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Synthesis (La Plata)

versión impresa ISSN 0328-1205

Synthesis (La Plata) v.15  La Plata ene./dic. 2008

 

RESEÑAS

EMILIA FLORES. Esquilo: Aristeia de los ojos en tragedia griega, U.N. San Juan, 2007, 304 pp.

Graciela Noemí Hamamé

Universidad Nacional de La Plata

Fruto de los estudios realizados para la obtención del título de Doctora en Letras, Emilia Flores nos ofrece un exhaustivo análisis del tema del ver en la tragedia de Esquilo, tanto desde el punto de vista sensorial como intelectual. La sincera y seria dedicación al análisis de dicha problemática se ve perfectamente reflejada en una obra que enriquece y fortalece los estudios recientes en torno a la obra del dramaturgo griego.
El trabajo se encuentra precedido por una serie de «Agradecimientos», el Acta de evaluación de Tesis Doctoral a modo de «Prólogo» y un índice detallado que evidencia la cuidada estructura del trabajo. La tesis está compuesta por una «Introducción», un cuerpo principal desplegado en siete capítulos, las «Conclusiones finales», y clausura con una rica y actualizada «Bibliografía» y un «Índice de verbos».
La «Introducción» plantea los objetivos que la investigación pretende demostrar: la importancia del tema de la visión en Esquilo y, a partir de su profundización, la posibilidad de valorar el teatro del dramaturgo desde una nueva perspectiva, no explorada por la crítica hasta el momento. La apreciación del hombre como ser vidente y de la divinidad como fuerza expectante otorgará peculiaridades al cosmos esquileano. Con este conven cimiento, a partir del exhaustivo análisis filológico de la totalidad de la obra del trágico, Flores se propone discernir: 1) la vigencia del pensamiento acerca del ver contemporáneo a Esquilo; 2) la representación de los ideales éticos del autor; 3) la realización de las funciones del ver: función gnóstica o informativa, «háptica» o táctil y lingüística o de relación. Luego del planteo de los propósitos del trabajo, la «Introducción» se centra en la presentación de un estado de la cuestión que parte de lo más general a lo particular. En una perfecta gradación, la estudiosa hace un recorrido por las corrientes críticas que se han ocupado de la tragedia ática (filológica y literaria, antropológica, psicoanalítica, teatral, historicista y sociológica) para incluir los abordajes que las mismas realizaron en torno a la obra del dramaturgo eleusino. A continuación, analiza las investigaciones exis tentes sobre el tema de la visión en Esquilo, a fin de demostrar la importancia que reviste la empresa que nuestra especialista se ha propuesto. La «Introducción» culmina con una síntesis que deja en claro la estructura del trabajo y un último apartado para especificar las abreviaturas que se utilizarán a lo largo de la tesis.
En el capítulo primero, «El ver como capacidad», Flores presenta la vida y la obra de Esquilo. A través de un rápido recorrido por la vida del poeta, extrae acertadamente aquellas situaciones que han marcado su obra y que le sirven a la autora para demostrar la posible conexión entre el pensamiento del trágico y la importancia del tema de la visión para Esquilo y para su época. Resulta sumamente claro e interesante un cuadro de la cronología de la época, en el que se representan gráficamente las concomitancias vitales del poeta con los hombres destacados de su tiempo. Con respecto a la obra de Esquilo, se encuentra a pie de página un pormenorizado comentario del argumento de cada tragedia conservada, con la finalidad de que el lector pueda seguir más fácilmente el camino que nos propone la estudiosa. Una vez puestos de relieve los panoramas físicos y espirituales que los ojos de Esquilo contemplaron a lo largo de su vida, la autora considera que tal vez este sea el punto de partida para explicar la importancia que la capacidad visual tiene para el poeta, tema que ocupará la segunda parte del capítulo. En ella, Flores demuestra que Esquilo se inscribe en la antigua tradición griega que venera la luz y, por lo tanto, asocia la ceguera a la muerte, y la oscuridad al peligro y la desolación. El hombre, poseedor de ojos, se identifica con la naturaleza de lo luminoso en oposición al mundo de la oscuri dad. Esta argumentación, al igual que ocurre en los siguientes capítulos, se apoya en un profundo y riguroso análisis filológico, en el que se destacan los términos que el autor utiliza en sus dramas con igual significación, al servicio de un pensamiento particular. Al final de cada capítulo se transcriben las citas correspondientes a las menciones hechas en los cuadros destinados al análisis léxico. Por otra parte, a pie de página, en todo el trabajo, se encontrarán no solamente referencias que enriquezcan y amplíen la temática, sino también la trascripción completa de las citas de las obras, cuyas traducciones a cargo de la estudiosa figuran en el cuerpo de la tesis. Ambos tipos de notas evidencian, por parte de la investigadora, un fluido manejo tanto de la extensa bibliografía consultada, como de los textos griegos en su idioma original.
El capítulo segundo lleva por título «La mirada informa. Los hombres ven». En este tramo de la nvestigación, estructurado en dos partes, se desarrolla la función gnóstica de la mirada en Esquilo. En la primera sección, Flores trabaja con ideas, para volcarse en la segunda sección al ámbito de las palabras. Parte del análisis del mito de los dones de Prometeo donde destaca una tendencia que marca un itinerario desde el ver sensorial hasta el ver intelectual, es decir, del bíos al lógos . Concluye, al compararlo con otros trágicos de la época, en que Esquilo ha puesto su acento en el carácter visual de la evolución y, por lo tanto, es quien ha seguido la secuencia de la verdadera evolución del cerebro humano. Se vuelve a destacar la correspondencia entre el pensamiento del poeta y la filosofía y la ciencia de su tiempo. En la segunda parte se detiene en el detalle de los verbos utilizados por el dramaturgo para el proceso que va desde el bíos al lógos. Las palabras revelan una y otra vez que ver es también entender. Por lo tanto, las ideas y las palabras hablan en un solo sentido, la visión cumple una primordial función gnóstica. El ojo se constituye en un órgano del conocimiento.
En el capítulo tercero, «La mirada informa. Los dioses ven», Flores evalúa, en primera instancia, la mirada de los dioses, a fin de presentar las características del obrar de Zeus. Los dioses se informan por medio de la visión, al igual que el hombre, pero lo hacen desde una altura que implica fuerza, amplitud, profundidad y vigor. Realizan su actividad en dos áreas primordiales: vigilar y evaluar, a fin de asegurar su objetivo, el triunfo de la justicia. Por su parte, el hombre consciente de sus limitaciones, aunque no puede ver ni contemplar los planes de la divinidad con claridad, percibe la presencia superior, la cual lo observa y lo levanta en momentos de preocupación.
En «La mirada toca», la estudiosa analiza, en un primer momento, la concepción griega de la mirada que toca, « háptica », que toca afectivamente al que mira y es mirado. El ojo resulta el centro afectivo e indicador del estado emotivo del que mira. Flores observa que de él salen y llegan a la mente imágenes capaces de afectar todo el ser. La mirada jamás es neutral ya que proviene de un sujeto a quien le es imposible no dirigirla con algún interés propio. Por lo tanto, el acto de ver se evidencia como esencialmente humano, se involucra la totalidad del ser del hombre.
El capítulo quinto, «La mirada habla», demuestra que en Esquilo se encuentra vigente el concepto de mirada lingüística, a partir del recorrido de tres áreas: el paralenguaje visual de los ojos; los mensajes afectivos expresados por los ojos, párpados y lágrimas; y la lectura que de ellos puede efectuarse. El estudio destaca fuertemente la relación marcada por la lengua entre el ver y el decir. De aquí que la investigadora considere que, para Esquilo, el ojo entra en el ámbito de la comunicación, de la lengua.
El capítulo sexto lleva por título «La percepción visual». Aquí Flores se detiene en el concepto de percepción visual en Esquilo y lo relaciona con las teorías ópticas de su tiempo. Luego se adentra en el estudio del tema de la percepción de la luz, para concluir con referencias a la percepción en sueños y visiones. El concepto de visión propio de Esquilo aparece en este capítulo como la salida del rayo del ojo y la recepción de los rayos provenientes desde el exterior, concepto que integra al dramaturgo a las ideas que imperaban en su tiempo acerca de la percepción visual.
En el último capítulo, «Los ojos», el eje temático es el ojo. El capítulo se estructura en dos partes que se concentrarán en el valor del ojo a partir del análisis del lenguaje poético, y en una caracterización de los diferentes héroes de Esquilo desde la perspectiva de los rasgos de su mirada, respectivamente. Aquí Flores demuestra cómo el poeta concreta, a través de las figuras literarias su apreciación del ojo. En segundo término, argumenta que «el itinerario de los ojos es un testimonio de las peregrinaciones del alma», si quedan atrapados en la inmediatez de la apariencia se vuelven incapaces de elevarse a fin de vislumbrar la verdad, como Prometeo y Etéocles. En caso contrario, logran una fortaleza admirable. Tal es el ejemplo de Orestes y Pelasgo. Finalmente, la mirada cautiva, como las de Ío y Casandra, demuestran diferentes actitudes frente a la voluntad divina, pero están igualmente imposibilitadas de aprehenderla. Las Oceánides, por su parte, patentizan la atracción irresistible del festín visual .
En las «Conclusiones», la investigadora reconcentra los resultados parciales de cada capítulo y los relaciona de modo de confirmar la demostración de los objetivos propuestos en la «Introducción». Nada ha quedado librado al azar. Cada una de las expectativas y de los interrogantes propuestos en el comienzo del estudio se encuentran más que confirmados.
«La calidad de la labor realizada reside fundamentalmente en el aporte significa tivo tanto para una mejor comprensión de la obra de Esquilo como para advertir en qué medida perviven en la posmodernidad las categorías del pensamiento y de la literatura clásica», afirma el Acta de evaluación de Tesis Doctoral. Nosotros agregamos que la calidez que distingue a la autora, como así también la pasión que ha demostrado por la obra del trágico de Eleusis, afloran conjuntamente en un trabajo que nos invita a abando narnos al disfrute del teatro de uno de los grandes creadores y pensadores de la literatura universal.

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