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Synthesis (La Plata)

Print version ISSN 0328-1205

Synthesis (La Plata) vol.10  La Plata Jan./Dec. 2003

 

ARTÍCULOS

Teócrito (idilios 13 y 22), Apolonio de Rodas (II 282-283) y Propercio I 20: una contaminación

Dulce Estefanía

Universidad de Santiago de Compostela

Resumen
Este artículo analiza la contaminación que de los idilios 13 y 22 de Teócrito y de los versos II 282-283 del poema de Apolonio de Rodas realiza Propercio en su elegía 1, 20.

Palabras clave : Teócrito; Apolonio de Rodas; Propercio.

Abstract
This Article is concerned with the study of the influence of Theocritus' Idylls 13 and 22 and of Apollonius Rhodius' Poem on Propertius' elegy 1, 20.

Key Words: Theocritus; Apollonius Rhodius; Propertius.

El relato del mito de Hylas, de factura típicamente alejandrina como muestran el Idilio 13 de Teócrito y las Argonáuticas de Apolonio de Rodas, constituye el núcleo de la Elegía 1, 20 de Propercio. En ésta y en la 3, 15 properciana el mito se presenta, a juicio de La Penna, en forma narrativa. La primera de ellas le parece probable al estudioso italiano que se corresponda con los comienzos de la actividad literaria del poeta de Asís 1.
El relato mítico propiamente dicho, de carácter claramente erótico y con presentación bucólica en Teócrito, más discreto en cuanto a la relación amorosa en Apolonio de Rodas, es utilizado por Propercio como ejemplo a tener en cuenta por Galo, a quien el poeta latino apostrofa en los quince primeros versos a propósito de sus amores con un adolescente que podría serle arrebatado por alguna mujer. La narración del mito que nos ocupa, destinada a mostrar que también los héroes, al igual que los mortales, son víctimas del amor, queda encuadrada entre el apóstrofe (dieciseis versos) y dos versos finales en los que el poeta en un nuevo apóstrofe, esta vez muy breve (sólo dos versos), afirma que si Galo tiene en cuenta el ejemplo ofrecido por el mito, podrá conservar su amor 2:
“Esto te advierto, Galo, por mi fiel amistad (que no se pierda en tu ánimo distraído), a menudo la mala suerte le sale al paso al enamorado incauto: el cruel Ascanio 3 podría decírselo a los Minias 4. Tú tienes un amor de no inferior belleza ni de nombre desigual al de Hylas, el hijo de Teodamante. A éste, bien vayas recorriendo los arroyos del bosque sombrío, ya moje tus pies la onda del Anio 5, ya recorras la costa de los Gigantes 6, o en cualquier rincón por el movible cobijo del río, defiéndelo siempre del rapto codicioso de las ninfas (pues no es menor el amor de las itálicas que el de las Adríadas 7). Que no tengas, Galo, que ir a los duros montes y a las frías peñas, y a los lagos nunca conocidos: lo cual, habiéndolo sufrido Hércules en su desventurado viaje por desconocidas riberas, tuvo que llorar ante el Ascanio indómito.
Pues cuentan que antaño la nave Argo, salida del astillero de Pagasa, recorría el remoto rumbo de Fasis, y ya después de pasar las olas de la hija de Atamas 8, arribó a los escollos de los misios 9. Allí el grupo de los héroes, cuando arribó a las serenas orillas, cubrió el risueño litoral de muelle ramaje. Pero el compañero del invencible mancebo avanzó más allá a buscar la rara agua de una fuente apartada. Dos jóvenes lo persiguieron, descendencia de Aquilón. Lo perseguía desde lo alto Zetes, lo perseguía desde lo alto Cálais, querían robarle sus besos extendiendo sus manos, y arrebatárselos desde arriba en alternativa huida. El, en vilo, busca refugio bajo su propio brazo y con una rama espanta las asechanzas que vuelan. Y ya se había retirado la estirpe de Orothya Pandiónide, pero, ¡ay dolor!, Hylas caminaba, caminaba hacia las Hamadríadas 10. Allí había una fuente en la ladera del monte Arganto, humeda morada grata a las ninfas de Tinia 11, encima de la cual pendían, sin que se debieran a cuidado alguno, frescas manzanas de árboles abandonados; en torno, en el fresco prado, crecían lirios blancos entremezclados con adormideras purpúreas . E Hylas, ora cortándolas puerilmente con sus delicadas uñas, prefería la flor al deber que se había impuesto, ora echándose ignorante sobre las hermosas aguas, entretenía su descuido con tiernas imágenes. Al cabo se dispone a beber del río metiendo en él las manos y libando el agua recostado en su hombro derecho, por cuya blancura como arrobadas las doncellas Dríadas, dejaron asombradas sus acostumbradas danzas, y como resbalara, fácilmente lo arrastraron con el blando líquido: Hylas, al ser robado sus cuerpo, dio un grito. A éste desde lejos Alcides repitió respuestas, mas sólo el aura le devolvió el nombre desde la lejana fuente.
Aleccionado con estos ejemplos, Galo, guardarás tu amor, pues parece que has confiado el hermoso Hylas a las ninfas 12
Entre los problemas planteados por esta elegía, hay dos, para mí, de especial interés: el de la posible fuente o modelo del episodio que relata la persecución de Hylas por los Boréadas y la interpretación de suspensis … palmis del verso 27, en traducción de Tovar “extendiendo sus manos”. A mi juicio ambos están estrechamente relacionados.
En relación con el modelo, tanto La Penna como Fedeli, admiten la hipótesis de más de una fuente alejandrina 13.
Fedeli acepta la posibilidad, señalada antes por algunos críticos, de que el relato properciano esté influido por el arte figurativa y señala las posibles analogías con la representación de un mito, quizá, dice, el de Céfiro y Jacinto, en la que una figura con alas persigue a un muchacho 14. Ya La Penna había llamado la atención sobre la influencia que sobre Propercio ejercían las artes figurativas y recogía la suposición de Keissner de que el poeta de Asís reelaboraba las representaciones presentes dichas artes y, por tanto, resultaba inútil buscar modelos determinados 15.
En cuanto a las fuentes literarias, descartadas por La Penna, las hipótesis de A. Otto, para quien la fuente sería Filetas, la de, entre otros, Butler-Barber, que suponían que la elegía properciana derivaba de Euforión y la de Maas, que conjetura la derivación del episodio de Propercio de la Heracleida de Riano, el profesor italiano admite la posibilidad de suponer que el episodio de la persecución de Hylas por parte de los hijos de Bóreas se encontrase en Calímaco. Se opondría a esto último, según el propio La Penna, el argumento de Knaac en virtud del cual en esta elegía tendríamos una contaminación de Apolonio y del idilio 13 de Teócrito. La Penna objeta a esto que Knaac no indica en que consiste la contaminación de los dos autores griegos en la elegía en cuestión y deduce que la posible fuente de Propercio sería, en ese caso, posterior a Apolonio y Teócrito 16.
La hipotética atribución a Calímaco sugerida por La Penna no me parece oportuna. Ni en el himno a Ártemis, en el que se alude al encuentro de Hércules con Tiodamante, el padre de Hylas 17, ni en los fragmentos 22-25 de Pfeiffer, donde también se habla de Hércules y donde se encuentra precisamente el enfrentamiento de éste con aquél 18, se hace mención alguna al episodio que nos ocupa. La historia del encuentro de Tiodamante y Hércules la sitúa Apolonio de Rodas antes del viaje de los Argonautas y Calímaco, al relacionarla con Hilo el hijo de Hércules y Deyanira, que es el niño que le acompañaba, le otorga una cronología más tardía, lo que hace imposible pensar que en este aítion hablase de Hylas. Los fragmentos referentes al rito realizado por los argonautas en la isla de Anafe (7-21), en clara relación con la navegación de la Argo, corresponden al regreso de los héroes una vez realizada su aventura (Apolonio nos da el relato casi al final de su libro IV); no podían, por tanto, estos fragmentos contener el episodio narrado por Propercio. El recurrir a influencias de Calímaco, cuando lo que conocemos de este poeta no lo atestigua, es, me párece, un procedimiento vicioso.
Personalmente creo que, haya o no una fuente anterior a Propercio, sí hay contaminación de Apolonio en el episodio properciano de la persecución de los Boréadas; dicho de otra forma, la elegía I 20 es un intertexto del que forman parte, entre otros, el idilio 13 de Teócrito y las Argonáuticas de Apolonio de Rodas.
La presencia de este último en los versos propercianos se documenta, entre otras, con las correspondencias intertextuales que encontramos en éstos con los versos II 282-283 de Apolonio, de las que me ocuparé más adelante.
Es necesario tener en cuenta la descripción de los Boréadas que encontramos en textos anteriores y posteriores a Propercio, concretamente en la cuarta Pítica de Píndaro, en Argonaúticas de Apolonio, en las Metamorfosis de Ovidio y en las fábulas 14 y 19 de Higino. En estos textos encontramos versiones diversas:


Pítica IV 322-327 19
Et genetrix facta est partus enixa gemellos,
Cetera qui matris , pennas genitoris haberent.
Non tamen has una memorant cum corpore natas,
barbaque dum rutilis aberat subnixa capillis,
implumes Calaisque puer Zetesque fuerunt;
mox pariter pennae ritu coepere volucrum
cingere utrumque latus, pariter flavescere malae
Ovid., Met. VI 711-718 20.
Tenían, por tanto, según Píndaro y Ovidio, alas en la espalda.
Los Boréadas descritos por Apolonio e Higino son diferentes:


Argonaúticas, I 212 y 219-223 21
Zetes et Calais Aquilonis venti et Orithyae Erechtei filiae filii; hi capita pedesque pennatos habuisse feruntur crinesque ceruleos, qui pervio aere ausi sunt
Hyg., fab. 14, 18 22
Tunc Zetes et Calais, Aquilonis venti et Orithyae filii qui pennas in capite ei in pedibus habuisse dicuntur, Harpyas fugaverunt
Hyg., fab. 19, 3 23
De los tres textos de Apolonio y de Higino se deduce que los hijos de Bóreas tenían alas en la cabeza y en los pies; del primero de los de Higino, que se desplazaban volando 24.
Ovidio se ha inspirado para su versión en Píndaro, e Higino en Apolonio.
Como bien dice Ovidio (v. supra p. 5), tuviesen alas en la espalda, o en la cabeza y en los pies, el resto de sus rasgos correspondían a los de su madre ( cetera … matris ); poseían, por tanto, manos. Con razón, pues, rechaza Fedeli 25 las interpretaciones de Lachmann, que en suspensis … palmis interpreta palmis como sinónimo de pinnae, o la de Housmann que acepta plantis en lugar de palmis y la de Luck que se inclina por plumis . Para Fedeli, que acepta palmis , las manos de los hijos de Bóreas, por el hecho de que éstos son alados y se balancean en el aire, pueden perfectamente ser calificadas de suspensae , porque ellas, como el resto del cuerpo de Cálais y Zetes, estaban suspendidas en el aire en el momento en que perseguían a Hylas; su interpretación es la siguiente: “con le mani librate nel volo”. Yo me inclino más bien por la interpretación de Tovar, pero, en todo caso, es discutible.
Pero Propercio, independientemente de que se inspire en representaciones artísticas o en alguna fuente literaria que no conocemos, tiene un modelo para su relato. Basta, para demostrarlo, señalar, como he dicho, las correspondencias verbales de los versos 25-27 propercianos:
hunc duo sectati fratres, Aquilonia proles,
hunc super et Zetes , hunc super et Calais
oscula suspensis instabant carpere palmis
con los versos los de Apolonio de Rodas indicados en el título de este artículo:

Se inspirase en una fuente artística o literaria, o no, Propercio utiliza para su relato, con algunas modificaciones, los versos de Apolonio que relatan la persecución de las Harpías por parte de los Boréadas; con estos versos el poeta de Rodas le proporcionó la cobertura poética para un episodio que, muy al contrario que el del griego, tiene carácter erótico. ¿Le bastó a Propercio cambiar el sentido de los versos griegos para un episodio producto de su imaginación, o los utilizó para recrear una fuente, artística o literaria que desconocemos? Sabemos que poetas helenísticos posteriores a Teócrito y a Apolonio introdujeron innovaciones, como, por ejemplo, Euforión que hacía de Hylas el erómenos de Polifemo 27. En este sentido, y dentro del terreno de la hipótesis, Euforión pudo dar a Propercio la idea de que también los boréadas intentasen seducir al joven.
Con todo, el hecho de que nos encontremos ante un problema abierto, no invalida la realidad de la contaminación de Apolonio por parte de Propercio en los versos 25-27 de su elegía 1, 20 28. Se confirma así lo que afirmaba Keissner a propósito de la reelaboración de los mitos por Propercio sin ajustarse a un modelo determinado, y la hipótesis de Knaac de una contaminación por parte de Propercio de versos de Teócrito (Idilio 13) y de Apolonio.
En general sólo se ha llamado la atención sobre el parentesco entre el idilio 13 teocriteo y la elegía 1, 20 properciana y se han descuidado las afinidades intertextuales de esta misma elegía con otro idilio, el 22, dedicado a los Dioscuros, otra pareja mítica de hermanos.
La descripción de la escena que sigue al desembarco de los héroes:
“Allí el grupo de los héroes, cuando arribó a las serenas orillas, cubrió el risueño litoral de muelle ramaje”,
es análoga a la que describe el idilio 22 a propósito de la llegada a la playa por parte de los Minios una vez superadas las rocas Cianeas:
“y, desembarcados sobre la playa profunda de la costa y al abrigo del viento, preparaban los lechos”
Es cierto que el idilio 13 también presenta una escena de desembarco, pero no es, a mi juicio, más semejante; es bastante más amplia y diferente 29.
La fuente a la que se acerca Hylas en la elegía 1, 20 recoge detalles de la descrita en el idilio 13 y de aquélla junto a la que estaba sentado Amico (idilio 22):
“Allí había una fuente … encima de la cual pendían, sin que se debieran a cuidado alguno, frescas manzanas de árboles abandonados; en torno, en el fresco prado, crecían lirios blancos entremezclados con adormideras purpúreas” 30.
“una fuente en una hondonada, a cuyo alrededor abundaban los juncos, la obscura calidonia, el verde culantrillo, el florido apio y la reptante grama”
“una fuente perpetua … cerca crecían elevados pinos, álamos blancos, plátanos y cipreses de alta copa; de flores perfumadas, grata labor de velludas abejas” 31.
Lo que ha hecho Propercio es fundir las descripciones de la fuentes que nos ofrece Teócrito en uno y otro idilio: los árboles propercianos, inexistentes en el idilio 13 teocriteo, se corresponden con los del idilio 22, mientras que los lirios blancos y las adormideras purpureas reflejan el contraste de la obscura celidonia y el verde culantrillo.
Son tres, pues, por lo menos, las composiciones con las que la elegía porperciana presenta coincidencias: el poema de Apolonio y los idilios 13 y 22 de Teócrito; ello responde a la contaminación de la que hablaba Knaac. Sirviéndose de ella y recreándola conforme a su personal inspiración, compuso Propercio la elegía objeto de nuestro estudio.

Notas

1. Cf. A. La Penna (1951: 90) y (2000: 169). V. et. P. Fedeli (1980: 455).

2 .Cf. La Penna (1951: 137) y (2000: 169-171), A. Tovar (1963: 20) y P. Fedeli (1980: 455). Este último llama la atención sobre la ausencia del amor pederástico en el resto de las elegías propercianas.

3. Se trata del lago Ascanio, cuyas ninfas atraídas por la belleza del joven Hylas lo arrebatan al fondo de las aguas (Tovar: 1963: 20, n. 1).

4. El rapto de Hylas tuvo lugar durante la expedición de los Argonautas o Minias (la mayoría eran descendientes de Minias, el primer rey de Tesalia), cf. ibid.

5. Actual Teverone, que recorrida la llanura de Tíbur, desemboca en el Tíber ( cf. ibid. , n. 3).

6. La leyenda situaba la lucha de los Gigantes contra los dioses en Flegra, próxima a Cumas, en Campania ( cf. ibid. , n. 4).

7. Con este nombre se designa aquí a las ninfas de las aguas.

8. Se trata aquí del Helesponto, que recibió este nombre por la caída en él de Hele, hija de Atamas y Nefele, cuando en compañía de su hermano Frixo volaba a lomos del carnero de oro, objeto de conquista de los Argonautas, en dirección a Eea ( cf. ibid. , n. 8)

9. A donde llegaron en realidad los Argonautas fue a Bitinia, próxima a Asia Menor (Misia), cf. ibid. , n. 9

10. Es el nombre propio de las ninfas de las aguas.

11. Lugar separado de Bitinia por el río Psillo.

12. Hoc pro continuo te, Galle, monemus amore/ (id tibi ne uacuo defluat ex animo),/ saepe imprudenti fortuna occurrit amanti:/ Crudelis Minuis dixerit Ascanius./ Est tibi non infra speciem, non nomine dispar,/ Theiodamanteo proximus ardor Hylae:/ huic tu, siue leges umbrosae flumina siluae,/ siue Aniena tuos tinxerit unda pedes,/ siue Gigantea spatiabere litoris ora,/ siue ubicumque uago fluminis hospitio,/ Nympharum semper cupidas defende rapinas/ (non minor Ausoniis est amor adryasin);/ ne tibi sit duros montes et frigida saxa,/ Galle, neque expertos semper sdire lacus:/ quae miser ignotis error perpessus in oris/ Herculis indomito fleuerat Ascanio./ Namque ferunt olim Pagasae naualibus Argon/ egressam longe Phasidos isse uiam,/ et iam praeteritis labentem Athamantidos undis/ Mysorum scopulis applicuisse ratem./ Hic manus heroum, placidis ut constitit oris, / mollia composita litora fronde tegit. / At comes invicti iuvenis processerat ultra/ raram sepositi quaerere fontis aquam./ Hunc duo sectati fratres, Aquuilonia proles, / hunc super et Zetes, hunc super et Calais, / oscula suspensis instabant carpere palmis, / oscula et alterna ferre supoina fuga. / Ille sub extrema pendens secluditur ala / et uolucres ramo summouet insidias. / Iam Pandioniae cessit genus Orithyiae:/ a dolor! Ibat Hylas, ibat Hamadriasin./ Hic erat Arganthi Pege sub uertice montis/ grata domus Nymphis umida Thyniasin,/ quam supra nullae pendebant debita curae/ roscida desertis poma sub arboribus,/ et circum irriguo surgebant lilia prato/ candida purpureis mixta papaueribus. / Quae modo decerpens tenero pueriliter ungui/ proposito florem praetulit officio,/ et modo formosis incumbens nescius undis/ errorem blandis tardat imaginibus./ Tandem haurire parat demissis flumina palmis/ innixus dextro plena trahens umero./ Cuius ut accensae Dryades candore puellae/ miratae solitos destituere charos,/ prolapsum leuiter facili traxere liquore:/ tum sonitum rapto corpore fecit Hylas./ Cui procul Alcides iterat responsa, sed illi/ nomen ab extremis fontibus aura refert./ His, o Galle, tuos monitus seruabis amores,/ Formosum Nymphis credere uisus Hylan . El texto y la traducción son los de Tovar. El realce en negritas es mío.

13. Cf . La Penna (1951: 131 ss.), P. Fedeli (1980: 454 s.) y M. G. Bonanno (1990: 198).

14. Tovar admitía que el pasaje de los Boréadas podría estar representado en una cerámica, si bien podría tratarse también de la representación de la historia de Céfiro y Jacinto.

15. Cf. La Penna,(1951:103 y n. 1 de la misma página).

16. Cf. ibid. , pp. 137 ss.

17. Allí, en el mismo umbral, sale a tu encuentro Hermes Acacesio y recoge tus armas, y Apolo hace lo mismo con la caza que lleves, o, al menos, lo hacía, antes de que llegara el fuerte Alcida. Ahora Febo ya no tiene encomendada esa tarea, pues el Yunque Tirintio está siempre delante de las puertas para recoger lo que traigas, por si vienes con algún rollizo alimento. Y todos los dioses se ríen de él con risa interminable, y, en especial, su propia suegra, cuando trae desde el carro un toro enorme o un robusto jabalí, y agarra al animal, que se agita convulso, por las patas traseras. Llega a darte consejos, diosa, con marrullera charla: “Dispara tus dardos sobre los animales dañinos, para que los mortales te invoquen como auxiliadora, igual que a mí. Deja corzos y liebres pacer en la montaña. ¿Qué mal hacen a nadie los corzos y las liebres? Los jabalíes son, los jabalíes, quienes destruyen campos y plantas, y los bueyes son un gran mal para los hombres. A éstos tienes que disparar”. Así habló y, rápidamente, voilvió a afanarse en la enorme bestia; pues ni siquiera cuando su cuerpo se hizo divino, en la hoguera de Frigia, cesó su glotonería. su hambre es todavía aquélla con la que, cierto día, se topó con Tiodamante, que estaba arando, Calímaco (1980, 54-55).

18. ... Al campesino que abría el surco para la siembra...

... Una estrella, sí, tú el más capaz de despiezar cornudos bueyes?. <Así> él entonces te maldijo, mas tú, tal como oyen los selos en los montes Tmarios el ruido de la mar Icaria, como los oídos lujuriosos de los mozos al pretendiente pobre, como los hijos depravados a sus padres, como tú la lira (pues no <eres> muy suave...), así de sus palabras ultrajantes sin el menor caso... De <nuestra> tierra de Lindos ... ofrendando (?) un buey entero ... todos ... ¡Salve, el del pesado garrote, sufridor de los seis veces dos trabajos ordenados y de muchos muchas veces voluntarios! ...

...Tras herirlo una espina en la planta del pie. E, irritado por el hambre, te tiraba a puñados del vello de tu pecho, y sentías,¡oh señor!, a la vez dolor y risa entremezclados, hasta que, al pasar por un barbecho tres veces arado, contigo tropezó aquél que lo labraba, Tiodamante, viejo lozano y aún entero. Leevaba él una aljaba de diez pies, con que aguijonear a sus bueyes y medir sus campos de labor ... “De los forasteros, salud ..., pero pronto, te lo pido (si es que hay algo) en el zurrón que cuelga de tu hombro, con que a mi hijo sólo libre de su hambre de lobo, (dámelo). Y (por siempre tendré presente) tu amistoso regalo”. (Mas él) soltó la risa malévola (y grosera) ...De los bueyes... los toros ,,, los que famélicos, vengan a pasar junto a mi arado ... Lepargo ... Escuchó Peleo ... que ojalá de esas palabras ninguna traspase mis dientes ...

... Sobre los infortunados dríopes, los "Inofensivos, ... de un mortero, Calímaco (1980: 148-151).

19. “aprisa despachaba de buen grado y con talante alegre el padre Bóreas, rey de vientos, a Zetes y Calais, varones ambos erizados de purpúreas alas en su espalda”, Píndaro (1951 y 2002: 150).

20. “Se convirtió en madre que dio a luz dos gemelos que, con todo lo demás de su madre , tenían las alas de su padre. Estas, sin embargo, cuentan que no nacieron al mismo tiempo que el cuerpo y, mientras no tuvieron barba por debajo de sus rubicundos cabellos, carecieron de plumas los niños Cálais y Zetes. Después, a un tiempo empezaron las alas, a la manera de los pájaros, a ceñir sus dos flancos, Ovidio (1969: 47-48). El realce en negritas es mío.

21. “Llegaron Zetes y Cálais, los hijos del Bóreas. … Los dos, en las sienes y a ambos lados del talón de los pies, batían al subir en el eire unas alas oscuras –gran maravilla de ver- que brillaban con plumas doradas. En torno a sus hombros, cayendo de lo alto de su cabeza y de una y otra parte del cuello, se agitaban con los soplos del viento sus oscuros cabellos”, Apolonio de Rodas (1991: 65).

22. Zetes y Cálais, hijos del viento Aquilón y de Oritía, hija de Erecteo; dicen que éstos tenían alas en las cabezas y en los pies y cabellos azulados; se lanzaron. en el aire abierto.

23. Entonces Zetes y Cálais, hijos del viento Aquilón y de Oritía, .que dicen que tenían plumas en la cabeza y en los pies, hicieron huir a las Harpías.

24. Incomprensiblemente, por una mala interpretación de capita pedesque pennatos, Ruiz de Elvira (1988 2 : 281) dice que, según Higino, fab. 14, tenían alas en los pies y que, también según Higino, fab. 19, en la cabeza y en los pies.

25. 1980:42-43.

26. “así Zetes y Calais lanzándose muy cerca de ellas trataban en vano de alcanzarlas con la punta de las manos”, Apolonio de Rodas (1991: 145).

27. Cf. La Penna (2000, 194).

28. La presencia del idilio 13 de Teócrito en la elegía properciana I 20 ha sido suficientemente estudiada por los tres latinistas italianos que he citado. Señalan, entre otros elementos comunes a ambas composiciones, el apóstrofe que ambos poetas dirigen respectivamente a Nicia y a Galo, advirtiéndoles que, como pueden serlo ellos, también los héroes son víctimas del amor ( cf. La Penna (1951:137), Fedeli (1980:457-458), el rapto de Hylas por varias ninfas y no por una sola como relataba Apolonio ( cf. ibid. , 139-140 y 456 respectivamente), la invocación de Hércules llamando a Hylas, mientras en Apolonio era Polifemo quien oía el grito del muchacho y gritaba a su vez ( cf. Bonanno (1990:195). Para ellos las coincidencias con el autor de Argonáuticas son más ocasionales y las divergencias son numerosas.

29. Hic manus heroum, placidis ut constiti oris/ mollia composita litora fronde tegit (Prop. 1, 20, 20-21).

(Teócrito 22, 32-33). Traducción de García Teijeiro y M a Teresa Molinos Tejada, Bucólicos griegos (1986: 193).

(Teócrito 13, 32-35).

30. Hic erat … Pege … / … / quam supra nullae pendebant debita curae/ roscida desertis poma sub arboribus/ et circum irriguo surgebant lilia prato/ candida purpureis mixta papaveribus (Prop. 1, 20, 33-38).

31.
(Teócrito 13, 39-42). Traducción de García Teijeiro y M a Teresa Molinos Tejada, Bucólicos griegos (1986: 136).

(Teócrito 22, 37-42).Traducción de García Teijeiro y M a Teresa Molinos Tejad a, Bucólicos griegos (1986: 193).

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