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Temas medievales

versión impresa ISSN 0327-5094

Temas mediev. vol.20 no.1 Buenos Aires ene./jun. 2012

 

VARIA

Identidad y etnogénesis: una aproximación a La problemática de los bárbaros en la Antigüedad tardía

Fernando Carlos Ruchesi

(CONICET - UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE)

 


Resumen

El objetivo del presente trabajo es proporcionar una presentación historiográfica sobre la problemática de los bárbaros en la Antigüedad tardía. Para ello, procederemos a analizar la producción académica de las últimas tres décadas sobre el tema, distinguiendo tres corrientes de investigación que se desarrollaron en la actualidad con respecto a esta temática. Haremos hincapié, en especial, en la manera según la cual los distintos autores abordan la cuestión de la construcción de la identidad en estos pueblos.

Palabras claves: Bárbaros - Antigüedad tardía - Historiografía.

Summary

The aim of this paper is to provide a brief state of the art concerning the subject of the barbarians in Late Antiquity. For this purpose, we will start by describing the academic research produced during the last three decades by distinguishing three major recent trends on the matter. We will focus particularly on the manner in which the different authors address the issue of the construction of identity in those communities.

Keywords: Barbarians - Late Antiquity - Historiography

SOMMAIRE

L'objectif de ce travail est d'offrir une présentation historiographique concernant les problèmes posés par les Barbares pendant l'Antiquité tardive. Pour atteindre ce but, nous analyserons la production académique des trois dernières décades relative à ce sujet, en distinguant trois courants de recherche développés actuellement par rapport à cette thématique. Nous distinguerons, spécialement, la façon d'après laquelle les différents auteurs posent la question de la construction de l'identité chez ces peuples.

MOTS-CLÉ: Barbares - Antiquité tardive - Historiographie


 

Introducción

Desde mediados del siglo XIX, los círculos académicos europeos comenzaron a manifestar un interés particular por los bárbaros de la Antigüedad tardía. Tal interés estaba guiado, sobre todo, por la búsqueda de los orígenes de los modernos Estados europeos. Como era de esperar, este crecimiento académico se vio beneficiado por la profesionalización de la historia como disciplina académica en Prusia y por la unificación alemana.

De esta manera, a lo largo de las décadas surgieron aportes que buscaban describir y analizar la historia de estas comunidades. Sin embargo, terminada la Segunda Guerra Mundial, el estudio de la historia de los antiguos germanos fue un tema abandonado. Por aquel entonces, la mayoría de los historiadores consideraban pernicioso continuar con estas investigaciones, debido a la connotación negativa que estos pueblos adquirieron durante la guerra.

Sin embargo, en los años sesenta, el historiador alemán Reinhard Wenskus decidió retomar el estudio de estos grupos. Sus investigaciones buscaron explicar el origen de los diversos pueblos bárbaros a través de la noción de etnogénesis. Su contribución fue muy importante y, de aquí en adelante, este campo fue cobrando cada vez más importancia entre los diferentes círculos académicos. Los especialistas intentaron analizar y revisar la historia de los godos, francos, lombardos, anglos, sajones, burgundios, vándalos y otros pueblos germánicos, a la luz de las recientes investigaciones. De tal manera, se produjo una verdadera renovación en los estudios de esta temática, la cual fue complementada, además, por los nuevos hallazgos arqueológicos y por los avances producidos en las técnicas de datación.

Este trabajo tiene como propósito presentar, de manera breve, un estado de la cuestión sobre los últimos criterios historiográficos que se han desarrollado en torno a la problemática de los germanos en la Antigüedad tardía y la temprana Edad Media. Si bien los autores y obras que hemos de reseñar en estas páginas no constituyen la totalidad de los estudios que abordan esta temática en el presente, hemos decidido incluir aquellos cuyos aportes han sido los más relevantes dentro de este campo.

Las actuales líneas de investigación

Desde los años 80, se han desarrollado tres líneas centrales de investigación que abordan la temática de los bárbaros germánicos: por un lado, la corriente que agrupa a los representantes de la Escuela de Viena, por otro, una línea historiográfica desarrollada en los países de habla inglesa y una tercera corriente -podríamos decir- que reúne a revisionistas que pretenden construir una visión global de los procesos. Además, hemos decidido agrupar a otros autores y obras en un cuarto apartado debido a la heterogeneidad de su producción, como así también a que, en ocasiones, sus trabajos no son tan conocidos como los reseñados en las otras líneas de investigación.

La Escuela de Viena

Esta corriente tiene como fundador al historiador austríaco Herwig Wolfram quien, partiendo de las ideas del mencionado Reinhard Wenskus1, logró precisar la noción de núcleo de tradición. Su obra clave fue Geschichte der Goten. Entwurf einer historischen Ethnographie, publicada en 1979 y posteriormente traducida a otros idiomas -tales como el inglés, el ruso y el italiano-. En ella, el autor realizó una historia socio-cultural y antropológica del pueblo godo, desde su partida de la isla de Gotizscandza hasta la conformación de los reinos visigodo y ostrogodo, respectivamente. En este proceso, partiendo del análisis de las fuentes narrativas pertenecientes al período, Wolfram propuso un postulado que sería fundamental, de ahora en más, en los trabajos que buscan analizar el problema de la etnogénesis: los grupos germánicos se encontraban en constante cambio y transformación a raíz del contacto con otras entidades político-culturales.

Para explicar tales procesos, el historiador austríaco recurrió al concepto de etnogénesis (que podría ser traducido- como "la creación de un pueblo"2). Wolfram afirmaba que esta noción se constituía a partir de tres hechos fundamentales en la historia de un pueblo. Estos eran: el haber llevado a cabo una gran hazaña (como cruzar un río o ganar una batalla importante), la identificación de un enemigo común y el cambio de culto3. De esta forma, el autor reconocía que los grupos eran conscientes de su identidad, es decir, eran los portadores de determinadas tradiciones culturales que podían ser manipuladas por los diferentes líderes para reforzar la cohesión entre los clanes y sub-grupos que poseía el contingente. A lo largo de la obra, encontramos ejemplos interesantes sobre estos postulados. En uno de ellos, tomando como punto de partida la persecución que Atanarico llevó a cabo contra los cristianos, Wolfram afirmaba que el culto religioso, entre los tervingios4, tenía su desarrollo en los poblados y estaba determinado por la kuni5 y su reiks. Este último era el encargado de ejercer, controlar y defender la devoción que su pueblo tenía por los dioses.

En la investigación llevada a cabo por Wolfram, otro aspecto a destacar es su análisis respecto a las instituciones sociales y culturales que poseían los godos y cómo éstas fueron cambiando a raíz de los contactos con otras unidades culturales. En este sentido, fue uno de los pocos autores en recurrir al empleo de la Biblia Gótica -la traducción que el obispo Ulfilas llevó a cabo y empleó en la evangelización de estos grupos germánicos- como fuente para el análisis de las categorías religiosas, sociales, políticas y culturales de estos pueblos. En este caso, la metodología desarrollada consistió en analizar e interpretar los términos góticos que Ulfilas utilizó para designar determinadas nociones religiosas cristianas y, además, aspectos de la vida cotidiana de los germanos.

Otro representante de esta escuela es Walter Pohl. Discípulo de Wolfram, éste se dedicó no sólo a los germanos sino también a los ávaros. En su artículo "Telling the Difference: Signs of Ethnic Identity", publicado en 1998, realizó un análisis sobre los criterios que los historiadores de la Antigüedad tardía han empleado para diferenciar los pueblos bárbaros: el idioma, la vestimenta, los estilos de cabello (cortes, peinados) y las armas. El autor concluía su trabajo alegando que reconstruir la identidad de estas comunidades es una tarea muy compleja ya que, en el presente, resulta imposible analizar o distinguir a estos grupos de acuerdo a tales clasificaciones. Esto se debe, prosigue, al alto grado de transformación cultural que estas unidades políticas experimentaron en sus usos y costumbres, a raíz de los contactos ocurridos entre las diferentes comunidades6.

Muchos de los estudios de este historiador se centran, también, en el análisis de las fronteras y su relación con las identidades en la Antigüedad tardía. En su artículo "Frontiers and Ethnic Identities", Pohl considera dicha relación, tomando como ejemplo las fronteras que los carolingios habían erigido para defenderse de las incursiones de los ávaros y comparándolas con el limes romano. De tal manera, afirma que la frontera "was also bridged by ethnographic curiosity and the wish to establish some conceptual order in a potentially threatening world beyond civilization"7. En este mundo amenazador, las fronteras proveían, a los caudillos de origen germano o romano, posibilidades para acumular poder militar y crear posiciones de fuerza que podían expandirse. Además, dichas fronteras estaban cargadas con un simbolismo ideológico que fue cambiando con el paso del tiempo: durante los últimos siglos del imperio romano, el limes distinguía entre bárbaros y civilizados, para luego, en siglos posteriores, reconocer entre populus Christianus y gentes8. Pohl concluye el trabajo alegando que los límites territoriales son el único caso específico de fronteras sociales en el que los sistemas se perpetúan mediante un proceso continuo de inclusión y exclusión.

Por otra parte, en su trabajo "Ethnicity, Theory, and Tradition: A Response", el historiador austríaco retoma el debate sobre varios postulados de la Escuela de Viena que han sido criticados a lo largo de los años. En ese estudio, a través de ejemplos, logra fundamentar la validez de la metodología empleada por este grupo de investigadores. De tal manera -sobre la polémica generada alrededor de los nombres de los pueblos bárbaros entre historiadores contemporáneos-, afirma que el pasado sí afectó a las comunidades germano-parlantes y a sus nombres. No cabe duda de que Jordanes, Fredegario o Pablo Diácono, cuando proclamaban que estos grupos poseían orígenes antiguos, estaban construyendo una afirmación de contenido fuertemente ideológico. Pohl continúa alegando que, si bien estas obras no pueden ser tomadas de manera literal, tampoco es adecuada una lectura puramente literaria de la historiografía de la temprana Edad media, como la que propone Goffart, debido a que "most authors did not simply seek to entertain and edify, they also had an axe to grind. And they had a public to take into account"9. Es por esta razón que las fuentes narrativas del período no explican por completo cómo era la etnicidad de estos pueblos. En un contexto complejo como el de la Antigüedad tardía, godos o francos eran grupos sociales que, como muchos otros, se encontraban situados y distribuidos en territorios amplios, con lo cual debían recurrir a mecanismos más complejos de comunicación para lograr constituir un sentido de comunidad. Finalmente, una contribución fundamental que Pohl realizó en este campo tiene que ver con su tendencia a incluir en sus estudios los aportes de la sociología instrumental, heredada del trabajo de Barth. La misma sugiere que la identidad es una construcción que un grupo de individuos adopta de acuerdo a intereses particulares10.

Uno de los estudiosos cercanos a Wolfram y Pohl, es Ian Wood. Como especialista en diversos temas pertenecientes al período de los años 400 al 1000, se dedicó, en especial, al estudio de los francos merovingios. Su investigación se centró en el análisis crítico de las fuentes literarias, mostrando cómo, inserto en su contexto, el trabajo de los escritores de la Antigüedad tardía logró moldear la caracterización del período. Así, Wood construyó una visión atenuada de la instrumentación política realizada por los bárbaros en el Occidente romano. En su artículo "Administration, Law and Culture in Merovingian Gaul", a través de tal análisis crítico de las fuentes literarias, Wood llegó a la conclusión de que, con la "caída" de Roma, la sofisticada actividad gubernamental y administrativa continuó existiendo y siendo ejercida por los habitantes de la Galia. Las clases sociales que participaban de la administración, tanto en la ciudad como en las cortes eran, por lo general, personas letradas. Este autor afirma, además, que la sociedad de la época esperaba que, tanto los miembros de la aristocracia como los integrantes de la familia real, supiesen leer y escribir11.

El mismo Wood desarrolló otra obra, The Merovingian Kingdoms, en la cual -contrariamente a lo que era de esperar, dado el tema- no basó su estudio por completo en los textos de Gregorio de Tours. Al contrario, centró su análisis en san Avito de Vienne y la región de Burgundia. De esta manera, Wood buscó construir una imagen algo diferente de la monarquía merovingia, apartándose de las visiones clásicas que tomaban como referencia, precisamente, la citada obra del obispo de Tours. El trabajo está compuesto por numerosos capítulos en donde el desarrollo de los acontecimientos políticos, descritos a través de una narrativa particular, tiene el mayor peso. En capítulos menores, Wood trata otros temas como la sociedad, la religión, la cultura y la economía12.

Otro aspecto que llama la atención en este estudio es la caracterización que se logra presentar en él sobre la aristocracia gobernante. A diferencia de la visión historiográfica tradicional sobre los reyes francos de este período -en la cual los soberanos son caracterizados como reyes holgazanes y se encuentran enfrentados en guerras civiles sin sentido-, Wood demuestra que estos individuos representaban todo lo contrario: se trataba de monarcas poderosos y activos, cuyo objetivo era el control de la aristocracia para lograr la unidad del reino13.

Por otra parte, Wood también se dedicó al análisis de la temprana Edad media en las islas británicas y la influencia que los merovingios tuvieron sobre dichos territorios. En su artículo "The Mission of Augustine of Canterbury to the English", sostiene que la misión evangelizadora de Agustín fue intensamente romana y gregoriana, además de que dependió, en gran medida, de la Iglesia franca y de la dinastía merovingia. Esta última se benefició de la empresa religiosa, ya que ella despertó los intereses políticos de los monarcas francos en las islas. De hecho, los soberanos merovingios apoyaron la misión durante una generación14. El problema, prosigue Wood, está en que el compromiso de estos reyes tuvo poco reconocimiento por parte de Beda. Para este último, la Iglesia anglosajona comenzó con el papa Gregorio. Por ello, resaltar a Brunilda o Berta -reina merovingia la primera, reina de Kent la segunda- habría sido mancillar la pureza de la influencia papal. Sin embargo, desde el punto de vista histórico, los objetivos del papa Gregorio para las islas británicas y la Galia merovingia estaban interconectados.

Patrick Geary, historiador estadounidense profundamente influenciado por los trabajos de la Escuela de Viena, publicó Before France & Germany. The Creation and Transformation of the Merovingian World, en 1987. En este libro -que recibió críticas tanto positivas como negativas15-, Geary analiza y describe detalladamente el proceso por el cual los colonos francos, junto con los magnates de la aristocracia romana provincial, fueron absorbidos gradualmente por el dominio merovingio. Asimismo, en otro apartado de esta obra, su autor afirma que el mundo germánico fue, quizás, la creación más grande y duradera del genio político y militar romano16.

Un aspecto a destacar de este libro es el análisis antropológico que su autor realiza con respecto a la sociedad merovingia. Por ejemplo, afirma que, en tal sociedad, los principales medios de intercambio eran el don y el robo. En relación a los enemigos, Geary sostiene que eran considerados como tales aquellos individuos que no estaban vinculados a otros mediante relaciones mutuas de amistad. Por último, las contiendas y enemistades (feudos), eran los medios normales por los cuales la aristocracia merovingia lograba mantener su estatus.

Por su parte, en The Myth of Nations: The Medieval Origins of Europe, el mismo Geary busca demostrar cómo los políticos e intelectuales del siglo XIX construyeron nuevas naciones, que proyectaron al pasado distante de la temprana Edad Media. El historiador estadounidense sostiene que el problema que trae aparejado esta formulación teórica es que, prácticamente, no existe relación entre los pueblos de la temprana Edad Media y los contemporáneos: esto es un mito. Para lograr demostrar estos postulados, el autor proporciona un estudio acerca de tres temas conocidos: la etnografía de la Antigüedad, las relaciones entre bárbaros y romanos y el proceso de etnogénesis. Como podemos apreciar, el tema de la continuidad y discontinuidad de las naciones o pueblos es uno de los ejes centrales de la obra.

Como hemos descrito hasta el momento, esta línea historiográfica -proveniente de Europa central- centra su atención en los orígenes y las transformaciones identitarias de estos pueblos. La cohesión entre sus representantes está dada, por tal motivo, a través de los estudios sobre dicha identidad, sus representaciones y el empleo de la noción de etnogénesis. Todo ello realza el valor de estas obras, cuyos postulados sentaron los precedentes para que esta temática volviera a recobrar importancia.

La línea historiográfica del Atlántico

Esta segunda corriente historiográfica, podríamos decir que se encuentra encabezada principalmente por Walter Goffart y sus discípulos de la Universidad de Toronto (entre ellos, Alexander Callander Murray), como así también otros investigadores. Esta línea se caracteriza -siguiendo una vertiente fundamental desarrollada por el propio Goffart- por su interés en las relaciones entre romanos y germanos y, además, por criticar los aportes de la citada corriente austríaca.

Uno de los pilares sobre los que se asentó esta tradición está constituido por la obra Barbarians and Romans A. D. 418-584: The Techniques of Accommodation, de Walter Goffart, libro que se convirtió en uno de los clásicos para estudiar las relaciones que tuvieron lugar entre los romanos y los bárbaros germano-parlantes en las últimas etapas de vida del imperio de Occidente. En este trabajo, el autor afirmaba que la entrada de los pueblos germanos al interior del imperio no tuvo el carácter de una "invasión", ya que los germanos se vieron favorecidos por una serie de transformaciones que los romanos iniciaron en su política militar. Según su teoría, los pueblos germánicos fueron establecidos dentro de las fronteras del imperio por las mismas autoridades romanas a través de un complejo mecanismo. Cada guerrero bárbaro que acompañó al rey (tomando como primer ejemplo el caso de los ostrogodos y su asentamiento en Italia), recibió una retribución en carácter de pago por servicios prestados, la cual estaba conformada no por una porción de tierra sino por un derecho de cobrar gravámenes de impuestos a determinados ciudadanos romanos -además del privilegio de la exención fiscal-. Estos últimos, por tanto, no pagarían los impuestos al Estado romano sino a un germano, que pasaría a poseer un estatus de superioridad con respecto a los latinos ya que, al contar con el derecho de recaudar los impuestos, podía privar a los romanos de sus bienes si éstos se negaban a pagar. Esto era posible ya que, según el autor, los germanos estaban amparados por las leyes fiscales romanas, con lo cual ellos -al llevar a cabo esas confiscaciones- no estaban violando la ley sino ejerciendo sus derechos como antes lo habían hecho otros romanos. Por consiguiente, el establecimiento de los germanos en territorio romano, según Goffart, no estuvo basado en la expropiación de tierras17 ni tampoco en la violencia sino en un reacomodamiento progresivo de los recién llegados y su adaptación al esquema administrativo romano18.

A partir de todo ello, Goffart llegó a afirmar que no existía un ethos unificador ni sentimiento de identidad compartida entre los bárbaros germano-parlantes, alegando que, actualmente, no existe evidencia que pruebe que estas comunidades se hubiesen sentido aglutinadas por el idioma19 -argumento que difiere claramente con respecto a los postulados de la Escuela de Viena-.

Otra de las obras más citadas de este autor es The Narrators of barbarian history (A. D. 550-800): Jordanes, Gregory of Tours, Bede and Paul the Deacon20. En ella, el historiador canadiense se propone llevar adelante un minucioso análisis de las obras de estos autores, incluyendo, entre otros temas, los posibles motivos que los impulsaron a redactar estos trabajos, las fuentes que habrían empleado, el público al cual habrían estado dirigidos y el carácter de los mismos. Goffart señala que el estudio de los cuatro autores citados no confirma la teoría según la cual éstos fueron imitadores y exponentes de una historia nacional o bárbara, resultado del asentamiento de contingentes germánicos en los territorios del imperio occidental. El historiador sostiene que el hecho de que godos o francos fuesen incluidos en el ámbito de la cultura cristiana, hizo posible que éstos contasen con una historia escrita en la que ellos pasaron a estar insertos, de la misma manera en que las leyes góticas o francas fueron adaptadas al lenguaje de la jurisprudencia romana21. Goffart también realiza una comparación de las obras de los autores mencionados. En tal sentido, afirma que, así como Gregorio de Tours es quien posee un discurso más complejo y religioso -y nos brinda, además, un informe más detallado sobre los acontecimientos de su tiempo- el resto de los narradores podrían ser llamados panfletistas. El historiador concluye su obra alegando que estos autores nos cuentan más sobre la época en que vivieron que sobre la historia de los pueblos a los que intentan retratar.

Por último, otra opinión controvertida de este autor tiene que ver con la sugerencia de que el origen de los godos no se encuentra en Escandinavia. En su artículo "Jordanes's Getica and the Disputed Authenticity of Goghic Origins from Scandinavia"22, afirma que, pese al gran esfuerzo académico realizado a través de los años para demostrar el origen escandinavo de los godos, Jordanes -el autor que escribió una historia de este pueblo- no era el portavoz de este pasado. A su juicio, el propio Jordanes -pese a considerarse él mismo un godo- era en realidad un ferviente representante de la campaña de Justiniano en Italia. El mensaje de este cronista es el mensaje de la exclusión: los godos, junto con sus primos bárbaros, pertenecían al exterior y no al mundo romano en el que lucharon durante siglos para poder insertarse. Este era el discurso que Constantinopla deseaba propagar a través de Jordanes y otros autores del siglo VI, como Procopio. Según Goffart, "Jordanes approached Cassiodorus's twelve-book Gothic history as an expurgator, that is to say, a hostile expropiator, bent on eliminating any suggestion that, for example, Theodoric was the rightful ruler of Italy and that his descendants deserved to be its enduring monarchs. The least of Jordanes's concerns was to convey an exact and faithful abridgment of Cassiodorus's history"23. Por lo tanto, de acuerdo con este especialista, el propósito de la obra de Jordanes no era el de elogiar los resultados positivos que podría tener una colaboración conjunta entre godos y romanos24.

El estadounidense considera, además, que Jordanes habría sido un funcionario de ascendencia tracia o ilírica, bien formado en la educación latina de Constantinopla. En este contexto, su afirmación de ser descendiente de godos tiene el objetivo de otorgar a su obra una apariencia de sinceridad -enmascarando, al mismo tiempo, su negatividad hacia los germanos25-.

Uno de los discípulos de Goffart, Alexander Callander Murray -continuando con los comentarios críticos hacia la corriente austríaca- buscó probar, a través de sus trabajos, que los germanos tuvieron poca importancia en la formación de los reinos post-romanos. Según este autor, existieron numerosas continuidades en materia política luego de la desaparición del Imperio y la conformación de las primeras monarquías germánicas. De tal manera, si bien Murray está de acuerdo con la idea de que los grupos humanos que se llamaban a sí mismos francos, alamanni o godos eran, en verdad, miembros de determinados contingentes migratorios, opta por afirmar que los mismos tuvieron poco efecto -o directamente ninguno- sobre las estructuras pre-existentes26.

En su obra Germanic Kinship Structure27, Murray se embarca en la difícil tarea de contrastar los viejos postulados empleados por los historiadores medievalistas para describir y clasificar la estructura del parentesco germánico temprano. Dichos postulados sostenían que la kinship germánica podría haber estado basada en la agnación o en el matrilinaje. Murray, por su parte, propone que la estructura de parentesco de estos grupos se basaba en ambos sistemas a la vez, es decir, en la cognación. Para llevar adelante su análisis, el historiador realiza una revisión de las fuentes clásicas que se utilizaron para fundamentar las tesis sobre la agnación. A partir de ello, concluye que Julio César describió un clan germánico que en realidad no habría existido -basándose para ello en las descripciones de Posidonio sobre los celtas28-. Conforme a otro ejemplo del mismo tipo, sostiene que Tácito no nos brinda pruebas acerca de un sistema unilineal, al contrario, nos está describiendo un sistema cognaticio29.

Además, esta obra va más lejos al presentar un análisis de las estructuras culturales y jurídicas de las comunidades germánicas en la Antigüedad tardía y la temprana Edad media, tomando como base el análisis del Pactus Legis Salicae. A partir de todo ello, el aporte de este trabajo de Murray resultó fundamental, debido a que logró derrumbar, convincentemente, parte de los cimientos en los que se asentaba una historiografía que explicaba el sistema de parentesco germánico a través de la agnación. A partir de los postulados del citado especialista, muchos investigadores, tanto historiadores como arqueólogos, se vieron obligados a revisar sus trabajos.

Por su parte, Patrick Amory -historiador estadounidense egresado de la Universidad de Cambridge- presenta en sus obras argumentos radicales en lo que respecta a las migraciones bárbaras. A partir de las ideas de Goffart, llegó a la conclusión de que la etnicidad bárbara era un tipo de identidad adoptada por estos pueblos en el marco de la desintegración del imperio romano. Dicha identidad estaba constituida por papeles sociales (como eclesiástico, soldado o administrador) y sustentada en la visión etnográfica clásica de los bárbaros. De esta manera, la relevancia de la cultura germánica y de sus estructuras sociales habría sido menor o inexistente en el contexto del surgimiento de los primeros reinos germánicos.

En su obra People and Identity in Ostrogothic Italy, Amory se destaca por partir de las ideas antropológicas que sostienen que un individuo puede optar por cambiar su identidad según sus propios intereses30. Por lo tanto, la etnicidad se encuentra en constante evolución y los grupos étnicos cambian continuamente sus membrecías hacia otros grupos. Para Amory, la cuestión de las alianzas y lealtades políticas -en relación con el uso de la ideología y su difusión- son apartados que hay que tener muy presente a la hora de analizar la historia y evolución de la identidad de romanos y germanos en esta etapa.

Por otra parte, tomando como base argumentos anteriores vinculados a la etnicidad y etnogénesis de los pueblos germánicos31, Amory realizó un exhaustivo análisis y crítica de posturas previas, que utilizó para proponer sus propias teorías. Entre ellas, destaca que el discurso etnográfico al cual recurrían los escritores de la Antigüedad Tardía cumplía la función de reordenar la sociedad, más que describirla. Dicho reordenamiento buscaba construir oportunidades políticas, como es observable en la Italia de Teodorico. Así, a partir de uno de los ejemplos que propone, establece que los términos godo o romano jamás podían describir o reordenar una sociedad cuya complejidad es mayor a la división en dos grupos. El autor prosigue de esta manera: "…in the end neither of these categories succeeded in constructing a meaningful or permanent community. Rather, they succeeded in changing individual behavior briefly, introducing new routes to political power for the ambitious, and destroying the lives of those who could not take advantage of them"32. De esta forma, para Amory, dichos términos no pueden ser empleados para describir grupos étnicos. Esto se debe a que, a partir del establecimiento de los ostrogodos en Italia a fines del siglo V, los mismos eran utilizados por individuos que deseaban cambiar su identidad para obtener ventajas en determinadas situaciones -que, por lo general, eran de carácter político-.

En función de otro ejemplo sobre la identidad, el autor considera que el ejército que lideró Teodorico en Italia estaba compuesto por diferentes y numerosos contingentes de personas que eran el resultado de la fragmentación del imperio huno. Por lo tanto, no existía una homogeneidad cultural en dicho ejército -que, por lo demás, al ser un cuerpo militar, no contaba con mujeres en él-33. Para reforzar esta afirmación, valiéndose nuevamente de la teoría de Goffart, propone que, a partir del momento en que Teodorico pagó a sus huestes con los ingresos de los gravámenes de impuestos, la cohesión de las mismas se disolvió, una vez que sus integrantes invirtieron sus ingresos en la adquisición de tierras de la península itálica34. Además, la mayoría de los soldados de este cuerpo militar contrajo nupcias con mujeres cuyos orígenes eran romanos o pertenecientes a otros pueblos, pasando a participar así de la vida de la población civil -en la cual los soldados también debían pagar impuestos y, obviamente, hablar latín-. Debido a estas características, Amory considera el ejército ostrogodo como un ente que se encontraba en constante cambio.35

Finalmente, otro aspecto a destacar en esta obra es el análisis de los nombres germánicos que aparecen en las fuentes de este período. Amory señala que la onomástica como herramienta para entender y conocer mejor la identidad de estas culturas constituye un alto riesgo, ya que no podemos señalar con total confianza si un nombre era germánico o no36. Además, los nombres personales no siempre son relevantes para la identidad. Por ejemplo, si bien un individuo puede poseer un nombre de origen germánico, esto no prueba que él se considere, a sí mismo, como un godo, como tampoco lo hacen la pertenencia al ejército ostrogodo o la inclinación hacia el arrianismo. Para el autor, de esta manera, en la Italia ostrogoda los nombres podían ser empleados como respuestas estratégicas a la ideología37. En este sentido, muchos individuos pertenecientes a familias de origen godo llevaban además nombres grecolatinos, incluso los miembros de la dinastía gobernante (esto es, los Amales).

En suma, esta corriente se caracterizó, fundamentalmente, por cuestionar los aportes de la Escuela de Viena. Sus estudios tomaron como punto de partida el asentamiento de los pueblos germánicos en territorios romanos y la imposibilidad de la existencia de una identidad germánica. Por tal motivo, algunos de los representantes de esta línea consideran -llegando a un extremo- que las fuentes narrativas de la Antigüedad tardía sólo presentan problemas recurrentes a la hora de su empleo para el estudio de estas comunidades.

Autores revisionistas

Este tercer grupo de autores se caracteriza por no pertenecer a ninguna de las dos corrientes anteriormente descritas sino que constituyen un sector que, valiéndose de los trabajos y teorías de tales líneas, buscan construir una visión más global y procesual acerca del tema. Entre estos investigadores encontramos a Guy Halsall, quien se desempeña como catedrático en la Universidad de York. Este historiador se dedicó especialmente al estudio de los procesos involucrados en las migraciones bárbaras durante la Antigüedad Tardía. En su trabajo Settlement and Social Organization: The Merovingian Region of Metz, intentó demostrar que la transición existente entre la "caída" de Roma y la conformación del imperio carolingio, no fue un proceso único y carente de pujanza. Al contrario, Halsall argumenta que se trató de un conjunto complejo, dinámico y constante de cambios económicos, políticos, sociales y culturales38.

En dicha obra, uno de los argumentos claves de este autor gira en torno a la condición social de las familias francas. Durante el siglo VI, tales familias invertían mucho dinero en las tumbas de sus difuntos. Halsall afirma que esto reflejaba la competencia social existente entre estas estirpes, que buscaban mantener y asegurar su propio estatus económico y social. Mediante un análisis de las fuentes literarias del período, el autor explica, además, que dicho estatus sólo podía estar consolidado durante la vida de un individuo y no era heredable automáticamente39.

Otra noción importante la encontramos en su obra más reciente, Barbarian Migrations and the Roman West, publicada en 2007. Allí, señala que el desequilibrio que sufrieron las estructuras políticas y administrativas del imperio romano de Occidente, acaecidas entre los siglos IV y V, trajo como consecuencia las migraciones bárbaras y no al contrario40.

Un segundo ejemplo de estos revisionistas es Peter Heather, quien recientemente ha publicado Empires and Barbarians. The Fall of Rome and the Birth of Europe, donde manifiesta que los conceptos de migración y desarrollo constituyen un fenómeno interrelacionado y no dos líneas opuestas de explicación. Sólo teniendo en cuenta esta premisa -prosigue- es posible explicar de manera satisfactoria cómo se desestabilizó el dominio romano sobre el norte y el este de Europa.

Heather se destaca por utilizar fuentes y ejemplos pertenecientes a otros períodos, debido a la escasez de evidencia para la Antigüedad tardía. En función de este tipo de comparaciones, el autor logra esbozar ciertos lineamientos que pueden ser empleados para clasificar las migraciones de pueblos en el Occidente romano. Entre ellos, afirma que cada pueblo involucrado en ese proceso no debe ser entendido como una única entidad política sino como grandes contingentes de guerreros libres, que iban acompañados de mujeres y niños.

Además, Heather establece que las migraciones no ocurrieron de una sola vez sino en varias etapas, en las cuales la información tuvo un papel muy importante. En principio, los grupos guerreros realizaban pequeñas incursiones en territorios cercanos a la frontera con el mundo romano, avances guiados por el objetivo de conseguir fortuna (por lo general, metálico y ganado). Conforme estos grupos volvían y traían consigo información sobre las tierras y riquezas de los territorios que visitaban, más grupos se iban incorporando a esta actividad. Llegado un punto, un gran contingente, llevando consigo sus pertenencias en largas filas de carros y acompañados de sus familias, se disponían a migrar de forma masiva, una vez que notaban que las defensas romanas en la zona habían desaparecido41.

Finalmente, tenemos a Brian Ward-Perkins, autor de La caída de Roma y el fin de la civilización, entre otras obras. A diferencia de los otros investigadores aquí mencionados, Perkins es arqueólogo. En función de la evidencia arqueológica de diferentes sitios europeos, éste sostiene que el colapso del imperio y su posterior reemplazo por las estructuras políticas de origen germánico habría sido un acontecimiento nefasto para la población romana. Esto se debe a que los numerosos aportes, hábitos y prácticas culturales que los latinos habían implementado (como las técnicas de construcción, la ingeniería o los utensilios de uso diario), fueron desapareciendo poco a poco, volviendo a surgir nuevamente sólo varios siglos después42.

Por todo ello, si bien Perkins acepta parcialmente las nuevas teorías sobre el estudio de los germanos en la Antigüedad tardía, se postula contrario a la visión suave -como él la denomina-, que considera que, prácticamente, no existieron conflictos entre germanos y romanos. A su juicio, ésta es la opinión que comparten la mayoría de los historiadores en la actualidad43. En efecto, para este autor, la época en cuestión fue violenta, caracterizada por romanos que luchaban contra los bárbaros que venían a apoderarse de sus tierras. Sí habrían existido los acuerdos entre ambas culturas pero éstos no se habrían producido en la totalidad de los casos y la población autóctona habría terminado adaptándose a estos cambios en condiciones adversas.

A modo de síntesis, podemos sugerir que este tercer grupo de especialistas intenta escapar -o en determinadas ocasiones, conciliar- al binomio Escuela de Viena-Corriente Atlántica. Sus aportes vinieron a renovar la problemática, complementando algunas teorías clásicas y cuestionando otras. En ese conjunto, sin duda se destaca la obra de Heather, debido a los grandes volúmenes que ha publicado en los últimos años los cuales, además de incluir un gran aparato erudito, abarcan también amplios marcos espacio-temporales -circunstancias todas ellas que han ayudado a difundirlo no sólo entre la comunidad científica sino también entre el público en general-.

Otras obras

Es nuestra intención incluir en este apartado textos menos conocidos -pero no por ello olvidables-, escritos por autores que no se encuentran tan estrechamente vinculados a las líneas historiográficas descritas44.

Para comenzar, podemos citar la obra de Magalí Coumert, Origines des Peuples. Les récits du Haut Moyen Âye occidental (550-800)45. El interés de la autora se centró, como indica el título del texto, en el estudio de las fuentes narrativas que contienen los escritos sobre los orígenes de los pueblos. Para ello, la historiadora incluyó en su análisis a cuatro comunidades históricas: los godos, los lombardos, los francos y por último, los pueblos que se establecieron en las islas británicas. La obra está dividida en varios capítulos y secciones, correspondientes a cada uno de los grupos citados.

Para Coumert, los escritos sobre los orígenes de estos pueblos poseían gran diversidad como así también influencias distintas. Por ejemplo, en el caso de los textos que abordan los orígenes de los godos, la autora sostiene que éstos poseían dos características fundamentales: en primer lugar, la influencia determinante de la etnografía antigua, la cual puede ser percibida a partir de la información que brindan los autores de esos escritos. En segundo término, la existencia, para un mismo pueblo, de representaciones muy diferentes acerca de sus orígenes. En el caso particular de los francos, los escritos tienen la característica de ser cambiantes. Es decir, éstos eran modificados cada vez que las circunstancias políticas demandaban una nueva explicación del pasado46.

Entre sus conclusiones, afirma que, incluso una vez escrita, una historia original era considerada como una hipótesis, una construcción que podía ser modificada. De tal manera, los líderes podían utilizar dicha construcción para representar la verdad, usando nuevas fuentes o nuevas justificaciones. Así, dichos líderes apelaban a esta verdad para legitimar las prácticas contemporáneas. Los jefes se esforzaban por sostener ese pasado, que les era útil para afirmar la existencia de una serie de principios que les permitían justificar su propio acceso al trono.

Además, Coumert considera que los escritos presentan a todos los grupos étnicos de la misma manera: desde el comienzo de su migración, el pueblo forma un grupo constituido y designado por un nombre particular. "Même dans son lieu d'origine, ce peuple était distinct des autres, comme l'indique Jordanès à propos des Goths en Scandie. Le pouvoir peut être incarné par un seul héros fondateur, comme Francion, Britto ou Berig, ou par plusieurs chefs, comme Anténor et Priam, Ibor et Aio ou Francus et Vassus, mais le groupe ethnique est toujours uni sous un seul commandement"47.

Otro autor a destacar es el español Javier Arce. Como profesor de investigación del CSIC y profesor de arqueología romana de la Universidad Lille-3, publicó varios trabajos sobre la transición de la Antigüedad a la temprana Edad media, centrándose siempre en la Hispania romana. En su obra Bárbaros y romanos en Hispania, 400-507 A. D.48, afirma que, a diferencia de lo que sostienen las fuentes tradicionales49, el siglo V en Hispania fue un siglo de transición, en el que, si bien las estructuras económicas, sociales, administrativas y políticas comenzaron a cambiar, los bárbaros no tuvieron una influencia negativa muy grande en dichas estructuras. Tanto la cultura material hispano-romana, como la administración civil, se mantuvieron casi intactas.

Por otro lado, Arce señala que los bárbaros no provocaron un efecto tan destructivo en Hispania como nos hacen creer las fuentes. Considera que ambas culturas, la romana y la visigótica, atravesaron por un proceso de adaptación. En dicho proceso, las incursiones y saqueos que realizaron los suevos no habrían sido peores que las que solían llevar a cabo los latrones. Tales suevos, por ejemplo, lograron convivir sin problemas con los romanos de Gallaecia, ya que (como explica Arce) no se dedicaron a desbaratar las estructuras administrativas de las ciudades. En cuanto a los vándalos, si bien éstos se expandieron por mar desde la península ibérica, el historiador destaca que durante mucho tiempo se dedicaron a la agricultura, antes de realizar dicha expansión.

Finalmente, consideramos la obra de Wolf Liebeschuetz, quien actualmente ostenta el cargo de Emeritus Professor, en la School of Humanities de la Universidad de Nottingham y es miembro del German Archaeological Institute. Liebeschuetz se interesó en el proceso de transformación del imperio romano tardío. En su artículo "Why did Jordanes Write the Getica?", analiza los posibles motivos que llevaron a este autor a redactar su obra. En tal sentido, entiende que habría sido la doble condición de Jordanes -un godo romanizado- la que lo habría llevado a interesarse en la historia, en especial, en las relaciones entre godos y romanos. Es esta problemática de la dualidad romano-germana la que, a juicio de Liebeschuetz, Jordanes tomó en consideración para explicar que la historia romana también era su historia. Tal dicotomía, además, le sirvió para explayar su idea de que, si bien ambos grupos tenían su propia relevancia, una relación positiva entre ellos resultaba ser muy benéfica para los dos.

Por otra parte, el historiador argumenta que la Getica de Jordanes estaba dirigida a la audiencia de la península de los Balcanes. Una prueba de esto es el hecho de que, en la obra, su autor no hace referencia alguna a la campaña militar que Justiniano estaba a punto de llevar a cabo en Italia; tampoco menciona las posibles consecuencias que podría tener tal conflicto bélico. Además, Jordanes no hace alusión al hecho de que godos y romanos deberían o podrían terminar fusionándose. Sí valora, por el contrario, los resultados que obtienen ambos pueblos cuando logran cooperar juntos.

A partir de este último postulado, Liebeschuetz estima que esta visión es la de un federado del imperio romano: un individuo que pasó la mayor parte de su vida sirviendo al imperio, sin dejar de sentirse leal a su propio pueblo. De tal manera, este individuo podría llegar a considerarse como romano, unirse a la aristocracia o participar de la cultura latina como cualquier ciudadano del imperio. Sin embargo, cuando comenzaron a desaparecer algunas de las instituciones romanas de Occidente, la lealtad de este federado pasó a pertenecer, en adelante, al estado monárquico sucesor que se constituyó en el territorio en el que se desempeñaba este hombre50.

Por otra parte, Liebeschuetz, en su trabajo "Gens into Regnum: the Vandals"51, afirma que este contingente se valió de la religión arriana para reforzar su identidad y poder así mantener la unidad de su reino sin depender por completo de la fuerza coercitiva52 -que, en este caso, estaba representada por el pueblo vándalo en su conjunto-. Sin embargo, tal unidad llevaría a establecer una marcada distinción entre romanos -que profesaban la fe católica- y vándalos -seguidores del arrianismo-. A su vez, esto traería como consecuencia las conocidas persecuciones hacia los católicos (en las cuales no se verían afectados los romanos que estaban vinculados a la corte del rey vándalo).

El autor concluye el capítulo argumentando que, de la misma manera en que los vándalos se hacían cargo de la fuerza militar en el reino, la población local romana se habría hecho cargo de las funciones administrativas. Además, en este caso se producía un intercambio cultural entre los miembros de las aristocracias de ambos pueblos, lo que implicaba un compromiso53 (sin el cual, continúa Liebeschuetz, esta sociedad no habría funcionado).

Finalmente, en su artículo "Citizen Status and Law in the Roman Empire and the Visigothic Kingdom"54, sostiene que la ciudadanía romana en el reino visigótico había perdido su significado práctico o retórico. Esto se debe a una serie de factores, entre los cuales desempeñó un papel fundamental la cristianización de la literatura. El historiador estima que no habría existido una diferencia cultural notable entre las elites visigodas y romanas debido a que, con el correr del tiempo, la educación fue quedando en manos de religiosos católicos tras la conversión al catolicismo de los visigodos. Además, estos religiosos se encargaban, por lo general, de la producción literaria. De tal manera, la literatura secular dejó de ocupar el primer lugar en la producción literaria y de ahora en más, el tipo imperante sería el de materia teológica y religiosa55.

Consideraciones finales

A lo largo de este trabajo, hemos procurado identificar a los principales autores y líneas de investigación de la temática relativa a la identidad de los pueblos bárbaros. De lo expuesto hasta el momento, estamos en condiciones de realizar una serie de reflexiones a manera de síntesis:

-podría decirse que muchos de los aportes más antiguos continúan siendo empleados a la hora de caracterizar las comunidades germánicas y los procesos que éstas atravesaron a partir del siglo I de nuestra era. Un ejemplo de ello son los conceptos proporcionados por Wenskus y Wolfram. Tras la huella de éstos, Pohl contribuyó a esta problemática con sus estudios sobre la identidad, al haber aplicado el paradigma de etnogénesis al análisis de los pueblos esteparios que se establecieron en Europa Central, durante la temprana Edad Media, como los ávaros y búlgaros. Además, el mismo autor continuó desarrollando y ampliando las nociones y temas que son el sello de esta corriente, como prueban algunos de los artículos citados en este trabajo;

-el surgimiento y rápido crecimiento de una línea canadiense- norteamericana de estudios sobre el problema que, a lo largo de los años, se esmeró por derribar los postulados de la escuela austríaca proponiendo un conjunto de argumentos más radicales. Estos investigadores niegan, por ejemplo, la existencia de una identidad colectiva entre los antiguos grupos germano-parlantes, como así también el hecho de que estos contingentes hayan contribuido con algo novedoso a la conformación de los reinos post-romanos. Asimismo, niegan que Escandinavia haya sido el lugar de origen del pueblo godo, como argumenta la Escuela de Viena;

-la aparición de un grupo de profesionales, cuya producción es el resultado de un diálogo con ambas vertientes. Estos revisionistas se diferencian del resto por construir sus argumentos a partir del cuestionamiento y examen crítico de las concepciones anteriores, junto con el correspondiente análisis de la evidencia literaria y arqueológica contemporánea, para así dar forma a nuevas perspectivas;

-finalmente, la existencia de una serie de autores cuya producción y vínculos varía con respecto al resto, con lo cual, en ocasiones resulta más difícil incluirlos en una línea determinada. No obstante, algunos de ellos -como Liebeschuetz, Coumert o Arce-, si bien no pueden ser agrupados con certeza dentro de las tres corrientes desarrolladas, no cabe duda de que recibieron cierta influencia de las otras vertientes, en especial, de la Escuela de Viena.

Por otra parte, hemos de decir que, en general, la mayoría de estos investigadores sostiene una visión atenuada del establecimiento de los pueblos bárbaros en los antiguos territorios del imperio romano. Según dicha visión, hubo escasos episodios de violencia acaecidos entre los soldados bárbaros que buscaban asentarse y la población romana.

Finalmente, la problemática continúa teniendo gran vigor en la actualidad, lo cual se manifiesta en el gran número de publicaciones existentes sobre ella, como así también por la importante comunidad académica que se dedica a la misma, la cual abarca varios países. De este modo, es posible encontrar un gran abanico de asuntos concernientes a las comunidades germano-parlantes, como ser, la problemática de su identidad, el uso de la ideología al que recurrían los soberanos bárbaros, el establecimiento de estos contingentes en territorios romanos, los procesos de migración y el carácter y objetivos que habrían tenido las obras narrativas pertenecientes al período, por citar sólo algunos.

 

Notas

1. Reinhard Wenskus presentó sus ideas en su trabajo Stammesbildung und Verfassung. En éste, la noción de Traditionskern constituyó un aporte fundamental para lo que serían las subsecuentes investigaciones sobre los temas de identidad y migración de estos pueblos. Dicha noción establece que fueron pequeños grupos de elites (y no grandes contingentes identificados como un solo pueblo), los que realizaron las migraciones, logrando la cooptación de seguidores en su camino, a medida que conseguían victorias y acumulaban riquezas. Wenskus designó como Stammesbildung el proceso por el cual, comunidades con orígenes diversos, eran agrupadas en un nuevo conglomerado étnico. A través de tradiciones antiguas y orales, tales grupos heterogéneos podían ser convencidos de que compartían un origen común con el grupo del que pasaron a formar parte. De esta manera, debían vivir conforme a determinados modelos y normas (lo que Wenskus llamaba Verfassung, "constitución"). Véase Walter POHL, "Ethnicity, Theory, and Tradition: A Response", en Andrew GUILLET (ed.), On Barbarian Identity. Critical Approaches to Ethnogenesis Theory, Turnhout, Brepols, 2002, pp. 221-240.         [ Links ]

2. Thomas F. X. NOBLE (ed.), From Roman Provinces to Medieval Kingdoms, Londres, Routledge, 2006, p. 9.         [ Links ]

3. Ibidem, pp. 8-9.

4. Véase Herwig WOLFRAM, History of the Goths, Los Ángeles, University of California Press, 1990, p. 106.         [ Links ]

5. Kuni y reiks son términos que pertenecen a la Biblia gótica. Según Wolfram, los godos utilizaban los mismos para designar ciertos elementos de su organización socio-política. En este caso, el primer vocablo significa la comunidad de origen, la cual era la unidad política más importante existente entre los tervingi. Reiks, por su parte, era aquel individuo que se encontraba en el corazón de la kuni: el líder y jefe guerrero más poderoso, quien poseía una casa y ejercía su autoridad sobre sus séquitos, entre los que se encontraban numerosos seguidores armados. Estos términos fueron considerados por Wolfram a partir de la traducción al gótico que Ulfilas realizó de la Biblia. Para más información, véase WOLFRAM, op. cit, pp. 96-97.

6. Walter POHL y Helmut REIMITZ (eds.), Strategies of Distinction; The Construction of Ethnic Communities, 300-800, Leiden, Brill, 1998, pp. 17-69.         [ Links ]

7. Walter POHL, "Frontiers and Ethnic Identities: Some Final Considerations", en Florin CURTA (ed.), Borders, Barriers and Ethnogenesis. Frontiers in Late Antiquity and the Middle Ages, Turnhout, Brepols, 2005, pp. 262.         [ Links ]

8. Ibidem.

9. Walter POHL, "Ethnicity, Theory, and Tradition: A Response", en Andrew GILLETT (ed.), On Barbarian Identity: Critical Approaches to Ethnicity in the Early Middle Ages, Turnhout, Brepols, 2002, pp. 227-228.         [ Links ]

10. Ildar GARIPZANOV, Patrick J. GEARY, Przemyslaw URBAŃCZYK (eds.), Franks, Northmen, and Slavs; Identities and State Formation in Early Medieval Europe, Turnhout, Brepols, 2008. p. 30.         [ Links ]

11. NOBLE (ed.), op. cit., pp. 299-313.

12. Estos apartados suelen ser, en palabras de Geary, más descriptivos que analíticos. Véase Patrick GEARY, "Central Politics: Kings, Their Allies and Opponents", French Historical Studies, vol. 19, n° 3 (1996), 757-763.         [ Links ]

13. Ian WOOD, The Merovingian Kingdoms, Nueva York, Longman, 1994.         [ Links ]

14. Ian WOOD, "The Mission of Augustine of Canterbury", Speculum, vol. 69, n° 1 (1994), 1-17.         [ Links ]

15. Para una revisión sobre los aspectos negativos de este texto, véase la reseña que realizó Alexander Callander MURRAY en Speculum, vol. 66, nº 2 (1991), 412-413.         [ Links ]

16. Patrick J. GEARY, Before France and Germany. The Creation and Transformation of the Merovingian World, Oxford y Nueva York, Oxford University Press, 1988, p. 14.         [ Links ]

17. De acuerdo a Goffart, en las fuentes narrativas solamente se encuentran registrados tres episodios en los cuales el asentamiento de los germanos implicó una expropiación. En uno de ellos, presente en el capítulo 28 del libro octavo de las Variae de Casiodoro, Tanca, un germano, tomó para sí la finca que pertenecía a Constantius y Venerius. Estos pasajes son considerados por el autor como válidos para ilustrar que, tanto en Galia como en Italia, la expropiación de solares romanos no era condición de base para llevar a cabo los asentamientos de los bárbaros sino una consecuencia que podía traer este proceso a futuro, si los romanos se atrasaban en sus pagos o si tenían como superior a un godo ávido.

18. A través de los años, fueron surgiendo numerosas críticas a este modelo. No es nuestro objetivo detallar todas ellas. Sin embargo, podemos citar el comentario que realizó Wolf Liebeschuetz, quien afirma que la debilidad de esta teoría reside en varios puntos. En primer lugar, considera que la ausencia de resentimiento y conflicto entre los propietarios romanos y los godos asentados se debe a que la península itálica, es un territorio extenso. Por lo tanto, 25.000 hombres junto a sus familias podrían haber hallado lugar allí sin encontrar mucha oposición por parte de los terratenientes existentes. En segundo término, no contamos con una fuente narrativa que describa la historia de Italia en tiempos de Teodorico. En tercer lugar, todas los casos que describen el proceso de establecimiento de estos pueblos se desprenden de fuentes que fueron redactadas varias décadas después de concertados los acuerdos originales -por lo tanto, estas fuentes podrían reflejar la época en la que fueron escritas en lugar de las condiciones que intentan describir-. Finalmente, para Liebeschuetz, hay escasa evidencia para probar esta teoría. Véase, de este autor, "Cities, Taxes and the Accommodation of the Barbarians; The Theories of Durliat and Goffart", en Thomas NOBLE, From Roman Provinces to Medieval Kingdoms, Nueva York, Routledge, 2006, pp. 257-269.         [ Links ]

19. Walter GOFFART, Barbarians and Romans, A. D 418-584. The Techniques of Accommodation, Princeton, Princeton University Press, 1980, pp. 40-55.         [ Links ]

20. Walter GOFFART, The Narrators of Barbarian History (A. D. 550- 800): Jordanes, Grefory of Tours, Bede, and Paul the Deacon, Nueva Jersey, Princeton University Press, 1988.         [ Links ]

21. Ibidem, p. 432.

22. Walter GOFFART, "Jordanes's Getica and the Disputed Authenticity of Gothic Origins from Scandinavia", Speculum, vol. 80, nº 2 (2005), 379-398.         [ Links ]

23. Ibidem, p. 397.

24. Básicamente ésta es la interpretación que nos proporciona Liebeschuetz, que se encuentra resumida más adelante.

25. Ibidem, p. 396-397.

26. Guy HALSALL, Barbarian Migrations and Roman West 376-568, Nueva York, Cambridge University Press, 2007, p. 18.         [ Links ]

27. Alexander Callander MURRAY, Germanic Kinship Structure: Studies in Law and Society in Antiquity and the Early Middle Ages, Wetteren, Universa, 1983.         [ Links ]

28. Ibidem, p. 47.

29. Ibidem, p. 56.

30. Véase Thomas Hylland ERIKSEN, Ethnicity and Nationalism: Anthropological Perspectives, Londres, Pluto Press, 1993.         [ Links ]

31. En este caso, el historiador adopta como ejemplo los postulados de Wolfram, a los cuales no adhiere por completo.

32. Patrick AMORY, People and Identity in Ostrogothic Italy, 489-554, Cambridge, Cambridge University Press, 1997, p. 314.         [ Links ]

33. Tradicionalmente, en la problemática de las migraciones germánicas, la mayoría de los autores considera a las mujeres como las transmisoras del idioma y la cultura. Véase Peter HEATHER, Empires and Barbarians. The Fall of Rome and the Birth of Europe, Nueva York, Oxford University Press, 2010, p. 297.

34. GARIPZANOV, GEARY, URBAŃCZYK (eds.), op. cit., p. 31.

35. Para este autor, el ejército habría reunido a varios contingentes germánicos en su estadía en la península de los Balcanes. Posteriormente, tras la derrota de Odoacro, este cuerpo militar habría incorporado a las tropas hérulas que fueron vencidas. Finalmente, tras su permanencia en Italia, habría incluido en sus filas a soldados y grupos de origen romano.

36. Para Amory, esto se debe a que, si bien un nombre germánico puede ser de origen gótico, también cabe la posibilidad de que pertenezca a otra lengua germánica.

37. AMORY, op. cit., pp. 88-89.

38. Guy HALSALL, Settlement and Social Organization: The Merovingian Region of Metz, Cambridge, Cambridge University Press, 2002.         [ Links ]

39. Peter HEATHER, "Settlement and Social Organization: The Merovingian Region of Metz", The English Historical Review, vol. 112, 449 (1997), 1225-1226.         [ Links ]

40. Guy HALSALL, Barbarian Migrations and the Roman West 376-568, Cambridge, Cambridge University Press, 2007, p. 34.         [ Links ]

41. HEATHER, op. cit., en nota 33.

42. Bryan WARD-PERKINS, La caída de Roma y el fin de la civilización, Madrid, Espasa Calpe, 2007.         [ Links ]

43. "Los historiadores actuales parecen sentirse más cómodos discutiendo «el ascenso» de esto o aquello, pues no hay entonces en su vocabulario peligro alguno de que a nadie se critique, o que se emita juicio alguno de valor negativo; sucede más bien lo contrario: se da en la espalda a cada uno su palmadita tranquilizadora. Tal es -creo yo- el problema primero de la nueva forma de ver el final del mundo antiguo: si surge un punto delicado, se suaviza integrándolo en una transformación de la sociedad paulatina y esencialmente positiva. Se establece a los invasores germanos en las provincias romanas pacíficamente, y la cultura de Roma va evolucionando hacia nuevas formas de manera progresiva. Jamás nada marcha terriblemente mal: descensos graves y cambios abruptos no conoce esta versión del pasado -por no hablar de rupturas completas-, sino que todo avanza en la misma línea horizontal, o incluso en una ligeramente ascendente" -WARD-PERKINS, op. cit., p. 131-.

44. La lista de autores que presentamos en este apartado no es exhaustiva. Nuestro deseo es sólo el de proporcionar una aproximación inicial a la problemática.

45. Magali COUMERT, Origines des Peuples. Les récits du Haut Moyen Âge occidental (550-800), París, Institut d'Études Augustiniennes, 2007.         [ Links ]

46. Ibidem, p. 539.

47. Ibidem, p. 549.

48. Javier ARCE, Bárbaros y romanos en Hispania, 400-507 A. D., Madrid, Marcial Pons, 2005.         [ Links ]

49. La crónica de Hidacio califica el siglo V como el del fin del mundo. Su literatura apocalíptica está llena de presagios y otras catástrofes, las cuales están relacionadas con la llegada de los suevos, vándalos y alanos a la península ibérica. Véase ARCE, op. cit., pp. 21-29.

50. Wolf LIEBESCHUETZ, "Why did Jordanes Write the Getica?", Antiquité Tardive, 19 (2011), 295-302.         [ Links ]

51. Wolf LIEBESCHUETZ, "Gens into Regnum: The Vandals", en H. W. GOETZ, F. FARNUT, W. POHL (eds.), Regna and Gentes; The Relationship Between Late Antiquity and Early Medieval Peoples and Kingdoms in the Transformation of the Roman World, Leiden, Brill, 2003, pp. 55-83.         [ Links ]

52. "Nevertheless, as can be observed in the history of the Byzantine Empire, and more recently of Greece, and Ireland, and Poland, and many other countries, a particular brand of Christianity can become an extremely powerful factor in creating regional, ethnic, or national sentiments of solidarity" -LIEBESCHUETZ, op. cit., p. 77-.

53. "Culturally too there was compromise. Romans wore Vandal dress, leading Vandals took up the way of life of members of the Roman ruling class, including in some cases at least the higher literacy. Without such compromises the society could not have worked. Even so plenty of tension remained", op. cit., p. 83.

54. Wolf LIEBESCHUETZ, "Citizen Status and Law in the Roman Empire and the Visigothic Kingdom", en Walter POHL, Helmut REIMITZ (eds.), Strategies of Distinction; The Constructon of Ethnic Communities, 300-800, Leiden, Brill, 1998, pp. 131-152.         [ Links ]

55. LIEBESCHUETZ, "Citizen Status…", pp. 151-152.

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