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Synthesis (La Plata)

versión impresa ISSN 0328-1205

Synthesis (La Plata) v.15  La Plata ene./dic. 2008

 

ARTÍCULOS

Afinidad entre semejantes: Sentido y proyección de una paroimía homérica (od. 17.218)

María Estela Guevara de Alvarez

Universidad Nacional de Cuyo

Resumen
Od. 17.218 constituye el registro más antiguo del proverbio griego sobre afinidad entre semejantes, recordado numerosas veces y bajo gran variedad de enunciados en la tradición paremiográfica griega. Este artículo propone un estudio de dicho proverbio, que se inicia con una revisión del antiguo concepto de paroimía, con especial referencia a su vinculación con el concepto de gnome. A continuación se analiza el sentido del proverbio homérico y los rasgos inherentes a su inserción en el texto de Odisea. Por último, se examina la proyección del proverbio en autores griegos y en las colecciones del Corpus Paroemiographorum Graecorum.

Palabras clave: Homero;Odisea; paroimía; gnome; semejanza; amistad.

Abstract
Od. 17.218 establishes the most ancient record of the Greek proverb refering to affinity on similarities and it was remembered several times under a great variety of statements in the Greek paroemiographic tradition. This article proposes a study on the already mentioned proverb, which at the beginning presents a review of the ancient concept of paroimia with a special reference to its link with the concept of gnome. Following this there is an analysis of the Homeric proverb and the features inherent to its insertion in the text of Odyssey. Finally the projection of the proverb is examined in the work of Greek authors and in the collections of Corpus Paroemiographorum Graecorum.

Key words: Homer; Odyssey; paroimia; gnome; Likeness; Friendship.

La predilección del hombre griego por los proverbios se manifiesta por vez primera para nosotros a partir de Homero y constituye una constante de la literatura griega, tanto en poesía como en prosa. La gran cantidad de sentencias y proverbios de que dan cuenta los repertorios griegos permite sustentar la teoría de la existencia de una antigua tradición de poesía oral gnómica pre-homérica, que habría servido como punto de partida para la formación del verso épico.1 Tan significativo caudal de refranes en la tradición oral y escrita determinó que en Grecia se desarrollara tempranamente una labor paremiográfica que remontaría su origen a Aristóteles y que culminó varios siglos más tarde, cuando en época bizantina se compilaron las grandes colecciones de proverbios griegos, reunidas posteriormente en el Corpus Paroemiographorum Graecorum.2
El presente estudio se centrará en un proverbio homérico que gozó de notable popularidad en la tradición paremiográfica griega: (Od. 17.218). Se analizará en primer lugar el concepto mismo de paroimía, el criterio de su aplicación a los poemas homéricos, el sentido de la paroimía de Od. 17.218 en su contexto y, por último, su proyección en autores griegos y en las colecciones paremiográficas.

I. La paremiografía griega ha enfrentado desde sus orígenes un problema que en general afecta a toda el área cultural europea: la dificultad en delimitar el concepto de proverbio. Esta dificultad se manifiesta en la terminología porque la lengua griega disponía de varios términos afines que, al menos en alguna de sus acepciones, se acercaban a la noción de máxima o dicho. Tal el caso de , entre otros. Si bien el intento de establecer la diferencia entre estas palabras puede resultar estéril, se hace necesario especificar la relación conceptual entre dos términos particularmente relevantes para nuestro estudio: gnome "sentencia" y paroimía "proverbio".
Para la crítica antigua y moderna, el punto de partida para un enfoque teórico de la gnome ha sido la definición de Aristóteles (Rh. 1394a 22-26):


Sentencia es una declaración, pero no ciertamente sobre lo particular, por ejemplo, qué clase de persona es Ifícrates, sino sobre lo universal; tampoco sobre todas las cosas universales, por ejemplo, que lo recto es lo contrario de lo curvo, sino sobre aquello que concierne a las acciones y que puede ser elegido o evitado al obrar.3

En estrecha relación con la definición aristotélica, Ahrens (1937: 9) interpreta la gnome como una proposición que tiene por tema un modo posible de comportamiento humano o que se refiere de manera mediata a él, que contiene además un juicio que no admite duda acerca del comportamiento necesariamente recto y reclama validez universal.
La definición de paroimía plantea un mayor grado de dificultad, sobre todo en relación con su etimología. La primera explicación etimológica, que habría surgido entre los peripatéticos y que fue sostenida por autores antiguos, es la que erróneamente relaciona el término con "semejante".4 Otra interpretación, defendida por paremiógrafos y gramáticos antiguos, asocia , sinónimo de "camino". Bieler (1936) ha reconstruido los pasos que han llevado a tal derivación: así como para un sustantivo de construcción semejante, , existe el correspondiente adjetivo , del mismo modo a partir de un supuesto se habría formado el adjetivo y su femenino (sc. o alguna palabra semejante). es, por lo tanto, una serie de palabras que van "a lo largo del camino", es decir, una compañía para el camino.
La relación etimológica entre y admite otras interpretaciones. En el prólogo a la colección de proverbios erróneamente atribuida a Diogeniano, se conjetura que los hombres inscribían en los caminos frecuentados por la gente todo aquello que era de utilidad común, para que quienes pasaban por allí se sirvieran de su enseñanza; de este modo habrían llegado a conocerse los apotegmas de los sabios y los consejos de los pitagóricos.5 Los Padres de la Iglesia ponen el acento en la metáfora del camino vital, tan familiar a los griegos: serían aquellas indicaciones que el hombre experimentado transmite al que parte, para que lo acompañen en el difícil camino de la vida.6 García Romero (1999) propone una interpretación basada en la relación entre "camino" y "canto, narración poética": si un canto o un poema puede entenderse metafóricamente como un camino que recorre el poeta, así como significa "lo que precede a la narración" (proemio), significaría "lo que se encuentra junto a la narración", esto es, lo que se deduce de la narración como enseñanza de sabiduría universal.
En cuanto al contenido, el concepto de paroimía en la Antigüedad era muy amplio -mucho más amplio, al menos, que lo que hoy se entiende por proverbio- y de entre sus varios tipos se distinguían, según la clasificación de Strömberg (1954: 9), tres géneros importantes: los verdaderos proverbios , los aforismos o sententiae y las frases proverbiales , que incluían semiproverbios y dichos familiares. Tal amplitud de criterio queda de manifiesto en las colecciones que componen el CPG, que incluyen en sus registros no sólo paroimíai y gnomai propiamente dichas, sino también "palabras aladas" que a partir de su registro literario adquirieron carácter proverbial. Éste es, en definitiva, el factor que determina la creación de una paroimía: el hecho de que una expresión -cargada o no de contenido gnómico- que surge en un contexto concreto pasa luego a aplicarse en circunstancias similares, con la consecuente traslación del sentido propio al figurado.7
La paroimía podría ser caracterizada, en conclusión, por los siguientes rasgos: tiene carácter popular -frente a la gnome, que no lo tiene necesariamente-, suele expresar lo concreto en lugar de lo abstracto y encierra una enseñanza útil para las más diversas actividades humanas. Los antiguos añadían otra cualidad: el hecho de que en la paroimía hay un ocultamiento de la verdad,8 de modo que su sentido pleno no es comprensible a partir del significado literal de las palabras. Este rasgo no se manifiesta cuando la paroimía asume, por ejemplo, la índole de una gnome, de por sí explícita en su enunciado.

II. En relación con el estudio de los proverbios homéricos conviene hacer dos consideraciones previas. En primer lugar, se hace necesario advertir que las principales fuentes para el estudio de los proverbios homéricos - el Comentario de Eustacio de Tesalónica9, las colecciones del CPG y las referencias de escoliastas y lexicógrafos-, haciéndose eco de esa amplitud de criterio ya mencionada en relación con el concepto de paroimía, registran como proverbios homéricos una gran variedad de locuciones, desde expresiones perfectamente identificables como gnomai hasta breves frases proverbiales del tipo 'dar oro por bronce' (Il. VI.236), 'estar sobre el filo de la navaja' (Il. X.173), 'ser ave de mal agüero' (Il. XXIV.219), 'pagar todo junto' (Od. 1.43), 'obrar por engaño o por fuerza' (Od. 9.406), 'volver con las manos vacías' (Od. 10.42), 'morir de risa' (Od. 18.100) o 'tener un corazón más duro que una piedra' (Od. 23.103). En segundo lugar, es preciso tener en cuenta que bajo la categoría de 'proverbio homérico' se incluyen no sólo aquellas expresiones antiguas que circulaban como paroimíai en la época de composición de los poemas sino también versos homéricos o partes de versos que se convirtieron en proverbios sólo a partir de la difusión de los poemas. Resulta claro que, a falta de otras fuentes, la adscripción de una determinada paroimía a época homérica por parte de los comentaristas del texto homérico -con la consecuente alusión a su antigüedad- tiene un carácter meramente conjetural.
Hechas estas precisiones se puede establecer que el verso 218 del canto 17 de Odisea, por forma y contenido, es asociable al tipo de la gnome: "siempre un dios junta a cada uno con su semejante". En cuanto a su formulación lingüística, se trata de una sentencia enunciativa -la más frecuente en Homero, frente al tipo más escaso de sentencia parenética- y está expresada en presente de indicativo, el tiempo verbal que prevalece sobre cualquier otro en sentencias y proverbios de Odisea. Esta gnome se registra como paroimía en cinco colecciones del CPG, en el catálogo de Kurtz (1961: 308) y en el Thesaurus Graecae Linguae de Stephanus.10
Respecto de la inserción en su contexto, la paroimía aparece en la parte final de Odisea, que presenta al héroe de regreso en su tierra. El episodio del canto 17, vv. 204-255, relata el incidente que se desencadena cuando, junto a una fuente del camino, con?uyen dos grupos de caminantes que se dirigen al palacio: el cabrero Melantio, que en compañía de dos pastores regresa con cabras para el banquete, y Eumeo, que conduce a Odiseo bajo su disfraz de anciano indigente para que mendigue entre los pretendientes. Acaba de ponerse en marcha el minucioso plan ideado por Odiseo (Od. 16.266-307), destinado a instalar al héroe en el centro de su oikos con?ictivo, y el primer obstáculo que se presenta a ese plan es, precisamente, el encuentro con Melantio. Sucede que a este siervo joven y desleal, que ha tomado el partido de los pretendientes, la ocasión le parece propicia para burlarse de los dos ancianos con un discurso mordaz e insolente, que comienza del siguiente modo (Od. 17.217-220):


Ahora, por cierto, un ruin guía a otro ruin,
que siempre un dios junta a cada uno con su semejante.
¿A dónde, miserable porquero, llevas a ese glotón,
a ese mendigo importuno, asolador de banquetes?

A la serie de agravios dirigidos a Odiseo (vv. 217-232), Melantio añade la agresión física (vv. 233-234). El lance termina con la contención interna del héroe ante el ultraje y con la súplica de Eumeo a las ninfas de la fuente para que se acelere la llegada del amo ausente. El episodio es de por sí significativo en tanto presenta el primero de los varios enfrentamientos que se producirán en los cantos finales del poema entre dos grupos de oponentes: el de los pretendientes y los siervos desleales por un lado, el de Odiseo, Telémaco y los siervos leales por otro. Es también la primera vez que Odiseo pone a prueba su fortaleza en su propia patria, obligándose a un refrenamiento de la ira que le es absolutamente indispensable para la consumación de sus planes.
Para el análisis del marco de inserción de la paroimía resulta oportuno considerar el enfoque de Lardinois (1997), que incorpora al estudio del lenguaje gnómico de Ilíada los nuevos aportes de la etnolingüística y de la sociolingüística. Según su propuesta, el contexto de aparición de las gnomai en Homero puede ser examinado desde tres puntos de vista: relación entre emisor y receptor (contexto social), inserción de la gnome en el discurso del personaje (contexto narrativo) y relación de la gnome con el texto que le precede y le sigue (contexto lingüístico).
En el examen del contexto social, Lardinois distingue tres tipos de gnomai según el destinatario al que van dirigidas: gnomai de primera persona, cuando se aplican al hablante; de segunda, cuando se aplican al que escucha; de tercera, cuando se aplican a una tercera persona, que puede estar presente o ausente. Conforme a este criterio de clasificación, la gnome de Od. 17.218 es un dicho de segunda persona que Melantio aplica a sus dos oyentes, Eumeo y Odiseo. No se trata, por cierto, del tipo de sentencia que una persona de autoridad -dios, rey o padre, por ejemplo- dirige a un inferior, porque emisor y receptores pertenecen a un nivel social bajo (el de los douloi del oikos, Melantio y Eumeo; el de los mendigos, Odiseo) pero puede asociarse al tipo de discurso autoritario, según una característica ya observable en Ilíada en sentencias de segunda persona.11 En este caso el grado de superioridad de Melantio está determinado por el poder que le confiere su supremacía física sobre los destinatarios de la gnome y, de un modo indirecto, por la confianza que le inspira el eventual apoyo de los pretendientes.
En relación con el contexto narrativo, el primer asunto que se ofrece al análisis es el lugar que ocupa el proverbio en el texto poético, según exprese la voz del poeta o de los personajes. El hecho de que la paroimía de Od. 17.218 aparezca en boca de Melantio viene a confirmar una tendencia general de la paroimía homérica: del conjunto de ochenta y tres proverbios de Odisea,12 sólo diez corresponden a la voz del poeta, mientras el resto se inserta en el discurso de los personajes. Melantio es un personaje secundario pero no carente de relieve, si se tiene en cuenta qué importante resulta en la trama del poema que los personajes hostiles a Odiseo acumulen una cadena creciente de ofensas para que el héroe justifique acabadamente la severidad de su venganza.
Pero llegados a este punto se plantea la necesidad de dilucidar si en Homero el lenguaje gnómico contribuye de algún modo a la caracterización de los personajes. Es plausible pensar, como se ha hecho, que las gnomai homéricas expresan verdades que derivan de un fondo común, que cuentan con la aceptación general y que este conjunto de máximas pertenecía a una tradición viviente, recreada en cada caso con la ayuda de fórmulas y temas tradicionales.13 Si se admite además que en la épica no pocas veces la voz del poeta se confunde con la de sus personajes, uno podría asumir que el poeta no pretende caracterizar psicológicamente a los personajes a través del lenguaje gnómico. Lardinois (2000), sin embargo, ha intentado demostrar que en Ilíada el empleo del lenguaje gnómico por parte de los personajes principales puede denotar caracterización, aunque su análisis se constriñe al examen de las gnomai en relación con su aplicabilidad a un determinado destinatario, no en relación con su contenido.14 Si se examina el empleo de sentencias de los personajes desde un punto de vista temático, habrá que reconocer el hecho incontrastable de que en Homero idénticas gnomai son pronunciadas por distintos personajes. En Odisea, por ejemplo, Atenea (1.267), Eurímaco (1.400) y Telémaco (16.129) pronuncian la misma gnome sobre la subordinación de los asuntos humanos al poder divino (; Mentor (2.230) y Atenea (5.8) repiten una sentencia exhortativo-negativa sobre la benevolencia de los reyes ; Nausícaa (6.207-208) y Eumeo (14.57-58) re? exionan con idéntica gnome sobre la protección de Zeus a extranjeros y mendigos.
La gnome de Melantio pertenece a este tipo de sentencias generales que poco contribuyen a la caracterización de un personaje y que podrían escucharse de labios de cualquier personaje porque expresan juicios francamente aceptados por la sociedad homérica. En efecto, que la afinidad determina las compañías es un pensamiento que recorre los poemas homéricos desde el principio hasta el fin y se manifiesta en numerosas circunstancias, desde el hecho tan habitual en Ilíada de que los mejores combaten junto a los mejores hasta el detalle de que en los banquetes el noble busca la compañía de otro noble (ver en tal sentido el pasaje de Od. 3.36 ss., en que Pisístrato se acerca presuroso a recibir a Telémaco y a Mentor, que acaban de llegar a su palacio mientras se realiza un banquete, y les hace sitio entre su padre y su hermano). El hecho de que en la gnome se atribuya a la voluntad divina la responsabilidad de las compañías humanas resulta perfectamente compatible con la concepción homérica de una divinidad omnipotente. En citas posteriores el proverbio circulará con algunas variantes que suprimen la mención de la divinidad.
Respecto del contexto lingüístico, corresponde determinar si el lugar que ocupa la sentencia en el discurso del personaje y la forma en que se emplea aportan algún matiz adicional. Por lo general en Homero las gnomai van precedidas de una explicación sobre el modo en que la afirmación general se aplica a la circunstancia presente.15 Conforme a esa tendencia, las palabras de Melantio comienzan con un verso explicativo: "ahora, por cierto, un ruin guía a otro ruin" (, v. 216), seguido por la sentencia que funciona como su conclusión natural: "que siempre un dios junta a cada uno con su semejante" ( (v. 217).
Probablemente el poeta pone en boca de Melantio un proverbio antiguo, que se conocía ya en época de composición de los poemas.16 Los rasgos de su formulación lingüística, que esta paroimía a juzgar por otros registros portaba ya en su circulación, le confieren carácter de verdad categórica e inapelable, dotada de la autoridad que otorga la sabiduría popular. Pero cierto tono irónico se trasluce en el modo de empleo del conocido proverbio, que va precedido y seguido por declaraciones colmadas de agresividad. Tal vez la aplicación del dicho con un matiz despectivo y burlón no era inherente a su empleo proverbial -de hecho, en la repetición del verso homérico por parte de Platón y de Aristóteles estas connotaciones están ausentes-, pero se trata de una de las tantas posibilidades de actualización del lenguaje proverbial en todas las lenguas.

III. Con posterioridad a su inclusión en el texto de Odisea, el proverbio tuvo gran difusión, lo que se infiere de las citas en autores griegos y de sus numerosas entradas en el CPG.
La manifestación más antigua del pensamiento de que lo semejante atrae a lo semejante puede reconocerse, desde una perspectiva antropológica, en la interpretación de las pinturas rupestres de caza del período paleolítico: en la mentalidad del hombre primitivo habría existido la creencia de que por un proceso mágico el pintar escenas de caza propiciaba la abundancia de la misma.17
Entre los presocráticos, el principio de que lo semejante tiende hacia lo semejante se atribuye a Empédocles (, DK 31 20a). Posteriormente Leucipo y Demócrito, filósofos atomistas, aplicaron el principio para explicar la formación de los mundos. Según la teoría de Leucipo, un gran número de átomos se mueve hacia un gran trozo de vacío; allí se juntan y originan un gran vórtice o remolino, en el que comienza a separarse lo igual hacia lo igual (, DK 67 A1); en virtud de esa tendencia hacia lo igual, los átomos más grandes se congregan en el centro y los más pequeños fuera; finalmente, una membrana envolvente lo circunda todo y se forma una estructura esférica, el mundo. Demócrito reconoce una tendencia mecánica hacia lo igual como norma de comportamiento de las cosas animadas e inanimadas.18 Es preciso apuntar que ni Aristóteles ni los doxógrafos que informaron sobre el origen y las características de la teoría atomista señalaron su relación con la gnome homérica.
El principio de "lo igual hacia lo igual" aplicado al ámbito de la physis reaparece posteriormente en Hipócrates. En el tratado De natura pueris se explica que, durante la gestación, la formación del cuerpo resulta de un proceso en el que cada cosa se dirige hacia su semejante, por ejemplo, lo espeso hacia lo espeso, lo delgado hacia lo delgado o lo húmedo hacia lo húmedo, conforme al principio de afinidad (Nat.Puer. 17, 2 y 29: ). El principio también se menciona para explicar el proceso de secreción de ? ema en el cuerpo en relación con la ingesta de comida y bebida (Nat.Puer. 35, 30: ).
La primera cita textual del verso homérico con carácter proverbial se debe a Platón, cuyo gusto por recurrir a expresiones proverbiales se halla suficientemente testimoniado.19 Si bien Platón, a diferencia de Aristóteles, no mostró interés en un desarrollo teórico del tema, sus citas de proverbios dejan sentados dos rasgos que posteriormente se asumieron como lugares comunes: los proverbios son antiguos (: Cra. 384a, R. 329a, Lg. 741d; : Ly. 216c; : Smp. 195b, Phdr. 240c) y expresan una verdad (Phlb. 59e, Sph. 231c, Mx. 248ª, Grg. 510b). Del más de centenar de citas homéricas que aparecen en los diálogos platónicos, un pasaje del Lisis corresponde a la reproducción casi textual de la paroimía de Od. 17.218:20

- Ly. 214a:

(Con el objeto de averiguar qué es la amistad, Sócrates examina algunas fórmulas derivadas de los poetas y de los filósofos presocráticos sobre la amistad entre se mejantes y entre contrarios.)
En otras dos ocasiones Platón recoge variantes del proverbio, con formula ciones que impiden identificarlas como citas directas del texto homérico:

- Grg. 510b:

(El proverbio sirve a Sócrates para demostrar que, si en la ciudad hay un tirano salvaje y sin educación, no podrá ser amigo de un hombre educado.)

- Smp. 195b:

(En su discurso sobre el amor Agatón hace un elogio de Eros, el más joven de los dioses que, precisamente por su juventud, huye de los viejos y busca la compañía de los jóvenes, como señala el proverbio.)

El verso homérico reaparece en Aristóteles, que fue quien por primera vez se interesó por ofrecer un enfoque teórico sobre el uso de proverbios.21 A él se atribuye una obra titulada (Diógenes Laercio V 26), que constituiría la primera colección sistemática de proverbios. Según un fragmento de Sinesio de Cirene, Aristóteles consideraba que las paroimíai eran restos de una antigua filosofía que habían sobrevivido por su concisión y agudeza.22 Otra obra aristotélica perdida, , permitiría suponer que tuvo un interés especial por los proverbios conectados con Delfos y con los Siete Sabios. En Retórica 1395a 17-18 observa que algunos proverbios pueden ser usados como gnomai -tal el caso de la paroimía homérica que nos ocupa-.

El proverbio de Od. 17.218 es citado en cuatro oportunidades por Aristóteles, dos veces en forma completa (Ética Eudemia y Magna Moralia) y dos en forma abreviada (Retórica y Ética Nicamaquea):

- EE 1235a 7:

(El verso homérico se cita con la ligera variante de por . Aristóteles presenta dos teorías opuestas sobre la naturaleza de la amistad: aquella que la explica como atracción de los semejantes y la que sostiene que la amistad surge como atracción de los contrarios.)

- MM 1208b 10:

(Este pasaje muestra la misma lectura que Lisis de Platón. Aristóteles expone, como en Ética Eudemia, las dos interpretaciones sobre la amistad, entendida como atracción entre semejantes o entre contrarios.)

- Rh. 1371b 15:

(Aristóteles cita el verso homérico de un modo textual pero incompleto. La digresión sobre los móviles de las acciones contiene una enumeración de las distintas cosas agradables para el hombre, entre ellas, el placer en lo semejante.)

- EN 1155a 34:

(El verso homérico está simplemente aludido. Aristóteles menciona dos opiniones sobre la amistad: la de quienes pretenden que la amistad consiste en cierta semejanza y la de quienes consideran que entre semejantes no puede haber amistad.)

Después de Platón y Aristóteles, la paroimía perdura aún en la obra de tres autores griegos: Teofrasto, que la cita al final del capítulo de los Caracteres dedicado a la maldad humana; Calímaco (Causas), con una versión fiel al texto homérico, y Porfirio (Epístola a Marcela), en lo que puede considerarse el último registro memorable del proverbio hacia el fin de la Antigüedad.

- Teofrasto, Char. XXIX 6:

- Calímaco, Aet. fr. 178, 9-10:

- Por firio, Marc. 19, 6:

En el CPG el motivo de la afinidad entre semejantes está ampliamente testimoniado a través de diversos registros, que van acompañados en ocasiones por glosas explicativas de los paremiógrafos. Las variadas formulaciones que asume este motivo proverbial se pueden agrupar en distintos tipos, según que la idea de semejanza se aplique de un modo general o se vincule a grupos específicos.

A. La formulación general del proverbio, aplicable a seres animados e inanimados, coincide en gran medida con la versión de Od. 17.218. Se registran las siguientes versiones, listadas a continuación en orden de fidelidad decreciente respecto del texto homérico:

- Diogenianus V 16:

- Diogenianus Vindobonensis II 88:

Con glosa explicativa:

- Gregorius Cyprius Leidensis I 7:

- Gregorius Cyprius Mosquensis I 15:

- Gregorius Cyprius I 15:

- Apostolius XII 68 (cf. Eustacio 1639 17):

- Apostolius XII 74a:

B. Otra formulación del motivo se centra específicamente en los seres humanos, en relación con la afinidad que viene determinada por la edad o por el carácter moral:

- Diogenianus V 16 (Gregorius Cyprius Mosquensis III 59, Macario IV 48):

- Diogenianus Vindobonensis II 88:

- Apostolius XII 68:

C. Numerosos registros del CPG desarrollan el motivo de la afinidad entre semejantes en referencia al mundo animal:

- Zenobius II 47 (con variantes en Gregorius Cyprius I 15, Gregorius Cyprius Leidensis I 7, Gregorius Cyprius Mosquensis I 15, Macarius I 35, Apostolius I 38):

Con glosa explicativa: .

En la tradición latina el proverbio sobre afinidad entre semejantes fue recordado por Cicerón: pares autem vetere proverbio cum paribus facillime congregantur (Cat.maj. III, 7). Circuló también en locuciones populares y anónimas del tipo aequalis aequalem delectat; similis simili gaudet; formicae grata formica est, cicada cicadae.

Conclusión

En la tradición paremiográfica griega se debe a Homero el primer registro del proverbio sobre afinidad entre semejantes. Que se trataba de una paroimía antigua y conocida ya en época homérica puede inferirse de sus numerosas citas y de los distintos enunciados con que fue recordado en época posterior, lo que hablaría de una tradición independiente de la versión de Od. 17.218. Expresa, por lo demás, un pensamiento de tipo universal, que ha sido recogido por los refraneros de otras lenguas.23
En el texto homérico el proverbio se inserta para refrendar con la autoridad de la sabiduría popular el juicio negativo de un personaje sobre otro. El examen del contexto de inserción de la paroimía permite establecer que se trata de un dicho dirigido al interlocutor de parte de un emisor que ostenta cierto grado de autoridad, que deriva no de su condición social sino de su superioridad física y, eventualmente, de su pertenencia al partido de los pretendientes. Por otra parte la gnome, en tanto enuncia un pensamiento aceptado por la sociedad homérica, no caracteriza de un modo categórico al personaje que la emplea, aunque el examen del contexto lingüístico demuestra que su discurso impregna al refrán de un matiz despectivo e irónico, que no vuelve a repetirse en los registros literarios del proverbio.
En cuanto a la proyección de la paroimía, el principio de "lo igual hacia lo igual" fue conocido en el ámbito de los filósofos atomistas, aunque no puede asegurarse una adscripción de tal principio a fuente homérica: en Homero el pensamiento de que lo semejante tiende a lo semejante sencillamente sirve para explicar una particularidad del comportamiento humano, mientras que en el atomismo el principio sustenta una intelección cosmogónica de carácter físico. También al ámbito de lo físico lo aplica Hipócrates en la descripción de determinados procesos corporales, con una formulación lingüística que no prueba una conexión directa con el verso homérico.
Platón y Aristóteles, que de distinto modo manifestaron su fidelidad a Homero y su interés por el lenguaje proverbial, reprodujeron la paroimía de Od. 17.218 en repetidas ocasiones. Platón cita el verso homérico como ejemplo que respalda la interpretación de la amistad entre semejantes (Ly. 214a); en otras dos ocasiones recurre a otras versiones del proverbio para explicar la imposibilidad de amistad entre hombres educados y carentes de educación (Grg. 510b) y la atracción que sienten los jóvenes por los de su misma edad (Smp. 195b). En Aristóteles el proverbio sirve para exponer la teoría de la amistad nacida de la semejanza (EE 1235a 7, MM 1208b 10, EN 1155a 34) y también en apoyo de la definición del placer que suscita lo semejante (Rh. 1371b 15). Este uso vendría a corroborar la opinión atribuida a Aristóteles de que los proverbios eran portadores de una sabiduría antigua; también estaría en concordancia con el valor que Aristóteles asignaba al entimema como prueba común a los tres géneros oratorios (Rh. 1393 a 25).
Las versiones del proverbio que recoge el CPG hablan de la gran popularidad de esta paroimía, popularidad que no se debería exclusivamente a su inserción en el texto homérico sino al hecho de que expresa un pensamiento de aceptación general, ampliamente testimoniado en la literatura griega. Los repetidos registros del CPG, en definitiva, no hacen más que corroborar la feliz tradición que cabe a los proverbios universalmente aceptados, que prosperan bajo gran diversidad de enunciados. Y la aparición en el texto de Odisea ejemplifica la forma en que la poesía recoge una expresión proverbial, la adapta a sus propios fines y contribuye a perpetuarla en el recuerdo de la posteridad.

Notas

1. Fernández Delgado (1982) considera que el hexámetro dactílico, un producto demasiado largo y elaborado como para haber nacido en su forma conocida, habría derivado de la combinación de distintos metremas: el hemíepes más el enhoplio-paremíaco, el metro predilecto de los refranes. La épica hexamétrica, de claro contenido didáctico, habría sido precedida por una fase de poesía sapiencial vertida en versos cortos. Ejemplos de proverbios homéricos que según Fernández Delgado se ajustan al metro enhoplio-paremíaco son, entre otros, Il. IV 323, VI 339, VI 492, VII 282, IX 256, XIX 90, XXII 71; Od. II 277, IV 379, IV 837, VI 208, VII 310, VIII 329, XV 394, XVII 578.

2. Citado en adelante como CPG.

3. La traducción de los textos griegos me pertenece.

4. Según García Romero (1999: 219ss.) resulta comprensible que se asignara a la escuela peripatética el establecimiento de la etimología de a partir de pues Aristóteles asocia los proverbios a las metáforas (Rh. 1413a 14-15) y reconoce que la esencia de la metáfora es el establecimiento de relaciones de semejanza (Po. 1459a 7-8).

5. Ps. Diogeniano, Praefatio 2-6:

6. Basilio, Homilia in principium proverbiorum (PG XXXI 388):

7. Cf. García Romero (1999: 220).

8. Apostolio, Praefatio 3:

9. A Kurtz (1961) se debe el registro completo de los proverbios citados por Eustacio de Tesalónica.

10. Thesaurus Graecae Linguae, s.v. : vice praepositionis nonnunquam fungitur, i. valens q. Ad, et accusativum itidem habens. Extatque et ap. Hom. hujus signif. exemplum, cum alibi, tum in illo verso qui proverbiorum numerum auxit, Od. R, [218]: . El léxico de Hesiquio (s. VI) sólo registraba el verso homérico, s.v. , como ejemplo del uso de con valor de, sin hacer alusión a su carácter proverbial.

11. Cf. Lardinois (1997: 228).

12. Catálogo de paroimíai de Odisea: I 43, 64, 267, 350, 369-370, 440; II 181-182, 230, 276-277, 372; III 48, 231, 313-314, 335-336, 480; IV 230, 236-237, 292, 397, 754; V 223-224; VI 188-189, 208, 270-271; VII 51-52, 119-121, 196-198, 216-218, 307; VIII 167-170, 205-206, 208, 299, 329, 492; IX 34, 109, 273-274, 406; X 42, 46, 495; XI 54, 61, 73, 248-250, 330-331, 443; XIV 214-215, 330, 443-445; XV 72-73, 488; XVI 23, 35, 161, 181, 187, 211-212, 288, 294; XVII 18-19, 189, 218, 347, 455; XVIII 100, 149, 287; XIX 43, 163, 547; XX 18, 347, 379; XXI 53, 369, 425; XXII 33, 188, 290, 412; XXIII 103. He elaborado este catálogo a partir de la información relativa a proverbios homéricos que se halla en las colecciones del CPG, de Strömberg (1954) y de Kurtz (1961) y en los escolios a Odisea.

13. Cf. Stickney (1903: 39-40) y Lardinois (1997: 215-216).

14. El estudio de Lardinois (2000), centrado en el lenguaje gnómico de Aquiles, Néstor y Odiseo, llega a la conclusión de que el modo en que emplean las sentencias estos personajes coincide con otras características que se les asignó en la épica. Para coincidir con las conclusiones de Lardinois habría que deteminar, en principio, si hay acuerdo respecto del catálogo de gnomai que sirve de base a su análisis, habida cuenta de que los límites de la gnome no son precisos y de que a esta categoría pueden adscribirse expresiones gnomoides -comparaciones o proposiciones relativas, por ejemplo- que también deberían tenerse en cuenta cuando se estudia el lenguaje gnómico de los personajes. En un artículo anterior sobre el mismo tema Lardinois (1997) establece para Ilíada una lista de ciento cincuenta y cuatro sentencias, entre las que cuenta gnomai auténticas y proposiciones gnomoides, pero no incorpora absolutamente todas las proposiciones gnomoides de Ilíada, de modo que su lista sigue siendo incompleta o, al menos, de un criterio no definido.

15. Lardinois (1997: 233).

16. Cf. Russo (1992) y Tosi (1997).

17. Cf. Grimberg (1983: 48-56).

18. Sexto Empírico, M. VII 116:
(DK 68 B164)

19. Kindstrand (1978: 73) explica esta práctica por el deseo de Platón de conferir a sus diálogos un mayor de grado de autenticidad mediante la inclusión de rasgos propios del lenguaje hablado Howes (1895) identifica ciento veinte citas de Homero en los diálogos de Platón. La cita de Ly. 214a que reproduce la paroimía de Od. 17.218 corresponde al grupo de citas platónicas que, si bien difieren del texto homérico tradicional, aparecen en variantes respaldadas por algunos manuscritos menores, por los escolios o por autores antiguos. Howes considera que las variantes textuales que muestran las citas homéricas de Platón y de Aristóteles obedecen al hecho de que manejaban otras lecturas del texto homérico, independientemente del hecho de que citaran o no de memoria.

20. Howes (1895) identifica ciento veinte citas de Homero en los diálogos de Platón. La cita de Ly. 214a que reproduce la paroimía de Od. 17.218 corresponde al grupo de citas platónicas que, si bien difieren del texto homérico tradicional, aparecen en variantes respaldadas por algunos manuscritos menores, por los escolios o por autores antiguos. Howes considera que las variantes textuales que muestran las citas homéricas de Platón y de Aristóteles obedecen al hecho de que manejaban otras lecturas del texto homérico, independientemente del hecho de que citaran o no de memoria.

21. Sobre los aportes de Aristóteles al estudio de los proverbios, cf. Kindstrand (1978).

22. Sinesio, Calvitii encomium 22, 1-5:

23. Ejemplos de refranes de lenguas modernas que recrean el motivo de la afinidad en la semejanza son, entre otros: "Cada cual gusta de su semejante", "Ogni simile ama il suo simile", "Qui se ressemble, s' assemble", "Like loves like", "Gleich und gleich gessellt sich gern".

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