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Mastozoología neotropical

versão impressa ISSN 0327-9383versão On-line ISSN 1666-0536

Mastozool. neotrop. v.11 n.1 Mendoza jan./jun. 2004

 

Acerca de la mastozoología uruguaya

Al momento de escribir acerca de la mastozoología uruguaya (en adelante MU) dos de los aspectos que se pueden ponderar son el conocimiento que se tiene de los mamíferos que habitan el territorio uruguayo y las actividades de investigación sobre mamíferos, uruguayos o no, realizadas en instituciones de Uruguay. En esta editorial me centraré en este último aspecto, poniendo énfasis en su situación actual y haciendo algunas proyecciones hacia su futuro cercano1.
   Uruguay tiene una superficie continental de 176.215 km2(un poco más grande que la provincia argentina de Mendoza y algo más chico que el estado brasilero de Paraná) y alrededor de 142.000 km2de aguas jurisdiccionales y mar territorial. La mastofauna reciente de Uruguay comprende aproximadamente 110 especies nominales; algunas de la cuales, como el hormiguero Myrmecophaga tridactyla y el pecarí de collar Pecari tajacu, han sido desafortunadamente extirpadas del país en tiempos históricos. Un 30% de los mamíferos uruguayos vivientes son marinos (cetáceos y pinípedos); entre las especies terrestres, la mayoría (alrededor del 60%) son roedores y quirópteros.
   Con relación a las mastofaunas de los restantes países sudamericanos, la uruguaya es considerada, o al menos lo ha sido, como una de las mejor conocidas. Sabemos relativamente bien qué hay y dónde, situación que obviamente no significa que en el futuro no se vayan a ampliar los rangos conocidos de algunas formas, citar nuevas especies para el país, ni describir nuevos taxones2. A la vez y sin ser necesariamente una contradicción con la afirmación anterior, es un hecho que de los mamíferos uruguayos se sabe poco más que su distribución y aspectos rudimentarios de selección de hábitat, dieta y reproducción. Esta última información ha sido mayormente recabada por los colectores y preparadores de los especímenes; es decir que poca de esta información ha sido obtenida en el marco de estudios ecológicos propiamente dichos. Algunas excepciones constituyen lo que sabemos del venado de campo Ozotoceros bezoarticus, la franciscana Pontoporia brainvillei, los lobos marinos Arctocephalus australis y Otaria flavescens y los tucu-tucus Ctenomys spp.
   La mayor parte de los estudios mastozoológicos uruguayos se llevan a cabo en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, que es a su vez la única institución uruguaya que brinda formación de grado y posgrado en ciencias naturales y la que aloja una de las dos colecciones mastozoológicas más importantes del país. También se investiga en mastozoología en otras reparticiones estatales, especialmente en el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y en el Museo Nacional de Historia Natural y Antropología (donde está la otra colección mastozoológica significativa) y en el marco de algunas ONGs.
   La comunidad mastozoológica uruguaya es pequeña; está integrada por un puñado de investigadores profesionales, (muy) pocos estudiantes de posgrado, varios estudiantes de grado y algunos investigadores independientes. Como es de esperar, el reducido tamaño de la comunidad local condiciona en varios aspectos sus actividades. Por un lado es el factor limitante para la concreción de distintas iniciativas; por ejemplo, una revista uruguaya de mastozoología, al menos hoy, no tendría sentido y probablemente una sociedad uruguaya de mastozoología tampoco. Más importante, una comunidad de investigadores numéricamente reducida lleva a que no todas las áreas de investigación mastozoológica sean cubiertas en Uruguay. De este modo, muchos aspectos de los mamíferos autóctonos permanecen desatendidos; hecho que también repercute negativamente en la formación de los estudiantes. En este sentido, vale destacar que los investigadores radicados en Uruguay en condiciones de orientar posgrados somos muy pocos (alrededor de cinco o seis) y que además podemos formar estudiantes en un número limitado de áreas. Por lo tanto, es de esperar que durante los próximos años muchos de los interesados en mastozoología deban continuar formándose en el exterior. En estos casos, el desafío del país radica en poder brindarles oportunidades para su reinserción.
   Tradicionalmente la MU se ha centrado en sistemática y taxonomía alfa y, en menor medida, en historial natural. Con una mayor sofisticación, dada fundamentalmente por una explícita puesta a prueba de hipótesis, las primeras continúan siendo las disciplinas centrales de la MU. Afortunadamente, en los últimos años la MU se ha expandido para cubrir aspectos más amplios de biología evolutiva (ej., estudio de procesos de diferenciación) y también conservación, comportamiento y otros aspectos de autoecología. Es de destacar el reciente incremento de los estudios de los mamíferos silvestres con relación a las zoonosis. También merece mencionarse el recobrado interés por la fauna parasitaria de los mamíferos uruguayos. De lo dicho anteriormente se desprende que el grado de consolidación de las distintas disciplinas relacionas al estudio de los mamíferos en Uruguay es dispar. Es de esperar que en los años venideros la mayoría de estas disciplinas se fortalezcan y que algunas se consoliden.
   En consonancia con lo anterior, la cobertura taxonómica de los grupos estudiados sigue siendo reducida; es así que la mayoría de los investigadores seguimos estudiando roedores, cetáceos y pinípedos. Afortunadamente, en tiempos recientes se ha consolidado una línea de investigación en cérvidos y se están retomando las investigaciones en quirópteros cánidos, al igual que iniciando estudios de otros grupos.
   Con relación a las interacciones con colegas del exterior, puede considerarse que la comunidad mastozoológica uruguaya es muy abierta. Esto se debe fundamentalmente a dos razones, una intrínseca a la comunidad local de investigadores y otra impuesta por la mastofauna uruguaya. Como los mastozoólogos radicados en Uruguay somos pocos, en muchas oportunidades no encontramos interlocutores en el país, es así que en muchos casos debemos buscarlos en el exterior. Al mismo tiempo, el aspecto de la mastofauna uruguaya que condiciona parte de la investigación mastozoológica uruguaya es el hecho de que una sola especie, un ratón hocicudo (Oxymycterus josei), es endémica del país. Mas allá de lo anecdótico, este hecho no es menor, porque implica que aquellos interesados en la taxonomía, sistemática y biogeografía de las especies nativas debemos, en mayor o menor medida, incorporar a nuestros estudios poblaciones del exterior del país. Esto lleva a que gran parte de los mastozoólogos uruguayos interactuemos y colaboremos en forma activa con colegas del exterior. Son estas mismas interacciones las que llevan a otra peculiaridad de la MU: buena parte de su producción se centra en el estudio de taxones de otros países (incluyendo Argentina, Brasil, Paraguay y Estados Unidos) y esto en relación con estudios que no involucran poblaciones uruguayas.
   En relación con lo anterior, es de interés remarcar que de un tiempo a esta parte el estudio de la mastofauna local pasa fundamentalmente por instituciones uruguayas. Si bien existen colaboraciones con colegas extranjeros para estudiar la mastofauna de nuestro país, hoy por hoy son muy escasos los estudios llevados a cabo sin participación de investigadores uruguayos3. Claramente, esto no es causa de algún tipo de proteccionismo; por el contrario, seguramente es un reflejo de la poca atención que tradicionalmente ha recibido la mastofauna de Uruguay por parte de investigadores de otros países. Sirva como argumento de lo anterior el hecho de que en el siglo XX sólo dos expediciones extranjeras han colectado en Uruguay, una del Field Museum of Natural History (Chicago, USA) en la década de 1920 y la mayor (algo más de 1100 especímenes), a principios de la década de 1960, por parte del American Museum of Natural History (New York, USA). Es así que estos dos museos, junto con el National Museum of Natural History (Washington, D.C., USA), en el que se depositaron algo más de 400 especímenes de mamíferos marinos (mayoritariamente franciscanas) colectados a principios de la década de 1970, son los únicos museos de América del Norte que cuentan con cantidades importantes de ejemplares uruguayos. Otra forma de ver lo anterior es el resultado de un relevamiento de los acervos de las colecciones mastozoológicas de Canadá y Estados Unidos, que indica que los ejemplares uruguayos depositados más recientemente datan de la primera mitad de la década de 1990. Estos son pocos (alrededor de 40) y fueron colectados en el marco de colaboraciones de investigación4.
   Como es de imaginar, la investigación mastozoológica uruguaya se ve condicionada por otros factores además del reducido tamaño de la comunidad que la lleva a cabo y de las peculiaridades de la mastofauna local. El financiamiento inadecuado, que a esta altura se vive como algo perenne, restringe todas las áreas de investigación en Uruguay, incluyendo la que acá nos interesa. La obviedad del efecto perjudicial de este hecho exime de mayores comentarios. Sólo mencionaré un área que me preocupa en particular por la influencia mayor que tiene en la actual MU y su futuro cercano y a mediano plazo. Entiendo que en gran medida el desarrollo de la MU –y, más en general, de la zoología– radica en el incremento del número de investigadores. Esto se logra mediante una combinación de un sólido programa de posgrados, la captación de investigadores ya formados y, algo que no siempre resulta obvio, la retención de los investigadores actuales. El financiamiento actual conspira contra estos tres aspectos. Desafortunadamente, al ser Uruguay uno de los países de América Latina que invierte el menor porcentaje de su PBI en ciencia y tecnología, los efectos nefastos a mediano y largo plazo de esta política son y serán difíciles de mitigar, incluso cuando se produjese un cambio sustancial –que hoy no se avizora– de este escenario. Por lo tanto, al menos en los papeles, durante los próximos años seguiremos siendo un país exportador de muy buenos estudiantes (de los cuales muchos no volverán) en el cual muchos investigadores formados no encuentren lugar para desarrollar sus tareas.
   A pesar de todo, creo que las perspectivas de la MU son buenas. Esta afirmación, que en alguna medida contradice lo expresado anteriormente, no es sólo propiciada por mi optimismo y profundo deseo de que la situación mejore, ni tampoco es sólo otra expresión de la legendaria y cada vez más esquiva “garra charrúa”. Seguro algo de todo eso cuente; pero también hay hechos más tangibles que me hacen pensar que la MU mejorará a corto-mediano plazo. Uno es que la MU actual es significativamente mejor que la de hace 10 ó 20 años. Esto se refleja en el incremento de los temas tratados, una mayor elaboración de los estudios realizados y un aumento en el número de publicaciones producidas en Uruguay, las que en gran proporción se publican en las principales revistas del campo y en otras definidas por temas o métodos. Si esta tendencia continúa –no creo que hayamos alcanzado nuestro techo– la MU del 2014 será sensiblemente mejor que la de hoy.
   El segundo aspecto que sugiere que las perspectivas de la MU son buenas es que varios estudiantes de grado están interesados en el estudio de los mamíferos. Dichos estudiantes tienen un abanico bastante amplio de intereses, indudablemente mayor que el de los mastozoólogos profesionales. Dependerá de nosotros, los que ocupamos puestos docentes de investigación, estimular su interés y, de alguna manera, propiciar el surgimiento de oportunidades laborales en Uruguay.
   Otro hecho favorable es que se constata un interés mayor, tanto de parte de la comunidad académica del país como del público general, en las tareas por nosotros desarrolladas. Por ejemplo, las interacciones entre mastozoólogos investigadores interesados en otros aspectos de la biología son más comunes que antes. De la misma forma, el público general esta ávido de consumir parte del conocimiento por nosotros generado. Es así que la Guía de Campo de los Mamíferos Uruguayos de E. M. González se ha vendido en buen número y que los cursos de Mastozoología dictados por la ONG Vida Silvestre siempre cuentan con muy buena asistencia. Todo esto lleva a pensar que la MU crecerá en los próximos años.
   Para finalizar, y partiendo desde Uruguay y yendo hacia la región, considero muy bueno el hecho de que en la actualidad las interacciones entre los mastozoólogos del Cono Sur sean bastante más habituales y fructíferas que las que existían cierto tiempo atrás, donde las relaciones eran más bien Norte-Sur. Cada vez es más usual ver estudios coautorados por investigadores de instituciones de más de un país de la región. También se está volviendo frecuente que estudiantes de un país hagan posgrados o pasantías en otros países hermanos de la región. Seguramente estas colaboraciones se acentúen en los años venideros. Es lo deseado. En la misma línea, hoy por hoy la SAREM funciona, en gran medida, como una sociedad mastozoológica del Cono Sur. Las Jornadas Argentinas de Mastozoología son encuentros regionales. Mastozoología Neotropical llega hoy también a los socios de la Sociedade Brasileira de Mastozoologia, incrementándose así el número de lectores y de potenciales contribuidores. Por lo tanto, como forma de incentivar y formalizar los lazos entre los mastozoólogos de la región, es mi deseo que pronto cristalice la primera reunión conjunta de la SAREM y la Sociedade Brasileira de Mastozoologia.
   Más allá de las limitaciones propias y comunes que nuestros países presentan para el desarrollo de actividades en torno al estudio de los mamíferos, en general éstas se están incrementado5y es de esperar que esta tendencia continúe. Está en nosotros el maximizar el provecho que obtengamos de ellas y también cumplir el compromiso de seguir generándolas. Sólo así lograremos consolidar un polo de referencia en estudios mastozoológicos en el sur de América del Sur.

Guillermo D´Elía
Sección Evolución, Departamento de Biología Animal,
Facultad de Ciencias, Universidad de la República, Uruguay
<guillermo@fcien.edu.uy>

NOTAS

1.La “Guía de Campo de los Mamíferos de Uruguay” (2001; Vida Silvestre, Montevideo) y la lista comentada (2000; Jornadas sobre Animales Silvestres, Desarrollo Sustentable y Medio Ambiente, pp. 58-73), ambas de Enrique M. González, constituyen las síntesis más actualizadas del conocimiento de los mamíferos uruguayos. Aquellos interesados en una perspectiva histórica del conocimiento de los mamíferos de este país pueden consultar el artículo de Álvaro Mones (2001; Com. Zool. Mus. Hist. Nat. Montevideo, 197:1-20).
2.Desde el 2000 a la fecha se han descrito, en base a ejemplares colectados en Uruguay, una especie de sigmodontino y dos subespecies de Ozotoceros nuevas para la ciencia. Al mismo tiempo, en este período se han citado por primera vez para el país dos comadrejas, un sigmodontino, tres murciélagos y un lobo marino. Si se toma el segmento que va desde 1998 se deben agregar a esta lista la descripción de un sigmodontino nuevo para la ciencia y la cita de un nuevo marsupial y un nuevo murciélago para el país.
3.Algunas de las excepciones recientes, al menos denotadas por las líneas autorales, incluyen estudios comportamentales de Arctocephalus australis y de Cavia magna y de taxonomía alfa de Necromys (este último, en el marco de una revisión que iba más allá de las poblaciones uruguayas).
4.Como dato anecdótico merece mencionarse que en 1890 Oldfield Thomas colectó en las afueras de Montevideo; llamativamente, más allá de menciones colaterales a estos ejemplares, Thomas no publicó nada en base a éstos.
5.Por ejemplo, el primer congreso boliviano de mastozoología se llevará a cabo en Santa Cruz del 31 mayo al 3 de junio de 2005.

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