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Mastozoología neotropical

versión impresa ISSN 0327-9383versión On-line ISSN 1666-0536

Mastozool. neotrop. v.15 n.1 Mendoza ene./jun. 2008

 

Guía de mamíferos de América del Sur

Marcelo Canevari y Olga Vaccaro. 2007. Editorial L.O.L.A, Buenos Aires, 413 pp.

   Esta obra auspiciada por la Administración de Parques Nacionales, el Banco Mundial y el Museo Argentino de Ciencias Naturales es el resultado de muchos años de trabajo compilando información en el campo, las colecciones del museo y la bibliografía para que finalmente podamos contar en el Cono Sur con una guía de campo que permita la identificación certera de los mamíferos grandes y medianos de nuestra fauna y países vecinos. El área que cubre incluye toda la Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y la Antártida, pero se suman las especies conocidas para los departamentos de Oruro, Potosí, Chuquisaca, Tarija y parte de Santa Cruz en Bolivia y los estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y sur de Paraná en Brasil meridional.
   La obra incluye un prólogo muy ameno y acertado, cuya lectura recomendamos, de Michael Mares, que permite valorar el significativo rol que estas herramientas de trabajo tienen para acercar al gran público un mejor conocimiento de nuestros mamíferos, así como detalles de como evolucionó su realización en Estados Unidos, Latinoamérica y nuestro país. Consta de breves capítulos introductorios con recomendaciones para la observación de mamíferos en el campo, la explicación de uso de la obra y su organización y una descripción de las ecorregiones incluidas en el ámbito geográfico de la misma acompañada de un ilustrativo mapa en color. Casi 300 páginas están dedicadas a tratar cada especie ilustrada incluyendo nombre vulgar, nombre científico, autor y año, otros nombres, detalles para su identificación, distribución, hábitat, costumbres, reproducción y situación poblacional señalando el estatus de conservación internacional y nacional en los diferentes países. Así son tratadas 190 especies. A estos textos siguen una serie de 50 láminas a todo color donde se ilustran esas especies en posiciones y actitudes naturales, mostrando a veces detalles de comportamiento o rasgos morfológicos que permiten una mejor identificación, así como fases de pelaje o diferencias sexuales para abarcar los distintos aspectos con que se presentan los marsupiales o didelfimorfios para ser más precisos, microbioterios, paucituberculados, xenarthros, primates, carnívoros, cetáceos, perisodáctilos, artiodáctilos, lagomorfos; y de los roedores, las familias que incluyen las ardillas, coendús, vizcachas, chinchillas y chinchillones, cuises, maras y conejo de los palos, el carpincho, la paca, los acutís y el popular coipo o "nutria criolla". Además se ilustran ocho especies exóticas asilvestradas frecuentes de ver en el área de estudio. Esto se complementa con textos muy certeros y breves que unidos al dibujo permiten una mayor seguridad en la identificación, apuntando no solo rasgos anatómicos o de pelaje para reconocerlos sino también actitudes típicas y hábitats preferidos, y se completa con datos de medidas (largo de cabeza y cuerpo, largo de cola, a veces altura y peso) y un mapa del área incluyendo, en el caso de la Argentina y Chile, la división en provincias y regiones respectivamente, donde se sombrea el área de dispersión de cada especie. Todo este conjunto lleva el innegable sello artístico y de conocimiento de campo de Marcelo Canevari. Además se adjunta un atlas de cráneos con vistas laterales de 119 especies, cubriendo la totalidad de los géneros tratados, elaborado por Gustavo Carrizo. Se incluyen en estas láminas en blanco y negro 8 más con dibujos de huellas y excrementos de 57 especies efectuados por Marcelo Canevari y Leonardo Galli. Se completa el trabajo con un glosario de términos técnicos y una bibliografía básica.
   Realmente para los que fuimos testigos de la génesis de este proyecto allá a fines de la década de 1970, cuando la Fundación Vida Silvestre Argentina -de reciente aparición- lo incluía como uno de sus objetivos y vimos pasar por él a Jorge Crespo y luego a Claes Olrog, siempre con la presencia desde el inicio del naturalista Marcelo Canevari, creemos que valió la pena el tiempo transcurrido para contar con esta herramienta que hoy permite iniciar y entusiasmar al público en general y al amante de la naturaleza y las actividades al aire libre en algo que parecía imposible: la contemplación e identificación de nuestros mamíferos silvestres. Como ya dijimos en el prólogo, Michael Mares resalta la importancia de estos elementos impresos que más que libros de consulta se vuelven compañeros infaltables en la mochila de turistas, viajeros, exploradores y curiosos, y si tenemos en cuenta lo ocurrido en la ornitología argentina desde la guía que en 1959 elaborara Claes Olrog y que fue luego seguida por una sucesión de obras superadoras pero con el mismo enfoque, huelgan los comentarios. Esta es la guía, que más allá del meritorio ensayo de 1981, también de Claes Olrog con dibujos de Maghi Lucero en blanco y negro, sin olvidar el esfuerzo de Enrique González para el Uruguay, necesitábamos por estos lares. La incorporación de las actitudes o detalles en las láminas y los rastros es otro gran acierto que será muy valorado ya que en muchos casos nos permitirán confirmar las identificaciones o presentir la presencia de muchos mamíferos que no se dejan ver fácilmente pero dejan inevitablemente sus señales. La presentación de la obra es impecable y en buen papel aunque tal vez no resulte muy resistente en el campo a la humedad inevitable durante las excursiones o campamentos. También la tapa hubiera sido deseable que fuera más dura o con una solapa que le diera más rigidez para proteger mejor al libro. Esto puede suplirse con alguna cubierta que se le incorpore. Los textos son completos y correctos y después de una lectura cuidadosa creemos que cumplen sobradamente la tarea de dar más datos al lector curioso o con ganas de investigar. Lo mismo podemos decir del glosario y de la bibliografía seleccionada donde están realmente las obras de conjunto que debían señalarse sin abundar en detalles innecesarios. Los cráneos son de utilidad pero se extrañan las clásicas vistas dorsales y ventrales que ayudan mucho a una mejor identificación, pero su realización es impecable. Los dibujos de rastros y fecas logran su cometido y tal vez hubieran sido más claros sin el sombreado que los envuelve. Los mapas, en los que nos tocó participar en una versión muy primaria, están mayormente actualizados y sirven de buena referencia. Por último los dibujos, de los que vimos en todos estos años diferentes avances, nos asombraron por su superación constante y muestran con claridad los rasgos que se precisaba destacar. Quizás en algún caso la escala de los detalles no sea la mejor, como la que ilustra los rinarios de los lobitos de río, o se pueda discutir alguna tonalidad como en el caso de la hembra del carayá, pero revelan un cuidadoso estudio de cada especie y prácticamente no se pueden hacer más observaciones críticas que la posibilidad de un distinto agrupamiento de algunas especies, como por ejemplo el lobo marino de un pelo que hubiera convenido ilustrar junto al lobo marino de dos pelos sudamericano, con el que su distribución se superpone, y no con el de Juan Fernández, que podía haber sido transferido a la otra lámina con el lobo marino de dos pelos antártico y el subantártico.
   Se podría decir que falta alguna especie, particularmente entre el complejo grupo de las pequeñas comadrejitas (ej.: Chacodelphys formosa) o que la combinación nomenclatorial usada para la fecha de la publicación de alguna especie ya había sido modificada (ej.: Cryptonanus chacoensis en lugar de Gracilinanus agilis), pero debe entenderse, y lo digo como autor de obras abarcativas, que cuando se trabaja a esta escala este proceso es inevitable y a mi juicio no constituye una crítica que invalide en lo más mínimo el carácter de la obra y su incuestionable aporte. Tampoco queda clara la decisión de no ilustrar a Dasypus yepesi dado que no se entiende si no se consiguió consultar el material tipo o fotos de la especie o si los autores tienen alguna duda acerca de su validez. En ese caso un comentario aclaratorio hubiera sido bienvenido.
   Fuera de estas observaciones, la comunidad mastozoológica argentina debería prestar atención particular a este libro que viene a llenar un hueco que se siente desde hace varios años. Ninguna de las obras que vieron la luz últimamente en forma de libros de divulgación incluyó el conjunto exhaustivo de nuestros mamíferos medianos y grandes con una iconografía de los mismos que permita su reconocimiento. Como vimos desde hace varios años atrás, incluso desde antes de la existencia de la SAREM, esta falencia era notada, y no por casualidad una ONG se interesaba en su producción. Es muy meritorio que en un país donde todo se diluye y nadie parece responsable de llevar estos grandes desafíos a buen puerto, Marcelo Canevari haya mantenido el proyecto en pie en todos estos años, y quienes nos consideramos de algún modo sus discípulos y lo vemos como un arquetipo del naturalista de campo, nos alegramos enormemente que nos regale este trabajo. También el resto del equipo constituido por Olga Vaccaro, Gustavo Carrizo y Leonardo Galli merecen nuestro reconocimiento, así como la editorial L.O.L.A. con Colin Sharp a la cabeza y las entidades auspiciantes que brindaron su apoyo y su aporte para que la obra tenga una buena tirada que asegure su distribución, por ejemplo, entre los guardaparques nacionales, encargados de velar nuestro patrimonio natural. Vayan entonces nuestras felicitaciones a los autores de esta iniciativa y los estimulamos para que pronto puedan darnos un tomo similar con los murciélagos, lauchas y ratones, ratas chinchillas, ratas espinosas, ratas vizcachas o degúes y los difíciles tuco-tucos, ocultos o tunduques, en el que sabemos ya el primer autor se encuentra trabajando.
   Solo nos queda invitar a nuestros lectores a conseguir el material y probarlo en el campo, que es donde se ven las buenas guías, y donde conseguiremos dar rienda suelta al interés primario de esa pregunta que nos hacemos desde la primera infancia: ¿Eso qué es? Con esta guía el misterio de los "bichos de pelo" comienza a develarse.

Juan Carlos Chebez

Fundación de Historia Natural "Félix de Azara"
Administración de Parques Nacionales

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