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Synthesis (La Plata)

versão impressa ISSN 0328-1205

Synthesis (La Plata) vol.21  La Plata dez. 2014

 

RESEÑAS

Andreas Markantonatos (Ed.) Brill's Companion to Sophocles, Brill, Leiden, Boston, 2012, xxii + 737 pp.

María Inés Saravia de Grossi

Universidad Nacional de La Plata

Este manual ha sido editado por Markantonatos, profesor de la Universidad de Atenas, cuyos libros (Tragic Narrative. A Narratological Study of Sophocles' Oedipus at Colonus, 2002 y Oedipus at Colonus: Sophocles, Athens, and the World, 2007) resultan interesantes por el estudio narratológico que aplica en las tragedias y a quien, según Lamari (2010) Narrative, Intertext, and Space in Euripides' 'Phoenissae', ha seguido en sus pautas metodológicas por brindarle fundamentos teóricos sólidos.

Como es de rigor, el índice presenta en primer lugar los agradecimientos, la lista de abreviaturas, de ilustraciones y de los autores que materializaron este volumen dedicado a Sófocles. Markantonatos, en la Introducción: "Sophocles and his Critics", advierte que, a pesar de la vastísima bibliografía que ha aparecido en la última década sobre el dramaturgo, este libro trata de recorrer los diversos aspectos que la crítica del autor trágico estudia, desde enfoques estrictamente filológicos hasta aquellos que se dedican a lo interdisciplinario. Los treinta y dos especialistas proveen una opinión autorizada para aquellos tópicos que acaso requieran analizarse con hondura.

Markantonatos repasa el recorrido de los textos y afirma que el siglo XIX cambió, definitivamente, el rumbo de los estudios sobre Sófocles con las ediciones de Campbell (1879 y 1881) y Jebb (entre la última década del S. XIX y primeros años del S. XX). Ambos se ocuparon del análisis e interpretación de los temas, argumentos y caracteres. Más tarde surgió Thycho von Wilamowitz-Moellendorff que delineó un rumbo que exploró las estructuras dramáticas. Uno y otro método se volvieron piedras fundacionales.

En décadas posteriores se tuvo en cuenta el contexto y eso produjo resultados alentadores. Markantonatos elige a dos estudiosos de mediados de S. XX como los más representativos, aunque de suyo la selección se vuelve una tarea difícil: Cecil Bowra y Bernard Knox. Ambos enfatizan la emotividad que despiertan las obras y las sutilezas intelectuales que se descubren en cada lectura. Otros críticos como Webster, Kitto, Whitman y Kirkwood debaten las obras con la consideración que establece la diferencia entre los actos y el motivo y los problemas y disputas en la democracia ateniense, que se observa sobre todo en las consideraciones de honor y lealtad al estado. En esta línea incluye además de los anteriores a Perrota, Untersteiner, Waldock Maddalena, Musurillo. En mi opinión faltan nombres como Diller, Lesky y Schadewaldt.

En la Segunda Guerra Mundial, los mitos griegos tuvieron una presencia determinante como un modo de proporcionar algún grado de cohesión a las personas y las sociedades y como un modo de contrarrestar las atrocidades de aquellos años. El público observó con simpatía a las víctimas inocentes de las obras trágicas y se sintió identificado.

Ya en las décadas de los años '70 y los '80 la escuela francesa de Jean Pierre Vernant y de Pierre Vidal-Naquet influyó en Europa y América. Ellos proponen que en cada drama se presenta un conflicto para el ciudadano del S. V, que la tragedia proyecta el poder democrático y los deberes que implica ese proceder de la vida cívica. De este modo el teatro griego se convierte en un medium importante de indagación social que permite libertad de pensamiento, y que abre nuevas confluencias para comprender la Asamblea ateniense y las cortes judiciales. Aparecen los nombres de Froma Zeitlin, Charles Segal y Simon Goldhill como los críticos ingleses y norteamericanos que aportaron invalorables trabajos de los textos trágicos.

En las últimas décadas del S. XX, los estudios se inclinaron a la consideración del contexto político. Los primeros nombres citan a William Blake Tyrrel y Larry J. Bennett y Antígona, sin duda, tuvo mucho que decir acerca de la democracia ateniense y las complejas contradicciones a resolver. A su vez, en la disciplina tradicional de los clasicistas, tuvo injerencia, en tiempos no muy lejanos, el viejo y nuevo historicismo y las teorías de la recepción, por medio de los cuales no sólo se vuelve posible estudiar qué nos dicen los textos sino qué sociedad los produjo. Cada obra lleva la impronta de aquel contexto social del que surge y lo trasciende. Uno de los nombres representativos de esta "antropología literaria" corresponde a Wolfgang Iser, precisamente el fundador de la Escuela de Constanza, junto con Jauss.

Nuevamente surge el nombre de Antígona, como un modo de investigar acerca de las bodas y los funerales como ritos y que incumben a la audiencia ateniense y no ateniense. Los investigadores reconocidos por estos temas se llaman Richard Seaford y Rush Rehm, quienes siguen los lineamientos de Zeitlin y Segal. Ellos estudian cómo Sófocles integró estos motivos en las tramas, enfatizando los rituales corruptos. Esta óptica acercaría a dichos críticos a lo que Michail Bakhtin llama "dialogismo", ya que el conflicto trágico tiene la propiedad de internalizar la presencia del "otro". Por tanto surgen vínculos entre la literatura y la cultura de un período. Deconstrucción, crítica psicoanalítica, teorías feministas, narratología y demás se potencian en los textos dramáticos y las obras se vuelven una red intrincada de narrativas. En esta modalidad de análisis, Markantonatos cita a de Jong, Sullivan, Heath, Bushnell y muchos otros. En mi opinión, falta mencionar a Blundell, cuya introducción a Antígona en la edición de Pat Easterling (2004) se destaca impecable, además este estudioso fue muy gratamente conocido por su libro Helping Friends and Harming Enemies, 1991.

El último aspecto que falta mencionar trata sobre la historia de las performances de las obras, que va de la mano con la teoría de la recepción y juntas entretejen sentidos que ayudan a aclarar los textos sofócleos.

A continuación, repasamos las ocho partes en las que se divide el libro:

I: "The Poet and his Work". Se analizan las siete obras en cada uno de los capítulos, más una suerte de introducción: "Biography", escrita por William Blake Tyrrell. Los demás expertos como Guido Avezzù, P. J. Finglass, E.M. Griffiths, Josh Beer, David Carter, Bruce Heiden, Poulcheria Kyriakou y Jon Hesk se ocupan de cada una de las obras. El estudio de fragmentos y obras perdidas completan este primer tramo–por Alan H. Sommerstein, cuya tabla de títulos y argumentos resulta sumamente práctica e instructiva- y el análisis de las obras satíricas de Sófocles es realizado por Bernd Seidensticker, quien también presenta una lista de las posibles obras satíricas de Sófocles.

II: "Sophoclean Intertextuality". Dos estudiosos: Davidson y Dunn ("The Homer of Tragedy: Epic Sources and Models in Sophocles" y "Dynamic Allusion in Sophocles", respectivamente) se ocupan de este segmento.

III: "Sophocles The Innovator: Music, Language, Narrative". Aquí intervienen cuatro estudiosos: Power, Battezzato, Worman y Marantonatos.

IV: "Image and Performance" contiene dos artículos: "(Mis)Representations of Sophocles' Plays?" de Jocelyn Penny Small y "Sophoclean Choruses" de Rachel Kitzinger.

V: "Religion, History, and Politics. Cuatro autores se abocan al desarrollo: Rush Rehm "Ritual in Sophocles", Jon D. Mikalson: "Gods and Heroes in Sophocles". Sarah Ferrario continúa con "Political Tragedy: Sophocles and Athenian History" y concluye Kurt A. Raaflaub con "Sophocles and Political Thought".

VI: "Sophoclean Anthropology: Status and Gender". En esta sessión intervienen Judith Mossman: "Women's Voices in Sophocles" y Bernhard Zimmermann con "Minor Characters in Sophocles".

VII: "Instructing the Polis: Education, Philosophy, Irony" comprende a tres estudiosos de Sófocles como Justina Gregory: "Sophocles and education", Emily Wilson: "Sophocles and Philosophy" y Michael Lloyd: "Sophocles the Ironist" .

VIII: "Ancients and Moderns: The Reception of Sophocles". En esta última sesión, Matthew Wright escribe "The Reception of Sophocles in Antiquity" y Michael J. Anderson: "The Influence of Sophocles on Modern Literature and the Arts". Luego siguen "Men as They Ought to Be": Sophocles in Translation, por J. Michael Walton y cierra el libro el artículo de Marianne McDonald: "Sophocles Made New: Modern Performances".

En todos los artículos hay que reconocer que los estudiosos se preocupan por plasmar títulos atractivos para su lectura.Los nombres de los autores confirman la excelencia y rigurosidad de los artículos que se explayan en este companion. Finalmente constan la Bibliografía vastísima, un Index de temas e Index de los pasajes principales de las obras de Sófocles.

El libro deja constancia de opiniones autorizadas y, a la vez, procura amenizar o hacer accesible el sentido opaco de ciertos pasajes de las obras que ofrecen controversias. Algunos autores participan de los dos manuales, como P. J. Finglass, John Davidson, Francis Dunn, Rachel Kitzinger, Nancy Worman, y Emily Wilson. Ninguno de ellos se reitera en sus tesis, una prueba fehaciente del caudal frondoso de interpretaciones y lecturas que aguardan silenciosas en el corpus del autor trágico.

Corresponde preguntarnos qué notas predominan en las críticas novedosas del autor trágico del S. V. a. C, tal que todavía suscita semejante estudio especializado e interdisciplinario. Uno de ellos se ve en la dedicación a la teatralidad de Sófocles, muchos atienden a las performances modernas y antiguas, la plasticidad o versatilidad que los relatos míticos plasmados en un anfiteatro otorgan para nuevas representaciones.

Si en un año, 2012, aparecen dos manuales sobre el autor, significa que Sófocles continúa interpelándonos desde sus obras con vigor en su metafórica poesía dramática, acerca de su propia realidad y de la nuestra. Los dilemas de su época permanecen en sus páginas. ¿Quién duda que los cadáveres, más allá de las fronteras de Tebas en Antígona, exhibieron a aquellos que quedaban a la intemperie en la expansión del imperio? ¿O que la peste que embarga a los personajes de Edipo Rey tiene su correlato con aquella del año 430 a.C.? ¿Acaso Áyax y Filoctetes no hablan en un lenguaje secundario de la corrosión que produce la guerra, y que los mejores hombres se vean degradados o desplazados? ¿O que las mujeres tengan que sobrellevar, en soledad, la ausencia de los hombres, como en Electra?

Otro aspecto interesante de señalar se centra en la importancia que adquieren la recepción y las versiones modernas de las puestas teatrales. ¿Tal vez como una respuesta rebelde hacia Aristóteles, que en Poética consideró el espectáculo como el aspecto menos significativo? Sin duda, la riqueza conceptual del teatro del autor, que trasciende los siglos, permite la diversidad de manifestaciones estéticas basadas en sus diseños y conceptos.

Este abanico de temas evidencia que todavía hoy podríamos formular más índices de manuales y examinar inesperadas sutilezas acerca de la dramaturgia de Sófocles ¿Podemos afirmar que un companion resulta mejor que el otro? Todos los críticos han escrito vastamente sobre el autor trágico, los hemos leído y discutido en artículos y libros. Esperamos un tercero sobre Sófocles, los dos que salieron en 2012 no hacen sino promover nuevas indagaciones y aristas curiosas en la obra de un autor comprometido con su época y las vicisitudes de los seres humanos.

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