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Mastozoología neotropical

versión impresa ISSN 0327-9383versión On-line ISSN 1666-0536

Mastozool. neotrop. vol.24 no.1 Mendoza jun. 2017

 

SECCIÓN ESPECIAL
EL ASPECTO HUMANO DE LA CONSERVACIÓN

Abordaje participativo de la conservación: un modelo con integración social y gestión vincular

 

Damián Voglino1, Martín C. Tellechea2, Román Segovia1, 2, Beatriz R. Giacosa1, Jorge R. Liotta1 y Mariana Algrain1, 3

1 Museo de Ciencias Naturales P. Antonio Scasso. Calle Don Bosco Nº580, 2900 San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires, Argentina. [Correspondencia: Damián Voglino <damianvoglino@museoscasso.com.ar>]
2 Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Avenida 122 y 60, 1900 La Plata, Buenos Aires, Argentina.
3
Centro de Registro del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, Dirección Provincial de Museos y Preservación Patrimonial, Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Calle 50 Nº 539, 1900 La Plata, Buenos Aires, Argentina.

Recibido 5 noviembre 2015.
Aceptado 9 enero 2017.
Editora invitada: E Cuéllar


RESUMEN.

Presentamos nuestra metodología de trabajo para el desarrollo de propuestas de conservación, realizada en el centro-este de la Argentina (una de las regiones más pobladas del país), que promueve la integración social y la gestión vincular desde la localía. Una forma tradicional de iniciar y sostener las acciones de conservación es mediante un abordaje directo, normalmente ejecutado de manera unidireccional por personal técnico-profesional. Nuestros proyectos se efectúan desde una modalidad de interacción alternativa que denominamos abordaje participativo. Con un fuerte entramado entre los actores locales y el equipo técnico-profesional, y desde el marco de la complejidad, promovemos el diálogo de todos los actores involucrados con su diversidad de saberes para así superar el camino estanco de la lógica organizacional tradicional del conocimiento. Esta metodología implica un camino alternativo que requiere tareas explícitas para la integración sólida y profunda entre los saberes empíricos y disciplinares, las que desembocarán, si el proceso es el adecuado, en la construcción conjunta de una epistemología socioambiental de la conservación. Esto último deberá contemplar aspectos ecológicos y antropológicos. Es decir, una propuesta que piense en los sujetos de la conservación y en su formación, quienes serán los actores sociales que podrán sostener los proyectos. Se presentan algunos ejemplos de actividades de conservación desarrolladas, tanto desde el ámbito privado como desde el Estado.

ABSTRACT.

Participatory approach to conservation: a model with social integration and management with local networks.

We present a methodology for the development of conservation projects, carried out in east-central Argentina (one of the most populated regions of the country), which promotes social integration and local management. A traditional way of initiating and sustaining conservation actions is through a direct approach, normally executed unilaterally by technical-professional team. In contrast, our projects are executed with an alternative interaction modality that we call a participatory approach. Within a strong network of local actors and the technical-professional team, and from the framework of complexity, we promote the dialogue of all actors involved, with their diversity of knowledge, in order to overcome the traditionally closed organizational logic of knowledge. This methodology implies an alternative process that requires explicit tasks for the solid and deep integration between empirical and disciplinary knowledge. If the process is successful, it will lead to the joint construction of a socio-environmental conservation epistemology that contemplates both ecological and anthropological aspects. That is to say, the process must consider the subjects of conservation, the social actors that will be able to sustain the projects, and their training. Some examples of conservation activities developed, both private and public, are presented.

Palabras clave: Conflictos; Epistemología; Metodología; Participación.

Key words: Conflicts; Epistemology; Methodology; Participation.


INTRODUCCIÓN

Las ecorregiones Pampa, Espinal y Delta e Islas del río Paraná en el centro-este de la Argentina (Burkart et al., 1999), poseen ambientes nativos de alto valor para su conservación. Los relieves variables propios de la pampa ondulada, su extensa red hidrográfica y la influencia del río Paraná, sus barrancas y sus humedales, sostienen uno de los principales núcleos de biodiversidad del país. La expansión urbana, industrial y agroganadera, han provocado la fragmentación y desaparición de ecosistemas localizados sobre sitios con fuerte demanda inmobiliaria, productiva y turística no responsable (Fig. 1), situación acorde a la influencia directa de dos megalópolis con millones de pobladores: el Gran Rosario y el Gran Buenos Aires (Matteucci et al., 1999; Voglino et al., 2006). A corto plazo, la tendencia de cambio de uso del suelo y transformación de estos valiosos ambientes es de crecimiento exponencial, generando importantes desequilibrios en los ecosistemas, pérdida de biodiversidad y paisajes, diferentes formas de contaminación y conflictos sociales. La complejidad natural y social de la región, que incluye componentes históricos, geográficos y culturales, torna muy difícil, y hasta imposible, el desarrollo de propuestas tradicionales de conservación que resulten efectivas.


Fig. 1. Ejemplo de un área amenazada que ilustra la fisonomía del paisaje y el estado de situación del territorio donde desarrollamos nuestros proyectos. Como “Tonelero”, abordaje participativo (AP) que incluimos operativamente dentro de la categoría “áreas de interés patrimonial”, se conoce a un paraje del partido de Ramallo (provincia de Buenos Aires) que se caracteriza por su alta riqueza biológica y ambiental, debido a la presencia de tres ecorregiones que se interdigitan: Pampa (A), Espinal (B; talares de barranca) y Delta e Islas del río Paraná (C). Estas unidades se encuentran seriamente amenazadas por el avance urbano e industrial cercano (D) y proyectado en el propio sitio. Con el objetivo de promover acciones de conservación, además de propuestas puntuales para el área, hacia el norte desarrollamos uno de nuestros AP con la comunidad local (E; Parque Rafael de Aguiar, San Nicolás); y hacia el sur realizamos un AP con propietarios y referentes del Estado (municipal, provincial y nacional) vinculados a un proyecto desde el ámbito privado (F; Isla Santos Vega, Ramallo).

Nosotros proponemos un abordaje que no es predominantemente técnico, sino que deviene de un proceso no lineal, de búsqueda y adecuación, sobre todo de aspectos metodológicos. Este abordaje ha sido propuesto por diferentes actores pertenecientes a diversas instituciones, de distinta historia formativa-vocacional, que inicialmente compartimos proyectos desarrollados desde el Museo de Ciencias Naturales P. Antonio Scasso (MCNS) de la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires. La construcción del marco teórico integrador que proponemos implicó el proceso de reunir un equipo con características diversas provenientes de contextos académicos, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales entre otros espacios de interacción. Dada la diversidad de actores, surgió el desafío de aliviar las tensiones epistemológicas en función de un modelo dialógico de trabajo.

La participación de diferentes actores constituye un esfuerzo imprescindible para la construcción de un marco teórico integrador, lo cual significa la única manera de poder pensar un equipo que se pudiera comunicar con el entorno, que utilizara herramientas adecuadas para el diagnóstico y que propusiera planificaciones pertinentes a cada situación diferencial. Nuestro escenario de trabajo tiene lugar en diferentes proyectos: el fortalecimiento de áreas protegidas tanto existentes como proyectadas, la identificación y puesta en valor de espacios silvestres destacados, la creación de nuevas áreas protegidas y otros proyectos de conservación. Además generamos vínculos con referentes ambientales (institucionales o no) de la región para la realización conjunta de actividades de gestión, difusión, educación y capacitación.

Nuestros proyectos se abordan desde una modalidad de interacción alternativa con enfoque participativo. En ella, a partir de la realización de una aproximación diagnóstica, reconocemos las tensiones, problemas emergentes, situaciones favorables y posibilidades de sostenimiento. Las acciones conjuntas entre actores locales y técnicos-profesionales se establecen conside rando tres dimensiones principales: la localía (que incorpora a referentes que conocen la cultura, dinámica y los códigos de su contexto); la construcción conjunta (la integración de miradas necesaria para comprender el escenario ambiental) y la apropiación (pensar y sentir el territorio desde la propia cosmovisión).

Las propuestas se basan en el desarrollo comunicacional y dialéctico con las comunidades, en el establecimiento de redes vinculares y el estímulo hacia la autogestión, de modo que posibiliten resolver los conflictos en virtud de un objetivo acordado y compartido.

Problemática

Numerosas propuestas de conservación de la naturaleza se desarrollan en contextos culturales adversos y desarticulados, caracterizados por su indiferencia hacia las problemáticas ambientales o bien por la gravedad de los conflictos e intereses enfrentados sobre el uso del territorio. Esto ocurre en áreas no protegidas con persistentes amenazas (tanto públicas y privadas) como también en espacios legalmente protegidos, donde las actividades y acciones sobre ellos no consideran (cuando existen) sus recomendaciones de manejo (Fundación Óga, 2010).

La participación forzada, las actividades académicas de transferencia y de difusión por sí solas, y el apoyo externo sin consenso de las comunidades, no constituyen medios suficientes para lograr la apropiación de los proyectos. El abordaje de la problemática ambiental sin ser parte de ella no puede considerar la integración de miradas necesaria para comprenderla.

La proyección de estas propuestas puede modelizarse como un sistema (Bertalanffy, 1976) cuya frontera permite reconocer los límites de la localía, definidos metodológicamente por el tipo de estudio a desarrollar (Fig. 2). En su interior se encuentran los actores vinculados a la problemática de la conservación, sus conocimientos y el contexto ambiental. Una forma tradicional de abordar un proyecto es mediante un abordaje directo (AD; Tabla 1, Fig. 3) normalmente ejecutado de manera unidireccional por personal técnico-profesional. Este puede ser desarrollado desde la propia frontera, sin ingresar al sistema ni involucrarse con él (ejemplo: visita de exploración al área, recorrida en vehículo). En otras circunstancias, el equipo técnico-profesional se contacta con los actores e ingresa al sistema, donde generalmente desarrolla actividades con consignas prescriptivas y desde la especialidad. Estos procedimientos tienen dificultades para lograr la integración de los actores locales y no es raro que las convocatorias fracasen. Frente a estos resultados, el equipo técnico-profesional puede concluir que las propuestas de conservación no son del interés de los destinatarios.


Fig. 2. Modelización como un sistema (según Bertalanffy, 1976) para nuestras propuestas de abordaje participativo. En él se reconoce su entorno, la frontera (límites de la localía; proyección de la conservación) y los elementos constitutivos conformados principalmente por los actores (todas las personas que interactúan dentro del sistema), conocimientos (aquellos que se ponen en juego para el abordaje de la conservación) y el contexto (características ambientales tangibles e intangibles). A) Estos tres elementos son reconocidos dentro del sistema Apero con frecuencia se observan desconectados. B) El adecuado desarrollo de cada AP determina la interconexión de los mismos, interacciones que en el modelo se hacen explícitas y se potencian (área compartida).

Tabla 1
Comparación de los diferentes aspectos y dimensiones que caracterizan las propuestas de conservación de abordaje directo (AD) y de abordaje participativo (AP).


Fig. 3. Modalidad de abordaje directo (AD) para el desarrollo de propuestas de conservación. Tiende a la especialización, las tareas son fraccionadas y las consignas prescriptivas. Otorga prioridad al objeto de la conservación. Se trata de un modelo unidireccional.

En muchas oportunidades, en las propuestas de AD prepondera lo referido al “objeto de la conservación” (definido aquí como objeto conceptual, tanto tangible como intangible). El mismo constituye una expectativa de logro por encima de la dimensión sociocultural que es, en definitiva, la que va a condicionar la implementación y sustentabilidad del proceso. Es decir, se realizan actividades informativas y de transferencia (ejemplo: charlas, folletos, carteles) para que los actores adopten determinadas conductas o comportamientos centrados en el objeto de la conservación. En general este refiere a una especie amenazada o a un ecosistema o área emblemática. Entonces se movilizan acciones para difundir su situación o protegerlo. De esta manera se atiende a las consecuencias y no a las causas que lo amenazan.

En el contexto de la conservación de la naturaleza, habitualmente se desconoce el verdadero alcance de la formación ambiental (modalidad también conocida como “educación ambiental”) como disciplina, reduciéndola con frecuencia a actividades expositivas o de difusión.

Por otra parte, en el contexto formal, la currícula educativa actual refiere con especial atención los conceptos de patrimonio y soberanía ambiental para ser discutidos como parte de la asignatura Construcción de la Ciudadanía. Pese a este reconocimiento, sigue habiendo ausencia de un enfoque metodológico superador para su tratamiento y análisis.

En el aspecto sociocultural, otra dificultad que se pone en evidencia en estas actividades es la dimensión abarcativa de los proyectos. Pensar un modelo de conservación a gran escala, que involucre un amplio territorio, presupone un enfrentamiento con la tarea de reconocer diversidades culturales en los grupos humanos involucrados. Muchas veces, localidades muy cercanas territorialmente son muy diferentes culturalmente, por lo que requieren estrategias metodológicas distintas para el trabajo conjunto. No contemplar estas variables en la planificación, generará un proyecto que podría resultar adecuado en su aspecto técnico, pero con altas posibilidades de fracaso en su desarrollo (Tellechea, 2007).

Marco teórico

Previo a cualquier tipo de abordaje, consideramos que los proyectos de conservación son propuestas de interacción social. Esto posibilita desarrollar planificaciones en el campo sociocultural que se estructuran para favorecer un objeto de la conservación. En este sentido, desde el punto de vista epistemológico, adherimos al paradigma de la complejidad y al enfoque sistémico, holístico y cualitativo. Este marco metodológico, de continuo es revisado y ajustado por todos los actores que participan de cada proyecto, sin distinción.

Desde el pensamiento complejo, el abordaje de la problemática ambiental actual, requiere del diálogo de todos los actores involucrados y su diversidad de saberes, que posibilite superar el camino estanco de la lógica organizacional tradicional del conocimiento. Este enfoque permite actuar con la prudencia y atención suficientes como para no paralizar los proyectos bajo la mecánica y trivialidad aparente de los determinismos (Morin, 2004) y reduccionismos. La diversidad de miradas, a veces contradictorias y conflictivas, son entendidas, entonces, como parte de un mismo fenómeno. Por lo tanto no se rechazan sino que se interpretan y se consideran complementarias con las múltiples lógicas que integran las diferentes realidades. De esta manera superamos la crisis del paradigma occidental de simplificación y disyunción, basado en la reducción y separación de los saberes (Morin, 2004; Barberousse, 2008). Por lo tanto asumimos que todo conocimiento es parcial, complementario y provisorio. De esta manera adquiere sentido el trabajo grupal, porque la discusión beneficia, genera sinergia y la reflexión conjunta potencia los resultados. Entre otras consecuencias, surge la necesidad de la búsqueda y formación de espacios interdisciplinarios.

Las problemáticas involucradas en un proyecto de conservación responden a un sistema de problemas y por lo tanto las abordamos desde un enfoque sistémico (Rosnay, 1975), de modo que analizamos las interacciones de los elementos del sistema y no solo sus elementos aislados. El enfoque sistémico permite reconocer modelos alternativos e identificar, en el sistema en estudio, elementos, estructuras y procesos que resultan tan ricos por su complejidad como los presentes en otros sistemas. Esto nos posibilita interpretar cada propuesta como inscripta en un contexto más abarcativo (cuyos límites los determina el tipo de estudio a realizar), lo que facilita circular de la dimensión regional a la local y viceversa.

Desde el enfoque holístico es posible analizar las múltiples interacciones que caracterizan cada sistema en estudio, cuyas propiedades no pueden ser explicadas como la suma de sus componentes aislados. Es decir que las actividades no son abordadas en forma lineal sino que el propio desarrollo de cada propuesta implica un tratamiento desde lo holístico hacia la especificidad y viceversa, que nuestro trabajo irá contemplando. Estos cambios de perspectiva son muy útiles para lograr una elaboración equilibrada de los resultados (Feyerabend, 2010), lo cual implica un proceso continuo de toma de decisiones metodológicas. Desde el enfoque holístico, abordamos nuestro encuadre para la formulación de proyectos desde el marco cualitativo que involucrará, según las necesidades de los propios trabajos, aspectos cuantitativos.

METODOLOGÍA

Con el objetivo de desarrollar un tratamiento metodológico pertinente para las distintas realidades contextuales, consideramos que es menester la generación continua de acuerdos básicos de entendimiento entre los distintos actores involucrados, que permitan crear propuestas superadoras y operativas, para direccionar el trabajo de la comunidad con su entorno. Estos actores conforman núcleos organizados que denominamos estamentos, caracterizados por compartir un estilo de vida en común o por encontrarse agrupados por una función o un significado social.

A diferencia del AD, nuestros proyectos se abordan desde una modalidad de interacción alternativa que denominamos abordaje participativo (AP; Tabla 1, Fig. 4). En ella, a partir de la realización de una aproximación diagnóstica, reconocemos las tensiones, problemas emergentes, situaciones favorables y posibilidades de sostenimiento. De esta manera recuperamos los saberes entre todos los actores involucrados. Esto posibilita el diálogo con el cual creamos modelos explicativos holísticos, a partir de la construcción de un marco teórico común, generado desde la concepción ambiental regional. En este sentido, la modalidad AP requiere de los saberes locales, de la interdisciplina y de la implementación de estrategias metodológicas de interacción, para resolver esta tarea desde la construcción conjunta.


Fig. 4. Modalidad de abordaje participativo (AP) para el desarrollo de propuestas de conservación. Tiende al desarrollo comunicacional y dialéctico con la comunidad, al establecimiento de redes vinculares y a la solución de conflictos mediante la búsqueda de objetivos acordados y compartidos. Otorga prioridad a los sujetos de la conservación. El modelo es autogestivo.

En el AP es condicionante vincularse con referentes, especialmente con los llamados desde la meto dología cualitativa “referentes clave”. Los referentes clave son aquellos conocedores de su comunidad y respetados en ella, de quienes el investigador obtiene las primeras fuentes de información, aprende a cómo actuar y conoce cómo es visto por otros (Taylor y Bogdan, 1992).

Los referentes constituyen nexos entre los actores locales y el equipo técnico-profesional. Sin ellos no es posible un AP y solo queda como posibilidad un AD. Si el equipo que interviene en un proyecto de conservación no los ha identificado, será menester detectarlos mediante técnicas y métodos de investigación etnográficos.

Una vez lograda la convocatoria, donde los actores reconocidos están representados, se concreta un espacio de construcción conjunta. Para que haya acuerdos llevamos a cabo discusiones, contexto que propicia la manifestación de concepciones previas y los sinceramientos que posibilitan entender los problemas y decidir en conjunto la toma de decisiones estratégicas. Esto se logra en un clima adecuado para lograr la participación activa, y coordinando para lograr su canalización. En este espacio de integración, a partir del marco teórico construido entre el equipo técnico-profesional que interviene y los saberes empíricos locales, se construye un nuevo conocimiento. Este nuevo conocimiento supera las opiniones individuales en virtud de lograr una producción conjunta, es decir acordada por todos. Entendemos que este espacio está funcionando cuando tanto los actores locales como el equipo técnico-profesional pueden reconocer que han adquirido conocimientos nuevos surgidos de la interacción.

Es necesario que los conocimientos de todos los actores que conforman el espacio de discusión puedan ser recuperados y explicitados. Para ello, desarrollamos actividades que ponen de manifiesto cada una de las posturas individuales. Desde nuestro marco epistemológico, todos los puntos de vista poseen la misma relevancia y deben ser puestos en juego durante cada encuentro.

La organización en grupos integrados por pocos participantes posibilita que todas las voces queden expresadas. De esta manera, mediante el trabajo de un coordinador general, es posible la participación activa de numerosos actores sin que emerjan roles estereotipados y, en consecuencia, que la dinámica de trabajo tienda a la horizontalidad. Por otra parte, se acuerda la elección de un coordinador (principalmente control de tiempos y referente grupal) y un escriba (registro) para cada uno de los grupos definidos.

Durante la actividad que denominamos “plenario” se ponen a consideración de todos los participantes las producciones grupales. Para ello se implementan diferentes técnicas didácticas utilizadas en investigación, planificación y gestión estratégicas. Este espacio de negociación tiene la intención de establecer acuerdos sustanciales que serán condicionados por la complejidad y el estado del proceso de la situación problema abordada.

Un emergente relevante de este espacio es la necesidad de desarrollar procesos educativos vinculados a la formación ambiental. La formación ambiental es un proceso de aprendizaje cooperativo, no solo informativo, que debe poder lograr transformar un estado inicial problemático a uno nuevo esperable y deseado. Esto se logra a partir de estrategias metodológicas adecuadas para cada lugar, que la formación ambiental posibilita construir a partir de los saberes reconocidos en los espacios de interacción.

A partir de los espacios de construcción conjunta o de formación ambiental, los actores sienten la necesidad de compartir su mirada tanto hacia adentro como hacia afuera del sistema. Entre ellos, los replicadores y capacitadores convocan a otros actores a integrar espacios de construcción conjunta. Este proceso posibilita la generación de un ciclo autogestivo y solvente que permite al equipo técnico-profesional retirarse sin provocar dependencia ni asistencialismo (Fig. 4). El éxito de la gestión dependerá de la posibilidad de que este equipo pueda replegarse sin que se interrumpa el proceso.

PROYECTOS EN DESARROLLO

Nuestras líneas de trabajo son múltiples y se expresan en procesos dinámicos en permanente adaptación. En este contexto, si bien la mayor parte de los proyectos con enfoque desde el AP se han desarrollado mediante ciclos autogestivos, en algunos casos encontramos dificultades para lograrlo. Sin embargo, siempre se obtuvieron como emergentes significativos la conformación de redes vinculares, espacios manifiestos de construcción conjunta y propuestas de formación ambiental, que se han traducido en acciones decisivas para la conservación de ambientes valiosos amenazados.

Los proyectos de conservación concretados o en ejecución pueden incluirse en las siguientes categorías: A) Conservación desde el ámbito privado (áreas protegidas particulares; áreas protegidas en industrias; trabajo institucional). B) Conservación desde el Estado (áreas protegidas preexistentes; nuevas áreas protegidas; áreas de interés patrimonial).

Conservación desde el ámbito privado. Áreas protegidas particulares

Desde el año 2012, estamos avanzando en la posibilidad de formalizar un área protegida en el sur del borde fluvial del partido bonaerense de Ramallo (provincia de Buenos Aires). El territorio propuesto abarca cerca de 5000 hectáreas, en las que están representadas tres ecorregiones: una mayoritaria, de Islas y Delta del río Paraná, y otras con menor representación pero de gran importancia, con sectores de Pampa y Espinal. El área es privada, y varios de los actuales propietarios están interesados en que la riqueza ambiental de sus campos se encuentre protegida. Los trabajos previos incluyeron fluidos diálogos con referentes clave y con autoridades para su inclusión al Sistema Provincial Bonaerense de Áreas Protegidas. En la actualidad los propietarios se han integrado para tomar decisiones en cuanto a las acciones a desarrollar. Uno de ellos, con la superficie mayoritaria del área, ha realizado de manera sostenida tareas de control, limpieza, señalización, difusión y colaboración en estudios de investigación dentro de la misma. Como parte de la superficie se destina a la cría de ganado (vacas y caballos) se está avanzado en la posibilidad de implementar una ganadería sustentable con el desarrollo de Buenas Prácticas Ganaderas en islas.

La experiencia ha sido un ejemplo de interacción en varios niveles de gestión: municipal (Ramallo), provincial (Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable —OPDS— de Buenos Aires) y nacional (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable —MAyDS—). Se realizaron diversos encuentros y reuniones de trabajo con propietarios, autoridades y otros referentes regionales. La posibilidad de gestionar el desarrollo turístico del área a nivel intermunicipal y la necesidad de integrar las diferencias de los propietarios hacia un objetivo compartido manifiestan las potencialidades del modelo del AP.

Conservación desde el ámbito privado. Áreas protegidas en industrias

Acindar, el mayor productor de aceros no planos de Argentina, es una de las principales empresas del país y fue adquirida por ArcelorMittal, la mayor compañía siderúrgica del planeta. Su planta industrial en la localidad de Villa Constitución (provincia de Santa Fe) ocupa cerca de 300 hectáreas. La mitad de esta superficie corresponde a espacios intensamente modificados por la infraestructura y actividades industriales. Aproximadamente un cuarto del total registra una importante riqueza y diversidad de organismos y ambientes nativos, entre ellos la barranca y sus talares, destacados por su notable biodiversidad y grado de amenaza.

A partir de la realización de un relevamiento ambiental y la conformación de espacios de trabajo con referentes del Área Ambiental de Acindar, se ha logrado el compromiso por parte de la empresa de conservar sectores de barranca y bosques de ribera dentro del predio industrial; y se acordaron prácticas específicas para asegurar la protección de los mismos. En la actualidad la empresa lleva adelante diversas actividades de difusión de las riquezas biológicas y ambientales de sus áreas protegidas, desconocidas por la comunidad local hasta el desarrollo de estas acciones conjuntas.

Conservación desde el ámbito privado. Trabajo institucional

El Museo de Ciencias Naturales P. Antonio Scasso (MCNS), situado en el partido de San Nicolás de los Arroyos (provincia de Buenos Aires), fue fundado en el año 1941. En él se realizan actividades de investigación, gestión, educación, conservación de la naturaleza y mantenimiento de colecciones, con un enfoque hacia la biodiversidad del río Paraná y ambientes aledaños de Pampa y Espinal. Es visitado por público en general y utilizado intensamente por la comunidad educativa regional. El estado de conservación ambiental es un tópico recurrente manifestado por los visitantes y abordado como eje en las actividades didácticas docentes que allí se realizan. La crisis ambiental, que muchos habitantes han comenzado a percibir de forma significativa durante la última década, presenta nuevas oportunidades para el surgimiento de estrategias de organización colectiva que intenten su abordaje. Sin embargo, la valoración negativa del ambiente y las propuestas basadas en el desconocimiento de los ecosistemas locales pueden tener consecuencias opuestas a las acciones de conservación, las cuales suelen abordar problemáticas globales y que resultan imposibles de ser mejoradas a través de acciones concretas y cotidianas por parte de individuos particulares. Desde el MCNS, como centro de interpretación regional, proponemos procesos formativos alternativos que contribuyan al reconocimiento y valoración del patrimonio natural y sociocultural, local y de la región, a partir de tres productos organizadores: 1) el Guión Museográfico, propone pensar y estructurar las exposiciones alrededor de un mensaje que apunta hacia la valoración de los ambientes naturales, adecuado a las significaciones simbólicas de los diferentes sectores sociales. Se atienden las diversas facetas del conocimiento y toda su riqueza multidimensional. En el mensaje expositivo, se destaca la diversidad cultural regional y su relación con el ambiente. Su objetivo es motivar la reflexión y provocar emociones, para que la construcción del conocimiento trascienda la categoría de información; 2) el Manifiesto sobre Educación, es un documento publicado por el MCNS donde se presenta qué es “educación” para nuestra institución y su conceptualización. El manifiesto plantea la necesidad de la transformación profunda de la sociedad, en la cual el rol de la educación es fundamental y, quizá, la única alternativa efectiva para que ese cambio sea posible. Se expone abiertamente la necesidad de considerar una educación basada en la dialéctica, la creatividad y la identidad, como un anclaje imprescindible para desarrollar nuestras propuestas de formación y aprendizaje; y 3) el Manual del Buen Guía, donde se considera que las visitas son un elemento clave en el funcionamiento cotidiano del museo, el cual adhiere a la nueva museología que plantea estrategias para que estas instituciones ofrezcan su patrimonio a los diversos colectivos sociales. Cada uno de ellos requiere de un vínculo particularizado, vertebrado a través de un discurso congruente entre la misión del museo y la función del guía; sólo posible de ser abordado por personas formadas para tales labores.

De esta manera, el MCNS ofrece un ejemplo de abordaje innovador, cuyo vínculo con sus visitantes y el resto de la comunidad participativa representa un modelo compatible con las recomendaciones de especialistas en Didáctica de las Ciencias, que garantiza experiencias significativas y transformadoras en torno a las problemáticas de la conservación.

Conservación desde el Estado. Áreas Protegidas preexistentes

El Parque “Rafael de Aguiar” es un Área Natural Protegida creada por ordenanza municipal en el año 1959. Se localiza en el partido de San Nicolás de los Arroyos y abarca aproximadamente 3000 hectáreas. Forma parte de un complejo humedal adosado contra las barrancas del río Paraná.

Numerosas y diversas han sido las actividades desarrolladas por nuestro grupo de trabajo tendientes al reconocimiento, valoración y gestión de este espacio. Algunos ejemplos en este sentido son la organización del “Primer Encuentro de Áreas Protegidas Municipales del Delta del río Paraná” y la participación en el proyecto de educación ambiental “La escuela como espacio público de referencia” (llevado adelante por un conjunto de instituciones públicas y privadas de la ciudad). Uno de los productos más destacados por su impacto social ha sido el desarrollo del Plan de Manejo realizado en conjunto con el Centro de Apoio Sócio-Ambiental (CASA). Este incluyó un taller de planificación participativa donde se consideraron las inquietudes e intereses de los sectores involucrados, se formularon los objetivos específicos y se consensuaron criterios comunes y acciones a ser incluidas en el Plan.

El desarrollo de las planificaciones de manejo para reservas naturales ha pasado, en las últimas décadas, de ser una cuestión técnica a tratarse como una propuesta de inclusión comunitaria. Esta tendencia considera a las reservas naturales como parte del patrimonio ambiental de las comunidades locales a las cuales pertenecen. Desde esta perspectiva, ha resultado fundamental para la generación de un producto pertinente, la participación activa de los distintos sectores asociados con las mismas, por ejemplo en relación a su uso, historia, administración, intereses genuinos y conocimiento.

Conservación desde el Estado. Áreas de interés patrimonial

Los Observatorios del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (OPAP) constituyen entes regionales destinados al diagnóstico, relevamiento, registro y difusión del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de la provincia de Buenos Aires (Oliva, 2010) que permiten implementar estrategias de protección del patrimonio en coordinación con actores locales (Fernando Oliva, comunicación personal). Se implementan como una alternativa de descentralización de las funciones del Centro de Registro del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (CRePAP), organismo dependiente de la Dirección Provincial de Museos y Preservación Patrimonial, del Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires.

El OPAP Litoral Norte, situado en el extremo septentrional de la provincia, agrupa los partidos de Baradero, Campana, Escobar, Ramallo, San Fernando, San Isidro, San Nicolás, San Pedro, Tigre y Zárate. A partir de acciones conjuntas entre esta institución y nuestro grupo de trabajo, se realizan encuentros para el diálogo y la construcción participativa donde se cuenta con los aportes de diferentes referentes para diseñar estrategias concretas que permiten reconocer, valorar y direccionar las diferentes expectativas, propuestas, posibilidades y problemáticas en torno a lo arqueológico y paleontológico en las localidades que integran este observatorio. Debido a que gran parte de los sitios y yacimientos de la región se encuentran asociados a áreas naturales protegidas o de interés por su biodiversidad y riqueza paisajística (Voglino, 2008), las problemáticas y desafíos en torno a la protección de estos territorios son compartidos.

Las propuestas de conservación se abordan desde el concepto de patrimonio ambiental, entendido como la visión sistémica de un constructo sociocultural en relación a lo natural. Los diferentes aspectos del patrimonio son tratados y se integran en espacios de construcción participativa, previamente acordados entre quienes conforman la red de trabajo, donde se intercambian inquietudes y problemáticas comunes. El surgimiento de instancias de formación y capacitación (de estudio y aprendizaje), es ampliamente reconocido durante los trabajos grupales. Como consecuencia se han concretado diferentes actividades de reconocimiento y valoración de los nuevos saberes integrados (tanto profesionales como empíricos), principalmente a través del desarrollo de salidas de campo.

CONCLUSIONES

Desconocer la dimensión social de la conservación, en la que están involucradas diferentes miradas, ideologías, intereses, prejuicios y conocimientos implica una equivocación epistemológica (en el sentido de Bachelard, 1976) para una adecuada perspectiva de trabajo. Con la implementación de la propuesta metodológica del AP, intentamos lograr la autodeterminación de la conservación, mediante la generación de acuerdos a partir del abordaje de conflictos, orientando las acciones sobre la necesidad de dignificar el ambiente originario del cual las comunidades forman parte y que se constituye como su patrimonio.

El recorrido de nuestro equipo de trabajo, bajo diferentes situaciones, nos lleva a una reflexión permanente y al planteo de algunos supuestos operativos para trabajar en conservación. El panorama a futuro para el siglo XXI va a requerir del esfuerzo de la integración íntima entre los saberes empíricos y disciplinares para la conformación de un nuevo paradigma que permita el desarrollo de una epistemología sociocultural de la conservación. Esto último, deberá contemplar aspectos ecológicos (tanto biotopos como biocenosis) y antropológicos (como la multiculturalidad, la necesidad de inclusión social, la equidad social). Propuestas que consideren de manera prioritaria a los sujetos de la conservación, o sea a los actores sociales que podrán sostener los proyectos y la formación necesaria que requerirán para lograrlo.

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos los comentarios iniciales sobre este trabajo a Enrique Kike Sierra (ineludible referente ambiental de San Pedro, provincia de Buenos Aires); Eugenia Obligado (quien sostiene con intensa dedicación la conservación del área Isla Santos Vega en Ramallo, provincia de Buenos Aires); Germán Tetamantti (propuesta de protección de los humedales de la costa urbana de San Pedro, provincia de Buenos Aires); y Diego Basanta (proyectos de formación ambiental en Pergamino, provincia de Buenos Aires). También reconocemos los aportes de la Cacique Nalá Qom Clara Romero (Lma Iacia Qom); Leo Rodríguez, Evangelina Romano, Leandro Monserrat y otros integrantes de la ONG Unidos por la Vida y el Medio Ambiente; Guillermo Traglia (Área Ambiental, empresa Acindar); Edgardo Fontana (guardaparque de la reserva Isla del Sol en Villa Constitución, provincia de Santa Fe); Raúl Herrera Santángelo; Natalia Fracassi (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria —INTA— Estación Experimental Agropecuaria Delta del Paraná); Julián F. Petrulevičius (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas —CONICET—, Universidad de La Plata —UNLP—); Alejandro Martínez Ponte (guardaparque del Área Protegida Municipal Parque Aguiar de San Nicolás); Fernando Oliva (curador del CRePAP); Nadia Boscarol y Jorgelina Oddi (Grupo de trabajo de Recursos Acuáticos —GTRA— del MAyDS); Laura Belfer (Coordinadora Proyecto GEF Pesca y Humedales Fluviales. Propuesta Área Protegida Provincial en Islas de Victoria, provincia de Entre Ríos); Daniel Novoa y Daniel Mac Lean (OPDS); Gabriel F. Maugeri, Miguel Ángel Lugo y Sonia Sánchez (MCNS). Otros numerosos actores no mencionados han posibilitado el desarrollo de Abordajes Participativos significativos durante casi dos décadas. Nuestro particular agradecimiento a Érika Cuellar por convocarnos a participar de esta edición especial y por sus sugerencias. Dos árbitros anónimos mejoraron con sus recomendaciones este manuscrito.

LITERATURA CITADA

1. BACHELARD G. 1976. La formación del espíritu científico. Siglo Veintiuno Editores S.A., México.         [ Links ]

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