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Temas medievales

Print version ISSN 0327-5094

Temas mediev. vol.20 no.1 Buenos Aires Jan./June 2012

 

NOTAS CRÍTICAS

Adler, Eric, Valorizing the Barbarians. Enemy Speeches in Roman Historiography, Austin, University of Texas Press, 2012 (269 pp.).

A partir de la publicación de la obra Orientalism, de Edward Said, en la década de los años 70 del siglo pasado, la crítica literaria y la teoría postcolonial experimentaron no sólo una ampliación sino también una renovación teórica. Naturalmente, tal renovación teórica continuó durante las últimas décadas del siglo XX y, como no podía ser de otra manera, influyó asimismo en los estudios clásicos y medievales. De tal forma, las perspectivas históricas sobre el imperialismo y el colonialismo romano también fueron afectadas por los cambios que aportaron estos paradigmas.

Un tema que supo estar en centro de numerosas discusiones, a través de los años, es el de las maneras en que los historiadores romanos descalificaban -consciente o inconscientemente- a los no romanos. La obra que aquí reseñamos se enmarca dentro de esta tradición. En ella, el objetivo del autor consiste en presentar un análisis comparativo entre diversas obras de los historiadores de la Roma republicana tardía y tempranoimperial, tomando como punto de partida la capacidad de cada escritor latino de valorar a los bárbaros, como así también a su propia cultura. Para ello, Adler se sirve de los discursos militares que tales escritores de la Antigüedad ponen en boca de los líderes extranjeros, ante sus tropas, previo a las batallas. De la misma manera, el autor recurre, en ciertas ocasiones, al análisis de arengas atribuidas a determinados líderes militares romanos (como Publio Cornelio Escipión), a fin de realizar una posible comparación.

Para llevar a cabo esta tarea, el historiador norteamericano examina determinados topoi presentes en la historiografía de la Antigüedad clásica y de la Antigüedad tardía, como ser, la codicia y corrupción de Roma, los motivos que llevaron a los latinos a realizar una expansión territorial, la guerra justa y la incidencia de la ley fecial y la caracterización de la mujer, entre otros.

El libro está dividido en tres partes -donde cada una cuenta con dos capítulos-, las conclusiones correspondientes, un anexo interesante (en el cual el autor incluye un recuento de los textos en idioma original junto con las traducciones que él mismo realizó) y, finalmente, las notas de cada capítulo y la bibliografía empleada.

En la primera parte, Adler compara los discursos que Salustio (capítulo 1) y Pompeyo Trogo (capítulo 2) pusieron en boca del rey del Ponto, Mitrídates VI, en el marco de las guerras mitridáticas. De este análisis, el historiador concluye que la Epistula Mithridatis es un documento que denuncia la política internacional llevada a cabo por los romanos en Oriente, más precisamente, el intervencionismo que ejercían en Partia. Además, Salustio condena el problema de la corrupción que existía detrás de la aplicación de la ley fecial, ya que ésta brindaba una excusa perfecta para llevar adelante las campañas militares. Lo interesante del caso es ver cómo este autor, oriundo de Sabinia, realizó una crítica tan profunda a la sociedad a la que él mismo pertenecía.

Por otra parte, el historiador norteamericano nos presenta a un Pompeyo Trogo que, si bien critica el imperialismo de Roma, se muestra más a favor del mismo en comparación con Salustio. Lo que llama poderosamente la atención, en este caso, es el hecho de que este autor poseía antecedentes galos, con lo cual, el análisis que realizó Adler presenta grandes diferencias con respecto a ciertos postulados previos (los cuales sostienen que existía un sentimiento pro-gálico en los trabajos de este escritor latino). Trogo critica también - al igual que Salustio- la agresividad y voracidad romanas que llevan a la expansión sin límites de este pueblo pero la diferencia en este caso es que los tópicos de corrupción y codicia poseen una importancia menor respecto del esquema salustiano.

En la segunda parte del libro, Adler compara las proclamas que Polibio de Megalópolis y Tito Livio pusieron en boca de Aníbal en el contexto de las Guerras Púnicas. Aquí, el historiador afirma que ambos escritores estaban más a favor de Cartago que de Roma. En el caso de Polibio, esto se debe a que él no describió a Aníbal como un tirano del este (tal como hicieron Salustio y Trogo con Mitrídates). Tampoco hay muchos indicios de estereotipos vinculados al "otro" en las arengas de Aníbal. Ocurre algo similar -pero al mismo tiempo más complicado- con el análisis de las oraciones de Livio: sus valoraciones sobre el imperialismo y el colonialismo romano resultan algo confusas y, a la vez, contradictorias. Adler afirma que esto se debe a que no hay un consenso común entre las opiniones que, sobre el imperialismo romano, ofrecen los protagonistas de la obra de Livio.

Así, en los discursos de Escipión, los cartagineses son caracterizados como esclavos por parte de Tito Livio, presentando a Roma con una actitud condescendiente hacia sus enemigos de Cartago. Pese a esto, no es posible hallar un retrato ideal de los cartagineses o su líder, como tampoco se aprecia una nota humillante acerca de ellos en las proclamaciones que nos proporciona Livio. Finalmente, en la tercera parte de esta obra, Adler nos ofrece una comparación entre los discursos de Boudica, aportados por Tácito y Dion Casio. En el primer caso, el discurso de Boudica sirve para destacar la mala administración que implementaban los romanos en sus colonias y, a través de la rebelión que llevó a cabo la reina guerrera, Adler considera que Tácito estaba realizando una crítica hacia el autoritarismo del emperador. Por otra parte, en el mismo Tácito hay una doble caracterización de romanos y bárbaros en torno al género: Boudica es retratada como un jefe guerrero, subrayando la masculinidad del pueblo y la feminidad de los romanos. Sin embargo, estos bárbaros son, a su vez, afeminados al contar con una mujer para dirigirlos y al carecer de disciplina -ya que, para los romanos, esta característica era propia del varón-.

Dion Casio, a diferencia de Tácito, está más interesado en criticar, a través de la descripción de los acontecimientos, el caos fiscal que trajo consigo el expansionismo romano. Por otra parte, insiste en el aspecto primitivo de los icenos -recurriendo al imaginario clásico que los romanos tenían para representar a los bárbaros-, mientras que también caracteriza la sociedad romana como afeminada y debilitada por la tiranía y la haraganería. Se trataría, de acuerdo con Adler, de un caso de desequilibrio de género: la conquista volvió afeminado al vencedor y masculino al vencido. Sin embargo, todas estas interpretaciones que provee Casio no están libres de los estereotipos propios de su bagaje cultural.

Para concluir, podemos decir que se trata de una obra compleja pero muy interesante destinada, particularmente, al público especializado en estos temas, como así también a aquellos académicos que se dedican al estudio de la Antigüedad clásica y, en particular, al de la Roma republicana e imperial. El trabajo constituye, asimismo, un valioso aporte para una corriente de análisis post-coloniales aplicados al estudio de esta etapa. En este caso, su autor ha tratado de revisar los alcances y teorías presentados hasta la fecha, contribuyendo personalmente en la construcción de nuevas perspectivas sobre el tema en debate.

Fernando Ruchesi

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