Comentarios sobre el III Congresso Brasileiro de Mastozoologia

Ulyses F. J. Pardiñas

Centro Nacional Patagónico. Puerto Madryn, Argentina

   En el marco geográfico de la mata atlántica de Praia Formosa (Aracruz, Espiritu Santo, Brasil), con playas extensas, retazos de selva y equímidos como Chaetomys subspinosus deambulando por las habitaciones, se desarrolló durante los días 12 al 16 de octubre de 2005 el III Congresso Brasileiro de Mastozoologia (IIICBMz; organizadores: V. Fagundes, L. Pires Costa, Y. Leite y S. Mendes).
   Tres características como primera impresión:
   a) El IIICBMz fue totalmente realizado en el Centro de Convenções do Sesc, una infraestructura imponente con amplia capacidad de hospedaje, centro de convenciones para 2000 personas, numerosas salas, restaurantes, piscinas y enormes espacios verdes.
   b) Algunos números de este congreso siguen en la misma línea: 722 inscriptos (incluyendo 60 disertantes invitados), 9 mini-cursos, 10 mesas redondas, 9 conferencias, 475 trabajos presentados, 30 monitores encargados de una organización quasi impecable.
   c) Solamente tres argentinos asistiendo al congreso.
   Comentar brevemente el programa académico sería decir que no quedó ningún aspecto de la mastozoología neotropical sin representación. Desde cuestiones teóricas, como el desarrollo de la mandíbula, hasta prácticas, como la aplicación del geoprocesamiento de datos en la definición de unidades de conservación, todos tuvieron lugar en el IIICBMz. Especialmente destacables (disculpen el sesgo, pero uno asiste a lo que puede y le gusta) algunas conferencias (cuando uno pensaba que Jim Patton ya no podía sorprendernos, una exposición que hizo contener el aliento a un auditorio colmado nos indica que viene una verdadera revolución en los aspectos curatoriales, metadatos, tecnología y genética de la mano de este "gentlemanÏ de la Biología ), algunas mesas redondas (Alexandre Percequillo y su mesa sobre colecciones, donde queda claramente manifiesta la importancia de las mismas para la comunidad mastozoológica brasileña, la interacción a diferentes escalas y con diferentes interlocutores) y también algunas sesiones orales y de paneles. Globalmente, es patente, por el número y tenor de las presentaciones, la importancia y masa crítica de biólogos que vienen ejecutando trabajos de campo en el marco de diagnósticos ambientales. Decenas y decenas de pósteres que parecen calcados: ubicación geográfica, materiales y métodos breves, pequeño listado taxonómico sin mayor referencia ni destaque, algunas fotos de animales en vivo, punto. Es incierto hipotetizar acerca de dónde puede terminar todo esto. Por un lado, está claro que existe una ganancia real de información, un ejemplo: ratones rarísimos (e. g., Abrawayaomys ruschii ) conocidos por uno o dos ejemplares en los últimos 100 años, a partir de estos nuevos trabajos de campo cuentan con un número de materiales que permite novedosos estudios. Por otro lado, el aumento de dato espurio o con escaso fundamento -especialmente por determinaciones taxonómicas sumarias, datos distribucionales erróneos- puede tener ciertamente un impacto importante en proyecciones de biodiversidad y esquemas biogeográficos. Aún así, si la opción fuera hacer o no estos estudios de diagnóstico ("líneas de base" como muchos gustan emplear), claramente me inclinaría por la postura patente en Brasil: hacerlos, a montones, permanentemente.
   Algo por demás destacable durante el IIICBMz fue la impecable organización, el manejo de tiempos y la hospitalidad. Al menos todo lo que me tocó asistir estuvo en horario, los equipos electrónicos funcionando a la perfección, la entrega de material audiovisual en forma permanente, los moderadores siempre atentos. Si esto fue producto de la contratación de una empresa dedicada a la organización de eventos -como fue el caso del IIICBMz- no le quita mérito en absoluto. Es más, sugiere que bien podría, con un poco más de dinero, implementarse en nuestras jornadas (JAM) este tipo de servicios. Creo que también ayudó mucho en esta "aceitada" organización la existencia de una infraestructura acorde capaz de contener la masa de asistentes, con salas apropiadas, la concentración de toda la gente en un mismo espacio y otros detalles. Entre estos últimos, muy rescatables y aplicables a las JAM, me parecen los inicios de actividades a una hora razonable (las 10 a .m.) y las sesiones de paneles vespertinas con prolongada permanencia de los autores frente a sus obras.
   El IIICBMz demuestra sin lugar a dudas que este tipo de eventos bianuales, pese a su juventud, han ganado un papel protagónico en la comunidad mastozoológica brasileña. Con la perspectiva que me brinda el haber asistido a los dos anteriores (Porto Alegre en el 2001 y Belo Horizonte en el 2003), también me siento en condiciones de caracterizarlos muy suscintamente: a) todo indica que seguirán siendo eventos masivos, con más de 500 asistentes; b) todo indica que seguirán con la misma filosofía de ser eventos fundamentalmente brasileños, con una participación de más del 90% de inscriptos con esa nacionalidad; c) todo indica que la diversidad de temáticas tratadas seguirá siendo muy amplia, sin algunos de los sesgos que caracterizan a nuestras reuniones (e. g., escasa o nula asistencia de paleontólogos, reducida participación de especialistas en mamíferos marinos).
   Cabe preguntarse más profundamente las razones de esa nula participación de mastozoólogos argentinos en los congresos de Brasil. Antes, es menester destacar que desde hace años numerosos colegas brasileños, principalmente de Rio Grande do Sul, pero también de otros estados, asisten regularmente a nuestras JAM (y también a otros encuentros científicos argentinos, como las tradicionales Jornadas Argentinas de Paleontología Vertebrados, organizadas por la Asociación Paleontológica Argentina). Sin dudas el aspecto económico restringe fuertemente la participación, especialmente para becarios, doctorandos y jóvenes investigadores. Pero hoy día mucha gente cuenta con subsidios que permiten salvar este aspecto. ¿Será entonces que la comunidad mastozoológica argentina no visualiza a los congresos de Brasil como un marco deseable y relevante para exponer los resultados de sus investigaciones? Pero, tal cual fue en Cochabamba (1 er Congreso Nacional de Mastozoología en Bolivia, 2005), ¿dónde realmente se está discutiendo la mastozoología neotropical si no es en estos ámbitos?, ¿será que el idioma portugués agrega una cuota de dificultad en la interacción? Sinceramente, creo que el problema central pasa por una cuestión idiosincrásica. Llevamos muchos años de una conducta autista, básicamente reflejada en una posición "puertas adentro", sin interacción con nuestros colegas sudamericanos y con aspiración cipaya. ¡Debemos romper el bloqueo que nos auto-imponemos! En esta línea de argumentación resulta auspicioso considerar que durante el 2006 se desarrollará el primer encuentro de mastozoólogos del Cono Sur de América del Sur. El desafío que plantea dicho evento no es pequeño, pero la ganancia en interacción puede ser ciertamente abrumadora. Para el éxito del mismo es necesaria una participación masiva y una estructura de organización que contemple y destaque la potencialidad del accionar conjunto como posición superadora a las aproximaciones individuales o limitadas por factores políticos.
   Finalmente, cabe mencionar que la Sociedade Brasileira de Mastozoologia renovó sus autoridades durante el IIICBMz, asumiendo ahora como presidente el Dr. João Alves de Oliveira (Museu Nacional, Rio de Janeiro). Desde estas líneas mis más cálidas felicitaciones a João y a la nueva comisión directiva y mi total disposición desde SAREM para consolidar el camino, conjuntamente con la Asociación Boliviana de Investigadores de Mamíferos (ABIMA), más los colegas de los restantes países americanos, hacia una nueva mastozoología neotropical.