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Revista de la Sociedad Entomológica Argentina

versión impresa ISSN 0373-5680versión On-line ISSN 1851-7471

Rev. Soc. Entomol. Argent. v.66 n.3-4 Mendoza ago./dic. 2007

 

Dr. Axel O. Bachmann

Oliva, Adriana

Museo Argentino de Ciencias Naturales. Av. A. Gallardo 470. C1405DJR Buenos Aires. ARGENTINA

Si uno desea escribir un artículo largo, sesudo, cargado de información relevante sobre el tema de la entomología y su enseñanza a nivel universitario y sobre muchas cosas más, no puede elegir mejor tema que la biografía del Dr Axel O. Bachmann.
La dificultad está en que este artículo va a ser leído por el Dr Bachmann.
-¿Y con eso qué?- pregunta el Lector Desprevenido. -El artículo largo y sesudo no va a ser en tono de crítica, me imagino. ¡Acabo de espiar dos páginas más adelante y la bibliografía del Dr Bachmann, por sí sola, ya es impresionante!
-Justamente, Lector Desprevenido. Al Dr Bachmann no le gusta que hablen de él aunque sea para elogiarlo.
-¡Vamos! ¡No será para tanto!
¿Cómo le explica uno al Lector Desprevenido que sí es para tanto? Muy bien, no hablemos del Dr. Bachmann. Hablemos de esa masa fluctuante de estudiantes de Biología, que parte del tiempo está en movimiento y parte del tiempo está asentada en el interior de las aulas, con defensa territorial del asiento. Hablemos de la sub-masa, si se me permite la expresión, de estudiantes (sin distinción de sexos) con el carácter diagnóstico de llevar frasquitos en la mano y emitir señales sonoras que suenan como «Doctooor...»
-¿Frasquitos?- interviene otra vez el Lector Desprevenido. -¿Cómo frasquitos?
-Frasquitos que contienen bichos. Bueno: organismos, o... cosas. Todos le hemos llevado al Dr. Bachmann un frasquito con algo que no alcanzábamos a identificar. «El Doc» siempre sabe qué es «la cosa», sobre todo si «la cosa» estaba en agua dulce. Insectos, peces, moluscos, anélidos, plantas vasculares, hepáticas, algas, mazacote informe al pie de una mata de junco... «El Doc» sabe qué es, lo ha observado en sus cacerías de insectos acuáticos y tiene alguna anécdota interesante para contar al respecto.
Hablemos de esa otra masa formada por los estudiantes de la asignatura Entomología. No es que las clases de Entomología sean masivas, todo lo contrario. Pero año tras año tras año, se junta en el cuarto piso de la Facu (FCEN-UBA) un grupito de gente apasionada por el tema. Está bien, también está el curso de Nomenclatura Zoológica, que el Dr. Bachmann dictó solo por muchos años. Pero Nomenclatura no da la oportunidad para hacer cosas raras. En cambio, después de varias horas de Entomología, uno empieza a decir y hacer cosas muy naturales en esa clase, pero no fuera de allí. Por ejemplo, hay un gran nido de camoatí colgado del techo del laboratorio. No podía faltar ¿verdad?, pero cuando yo cursé Entomología el nido era reciente. Una noche empezaron a emerger Mantispidae, que habían estado parasitando las larvas de las finadas avispas, y los entomologuitos nos pusimos a cazarlas.
-De manera que hay una masa de alumnos con frasquitos a la entrada del aula y una masa de estudiantes de la asignatura Entomología, encerrados en el laboratorio correspondiente. Por lo menos el pobre Dr. Bachmann podrá salir a respirar en el pasillo.
-En realidad, en el pasillo aparecen los graduados que pueden tener una de dos importantes razones para hacerle leer su tesis al Dr. Bachmann: porque la tesis es sobre Entomología o porque la tesis no es sobre Entomología. Si la tesis es sobre un tema entomológico, el Dr Bachmann es un referente ineludible cuando no es el director. Si la tesis es sobre cualquier grupo zoológico que no sean insectos, es probable que no haya tres especialistas además del director de tesis. ¿Quién puede evaluar una tesis sobre ese tema? Ya sé, pregúntele al Dr. Bachmann.

-Es decir -interviene de nuevo el Lector Desprevenido- que una tercera masa formada por graduados demora al Dr. Bachmann en su desplazamiento por los pasillos de la facultad. Algo así como un espesante de medio. El fenómeno parece interesante.
-Es lo que digo. Esto no es un artículo sobre el Dr. Bachmann. Aquí se trata de las tendencias de comportamiento de los estudiantes y los graduados, de los relucientes coleópteros que surcan las aguas dulces de la Argentina y las siniestras chinches que se arrastran por sus fondos barrosos, de plantas halófilas, de cómo improvisar líquido de frenos en la mitad de la nada y de la tribu de los Sanapaná.
-¡Ahora metió en esto a los Sanapaná, como si tuvieran pocos problemas! ¿Y no viven en el Paraguay?
-Precisamente. A todos los que hemos curioseado en las colecciones de Coleoptera acuáticos del Museo, nos ha llamado la atención la especie Tropisternus sanapana Bachmann. Cuando le pregunté qué significaba el nombre, el Dr. Bachmann respondió explicándome que había dedicado esa especie paraguaya a la tribu de los Sanapaná: «Gente macanuda.» -Pero para describir la especie, el Dr. Bachmann tuvo que obtener el material.
-A eso voy. Allá por los años sesenta, la localidad de Vallemí sobre el Alto Paraguay, no era un lugar populoso. Eso sí, había gente interesante. Imagínese una fábrica de cemento funcionando noche y día, con tres químicos haciendo el control constante del producto en tres turnos de ocho horas cada uno.
-Ocho horas de trabajo, ocho horas de sueño... ¿y el tiempo libre? No debían tener muchas diversiones, en los años sesenta.
-Uno de los tres tenía la afición de coleccionar insectos acuáticos.
-Ahora empezamos a entrar en tema. ¡Un momento! ¿Quiere decir que el joven químico en Paraguay era...

-...el futuro Doctor Axel Bachmann. Doctor en Ciencias Biológicas, pero Licenciado en Química. Aunque cuando se fue a Paraguay todavía no había terminado la carrera.
-Bueno, es original. Y supongo que allí es donde fue improvisado el líquido para frenos
-Para algo se es químico ¿no?
-Pero de un químico que colecciona insectos acuáticos, al autor de una impresionante lista de trabajos de sistemática hay una diferencia considerable.
-Aquí tuvo que ver el doctor De Carlo, «De Carlo viejo», como le decían en el ambiente, porque tenía un sobrino que estuvo durante años al frente de la cátedra de Histología animal, siempre en la FCEN. De Carlo (tío) fue quien introdujo al joven químico en el campo de los insectos acuáticos. Cuando uno considera que entre los Heteroptera acuáticos se encuentran chinches cazadoras de hasta once centímetros de longitud, con patas anteriores raptatorias y un pico que puede perforar la piel humana...
-Ya veo. Quién se resiste a unos animalitos tan adorables. Así que el futuro Dr. Bachmann se dedicó a los Heteroptera acuáticos.
-Antes de eso anduvo investigando en otros temas de trabajo, como se puede ver por la lista bibliográfica, pero...
-No me lo diga. Los otros temas habían sido deslumbramientos pasajeros; los Heteroptera eran en serio.
-Para un Lector Desprevenido, es usted muy perspicaz.
-Antes de que usted me mate a disgustos, quiero saber una cosa: ¿cuál fue el tema de tesis del Dr Bachmann?
-Las Corixidae de la Argentina. Como quizás recuerde, las Corixidae son una familia de pequeñas chinches de agua basureras, con patas anteriores que parecen cucharas, patas medias finas y con uñas que usan como anclas y patas posteriores en forma de remo.
-Si no me acordaba de ellas antes, ahora puede jurar que jamás las olvidaré. ¡Remos! ¡Anclas! ¡Cucharas! Pero, hablando en serio, qué raro que un químico no haya hecho una tesis sobre un tema más, más...
-¿Un tema como los problemas físicos que tienen que resolver los insectos patinadores, como las Gerridae que se deslizan por encima del agua?
-Ahí está, ese es un tema que uno esperaría de alguien con esa formación.
-Ese fue el tema que eligió, pero no lo pudo desarrollar. Y no por el problema del instrumental, como se podría pensar. No pudo identificar con certeza su material de trabajo, las chinches patinadoras. La Taxonomía de las Gerridae de la Argentina no estaba aclarada, y tampoco la de las Corixidae, y tampoco...
-Basta, basta, le creo. Así que optó por hacer su tesis sobre Taxonomía de Corixidae. Pero veo que después continuó trabajando en Taxonomía.
-Ah, sí, la Taxonomía es como el maní salado, cuando uno empieza no para. Pero para estudiar insectos acuáticos hay que colectarlos. Y ahora viene lo bueno. ¿Cómo? ¿Procedimientos legales si hablo de tu espectacular caída en el barro? Qué colegas estos. Como si yo no me hubiera caído en el barro también. Y en el agua de zanja. Y en el agua de inundación del río.
Si en los pasillos de la Facultad «El Doc» se desplaza lentamente, en el campo camina a paso vivo por un pajonal que le daría depresión a un yaguareté un poco nervioso. Jamás tropieza, jamás resbala, y de tanto en tanto pregunta: «¿Van bien, chicos?» Y los chicos contestan que sí por puro amor propio, porque en realidad estuvieron metiendo la pata (en el más literal de los sentidos), en cuanto charco o zanja ofrecía el paisaje nativo. Hay que elegir entre mirar dónde se pone el pie o prestar atención a lo que señala «El Doc». Siempre interesado en aprender cosas nuevas, espera lo mismo de quienes lo rodean. Una de sus frases favoritas es: «¡A ver si sabe lo que es esto!» Ya puede uno imaginarse la clase de monstruo que es «esto».
«Hum... parece una planta halófila», arriesga el estudiante. «Es una planta halófila, «¿Aquí? ¿En el delta?» Claro, en el delta del Paraná hay depósitos salinos, de las transgresiones marinas del Terciario. Es una de esas cosas que uno «vio» en Geología. Pero qué diferencia entre «verlo» en el aula o verlo de veras en el campo.
-En resumidas cuentas, a usted le pidieron un artículo sobre el Dr. Bachmann y me ha estado paseando por las plantas halófilas, las chinches de agua, el camión que no tenía líquido de frenos, los frasquitos de los estudiantes, los estudiantes de los frasquitos... ¡Tengo un dolor de cabeza! Yo tengo un dolor de cabeza, usted tenía una planta halófila, la mata de junco tiene una concreción calcárea en la base, nosotros hablamos del Dr. De Carlo, ustedes querían estudiar Entomología, ellos tuvieron una especie dedicada a su tribu. ¿Donde está el doctor Axel O. Bachmann?
-Lo pararon en el pasillo, mi estimado Lector Desprevenido. Creo que le querían preguntar algo. Y cuando llegue, nos va a preguntar: «¡A ver si sabe qué es esto!»

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