OBITUARIO

Dra. Alba Graciela Papeschi 16-III-1958 - 3-XII-2009

María José Bressa

Departamento de Ecología, Genética y Evolución Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires Argentina

Fotografía tomada el 22 de marzo de 2009

En la tarde del tres de diciembre de 2009, la Citogenética de Artrópodos ha quedado un poquito más huérfana. En esa tarde del incipiente verano, se fue una de nuestras mejores citogenetistas, la Dra. Alba Graciela Papeschi, quien nos ha dejado luego de años de grandes sufrimientos llevados con notable entereza, extraordinario coraje y profunda serenidad.
Es difícil despedir a una gran Directora y Maestra, aún más doloroso a una entrañable amiga y compañera de vida, proyectos e innumerables viajes; mas hacerlo otorga la posibilidad de rescatar algunas cosas que jamás desaparecen con la ausencia.
Tenía tan sólo once años más que yo, y aunque nunca es pronto para partir de esta vida terrenal y emprender ese nuevo camino, sus cincuenta y un años saben a poco para una mujer, madre, amiga y citogenetista con espíritu tenaz y perseverante, conducta disciplinada y mente brillante y creativa, que tenía proyectos presentes y futuros, sueños cumplidos y por cumplir, deseos férreos de progreso permanente y, por sobre todo, unas ganas inmensas de vivir, luchar y crecer.
Alba nació en la ciudad de Buenos Aires el 16 de marzo de 1958 y cursó sus estudios universitarios en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó como Doctor en Ciencias Biológicas en marzo de 1992 y Profesor de Enseñanza Media y Superior, en marzo de 2003. Su temprana vocación por la docencia y la investigación, así como su excelente formación, le permitieron desarrollar toda su carrera en esa alta casa de estudios, desempeñándose a lo largo de su trayectoria en los distintos cargos docentes del escalafón, desde Ayudante de Segunda hasta Profesor Adjunto en el Área Genética y Evolución. En sus veintisiete años de labor docente (1982-2009), mostró su esencia pragmática y esmero digno de quien siempre buscó superarse día a día, con el deseo de prodigarse a sus alumnos y discípulos sin escatimar esfuerzos; muestra de ello son las generaciones de alumnos de grado y post-grado que recuerdan con agradecimiento sus legendarias clases teóricas, explicadas con precisión, profundidad e idoneidad sobre Cromosomas holocinéticos, Mecanismos de determinación del sexo y cromosomas sexuales, Compensación de dosis génica, Cromatina y cromosomas y División celular, así como su continua formación de recursoshumanos, actividad que tanto le gustaba y emprendía con sublime responsabilidad, dedicación y pasión.
Su fructífera labor de investigación se plasmó no sólo en más de medio centenar de artículos científicos en Citogenética de Artrópodos, especialmente en varias familias de Hemiptera, Hymenoptera, Diptera, Phthiraptera, Odonata, Arachnida y Crustacea, sino también en los diversos aportes y contribuciones que realizó en el área de Docencia y Genética Toxicológica. Asimismo, participó y dirigió numerosos proyectos de investigación a nivel nacional como internacional, uno de los más importantes fue el Proyecto de Investigación Conjunta firmado entre el CONICET de la República Argentina y la CSAV de República Checa, dirigido en forma conjunta con el Dr. Frantisek Marec del Departamento de Genética del Instituto de Entomología ASCR.
No dejó nunca de trabajar e investigar, estaba tan acostumbrada a su diaria presencia, que aún hoy, después de unos pocos meses de su partida, es difícil pararse frente a su escritorio sin poder disfrutar de las cotidianas charlas matutinas sobre el acontecer de la vida familiar, el último artículo científico publicado o las novedades de nuestro Departamento.
Su lucha diaria, su capacidad para conformar nuestro grupo de investigación, el estar siempre dispuesta y comprometida a emprender nuevos caminos, a escuchar como pocos lo hacían, a trabajar denodadamente y a enseñarnos que las grandes personas discuten ideas, causaron mi admiración y la de sus discípulos, nos dejó una profunda e imborrable huella de afecto, humanidad, entrega, sencillez, generosidad, responsabilidad, interés por el conocimiento y temple. Qué difícil es escribir estas palabras sin que me invada la emoción, un hondo pesar y dolor, un poco de incomprensión por no poder seguir compartiendo más ratos de los que tanto disfrutábamos en los eventos académicos y en la vida cotidiana; disfrutando sus enseñanzas o tan sólo de su altiva presencia. Se ha ido alguien que nos deja un ejemplo inequívoco de cómo hay que vivir la vida y de saber poner por encima de todas las diferencias el respeto, la comprensión y el afecto. Un millón de palabras no pueden hacer que vuelva, pero a lo largo de su vida sembró sentimientos nobles, puros y sinceros, que ahora recoge el inmenso afecto, cariño y admiración que todos le tenemos, y que nos ayudará a llenar poco a poco el vacío que nos deja.