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Temas medievales

versão impressa ISSN 0327-5094

Temas mediev. vol.18  Buenos Aires jan./dez. 2010

 

NOTAS CRÍTICAS

María Giusseppina Muzzarelli, Un'italiana alla corte di Francia. Christine de Pisan, intellectuale e donna, Bolonia, Il Mulino, 2007 (160 pp.).

El libro de María Giusseppina Muzzarelli tiene por finalidad dar a conocer la vida y la trayectoria pública de Christine de Pisan. Este propósito permite, por un lado, difundir la biografía de esta célebre escritora fuera de los círculos académicos europeos y norteamericanos y, por el otro, desmitificar la imagen de feminista avant la lettre con la que algunas publicaciones -provenientes del campo de los estudios de género− la rotularon, idealización que deriva tanto de una percepción sesgada de su obra como de ciertas interpretaciones hechas en torno a la famosa Querelle de la Rose. Recordemos que esta querella constituyó uno de los primeros debates públicos de la Edad Media tardía que erizó los ánimos de los intelectuales, los cortesanos y el público parisino y del cual Christine no perdió la oportunidad de participar, a fin de dar el pincelazo esencial a la persona -en su etimología latina- que estaba proyectando para sí misma. Además, el volumen de María Giusseppina Muzzarelli viene a rectificar algunos presupuestos y completar ciertos aspectos desatendidos en el estudio y en la transmisión de una de las vidas más apasionantes que nos legó la Edad Media.
Dos preguntas tácitas guían la organización de los capítulos:¿cómo ser mujer y viuda, intelectual y escritora, en la Francia del siglo XIV?; ¿qué representación puede una mujer viuda, intelectual y escritora, elaborar de sí misma y lograr no sólo mantener a su familia sino gozar, además, de la protección de los mecenas más poderosos de Francia? Las respuestas a estos interrogantes constituyen el eje central de Un'italiana alla corte di Francia. Christine de Pisan, intellectuale e donna.
El libro se ordena en torno a temas claramente diferenciados. El primero de ellos trata de la infancia de Christine y el peso que tuvo la ascendencia paterna y la tierra natal en su vida. Así, en "Una storia italiana" y "Fortuna e istruzione, ovvero la fortuna di essere istruita", Muzzarelli subraya el lugar fundamental que su padre Tomás ocupó en la instrucción de la hija (pues favoreció el contacto directo con el humanismo italiano) y destaca, asimismo, la influencia trascendental, sobre la joven mujer, de los gens de savoir que poblaban las cortes real y principescas francesas.
En capítulos siguientes, Muzzarelli confronta este escenario inicial venturoso con un revés del destino, ocasionado por la muerte del esposo, Étienne du Castel (secretario de la corte real) cuando Christine contaba veinticinco años y luego de diez años de matrimonio. Se trató de un golpe duro de la fortuna aunque imprescindible −como explica Muzzarelli− para que, más tarde, Christine lograra alcanzar una posición de prestigio ante los cortesanos y los señores más encumbrados del reino francés. El coraje y la perseverancia, el esfuerzo de superación en medio de la desdicha son el leiv motiv de los sentidos que se intentan manifestar en los capítulos siguientes.
Esta elección temática implica, sin embargo, no profundizar en el análisis de la primera producción literaria de Christine, dedicada a la creación lírica. Sólo en "Poesia amorosa e diletti cortesi", se revisa la poesía de Christine
y se analiza su contexto de producción. Muzzarelli señala allí el vínculo que su obra mantuvo con la lírica de Guillaume de Machaut, Jean Froissart y Eustache Deschamps (a quien Christine reconoce como su maestro). Hubiera sido interesante que la autora comentara la importancia que tuvo Jean de Meun para poetas como Guillaume de Machaut, Jean Froissart y Eustache Deschamps (y, transitivamente, para Christine de Pisan) y la relevancia de la figura de escritor e intelectual de dichos poetas, quienes constituyeron modelos que Christine de Pisan intentó emular. Hubiera sido productivo, tal vez, reflexionar en torno a estos temas ya que explicarían, en parte, el camino intelectual y profesional que la escritora cimentó y continuó. Esta línea de investigación mitigaría el carácter extraordinario de la vida de Christine de Pisan, por cuanto permitiría comprender que su conducta se adecuaba a la del escritor que frecuentó las cortes francesas de la baja Edad Media.
De igual modo, si bien existía una corriente literaria de extrema misoginia, a la que Muzzarelli hace alusión cuando analiza La cité des dames, circulaban también obras que proponían algunos modelos femeninos de probada virtud. Ejemplo de ello es De claribus mulieribus de Boccaccio (podríamos también incluir el Decameron -traducido al francés por Laurent de Premierfait en el siglo XV- y, en particular, la novella de Griselda). Más aún, la comunicación entre las conductas cortesanas y la narrativa fue un factor determinante de las costumbres de la nobleza. En ese sentido, también se registra, en los textos ficcionales, ciertos hábitos que bien pudieron influir y moldear los de la sociedad de la época. Así, el retrato de la mujerescritora formaba parte también de la literatura del período. Estos ejemplos consiguen relativizar la idea de excepcionalidad absoluta de Christine de Pisan y ubicarla dentro de un contexto, limitado por cierto, en el cual la mujer podía expresar (se) a través de la escritura. Se adecuaría, por ende, la personalidad de Christine de Pisan a los parámetros ideológicos y culturales de la época. En otras palabras, es posible descubrir modelos, tanto masculinos como femeninos, en la "realidad" y en la "literatura", que eran utilizados para elaborar una imagen específica. Sólo hacía falta que el momento oportuno se presentara.
La Querelle de la Rose constituyó dicha oportunidad. Es durante esta época que Christine vence el infortunio de la viudez y de la pobreza y logra elevarse como una voz autorizada entre las de los intelectuales parisinos. A partir de este acontecimiento,
la poetisa forja su (auto) retrato, inicia su carrera pública y funda su biografía "oficial". Su posición férrea a favor de las mujeres le abrirá las puertas de la fama; sin embargo, no debemos olvidar el impulso recibido, gracias al apoyo de Jean Gerson y de la reina, como Muzzarelli indica: "Determinanti furono il coinvolgimento della Regina e l'aver portato il dibattito in pubblico. Tutta Parigi parlava di Christine che si impose come una figura di prima grandezza" (p. 41).
Este es un punto de inflexión en la vida de Christine de Pisan. El éxito es inmediato. Los grandes del reino (entre quienes la concordia no gobernaba) reclamaban su obra, circunstancia que le obligó a mantener un equilibrio extremo para no caer en desgracia ante ninguno de sus mecenas. Muzzarelli demuestra, acertadamente, que el carácter moralizante de la obra fue la clave de la juiciosa mesura que Christine sostuvo frente a los poderosos comanditarios.
Su posición a favor de las mujeres y su relación con las tradiciones literarias impulsaron la obra que la posteridad más aprecia. En efecto, La cité des dames −escrita bajo la égida de san Agustín− resulta ser una respuesta categórica a la obra, marcadamente misógina, de Jean Lefèvre. Aunque la férrea defensa de las mujeres pudo ser el motor de su producción literaria, deberíamos pensar si la elección de los temas y el tono polémico de su escritura no exponen, en realidad, las "cualidades publicitarias" que Christine utilizó para conquistar su lugar entre los intelectuales más famosos del período. Así, podríamos suponer que Christine dialoga con la literatura en boga a fin de insertar su texto en la veta escritural más exitosa y, de esta forma, lograr "vender" su obra y acrecentar su renombre.
Desde esta perspectiva, se comprende la "complementaridad" de su condición de escritora con la de editora, conexión que Muzzarelli enfatiza de manera apropiada. Con ello se inicia el aporte más significativo del volumen: los capítulos "Lady in blue", "Nello specchio delle miniature", "Vesti e reputazione", localizados en una posición central respecto de la organización general del libro. La autora analiza allí la imagen iconográfica que Christine de Pisan explotó, de sí misma, en los manuscritos cuya confección dirigió personalmente. Muzzarrelli reconstruye, de esta forma, el contexto de trabajo pero no ya desde la narración histórica sino desde la materialidad de la producción literaria, estableciendo redes entre la escritura y la empresa editorial que Christine desarrolló. En este contexto, Muzzarelli examina en detalle las miniaturas en las cuales la
poetisa aparece retratada, sea trabajando en su scriptorium, sea ofreciendo su obra a algún comanditario, sea dialogando con alguna personalidad alegórica. El estudio de la vestimenta se destaca particularmente, por cuanto pone en evidencia la simbología de las telas, los colores y los diseños para la transmisión de un mensaje: la adecuación del ropaje de acuerdo con el status social de la persona y su representación en la iconografía.
En esta línea, en "Istruzione alle donne", Muzzarelli muestra el poder ideológico y el carácter didáctico de la imagen mediante el análisis del Livre des trois vertus; exalta, además, la relevancia de la scientia habitus y describe la importancia que reviste la relación entre la vestimenta y la idea de movilidad social. La autora explica cómo el atuendo cada vez más ostentoso de las mujeres burguesas permitía que los integrantes de dicha clase pudieran confundirse y asimilarse a la nobleza, desorden que Christine trata de desbaratar a través de sus escritos. La idea de orden social y el carácter admonitorio de su obra son dos ejemplos que Muzzarelli esgrime para ubicar a la escritora en su tiempo, apartándose de los lugares comunes de la crítica feminista. En efecto, pese al progresismo que Christine demuestra en La cité des dames, su modernidad va debilitándose en las obras posteriores, como el Livre des Trois Vertus. La confrontación permite concluir que Christine oscilaba, tanto como cualquier intelectual de los siglos XIV y XV -sin distinción de sexo−, entre la innovación y el tradicionalismo. Más aún, podría pensarse que compartió y abrazó la visión de mundo y la ideología de sus patrones y trató, por todos los canales que le fueron permitidos, de abogar por el sostenimiento del statu quo.
El aspecto conservador del pensamiento de Christine de Pisan es tema de reflexión en el capítulo "Guerra e pace". En esta sección, Muzzarelli nos acerca las ideas políticas de Christine de Pisan, centradas en la necesidad de paz y orden, aspectos caros a las sociedades europeas del período. En el Livre du corps de police se observa el apoyo acordado a la monarquía y, en el Livre de la Paix, se explicita la necesidad imperiosa de lograr y preservar la paz, objetivo que los acontecimientos de la época parecen minar de manera sistemática. Estos escritos de Christine manifiestan no sólo la actualidad de sus intereses sino también el compromiso que asume ante las crisis políticas que se suceden en la convulsionada Francia. Christine reflexiona acerca del poder terrenal y se acongoja por las vicisitudes que desgarran el reino aunque se desentiende del poder espiritual y de las funciones del papado. Lentamente, va eri
giéndose la personalidad de una mujer dedicada a opinar sobre los temas de moda: una "intelectual" que piensa y opina sobre cuestiones coyunturales y que trata de influir sobre la toma de decisión de los poderosos.
Los tres últimos capítulos ("Committenti, destinatari, lettori, lettrici", "Christine e le contemporanee" y "Christine e i posteri") están dedicados a describir la relación de la afamada escritora e intelectual con sus "colegas", con el público cortesano, con otras mujeres (Catalina de Siena, Margery Kempe) y con la posteridad. Respecto de sus contemporáneos, Muzzarelli señala que estos establecieron una relación ambigua con ella: mientras que los grandes señores (Felipe el Atrevido, Luis de Orleans, nombres por demás paradigmáticos dentro de la galería de mecenas tardomedievales) la protegían y buscaban por su originalidad, los representantes de la Universidad de París, a excepción de Jean Gerson, la ignoraron, actitud que incrementó su notoriedad y que fortaleció su posición pública.
A la fortuna en vida continuó el olvido después de su desaparición. La memoria viva de su obra se diluyó en los siglos XVII y XVIII, como testimonia Voltaire, quien conocía su biografía de Carlos V de Francia aunque bautizó a la autora con el nombre de Catalina. Después de la revolución francesa, se inició la recuperación de su legado gracias a la obra de traducción de Louise de Kerali quien, entre 1786 y 1789, publicó catorce volúmenes consagrados a la escritura femenina. Hacia la década de 1830, los especialistas conocían su contribución al debate literario en torno a las mujeres y comenzó a prestarse atención a sus escritos políticos. El verdadero renacimiento de Christine de Pisan, sin embargo, se produjo a partir de la década de 1980, momento en que comenzó la recuperación de su persona como referente feminista. Sin embargo, el feminismo no se interesaba demasiado en su pensamiento −dado que en él podía percibirse un matiz de marcada prudencia− sino, preferentemente, en su imagen. Así lo expresa Muzzarelli: "Che può deludere solo chi si accosti a questa autrice con aspettative inadeguate: si trata di un'intelletuale degli inizi del Quattrocento che non può obviamente uscire della cornice della sua epoca storica" (p. 146). Finalmente, desde la década de 1990, su fama continuó expandiéndose entre los cultores del Gender studies aunque empezó a llamar la atención de los estudiosos del pensamiento político, en Francia y en los Estados Unidos.
El último capítulo de la obra, "Lieto fine", no cierra el libro sino que le da una proyección. A la
reclusión que Christine se impuso a sí misma, escapando de los horrores del mundo secular, se opone su vuelta a la vida pública como portavoz de la esperanza que representa Juana de Arco. El milagro de Juana conduce a otro milagro: Christine vuelve a escribir después de diez años de estar en el monasterio de Saint-Louis de Poissy. Jean Gerson, quien la apoyó en la Querelle de la Rose, estuvo de acuerdo con ella también en la valoración de Juana de Arco, cuya lucha salvó la monarquía y la tradición. La síntesis de Muzzarelli descubre la trascendencia que tuvo Juana de Arco en la obra de Christine. En efecto, gracias a ella, se habría salvado también la misión de la humanista, quien tanto había creído en el principio de la legitimidad de la sucesión regia y que tanto había combatido por el reconocimiento del honor de las mujeres.
La elección de María Giusseppina Muzzarelli de los temas más destacados de la vida y personalidad de Christine de Pisan cumple holgadamente con la propuesta del título. Considero muy interesantes aquellos capítulos en los que se examina, en detalle, la construcción de la persona de Christine como un objeto de transacción comercial, como una mercancía, ideas que conducen al análisis de la iconografía y de la vestimenta. De esta forma, Muzzarelli permite comprender cómo, en este período otoñal, el saber comienza a transformarse en mercadería, concepción que bien pudo trasladarse de Italia a Francia y de la cual la biografía de Christine constituye un símbolo sugerente.
En síntesis, el lector es guiado por la vida y la época de Christine de Pisan de la mano de una autora que ilumina los aspectos más ricos y atrayentes de su biografía. El libro de María Giusseppina Muzzarelli nos permite concluir que la naturaleza excepcional de esta mujer de los siglos XIV y XV se expresa en su capacidad (y en su fortuna) de anunciar, avant la lettre, los Tiempos Modernos.

Lidia Amor

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