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Mastozoología neotropical

versión impresa ISSN 0327-9383versión On-line ISSN 1666-0536

Mastozool. neotrop. v.13 n.2 Mendoza dic. 2006

 

Roedores. Guía de la provincia de Buenos Aires
Gómez Villafañe, I. E.; M. Miño, R. Cavia, K. Hodara, P. Courtalón, O. Suárez y M. Busch. 2005. L.O.L.A. Buenos Aires, Argentina, 97 pp.

   Este libro constituye un ejemplo de ediciones de buen nivel estético, además de científico, en el mercado de los libros técnicos de naturaleza que se publican en América del Sur. Se presenta en un formato cómodo, enteramente en papel satinado y con fotos en color de 32 de las 34 especies tratadas. La diagramación, tanto de tapa como del interior, es sencilla y prolija. La temática que se aborda es de gran importancia en relación a la dinámica de los ecosistemas y a diversos intereses humanos, ya que, como indican los autores, se trata de "un grupo de mamíferos muy diverso y que conviven con nosotros aún cuando muchas veces no nos demos cuenta".
   Además de las secciones introductorias, el libro incluye una clave de identificación de los roedores de la Provincia de Buenos Aires en base a caracteres externos, un breve capítulo sobre bioseguridad en el manejo de roedores, las fichas correspondientes a las 34 especies, un glosario, bibliografía y un anexo con información sobre grupos de trabajo e investigadores que se dedican al estudio de los roedores en Argentina (se incluye allí también un investigador de Uruguay). Las especies tratadas son tanto las nativas como las introducidas naturalizadas.
   Al principio del libro, la sección denominada "Carta de los autores" merece ser comentada, ya que refiere al objetivo de la guía y trae a colación una problemática que debe ser debatida en forma permanente por los zoólogos. En la página 8 se lee "La correcta identificación de los especímenes en el terreno es crucial para la confiabilidad de los resultados" y a ello cabe agregar que la correcta identificación de los especímenes es aún más importante, y que muchas veces no se puede realizar en el terreno. Los autores comentan, haciendo referencia al trabajo de profesionales no especialistas en roedores, que para la identificación "una alternativa es la colección de ejemplares para su posterior identificación por especialistas, sin embargo, esto implica el sacrificio de ejemplares, que en muchas circunstancias no es posible...". Llegado a este punto debemos señalar que, si bien es muy importante generar guías de campo sobre fauna y flora, su uso por parte de personas no especializadas no suplanta la colecta y conservación de ejemplares testigo en colecciones científicas institucionales. Aunque se trate de estudios sanitarios o de otra naturaleza que involucren roedores silvestres (o cualquier otro taxón) es imprescindible, por muy diversos motivos, conservar adecuadamente especímenes de referencia, no necesariamente grandes series, pero sí al menos algunos ejemplares de cada morfoespecie identificada. Sería un buen complemento de la obra una sección donde se indique el procedimiento para conservar roedores en fluidos, de modo que posibilite su posterior estudio por parte de especialistas.
   En lo que respecta a la clave de identificación, muchos de los caracteres se basan en el largo total u otras medidas de ejemplares adultos, con lo cual su utilidad práctica se ve bastante limitada. Por otra parte, su estructura no es adecuadamente dicotómica, desde que en varios casos no describe estados alternativos de un carácter comprobable, sino que enumera series de características cuya identificación no siempre es objetiva, y menos aún para quienes no están familiarizados con los roedores silvestres y su identificación. Entre otros ejemplos puede citarse las diferencias consignadas entre Akodon molinae y A. azarae, donde el primero tendría "Largo cabeza + cuerpo de aproximadamente 18 cm. Cuerpo robusto. Cabeza ancha. Cuello poco marcado", y el segundo "Largo cabeza + cuerpo menor a 18 cm. Cuerpo menos robusto. Pelaje marrón oliváceo salpicado de amarillo en los flancos. Barbilla blanca no muy conspicua". Estas características difícilmente permitan identificar las especies, salvo que se disponga de un ejemplar de cada una para comparar. Ayudaría mucho al uso de la clave la inclusión de dibujos que ilustren los diversos estados de caracteres.
   La sección sobre bioseguridad en el manejo de roedores es concisa y clara e incluye lecturas recomendadas. Las fichas de las especies son accesibles y la información se presenta bien organizada. Cada una se encuentra encabezada por el nombre científico de la especie y su autor y siguen una serie de párrafos correspondientes a ubicación taxonómica, nombre vulgar, características morfológicas (incluyendo medidas de adultos), alimentación, reproducción, hábitos de vida, distribución geográfica, hábitat, estado de conservación e importancia agrícola sanitaria. Las distribuciones geográficas fuera de Argentina se indican de modo muy general, y en algunos casos (e.g. Reithrodon auritus) no se detalla la distribución completa en Argentina, lo cual podría mejorarse mediante la inclusión de mapas.
   A lo largo de los textos se encuentran algunos problemas, diverso tipo de errores y omisiones. Con el fin de contribuir al mejoramiento de una próxima y deseable futura edición de esta obra, se enumeran en orden de aparición en el texto los más trascendentes que pude identificar: p. 12 y 76, se anota C. porteusi en vez de C. porteousi y P. bonaeriensis (también en p. 52) en vez de P. bonariensis. P. 26, B. torresi podría tener hábitos cavícolas, pero parece excesivo calificarlo como adaptado a la vida fosorial, dado que no presenta especializaciones morfológicas ni evidencia comportamental de fosorialidad. El comentario: "enfrenta un alto riesgo de extinción en estado silvestre a mediano plazo" no es coherente con la clasificación internacional "riesgo bajo", por lo que sería necesario reevaluar el estado de conservación de la especie o proponer la modificación de su estatus a nivel internacional. P. 32, la distribución de O. rufus dependerá de la resolución definitiva de la ubicación de su localidad tipo, pero por lo pronto en Uruguay las únicas especies del género que se han registrado son O. nasutus y O. josei (Hoffman et al., 2002). En la p. 34, S. aquaticus, a pesar de su nombre técnico, no es una especie que presente hábitos acuáticos, por lo cual el nombre vernáculo más adecuado, y por otro lado bastante difundido, sería rata de pajonal. En inglés, el nombre Water Rat podría también ser sustituido por el más utilizado Marsh Rat. En la p. 38 se indica que O. delticola también es considerado una subespecie de O. nigripes. Francés y D'Elía (2004) y Weksler y Bonvicino (2005) sugieren, en base a análisis moleculares, citogenéticos y morfológicos, que ambos nombres deben ser considerados sinónimos plenos. En la p. 56 la fecha de descripción de Mus domesticus es 1943 y no 1953. En la página 64, como los nombres familiares toman la raíz del nombre genérico, la grafía correcta de la familia y subfamilia del carpincho es Hydrochoeridae e Hydrochoerinae. Refiriéndose a la misma especie se menciona un premolar y tres premolares de crecimiento continuo, condición que puede señalarse para la generalidad de los histricomorfos. En la página 66 se confunde la información referente a C. aperea con aquella conocida para C. porcellus. Recientemente Pinto et al. (2002) diferencian en Colombia C. porcellus de C. anolaimae y C. guianae, considerando a las tres especies distintas de C. aperea, que quedaría restringida al sur y este del continente, debiendo revisarse la distribución consignada en base a ese trabajo. En Uruguay y Argentina no he constatado que C. aperea se críe como mascota ni se mantenga en cautiverio con el fin de consumir su carne y tampoco que sea utilizado como animal de bioterio. En la misma página se anota salicáseas en lugar de salicáceas. En las páginas 74 a 76 se menciona que las especies del género Ctenomys tienen ojos poco desarrollados, lo cual no es correcto, y se omite la fórmula dentaria de C. porteousi. En la página 83 se anotan algunos nombres de vegetales con grafías incorrectas (Cassuarina por Casuarina, Gleditsia por Gleditzia y Phoenyx por Fenix). En el glosario (p. 87) el concepto de "sagital" consignado es erróneo, ya que dicho plano atraviesa un cuerpo dividiéndolo por su eje de simetría bilateral (siguiendo la trayectoria de una saeta=sagita). En la bibliografía (p. 89 en adelante) aparecen no menos de 20 pequeños errores de notación y grafía.
   La calidad de las fotografías, tomadas tanto en cautiverio como en la naturaleza, es oscilante y se incluyen varias imágenes muy buenas, técnica y artísticamente (D. patagona, C. australis, L. maximus). Si bien en el libro se indica que las fotografías corresponden a ejemplares vivos, la posición corporal de los animales en varias ilustraciones permite constatar que se trata de especímenes muertos frescos (B. torresi, O. longicaudatus, C. laucha y C. musculinus) o ejemplares vivos pero deteriorados, probablamente por su permanencia en el artefacto de captura (H. brasiliensis, G. griseoflavus, P. bonariensis, M. domesticus, R. norvegicus, C. talarum). Las fotografías de cráneos y series molares, si bien son potencialmente útiles para la identificación de las especies, se encuentran en algunos casos fuera de foco (e.g., vistas dorsal y lateral de A. molinae, ventral de O. longicaudatus), o iluminadas de modo que no se distingue el contorno de los cráneos u otras características. Las series molares seleccionadas para fotografiar en algunos casos no son adecuadas, ya que por su grado de desgaste no se distinguen los accidentes morfológicos que resultan útiles para la identificación (e.g., A. iniscatus, M. domesticus). Todos los cráneos deberían ubicarse con simetría en las normas dorsal y ventral y estar perfectamente limpios, bien iluminados y en foco para que se puedan apreciar los detalles anatómicos. Se recomienda incluir en las fotos de cráneo y series molares escalas gráficas y no de multiplicación, así como brindar en un anexo el número de colección y la procedencia de los ejemplares fotografiados, en particular del material óseo.
   El libro, en definitiva, y más allá de observaciones mayores o menores que se le puedan hacer en varios aspectos, constituye una publicación seria, accesible y profusamente ilustrada, que sin duda resultará de utilidad para mastozoólogos, profesionales de la salud y público en general que decida "echar una mirada" al mundo de los roedores silvestres de la Provincia de Buenos Aires.

Enrique M. González.
Departamento de Mamíferos.
Museo Nacional
de Historia Natural y Antropología,
Casilla de Correo 399, 11.000. <emgonzalez@adinet.com.uy>

LITERATURA CITADA

FRANCÉS J y G D'ELÍA. 2004. Taxonomía alfa de poblaciones asignadas a Oligoryzomys delticola y O. nigripes (Rodentia, Sigmodontinae). XIX Jornadas Argentinas de Mastozoología, Puerto Madryn. Resúmenes: 74.

HOFFMANN F, EP LESSA y MF SMITH. 2002. Systematics of Oxymycterus with description of a new species from Uruguay. Journal of Mammalogy, 83:408-420.

PINTO M, H ZÚÑIGA y OM TORRES. 2002. Estudio sistemático del Género Cavia Pallas, 1766 (Rodentia: Caviidae) en Colombia. Revisión del registro fósil colombiano. Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Colección Jorge Álvarez Lleras 21:1-215. Bogotá.

WEKSLER M y CR BONVICINO. 2005. Taxonomy of pigmy rice rats genus Oligoryzomys Bangs, 1900 (Rodentia, Sigmodontinae) of the Brazilian Cerrado, with the description of two new species. Arquivos do Museu Nacional 63:113-130. Rio de Janeiro.

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