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Folia Histórica del Nordeste

versión impresa ISSN 0325-8238versión On-line ISSN 2525-1627

Folia  no.34 Resistencia abr. 2019

http://dx.doi.org/10.30972/fhn.0343609 

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

DOI: http://dx.doi.org/10.30972/fhn.0343609

Recibido: 10/02/2019
Aceptado: 18/02/2019

Schenone, R. (2018). Memorias de un pintor. Resistencia: ConTexto, 132 pp.

El Territorio Nacional (1884) y posterior Provincia del Chaco (1951) fue configurando su campo cultural con perfiles de hacedores que articularon su producción con la gestión o la enseñanza, pero también con diversas actividades de “supervivencia”. Hasta fines de la década de 1950 la actividad cultural, y en particular las artes plásticas, no fue un espacio de atención de las políticas públicas. De tal forma, ser artista en el Chaco no sólo era visto como un “privilegio” de pocos, sino que requirió de redes de apoyo familiares y de grupos culturales que tuvieron principal influjo en la capital territoriana, Resistencia: la Peña Los Bagres, el Ateneo del Chaco y El Fogón de los Arrieros, entre otros. Como también el rol de mecenas sui generis, tal el caso de Alberto Torres y los hermanos Aldo y Efraín Boglietti, que permitieron en algunos casos el sostén económico, pero también canalizaron intereses para que los artistas locales pudieran exhibir, participar en eventos en otros lugares de la Argentina, y contar con espacios locales de intercambio de intereses, experiencias y visiones de/sobre el arte con pares locales o con artistas, teóricos e intelectuales que eran invitados a exponer o dictar conferencias.

El libro Memorias de un pintor de Rodolfo Schenone es un texto autobiográfico de un artista-referente de la plástica de la Provincia del Chaco desde la década del sesenta a la actualidad. Hijo de uno de los pioneros del arte chaqueño, el escultor Carlos. Schenone, desde muy joven tuvo vínculos con ese campo cultural, por relaciones que su padre entabló con los grupos de la capital territoriana y luego provincial. De tal modo, el texto autobiográfico de Schenone no sólo aborda sus propias vivencias, sino que las refiere a un entramado de relaciones sociales, económicas e institucionales del Chaco que hace que parte del texto (re)construya la historia social, cultural y artística de aquel desde la década de 1940 hasta 1970. A la vez que rememora su propia actividad artística, de enseñanza y de labor administrativa desde los primeros esbozos de un niño radicado en el interior del Chaco en la década del cuarenta hasta la actualidad. Algo que a los historiadores nos resulta difícil analizar y sintetizar, este artista lo realiza desde su propia historia de vida a través de un relato sólido, subjetivo, que desde un presente interpela ese pasado a la vez que indaga sobre su propia identidad.

El texto contiene capítulos que cronológicamente van articulando la definición de un perfil artístico con el campo social y cultural de un niño nacido en Corrientes en 1936 y radicado en el interior del Chaco. El modo en que comienza a construir una “memoria visual” influida por su entorno natural (el monte), como por los sucesivos desplazamientos por el Territorio Nacional del Chaco y las provincias de Corrientes y Santiago del Estero que un joven debía realizar para estudiar y trabajar. En el capítulo Primeros años enfatiza en esos itinerarios espaciales/familiares y eventos significativos -como contar con un primer juego de óleos-, y el incentivo de su padre en la observación del entorno como ejercicio para desarrollar una memoria visual, donde campo, obraje y relaciones sociales y familiares contribuyen a generar un imaginario visual y afianzar sus intereses por el arte. En esos derroteros espaciales se instala por un tiempo en Resistencia en 1953, donde se produce un primer vínculo con El Fogón de los Arrieros y en particular con uno de sus “motores”, Aldo Boglietti, a la vez que un inicial acercamiento a artistas que influyeron en su producción, como el santafesino César Fernández Navarro, con un interés mutuo por el río que se manifiesta en la obra de ambos.

Entre la producción artística, los trabajos administrativos en distintas ciudades, el servicio militar y la formación de su familia, Schenone se radica definitivamente en 1958 en Resistencia, para trabajar en la entonces Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste: el texto dedica referencias significativas a la creación de los primeros espacios académicos, a la vez que el rol de su padre como organizador del Taller de Arte Regional de la mencionada Escuela, del que será docente el mismo Rodolfo desde 1965. En cuanto a su formación artística, una beca del Fondo Nacional de las Artes lo llevó a Buenos Aires, donde tuvo la oportunidad de conocer a maestros como Horacio Butler, Raúl Soldi, Vicente Forte, Héctor Basaldúa, Luis Seoane.

Es en el capítulo titulado Años de aprendizaje y descubrimientos donde hace un perfil más acabado del campo cultural chaqueño, el rol del Ateneo y el Fogón tanto como ámbitos de exposición y de producción. Pero también es cuando enfatiza en elecciones y decisiones que hacen a la técnica pictórica, la importancia que las exposiciones y certámenes de pintura y los premios adquiridos tenían en el sistema artístico de la década del sesenta para un artista radicado en la periferia de los ámbitos metropolitanos del arte. Tanto por el vínculo con Aldo Boglietti como por ser amigos. de su padre, Schenone refiere a las relaciones de artistas del Litoral: Ricardo Supisiche, César Fernández Navarro, Carlos Uriarte, Juan Grela, Israel Hoffman, Francisco García Carrera. Rememora con particular énfasis la impronta que le dejó Juan Carlos Castagnino quien, de un modo fortuito, le brindó clases de dibujo en el hall de El Fogón de los Arrieros: de tal modo, desde su propia experiencia, refiere a un modo de producir y de vivir que caracterizó al Fogón y que hace de éste un espacio (in)definible.

Otro capítulo refiere a los Años de intensa actividad a partir de los inicios de la década de 1970 en que su actividad pictórica ya se encontraba consolidada y con reconocimiento en el medio local, desarrolló la talla en madera, modelado, y pintura mural. Esta intensa actividad continuó luego de su jubilación como administrativo de la Facultad de Humanidades de la UNNE en 2007. En este capítulo, el autor se permite reflexionar sobre la elección de ser artista, pero también sobre su rol docente en el Taller de Artes Visuales y los métodos de enseñanza del arte.

Al referirse a Épocas de mi pintura, hace foco en cuestiones temáticas y formales, pero también en las reflexiones críticas de las que fue objeto su producción, con referencias a ciertas obras paradigmáticas, a la vez que a exposiciones en las que fueron presentadas y la recepción que tuvieron. Este material resulta de particular importancia como fuentes editas para la historia del arte regional, ya que permite analizar la producción, circulación y recepción de obras, el gusto de época en el Chaco, los modos en que las instituciones construyeron públicos, y las respuestas sociales a una institución y a un artista en un contexto específico. Una reflexión personal sobre esos aspectos los desarrolla en Meditaciones sobre el arte y los artistas, donde se permite abordar críticamente el quehacer artístico, el sistema del arte (críticos, marchandes, galerías) y los “ismos” que se imponen en ese sistema. Su postura respecto a la díada figuración/abstracción, sobre el rol del artista en la sociedad, sobre el arte como comunicación sensible lo posicionan en las discusiones sobre estos tópicos en el ámbito del arte.

La pluma de Schenone contradice la afirmación corriente que los artistas sólo se manifiestan a través de su obra, en tal caso, la pintura. El libro Memorias de un artista logra no sólo definir una identidad de artista situado y activo, una referencia al contexto de producción, circulación y recepción de su obra, sino también un manifiesto de un sujeto para quien el arte es la vida.

Mariana Giordano*

* Doctora en Historia. Investigadora de CONICET y Profesora Titular de la Facultad de Humanidades de la UNNE. Académica Delegada por el Chaco en la Academia Nacional de Bella Artes. marianalgiordano@gmail.com.

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