios a prestar a sus socios, la caída en el desarrollo de las actividades extra comerciales-productivas (socio-culturales) y el alejamiento de los socios de las entidades por no poder hallar respuestas institucionales a la crisis productiva. En este sentido, las nuevas cooperativas que se crearon durante esta etapa, tuvieron una planta de personal reducida, con operaciones restringidas y centradas exclusivamente en el desarrollo de los negocios agrarios.

Durante la tercera fase (1970-1998), las cooperativas asistieron a dos situaciones; por un lado su imposibilidad de hacer frente a los cambios productivos propuestos, que derivó en que diversas cooperativas se declaren en quiebra y liquiden su capital; de esta manera se inició a una larga decadencia del sistema cooperativo agropecuario chaqueño. Por otro, para salir de ese estancamiento las cooperativas que sobrevivieron y las que se formaron, tuvieron que aceptar las condiciones propuestas por los gobiernos Peronista de 1973-1976 y el de la última Dictadura Militar (1976-1983), las mismas fueron: realizar una profunda reconstrucción interna y modificación de sus prácticas administrativas, mejorar las estrategias de comercialización y los procesos de transformación de la producción agropecuaria. Para lograr estos puntos debieron ceder a la incorporar técnicos y/o profesionales15 que adecúen las estructuras administrativas a las operatorias realizadas y servicios prestados. Este reacomodo se completaba con la toma de créditos que servirían para modernizar a las cooperativas y volverlas, en términos de la época en empresas eficientes.

La crisis económica internacional de los años ´80 provocó el aumento de los costos financieros, que desencadenó en una gran morosidad del sistema cooperativita a la hora de hacer frente a sus compromisos y por ende el embargo de sus bienes y con ello, su paralización. Si a esta situación se agregan los procesos inflacionarios e hiperinflacionarios de fines de los ´80, podemos decir que se asistió a la extinción casi definitiva del cooperativismo agrícola del Chaco, aunque hubo grandes esfuerzos del gobierno provincial y nacional por recuperar al movimiento asociativo.

Durante la década del ´90, la situación volvió a cambiar para la región, el algodón y las cooperativas. Los nuevos lineamientos en política macroeconómica consistieron en establecer la apertura externa y la economía de mercado como pilares de la relación entre la política y la economía. En este contexto la producción algodonera del Chaco sufrió los más fuertes impactos fundados en los cambios tecnológicos, sociales y organizativos, a partir de la mecanización de la recolección de la cosecha y la introducción de agroquímicos en el proceso agrícola. Durante este período, el principal destino de la producción algodonera local fue la exportación a Brasil, por cuanto la apertura económica privilegió a los exportadores de fibra más que a la industria nacional que sufrió la competencia de las confecciones importadas. Ante esta situación de apertura económica, precios favorables y una moneda “fuerte”, se produjo una nueva expansión del área sembrada que superó todos los récords conocidos. Tal coyuntura repercutió de modo ambiguo en las cooperativas ya que vieron nuevas posibilidades para el saneamiento de las cuentas y consolidación instituciones; sin embargo, durante este proceso fueron los propios socios quienes adquirieron deudas con las cooperativas (insumos y combustible), pero vendieron por fuera de éstas su producción. Es decir, nuevamente el sector quedó relegado.

Con el cambio en las condiciones internacionales a partir de 1998 y el cierre del mercado brasilero se vivió una nueva fase de contracción del cooperativismo, de las treinta y dos (32) entidades que se hallaban operando al iniciarse los años ´70, sólo nueve (9) sobrevivieron al período, por esta razón asistimos a una nueva fase de denominamos de subsistencia y que hasta hoy en día perdura.

En esta etapa se profundizaron algunos de los cambios que, muy pocas de las cooperativas pudieron aplicar, y que consistieron en acompañar las transformaciones productivas del agro chaqueño, pero sin perder su impronta algodonera, es decir que sumaron a su operatoria otros productos agrícolas como ser la soja. Esto significó la pérdida del poder de formador de precios, por cuanto abandonaron los procesos de transformación de la materia prima. A esta situación se sumó el problema de la restricción del crédito oficial (por su morosidad) y el encarecimiento del crédito privado; por esta razón las cooperativas vieron limitada su operatoria.

A partir del 2003, la soja se constituyó en el principal producto agrícola del Chaco; sin embargo, su puesta en producción y comercialización se mantuvo ajena a las cooperativas ya que se necesitaban grandes inversiones, cuestiones que estaban alejadas los productores cooperativizados quienes perviven gracias al algodón que continúan produciendo de modo semi tradicional. A pesar de que en los últimos años se han continuado con la creación cooperativas, las mismas lo hicieron teniendo como base la diversificación productiva y casi sin tener vinculación con el algodón.

Reflexiones Finales

El objetivo de este trabajo fue realizar un aporte para quienes tengan intención de estudiar al movimiento cooperativo agrícola del Chaco.

Del análisis de la bibliografía referida a la región chaqueña y su evolución económica-agropecuaria, se pudo establecer que el cooperativismo agrícola del Chaco, no pasó inadvertido. Sin embargo su mención fue tangencial, en cuanto a que sus referencias se redujeron a los roles de transformación y comercialización de la producción y no se detuvieron en un análisis hacia el interior de las entidades (integrantes, organización, etc.), las tensiones hacia el exterior institucional, servicios sociales, etc. En definitiva, el cooperativismo se hallaba presente como entidad puramente económica, desvinculada de otros contextos e interjuegos.

Al mismo tiempo, se pudo observar que los estudios referidos a la temática siempre se relacionaron con la evolución del Estado y su relación con la economía. Dicha visión de estudio generó un recorte que no demostraba la evolución institucional en el largo plazo.

Teniendo en cuenta estas cuestiones establecimos como objetivo principal, la generación de una propuesta de periodización o esquema para avanzar en el estudio del movimiento cooperativo agrícola local de primer grado en función de su principal ocupación. Así, y mediante el análisis del devenir institucional del cooperativismo agrícola, pudimos vincular su evolución con los ciclos del algodón en el Chaco y establecer una organización para su estudio. Si bien, los factores que influyen en la realidad institucional de estas entidades fueron diversos, su principal función siempre estuvo vinculada con la producción y transformación del algodón y por ello las coyunturas y continuidades de dicho cultivo influyeron hacia el interior de las entidades.

De esta manera, creemos haber realizado un aporte sobre los estudios de la economía social agrícola del Chaco, temática específica que ha sido poco tratada en la historiografía local, regional y nacional y menos aún, planteada en función de una metodología de estudio vinculada con las nuevas corrientes disciplinarias.

Notas

1 Entre otros autores, podemos mencionar los aportes de Cracogna, D. (1968 - 1978), Girbal-Blacha, N. (2004), Lattuada, M.y Renold, J. (2004), López, C. (2008), Mateo, G. (2001-2004), Olivera, G. (2006-2008a-2008b), Montes, V. y Ressel, A. (2003), Solveira, B. (2010), Vuotto M. (2003).

2 Entre los Grupos de estudio figuran el Centro de Estudios de Sociología del Trabajo (CEST) que funciona en la UBA; las producciones del CCC “Floreal Gorini”; el Instituto de Estudios Cooperativos de la UNLP; el área de Estudios en Cooperativismo y Mutualismo de la Universidad de Belgrano. Por otra parte, están aquellos investigadores que se hallan relacionados con instituciones académicas como Mario Lattuada, Mauricio Renold, Gabriela Olivera, Beatríz Solveira, Graciela Mateo, entre otros. Al mismo tiempo, existen diversas universidades e institutos de formación que ofrecen carreras de especialización en Economía Social y Solidaria, siendo las más destacadas la carrera de Especialización en Gestión de la Economía Social y Solidaria de la UNQ; carrera de Especialización Principal de Economía Social y Desarrollo Local de la UBA; Maestría en Economía Social de la UNGS, Tecnicatura en Economía Social en la UNTREF, entre otras.

3 Denominamos al período comprendido entre los años 2001-2015, como hibrido, por cuanto el Estado, autodenominado nacional y popular, recuperó un rol decisivo en la economía, ejecutando medidas intervencionistas de corte popular, industrial y de redistribución; aunque también fue un período donde hubo una gran concentración de la riqueza vinculada al capital financiero y agroexportador.

4 Entre otros, podemos mencionar los aportes realizados por: Azzellini (2014); Donato y Barbero (2009); Martí, Thul y Canceda (2014); Martí (2005); Paniagua Farel (2008); Rebón y Salgado (2009); Ruggeri (2009a-b).

5 De acuerdo con esta tipología, al momento de formarse las primeras entidades cooperativas, lo hicieron bajo la forma de Organización Institucional Consecuente (OIC), con los siguientes rasgos: Número reducido de personas, habitualmente con conocimientos y relaciones interpersonales generados en la misma zona de residencia o trabajo, con un escaso grado de formación institucional, con estructuras internas poco desarrolladas y sin diferencias entre dirigentes y dirigidos. No poseían un discurso ideológico, ya que las mismas no intentaban establecer una postura ante el mundo que las circundaba, aunque tampoco se apartaban de la defensa de sus intereses no integrales establecidos por sus estatutos. Sus mayores desafíos se encontraban en la oposición externa, representada por el agente comercializador, el crédito privado, los concesionarios, el mismo Estado (desatención del cuerpo de funcionarios), etc. Las organizaciones con forma de Organización Institucional Paradojal (OIP) continúan muy vinculadas a los principios y valores rochdeleanos, mantienen rasgos de las OIC, pero han modificado sus estructuras administrativas debido a la incorporación y prestación de nuevas funciones y servicios, prestados por personas ajenas a la producción directa como profesionales (médicos, abogados, contadores, dentistas, etc.), comerciantes (de ramos generales, transportistas), etc. La intervención indirecta de estos nuevos agentes modificó y complejizó sus estructuras técnico-administrativas. Al mismo tiempo, las cooperativas ya no se presentaban como movimientos sociales resultantes de condiciones desfavorables, sino como la unión específica de intereses. Es por ello que se regularon las acciones de los socios, se establecieron criterios de trabajo, se diferenciaron sus miembros a través de responsabilidades de tipo dirigencial, productivas, de participación y control de la cooperativa, pasando entonces de de una representación y control directo y personal, a un tipo de representación delegada, en la que los dirigentes continúan recibiendo instrucciones de las “bases” por medio de las asambleas, pero la misma cooperativa “impone sus intereses”, priorizando su continuidad y crecimiento (en número de socios, en infraestructura, en crecimiento económico, etc.).

6 Ressel y Silva (2011); Montes y Ressel (2003); Levin y Verbeke (1997); entre otros.

7 La gran mayoría de los organismos públicos manejan los datos aportados por la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia del Chaco, en su publicación El Chaco en Cifras. Para el caso de la Dirección de Cooperativas y Economía Social de la Provincia del Chaco, los datos que ofrece son los mismos que pueden ser obtenidos de la página web del INAES.

8 A grandes rasgos, podemos establecer que el cultivo del algodón pasó por diversas etapas: inicios (principios del siglo XX a 1926); apogeo o auge (1926-1957); estancamiento y crisis (1957-1970) y continuidad (1970- …). La última etapa, es la que presenta mayores problemáticas para establecer su denominación, por cuanto está atravesada por ciclos de corto plazo de desarrollo y dificultades; por ello utilizamos el término continuidad, que refiere al mantenimiento de la producción sin caracterizaciones claras respecto de su situación. Al mismo tiempo, esta etapa se desarrolla en el contexto del avance de la soja sobre las tierras chaqueñas. Sobre la evolución del en el Chaco, se puede consultar a: Manoiloff(2001); Larramendy-Pellegrino(2005); Valenzuela- Scavo (2009), entre otros.

9 Dicho cuadro organiza en forma cronológica la creación de las cooperativas de primer y segundo grado en el Chaco, desde fines del siglo XIX hasta el año 2015.

10 Las primeras dos entidades asociativas agrarias que se crearon fueron: la Sociedad de Colonos Agricultores de Colonia Benítez y Margarita Belén (1897) y la Sociedad Cosmopolita “Unión Agrícola” de Colonia Popular (Chaco Austral) en 1899. Estas instituciones sirvieron de base para el desarrollo cooperativista del Chaco.

11 La primera de Sociedades Cooperativas: préstamos especiales y exención de impuestos y la segunda de Sociedades Cooperativas (Moglia, 2006).

12 Las cooperativas de segundo grado se formaron en 1934 y fueron: Unión de Cooperativas Agrícolas Algodoneras Ltda. (UCAL) y la Cooperativa Agrícola Industrial “Ministro Le Bretón” de Río Arazá. Estas dos cooperativas se fusionaron en 1947. El cooperativismo de segundo grado (UCAL) que otorgó organización, competitividad al movimiento en su conjunto, injerencia política y se constituyó en la principal empresa agrícola-industrial de la región NEA, hasta la década del ´80.

13 Los consorcios rurales del Chaco, son entidades encargadas de la apertura y mantenimientos de caminos rurales-vecinales, y en determinamos momentos de rutas nacionales y provinciales.

14 Desde el Estado provincial se propuso tres grandes estrategias de modernización del agro chaqueño para salir de la crisis: la diversificación productiva (trigo, sorgo granífero y girasol, principalmente), rotación de cultivos y mecanización de la producción.

15 Con el correr del tiempo, muchos de estos técnicos que ingresaron a las cooperativas a partir de los años ´70 se transformaron en gerentes de las mismas.

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