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Mastozoología neotropical

versão impressa ISSN 0327-9383versão On-line ISSN 1666-0536

Mastozool. neotrop. vol.27 no.2 Mendoza  2020

 

EDITORIAL

LO QUE NOS DEJÓ LA PANDEMIA COMO SOCIEDAD CIENTÍFICA

M. Amelia Chemisquy1 

1SAREM Museo de Ciencias Antropológicas y Naturales Universidad Nacional de La Rioja

El 19 de marzo del 2020 el presidente de la República Argentina, Alberto Fernández, se sumaba a medidas que ya se estaban tomando en otros países y anunciaba el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio (el ASPO) en todo el país. “Nadie puede moverse de su residencia, todos tienen que quedarse en sus casas”, expresó el Presidente en ese primer anuncio. Así fue como empezó algo que todos pensamos que iba a durar unas pocas semanas, y que se extendió por meses: “la cuarentena”. Si bien para principios de junio gran parte del país pasó de ASPO a DISPO (distanciamiento social, preventivo y obligatorio), lo que permitió una cierta apertura de diversas actividades, el trabajo desde casa y las limitaciones para moverse dentro del territorio Argentino son la regla hasta el día de hoy.

Decir que esta pandemia alteró la vida de todos, e impuso nuevos desafíos es una verdad de perogrullo. Los docentes tuvimos que aprender a dar clases de manera virtual y a tomar exámenes que sean a prueba de domicilios (una buena reflexión al respecto se encuentra en Antenucci 2020). Los que tenemos hijos en edad escolar tuvimos que transformarnos en sus maestros, y aprendimos a balancear la investigación y otras responsabilidades propias de la carrera científica con la carga familiar aumentada, algo que según muestran los estudios tuvo un mayor impacto en el desempeño de las mujeres de ciencia (e.g., Kramer 2020). Los estudiantes y becarios doctorales, dentro del mundo científico, son tal vez los más golpeados por las restricciones impuestas por la pandemia (e.g., Ashton & Pintor-Escobar 2020). Con laboratorios cerrados y viajes de campo o a colecciones suspendidos, la incertidumbre sobre su futuro y la finalización de sus proyectos doctorales en tiempo y de manera exitosa le quita el sueño tanto a becarios como a directores.

Las sociedades científicas no quedaron exentas del impacto de la pandemia, teniendo que reprogramar eventos y actividades. En noviembre del 2020 se deberían haber celebrado las XXXIII Jornadas Argentinas de Mastozoología en Puerto Iguazú (Misiones), un evento que era muy esperado debido al éxito que habían tenido las XIII JAM celebradas en esa ciudad en el año 1998. En mayo del 2020 la Comisión Organizadora Local decidió, junto a la Comisión Directiva de la SAREM, postergar las Jornadas hasta el 2021 dada la incertidumbre que teníamos sobre el devenir de la pandemia. Esa decisión, que en ese momento parecía muy prematura, terminó siendo acertada. Así es como por tercera vez desde sus inicios en 1985, la SAREM no celebró su jornada anual (en 1992 no se llevaron a cabo las JAM por cuestiones económicas, y en el 2006 porque la sociedad co-organizó el I Congreso Sudamericano de Mastozoología que se realizó en Brasil). Afortunadamente, la suspensión de las JAM en el 2020 no tuvo un impacto económico fuerte en las finanzas societarias, como si sucedió en otras sociedades a nivel mundial que dependen de sus eventos para poder mantener sus publicaciones y otros gatos (e.g., Kwon 2020), pero causó que no se entregaran los premios Elio Massoia y Fernando Kravetz (ambos consisten en fondos para ayudar al proyecto de investigación de los ganadores), al igual que los premios de las JAM a las mejores presentaciones. Además, como no se percibieron los fondos provenientes de la subasta que se realiza en la cena de camaradería en las JAM, la SAREM deberá hacer un esfuerzo económico extra para que la edición 2021 de los subsidios SAREM no se suspenda. Pero más allá de lo económico, la suspensión de un evento societario tan importante como son las JAM tuvo un efecto más personal para sus asistentes regulares, que más allá de utilizar las Jornadas como un espacio donde dar a conocer nuestras investigaciones, o donde vincularnos profesionalmente con colegas y formar nuevas redes de trabajo, consideramos a este evento como un lugar donde reencontrarnos con amigos de distintos puntos del país.

Pero esta pandemia nos llevó a descubrir y familiarizarnos con herramientas que estaban disponibles hace mucho y eran sub-utilizadas, como las aplicaciones para realizar videoconferencias y reuniones virtuales. Esta virtualidad nos permitió mejorar el funcionamiento de la sociedad, transformando mails en reuniones virtuales, y permitiendo una mejor comunicación entre la CD y otros actores clave de la sociedad. Para una sociedad tan federal como es la SAREM, donde los miembros de la CD y los editores estamos en distintas provincias, la posibilidad de juntarnos virtualmente, sin tener que destinar fondos societarios o personales para poder hacerlo, representa una gran ventaja que creo que llegó para quedarse. Gracias a esta virtualidad también pudimos realizar nuestra asamblea anual, que de otra forma hubiera sido imposible hacerla, y hasta organizar una serie de charlas para no dejar pasar noviembre sin juntarnos a escuchar una conferencia.

Y muchos creen que los congresos o jornadas virtuales serán cada vez más frecuentes, ya que más allá de volverse accesibles para un público mayor que por distintos motivos no puede desplazarse al lugar del evento, también son más amigables con el ambiente, reduciendo la huella de carbono generada por los viajes a larga distancia, entre otras cosas (Viglione 2020a,b). En el caso de países con economías tan cambiantes como Argentina, la virtualidad permitiría contar con grandes personalidades de la ciencia mundial sin los gastos que acarrea para una Comisión Organizadora de un evento traer a invitados del exterior al país. Si bien se están planificando las JAM presenciales para el 2021, son varios los eventos que decidieron pasarse a la virtualidad como para mantener su frecuencia o no perder otro año de reuniones, como ser las jornadas anuales de la American Society of Mammalogists (ASM) que se realizarán de manera virtual en junio de este año, o las jornadas anuales de la Australian Mammal Society que se realizaron virtualmente durante octubre del 2020. Por otro lado, la Conferencia Bienal de Biología de Mamíferos Marinos que se llevará a cabo en diciembre del 2021, será un evento híbrido, donde se podrá participar tanto de manera presencial como virtual.

La experiencia que tuvimos en la SAREM, tanto en la asamblea anual como en el ciclo de conferencias, fue bastante decepcionante. Dado que la virtualidad elimina las barreras geográficas, esperábamos una mayor convocatoria en ambos eventos. Tal vez la baja asistencia fue porque llegamos todos agotados al final de un 2020 atípico y lleno de reuniones virtuales y otras demandas. Pero tal vez es porque como sociedad aún no estamos preparados para eventos de estas características. Personalmente, creo que un congreso virtual no reemplaza a uno presencial. Asistir a un evento científico es más que presentar un trabajo y escuchar trabajos de terceros, implica interactuar con colegas de manera informal, y así formar redes de trabajo que muchas veces nacen en un coffee break. Sin embargo, creo que este descubrimiento de la virtualidad abre posibilidades únicas de presentar trabajos a un público que de otra forma no nos escucharía, y de asistir a charlas de colegas que de otra forma nos sería imposible participar. Creo que como sociedad científica tenemos que tomarnos un tiempo para repensar nuestros eventos, y considerar la posibilidad de hacer jornadas híbridas, invitando a expositores de distintas partes del mundo a que den sus charlas de manera virtual, y permitiendo la participación virtual de los asistentes. De esta manera se potenciará la participación de la comunidad mastozoológica, teniendo eventos mucho más exitosos, independientemente del lugar geográfico donde se realicen o el momento económico que esté atravesando el país o la región.

LITERATURA CITADA

B01 Antenucci, D. 2020. Educación superior: sur, la pandemia y después. Mastozoología Neotropical 27:1–7. https://doi.org/10.31687/saremMN.20.27.1.0.01Links ]

B02 Ashton, P., & L. Pintor-Escobar. 2020. Five ways to tackle PhD research anxieties triggered by COVID-19 lockdowns. Nature Career Column. https://doi.org/10.1038/d41586-020-01898-1Links ]

B03 Kramer, J. 2020. Women in Science May Suffer Lasting Career Damage from COVID-19. Scientific American. <https://www.scientificamerican.com/article/women-in-science-may-suffer-lasting-career-damage-from-covid-19/#>. [ Links ]

B04 Kwon, D. 2020. How scientific societies are weathering the pandemic’s financial storm. Nature 583:345. https://doi.org/10.1038/d41586-020-01553-9Links ]

B05 Viglione, G.2020a. A year without conferences? How the coronavirus pandemic could change research. Nature 579:327–328. https://doi.org/10.1038/d41586-020-00786-yLinks ]

B06 Viglione, G. 2020b. How scientific conferences will survive the coronavirus shock. Nature 582:166–167. https://doi.org/10.1038/d41586-020-01521-3Links ]