OBITUARIO

Juan José Bianchini (30/10/1937 - 19/11/2013)

Por Agustín M. Abba¹ y Mariano L. Merino²

¹ División Zoología Vertebrados, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP. Paseo del Bosque s/n, 1900 La Plata, Argentina. CONICET
² Centro de BioInvestigaciones. Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA). Ruta 32 Km 3,5 .Pergamino (2700), Buenos Aires, Argentina

Más conocido como Juancho, Juan José Bianchini nació en Capital Federal hace 76 años, aunque su vida transcurrió en la ciudad de La Plata, donde se graduó en marzo de 1968 en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.

Como casi todos los de su generación, transitó por los ásperos caminos que le deparó la Argentina. Entre golpes de Estado, dictaduras, persecuciones y desaparecidos, Juancho trató de llevar su profesión con dignidad.

Paleontólogo de formación, los primeros pasos como profesional los dio junto a su esposa (Lydia Hilda Delupi) trabajando en un grupo de mamíferos fósiles, los Litopterna, publicando una revisión que hasta hoy es referencia para el grupo (Ameghiniana, 1971, 8:1-24). Por diferencias con el jefe del departamento de Paleontología Vertebrados del Museo de La Plata, abandonó esta línea para continuar su vida profesional trabajando con mamíferos vivientes.

Juan J. Bianchini (izquierda) junto a Juan C. Luna Pérez (derecha) durante el "Operativo Venado".

Ni bien terminó su carrera, en paralelo con la Paleo-Mastozoología, comenzó a trabajar en la Dirección de Conservación de la Fauna del Ministerio de Asuntos Agrarios. Su primer proyecto fue estudiar la población más amenazada del venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), en la zona de Bahía Samborombón, Buenos Aires. Fue mentor del denominado "operativo venado" (1968-1969), el primer rescate de ejemplares de un área seriamente amenazada por la potencial actividad petrolera. Durante el mismo se capturaron 32 animales en Bahía Samborombón y fueron llevados a una clausura de 28 ha en la estancia "La Corona", partido de Chascomús, iniciando así un plantel en cautiverio que posibilitó un conocimiento mayor sobre la biología de este cérvido autóctono. Este operativo, a pesar de haber sido criticado en un principio, fue reconocido a posteriori como un gran precursor de conocimiento para todos los proyectos subsiguientes de conservación de la especie.

Casi inmediatamente, en el año 1971, comenzó a trabajar en proyectos de alto impacto social, como los referidos al estudio de los roedores vinculados con la fiebre hemorrágica argentina, enfermedad que desafortunadamente contrajo, producto de los trabajos de campo en varias localidades del norte de la provincia de Buenos Aires.

Su carrera docente en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (Universidad Nacional de La Plata) comenzó muy temprano (1963), en la Cátedra de Geología Estructural, y prosiguió en Paleontología de Vertebrados y Anatomía Comparada, hasta que el 1º de abril de 1978 genera la asignatura Mastozoología -una de las primeras en el país-, "su materia". Durante 30 años llevó adelante la Cátedra de Mastozoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, por la que pasaron más de 500 alumnos, a los cuales Juancho les enseñaba no solo qué era un mamífero y cuestiones formales vinculadas a la educación, sino también mastozoología de campo y la importancia de esta disciplina en el uso y manejo de los recursos naturales. Asimismo, en esta facultad se desempeñó durante muchos años como Consejero Académico y trabajó en diversas comisiones referidas a la enseñanza universitaria; además fue director de varios becarios y dirigió algunas tesis doctorales.

Miembro fundador de la Sociedad Argentina para el Estudio se los Mamíferos (SAREM) y vocal de la primera Comisión Directiva de nuestra sociedad, durante varios años tuvo una activa labor en la SAREM.

Haciendo un repaso de su currículum vitae y sus anécdotas, podemos destacar que trabajó, o colaboró, en la siguientes instituciones: Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires, CONICET, Zoológico de La Plata, Museo de La Plata, ECAS, Zoológico de Luján, entre otras. Además fue de gran importancia su labor como mastozoólogo en los siguientes taxones y temáticas: roedores (fiebre hemorrágica argentina, anatomía, taxonomía, fisiología, comportamiento, manejo, control), marsupiales (anatomía, cría, comportamiento), venado de las pampas (anatomía, conservación, manejo, taxonomía). También asesoró y participó en variados proyectos, como en "Identificación sistemática de murciélagos portadores de virus rábico de La Plata y Gran La Plata", en distintos asesoramientos en la provincia de San Luis sobre venados y otras especies de mamíferos, en el "Operativo Rescate de Fauna en el área de influencia del embalse de Yacyretá" y en numerosísimos trabajos de campo en casi todo el país.

Juancho era una persona que siempre estaba dispuesta a dar una mano, ya sea con proyectos, consejos, charlas o ayuda. Siempre escuchaba y entregaba, sin esperar nada a cambio, todos sus conocimientos en pos del otro. Gran bebedor de mate, fumador y amante del buen vino (y del otro también), compartir con Juancho un rato en el pasillo, en el aula o en el campo, era reconfortante y nunca le faltaban anécdotas de sus viajes y de sus lecturas.

Sus últimos años en el Museo de La Plata no fueron del todo felices. Juancho fue víctima de la ambición de algunos nóveles investigadores, que no dudaron en desplazarlo en busca de mayor espacio, proceso apañado por grises personajes de esa institución. La expulsión de Juancho del Museo fue una más de las que este museo tiene en su haber -que paradójicamente preserva el patrimonio natural y cultural- en su historia de no cuidar, en el mejor de los sentidos, a las personas que han hecho, con el trabajo de una vida, un aporte a la ciencia en nuestro país. Sin embargo, en el ámbito de la Facultad siguió dictando su ya clásica Mastozoología hasta 2009, año en que se jubiló y se retiró a su hogar para disfrutar de su familia y asesorar a distintas instituciones.

En el día en que la ciudad La Plata cumplía 131 años, Juancho nos dejó físicamente. Aun así, será recordado por una gran cantidad de personas, quienes no olvidarán jamás a un biólogo y, fundamentalmente, gran persona, que con sus enormes lentes y pausado hablar nos hizo más agradables muchos momentos de nuestras vidas.